Mi médica de familia, una excelente profesional de la salud y aún mejor persona, si esto es posible, me manda la carta que ella y su marido le escribieron a los profesores de su hijo pequeño cuando éste acabó la enseñanza primaria. Reproduzco a continuación el texto:
“El menor de nuestros hijos ha completado su etapa escolar y, por ello, queremos haceros llegar esta carta que quiere ser a la vez de despedida y agradecimiento.
Durante todos estos años han recibido el mejor regalo que jamás obtendrán en la vida, aunque ellos aun no lo saben. Lo que han aprendido durante este tiempo de vosotros es la base del resto de todo su conocimiento, y no nos referimos solo al académico porque “saber” es necesario para ¡tantas cosas!…
En adelante, cada vez que lean el periódico, obtengan el carnet de conducir, mantengan una conversación, comprendan una película o hablen en público, estarán aplicando sin saberlo, todo lo que les habéis enseñado; ese tesoro compuesto de cosas necesarias como leer, resolver problemas, escribir, conocer el curso de los ríos, pensar, preguntar, saber los estados de la materia, hablar correctamente, conocer los números naturales, responder, dominar las reglas gramaticales, estarse quieto, mejorar, ser diferentes, saber qué es un pentagrama, perder, criticar entender en inglés, tolerar, expresar ideas y, sobre todo, tenerlas…
Gracias a todos y a todas y especialmente a… (aquí aparece el nombre de ocho profesores y seis profesoras).
Intentaremos que ellos mantengan las ilusión de aprender como vosotros mantenéis la ilusión de enseñar.
Un abrazo”.
Ojalá hubiese muchos padres y madres así. Personas conscientes de la importancia de la educación y sensibles respecto a la importancia de la tarea de quienes dedican su vida a la enseñanza. La tarea de la familia es decisiva.
Fuente: Miguel Ángel Santos Guerra.
http://blogs.opinionmalaga.com/eladarve/2015/01/10/gracias-por-ensenarme/
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