viernes, 12 de septiembre de 2025

Por qué hay matemáticos que quieren ponerle fin al infinito (y tampoco les gustan los números enormes)

Símbolo del infinito de colores y desvaneciéndose

Fuente de la imagen,Getty Images

Pie de foto,El infinito es eterno e inconmensurable

Hace unos días me topé con un artículo de la revista New Scientist que se titulaba "Por qué los matemáticos quieren destruir el infinito... y podrían lograrlo". 

 No pude resistir las ganas de leerlo pues confieso que me fascina el infinito.

Para mí, el infinito es libertad creativa, intelectual y emocional.

Además me maravilla que podamos concebir un concepto tan asombroso desde pequeños: "¡Hasta el infinito y más allá!", como dice Buzz Lightyear de Toy Story.

Quizás es porque lo intuimos al mirar el horizonte, o porque lo sentimos al ir descubriendo nuestra capacidad de amar.

Así que la idea de que alguien lo quisiera destruir me alarmó, particularmente si se trataba de matemáticos.

Y es que las matemáticas también me fascinan... desde lejos, pues mis conocimientos son limitados, pero suficientes como para recordar que los matemáticos de la Antigua Grecia observaron el enigmático infinito con detenimiento.

Desde Zenón de Elia (~450 a.C.), con sus famosas paradojas sobre el concepto y su manifestación en el movimiento y la continuidad, hasta Arquimedes (siglo III a.C.), quien exploró el infinito y demostró cómo sumar un número infinito de sumas para resolver problemas geométricos, prefigurando el cálculo infinitesimal.

En el siglo XVII, Isaac Newton y Gottfried Wilhelm Leibniz desarrollaron y formalizaron esa rama fundamental de las matemáticas que se centra en el estudio del cambio y el movimiento.

Recuerdo también mi asombro al comprender lo que el matemático alemán de finales del siglo XIX Georg Cantor demostró: que no había un solo infinito sino varios, y que unos eran más grandes que otros.

Con su teoría de conjuntos, Cantor estableció la primera teoría matemática que hizo posible manejar lo inconmensurable.

Desde entonces, el infinito ha sido piedra angular de las matemáticas y la física contemporáneas, y por ende, de nuestro mundo, incluyendo el cotidiano, pues juega un papel esencial en nuestra tecnología y ciencia.

Entonces, ¿de dónde viene el deseo de eliminarlo?

Cielo reflejado en el agua y horizonte

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Pie de foto,
El infinito se imagina, se percibe, se siente. 

"Porque el infinito no es más que una ilusión", me dijo Doron Zeilberger, profesor distinguido de la Universidad de Rutgers en Nueva Jersey, un matemático ilustre y multipremiado.

Pero también es un disidente, un prominente ultrafinitista, como se autodenomina el grupo de matemáticos, filósofos, informáticos y físicos que durante décadas fue considerado radical pero que, aunque sigue siendo una reducida minoría, está siendo escuchada.

Cuestionan el concepto del infinito, y argumentan además que hasta números finitos pero enormes, por ejemplo 10⁹⁰, podrían ser insignificantes.

Así contáramos cada átomo del universo observable, nunca alcanzaríamos esta cifra, entonces, ¿qué sentido tiene hablar de ella?

Esa ilusión

"En mi filosofía, las matemáticas tomaron el camino equivocado al abrazar el infinito", me dijo Zeilberger.

"La gente no se dio cuenta porque era como una ilusión óptica", añadió, "como la antigua creencia de que la Tierra era plana".

"La gente creyó que el Universo es infinito, y algunas personas todavía lo creen, pero otras piensan que es finito. No está limitado, porque siempre puedes seguir adelante, pero es finito, como nuestro planeta", afirma.

¿Ilimitado pero no infinito? Puede ser: en teoría uno podría darle la vuelta al mundo sin cesar por tiempo indefinido, pero eso no significa que la Tierra sea infinita.

"Así creo que es un universo matemático

"Pero con la invención de este concepto artificial de infinito, todo se volvió muy intrincado, elaborado y retorcido.

"No puedo decir que las matemáticas clásicas sean lógicamente erróneas, sino que son innecesariamente complicadas.

"En retrospectiva, si se hubieran dado cuenta de que el mundo es finito, y hay un número que es el número más grande posible, todo sería más sencillo".

Pero, si hay un número natural máximo, ¿qué sucede al sumarle 1, una de las pruebas de que existe el infinito?

Sencillamente, según Zeilberger, en una circularidad muy elegante, se vuelve a 0... lo que en nuestro ejemplo de darle la vuelta al mundo indefinidamente, sería como, en algún momento, llegar al punto de partida original.
Fractales en espirales como vitral

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Pie de foto,

Quizás el infinito no exista pero los fractales parecen insinuar que sí.

"Lo que planteo es un poco análogo a la revolución de Albert Einstein, quien demostró que la velocidad de la luz es la más rápida: no puedes ir más rápido de unos 300.000 kilómetros por segundo.

"Einstein tuvo suerte: llegó a un número concreto. Yo no tengo idea de cuál es ese número más grande, pero es irrelevante, puedes llamarlo de cualquier manera.

"La cuestión es que con él puedes recrear todas las matemáticas y hacerlas mucho más simples. Aunque admito que hacerlo realmente sería muy tedioso".

El punto es que los ultrafinitistas proponen una solución radical: eliminar el infinito y limitarnos a números "factibles", para descomplicar la ciencia y hacerla más práctica.

Matemáticos rebeldes

¿Qué hace que un número sea "factible"?

Para Rohit Parikh, de la City University de Nueva York, quien desarrolló una de las primeras teorías ultrafinitistas formales en la década de 1970 e introdujo la idea de "números factibles", la clave está en mantener una conexión con la actividad humana.

"Hay que fijar un límite en algún punto. Las cosas tienen que estar conectadas con la actividad humana".

Si un número no puede ser nombrado, calculado, almacenado, transmitido o incluso individuado coherentemente bajo restricciones físicas, ¿existe realmente como un objeto matemático?

Piensa por ejemplo en el número de Skewes, un número que aparece en la teoría de números, tan extremadamente grande que al parecer tiene más dígitos de los que caben en el Universo.

Aunque es absurdamente alto, fue valioso por varias razones, entre ellas, mostrar lo lejos que pueden ir las matemáticas en busca de certeza, y demostrar que los resultados pueden ser ciertos, incluso si son inútiles en la práctica directa.

Eso le causaría rechazo a los ultrafinitistas: el número de Skewes y muchos otros muchos menores que él estarían muy por encima de ese límite que, insisten, se debería trazar.

¿Pero cuál es ese límite?

El número de Euler perdiéndose en el horizonte

El número de Euler perdiéndose en el horizonte

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Pie de foto,El número de Euler es fundamental para modelar fenómenos de crecimiento y decrecimiento continuo, como la desintegración radiactiva y el crecimiento poblacional... ¿demasiado largo?
Hay una anécdota que se suele citar e involucra al padre del ultrafinitismo moderno Alexander Yessenin-Volpin, un matemático que fue un destacado activista de derechos humanos en la Unión Soviética, por lo que fue encarcelado en 1968.

