Hay libros muy buenos. Y luego están los libros muy buenos y necesarios. Laura Casielles acaba de publicar en Libros del K.O. uno de ellos: Arena en los ojos. Atentos al subtítulo: Memoria y silencio de la colonización española de Marruecos y el Sáhara Occidental.
La autora ya había empezado a reflexionar sobre estos temas en otros trabajos, como el libro de poesía Las señales que hacemos en los mapas (Libros de la Herida, 2019) y la docuweb Provincia 53. Arena en los ojos va más allá: se trata de un ambicioso y cuidadoso ensayo que recoge 15 años de investigación, lecturas y viajes (Larache, Sidi Ifni, El Aaiún...) en torno a esta historia de la que sabemos poco: la de las colonias españolas en estas dos partes de África (fenómenos distintos, pero interconectados). Casielles practica una poética de la “cebolla viva”: atenta a las muchísimas capas implicadas, salta del siglo XIX al XX y al XXI, de contorsión en contorsión. Con un estilo riguroso, claro y poético, y hasta con retranca, el poso que deja es de maravilla (por lo tremendo de su esfuerzo y su logro) y de desconcierto (¿cómo es que no estamos hablando de todo esto?).
La clave puede resumirse: la historia colonial de España en estos territorios, a lo largo del último siglo y medio, a medida que fue ocurriendo, fue ocultándose o tergiversándose. Y aquí estamos, año 2024: ni hemos reconocido los daños ni los hemos reparado. Y seguimos desconociéndonos: no entender la colonialidad de España en Marruecos y el Sáhara Occidental es no entender ni la Guerra Civil ni la dictadura ni la transición. Ni hoy.
Porque a cualquiera que le interese el mundo, la construcción de las identidades nacionales, este país o el presente, el tema le ha de sonar. Pero lo cierto es que casi nadie nos lo ha contado con un mínimo de profundidad: ni en la escuela, ni en la universidad, ni en los medios, ni en el congreso. Por eso a muchos se nos mezcla todo: que si el Tratado de Wad-Ras, que si militares africanistas, que si Cabo Juby, que si (¡salto al 2022!) masacre en la valla de Melilla, que si nueva Ley de Memoria Histórica (¡impulsada por un gobierno progresista!) que sigue con el borrado, que si Pedro Sánchez alineándose con Marruecos y abandonando otra vez a los saharauis... ¿Hay alguna manera de entender este gran lío como parte de una misma lógica? Sí y no. Arena en los ojos es un ensayo brillante que junta lo que debe juntarse y separa lo que debe separarse. Y se atreve a hurgar en lo turbio, lo incómodo, lo que rompe las dicotomías (derechas-izquierdas, malos-buenos). A dar algunas respuestas y seguir preguntando.
Casielles va multiplicando los interrogantes: “¿Qué pintaban las “tropas moras” en el golpe de Estado de Franco?”, “¿Por qué Marruecos no reivindica como héroe a Abdelkrim?”, “¿Por qué no hubo mestizaje entre la población local y los colonos?”
Antes de leerlo, tenía la esperanza de solucionar dos grandes dudas que me martilleaban desde hace años. Primera: ¿qué hacía mi iaio haciendo la mili en Tetuán? (Tienen que imaginar a un alcarreño de a pie más, muy humilde, muy joven.) Dos años en los que, según me contó, no hizo “na’ más que estarme allí”, esperar (¿El desierto de los tártaros?)... y aprender a contar hasta diez en árabe. Segunda: el dictador Franco quiso imponer una ideología ultracatólica, manchada de sueños imperiales, reminiscentes de la “reconquista” (tamizada por el fascismo): ¿qué pintaban las “tropas moras” en su golpe de Estado? ¿Y su amistad con tantos países musulmanes? ¿No se supone que eran sus herejísimos enemigos? Casielles empieza a ahondar en estos interrogantes y los va multiplicando.
