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sábado, 20 de abril de 2024

EDUCACIÓN INFANTIL. Hacer gratuita la educación de 0-3 a golpe de subvención a la privada: una aparente conquista social que puede alimentar la inequidad.

Nueve comunidades, la mayoría del PP, se lanzan a financiar al 100% plazas privadas del primer ciclo de infantil. Los expertos advierten de que hace falta multiplicar los puestos escolares para que no solo se beneficien las clases altas.

Un grupo de nueve comunidades autónomas ―siete de ellas gobernadas por el PP― se ha lanzado a implantar, con diferente grado de ambición, la gratuidad de la enseñanza del ciclo de 0-3 años con planes que incluyen la subvención al 100% de plazas en escuelas infantiles privadas. La idea puede parecer buena, a primera vista, para desarrollar con rapidez una etapa que, pese a la drástica caída de la natalidad de los últimos años, está experimentando un crecimiento histórico. Sin embargo, los expertos advierten de que la estrategia esconde un grave problema de equidad social, ya que beneficia sobre todo a las clases media y altas, cuyos hijos ya están sobrerrepresentados en el primer ciclo de la educación infantil y ahora seguirán haciéndolo sin coste.

Y los expertos sostienen que, a la vez, esta medida detrae fondos que podrían destinarse a aumentar la matriculación de los niños de clases bajas, que, pese a ser los que según abundante investigación más beneficio académico obtienen a corto y largo plazo al ser escolarizados de forma temprana, tienen una presencia más reducida en las aulas de la etapa.

A diferencia de otras etapas en las que también se subvenciona al 100% la enseñanza en centros privados ―como primaria y la ESO―, en el 0-3 España está lejos de haber alcanzado la universalización. Es decir, de tener una oferta capaz de cubrir toda la demanda. El curso pasado asistieron al 0-3 el 45,6% de los niños en edad de hacerlo. En el siguiente ciclo, el 3-6, que tampoco es obligatorio, lo hizo el 97,7%. Sheila González, investigadora en educación de la Universidad de Barcelona, advierte de que el efecto negativo de financiar a la privada cuando la tasa de cobertura es todavía baja es distinto al que se produce cuando se ha alcanzado la universalización. “En ambos casos es negativo, pero no igual. Si la etapa está universalizada, la consecuencia es una segregación entre escuelas, que es lo que nos pasa en primaria. Pero si no está universalizada, como en el primer ciclo de infantil, el problema que tenemos es directamente de acceso y no acceso”.

Las primeras comunidades que aplicaron la gratuidad del 0-3 incluyendo en la ecuación a las escuelas privadas fueron La Rioja (en 2021) y Galicia (2022). La Comunidad Valenciana, que ya lo ofrecía para la clase de 2 años, anunció el lunes que lo extenderá al resto de la etapa el curso que viene. A escala más restringida, porque no aspiran de momento a subvencionar completamente todas las plazas que ya existen en la enseñanza privada, sino solo una parte, otras seis comunidades han empezado a dar pasos en la misma dirección o anunciado que lo harán a partir de septiembre. Son Castilla y León, Baleares, Extremadura, Cataluña y Murcia (la comunidad con menor cobertura del 0-3, apenas el 24,5%). Euskadi constituye un caso un tanto diferente, porque centró su estrategia para la etapa en las clases de 2 años, incorporándolos a los colegios públicos y subvencionándolos en los concertados, lo que le ha permitido acercarse a la universalización en dicho nivel, con un 93% de los niños matriculados en dicho curso, muy por encima de la media española (71,2%).

La situación en el resto de comunidades varía, con diferentes fórmulas de ayudas directas a la matriculación en escuelas privadas (sin cubrir el 100%) o desgravaciones fiscales. Pero destaca el caso de las tres comunidades autónomas gobernadas por los socialistas, Castilla-La Mancha, Navarra y Asturias, cuyos proyectos están claramente centrados en el aumento de plazas públicas gratuitas, en línea con lo que establece la ley de educación, la Lomloe, y con la política del Gobierno, que desde 2021 ha destinado 670 millones de euros a crearlas.
La gratuidad del 0-3 es “una conquista social”, dice Vicenç Arnaiz, psicólogo y referente histórico del estudio de la educación infantil en España, pero hacerlo financiado a la privada entraña riesgos. Para empezar porque la distribución de estos centros responde a una lógica de mercado: se encuentran situados de forma desproporcionada en los barrios de clase media y alta, y quienes viven en ellos son los que más se benefician con su gratuidad. En los barrios más humildes, hay muchas menos escuelas infantiles privadas, añade Arnaiz, “entre otras cosas porque no ha habido interés para abrirlas al no haber margen de beneficio”.