La relató Harvey Friedman en "Problemas filosóficos en lógica".

En el año 2000, tuvo la ocasión de plantearle a Yessenin-Volpin la objeción de la mayoría de los matemáticos a la idea de fijar límites.

"Me pidió que fuera más específico. Entonces procedí a comenzar con 2¹ y le pregunté si era 'real' o algo por el estilo. Casi de inmediato dijo que sí. Luego pregunté por 2², y volvió a decir que sí, pero con un retraso perceptible. Luego 2³ , y sí, pero con más retraso.

"Esto continuó un par de veces más, hasta que fue evidente cómo manejaba esta objeción. Claro, estaba dispuesto a responder siempre que sí, pero iba a tardar 2¹⁰⁰ veces más en responder que sí a 2¹⁰⁰ que a 2¹. No había manera de que pudiera llegar muy lejos con esto".

La anécdota ilustra la idea fundamental del ultrafinitismo: la existencia de los números se vuelve cada vez más cuestionada a medida que estos se hacen mayores.

Cuestión de fe

En esta visión, la aritmética se ajusta a lo que se puede hacer, limitada por el tiempo, el espacio y los recursos.

Hay una frontera después de la cual todo es futil.

Y esa frontera de alguna manera la imponen las computadoras, las cuales pueden hacer cálculos que quienes introdujeron el infinito e imaginaron números enormes sólo podían soñar.

"A veces tienes una ecuación diferencial tan complicada que nadie sabe cómo resolverla exactamente", señaló Zeilberger.

"Pero usando computadoras, puedes obtener una muy buena aproximación, lo suficientemente buena para todos los propósitos prácticos, y así es como se hace".

Números de pi en círculo



Números de pi en círculo

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Pie de foto,



Pi (π) tiene infinitas cifras decimales que no siguen un patrón lógico, pero para casi todas las aplicaciones prácticas es suficiente con 3,1415.

Gran parte del trabajo moderno con matemáticas ya reside en lo finito, desde la criptografía y la verificación formal a las estructuras de datos y los algoritmos aleatorios.

También en la física hay quienes están intentando aplicar el finitismo con la esperanza de encontrar mejores teorías para describir nuestro mundo.

Para el físico sueco-estadounidense Max Tegmark, por ejemplo, el infinito es un concepto hermoso, pero está arruinando la física.

"Nuestras mejores simulaciones informáticas, que describen con precisión todo - desde la formación de las galaxias hasta el clima del futuro y las masas de las partículas elementales- utilizan únicamente recursos informáticos finitos al tratar todo como finito", escribió en su libro "Esta idea debe morir".

No obstante, si vinculamos estrechamente las matemáticas y la física a la finita capacidad de las computadoras, ¿no corremos el riesgo de amarrar nuestra sabiduría y la aventura de la exploración a lo que se puede en vez de a lo que es posible?

Si se destierra al infinito de las matemáticas, ¿no se limitará la imaginación y se coartará la creatividad?

"Entiendo que te gusta el infinito y no te voy a disuadir: a algunos de mis mejores amigos les gusta el infinito", bromeó Zeilberger.

"El punto es que debes saber que hay una manera de rehacer todas las matemáticas, al menos lo que se necesita para la ciencia y la tecnología, por medios completamente finitistas".

Al final es casi como una cuestión de fe.

"El infinito puede existir o no, Dios puede existir o no, pero no hay necesidad de ninguno de los dos en matemáticas", añadió.




jueves, 11 de septiembre de 2025

Un agujero negro en la memoria colectiva: China y la II Guerra Mundial

Fuentes: Voces del Mundo [Foto: Soldados chinos en la Segunda Guerra Mundial (Sha Fei)]


Mientras China se prepara para conmemorar el 80º aniversario de la victoria sobre el fascismo el 3 de septiembre de 2025, la atención mundial se centra en el desfile militar de Pekín. Se especula sobre qué líderes mundiales se unirán al presidente Xi Jinping: la presencia de Putin es casi segura, aunque los rumores sobre la asistencia de Trump parecen descabellados. Algunos defensores de la paz argumentan que este momento ofrece una oportunidad para que las potencias mundiales reflexionen sobre los horrores de la Segunda Guerra Mundial, un sentimiento acorde con el espíritu de la Carta de las Naciones Unidas y una necesidad urgente en medio de las crecientes tensiones mundiales. Sin embargo, la negativa de los líderes europeos a asistir, alegando preocupación por si ofenden a Japón, revela un problema más profundo. La conmemoración de China cierra el ciclo de aniversarios de la II Guerra Mundial, pero plantea una pregunta fundamental: ¿Comprendemos realmente el alcance global de esa guerra o hemos permitido que determinados capítulos vitales caigan en el olvido?

Existe una laguna evidente en nuestra memoria colectiva de la II Guerra Mundial, una guerra que llamamos «mundial», pero en la que el papel del cuarto vencedor aliado, China, queda constantemente relegado. China entró en el conflicto en 1931, no en 1939, y resistió hasta la rendición de Japón en 1945. Durante 14 años, sufrió aproximadamente 35 millones de bajas y retuvo a un millón de soldados japoneses, lo que permitió a la URSS y a los EE. UU. centrarse en otros frentes. Líderes como Roosevelt, Churchill y Stalin reconocieron el papel fundamental de China en el resultado de la guerra. Entonces, ¿por qué se ignora tan a menudo esta contribución y se entierra bajo capas de relatos centrados en Occidente?

Para muchos, la tragedia que definió la II Guerra Mundial fue el bombardeo atómico de Hiroshima y Nagasaki, actos horribles que sirven como severa advertencia del poder destructivo de la humanidad, en este caso desatado por Estados Unidos. Estos acontecimientos merecen ser recordados, pero la posterior ocupación estadounidense de Japón y la imposición de la constitución de paz (también conocida como la Constitución de MacArthur) tuvieron menos que ver con la armonía que con asegurar un punto de apoyo estratégico en el Indo-Pacífico durante la Guerra Fría. Hoy en día, Japón se arma bajo el paraguas nuclear de Estados Unidos, aparentemente para contrarrestar la «amenaza» de China. Este giro narrativo es tan conveniente como engañoso.

Al igual que Rusia, que preserva ferozmente sus sacrificios de la II Guerra Mundial, China exige ahora el reconocimiento de los suyos. Su resistencia ante el militarismo japonés sigue siendo una saga en gran parte desconocida. Una mirada a este «agujero negro» de la memoria colectiva revela atrocidades que desafían la comprensión: la masacre de Nanjing de 1937, en la que murieron 300.000 civiles y se cometieron violaciones masivas; los experimentos químicos y biológicos de la Unidad 731 con prisioneros, incluidos niños, tan viles que conmocionaron incluso a los observadores nazis. Los enviados alemanes instaron a Berlín a frenar a Tokio, mientras que los registros japoneses documentaban meticulosamente su brutal caos. Desde entonces, valientes historiadores japoneses han sacado a la luz estos horrores, pero siguen siendo marginales en el discurso global. ¿Por qué este silencio?

