Hace falta valor para no acudir a recoger un galardón de dos millones de dólares.
Para plantar cara a Benjamín Netanyahu, primer ministro desde 2009, aún parece necesario mayor valor en Israel. El impacto de la decisión de la actriz Natalie Portman, nacida en Jerusalén en 1981, de boicotear la ceremonia de entrega del premio Genésis —el considerado Nobel judío, que recibió en diciembre— reverbera en todo el Estado hebreo.
El gesto de la ganadora del Oscar en 2011 como protagonista en el filme Cisne negro escenifica ante todo la brecha creciente entre la diáspora judía liberal estadounidense —Portman reside en Los Ángeles desde la infancia— y el Gobierno más derechista en la historia del Estado hebreo.
Pese a que la artista se esforzó en aclarar a través de las redes sociales que solo aspiraba a “criticar a los líderes de Israel, sin boicotear a toda la nación”, un sanedrín de ministros le ha salido al paso para descalificar su osadía. “He decidido no asistir porque no quiero que parezca que apoyo a Netanyahu, que iba a pronunciar un discurso en la ceremonia”, había precisado en su cuenta en Instagram. De poco le sirvió la matización al titular de la cartera de Seguridad Interior, Gilad Erdan, quien ayer le envió una carta abierta evocando su papel de reina Amidala en tres episodios de la serie La Guerra de las Galaxias.
“Anakin Skywalker, un personaje que usted conoce bien, experimentó un proceso similar. Empezó creyendo que los caballeros Jedi encarnaban el mal y que el lado oscuro de la fuerza protegía la democracia”, escribió Erdan. Este ministro es también responsable del departamento de Asuntos Estratégicos, que coordina las medidas gubernamentales para contrarrestar al movimiento Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS), que propugna el aislamiento económico de Israel para poner fin a la ocupación que ejerce sobre territorios palestinos desde 1967. “No permita que el lado oscuro triunfe”, rezaba la misiva.
Bordea el antisemitismo
Otro ministro, el responsable de Energía, Yuval Steinitz, le lanzó a través de la radio pública una estocada verbal, sin la alegoría de las espadas láser, más directa: “Natalie Portman ha caído en manos de lo peor del antisemitismo de Oriente Próximo. Boicotear una ceremonia a causa de la participación del primer ministro Netanyahu constituye en la práctica un boicot a Israel”. Hay más. Oren Hazan, uno de los diputados más extremistas del Likud, el partido del primer ministro, pide que le sea retirada la nacionalidad.
“No formo parte del BDS y no lo respaldo. Israel fue creado hace exactamente 70 años como un refugio para las víctimas del Holocausto, pero el maltrato de aquellos que sufren las atrocidades actuales no casa con mis valores judíos”. Natalie Portman aludió en Instagram, sin nombrarla, a la oleada de protestas que se vive en la frontera de Gaza, que se ha cobrado la vida de 38 palestinos por disparos de tropas israelíes.
Chemi Shalev, columnista del diario Haaretz, resaltaba ayer que Portman es una figura altamente apreciada en Israel como “defensora firme, aunque a veces crítica, del país en el que nació”, y por generar un raro consenso en la sociedad: “Es vista como paladín del sionismo por la izquierda; como un icono para las mayoría de las organizaciones judías; es un activo de la diplomacia pública para la derecha, que le perdona sus transgresiones, y como un modelo de equilibrio para los partidarios del Estado judío”. El artículo editorial del mismo periódico constataba la emergencia de la artista como referente para la oposición: “Portman hizo lo correcto al recordarnos a todos que el Estado no es Netanyahu. Está bien que recuerde al mundo que hay muchos israelíes y judíos que se oponen al Gobierno de la derecha y que critican sus políticas”.
“Ella no se siente a gusto con la idea de tener que participar en actos públicos en Israel” en las actuales circunstancias y “no se encuentra en condiciones de asistir a la ceremonia con la conciencia tranquila”, había resumido la Fundación Premio Génesis las razones esgrimidas por Portman para cancelar su asistencia. La ceremonia de entrega, prevista para el 28 de junio, ha sido anulada.
La actriz obtuvo el Génesis por una carrera que despuntó con el papel de Amidala y que le llevó a dirigir en 2015, en Israel, Una historia de amor y oscuridad, basada en la novela de Amos Oz.
https://elpais.com/internacional/2018/04/22/actualidad/1524425998_028600.html?rel=lom
PD.:
Es esclarecedor la analogía entre el actual gobierno de derecha de Israel (y en muchos casos de extrema derecha, como cuando habla de dar una medalla a un franco tirador que asesina a un desarmado y pacífico ciudadano palestino) y nuestro gobierno que con menos del 30% de los votos gobierna, con apoyos activos de unos y pasivos de otros, como si tuviese la mayoría absoluta e indiscutida de la población, Y si se critica al gobierno, para ellos es como si se atacase a España. Olvidan que más del 60% de la población no le votó y que la democracia se basa en un contrato social: este es el programa que voy a aplicar si gano y para ello tú< me votas. La realidad es que han roto el contrato social. Pues no han cumplido ninguna de sus promesas; recortes en educación, sanidad, dependencia, cero presupuesto para la ley de memoria histórica, con lo que se mofa de los españoles con familiares arrojados a las cunetas y de las recomendaciones de la ONU, para hacerse cargo de la búsqueda y enterramientos. Se han reído, ríen e insultan al pueblo como cuando han hablado de que los familiares se preocupan de "sus asesinados cuando hay dinero". Cuando alguien les critica se cubren con la bandera y dicen que son España... Y para repartirse sobres o expatriar dinero ya no son España,... No son ejemplos de nada, lamentablemente.
Y el comportamiento de Portman, es un ejemplo valiente de defensa de la democracia, la libertad ideológica y política y nuestras ideas y valores por encima del dinero y su venta al mejor postor. Le agradecemos infinitamente que sea un ejemplo de valiente defensora de Israel laico y la democracia y la libertad de elección contra los antivalores de extrema derecha y de imposición de las ideas religiosas en la sociedad civil.
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