Implantar la gratuidad sin llevar en cabo en paralelo políticas para incentivar la demanda entraña el peligro de “acabar financiado las plazas del alumnado de aquellas familias que se las podían pagar y ya estaban dentro del sistema”, señala la socióloga Sheila González. Sobre todo si no existen sistemas para priorizar la matrícula en función de la renta (o se fijan márgenes de ingresos muy altos), o se ponen criterios que directamente perjudican a las familia vulnerables, como el hecho de poder acreditar que los dos progenitores, si los hay, tienen empleo.

Ignacio Grima, presidente de la patronal de centros privados Acade, ofrece por su parte dos argumentos a favor de extender a estos centros la gratuidad: “Desde una perspectiva de practicidad económica tiene todo el sentido del mundo integrar a nuestra red, que ya está creada y ha demostrado su calidad. Y desde una perspectiva del mantenimiento del empleo, que en este sector es femenino en un 87%, también, ya que si no se nos tiene en cuenta puede tener un futuro complicado”.

Brecha de aprendizaje
En 2019, Save the Children publicó un informe que mostraba que solo el 26,3% de los niños de las familias españolas más pobres asistían al 0-3, frente al 62,5% de los de las familias más ricas, a pesar de que los primeros lo necesitan más. Un estudio internacional presentado por la OCDE en 2020 ―en el que España no había participado― estimó que, a los cinco años, la brecha de aprendizaje entre el alumnado favorecido y desfavorecido oscila entre los ocho y los 20 meses de desarrollo en función de la competencia educativa medida (la menor diferencia se da en “flexibilidad mental” y la mayor, en “habilidades socioemocionales”). Save the Children considera la gratuidad del 0-3 en España un objetivo a medio y largo plazo que debe ir vinculado “necesariamente” a la universalización, afirma Alfonso Echazarra, responsable educativo de la organización.

A corto plazo, prosigue Echazarra, lo prioritario debería ser universalizar el aula de 2-3 años ―aprovechando para ello entre otras cosas “los espacios que quedan libres en los colegios públicos de educación infantil y primaria” por la caída de la natalidad―. Y centrarse, en el caso de las clases de 0-2, “en subvencionar, bonificar u ofrecer gratuidad al alumnado de las familias más vulnerables, aspirando siempre a que estas ayudas se les concedan de forma automática, no a través de trámites complejos”.

La educación infantil ha despegado en España (en el curso 2007-2008 se matricularon 285.997 alumnos y en el 2022-2023, 471.099) pese a la fuerte caída de la natalidad (519.779 nacimientos en 2008; 329.251 en 2022). Ello ha sido posible por el importante aumento del porcentaje de niños en edad de estar en la etapa que lo están; hace 15 años se situaba en el 19,5% u ahora, en el 45,9%. Un crecimiento que ha ido en paralelo al desarrollo de la oferta pública, que en el mismo periodo ha pasado de matricular al 43,8% de los alumnos a acoger al 53,1%.

sábado, 4 de julio de 2020

:. Explotación infantil a través del trabajo: un fenómeno contemporáneo de esclavitud

:: La explotación infantil es la utilización de menores de edad por parte de personas adultas, para fines económicos o similares, en actividades que afectan a su desarrollo personal y emocional y al disfrute de sus derechos. Es altamente perjudicial y su erradicación, un desafío mundial.

No todo trabajo infantil es explotación
El trabajo infantil es esclavitud cuando ese trabajo interfiere con su educación y cuando se origina por condiciones de vulnerabilidad.

Conflictos armados, orfandad, catástrofes naturales y situaciones de pobreza son frecuentemente aprovechados por auténticas mafias y redes organizadas de explotación infantil.

No es esclavitud cuando se dan tareas apropiadas, que inciden en fomentar las habilidades y responsabilidades del niño.

Por ello, en el debate sobre trabajo y explotación infantil, hay que hilar fino y atender específicamente a qué actividades se dedican los niños y las niñas.

