Mostrando entradas con la etiqueta Islandia. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Islandia. Mostrar todas las entradas

martes, 27 de noviembre de 2012

ELVIRA MÉNDEZ, PROFESORA DE DERECHO EN LA UNIVERSIDAD DE ISLANDIA “Moriremos diciendo a los nietos que no confíen en los bancos”

Que una islandesa recomiende hablar con una española para entender algunas de las cosas que han pasado desde que el cuento de hadas en el que vivía su país se derrumbase en octubre de 2008 por un batacazo financiero no parece muy real. Pero lo es y sin elfos de por medio. “Yo que tú”, sugería la diputada Birgitta Jónsdóttir en un café del centro de Reikiavik durante una charla mantenida en febrero, “preguntaba a la española Elvira Méndez, todo el mundo la conoce, es una referencia”. Y tanto. Ella sola —o casi— llevó al Tribunal Supremo islandés a sellar la inconstitucionalidad de la cláusula que ligaba los préstamos contratados a la moneda extranjera, una de las tretas de los vikingos financieros que más apretó la soga a los ciudadanos —especialmente a los hipotecados— tras la quiebra de sus bancos y el derrumbe de la corona. Profesora de Derecho en la Universidad de Islandia, Méndez, tras 11 años de residencia en la capital de Islandia, dedicó el verano pasado a tratar de desmigar las claves de la crisis, con un aderezo muy personal: su vivencia y el referente español. “Al principio no tenía muy claro lo del libro”, relata en conversación telefónica, “pero vi que había muchos medios interesados, que no solo querían un titular, sino que querían comprender”. Y se puso a ello. El resultado tiene título: La revolución de los vikingos (Editorial Planeta).

Pregunta. ¿Puede España fijarse aún en el espejo de la crisis islandesa?

Respuesta. Sí y no. La realidad es compleja. Se puede aprender muchísimo de nuestros errores y aciertos. El sistema económico y político de Islandia, aunque es un país pequeño, es similar al español, pero las diferencias vienen de la pertenencia de España a la UE, zona euro y Unión Económica y Monetaria. Se puede aprender que la política de austeridad por sí sola no funciona. [El premio Nobel de Economía Joseph] Stiglitz lo repite frecuentemente. En Islandia hubo recortes racionales, coordinando los tiempos. Tuvimos suerte de que la crisis fuera en octubre de 2008, porque así con todo lo recaudado durante el año, el presupuesto para el siguiente no fue austero. Además, el Gobierno de centroizquierda ha intentado preservar el Estado de bienestar nórdico. Eso creó un colchón. Hubo una moratoria de dos años a los desahucios, más general que en España. No fue una moratoria para todos porque pesaba el control del FMI: si uno demostraba dificultades, que había asumido una deuda de buena fe, una situación familiar concreta…
No hubo prácticamente desahucios en dos años. En 2010, cuando se iba a acabar la moratoria, hubo una gran manifestación y se amplió, pero ya se ha terminado. Los desahucios han comenzado y volvemos a tener un problema.

P. ¿Qué recetas han funcionado?
R. El Estado declaró la quiebra de los tres bancos principales, levantó otros tres nuevos y en los ordenadores creó depósitos bancarios para los residentes con el montante que hubieran tenido. Además se impuso un control de capitales exhaustivo que aún existe. No se saca el dinero del país que no esté ligado a la economía real. Ahora bien, si uno se tiene que operar en el extranjero o enviar dinero a un familiar enfermo, por supuesto que te dan permiso. Si hay operaciones de bienes y servicios, compraventa, sí; pero capital por capital, no.

P. ¿Le podría servir esto a España?
R. La UE ya está tomando nota. Los acreedores, los inversores tienen que sufrir las pérdidas, pero no se pueden trasladar al contribuyente o a la clase media. La pertenencia a la zona euro está siendo muy perjudicial para España porque no da libertad a su política monetaria y fiscal.

P. Es decir, la clave es trasladar el primer impacto de la crisis a los acreedores.
R. Lo primero es ir al origen del problema: una deuda irreal desligada de la actividad económica. En Islandia, según la investigación del Parlamento, lo que provocó la bancarrota no fue la deuda de particulares, no fue que alguien se comprara una pantalla plana, un coche o una casa. El 80% de la deuda estaba en manos de otros bancos, de amigos o de los mismos propietarios [de las entidades financieras] para la compraventa de empresas en el extranjero a cuatro veces su precio. En España también hay deuda privada, de empresas y familias, pero imagino que hay mucha deuda de la construcción. Habría que determinar qué deuda se puede pagar, qué deuda es moral que la sociedad ayude a pagar y cuál no. El derecho de la vivienda obligaría a que la sociedad asistiese a una familia que se ha endeudado de buena fe para la compra de su residencia. Y como en Islandia, habría que imponer un control de capitales para que el dinero no salga. Si no, se crea una fuga de capitales. Lo que se ha hecho en Islandia se puede hacer, pero a escala europea.

