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martes, 6 de mayo de 2025

No olvidar la Comuna de París

Comuna de París, Fuentes:Rebelión


En este mes de abril, pero de 1871, se llevó a cabo un importante suceso que los trabajadores no debemos olvidar. Es necesario tener presente el acontecimiento conocido como La Comuna de París, que nos permita comprender las lecciones para quienes buscamos hoy una verdadera transformación social.

Si lo medimos por su duración histórica, del 18 de marzo al 28 de mayo de 1871, fueron 72 días, prácticamente un tiempo insignificante, entonces ¿por qué se le ha prestado tanta atención? Porque se trata de un acontecimiento denso, infinitamente más complejo de lo que uno puede pensar que ocurra en un proceso que solo duraría 72 días.

Este acontecimiento histórico se enmarca a mediados de 1870. Tanto el Imperio francés, entonces liderado por Napoleón III (el mismo que invadió a México en 1861), como el Imperio prusiano, liderado por el káiser Guillermo I, se encontraban en una etapa de expansión por razones económicas y políticas. Su enfrentamiento se le conoce como la guerra franco-prusiana. En julio de 1870 se declaró la guerra y en septiembre de 1870 los ejércitos napoleónicos fueron derrotados en la Batalla de Sedán; el resultado fue la captura del emperador Napoleón III y más de 100 mil tropas francesas.

En medio de la ofensiva de las tropas prusianas que estaban apoderándose de territorio francés y que se acercaban a París, se convocó a la formación de un proceso electoral para elegir la Asamblea Nacional y un gobierno provisional de salvación o defensa. En estas elecciones fue electo Adolph Thiers el 17 de febrero de 1871, pero ello no generó ningún remedio, en marzo del mismo año los dirigentes de las tropas francesas ofrecieron una rendición en condiciones humillantes que implicaba la entrega de París.

En este contexto entró en escena el pueblo parisino. La población francesa estaba dispuesta a defender París. Infinitamente superior a lo que habían hecho los juristas y militares de la burguesía, en marzo de 1871 se generó un salto de conciencia, un salto en la disposición a reconocerse con otros para formar un solo cuerpo, una unidad superior a la plasmada en el papel. El pueblo francés, y en particular el pueblo parisino, ya venía con una gran tradición de lucha y de reconocimiento de sus verdaderos enemigos. Dado que existía una gran reserva de conocimiento de lo que significa luchar, de lo que significa enfrentarse al enemigo, el pueblo francés se enfrentó a su propio gobierno, a la cúpula del gobierno comandada por Thiers.

La Guardia Nacional, organismo auxiliar del ejército francés en ese momento inexistente, se unió al levantamiento popular para formar junto con los trabajadores, artesanos e inmigrantes desempleados, una organización miliciana popular. El gobierno mendaz de Thiers por su parte incitó a los militares a disparar contra la población, sin embargo, las fuerzas militares no dispararon.

El pueblo parisino, encabezado por los trabajadores, dentro de sus primeras acciones llamó a participar a los diferentes distritos de París y a las distintas comunas para elegir al máximo órgano político, el Consejo Comunal. Mediante sufragio universal directo, fueron elegidas las autoridades del Consejo Comunal, compuesto por concejales de los diferentes distritos y municipios de París.

Los miembros electos de este nuevo gobierno podían ser revocados si se comprobaba que no estaban cumpliendo con los mandatos que la población les había otorgado al elegirlos, y que funcionarían exclusivamente con ingresos equivalentes al salario de un trabajador promedio en París de aquellos años. Ser miembro del gobierno no significaba entonces obtener prebendas y privilegios, sino una tarea que exigía cumplir cabalmente con su responsabilidad y mantenerse siempre, hombro con hombro, al servicio de su pueblo.

