sábado, 27 de enero de 2018

_- Macron y el momento de Hegel. Carrère ha trazado un agudo retrato del primer presidente culto de Francia en mucho tiempo.

_- Cuenta Emmanuel Carrère que, en relación con la Unión Europea, Macron quiere situarse en la línea de los visionarios y no de los gestores, de los filósofos y no de los burócratas. En Atenas, este septiembre, en la colina de Pnyx, alcanzó este punto alto de su oratoria: “Miren el tiempo que vivimos: es el momento del que hablaba Hegel, el momento en que la noche cae y donde la lechuza de Minerva levanta el vuelo”.

Macron, primer presidente culto de Francia en mucho tiempo, habló al atardecer con la Acrópolis al fondo. Era esencial ir a Atenas, dijo, porque significaba regresar a las fuentes para hablar de la democracia. Habló en la misma colina de los oradores en la que, sesenta años antes, Malraux pronunciara un discurso memorable. Y estuvo a la altura de las circunstancias, aunque la cita de Hegel quizás sobrevaloró la cultura filosófica de sus oyentes, porque no explicó la metáfora: Minerva es la diosa de la sabiduría, la lechuza su atributo y esta lechuza, decía Hegel, espera la noche para sobrevolar el gran campo de batalla de la historia. Dicho de otro modo, la filosofía llega después de la acción y con cierto retraso. Sí explicó, en cambio, Macron que la lechuza trae la sabiduría, aunque siempre mira hacia atrás “porque es más fácil y tranquilizador mirar lo que tenemos, lo que conocemos, más que lo desconocido...”.

El agudo retrato que de él ha realizado Carrère en Una semana con Macron es una nueva demostración del talento del autor de Limonov, al servicio en esta ocasión de la búsqueda de las virtudes y contradicciones de un político brillante que por ahora parece distinto de los demás. Su retrato de Macron es la clase de documento periodístico-literario que tantas veces se echa a faltar en la prensa internacional. Carrère, por cierto, escribe sin los prejuicios tan corrientes entre nosotros a la hora de abordar a una personalidad de posible genio; prejuicios que aumentan si para colmo percibimos que no es exactamente uno de esos perdedores de poca monta que tanto nos agradan. No sé, pero es como si no pudiéramos acercarnos a analizar el brillo o la inteligencia y solo pudiéramos especializarnos en aquellas “pasiones tristes” que despertaban tanto desdén en Spinoza: la amargura, el resentimiento, el derrotismo: esas pasiones a las que alguien como Macron no parece, por el momento, proclive precisamente.

Para la Unión Europea, para ese “último bastión” como la llama Marías, podría resultar crucial, cuando tantos y tan diferentes monstruos la quieren borrar del mapa, que aún queden gentes con arrestos como Macron que piensen que en algún momento Minerva levantará el vuelo y sabrá recordarnos que, a pesar de que no paramos de retroceder hacia lo irracional, el fin último de la historia es un fin universal y conduce al desarrollo pleno del saber. No nos queda otra salida que reencontrar la constancia de la razón y buscar con fuerza un renacimiento de Europa. Ha llegado el momento del coraje y de la sensatez y de tomar decisiones que encaucen el gran camino de la Unión.

https://elpais.com/cultura/2018/01/08/actualidad/1515406833_442352.html

P.D.:
Europa, la UE, tiene un sistema monetario que ayuda a los grandes, y en concreto, a Alemania. La UE no coordina ni intenta unificar los impuestos, ni los salarios. La desigualdad es enorme entre unos países y otros. Y en vez de intentar acortar esas diferencias con políticas que ayuden, vemos todo lo contrario, a Grecia, se le está maltratando injusta e impunemente. De hecho la UE funciona como un gran mercado para los negocios de los poderosos. El R.U. ha votado separarse, mientras que ingresan países del Este con unas economías destrozadas, arrasadas, en quiebra, condiciones que facilitan adueñarse de ella a los mismos países poderosos que dominan la economía y la política de la UE. Los derechos sociales y laborales siguen disminuyendo, las desigualdades y la pobreza sigue aumentando. En ese contexto es donde crece la extrema derecha y gobierna ya en Polonia, Hungría, algunas antiguas regiones del Baltico y en Ucrania con ayuda de occidente.

En esas condiciones tan poco esperanzadoras, vemos caer la noche, sí, pero Minerva no aparece y la lechuza de la sabiduría no levanta el vuelo. Los que levantan el vuelo son aviones supersónicos porque parece que no podemos fiarnos de Rusia y en vez se construir puentes y diálogos para mejorar las relaciones de vecinos, aumentamos el gasto militar atribuyendo a otros su necesidad y no sólo eso sino que bombardeamos países como Irak, Siria, Libia, Afganistán, haciendo la guerra sin declararla, o sea ilegalmente, y destrozamos sus ciudades matando a sus habitantes impunemente bajo el increíble pretexto de imponer a sangre y fuego nuestra "democracia".

Que un presidente francés, antiguo miembro del gobierno socialista, sea culto (*) no sirve de nada de cara a los grandes problemas pendientes. Esa sabiduría es una forma más de camuflar sus verdaderos objetivos y disfrazar su política antipopular. Al contrario, por lo que anuncia, viene a implantar en Francia más neoliberalismo, es decir a desmontar la normativa de protección social y laboral construida desde la II G M a base de luchas de los trabajadores, su objetivo es imponer la "TINA", (There Is No Alternative) el "no hay alternativas" de la Thatcher, a esta política neoliberal que enriquece a unos pocos escandalosamente y empobrece a la mayoría. Más privatizaciones, más precariedad, más desigualdad, más pobreza, más paro, menos salida para los jóvenes, menos democracia, más intento de desmovilización social, acabar con las jubilaciones públicas, etc. En esa tesitura, como no va a aumentar "la amargura y el derrotismo", aunque se tergiverse una cita del gran filósofo Spinoza quien padeció la persecución y expulsión de su ciudad, por defender el conocimiento contra el oscurantismo, el saber contra la ignorancia, la justicia contra la iniquidad. Si aumenta la pobreza y la desigualdad, si se enriquece un 1% y se empobrece la mayoría, ¿qué nos queda? Un juego diabólico dominado por el miedo, entre votáis a la extrema derecha o me votáis a mi, que represento y hago también política para los grandes grupos financieros e industriales. Con este panorama, apelar a la cultura destacada del citado presidente no sirve de mucho. Cuando se den cuenta de la realidad de su política, es posible que sea demasiado tarde,... Y a esa Europa ideal de las libertades y los derechos humanos políticos y sociales, no la defenderá ya nadie, pues nadie creerá en ella.
(*) Entendiendo por culto que conoce la mitología griega y la filosofía.

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