P. ¿Cómo logró Islandia recuperarse en algo más de tres años?
R. Se ha recuperado la economía de lo real. Los recortes han sido escalonados, se ha procurado un ajuste fiscal y presupuestario para no provocar pobreza y exclusión social, aunque también se ha producido, pero se intentó evitar. La clave es el no rescate indiscriminado de los bancos, que ha librado a Islandia del destino de Grecia, Irlanda o España. Se ha librado de una deuda externa. Y la interna, la de los bancos, que ha asumido el Estado, se ha podido asumir porque Islandia no tenía un gran déficit. Además con el corralito [control de capitales] no se saca el dinero del país, circula, circula y circula como si fuera una partida de la oca. Y hay que tener en cuenta que el IVA es de un 25,5%. Al mismo tiempo se ha ayudado mucho a los tres sectores que han provocado la llegada de divisas masiva: pesca, aluminio y turismo. La importación de productos de lujo, a la que los islandeses eran asiduos, desciende. Dejas de importar, exportas, equilibras la balanza comercial, el dinero circula y, como la banca no está dedicada a la especulación, se centra en sus clientes. El criterio de territorialidad, Islandia primero, es lo que está levantando el país, pero eso va en contra del mercando interior europeo. Es la política económica de nosotros primero y luego también.

P. ¿Hay vikingos en España como los que llevaron a Islandia al colapso financiero?
R. Los llamamos los vikingos expansivos: son unas 40 personas, empresarios muy agresivos, muy jóvenes, todos hombres de entre 30 y 50 años, que se fueron a Estados Unidos e importaron el modelo de negocio de casino. En España también ha habido una élite que ha caído en lo mismo, pero, claro, son 46 millones de habitantes. Hasta que no haya una investigación no se pueden poner nombres y apellidos.

P. Pese a las cifras, toda una generación en Islandia está marcada por la crisis.
R. La factura que ha pasado la crisis es inolvidable. Nos moriremos diciéndoles a los nietos que no confíen en los bancos. Nos ha dejado muy marcados. Los peor parados han sido los jóvenes que habían puesto todos sus ahorros en un primer piso, y como la deuda estaba indexada en moneda extranjera, ahora deben una casa y media. Muchos han abandonado el país, han dado las llaves y malvendido la casa. Esta gente no va a olvidar que les han privado de su futuro. En Islandia nacen unos 5.000 bebés al año. En dos años, se han marchado 20.000 personas, de ellas, 10.000 islandeses. Se han perdido dos generaciones, aunque ahora empiezan a regresar. Los mayores de 60 años, que perdieron sus ahorros, también están marcados. ¿Quién tira del país? Los que se han quedado, los que tienen entre 40 y 60 años. Pero los islandeses no se quejan en público. Son un pueblo que mira hacia delante, hacia tiempos mejores. Esa factura también está llegando a España. De El País.

martes, 18 de septiembre de 2012

La receta de Islandia para dejar atrás la crisis



Tras el colapso de su sistema bancario en 2008, la economía de Islandia era considerada un caso perdido.

Pero tan sólo cuatro años después atraviesa un período de crecimiento económico sostenido.

Vea en este video cuáles son los pilares de esa recuperación.

martes, 24 de julio de 2012

SEGUIMOS SIN NOTICIAS DE ISLANDIA

Si alguien cree que no hay censura en la actualidad, que me diga si así como se ha sabido todo lo que pasa en Egipto, cómo es que los periódicos no han dicho casi nada sobre lo que pasa en Islandia.

En Islandia, el pueblo ha hecho dimitir a un gobierno al completo, se nacionalizaron los principales bancos, se decidió no pagar la deuda que estos han contraído con Gran Bretaña y Holanda a causa de su mala política financiera y se acaba de crear una asamblea popular para reescribir su Constitución. Y todo ello de forma pacífica.
 Toda una revolución contra el poder que nos ha conducido a la crisis actual. He aquí, por qué no se han dado a conocer hechos durante estos dos años.
 ¿Qué pasaría si el resto de ciudadanos europeos tomaran ejemplo? Esta es, brevemente, la historia de los hechos:
 2008. Se nacionaliza el principal banco del país. La moneda se desploma, la bolsa suspende su actividad. El país está en bancarrota.
 2009. Las protestas ciudadanas frente al parlamento logran que se convoquen elecciones anticipadas y provocan la dimisión del Primer Ministro, y de todo su gobierno en bloque. Continúa la pésima situación económica del país. Mediante una ley se propone la devolución de la deuda a G.B. y Holanda mediante el pago de 3.500 millones de euros, suma que pagarán todas las familias islandesas mensualmente durante los próximos 15 años, al 5,5% de interés.
 2010. La gente se vuelve a echar a la calle y solicita someter la ley a referéndum. En enero de 2010 el Presidente, se niega a ratificarla y anuncia que habrá consulta popular. En marzo se celebra el referéndum y el NO al pago de la deuda arrasa con ¡un 93% de los votos!
 A todo esto, el gobierno ha iniciado una investigación para dirimir jurídicamente las responsabilidades de la crisis.
Comienzan las detenciones de varios banqueros y altos ejecutivos. La Interpol dicta una orden, y todos los banqueros implicados, abandonan el país.
 En este contexto de crisis, se elige una asamblea para redactar una nueva Constitución que recoja las lecciones aprendidas de la crisis y que sustituya a la actual, una copia de la Constitución danesa. Para ello, se recurre directamente al pueblo. Se eligen 31 ciudadanos sin filiación política de los 522 que se han presentado a las candidaturas, para lo cual solo era necesario ser mayor de edad y tener el apoyo de 30 personas.
 La Asamblea Constitucional comenzó su trabajo en febrero de 2011 y presentará un proyecto de carta magna a partir de las recomendaciones consensuadas en distintas asambleas que se celebrarán por todo el país. Deberá ser aprobada por el actual Parlamento y por el que se constituya tras las próximas elecciones legislativas.
 Esta es la breve historia de la Revolución Islandesa: dimisión de todo un gobierno en bloque, nacionalización de la banca, referéndum para que el pueblo tome las decisiones económicas trascendentales, encarcelación de responsables de la crisis y reescritura de la Constitución por los ciudadanos.
 ¿Se nos ha hablado de esto en los medios de comunicación europeos?
 ¿Se ha comentado en las tertulias políticas radiofónicas?
 ¿Se han visto imágenes de los hechos por la TV? Claro que no.
 El pueblo islandés ha sabido dar una lección a toda Europa, plantándole cara al sistema y dando una lección de democracia al resto del mundo.
 ¿ESTÁS SEGURO DE QUE NO HAY CENSURA EN LOS MEDIOS INFORMATIVOS? (Noticia recibida por Internet) (Caricatura de Forges)
 La policía irlandesa (Sí Irlanda, no Islandia, pero es un buen ejemplo a seguir en TODOS los países de Europa) detiene al ex consejero delegado de Anglo Irish Bank.