Muchos de los dueños de las empresas huyeron de París, de modo que una gran cantidad de empresas fueron abandonadas y cerradas, por lo que la Comuna de París declaró que estas empresas debían ser confiscadas y, por tanto, pasarían a la administración y autogestión de los propios trabajadores, comenzó así su reactivación y funcionamiento regular para beneficio de la población parisina.

Se suspendió el pago de alquileres. Se devolvieron las prendas de las casas de empeño. Se eliminaron los turnos de noche en las panaderías. Se asumió el compromiso de que la educación debía ser fundamental y un derecho que debía cumplirse. Por limitaciones de espacio no es posible describir en toda su amplitud la gran obra del pueblo parisino como gobierno. El Consejo Comunal se convirtió pues en un gobierno del pueblo y para el pueblo.

En paralelo a este proceso, Thiers, apostado en Versalles, cerca de París, negoció un rearme con el gobierno del emperador Guillermo I y junto a las fuerzas del ejército prusiano se dispusieron erradicar a la Comuna; el peligro ya no era la invasión de Francia por tropas prusianas, ahora la amenaza fundamental residía en la fuerza del pueblo parisino que, dirigido por los trabajadores, comenzaba a gobernar con éxito. Del 21 al 28 de mayo de 1871 se realizó el implacable castigo contra el París obrero de la Comuna: fueron asesinados más 35 mil hombres, mujeres, niños y ancianos, una salvaje y sangrienta carnicería para retomar el control de la ciudad de París. Había que impedir a toda costa que los trabajadores de Francia, Alemania y el mundo, aspiraran a construir una sociedad nueva dirigida por ellos mismos.

Karl Marx, de este acontecimiento diría más tarde: la clase obrera no puede simplemente tomar el viejo aparato estatal y usarlo para avanzar en su tarea de emancipación económica y política. Como corolario de esto, deben crear su propio Estado, sus propios gobiernos, sus propias formas de hacer política.

La Comuna de París fue la forma política descubierta, en un momento histórico determinado, para la emancipación política y económica de la clase obrera. La Comuna fue la forma de Estado o el Estado que surge como consecuencia de la revolución proletaria. ¿Qué será capaz de edificar ahora el pueblo mexicano si se organiza y lucha?

jueves, 23 de marzo de 2023

En la vanguardia del feminismo popular Las intrépidas comuneras de París

Guadalupe Treibel20/03/2023 Feminismos
Fuentes: Página/12 (Argentina) [Imagen: La barricada de la Place Blanche defendida por mujeres al mando de Louis Michel. Créditos: litografía de Héctor Moloch]

Prusia. La guerra resulta un fiasco, Napoleón III termina preso, la cité acaba sitiada, el Imperio se derrumba. Aunque el pueblo se opone a la rendición, el gobierno provisional francés -liderado por Adolphe Thiers- acuerda el armisticio y demanda que los milicianos entreguen sus armas. Es en este contexto que envía a soldados a retirar 271 cañones apostados en la colina de un barrio obrero, Montmartre, el 18 de marzo de 1871.

Sucede al alba, cuando el sol aún no ha despuntado, y son las mujeres las que -camino a comprar pan y leche para sus familias- se topan con la escena: hermanos parisinos se disponen a retirar sigilosamente la artillería, y ellas, con gran coraje, se interponen entre los varones y los cañones que “apuntaban hacia la urbe del lujo y los palacios, de las conjuras monárquicas, de los infames especuladores y de los gobiernos cobardes”, en palabras de la periodista, novelista y revolucionaria André Léo, nom de plume de Léodile Champseix, autora de varias obras sobre la igualdad de derechos. Ni siquiera cuando las tropas reciben la orden de abrir fuego, las mujeres se retiran;  revolucionario: la Comuna de París, de cuyo inicio se están cumpliendo 152 años.

