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domingo, 11 de agosto de 2013

Ada Colau: “En España puedes ser un mafioso y disfrutar de reconocimieno oficial”

Líder del movimiento antidesahucios e impulsora de los escraches contra políticos
Esta catalana se ha convertido en la activista más famosa y contundente de los últimos tiempos

"Un, dos, tres, ¡fuerte!”. Levantar la reja del local de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) en Barcelona, cuyo sistema eléctrico se ha estropeado, ha sido mi acto solidario de hoy. Solidario con su portavoz, Ada Colau, que quizá no habría podido sola porque pesa un quintal, pero en el fondo interesado, porque quiero ver dónde opera una de las organizaciones sociales más activas y exitosas de este país. Superada la prueba, entramos en una amplia lonja con aires de garaje en la que se reparten unas cuantas mesas con sus ordenadores y sus sillas de oficina. Todo es espartano y con pinta de segunda mano, como supongo corresponde a un movimiento de base.

Colau se sienta y, en cuanto empiezo a preguntar, sale de su boca un discurso tan torrencial que dan ganas de unirse a la lucha o, si estás en el otro lado de la barricada, de rendirse y entregarse. Esta barcelonesa de 39 años es la voz pública de muchas personas que han estado o están a punto de ser desahuciadas de sus hogares por no poder pagar su deuda con los bancos, y que se han unido para pelear. Su defensa de acciones tan po­lémicas como los escraches la ha convertido en favorita de unos medios y en punching ball de otros. En esperanza blanca de muchos progresistas… y en bestia negra del Partido Popular, algunos de cuyos dirigentes no dudaron en relacionarla con el terrorismo en un inútil intento de mermar su popularidad.

P. ¿Es usted ETA?
R. Evidentemente, no. Tener que decirlo demuestra ya el nivel político de nuestro país y de nuestro Gobierno. Es ridículo.

P. Vayamos entonces con asuntos más serios. La plataforma de la que es portavoz se enfrenta a un problema crónico, la vivienda, y a un drama, los desahucios. ¿Algún país lo está haciendo bien en este terreno?
R. Nadie lo está haciendo perfecto, pero no hay otro país que lo haga tan mal como España. Es un ejemplo negativo ante el mundo. Vienen medios de comunicación ultraliberales y se escandalizan: lo nuestro no se entiende ni desde esa ideología. Si ­excluyes a millones de personas del sistema de por vida, generas economía sumergida y ningún incentivo para retomar la actividad económica.

P. ¿Algún caso le ha tocado especialmente?
R. Todos, porque, a diferencia de lo que quiere hacernos creer el PP, no hay unos casos más graves que otros: en todos hay vulnerabilidad extrema. La pérdida de vivienda rompe familias y te desestructura emocionalmente. Aunque consigamos cambiar la ley y resolver los casos que nos están llegando, habrá una generación traumatizada.

P. ¿Cómo responde la gente cuando logran parar su desahucio?
R. Responden ya no con agradecimiento, sino con implicación. Independientemente de lo que consiga de las Administraciones, la plataforma ya ha ganado. La gente llega con la autoestima por los suelos, encuentran apoyo y después tienen más ganas de ayudar a otros. Es un proceso que casi todo el mundo explica como un renacer: el paso de afectado a activista. Es lo más bonito que he visto en mi vida.

P. ¿No son responsables los individuos de haberse entrampado al firmar hipotecas enormes?
R. Ellos no rehúyen su parte de responsabilidad. ¿Qué entendió la gente y qué le explicaron en el banco cuando firmaba? Que el banco tasaba el piso y decía que valía, por ejemplo, 300.000 euros, y que por eso a ti te dejaban 250.000, 300.000 o más. Entonces el banco te decía: “Tranquilo, si no puedes pagar, vendes la vivienda y no pasa nada”. Ni el banco, ni la inmobiliaria, ni el notario, ni la Administración pública explicaron que podías perder la vivienda y quedarte con una deuda de por vida. Si lo hubieran explicado, mucha gente no se habría hipotecado. Los bancos redactaron contratos plagados de cláusulas abusivas, engañaron y estafaron. Es increíble que no estén pasando cosas más graves en este país, es de escándalo.
P. ¿Cómo son sus negociaciones con las entidades financieras? Porque para ellas esta situación también es un problema... Ver más,...  Fuente: El País.


domingo, 16 de mayo de 2010

Los siete momentos del cambio social

La crisis es, a mi juicio, una racionalización irracional de un sistema irracional. La irracionalidad del sistema queda perfectamente clara hoy: masas de capital y trabajo inutilizadas, de costa a costa, en el centro de un mundo pleno de necesidades insatisfechas. ¿Acaso esto no es una estupidez? La racionalización que el capital desea tiene por objeto restablecer las condiciones de extracción de plusvalía, restaurar los beneficios. El medio irracional de lograr este objetivo consiste en suprimir trabajo y capital, condenando inevitablemente al fracaso la racionalización buscada. He aquí lo que entiendo por racionalización irracional de un sistema irracional.
Sin embargo, el socialista que soy considera que existe otro medio de racionalizar el sistema. La cuestión fundamental, a mi modo de ver, consiste en determinar las condiciones que permitan al capital y al trabajo, reunidos, ir efectivamente al encuentro de las necesidades de la humanidad. Es la racionalización a la cual deberíamos tender todos de ahora en adelante. En efecto, hoy día la crisis abre la oportunidad de pensar la transición hacia el socialismo,...
En nuestra época, el adjetivo revolucionario se ha vaciado de sentido. Todo es revolucionario, incluidos los cosméticos, y no estoy seguro de querer llegar a ser un experto del último pulverizador capilar revolucionario; ¿Acaso Margaret Thatcher no se definía ella misma como revolucionaria?

Pensar para actuar
¿A qué debería parecerse el movimiento revolucionario que deseamos? Para responder a esta cuestión debemos forjar una teoría del cambio social que nos ayude a determinar los medios por los cuales un movimiento revolucionario pueda conducirnos hacia una sociedad radicalmente diferente. Con ese fin, me interesé cada vez más de cerca con lo que es, a mi juicio, la teoría del cambio social desarrollada por Marx en El capital. Y voy a utilizarla para que reflexionemos sobre esta teoría como un medio para actuar. Seguir aquí. (David Harvey)