Es posible revertir la disminución del olfato, y fortalecer tu salud mental, con algo tan sencillo como pasar tiempo con las fragancias del cardamomo y la canela en tu especiero.
Los brownies de la abuela, el aroma de la lluvia en un bosque de pinos, la fragancia del cardamomo… los olores pueden ser potentes máquinas del tiempo, que desbloquean recuerdos casi como por arte de magia y te transportan a momentos concretos de forma más vívida que la vista o el oído.
Pero, al igual que la vista y el oído, nuestro sentido del olfato disminuye con la edad (y como consecuencia de infecciones como la covid, el tabaquismo y la contaminación). Alrededor del 11 por ciento de los estadounidenses en sus 50 años tienen problemas para oler; esta cifra se eleva al 39 por ciento en el caso de los mayores de 80 años.
Cuando nuestra nariz pierde agudeza, nuestra salud mental también suele resentirse. La disminución del olfato se asocia a un empeoramiento de la memoria, la cognición y el bienestar general, así como a la demencia y la depresión.
“Nuestro cerebro necesita mucha estimulación olfativa para mantener su salud”, afirmó Michael Leon, profesor emérito de neurobiología de la Universidad de California, campus Irvine.
Afortunadamente, la disminución del sentido del olfato puede ser reversible, quizá con algo tan sencillo como pasar un tiempo con el especiero.
Por qué el olfato es tan importante en el cerebro
Los científicos reconocen desde hace tiempo que una menor capacidad para detectar e identificar olores puede ser un síntoma precoz de afecciones como la depresión, la demencia y la enfermedad de Parkinson. Por ejemplo, puedes notar que tu vino favorito ha perdido de algún modo su aroma, o no darte cuenta de que la comida se está estropeando en tu refrigerador, afirmó Sarah Banks, profesora adjunta de neurociencia en la Universidad de California, campus San Diego. Para muchas personas, los problemas con el olfato son una de las primeras señales de Alzheimer, añadió.
Entonces, ¿significa eso que entrenar la nariz puede ayudar a la mente? Algunas investigaciones sugieren que sí. En un estudio de 2022, personas mayores con depresión entrenaron la nariz durante varios meses y vieron cómo sus síntomas disminuyeron, en especial quienes habían tenido problemas olfativos anteriormente.
Un estudio más pequeño de 2021 sobre pacientes con demencia descubrió que el entrenamiento olfativo no solo mejoraba la depresión, sino que también les ayudaba a recordar palabras más rápidamente. Leon afirmó que los resultados eran mejores que los obtenidos con las aplicaciones de entrenamiento cerebral. Otros pequeños estudios han sugerido que el entrenamiento olfativo podría aumentar el grosor del hipocampo, que es el centro de la memoria del cerebro.
Cuando Banks y sus colegas examinaron los escaneos cerebrales de maestros sumilleres, descubrieron que la ínsula (una región que procesa las emociones) y la corteza entorrinal (una zona cuya disfunción está implicada en la enfermedad de Alzheimer) aumentaban de tamaño cuanto más tiempo se había trabajado en la profesión.
“Esa es una de las partes del cerebro que normalmente se vuelve un poco más delgada y pequeña con la edad”, dijo Banks. “Y en estas personas, iba en dirección contraria”.
Los expertos creen que una de las razones de que esto ocurra es que las áreas del cerebro relacionadas con el olfato están conectadas de forma única con partes implicadas en la cognición, como el córtex prefrontal.
“El sistema olfativo es el único sistema sensorial que tiene una proyección directa en los centros de la memoria y los centros emocionales del cerebro”, afirmó Leon.
Entonces, ¿cómo se pone a prueba (y se entrena) el olfato?
Cualquier prueba seria del sentido del olfato es mejor hacerla con un otorrinolaringólogo. Sin embargo, si tienes curiosidad, hay algunas formas de evaluar las capacidades de tu nariz en casa. Puedes pedir un kit de autocomprobación, que puede contener tarjetas para rascar y oler, o autoevaluarte con simples artículos domésticos.
Aunque una prueba casera no sustituye a la evaluación de un médico, puede alertarte de posibles deterioros, afirmó Thomas Hummel, profesor de ciencias del olfato de la Universidad Politécnica de Dresde, Alemania.
Los expertos afirman que se puede mejorar el sentido del olfato poniendo a prueba y entrenando la nariz de forma consciente e intencionada.
La clínica de Hummel ofrece una evaluación olfativa en línea de 10 minutos que puedes realizar con objetos cotidianos del hogar y que, en un estudio, identificó al 67 por ciento de las personas con deficiencias olfativas.
Para hacer la prueba, vierte cuatro productos de olor fuerte en tazas separadas (la prueba de Hummel utiliza cosas como vino, jabón, detergente para la ropa, miel o café). Pídele a alguien que te ponga una venda en los ojos y te ofrezca las tazas para que las huelas. Date un punto si puedes oler algo y dos si puedes identificarlo.
Si obtienes menos de siete puntos sobre ocho, es posible que tengas una disfunción olfativa. Pero eso no es necesariamente un indicador de problemas cognitivos o deterioro mental, dijo Banks. Tu disfunción olfativa podría ser temporal, como puede ocurrir durante y después de una infección vírica, aunque puede ser una sugerencia de que consultes a un médico.
Es más, los malos resultados olfativos pueden mejorarse. Hummel recomienda a sus pacientes que busquen cuatro objetos domésticos de olor intenso, como una especia o un dentífrico. Huele cada uno de ellos por la mañana y por la noche durante al menos 30 segundos, dice. (Si se pueden oler más aromas, más veces al día y durante más de 30 segundos, mucho mejor, añadió). No es necesario vendarse los ojos; se trata de ser más intencionado y consciente de los olores. Si quieres, puedes mezclar los olores: un día puedes oler canela y otro café.
Si buscas una prueba más difícil, puedes probar un kit de formación para sumilleres. Pero también puedes obtener resultados simplemente prestando atención a los olores que ya están presentes en tu vida.
Según Banks, cuando los sommeliers se forman, suelen visitar tiendas de comestibles para oler frutas y verduras y aprender los matices de los aromas. También se puede probar un difusor nocturno de aromas que expulse aceites esenciales mientras se duerme. Un pequeño estudio dirigido por Leon sugirió que pueden ser útiles para mejorar las capacidades cognitivas.
Según Hummel, entrenar el olfato nos conecta con el mundo que nos rodea. Puede que ayudar al cerebro sea tan sencillo como dedicar tiempo a oler las flores.
Marta Zaraska es autora de Growing Young: How Friendship, Optimism and Kindness Can Help You Live to 100.
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