La extrema pobreza tiene la forma de un niño trabajando
La explotación infantil es, al mismo tiempo, consecuencia y causa de la pobreza, y en ella se aúnan todas las miserias.

Lleva a los niños al sótano en el ascensor social, fomenta mayores índices de analfabetismo, provoca enfermedades y malnutrición, y contribuye a su envejecimiento precoz.

Los niños provenientes de los hogares más pobres y de zonas rurales son sus principales víctimas. Se calcula que a nivel global hay cerca de 152 millones de niños y niñas trabajando indebidamente.

Casi la mitad de ellos, 72 millones, realizan trabajos peligrosos, sobre todo en África subsahariana, en Asia y el Pacífico, y en América Latina y el Caribe.

Los derechos del niño, socavados por la explotación
Los factores culturales, el nivel socioeconómico de la familia y las políticas públicas de apoyo a la infancia son determinantes para que se produzca este fenómeno. De hecho, en algunos países, son los propios progenitores quienes inciden en prácticas de explotación laboral.

Para Unicef (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia), hay trabajo infantil inapropiado cuando se obliga al niño a trabajar a una edad muy temprana, en jornadas excesivas, en condiciones de estrés, en ambientes inapropiados, con exceso de responsabilidad, y bajo salario, sin acceso a la educación, y minando su dignidad y su autoestima; en suma, dificultando su pleno desarrollo social y psicológico.

La explotación infantil existe aunque la Convención de los Derechos del Niño contemple que “la humanidad debe al niño lo mejor que puede darle”, y esto es lo que le ayudará a “desarrollarse física, mental, moral, espiritual y socialmente, en forma saludable, en condiciones de libertad y de dignidad”, debiendo ser protegidos “contra toda forma de abandono, crueldad y explotación”. Hay que hacer algo al respecto.

Uno de los métodos más efectivos para intentar que los niños y las niñas no comiencen a trabajar demasiado temprano es establecer la edad laboral mínima por ley, pero con eso no basta, el control efectivo es esencial, y el apoyo a las familias en riesgo de exclusión, fundamental.

La OIT (Organización Internacional del Trabajo) alerta del riesgo de que la crisis provocada por la pandemia empuje al mercado laboral a gran número de niños y niñas para ayudar a la subsistencia de sus familias.

Los tipos de explotación infantil: los sectores de la esclavitud
La tolerancia al trabajo infantil en el ámbito de la economía sumergida, en lugares clandestinos y muchas veces insalubres, y la falta de contratos y por tanto de derechos laborales, convierte a los niños en víctimas propiciatorias para la explotación, la humillación y el maltrato.

Es lo que ocurre con las niñas maquiladoras del norte de México, que trabajan largas jornadas en fábricas, sobre todo textiles, a destajo, y a cambio de salarios de hambre.

O en Asia, con los niños explotados en fundiciones, extrayendo cargas de cristal de hornos a altas temperaturas y sin condiciones de seguridad, sufriendo graves secuelas por fatiga calórica, quemaduras, mermas auditivas, o lesiones oculares por las partículas de vidrio en suspensión, sílice, plomo y vapores tóxicos.

O en África, donde la explotación infantil se da pequeñas zonas mineras, en las que sufren trastornos de salud por la falta de medidas de protección en condiciones adversas, no solo por la tensión física, sino también por lesiones causadas por la desproporción entre su capacidad de resistencia y la carga de trabajo. Igual ocurre en las canteras de países sudamericanos, como Perú o Guatemala.

O en los talleres de curtido y artesanías, en los que pasan largas horas en cuclillas, como ocurre en el tejido de alfombras o elaboración de calzado, además de enfermedades respiratorias, por falta de higiene y exceso de polvo y residuos, les provocan enfermedades por los productos químicos, como benceno, tintes y adhesivos.

Pero en la explotación infantil también hay roles de género: el servicio doméstico es la explotación de las niñas (como las petite bonne marroquíes), especialmente de zonas rurales y pobres, cuyos progenitores las entregan a familias adineradas, con la esperanza de que tengan mejores condiciones de vida pero, en cambio, son esclavizadas y no se les permite acceder a la educación.