Descubrir la historia de la II Guerra Mundial desde la perspectiva de Asia pone de manifiesto una verdad vergonzosa: los relatos occidentales, amplificados por Hollywood y los medios de comunicación, han glorificado selectivamente algunas historias y borrado otras. ¿El resultado? Los criminales son rehabilitados y las víctimas se convierten en villanos. Occidente suele aferrarse a una postura sesgada que valora algunas vidas por encima de otras. Las víctimas chinas han recibido escaso reconocimiento mundial, y su sufrimiento se ha visto eclipsado por el relato de la redención de Japón después de la guerra. Esta hipocresía se repite hoy en Gaza, donde la indignación selectiva, las lágrimas por Ucrania, pero el silencio por los 22 meses de sufrimiento de Gaza bajo las políticas de Israel, revelan el mismo doble rasero. Los líderes europeos, moldeados por un legado colonial que enmarcan como una «misión civilizadora», son cómplices. Mientras tanto, Estados Unidos alimenta una guerra comercial con China y, como advierten Kaja Kallas y algunos medios de comunicación, se prepara para un conflicto más amplio, al tiempo que pinta a China como «autoritaria y beligerante». Esto choca frontalmente con la historia antifascista de China y su compromiso moderno con la paz mundial.

El adagio de que los vencedores escriben la historia se desmorona aquí. A China, clara vencedora, se le negó la plataforma para mostrar su valentía, sus sacrificios y sus contribuciones. Hoy en día, el discurso occidental la tilda injustamente de amenaza. La II Guerra Mundial no comenzó ni terminó en Europa. China, miembro fundador de la ONU y el primero en firmar la Carta de las Naciones Unidas, sigue siendo su más firme defensor. Rechaza el relato dominado por Estados Unidos, elaborado por un país que se incorporó tarde a la guerra, que fue el que menos sufrió y el que desató la devastación atómica. El legado de China en la II Guerra Mundial alimenta su misión moderna: erradicar la pobreza, ayudar al Sur Global, construir infraestructuras globales y defender la paz y un futuro compartido para la humanidad.

La conmemoración de Pekín es una audaz refutación del monopolio occidental de la memoria de la II Guerra Mundial. Como afirma acertadamente Warwick Powell: «Durante ocho décadas, Occidente ha reescrito la II Guerra Mundial como una victoria de Estados Unidos y Europa, relegando a China a una nota al pie de página. La conmemoración de China este año desafía esa amnesia y reivindica el papel del país como fuerza central en la derrota del fascismo». Sin embargo, en los turbulentos tiempos actuales, el recuerdo por sí solo no basta. Desde Gaza hasta más allá, la lucha contra la inhumanidad y el fascismo exige que nos enfrentemos a estos puntos ciegos de la historia y a sus ecos modernos.

Biljana Bankovska es profesora de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en la Universidad de San Cirilo y San Metodio en Skopie, miembro de la Fundación Transnacional para la Investigación de la Paz y el Futuro (TFF) en Lund, Suecia. Es asimismo profesora de la European Peace University en Austria y la intelectual pública más influyente de Macedonia.

Texto en inglés: CounterPunch.org, traducido por Sinfo Fernández.

miércoles, 10 de septiembre de 2025

Se venden camas para matrimonios de hierro

El título que acabas de leer es uno de los innumerables ejemplos de incorrección en el uso del lenguaje. 

No hace falta explicar que la intención del vendedor era publicitar camas de hierro para matrimonios pero acabó diciendo algo muy diferente. Acabo de leer hace algunas horas, circulando por una carretera nacional, una expresión similar: Peligro de incendio inminente. Lo que pretendía decir la Dirección General de Tráfico es que había un peligro inminente de incendio

No puedo revisar una tesis, evaluar un Trabajo Fin de Máter o Fin de Grado o leer un artículo e incluso un libro sin ir anotando las expresiones que no son correctas, las construcciones gramaticales que no están bien hechas, los anglicismos, las faltas de concordancia, los galicismos, las palabras que no están usadas con precisión o las preposiciones que no están bien utilizadas…

Voy a referirme en este artículo a diez de los errores más frecuentes con los que me encuentro en sesiones parlamentarias, programas de televisión o de radio, entrevistas a celebridades, artículos de prensa, trabajos universitarios o conversaciones informales…

Uno. Reconozco que tengo un tic de profesor que consiste en detectar (y corregir) los errores e imprecisiones en el uso del lenguaje, hablado o escrito. Y eso me lleva a situaciones comprometidas. Por ejemplo, cuando llamo por teléfono:

Buenos días, ¿puedo hablar con el señor director?
Ahora no puede atenderle porque está reunido

¿Eso quiere decir que lo tiene todo unido, brazos, piernas y orejas? ¿Me quiere decir que lo tiene todo bien pegado?
Ante el perceptible y lógico desconcierto del interlocutor, añado:

Lo correcto es decir que el director está en una reunión.

Me dan las gracias, añadiendo que no lo sabían, que nunca lo habían oído. Sé que me arriesgo a que me suelten una impertinencia (que tendría bien merecida) pero, como hasta el momento nunca ha sucedido, mi manía se mantiene intacta.

Dos. Me he preguntado muchas veces cómo es posible que no haya nadie en el PP que le advierta a su presidente, el señor Feijoo, que no se puede decir: el presidente del gobierno debe de informar…, el gobierno debe de emprender…, los ciudadanos deben de comprender… ¿Nadie se da cuenta? ¿Nadie sabe por qué? Cuando la frase encierra obligación, como es el caso, no se puede utilizar el de. Ha de decirse que el presidente del gobierno debe informar, explicar, saber, decidir… Cuando se expresa duda ha de incorporarse el de. Me gusta poner este ejemplo:

¿A qué hora pasa el tren?
Debe pasar a las 8 (es su hora).
Debe de pasar a las ocho (tengo dudas de que esa sea su hora).

Tres. Hay un error que daña los oídos cuando se escucha y la vista cuando se lee. Me refiero al uso del posesivo para indicar posiciones espaciales: delante mío, detrás tuyo, encima mío, debajo tuyo… Si analizamos, aunque sea someramente, la expresión y pensamos que mío y tuyo son posesivos que indican de quién es la propiedad de un objeto o de una idea (ese bolígrafo es mío, esa idea es tuya) nos daremos cuenta de la clamorosa incorrección. Debe decirse: delante de mí, detrás de ti, encima de mí, debajo de ti.

Cuatro. Hace tiempo (no sé si lo sigue haciendo) Carlos Herrera abrió una sección en su programa de radio titulada “Pienso de que…”. Me indignó que un periodista y por consiguiente un amante del lenguaje difundiese un error de esta envergadura. Los oyentes llamaban al programa y repetían el error como si fuera una consigna: pienso de que… Recuerdo que escribí un artículo con este título: “Por favor, señor Herrera”. Decía que no había derecho a que el esfuerzo de los maestros en las aulas sufriese estos ataques por parte de profesionales que piensan que hacen una gracia induciendo a cometer un error de este calibre. Lo correcto es decir pienso que.