La utopía de este experimento radical de democracia directa duró, como bien se sabe, muy poco tiempo: fueron apenas 72 días en los que miles de personas dieron un paso al frente para participar en la defensa de su proyecto, un gobierno obrero y popular, laico y socialista, que tuvo brutal final, sofocado por el ejército de Versalles en la llamada Semana Sangrienta. Mientras resistió, empero, la Comuna de París impulsó una serie de medidas políticas y sociales de avanzada, aunque -por obvias razones- muchas no llegaran a implementarse en esas fechas. En su programa, figuraba: educación gratuita, laica y obligatoria; suya: la Union des femmes pour la défense de Paris que, desde su creación, postuló que la lucha por la defensa de la Comuna era la lucha por los derechos de las mujeres.

Por otro lado, se hicieron escuchar en clubes políticos -tanto mixtos como femeninos- mostrando sus dotes como elocuentes oradoras, afirmándose en la arena pública. Paule Minck, la mentada André Léo, Jeanne Deroin, Nathalie Lemel, Béatrice Excoffon, Sophie Poirier, Anna Jaclard, entre las ponentes que suelen destacarse, aunque también hubo lavanderas, panaderas, parteras, costureras que intercambiaron ideas durante días de ardientes debates en los que se hablaba sobre cómo reorganizar el trabajo, dar acceso a la educación, entre otras conquistas por alcanzar.

Fuente:
https://www.pagina12.com.ar/531921-las-intrepidas-comuneras-de-paris-vanguardia-del-feminismo-p

viernes, 19 de marzo de 2021

150 años de la Comuna de París. De la Guerra Civil al 15M: los ecos de la Comuna de París que llegaron a España

Las reminiscencias del levantamiento francés impregnaron a una España que se dividió: el movimiento cantonalista, la persecución a La Internacional, la simbología compartida y las conmemoraciones de la revolución parisina fueron algunos de los hechos que llegaron del país fronterizo.

París era un hervidero de libertad y fervor patriótico. Aquella revolución del 18 de marzo de 1871 dio comienzo al primer gobierno de la clase obrera del mundo. Duraría poco, tan solo 60 días, el tiempo que trascurrió hasta que una implacable represión acabaría con la novedosa legislación vertebrada en torno al socialismo autogestionario.

La Comuna de París murió el 28 de mayo, y con ella los decretos que daban más poder al pueblo, entre otros: la obligación de las iglesias a acoger asambleas de vecinos, la laicidad del Estado, la creación de guarderías para los hijos de las obreras, la autogestión de las fábricas abandonadas por los patrones y la abolición de los intereses de las deudas.

En España, la revolución fue ampliamente difundida por la cobertura que hicieron los periódicos de la época con sus diferentes líneas editoriales. «El arco político se dividió entre aquellos que la apoyaron y los que la denostaban, pero hay referencias explícitas de La Comuna hasta 1937», comenta Marie-Angèle Orobon, profesora en la Université Sorbonne Nouvelle-Paris 3 (La Sorbona) y estudiosa del tema.

Una Francia en el calderero que acaba de salir de la guerra franco-prusiana se convirtió en la protagonista de la prensa española. «Los diarios republicanos españoles, muy importantes en aquella época, recalcaron en seguida la legitimidad de la reacción del pueblo ante lo que consideraban un ataque gubernamental, mientras que los medios monárquicos, liberales, conservadores e incluso carlistas denunciaron la anarquía y el desorden que reinaba en París», explica Orobon. En España, inmersa en su sexenio democrático, el republicanismo percibe a La Comuna como un modelo de nuevo orden social, llegándolo a tildar de «templo de la libertad, igualdad y fraternidad».

Las primeras consecuencias de la revolución parisina no se hacen esperar: «Los círculos internacionalistas son prudentes con el apoyo al levantamiento popular, pero el 2 de mayo, una fecha muy señalada al marcar el inicio de la resistencia antifrancesa, la sección madrileña de La Internacional organiza una velada de té fraternal en apoyo de La Comuna; un acto que terminó siendo reprimido», en los términos de Orobon.

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