domingo, 10 de junio de 2012

Islandia. Un ejemplo de que no es verdad lo que nos cuentan. Las cosas se pueden hacer de otra manera.

La secuencia de esta crisis comenzó en septiembre de 2008, cuando se nacionalizaron los principales bancos del país; y como consecuencia de ello comenzó el hostigamiento de algunos países, su moneda (la corona islandesa) se desplomó, la Bolsa suspendió toda actividad y el país cayó en bancarrota. En 2009, las protestas sociales lograron la convocatoria a elecciones anticipadas, provocando además la dimisión del primer ministro y de todo su gobierno en bloque. Aunque continuaba la pésima situación económica, mediante una ley se propuso la devolución de la deuda a Gran Bretaña y Holanda mediante el pago de 3500 millones de euros (un tercio del PBI), monto que sería abonado por las familias islandesas durante 15 años con una tasa de interés del 5,5 por ciento anual. En 2010, el pueblo islandés salió a la calle para pedir un plebiscito por esa ley, y el resultado fue un arrasador 93 por ciento de los votos para la opción del no pago de la deuda. Mientras, el gobierno nombró una comisión de investigación para dirimir jurídicamente las responsabilidades políticas de la crisis. Comenzaron las detenciones de decenas de banqueros y altos ejecutivos y consejeros de las entidades financieras. Interpol dictó una orden de detención, y algunos banqueros implicados abandonaron el país. En ese contexto de crisis se eligió una Asamblea para redactar una nueva Constitución que recoja las lecciones aprendidas de la crisis.
Islandia ha atravesado una situación difícil y aún no se ha recuperado totalmente, pero ya no padece ataques a su deuda pública, ni a su moneda, ni a su sector público. Hoy, su economía se va recomponiendo lentamente al crecer un 3 por ciento en 2011 con un desempleo del 7 por ciento, y la perspectiva de aumento del Producto para 2012 es del 2,7 por ciento en una zona económica dominada por la recesión. Pese a esa gestión de la crisis, la mayoría de los islandeses todavía padece los costos de esa debacle, porque se han recortado derechos de su Estado del Bienestar, que era uno de los más avanzados del mundo. Islandia ha conseguido recortar su déficit público (del 13 por ciento en 2008 al 8 por ciento en 2010) y todo ello a costa de medidas nada gratas para la población: han subido considerablemente los impuestos a las personas físicas, los salarios han disminuido un promedio del 12 por ciento y han bajado los gastos sociales.
Más allá de las medidas económicas concretas, Islandia es un caso que demuestra que las cosas se pueden hacer de otra manera que no sea la socialización de los quebrantos de los bancos o la implementación de la receta ortodoxa que proponen los economistas del establishment. Por esos motivos no se habla de Islandia... Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-195992-2012-06-09.html (foto de una plaza de Lisboa)

jueves, 15 de marzo de 2012

Las veleidades de Islandia

A quienes pensaron que ya habían presenciado suficiente locura financiera por parte de este pequeño país-isla les espera una gran sorpresa: la chifladura no ha hecho más que empezar. Islandia parece estar considerando adoptar el dólar canadiense como moneda oficial. Resulta difícil saber por dónde empezar a ridiculizar tal consideración. Si tuvieran algo de sentido común, los islandeses estarían dando gracias cada día al dios de las pequeñas divisas por el hecho de que su país tenga propia moneda y de que no formara parte de la eurozona en el momento de implosión del sistema financiero.
racias a tener su propia divisa, Islandia pudo llevar a cabo los ajustes necesarios frente a la crisis permitiendo que el valor de su moneda disminuyera en relación con las de sus socios comerciales. Esto encareció las importaciones reduciendo considerablemente su volumen. La corona islandesa, con un valor decreciente, abarató las exportaciones y las condujo a un aumento de volumen repentino. El efecto de este cambio en los precios relativos fue que el déficit de mercado masivo de Islandia, el cual se disparó a más del 28 por ciento del PIB en 2008, proyectara volverse un superávit de más del 3,0 por ciento del PIB este año. Este increíble giro ha restablecido el crecimiento económico en 2011 y comenzado a disminuir la tasa de desempleo del país.

