Fue, claramente, uno de los grandes filmes de la pasada Berlinale, donde ganó los premios de la Paz otorgado por la Fundación Heinrich Böll y el del público entre los documentales de la sección Panorama.
El silencio de los otros, de Almudena Carracedo y Robert Bahar, es también el máximo favorito en el Goya de su categoría, gracias a su impecable narración de los crímenes del franquismo.
El filme, producido por El Deseo, es una inmersión a ese legado del mal, a través de los desaparecidos de la Guerra Civil (aún hay 100.000 cadáveres en fosas comunes esperando a ser exhumados), los torturados durante el franquismo y los miles de casos de niños robados, arrebatados a sus madres con mentiras incluso aún a inicios de los años ochenta.
A estos crímenes les unen dos condiciones: que son delitos de lesa humanidad —al menos así los consideran en casi todas las naciones, excepto en España— y que han sido investigados a través de una querella interpuesta en Argentina y tramitada por la juez María Servini ante el silencio obtenido por las víctimas en España, excepción hecha de la investigación del magistrado Baltasar Garzón.
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