Cinco. Me encuentro muchas veces con el error del infinitivo viudo. No se puede decir ni escribir: Terminar diciendo…, concluir afirmando… Lo correcto es decir: Quiero terminar diciendo, deseo concluir afirmando… Error que suele aparecer en la parte final de los trabajos y de los artículos.

Seis. Los galicismos son muy frecuentes en las conversaciones y en los escritos. No se puede decir o escribir lo siguiente: temas a tratar, preguntas a responder, trabajos a realizar…Hay que utilizar expresiones alternativas: los temas que hay que tratar, las preguntas que hay que responder, los trabajos que es preciso realizar…

Siete. Uno de los errores con los que me encuentro con mayor frecuencia es el uso de la expresión sobre todo (locución adverbial que significa principalmente o especialmente), escrito juntosin que el autor caiga en la cuenta de que un sobretodo (sustantivo), es un abrigo.

Ocho. También es frecuente confundir el entorno (sustantivo) que hace referencia al ambiente, a lo que nos rodea con la expresión en torno a, que es una locución proposicional que significa alrededor de, acerca de o relativo a…

Nueve. Llevo muchos años combatiendo expresiones como a nivel de autonomías o en base a los datos consultados… Digo que, en castellano, solo existen los pasos a nivel del ferrocarril y los envases de las botellas. Hay que decir: en la esfera autonómica…, según los datos consultados…

Diez. Un error tan garrrafal como frecuente es confundir la condicional si no con la adversativa sino. Si no leemos, nos aburriremos (condicional). La causa no es esta sino la otra (adversativa).

Qué decir de los signos de puntuación. En un libro de José Antonio Millán titulado “Perdón, imposible”, se cuenta cómo depende la vida de una persona de la colocación de una coma. Al Emperador Carlos V le llega la sentencia de un juez con este texto: ”Perdón imposible, que se cumpla la sentencia”. El Emperador cambia de lugar la coma para salvar la vida del reo: “Perdón, imposible que se cumpla la sentencia”.

Otro ejemplo: cuando era estudiante de bachillerato, un profesor escribía cada semana una frase en el encerado. En una ocasión escribió: “Lo mejor y lo primero, para mi compañero”. Un bromista cambió la coma de lugar y la frase que pretendía fomentar el altruismo se convirtió en un lema egoísta: “Lo mejor y lo primero para mí, compañero”.

Me ha preocupado tanto esta cuestión que, cuando fui director de un Colegio en Madrid, escribí un pequeño libro titulado “Libro de estilo del Colegio”. Cada profesor y cada alumno tenía su ejemplar. La tarea de la buena escritura no era solo responsabilidad de los profesores de Lengua sino de todo el equipo docente. Investigamos sobre los errores más frecuentes y descubrimos que en 42 palabras se encontraba el noventa por ciento de los errores ortográficos. Nos pusimos a trabajar esas palabras. Los profesores teníamos, fuéramos del área de conocimiento que fuéramos, las mismas inquietudes y los mismos criterios para corregir las faltas de ortografía. Para animar a la escritura teníamos un periódico mural y revistas por niveles en las que publicaban sus escritos

Y cuando formé parte del equipo decanal de mi Facultad escribí con los profesores de Lengua y Literatura Benjamín Mantecón y Cristóbal González un “Libro de estilo para universitarios”. La sección que más me gustó fue la de errores más frecuentes de la A a la Z. Presentamos el error, indicamos cómo debe escribirse o decirse correctamente y explicamos el porqué.

Esta no es una cuestión menor. Estilo es precisión, es claridad, es comunicación y también es ética. Por eso me gusta decir que utilizar un lenguaje no sexista, además de ser una cuestión lingüística es una cuestión moral.

¿Cómo se aprende a escribir y hablar correctamente? Lo tengo muy claro: leyendo mucho. Y leyendo con sensibilidad lingüística. Estoy leyendo el excelente libro de Davil UclésLa península de las casas vacías”. Pues bien me está sorprendiendo la importante cantidad de palabras cuyo significado no conozco. Anoto las palabras desconocidas y busco su significado en el diccionario. Decía mi añorado y admirado Manuel Alcántara: cuando alguien nos dice que no lee, bien podría ahorrarse la confidencia. ¿Cómo es posible que una academia de idiomas prometa enseñar un idioma en quince días?

Algunas veces una sola palabra define la cultura de un individuo. En estos momentos en los que el currículum de los políticos está siendo escrutado con lupa ante los inexplicables e indecentes abusos que se están descubriendo, he oído contar la historia de una persona que va a solicitar trabajo en una gran empresa. Presenta su currículum en el que acredita tener, entre muchas otros méritos, tres licenciaturas. El responsable de admisiones le felicita por su brillante currículum y le dice:

Dada su amplia preparación, ¿qué trabajo le gustaría realizar en la empresa? El solicitante del puesto de trabajo responde con aplomo:

– Lo que haiga.

martes, 9 de septiembre de 2025

Muere el físico y premio Nobel Rainer Weiss, pionero en la detección de ondas gravitacionales

Rainer Weiss, pose en su casa en Boston (EE UU), en mayo de 2016

Su trabajo fue clave para la creación de LIGO, el gran proyecto que logró por primera vez detectar estas ondas

Rainer Weiss, físico norteamericano de origen alemán, ganador del Premio Nobel de Física y del Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica en 2017, ha fallecido a los 92 años, según confirmó la Fundación Princesa de Asturias.

El jurado del galardón acordó concederle el premio junto a Kip Thorne, Barry Barish y la Colaboración Científica LIGO, por “la detección directa de las ondas gravitacionales, ondulaciones del espacio-tiempo anticipadas por Albert Einstein en su Teoría de la Relatividad General hace ahora un siglo”. Este hito, recogía el acta del jurado entonces, constituye “uno de los desafíos más importantes de la física en toda su historia”.

El reconocimiento destacó tanto el talento individual como la obra colectiva de más de un millar de investigadores de un centenar de instituciones en 18 países. El proyecto LIGO representó un reto tecnológico de primera magnitud: la extraordinaria precisión alcanzada por sus instrumentos permitió observar colisiones de agujeros negros muy masivos que ocurrieron hace más de mil millones de años.

Rainer Weiss recoge el Nobel de Física, en diciembre de 2017.
 

Rainer Weiss recoge el Nobel de Física, en diciembre de 2017. Pascal Le Segretain (Getty Images)

Un papel decisivo

Rainer Weiss nació en Berlín en 1932 y emigró de niño a Estados Unidos huyendo del nazismo. Se formó en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), donde fue profesor emérito.