La tasa de desempleo del 6,7 por ciento registrada en el cuarto trimestre del 2011 supone un nivel alto en relación con los estándares de Islandia, pero pinta muy bien en comparación con las de los países en crisis vinculados al euro. La tasa de desempleo más recientemente registrada en Portugal fue del 13,6 por ciento, en Irlanda del 14,5 por ciento, en Grecia del 19,2 por ciento y en España del 22,9 por ciento.

Estos países sufrieron la desgracia de estar en el euro por tres motivos. En primer lugar, estaban sujetos a la permanente obsesión del Banco Central Europeo (BCE) con la inflación. Mientras que gran parte de la carga de la deuda del ciudadano islandés medio fue paliada con dos años de una inflación del 12 por ciento (2008 y 2009), los deudores de los países en crisis de la eurozona han tenido que sufrir la celebración del BCE por perpetuar una inflación baja.

En segundo lugar, al no poder devaluar su moneda, los países de la eurozona no pudieron confiar en un aumento en las exportaciones netas con el fin de proporcionar el mismo estímulo al crecimiento que Islandia. Finalmente, ser parte de la zona euro significaba que el BCE, junto con sus aliados el FMI y la Comisión Europea, podían exigir recortes presupuestarios e incrementos en los impuestos incluso a mitad de una recesión aguda, decelerando aún más las economías de los países en crisis.
Los desequilibrios creados por los excesos financieros de Islandia en la última década empequeñecen cualquier cosa vista en países afectados de la eurozona. El déficit de su cuenta corriente explotó a un increíble 26 por ciento del PIB en 2006. Esto bastó para llamar la atención del FMI, una organización a la que normalmente no molestan las exuberancias irracionales de los mercados privados. Si Islandia no gozara de la libertad de utilizar la devaluación de su moneda como parte fundamental de su proceso de ajuste, podría estar ahora contemplando una década o más de estancamiento y de alto desempleo.

Sin embargo, en vez de celebrar su buena suerte, los líderes islandeses parecen estar resueltos a forzar al país a entrar en el mismo tipo de corsé que sus menos afortunados vecinos. Si Islandia se uniera a cualquier gran bloque monetario, perdería inmediatamente la flexibilidad que le ha protegido en su recuperación de la crisis. Por este motivo, debería ir con extremo cuidado con los términos bajo los que renuncia al control de su moneda.

Aun así, la elección de Islandia es especialmente bizarra. Siendo uno de los grandes exportadores de petróleo, la moneda de Canadá tiene tendencia a seguir los cambios del precio del crudo. Esto significa que cuando el precio del petróleo sea alto, la moneda canadiense y la islandesa aumentarán de valor. Habrá entonces un efecto directo en el aumento de los bienes y servicios islandeses relativos a los precios de otros países.

Ello hará a Islandia menos competitiva en la economía mundial. Acabará entonces adquiriendo importaciones baratas del extranjero en vez de producir bienes y servicios domésticos y sus exportaciones, por ejemplo el turismo, disminuirán al decidir el resto que Islandia es demasiado cara.

Canadá también tiene este problema. En los últimos meses ha habido varios ejemplos en los que grandes fabricantes anunciaron su decisión de trasladarse a los Estados Unidos para beneficiarse de los costes relativamente bajos. La diferencia entre Canadá e Islandia en esta historia es que Canadá disfrutará de ingresos gracias al petróleo que le ayudarán a mejorar el desplazamiento resultante de un aumento en el valor de su moneda. Islandia tiene pocas probabilidades de poder participar de la riqueza del petróleo canadiense de la misma forma.

La última vez que los líderes de Islandia se infectaron de ideas absurdas sobre la economía contrataron a Frederick Mishkin, un prominente economista estadounidense que decía que todo iba bien aun a sabiendas de que el sistema financiero estaba apunto de implosionar. Esperemos que los agentes públicos tomen un rumbo más serio esta vez.

Dean Baker. Counterpunch. Dean Baker es codirector del Center for Economic and Policy Research (CEPR). Es también autor de Plunder and Blunder: The Rise and Fall of the Bubble Economy y False Profits: Recoverying From the Bubble Economy.

