Se han hecho tan populares en las cafeterías de especialidad españolas que ya podrían empadronarse. Aquí tienes una receta para preparar estos dulces con cardamomo o canela de la forma más sencilla posible.
La burbuja de las cafeterías de especialidad trae consigo una forma de presentar la repostería un tanto diferente a la que se realiza tradicionalmente en España. Países como Suecia y Dinamarca han servido de referente en cuanto a los dulces que se preparan, tomando especial notoriedad los bollos o rollos de canela o de cardamomo. Estas deliciosas bombas de mantequilla, azúcar, cardamomo y harina son relativamente sencillas de preparar (aunque, como cualquier masa de este tipo, requieren algo de tiempo y dedicación).
Tener un robot de cocina facilita el proceso de amasado, ya que hay que invertir tiempo y energía para desarrollar adecuadamente el gluten (aunque también puedes dejar que el tiempo amase por ti). El objetivo es conseguir una masa que sea elástica, que al estirarla sea translúcida y sin grietas. Si no conseguimos este grado, tampoco pasa nada; mientras no sea un mazacote agrietado, todo irá bien.
Sobre su presentación, hay una determinada forma de enrollarlos y recibe el nombre de nordic knot: con la masa en tiras ya cortadas, la estiramos de los extremos mientras la balanceamos para que golpee la mesa. Con nuestra mano dominante, colocamos un extremo en nuestro dedo corazón, sujetándola con el pulgar, y usamos el dedo índice como apoyo. Rodeamos estos dos dedos con la porción de masa dos veces y, con la porción que queda libre, nos la llevamos al centro y la pasamos por arriba, metiéndola en el hueco. Quedarán espacios sin rellenar, pero con la fermentación posterior y el cocinado se rellenarán. También podemos darle una forma circular siguiendo el mismo método anterior y, all final, simplemente unir los extremos. Dicho esto: dadle la forma que queráis y os sea más sencilla: esta es la parte más entretenida del proceso.
Estos bollos congelan realmente bien, así que podéis darles forma y congelarlos en una bandeja para, posteriormente, guardarlos en bolsas. También podéis cocinarlos todos y congelar los que no vayáis a comeros, bañándolos antes de meterlos en el horno o microondas con un almíbar de azúcar, miel y agua para que se rehidraten. Por supuesto, podéis cambiar las especias: es una masa muy versátil que admite tanto chocolate u otras especias -canela o clavo, por ejemplo- como salados: eliminad el azúcar de la ecuación y meted aceitunas, tomate, tomillo o queso. Como siempre, lo que tengáis en mente y al alcance, siempre que no vaya a cambiar la estructura de la masa, es válido.
Dificultad
Como toda repostería, tiene trabajo si quieres ser perfeccionista. Por lo tanto, viva el caos.
Ingredientes para la masa
Para 35 unidades de 55-65 g cada una
825 g de harina de trigo para repostería
375 g de leche
185 g de mantequilla a temperatura ambiente
150 g de azúcar blanco
50 g de levadura fresca (o 16,5g de levadura seca de panadería)
18 g de cardamomo molido (o canela)
1 cucharadita de esencia de vainilla
3 pellizcos de azafrán en hebras
10 g de sal fina
Para el relleno
175 g de mantequilla tostada y atemperada
50 g de mantequilla sin tostar a temperatura ambiente
175 g de azúcar blanco o moreno
20 g de cardamomo molido (o canela)
Una pizca de sal
Para servir
50 g de azúcar blanco
10 g de cardamomo molido (o canela)
30 g de miel
Preparación
Calentar 175 g de mantequilla hasta que se tueste y torne color caramelo. Retirar y refrigerar para que endurezca (esto lo podemos hacer con unos cuantos días de antelación).
Añadir los 375 g de leche a un cazo pequeño junto a las hebras de azafrán y calentar para que active los aromas y se tiña la leche (no debe hervir ni estar demasiado caliente al tacto).
Añadir todos los ingredientes de la masa en un cuenco -o el recipiente de un robot de cocina- y mezclar a muy baja potencia para que se integren. Una vez conseguido esto, subir a potencia media (o si lo hacemos a mano, amasar con energía). Trabajar entre 15 y 30 minutos, hasta que el gluten esté bien desarrollado.
Espolvorear la mesa con un poco de harina y extender la masa de forma rectangular. Cubrir con papel film y refrigerar 45 minutos para que se relaje.
Mientras tanto, mezclar los ingredientes del relleno y dejar a temperatura ambiente.
Pasado el tiempo, sacar la masa del frigorífico, quitar el papel film y extender sobre la mesa con un poco más de harina. Dar forma rectangular.
Añadir la mezcla del relleno sobre la masa, extendiéndola por completo. Doblarla sobre sí misma. Amasar con un rodillo para darle una forma rectangular, trabajando las esquinas.
Cortar tiras de entre 40 y 60 gramos cada una y darles forma (ver vídeo).
Poner la bandeja con los bollos en un lugar cálido y dejar que leuden unos 45 minutos. Precalentar el horno a 200ºC con ventilación y un poco de vapor (si no tenemos esta opción, poner una bandeja con agua caliente a altura baja dentro del horno).
Cocinar los bollos de cardamomo durante 10 – 11 minutos a altura baja, justo encima de la bandeja con agua (si se usa).
Mezclar los ingredientes para servir en un cazo a fuego medio hasta que se integren y pincelar directamente los bollos al sacarlos del horno. Esperar 10 minutos y servir.
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