La agricultura, la ganadería y la pesca también pueden ser formas de explotación infantil, viéndose expuestos a agentes químicos (fertilizantes o plaguicidas tóxicos, como en las plantaciones de soja), y obligados a una dedicación extenuante.

En muchas ciudades, niños y niñas son vendedores ambulantes de baratijas, alimentos, participantes de un sector de la economía sumergida en el que la calle acaba convirtiéndose en su hábitat.

Trabajadores infantiles dignificando su condición
Pero muchos trabajadores infantiles y adolescentes han conseguido organizarse en movimientos asociativos (Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores, NATs) y luchan por que se diferencie el trabajo infantil de la explotación.

Además, rechazan que actividades ilícitas como la mendicidad, la prostitución o la delincuencia se identifiquen con las que para ellos son su medio de vida y la única oportunidad, en sus países y su situación, de ayudar a sus familias y salir adelante.

Estas agrupaciones reivindican que se les permita trabajar en condiciones dignas, defendiendo que su trabajo contribuye a su madurez progresiva y su responsabilidad en la adquisición de destrezas, como en el caso de los aprendices.

Propuestas de reflexión
Aunque existe una pugna entre las estrategias de abolición del trabajo infantil promovidas por los organismos internacionales y la realidad de muchos niños, niñas y adolescentes, también hay un irrefutable punto de consenso: se debe erradicar la pobreza infantil.

La falta de compromisos políticos firmes por parte de los gobiernos, la inexistencia de una legislación homogénea y efectiva, y la ausencia de políticas sociales con perspectivas de infancia siguen impidiendo la erradicación de la explotación infantil.

Hay que poner el acento, la lupa, especialmente en los sectores en los que adultos esclavistas emplean a niños y niñas: las fábricas de cerillas y fuegos artificiales, las alfarerías o los jinetes de camellos en Oriente Medio, son ejemplos gráficos de los fenómenos denunciados.

A veces la presión internacional lo único que ha conseguido ha sido una mayor desprotección para los trabajadores infantiles. Grupos empresariales del textil, tras recibir acusaciones por el empleo de mano de obra infantil en Asia, han optado por incentivar códigos internos de conducta y echar a los niños y las niñas de sus factorías, sin preocuparse por su destino ni el de sus familias.

Todos somos responsables y, por tanto, culpables, al comprar sin pensar en qué manos hicieron ese producto más barato, o pasear por una ciudad obviando el hecho de que hay niños y niñas trabajando en las calles, cuando deberían estar en el colegio.

Hace falta conciencia y acción por parte de todos
Las familias, la infancia y la adolescencia, deben tener acceso a herramientas que les permitan acceder a unas condiciones de vida dignas.

A la vez, se debe sensibilizar al conjunto de la sociedad para que denuncie, reaccione y repruebe el trabajo infantil inaceptable y cualquier otra forma de explotación (también la trata y el tráfico de personas).

Luego hay que dar un paso más. De la sensibilización y el compromiso hay que avanzar hacia una educación universal de calidad y a un compromiso real por la erradicación de la pobreza infantil. Una meta estrechamente ligada con el octavo ODS: acabar con el trabajo infantil para 2025.

Entre lo macro (acabar con la pobreza y el subdesarrollo) y lo micro (fomentar iniciativas locales contra la explotación laboral infantil) se encuentra el camino de los derechos humanos y de la infancia.

Carlos Villagrasa es profesor titular de Derecho Civil de la Universidad de Barcelona, en España, y presidente de la Asociación para la Defensa de los Derechos de la Infancia y la Adolescencia (ADDIA).

Fuente:
http://www.ipsnoticias.net/2020/06/explotacion-infantil-traves-del-trabajo-fenomeno-contemporaneo-esclavitud/

domingo, 1 de julio de 2018

Cómo el apego puede moldear la personalidad de tu bebé.

En Pediatría, el apego es la conexión emocional que se desarrolla entre un niño pequeño y sus padres o cuidadores.

La teoría del apego fue desarrollada a mediados del siglo XX por el psiquiatra británico John Bowlby, cuya crianza como parte de la clase alta británica incluyó la pérdida de su amada niñera y su traslado al internado a una edad muy temprana.

Mary Ainsworth, su estudiante y futura colaboradora, ideó lo que se conoce como el procedimiento de la situación extraña, que consiste en separar brevemente a un niño de un año de edad de su padre, su madre o cuidador, y después reunirlos de nuevo, para poder observar de cerca su comportamiento durante cada reunión.