Traducción para www.sinpermiso.info: Vicente Abella Aranda

http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=4789

sábado, 3 de marzo de 2012

Islandia juzga a su ex primer ministro por negligencia en la crisis

Geir Haarde se sienta por primera vez en el tribunal especial de Landsdomur.
Esta corte fue fundada en 1905 para juzgar a miembros del Gobierno, pero no se había usado.
La quiebra bancaria de 2008 llevó a la intervención de los tres principales bancos
"¡Pero si no hay nadie en la cárcel!". Todavía. Los temores de Joaquín Linares, español residente en Reikiavik (Islandia) y testigo de la recuperación económica del país tres años después de la quiebra, pueden hoy añadir un matiz nada despreciable. El tribunal especial de Landsdomur, corte levantada hace más de un siglo para juzgar a miembros del Gobierno islandés y hasta ahora virgen, ha sentado hoy en el banquillo de los acusados al ex primer ministro conservador Geir H. Haarde. Su delito: negligencia en el manejo del varapalo financiero que sumergió al país en 2008 en el agujero negro de la crisis. Su mérito (contra voluntad): es el primer dirigente que se sienta ante un juez por el desastre financiero desatado en 2008. Si es declarado culpable podría cumplir hasta dos años de cárcel. "Rechazo toda las acusaciones y afirmo que no tienen fundamento", ha declarado Haarde en la apertura del juicio, según recoge AFP.

Durante su comparecencia en el juicio contra él hoy en Reikiavik, Haarde, aseguró que el Gobierno no tenía forma de saber entonces que los bancos islandeses estaban descapitalizados y que, aunque era evidente que debían reducir su exposición, no era tarea de las autoridades obligarlos a ello. "Ninguno de nosotros estimaba que había algo mal con el sistema bancario, como se demostró luego", indicó Haarde. Tampoco había ningún signo "claro" de que fuera a producirse un crack inminente.

Los miedos de Joaquín Linares eran y son los de gran parte de la sociedad civil y política de Islandia. El proceso abierto hace más de tres años en la comisión parlamentaria de investigación, que acusó a los líderes políticos de "negligencia flagrante", no ha culminado aún con la entrada en prisión de algunos de los acusados. Solo hay un condenado: Baldur Gudlaufsson, el que fuera secretario permanente del ministro de Finanzas. Vendió dos semanas antes del batacazo 1,6 millones de dólares del Landsbanki, una de los bancos tóxicos. Se enfrenta a dos años de cárcel.
Los tres grandes bancos (Glitnir, Landsbanki y Kaupthing) cayeron en octubre de 2008 y, tres meses después, lo hizo el propio Haarde. La acusación en el proceso contra el ex primer ministro defiende que este hizo oídos sordos ante las advertencias de que las tres entidades estaban a punto de caer y, por tanto, incumplió su responsabilidad como jefe del Ejecutivo. Según el informe de la comisión parlamentaria, las autoridades pudieron evitar la crisis desde finales de 2006. "Tenían la información necesaria, pero no actuaron en consecuencia; cada uno apuntó con su dedo a otra persona", manifestó el jefe de la investigación, Pall Hreinsson.
La comisión, como paradigma de la negligencia, señaló que las autoridades islandesas debían haberse cerciorado ya en el verano de 2008 de que Reino Unido cubría los depósitos británicos de Icesave (filial de Landsbanki). Tras la quiebra, Holanda y Reino Unido tuvieron que devolver a sus ciudadanos los 4.000 millones de euros en depósitos que adeudaba Icesave...
Ver noticia también en la BBC.
Más sobre Islandia y su gobierno de mujeres.

jueves, 23 de febrero de 2012

Los islandeses recogen beneficios de su ira.

