_- Por Yorgos Mitralias |
21/02/2020 | EE.UU.
Fuentes: Rebelión
Ahora que incluso los más escépticos e incrédulos parecen comenzar a ser -por fin- conscientes de que Bernie Sanders es un candidato muy serio a la presidencia de los Estados Unidos es tiempo de interesarse un poco en lo que hace que el contenido de su candidatura sea inédito, histórico y revolucionario, en el propio sentido del término. En suma, en lo que hace que sus adversarios de todo pelaje, de Trump al establishment democrático y a los grandes capitalistas que gobiernan el mundo tengan tanto miedo de este Bernie que sube como una flecha y hagan todo lo posible por “neutralizarle”…
Entonces, ¿toda esta buena gente de qué tiene miedo? La respuesta no es demasiado difícil: ¡Tienen miedo sobre todo no al programa de Bernie Sanders, sino al enorme movimiento popular que este mismo Bernie ha lanzado en noviembre de 2018 y que está aún construyéndose! ¡Un movimiento popular que no tiene precedentes en la historia de EEUU ni por sus dimensiones ni por su radicalidad y la determinación de sus jóvenes militantes de enfrentarse a este sistema y sus representantes políticos! Como bien ha dicho recientemente Noam Chomsky: “Aún más amenazante que las proposiciones de Sanders de llevar a buen puerto políticas del tipo New Deal, yo creo que es que él inspira un movimiento popular comprometido decididamente en la acción política y el activismo directo para cambiar el orden social -un movimiento del pueblo, sobre todo de los jóvenes, que no han interiorizado aún las normas de la democracia liberal: Que son “extranjeros ignorantes y molestos” que deben ser “espectadores, no participantes activos”, autorizados a pulsar una palanca cada cuatro años pero que deben volver justo después ante su pantalla de televisión y sus videojuegos mientras que la “gente responsable” se ocupa de las cosas serias”. (1)
Está claro que la razón profunda del miedo o incluso el terror que inspiran a los de arriba esos millones de jóvenes activistas es que ¡ellos y ellas transforman en fuerza bien material las ideas consideradas “peligrosas” y actuando así, imponen una nueva correlación de fuerzas a nivel tanto social como político! Lo que tiene muchas consecuencias, como la de asegurar la continuidad del movimiento popular de masas y hacer menos eficaces, si no inoperantes, las políticas de represión y propaganda del poder. ¿Por qué? Pues porque es suficiente una bala para eliminar a una persona -como por ejemplo Bernie Sanders- cuando se vuelve demasiado peligrosa, pero hace falta mucho más para combatir y eliminar un movimiento popular radical y de masas que quiere “cambiar la vida y el mundo”…
Evidentemente, lejos de nosotros la idea de subestimar la importancia (capital) del programa de Bernie Sanders, porque es ese programa -así como su ejemplo personal- lo que ha inspirado y movilizado a esos millones de jóvenes y de menos jóvenes. En efecto, las propuestas, los posicionamientos y las reivindicaciones que contiene su programa cubren todos los dominios de la actividad humana, proponen respuestas y soluciones a los graves problemas existenciales que afronta tanto la sociedad norteamericana como la humanidad, todo ello tendiendo un puente entre la satisfacción de las necesidades inmediatas de la gran mayoría de la población y la visión de un mundo radicalmente diferente.
Entonces, ¿se trata de un programa “revolucionario” o de un conjunto de reivindicaciones y de medidas “burguesas” que darán de Bernie Sanders un político prácticamente “como los demás”? A primera vista, ninguna de las medidas y políticas estrella del programa de Bernie Sanders, como por ejemplo “seguro médico para todos”, “educación gratuita para todos” o incluso la abolición de las cárceles privadas y la anulación total de la deuda estudiantil puede ser calificada como “revolucionaria”. De hecho, muchas de ellas son -con razón- presentadas por el propio Bernie como inspiradas en el precedente histórico del New Deal rooseveltiano del que se reivindica abiertamente. Pero ¿qué había de “revolucionario” en la voz de “Pan, Paz y Tierra” de los bolcheviques que inflamó a la población rusa y permitió que estuviera tan motivada como para hacer una revolución como la de octubre en 1917?. En suma, lo que hace que una reivindicación se convierta en revolucionaria no es tanto sus cualidades intrínsecas sino más bien la dinámica social y política que libera y desarrolla en un contexto y un momento histórico determinados. Y está claro que el programa de reivindicaciones transitorias de Bernie Sanders está desarrollando actualmente tal dinámica subversiva (2).