Estos experimentos en los que el bebé se estresa durante un corto tiempo, pero luego se elimina el estrés de manera inmediata, se relacionaron con observaciones en casa de relaciones padres-hijo, y de esta forma los investigadores crearon una especie de taxonomía del apego, donde se interpreta el comportamiento del bebé durante la situación extraña como un indicador de la calidad del vínculo con el padre.

“La situación extraña es muy importante porque investigaciones previas y repetidos estudios mostraron que lo que hacen los padres en casa o en situaciones diversas predice cómo se comportarán los niños en la situación extraña”, dijo Virginia M. Shiller, profesora clínica adjunta en el Centro de Estudios Sobre el Niño en la Universidad de Yale y autora del libro The Attachment Bond: Affectional Ties Across the Lifespan.

Un niño con un sentimiento generalizado de que es muy probable que el padre lo atienda, va a exigir su atención cuando el padre regrese. El niño puede estar molesto, pero se calmará rápidamente, consolado por su padre, y de esta manera manifiesta lo que se denomina “apego seguro”.

El apego, dice Susan Berger, psicóloga del desarrollo y profesora adjunta de Pediatría en el Hospital Pediátrico de Chicago Ann y Rober H. Lurie, consiste en “estar atento a tu hijo en los momentos de estrés para que sepa que, si está molesto, lastimado o enojado, alguien acudirá y hará que se sienta mejor para que pueda superarlo y pueda regresar a su mundo”.

Por otro lado, los niños que no han aprendido a esperar consuelo y alivio cuando están estresados manifestarán lo que se considera apego inseguro.

“Cuando la mamá o el papá regresan, los niños se dan la vuelta; se van gateando a otro lado o casi no miran a su mamá o a su papá”, dijo Shiller. Sin embargo, eso no es porque estén tranquilos. Los estudios han demostrado que estos niños también sienten el estrés por la separación, por su ritmo cardiaco acelerado y sus elevados niveles de hormona del estrés.

En otras palabras “aunque alguien podría decir: ‘Bueno, este es un niño independiente’, tenemos otros datos que muestran que el niño está estresado y está diciendo: ‘Voy a manejar esto por mi cuenta de alguna manera’”.

Este tipo de comportamiento independiente se ha denominado “inseguro-evitativo” en las investigaciones sobre el apego, mientras que a un tercer grupo de niños difíciles de tranquilizar que a veces exigen consuelo de modo agresivo o empujan con enojo a los padres se les ha clasificado como “inseguros-resistentes”.

Finalmente, sobre todo en niños que han experimentado estrés severo, cuidado institucional e incluso abuso, los investigadores identificaron un patrón que han nombrado “desorganizado”, pues los niños no parecen tener una estrategia consistente para responder a las separaciones y reuniones.

El apego en el desarrollo infantil y en la crianza no es lo mismo que la “crianza con apego”, la cual a menudo enfatiza la proximidad física literal de padres e hijos, y la importancia de evitar el más mínimo estrés o separación. “Para tener un apego seguro con tu hijo y que sepa que estás disponible no necesitas estar físicamente conectado a tu hijo cada minuto del día y la noche”, dijo Berger.


https://www.nytimes.com/es/2017/07/11/la-importancia-de-la-conexion-emocional-de-un-bebe-con-sus-padres/?rref=collection%2Fsectioncollection%2Fnyt-es&action=click&contentCollection=estres&region=stream&module=stream_unit&version=latest&contentPlacement=4&pgtype=collection

domingo, 13 de octubre de 2013

¿Mejor en la guardería o con una ‘madre de día’? Hay familias que prefieren dejar a sus hijos con cuidadoras que atienden a un grupo pequeño

La fórmula, común en países como Alemania o Francia, carece de cobertura legal en España


Hace una década, Inés Gámez regresó a Madrid tras ejercer durante tres años como educadora infantil en Berlín. No trabajaba en escuelas, sino en su propia casa, con grupos de un máximo de cuatro niños menores de tres años. La llamaban tagesmütter, que significa madre de día, un oficio regulado y subvencionado en Alemania. También lo está en otros países europeos como Reino Unido, donde se denomina childminder (cuidadora de niños), y en Francia, assistante maternelle (asistente maternal). No son meras cuidadoras. “Somos profesionales que ofrecemos un servicio pedagógico, no asistencial, en una vivienda familiar en lugar de una guardería tradicional”, aclara Gámez.