-La economía de la isla creció un 2,9% el año pasado y se expandirá un 2,4% este año.
-Fitch cree que "la poco ortodoxa política de respuesta a la crisis de la isla ha tenido éxito".
Los islandeses, que arrojaron piedras al Parlamento en 2009 exigiendo a sus líderes y banqueros una respuesta por el colapso económico y financiero del país, están cosechando los beneficios de su ira. Desde finales de 2008, los bancos de la isla han perdonado préstamos equivalentes a 13% del producto interno bruto (PIB), lo que facilita la carga de la deuda de más de un cuarto de la población, según un informe publicado este mes por la Asociación de Servicios Financieros de Islandia.
"Podría decir con seguridad que Islandia tiene el récord mundial en el alivio de deuda de los hogares", dice Lars Christensen, economista jefe de mercados emergentes de Danske Bank A/S en Copenhague. "Islandia siguió el ejemplo clásico de lo que se requiere en una crisis. Cualquier economista está de acuerdo con eso".
Los pasos hacia la resurrección de la isla desde el año 2008, cuando sus bancos declararon la insolvencia con una deuda de 85.000 millones de dólares, están demostrando ser eficaces. El crecimiento de la economía de Islandia superará este año a la zona del euro y del mundo desarrollado, según estimaciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Actualmente cuesta aproximadamente lo mismo asegurarse contra una quiebra en Islandia que contra un posible problema de crédito en Bélgica. La mayoría de las encuestas muestran ahora que los islandeses no quieren unirse a la Unión Europea, sumida en su tercer año de crisis de deuda.
El acuerdo entre el gobierno y los bancos, que están todavía en parte controlados por el Estado, ayudaron a los propietarios inmobiliarios de la isla, ya que se perdona la deuda que supere el 110% del valor de la vivienda. Además, tras un fallo de la Corte Suprema en junio de 2010, los préstamos que se encuentran indexados a monedas extranjeras son considerados ilegales, es decir, que las familias ya no tienen que cubrir las pérdidas que las coronas generan.
Las lecciones de crisis
"La lección que debemos aprender de la crisis de Islandia es que si otros países consideran que es necesario llevar a cabo una quita, deberían fijarse en el éxito que el acuerdo del 110% ha tenido aquí", dice Thorolfur Matthiasson, profesor de economía en la Universidad de Islandia en Reykjavik. "Es el acuerdo más amplio que se ha llevado a cabo", apunta. Sin el plan de emergencia, los propietarios de viviendas se hubieran visto ahogados bajo el peso de sus préstamos, después de que el ratio de deuda sobre los ingresos se disparara al 240% en 2008, cree Matthiasson.
La economía de 13.000 millones de dólares que tiene Islandia, que se contrajo un 6,7% en 2009, creció un 2,9% el año pasado y se expandirá un 2,4% este año y el siguiente, según las estimaciones de la OCDE. Mientras, la zona euro crecerá un 0,2% este año y el área de la OCDE se expandirá un 1,6%, según estimaciones de noviembre.
El sector inmobiliario, medido como un subcomponente del índice de precios al consumidor, está ahora sólo un 3% por debajo de los valores en septiembre de 2008, justo antes del colapso. Fitch Ratings elevó la semana pasada a Islandia a grado de inversión, con perspectiva estable, y concluyó que "la poco ortodoxa política de respuesta a la crisis de la isla ha tenido éxito”.
El enfoque de Islandia para hacer frente a la crisis se ha basado en imponer las necesidades de su población frente a las de los mercados a cada paso. Una vez que se hizo evidente en octubre de 2008 que los bancos de la isla estaban al borde del rescate, el gobierno intervino, aislando del problema totalmente las cuentas nacionales y dejando a los acreedores internacionales en la estacada. El Banco Central impuso controles de capital para salvaguardar la corona y los nuevos bancos controlados por el Estado fueron creados a partir de los restos de los prestamistas que han fracasado.
"Todavía hay una gran cantidad de personas que enfrentan dificultades, al mismo tiempo, hay un montón de gente que va mejorando", defiende el portavoz de Landsbankinn hf, Kristjansson. "Es casi imposible decir cuándo parar porque ha sido suficiente. Con cada nueva medidas que se toma, surgen nuevas demandas de cara al futuro", añade. Como precursor del movimiento global que ha ocupado las plazas en todo el mundo [como el 15-M en España o las actuales movilizaciones en Wall Street, Nueva York] los islandeses salieron a las calles después del colapso económico en 2008. Las protestas se intensificaron a principios de 2009, obligando a la policía a utilizar gases lacrimógenos para dispersar a la multitud lanzando piedras contra el Parlamento y las oficinas del entonces primer ministro, Geir Haarde. El Parlamento aún está decidiendo si seguir adelante con una acusación presentada contra él en septiembre de 2009, por su papel en la crisis.
Una nueva coalición, liderada por la primera ministra socialdemócrata Johanna Sigurdardottir, fue alzada al poder a principios de 2009. Las autoridades están investigando ahora a la mayoría de los principales protagonistas de la crisis bancaria.

Las consecuencias legales
El fiscal Especial de Islandia ha señalado que podría imputar a un máximo de 90 personas, mientras que más de 200, incluyendo los ex ejecutivos principales de los tres bancos más grandes, se enfrentan a cargos criminales. Larus Welding, el ex director ejecutivo de Glitnir Bank, que una vez fue el segundo mayor banco de Islandia, fue acusado en diciembre por conceder préstamos ilegales y ahora está a la espera de ser juzgado. El ex director general de Landsbanki Islands hf, Sigurjon Arnason, ha sufrido períodos de confinamiento mientras su investigación penal continúa.
El proceso ha sido paralelo al de EE UU, donde hay altos ejecutivos bancarios que se han enfrentado a un proceso penal por su papel en el colapso de las hipotecas de alto riesgo conocidas como subprimes. La Comisión de Bolsa y Valores dijo el año pasado que se había sancionado 39 oficiales superiores por conductas relacionadas con la crisis del mercado de la vivienda. OMAR R. VALDIMARSSON (BLOOMBERG) Reykjavik El País, 20 FEB 2012.

Comentario.
Es evidente que en Islandia se han aplicado unas políticas diametralmente opuestas a las aplicadas, hasta ahora, aquí en España y en Europa.
-Las políticas han ido encaminadas a salvar a los bancos y las grandes empresas, no a la población que se empobrece a pasos agigantados, disminuyendo con ello la demanda y entrando en crisis otra vez, por falta de actividad económica y ausencia de créditos, lo que lleva a un cículo vicioso del que no se saldrá sin la intervención del Estado, como factor determinante. Eso sí, se continua sin cambiar el modelo productivo, cambio del que se viene hablando pero del que no vemos ningun cambio real.
-Los políticos europeos y españoles, en general y salvo honrosas excepciones, no defienden  los intereses de los que representan, el pueblo soberano que los elige, es evidente que defienden los intereses de los bancos y grandes empresas. El ejemplo más evidente es el decreto publicado por el gobierno del nuevo estatuto de los trabajadores, donde se entrega la llave de los contratos a los empresarios y se deprecian los derechos de los trabajadores que tantos años de luchas costó conquistar. Y todo ello sin haber anunciado las intenciones ni los programas que iban a aplicar antes, ni durante las elecciones, con lo cual si el poder proviene del pueblo, la legitimidad del gobierno está muy puesta en duda. No se puede romper el contrato social sin contar con la parte principal de dicho contrato, el pueblo, donde reside la soberanía. Si el contrato social se renueva en cada elección y resulta que las cláusulas de dicho contrato permanecen ocultas o se anuncian unas medidas que después no se cumplen, lo que estamos es rompiendo ese contrato y haciendo añicos dicho acuerdo y, con ello, la legitimidad del mandato gubernamental de forma unilateral y muy grave. En la democracia, el gobierno es del pueblo, para el pueblo y con el pueblo. lo que es evidente no se cumple en el sur de Europa.