¿La prueba? Pues viene dada por las reacciones de unos y otros. Es decir, de los de abajo y de los de arriba que lo interpretan, cada uno a su manera y según sus intereses, como una clara incitación a la revuelta contra el sistema y sus principales fuerzas económicas y políticas. Para los de abajo (asalariados, minoritarios, mujeres, indígenas, migrantes y víctimas de toda opresión) este programa ya se ha convertido en una suerte de inspiración, un arma de combate y también una bandera que ondea alto y fuerte. Y como tal ya ha dado muestras de un éxito sin precedentes. Pero para los otros, es decir, los de arriba (Trump, el establishment demócrata, los grandes medios y sobre todo los grandes intereses capitalistas) es simple y llanamente la peor de las amenazas existenciales, o más bien “la peor pesadilla”, como le gusta repetir públicamente al propio Bernie.
Así que pasa lo que tenía que pasar: Los de arriba declaran una guerra sin tregua a Bernie y al movimiento popular que le apoya. Es lógico y no podía ser de otra manera desde el momento en que Bernie y sus amigos, jóvenes diputados y senadores Alexandria Ocaso-Cortez, Ilhan Omar, Rachida Tlaib y Pramila Jayapal a la cabeza, osan designar públicamente con sus nombres a los enemigos (capitalistas) de los que prometen su próximo fin. Esta guerra es -ya- despiadada: Todos los golpes son permitidos día tras día (3), hasta que Bernie sea definitivamente “neutralizado” y su movimiento golpeado. Todos los golpes, incluso los más extremos y los más repugnantes y bárbaros, porque lo que está en juego de esta lucha de clases a muerte es de una talla más que enorme y de dimensiones históricas…
Notas:
1. Entrevista a C.J. Polychroniou: https://truthout.org/articles/noam-chomsky-sanders-threatens-the-establishment-by-inspiring-popular-movements/
Esta entrevista de Noam Chomsky, así como miles de textos, vídeos e imágenes de primera mano procedentes de EEUU sobre todo lo que pasa en la cima pero sobre todo en la base de la sociedad norteamericana, son colgados minuto a minuto en el Facebook «Europeans for Bernie’s Mass Movement» que hemos lanzado hace tres años y medio y que aconsejamos vivamente a los lectores de izquierdas: https://www.facebook.com/EuropeansForBerniesMassMovement/
2. Es como poco lamentable que las izquierdas europeas no lleguen a comprender que lo que pasa en EEUU desde hace cuatro años es de una importancia histórica para la izquierda y el movimiento obrero del mundo entero, y por tanto para ellas mismas también. Sin embargo, tendrían mucho que ganar tejiendo lazos y desarrollando movimientos de solidaridad activa con el movimiento radical de masas norteamericano, ahora que está en el epicentro de un gigantesco enfrentamiento de clases y al final bastante incierto. Y todo esto independientemente de su deber internacionalista, tan descuidado para los tiempos que corren…
3. Una de las últimas manifestaciones de esta guerra cotidiana contra Bernie ha sido ¡la publicación de los resultados de las primarias emblemáticas de Iowa con un retraso de 10 días! Lo que ha permitido al joven pupilo del establishment y del gran capital Pete Buttigieg considerarse como triunfador y a Joe Biden evitar pagar el precio de su resultado humillante mientras que a Bernie le ha impedido aprovechar la ventaja de su victoria, habiendo cosechado muy claramente el voto popular. El hecho de que la sociedad Shadow responsable de este escándalo haya trabajado en 2016 para Hillary Clinton y que actualmente esté empleada y pagada por las campañas de J. Biden y de P. Buttigieg es evidentemente una pura coincidencia…
Traduccion: Fátima Martín
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