Al instalarse de nuevo en España, Gámez no se planteó buscar empleo en una escuela infantil, ni pública ni privada. “No me veía en aulas con 20 niños. Es imposible atender bien a tantos a la vez”, explica. Quería seguir trabajando en casa, con grupos reducidos, pero se encontró con que en España existe un absoluto vacío legal para esta actividad. No había ninguna normativa que la avalase, estableciendo parámetros como el tipo de formación necesaria para ejercer esta función o las normas básicas de seguridad. Tampoco había ninguna norma que la prohibiera. Así que decidió importar el modelo empleándose como autónoma. Fue la primera en Madrid. Hoy hay dos asociaciones que agrupan a medio centenar de profesionales en la capital, una de ellas fundada por la propia Gámez, mientras surgen iniciativas similares en otras ciudades como Barcelona, Valencia, Bilbao, Sevilla o Pamplona, con precios parecidos a las tarifas de las escuelas privadas. “Hay una demanda creciente de familias que quieren un ambiente más familiar que el que ofrecen las escuelas infantiles, pero que a la vez sea profesional”, asegura... ver más en El País aquí. 

No más de cuatro niños por vivienda

• Las madres de día acogen a menores de tres años en sus casas un máximo de ocho horas al día y en grupos de no más de cuatro niños. Si hay alguno de menos de 12 meses, suelen reducir el grupo a tres porque los bebés requieren más cuidados.
• Las casas suelen tener un espacio al aire libre o un parque cerca. Usualmente tienen una habitación para cunas y las medidas de seguridad habituales en hogares con niños.
• Las cuotas varían según las ciudades y las zonas. Generalmente, son un poco más altas que las de los centros infantiles privados.
• Todas las madres de día tienen una titulación específica. Suelen ser educadoras infantiles, pedagogas o psicopedagogas.
• Las formas de contratación del servicio varían en cada caso. Unas se dan de alta como autónomas, otras se emplean como trabajadoras del hogar y algunas crean asociaciones con las familias para trabajar como empleadas de esa entidad. En todos los casos se contratan seguros de responsabilidad civil para el cuidado de niños.
• Las vacaciones son las mismas que las escolares, excepto en verano. Suelen cerrar solo en agosto.



jueves, 25 de octubre de 2012

_- Betty Hart falleció a los 85; estudió las disparidades en el desarrollo del vocabulario de los niños

_- Betty Hart, cuya investigación documentó cómo los pobres, los padres de clase trabajadora y los profesionales, hablan con sus hijos pequeños y ayudó a establecer el papel fundamental que la comunicación con los bebés y niños pequeños tiene en su desarrollo posterior, murió el 28 de septiembre en el hospicio en Tucson. Tenía 85 años.

La causa fue un cáncer de pulmón, dijo Dale Walker, un colega y amigo de muchos años.

La Dra. Hart era una estudiante graduada en la Universidad de Kansas en la década de 1960 cuando comenzó a tratar de ayudar a los niños pobres en edad preescolar a superar los déficits del habla y vocabulario. Pero ella y sus colegas concluyeron más tarde que habían empezado demasiado tarde en la vida de los niños - que los que ellos estaban tratando de ayudar sólo podría "ponerse al día" con una intervención adicional.

En ese momento, la opinión predominante era que los niños pobres estaban esencialmente más allá de posible ayuda, eran víctimas de las circunstancias y de la genética. Pero la Dra. Hart y algunos de sus colegas sospechaban lo contrario y volvieron a examinar la cuestión en la década de 1980, a partir de una investigación que se prolongaría durante una década.

"En lugar de ceder a las fuerzas inamovibles de la herencia, decidimos que íbamos a emprender una investigación que nos permitiera entender las dispares trayectorias que vimos de desarrollo", escribió ella y su supervisor graduado anterior, Todd R. Risley, en 1995 en "Las diferencias significativas en la experiencia cotidiana de los niños pequeños de América", un libro acerca de sus resultados, que se publicaron en 1992. "Nos dimos cuenta de que si tuviéramos que entender cómo y cuándo empezaban las diferencias en las trayectorias de desarrollo, teníamos que ver lo que estaba sucediendo con el vocabulario a los niños en casa desde el principio de su desarrollo".