miércoles, 15 de febrero de 2012

ISLANDIA TRIPLICARÁ SU CRECIMIENTO EN 2012 TRAS ENCARCELAR A POLITICOS Y BANQUEROS

Islandia consiguió acabar con un gobierno corrupto y parásito.
Encerró a los responsables de la crisis financiera en la cárcel.
Empezó a redactar una nueva Constitución hecha por ellos y para ellos.

Y hoy, gracias a la movilización, será el país más próspero de un occidente sometido a una tenaz crisis de la deuda.
Es la ciudadanía islandesa, cuya revuelta en 2008 fue silenciada en Europa por temor a que muchos tomaran nota.
Pero lo lograron, gracias a la fuerza de toda una nación, lo que empezó siendo crisis se convirtió en oportunidad.
Una oportunidad que los movimientos altermundistas han observado con atención y lo han puesto como modelo realista a seguir.

Desde En Positivo, consideramos que la historia de Islandia es una de las más buenas noticias de los tiempos que corren.
Sobretodo después de saber que según las previsiones de la Comisión Europea, este país del norte atlántico, cerrará el 2011 con un crecimiento del 2,1% y que en 2012, este crecimiento será del 1,5%, una cifra que supera el triple que la de los países de la zona euro.

La tendencia al crecimiento aumentará incluso en 2013, cuando está previsto que alcance el 2,7%.
Los analistas aseveran que la economía islandesa sigue mostrando síntomas de desequilibrio.
Y que la incertidumbre sigue presente en los mercados. Sin embargo, ha vuelto a generar empleo y la deuda pública ha ido disminuyendo de forma palpable.

Este pequeño país del periférico ártico rechazó rescatar a los bancos.
Los dejó caer y aplicó la justicia sobre quienes habían provocado ciertos descalabros y desmanes financieros.

Los matices de la historia islandesa de los últimos años son múltiples.
A pesar de trascender parte de los resultados que todo el movimiento social ha conseguido, poco se ha hablado del esfuerzo que este pueblo ha realizado.

Del límite que alcanzaron con la crisis y de las múltiples batallas que todavía están por resolver.
Sin embargo, lo que es digno de mención es la historia que habla de un pueblo capaz de comenzar a escribir su propio futuro, sin quedar a merced de lo que se decida en despachos alejados de la realidad ciudadana.

Y aunque sigan existiendo agujeros por llenar y oscuros por iluminar.
La revuelta islandesa no ha causado otras víctimas que los políticos y los hombres de finanzas.
No ha vertido ninguna gota de sangre.
No ha sido tan llamativa como las de la Primavera Árabe.

Ni siquiera ha tenido rastro de mediática, pues los medios han pasado por encima de puntillas.
Sin embargo, ha conseguido sus objetivos de forma limpia y ejemplar.

Hoy por hoy, su caso bien puede ser el camino ilustrativo de los indignados españoles, de los movimientos de Occupy Wall Street y de quienes exigen justicia social y justicia económica en todo el mundo. (Noticia recibida por Internet)