Especialista en física experimental, sus investigaciones abarcaron desde la radiación cósmica de fondo hasta los detectores de ondas gravitacionales. Fue uno de los primeros en concebir, a mediados de los años setenta, un diseño basado en interferometría láser para captar esas ondas, que entonces eran solo una predicción teórica.

Su trabajo fue clave para la creación de LIGO (Laser Interferometer Gravitational-Wave Observatory), el gran proyecto que, en 2015, logró por primera vez detectar ondas gravitacionales, confirmando una de las predicciones más audaces de Einstein y abriendo una nueva era para la astronomía.

En 2017 recibió, junto a Thorne y Barish, el Premio Nobel de Física “por sus contribuciones decisivas al detector LIGO y la observación de ondas gravitacionales”. Además del Nobel y del Princesa de Asturias, fue distinguido con múltiples reconocimientos internacionales.

lunes, 8 de septiembre de 2025

El inesperado papel que pueden jugar los caracoles marinos para tratar los ronquidos y la apnea del sueño

Un hombre isleño joven con un collar de cuentas, sopla la concha de un caracol marino con el mar en el fondo

Fuente de la imagen,Getty Images

Pie de foto,Los especialistas del sueño típicamente no recetan los objetos naturales encontrados en las playas como terapia médica

¿Soplar la concha de un caracol marino podría ayudar a tratar la apnea del sueño?

Como una doctora que trabaja en la medicina del sueño, esta inesperada historia noticiosa definitivamente me llamó la atención.

Mi primera reacción fue de escepticismo; los especialistas del sueño típicamente no recetan los objetos naturales encontrados en las payas como terapia médica. Pero, tal vez, me apresuré demasiado a desechar la idea.

Para los que no la conocen, la concha de un caracol marino es la estructura espiral donde vive ese gran molusco que, cuando se ahueca, puede soplarse como una trompeta.

No es una práctica nueva, las culturas por todo el mundo han usado las conchas de caracol durante miles de años para rituales, ceremonias y comunicación. La novedad es la sugerencia que podrían ayudar con una seria condición médica que afecta a millones.

Todos conocemos a alguien que ronca, pero no todos los ronquidos son inocuos. Si tu pareja detecta que tú algunas veces dejas de respirar durante la noche, eso es motivo de preocupación.

Podrías sufrir de apnea obstructiva del sueño, una condición en la que los músculos de la garganta se relajan excesivamente durante el sueño, haciendo que la vía respiratoria se estreche o se cierre por completo. Estas interrupciones de la respiración, llamadas apneas, pueden ocurrir decenas o incluso centenares de veces durante la noche.

Una pareja en una cama. El hombre ronca con la boca abierta y la mujer se tapa la cara con una almohada para no escucharFuente de la imagen,Getty Images Pie de foto,

El roncar puede ser señal de que sufres de apnea obstructiva del sueño.
Las consecuencias van mucho más allá que estorbar el sueño de tu pareja. Cada pausa de la respiración sacude a el cerebro de los estados de sueño profundo, dejando a la persona exhausta al día siguiente. Esto no es solo un inconveniente, los conductores somnolientos son causa de miles de accidentes al año.

Las constantes disminuciones de oxígeno también estresan el corazón, aumentando el riesgo de alta presión arterial y enfermedad coronaria si no se tratan.

Los tratamientos comunes se concentran en mantener la vía respiratoria abierta durante el sueño. El método de referencia es la presión positiva continua en la vía respiratoria (CPAP, por sus siglas en inglés), donde una máscara envía un flujo constante de aire que actúa como un extensor interno.

Una mujer joven duerme de lado en la cama con una máscara que cubre su nariz y está conectada a un largo tubo plásticoFuente de la imagen,Getty Images Pie de foto,

La máscara C-Pap aplica presión de aire positiva continua para que no interrumpas la respiración durante el sueño. También usamos dispositivos orales que ligeramente mueven la mandíbula hacia adelante, la extirpación quirúrgica de amígdalas o adenoides agrandadas, e incluso nuevas técnicas que implican el envío de pequeños impulsos eléctricos para estimular los músculos de la vía respiratoria.

Cambios en el estilo de vida también son importantes. La perdida de peso reduce el tejido graso alrededor del cuello que puede comprimir las vías respiratorias, mientras que reducir el consumo de alcohol y dejar de fumar ayudan a dar mayor firmeza los músculos de la vía respiratoria; ambas sustancias aflojan los tejidos de la garganta y empeoran los síntomas.

La importancia de los músculos en el sueño

Así que, ¿qué tiene que ver la concha del caracol? Cuando soplas a través de una cavidad estrecha, esencialmente estás entrenando a los músculos de la parte superior de tu vía respiratoria a mantenerse abiertos y firmes.

Este concepto, llamado entrenamiento muscular de la vía respiratoria, cuenta con un apoyo científico legítimo. Los estudios demuestran que los ejercicios que implican a la lengua, el velo del paladar y los músculos faciales pueden mejorar los síntomas de leve a moderados de la apnea del sueño.

Las investigaciones incluso han examinado si tocar el diyeridú -otro instrumento de viento (de los pueblos aborígenes de Australia) que requiere un control sostenido de la vía respiratoria- puede ser beneficioso para los pacientes de apnea del sueño.

Los resultados son prometedores, aunque limitados según la conformidad del paciente. El desafío con cualquier tratamiento basado en ejercicios es mantener una práctica diaria a largo plazo.

Un aborigen australiano, en taparrabos rojo, con la cara y cuerpo pintados de líneas y puntos blancos, está sentado soplando por un tubo largo de cañaFuente de la imagen,Getty Images Pie de foto,

Tocar el diyeridú, un instrumento aborigen de Australia, puede fortalecer los músculos de la vía respiratoria. Aquí es donde la idea de la concha de caracol se vuelve más intrigante. Para pacientes cuidadosamente seleccionados con síntomas leves, podría proporcionar una alternativa más interesante y culturalmente enriquecedora que los ejercicios respiratorios convencionales.

Definitivamente es más accesible que aprender a tocar del diyeridú y probablemente más fácil de explicar a los vecinos que se puedan molestar.

No obstante, seamos claros: la terapia de concha de caracol no va a revolucionar el tratamiento de la apnea del sueño. Cualquiera que sospeche de sufrir de apnea del sueño necesita tener una evaluación médica apropiada y un tratamiento basado en evidencia.

Una mujer de Guam, con una corona de flores tropicales sopla la concha de un caracol marinoFuente de la imagen,Getty Images Pie de foto,Culturas en todo el mundo usan la concha del caracol marino como instrumento. Tú también podrías incorporarla en tu rutina diaria.

Pero como parte de una estrategia amplia, de la mano del control de peso, cambios en el estilo de vida y métodos convencionales, la prescripción de ejercicios con conchas de caracol podría algún día ganarse un puesto en nuestra caja de herramientas terapéuticas.

De manera que la medicina del sueño, típicamente obsesionada con soluciones de alta tecnología, podría beneficiarse de algo tan antiguo y sencillo como soplar una concha marina. Por supuesto, siendo especialistas del sueño, inevitablemente necesitaríamos darle el nombre técnico adecuado: "rehabilitación muscular respiratoria", suena bien, ¿no te parece?