Les dejo algunos: ¿cuál fue el papel del discurso de la “hermandad” hispano-marroquí en las diferentes empresas colonizadoras —las conservadoras, las ¿progresistas?—? ¿Por qué Marruecos no reivindica como héroe a Abdelkrim? ¿Cómo es que la última conquista colonial de España se consumó... durante la Segunda República? ¿Cómo es que Franco fue uno de los militares que aconsejó a la Segunda República reprimir la revolución de Asturias... recurriendo a la rabia de esos mismos soldados rifeños a los que España había combatido —y traumatizado— en la Guerra del Rif? ¿Por qué todavía hoy hay rifeños que sienten nostalgia del protectorado español y de su “lengua madrastra”, el castellano? ¿Cómo es que aún hay marroquíes, ex-soldados pobrísimos que combatieron contra la Segunda República y a los que Franco les prometió todo y no les dio nada, que cobran una pensión mensual... de seis euros? ¿Cómo es que algunos incluso recibieron —¡y mantienen!— Medallas por el Sufrimiento de la Patria (Casielles: “¿la patria de quién?”)? ¿Y qué hay del sultanato, y las élites locales? ¿Y Francia? ¿Puede una mujer nómada ser adoctrinada por la Sección Femenina franquista y luego darle la vuelta a sus argumentos y aprovecharse de ellos? ¿Por qué no hubo mestizaje entre la población local y los colonos? ¿Y Tánger? ¿Y los fosfatos en el Sáhara Occidental? ¿Cómo es que, mientras la mayor parte de África en los años sesenta empezaba a descolonizarse, España hizo como que sus colonias eran... nada más que provincias, “tan españolas como Cuenca o Albacete”? ¿Cómo se vive siendo saharaui no habiendo visto su mar?
Necesitamos otros marcos teóricos: el postcolonial anglosajón o francés no nos encaja. Y necesitamos, como hace Casielles, conversar. Su viaje (literal y de conocimiento) lo hace en compañía: se apoya en otros historiadores (María Rosa de Maradiaga, Carlos Cañete, Miguel Cardina, de quien toma el concepto de las “memorias cruzadas”), otros escritores (Manuel Chaves Nogales, Bahia Mahmud Awad, Mohamed El Morabet), amigas, testigos: gente que cuenta y que pregunta más.
Este es un libro para quienes creen que la colonización española en esta parte del mundo fue “menos mala” o que “colonias-colonias” no hubo. Pero también es un libro para quienes ya saben que esto no es cierto. Porque sí, no es cierto, pero queda mucha tela que cortar. Léanlo para los detalles, el estupor.
Arena en los ojos comienza con una alegoría literal, de esas que de vez en cuando caen del cielo: hace unos meses, allá por marzo, la calima “invadió” Madrid (y los telediarios). No se veía nada, la arena del Sáhara se colaba hasta en las rendijas de las puertas, formaba pequeñas dunas. Habla Casielles: ¿será que esa arena del sur habrá viajado, Magreb arriba, hasta nuestras casas para obligarnos a mirar, a no olvidar?
La autora ya había empezado a reflexionar sobre estos temas en otros trabajos, como el libro de poesía Las señales que hacemos en los mapas (Libros de la Herida, 2019) y la docuweb Provincia 53. Arena en los ojos va más allá: se trata de un ambicioso y cuidadoso ensayo que recoge 15 años de investigación, lecturas y viajes (Larache, Sidi Ifni, El Aaiún...) en torno a esta historia de la que sabemos poco: la de las colonias españolas en estas dos partes de África (fenómenos distintos, pero interconectados). Casielles practica una poética de la “cebolla viva”: atenta a las muchísimas capas implicadas, salta del siglo XIX al XX y al XXI, de contorsión en contorsión. Con un estilo riguroso, claro y poético, y hasta con retranca, el poso que deja es de maravilla (por lo tremendo de su esfuerzo y su logro) y de desconcierto (¿cómo es que no estamos hablando de todo esto?).
La clave puede resumirse: la historia colonial de España en estos territorios, a lo largo del último siglo y medio, a medida que fue ocurriendo, fue ocultándose o tergiversándose. Y aquí estamos, año 2024: ni hemos reconocido los daños ni los hemos reparado. Y seguimos desconociéndonos: no entender la colonialidad de España en Marruecos y el Sáhara Occidental es no entender ni la Guerra Civil ni la dictadura ni la transición. Ni hoy.
Porque a cualquiera que le interese el mundo, la construcción de las identidades nacionales, este país o el presente, el tema le ha de sonar. Pero lo cierto es que casi nadie nos lo ha contado con un mínimo de profundidad: ni en la escuela, ni en la universidad, ni en los medios, ni en el congreso. Por eso a muchos se nos mezcla todo: que si el Tratado de Wad-Ras, que si militares africanistas, que si Cabo Juby, que si (¡salto al 2022!) masacre en la valla de Melilla, que si nueva Ley de Memoria Histórica (¡impulsada por un gobierno progresista!) que sigue con el borrado, que si Pedro Sánchez alineándose con Marruecos y abandonando otra vez a los saharauis... ¿Hay alguna manera de entender este gran lío como parte de una misma lógica? Sí y no. Arena en los ojos es un ensayo brillante que junta lo que debe juntarse y separa lo que debe separarse. Y se atreve a hurgar en lo turbio, lo incómodo, lo que rompe las dicotomías (derechas-izquierdas, malos-buenos). A dar algunas respuestas y seguir preguntando.