Se inició un estudio de dos años y medio de duración de 42 familias de diferentes niveles socioeconómicos que tuvieron hijos muy pequeños. Comenzando cuando los niños tenían entre 7 y 9 meses de edad, grabaron cada palabra y expresión hablada con ellos y por ellos, así como todas las interacciones padre-hijo, en el transcurso de una hora cada mes.

Tomó muchos años transcribir y analizar los datos, y los investigadores se sorprendieron por lo que al final encontraron.

"Simplemente en palabras oídas, el niño promedio en situación de ayuda social tenía tanta experiencia media por hora (616 palabras por hora) como la mitad del promedio de la clase trabajadora infantil (1251 palabras por hora) y menos de un tercio de la de un niño promedio en una familia profesional (2.153 palabras por hora)", Escribieron los Dres. Hart y Risley.

"A los 4 años, el niño promedio de una familia pobre podía tener 13 millones de palabras menos de experiencia acumulada que el niño promedio de una familia de clase trabajadora", agregaron.

También encontraron diferencias en el tono, en la retroalimentación positiva y negativa, y en otras áreas - y que las diferencias en el habla y la adquisición de vocabulario se prolongó hasta los años escolares y afectaba el desarrollo educativo en general.

"La gente dejó de pensar: "Oh, podemos coger los niños más tarde- y su gran mensaje era empezar cuanto antes y asegurarse de que el medio ambiente para los niños pequeños es muy rico en lenguaje" dijo el Dr. Walker, profesor asociado de investigación en Kansas quien trabajó con la Dra. Hart y siguieron a muchos de los niños en sus años escolares.

El trabajo se ha convertido en una piedra de toque en los debates sobre política educativa, incluyendo qué tipo de inversiones deben hacer los gobiernos en los programas de intervención temprana. Un programa sin fines de lucro cuyos objetivos se basan en los resultados de Reach Out and Read, que utiliza salas pediátricas del examen para promover la alfabetización para niños de bajos ingresos que comienzan a los 6 meses de edad.

Impulsado por el éxito de Reach Out and Read, el Dr. Alan L. Mendelsohn, un pediatra del desarrollo conductual en el Hospital Bellevue y New York University Langone Medical Center, empujó la intervención aún más. Él creó un programa a través del H. Bellevue en el que los padres de menores ingresos que visitan a los médicos son filmados cuando interactúan y leen con sus hijos y luego les dan sugerencias sobre cómo pueden ampliar su discurso y las interacciones.

"Los trabajos de Hart y Risley realmente me informaron a mí y a muchos con la idea de que tal vez usted podría llenar el vacío", dijo el Dr. Mendelsohn ", o en términos de la jerga - como abordar las desigualdades".

Bettie Mackenzie Farnsworth nació el 15 de julio de 1927, en el Condado de Kerr, Texas (Ella escribe su nombre Betty, aunque era Bettie en su certificado de nacimiento.) Su familia se trasladó a Dakota del Sur cuando era una niña, y su madre murió cuando era muy joven, dijo el Dr. Walker.

La Dra. Hart, que vivía en Kansas City, Kansas, se graduó en la Universidad de California, Berkeley, en 1949, y más tarde enseñó en un laboratorio de preescolar en la Universidad de Washington dirigida por el Dr. Sidney W. Bijou, un psicólogo que ayudó a establecer la terapia de comportamiento moderno de trastornos infantiles. Ella aceptó un puesto de investigadora en la Universidad de Kansas a mediados de 1960, y recibió su grado de maestría y doctorado allí. Ella se casó con John Hart en 1949, se divorciaron en 1961. Sus tres hermanos han fallecido, dijo el Dr. Walker.

"Hoy en día, gran parte de su investigación se está aplicando de muchas maneras diferentes", dijo el doctor Andrew Garner, presidente de un grupo de trabajo sobre el desarrollo temprano del cerebro de los hijos de la Academia Americana de Pediatría. "Creo que también se podría argumentar que el actual interés en el desarrollo del cerebro y la epigenética refuerza a casi un nivel molecular lo que ella había identificado hace 20 años." 25 de octubre 2012.