*Jo-Anne Johnson es directora de pregrado de Medicina en la Universidad Anglia Ruskin, Londres. Su artículo original fue publicado en The Conversation, cuya versión en inglés puedes leer aquí. 

domingo, 7 de septiembre de 2025

Estop genocidio. El negocio del genocidio: no hay límite para el capitalismo si se trata de ganar dinero

Estoy seguro de que muchas de las personas que leen mis artículos tuvieron noticia del último informe de la Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre la situación de los derechos humanos en los territorios palestinos ocupados desde 1967, Francesca Albanese, publicado en junio pasado.

Sin embargo, quiero reincorporarme a la actividad tras el paréntesis veraniego haciéndome eco de él por tres razones importantes. En primer lugar, porque hay que seguir denunciando y combatiendo lo que yo creo que es un auténtico crimen contra la humanidad, cometido por Israel en la piel del pueblo palestino y con la complicidad de los grandes poderes que dominan el mundo. En segundo lugar, porque este informe señala y demuestra algo muy importante que hay que divulgar: el genocidio que lleva a cabo Israel no es sólo un crimen en sí mismo, por lo que tiene de violencia terrorista y de crueldad inhumana, sino también un negocio de sangre para un gran número de grandes empresas. Finalmente, y no es lo menos importante, me hago eco del informe como un modesto homenaje a su autora, una persona honrada y valiente que está siendo perseguida, amenazada y vejada, sin que demuestren que sus juicios son erróneos, por los gobiernos criminales de Estados Unidos e Israel, para los que el dinero y el poder están por encima de la verdad, la vergüenza y la paz.

El Informe parte de una evidencia: el colonialismo y el genocidio “han sido históricamente impulsados y facilitados por el sector empresarial” para desposeer a los pueblos, y eso mismo es lo que ha ocurrido con la estrategia de Israel para colonizar los territorios palestinos.

En concreto, muestra que grandes corporaciones multinacionales fabricantes de armas, tecnológicas, constructoras, de industrias extractivas y servicios, bancos, fondos de pensiones, aseguradoras, e incluso universidades y organizaciones benéficas permiten «la negación de la autodeterminación y la ocupación, la anexión y los crímenes de apartheid y genocidio, así como una larga lista de crímenes conexos y violaciones de derechos humanos, desde la discriminación, la destrucción indiscriminada, el desplazamiento forzado y el saqueo hasta las ejecuciones extrajudiciales y la hambruna».

El informe señala que han hecho y hacen negocio con la ocupación y el genocidio de diversos modos. Entre otros, proporcionado armas y maquinaria para destruir viviendas, escuelas, hospitales, mercados…, comprado tierras con el fin de desposeer y desplazar a la población palestina, suministrado equipos de vigilancia para segregar y controlar comunidades, asfixiado la economía palestina convirtiéndola en un mercado cautivo, explotando su mano de obra y recursos y canalizado fondos hacia la ocupación ilegal, o suministrando los servicios de información, datos e inteligencia o financieros que permiten que Israel lleve a cabo la ocupación y el genocidio.

También se benefician de la ocupación y dan soporte al genocidio otras organizaciones civiles y religiosas de diversos países e incluso universidades y grandes centros de investigación, como el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en cuyos laboratorios se realizan investigaciones sobre armas y vigilancia financiadas por el Ministerio de Defensa israelí.

En realidad, nada de esto se sabe por primera vez. Ya en 2020 Naciones Unidas había presentado una base de datos con 112 empresas que se beneficiaban de la actividad ilegal de Israel en Cisjordania. El portal whoprofits.org proporciona, además del listado de esas empresas, informes sobre su área específica de actividad. Y en dontbuyintooccupation.org se señalan las entidades financieras que hacen negocio con la ocupación, entre ellas, las españolas Banco de Santander, BBVA, Caixa y Banco de Sabadell.

El informe tiene el valor, sin embargo, de denunciar todo eso en el momento más difícil con fundamento, valentía y con toda claridad: el genocidio perpetrado por Israel continúa -dice Francesca Albanese- «porque es lucrativo para muchos».

Su informe concluye diciendo textualmente: «Los inversores y las instituciones públicas y privadas se lucran a mansalva (…) Las empresas armamentísticas han obtenido beneficios casi récord equipando a Israel con armamento de última generación que ha devastado a una población civil prácticamente indefensa (…) La maquinaria de los gigantes mundiales de equipos de construcción ha contribuido decisivamente a arrasar Gaza, impidiendo el retorno y la reconstitución de la vida palestina. Los conglomerados mineros y de energía extractiva, si bien proporcionan fuentes de energía civil, han alimentado las infraestructuras militares y energéticas de Israel, ambas utilizadas para crear condiciones de vida calculadas para destruir al pueblo palestino (…) La agroindustria aún sustenta la expansión de los asentamientos. Las mayores plataformas de turismo en línea siguen normalizando la ilegalidad de las colonias israelíes. Los supermercados globales siguen ofreciendo productos de los asentamientos israelíes. Y las universidades de todo el mundo, bajo el pretexto de la neutralidad en la investigación, siguen beneficiándose de una economía que ahora opera en modo genocida».

El ansia voraz y enfermiza del beneficio, la avaricia sin límites que mueve al capitalismo de nuestros días y el poder gigantesco que están acumulando las grandes industrias armamentísticas, tecnológicas y financieras han creado, como dijo el Tribunal Penal Internacional y recuerda el informe de Francesca Albanese, una «empresa criminal conjunta» que conforma una «economía global que impulsa, alimenta y facilita este genocidio». El capitalismo de nuestros días, las grandes empresas que lo gobiernan, sus directivos y los políticos que las defienden y apoyan, están manchados de sangre inocente de docenas de miles de seres humanos.

No es nada fácil hacerse oír y combatir todo esto, pero no podemos callarnos ante los crímenes consentidos ni ante la infamia de los gobiernos, empresas y líderes políticos y sociales que por acción u omisión están permitiendo un nuevo y vergonzoso holocausto en Palestina.

PD.

Con ese ánimo de no guardar silencio, un grupo de personas de diferentes sensibilidades políticas e ideologías enviamos hace unos días una carta a la presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, reclamándole que actúe y no sea cómplice ni por acción ni por omisión del genocidio. Ya se han sumado más de 800 1.200 firmas. Te animo a hacerlo (para ello escribe a fcasero@fundacionsavia.org) o, incluso mejor, a que tomes la misma iniciativa y envíes otra carta parecida con personas de tu alrededor. La que hemos enviado puedes leerla pinchando aquí.

sábado, 6 de septiembre de 2025

Einstein, Arendt y Freud, del apoyo al sionismo a denunciarlo por fascista


Fuentes: El Salto [Foto: La filósofa Hannah Arend


No necesitaron ver el actual genocidio del pueblo palestino para darse cuenta, hace un siglo, que aquel proyecto sionista de “un hogar para los judíos” incluía un plan de limpieza étnica en la Palestina Histórica.