Casielles va multiplicando los interrogantes: “¿Qué pintaban las “tropas moras” en el golpe de Estado de Franco?”, “¿Por qué Marruecos no reivindica como héroe a Abdelkrim?”, “¿Por qué no hubo mestizaje entre la población local y los colonos?”
Antes de leerlo, tenía la esperanza de solucionar dos grandes dudas que me martilleaban desde hace años. Primera: ¿qué hacía mi iaio haciendo la mili en Tetuán? (Tienen que imaginar a un alcarreño de a pie más, muy humilde, muy joven.) Dos años en los que, según me contó, no hizo “na’ más que estarme allí”, esperar (¿El desierto de los tártaros?)... y aprender a contar hasta diez en árabe. Segunda: el dictador Franco quiso imponer una ideología ultracatólica, manchada de sueños imperiales, reminiscentes de la “reconquista” (tamizada por el fascismo): ¿qué pintaban las “tropas moras” en su golpe de Estado? ¿Y su amistad con tantos países musulmanes? ¿No se supone que eran sus herejísimos enemigos? Casielles empieza a ahondar en estos interrogantes y los va multiplicando.
Les dejo algunos: ¿cuál fue el papel del discurso de la “hermandad” hispano-marroquí en las diferentes empresas colonizadoras —las conservadoras, las ¿progresistas?—? ¿Por qué Marruecos no reivindica como héroe a Abdelkrim? ¿Cómo es que la última conquista colonial de España se consumó... durante la Segunda República? ¿Cómo es que Franco fue uno de los militares que aconsejó a la Segunda República reprimir la revolución de Asturias... recurriendo a la rabia de esos mismos soldados rifeños a los que España había combatido —y traumatizado— en la Guerra del Rif? ¿Por qué todavía hoy hay rifeños que sienten nostalgia del protectorado español y de su “lengua madrastra”, el castellano? ¿Cómo es que aún hay marroquíes, ex-soldados pobrísimos que combatieron contra la Segunda República y a los que Franco les prometió todo y no les dio nada, que cobran una pensión mensual... de seis euros? ¿Cómo es que algunos incluso recibieron —¡y mantienen!— Medallas por el Sufrimiento de la Patria (Casielles: “¿la patria de quién?”)? ¿Y qué hay del sultanato, y las élites locales? ¿Y Francia? ¿Puede una mujer nómada ser adoctrinada por la Sección Femenina franquista y luego darle la vuelta a sus argumentos y aprovecharse de ellos? ¿Por qué no hubo mestizaje entre la población local y los colonos? ¿Y Tánger? ¿Y los fosfatos en el Sáhara Occidental? ¿Cómo es que, mientras la mayor parte de África en los años sesenta empezaba a descolonizarse, España hizo como que sus colonias eran... nada más que provincias, “tan españolas como Cuenca o Albacete”? ¿Cómo se vive siendo saharaui no habiendo visto su mar?
Necesitamos otros marcos teóricos: el postcolonial anglosajón o francés no nos encaja. Y necesitamos, como hace Casielles, conversar. Su viaje (literal y de conocimiento) lo hace en compañía: se apoya en otros historiadores (María Rosa de Maradiaga, Carlos Cañete, Miguel Cardina, de quien toma el concepto de las “memorias cruzadas”), otros escritores (Manuel Chaves Nogales, Bahia Mahmud Awad, Mohamed El Morabet), amigas, testigos: gente que cuenta y que pregunta más.
Este es un libro para quienes creen que la colonización española en esta parte del mundo fue “menos mala” o que “colonias-colonias” no hubo. Pero también es un libro para quienes ya saben que esto no es cierto. Porque sí, no es cierto, pero queda mucha tela que cortar. Léanlo para los detalles, el estupor.
Arena en los ojos comienza con una alegoría literal, de esas que de vez en cuando caen del cielo: hace unos meses, allá por marzo, la calima “invadió” Madrid (y los telediarios). No se veía nada, la arena del Sáhara se colaba hasta en las rendijas de las puertas, formaba pequeñas dunas. Habla Casielles: ¿será que esa arena del sur habrá viajado, Magreb arriba, hasta nuestras casas para obligarnos a mirar, a no olvidar?
Arena en los ojos
Laura Casielles
Libros del K. O., 2024
408 páginas. 23,90 euros
Libros del K. O., 2024
408 páginas. 23,90 euros
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