El sionismo ha reivindicado muchas veces haber contado desde su origen con el apoyo de renombrados personajes públicos internacionales de origen judío, y entre ellos no podían faltar ni Albert Einstein, Hannah Arendt o Sigmund Freud, ocultando una parte de la historia, el desengaño que ellos experimentaron pronto, al comprobar el carácter xenófobo y extremadamente violento de esa corriente del judaísmo.

Albert Einstein (1879–1955), alemán de origen judío, Premio Nobel de Física 1921, se entusiasmó en los años 20 y 30 del siglo pasado con el proyecto judío de crear un hogar en Palestina tras ver el avance imparable del antisemitismo en su país y en Europa, pero creía ver en el sionismo algo muy distinto a lo que realmente fue. Decía en 1931, en Mi visión del mundo, una recopilación de artículos: “Nuestro objetivo no es la creación de una comunidad política, sino que conforme a la tradición del judaísmo, es una meta cultural en el sentido más amplio de la palabra. Para lograrlo debemos resolver con nobleza, abierta y dignamente, el problema de la convivencia con el pueblo hermano de los árabes (…) Especial atención merecen nuestras relaciones con el pueblo árabe. Fomentándolas podremos evitar en el futuro la formación de tensiones peligrosas, que podrán ser utilizadas para provocar ataques de nuestros enemigos”.

En 1932 el científico se fue a vivir a Estados Unidos, un año antes de que Adolf Hitler llegara al poder en Alemania. En otra de sus intervenciones sobre el sionismo, en 1938, Einstein dejaba clara su posición en contra de la formación de un estado judío con fronteras y ejército: “Dejando a un lado las consideraciones prácticas, mi concepción de la naturaleza esencial del judaísmo se opone a la idea de un Estado judío con fronteras, ejército y un grado de poder temporal, por modesto que fuera. Estoy espantado al pensar en el daño interno que sufrirá el judaísmo, sobre todo por el desarrollo de un nacionalismo estrecho en el interior de nuestras propias filas, contra el cual hemos estado siempre obligados a luchar enérgicamente, aun sin un Estado judío”.

La postura de Einstein fue aun mucho más crítica con el sionismo al comprobar el auge que iban teniendo las organizaciones terroristas judías, que tanto atacaban a la población autóctona árabe como a las fuerzas del Mandato Británico que controlaban todavía en la década de los 40 el territorio de la Palestina histórica, e incluso a sectores de la comunidad judía que no compartía sus ideas.

El 22 de julio de 1946 comandos paramilitares sionistas del Irgún Tzvaí Leumí, del Lehi y de la Haganá, atacaron el Hotel King David, en Jerusalén, sede entonces de la Comandancia Militar del Mandato Británico de Palestina y de la División de Investigación Criminal, y mataron a 91 británicos.

¿La razón? Que el Gobierno británico del conservador Venille Chamberlain había aprobado un Libro Blanco para preparar el proceso de independencia de Palestina, en el cual se proponía que como paso previo a ella se incorporaran al propio gobierno del Mandato Británico representantes judíos y palestinos. Se planteaba esa fórmula como una experiencia para que en el nuevo Estado que se creara pudieran convivir ambos pueblos.

Para facilitar ese plan el Libro Blanco planteaba también que se fijara un límite a la inmigración judía en Palestina para que esta no supusiera más que un tercio de la población local total, a menos que los propios habitantes árabes lo consintieran expresamente. Pero el sionismo no podía consentir un cambio tan brusco de la postura británica y del espíritu colonialista de la Declaración Balfour de 1917.

En abril de 1948 unidades del Irgún Tzvaí Leumí y de Lehi cometían otra matanza, esta vez en la aldea palestina de Deir Yassim y asesinaban a 120 personas. Einstein quedó conmocionado al conocer la matanza y el 9 de abril escribió una carta a Shepard Rifkin, director de la organización estadounidense Amigos americanos de los combatientes por la libertad de Israel, quien le había pedido que se manifestara públicamente a favor del sionismo y de la creación del Estado de Israel: “Estimado señor: Cuando nos sobrevenga una catástrofe real y definitiva en Palestina, los primeros responsables de ella serán los británicos y los segundos responsables serán las organizaciones terroristas creadas dentro de nuestras propias filas. No quisiera ver a nadie asociado con esa gente descarriada y criminal”.

Un mes más tarde, el 14 de mayo de 1948, las fuerzas judías, con consentimiento de Naciones Unidas, declaraban en Tel Aviv la creación de un nuevo Estado al que llamaron Israel y se apoderaron no del 56 % del territorio de Palestina tal como estaba previsto inicialmente, sino del 77 %. David Ben-Gurion, de origen polaco y presidente de la Agencia Judía, fue nombrado primer ministro y se convirtió en el artífice de la expulsión de Palestina por la fuerza de 750.000 palestinos, éxodo conocido como la Nakba («desastre» en árabe).

Una de las primeras medidas de Ben-Gurion fue la creación de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI, o Tzáhal, su acrónimo en hebreo). El núcleo central con el que se puso en marcha la FDI —una de las instituciones más respetadas por la población israelí y ejecutora del actual genocidio en Gaza—fue la propia estructura y militancia de la Haganá y otras organizaciones terroristas sionistas.

Arendt, la activista sionista que cambió de opinión
Hannah Arendt también fue inicialmente una entusiasta activista del movimiento sionista, primero en su país natal, en Alemania, en los años 20 e inicios de los 30, y a partir de 1937 en Estados Unidos, país en el que se refugió huyendo del nazismo.

Al igual que Einstein ella era una fervorosa partidaria de que se creara un lugar en Palestina para los judíos, pero no a costa del desalojo de los palestinos, y criticaba también que el movimiento sionista se olvidara del resto de judíos de la diáspora, de judíos como ella o Einstein que vivían en otros países y no querían vivir en Palestina.

Los registros de la emigración judía hacia Palestina antes de la creación del Estado de Israel muestran que de los cerca de 40.000 que migraron entre 1904 y 1914 más del 80% decidió no quedarse finalmente. El destino preferido era mayoritariamente Estados Unidos.

Arent creó en EE UU el Grupo Joven Judío en 1942 en un intento por ampliar el debate interno dentro del movimiento sionista. Ella criticaba que el movimiento dependiera tanto de banqueros como los Rothschild y otros magnates. Sostenía que esa dependencia era su “segunda opresión”.

Hannah Arent se distanciaba de los que mantenían una creencia bíblica, la que el pueblo judío era el “pueblo elegido”, con la que se justificaba todo. Sus diferencias con el proyecto sionista se acentuaron tras comprobar que las tesis del sionismo más extremista y chovinista se imponían en la Conferencia Baltimore de ese año.

En escritos como La crisis del sionismo que publicó ese año y en trabajos posteriores Arendt se distanciaba cada vez más de aquellos que ya no hablaban de un ‘hogar judío’ sino de un ‘Estado judío’ y mostró su preocupación por el desprecio con el que se hablaba de la población originaria palestina con la que no se contaba en ningún plan.

Su escrito Sionismo reconsiderado provocaría una gran polémica en el seno del movimiento sionista. En él denunciaba al “nacionalismo radical”: “El movimiento nacional judío social–revolucionario acabó como la mayoría de los movimientos de este tipo: dando su más firme apoyo no ya a reivindicaciones nacionales, sino a reivindicaciones chovinistas que en realidad no estaban en contra de los enemigos del pueblo judío, sino de sus amigos potenciales y de sus vecinos reales”.

Ella hablaba así de los árabes, ‘amigos potenciales’, ‘vecinos reales’, e igual que Einstein abogaba por un Estado binacional judío–palestino, y en 1951, tres años después de la fundación del Estado de Israel, denunciaba frontalmente la expulsión por parte del nuevo Estado de cientos de miles de los habitantes originarios de Palestina: “Después de la guerra resultó que la cuestión judía, que había sido considerada la única insoluble, estaba desde luego resuelta, principalmente gracias a un territorio primero colonizado y luego conquistado, pero esto no resolvió el problema de las minorías y de los apátridas. Al contrario, como virtualmente todos los demás acontecimientos de nuestro siglo, la solución de la cuestión judía produjo una nueva categoría de refugiados, los árabes, aumentando por el número de apátridas y fuera de la ley con otras 700.000 u 800.000 personas”.

Hannah Arendt, que tanto había luchado por el sionismo tuvo que soportar agresivas críticas del sionismo radical, que la terminaron acusando de antisemita y hasta de colaboracionista por su libro Eichman en Jerusalén. En ese libro ella hablaba sobre la banalidad del mal, pretendía ir más allá de una condena frontal al Holocausto, intentaba desentrañar la mente de un personaje como el jerarca nazi, cómo se transformaba un ciudadano alemán normal en un monstruo que en su juicio llegó a reivindicar ser un buen funcionario, haber cumplido a rajatabla con las órdenes recibidas. Obediencia debida.

Menájem Begin, un prócer para los sionistas, como Ben-Gurion, también nacido en Polonia y líder del Irgún, el grupo terrorista más radical, viajó a Estados Unidos en 1948 tras crearse el artificial Estado de Israel y fue recibido con todos los honores por el gobierno del demócrata Harry Truman,

Fue entonces cuando un grupo de 27 destacados intelectuales judíos residentes en Estados Unidos, filósofos, rabinos y científicos, entre los que se encontraban Albert Einstein y Hannah Arendt, enviaron una carta a los editores de The New York Times el 2 de diciembre de ese año repudiando su visita y el proyecto que representaba. Fue publicada por el diario neoyorkino dos días después: “Uno de los fenómenos políticos más inquietantes de nuestro tiempo es la aparición en el recién creado Estado de Israel, del Tnuat Haherut (Partido de la Libertad), un partido político muy parecido en su organización, métodos, filosofía política y atractivo social a los partidos nazi y fascista. Se formó a partir de los miembros y seguidores del antiguo Irgun Zvaí Leumí, una organización terrorista, derechista y chauvinista de Palestina (…) Es inconcebible que quienes se oponen al fascismo en todo el mundo, si se les informa correctamente sobre el historial político y las perspectivas del Sr. Begin, puedan sumar sus nombres y apoyo al movimiento que representa”.

En la carta, firmada también por otros intelectuales judíos, como Isidore Abramovitz, el rabino Jessurun Cardozo, Sidney Hook, Samuel Shuman, o Irma y Stefan Wolfe, denunciaban la intolerancia de Begin y los grupos terroristas que él representaba, que llegaban a aterrorizar a la propia población judía que no se unía a ellos: “Los profesores fueron golpeados por hablar en su contra y los adultos fueron fusilados por no permitir que sus hijos se unieran a ellos. Mediante métodos de gánsteres, palizas, ruptura de ventanas y robos generalizados, los terroristas intimidaron a la población y le exigieron un fuerte tributo”.

Tras otras consideraciones los intelectuales judíos terminaban así su carta: “Por lo tanto, los abajo firmantes utilizamos este medio para presentar públicamente algunos hechos destacados sobre Begin y su partido, y para instar a todos los interesados a no apoyar esta última manifestación del fascismo”.

Begin crearía en 1973 el partido Tnuat Haherut y lideraría el proceso de fusión de este con otras formaciones de la derecha israelí que daría lugar al nacimiento del Likud, el partido que hoy lidera Benjamin Netanyahu y el Gobierno ultraderechista israelí. En 1979 Begin recibía el Premio Nobel de la Paz.

Freud, crítico con el fanatismo sionista
El caso de Sigmund Fred fue distinto al de Einstein o Arendt. El padre del psicoanálisis, austriaco de origen judío pero declaradamente ateo, abordó en Moisés y el monoteísmo en los años 30 el proyecto de crear un ‘hogar judío’ en Palestina preguntándose: “Qué lleva a los judíos a considerarse como ‘el pueblo elegido’? ¿Cuáles son las consecuencias de mantener tal narcisismo?».

El 26 de febrero de 1930 Freud escribía una carta al doctor Chaim Koffer , quien, en nombre de la Fundación para la Reinstalación de los Judíos en Palestina, le pedía un pronunciamiento a favor del sionismo y de la migración hacia Palestina: “No puedo hacer lo que usted desea. Mi reticencia a interesar al público en mi persona es insalvable y creo que las circunstancias críticas actuales no me incitan para nada a hacerlo (…) Pero, por otro lado, no creo que Palestina pueda algún día ser un Estado judío ni que tanto el mundo cristiano como el mundo islámico puedan un día estar dispuestos a confiar sus lugares santos al cuidado de los judíos”.

Freud mencionaba también en esa carta su rechazo a considerar al Muro de las Lamentaciones el lugar sagrado más importante para el judaísmo: “No puedo experimentar la menor simpatía por una piedad sionista mal interpretada, que hace de un trozo del muro de Herodes una reliquia nacional y a causa de ella, ofende los sentimientos de los nativos”.

El padre del psicoanálisis, que en muchas ocasiones criticó el nacionalismo y la xenofobia, mencionaba también en esa carta su recelo sobre el apoyo interesado de magnates judíos a la idea de crear el ‘hogar judío’ en Palestina: “Me hubiera parecido más prudente una patria judía en un suelo históricamente no cargado; en efecto, sé que, para un propósito tan racional, nunca se hubiera podido suscitar la exaltación de las masas ni la cooperación de los ricos. Concedo también, con pesar que el fanatismo poco realista de nuestros compatriotas tiene su parte de responsabilidad en el despertar del recelo de los árabes”.

En 1939, cuando las organizaciones terroristas sionistas atacaban diariamente las aldeas palestinas advirtió: “La mayor calamidad sería un enfrentamiento permanente con el pueblo árabe” recordando que “en tiempos pasados ningún pueblo mostró mayor amistad con los judíos que los antepasados de estos árabes”.

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