lunes, 31 de octubre de 2011

Islandia, el camino que no tomamos

Los mercados financieros están celebrando el pacto alcanzado en Bruselas a primera hora del jueves. De hecho, en relación con lo que podría haber sucedido (un amargo fracaso para ponerse de acuerdo), que los dirigentes europeos se hayan puesto de acuerdo en algo, por imprecisos que sean los detalles y por deficiente que resulte, es un avance positivo.
Pero merece la pena retroceder para contemplar el panorama general, concretamente el lamentable fracaso de una doctrina económica, una doctrina que ha infligido un daño enorme tanto a Europa como a Estados Unidos.
La doctrina en cuestión se resume en la afirmación de que, en el periodo posterior a una crisis financiera, los bancos tienen que ser rescatados, pero los ciudadanos en general deben pagar el precio. De modo que una crisis provocada por la liberalización se convierte en un motivo para desplazarse aún más hacia la derecha; una época de paro masivo, en vez de reanimar los esfuerzos públicos por crear empleo, se convierte en una época de austeridad, en la cual el gasto gubernamental y los programas sociales se recortan drásticamente.
Nos vendieron esta doctrina afirmando que no había ninguna alternativa -que tanto los rescates como los recortes del gasto eran necesarios para satisfacer a los mercados financieros- y también afirmando que la austeridad fiscal en realidad crearía empleo. La idea era que los recortes del gasto harían aumentar la confianza de los consumidores y las empresas. Y, supuestamente, esta confianza estimularía el gasto privado y compensaría de sobra los efectos depresores de los recortes gubernamentales.
Algunos economistas no estaban convencidos. Un escéptico afirmaba cáusticamente que las declaraciones sobre los efectos expansivos de la austeridad eran como creer en el "hada de la confianza". Bueno, vale, era yo.
Pero, no obstante, la doctrina ha sido extremadamente influyente. La austeridad expansiva, en concreto, ha sido defendida tanto por los republicanos del Congreso como por el Banco Central Europeo, que el año pasado instaba a todos los Gobiernos europeos -no solo a los que tenían dificultades fiscales- a emprender la "consolidación fiscal".
Y cuando David Cameron se convirtió en primer ministro de Reino Unido el año pasado, se embarcó inmediatamente en un programa de recortes del gasto, en la creencia de que esto realmente impulsaría la economía (una decisión que muchos expertos estadounidenses acogieron con elogios aduladores).
Ahora, sin embargo, se están viendo las consecuencias, y la imagen no es agradable. Grecia se ha visto empujada por sus medidas de austeridad a una depresión cada vez más profunda; y esa depresión, no la falta de esfuerzo por parte del Gobierno griego, ha sido el motivo de que en un informe secreto enviado a los dirigentes europeos se llegase la semana pasada a la conclusión de que el programa puesto en práctica allí es inviable. La economía británica se ha estancado por el impacto de la austeridad, y la confianza tanto de las empresas como de los consumidores se ha hundido en vez de dispararse.
Puede que lo más revelador sea la que ahora se considera una historia de éxito. Hace unos meses, diversos expertos empezaron a ensalzar los logros de Letonia, que después de una terrible recesión se las arregló, a pesar de todo, para reducir su déficit presupuestario y convencer a los mercados de que era fiscalmente solvente. Aquello fue, en efecto, impresionante, pero para conseguirlo se pagó el precio de un 16% de paro y una economía que, aunque finalmente está creciendo, sigue siendo un 18% más pequeña de lo que era antes de la crisis.
Por eso, rescatar a los bancos mientras se castiga a los trabajadores no es, en realidad, una receta para la prosperidad. ¿Pero había alguna alternativa? Bueno, por eso es por lo que estoy en Islandia, asistiendo a una conferencia sobre el país que hizo algo diferente.
Si han estado leyendo las crónicas sobre la crisis financiera, o viendo adaptaciones cinematográficas como la excelente Inside Job, sabrán que Islandia era supuestamente el ejemplo perfecto de desastre económico: sus banqueros fuera de control cargaron al país con unas deudas enormes y al parecer dejaron a la nación en una situación desesperada.
Pero en el camino hacia el Armagedón económico pasó una cosa curiosa: la propia desesperación de Islandia hizo imposible un comportamiento convencional, lo que dio al país libertad para romper las normas. Mientras todos los demás rescataban a los banqueros y obligaban a los ciudadanos a pagar el precio, Islandia dejó que los bancos se arruinasen y, de hecho, amplió su red de seguridad social. Mientras que todos los demás estaban obsesionados con tratar de aplacar a los inversores internacionales, Islandia impuso unos controles temporales a los movimientos de capital para darse a sí misma cierto margen de maniobra.
¿Y cómo le está yendo? Islandia no ha evitado un daño económico grave ni un descenso considerable del nivel de vida. Pero ha conseguido poner coto tanto al aumento del paro como al sufrimiento de los más vulnerables; la red de seguridad social ha permanecido intacta, al igual que la decencia más elemental de su sociedad. "Las cosas podrían haber ido mucho peor" puede que no sea el más estimulante de los eslóganes, pero dado que todo el mundo esperaba un completo desastre, representa un triunfo político.
Y nos enseña una lección al resto de nosotros: el sufrimiento al que se enfrentan tantos de nuestros ciudadanos es innecesario. Si esta es una época de increíble dolor y de una sociedad mucho más dura, ha sido por elección. No tenía, ni tiene, por qué ser de esta manera. -PAUL KRUGMAN, El País de los Negocios. 30-10.20011

lunes, 19 de septiembre de 2011

Islandia. La solución islandesa

La crisis económica mundial, que se desenvuelve desde mediados de 2008, sigue su curso inexorable. En las últimas semanas hemos asistido a una situación inédita, no sólo por el hecho de que EE.UU. estuviera al borde del default, sino por la combinación de esta situación con un agravamiento sin precedentes de la crisis de la deuda en la Eurozona. Jugando al límite de sus posibilidades, los líderes europeos y norteamericanos han alcanzado acuerdos provisionales que pareciera sólo han logrado agudizar la crisis. Una nueva recesión mundial está siendo anunciada, mientras que la única certeza es que los trabajadores y los pueblos seguirán pagando sus consecuencias.

En paralelo, en Islandia desde 2008 una sucesión de acontecimientos políticos, impulsados por fuertes movilizaciones sociales, han forzado la renuncia en bloque del gobierno y el adelanto de las elecciones, la convocatoria a dos referéndums populares que culminaron con el voto masivo por el no pago de la deuda, el enjuiciamiento y encarcelamiento temporario de banqueros y funcionarios y la posibilidad de contar con una nueva Constitución. Sin embargo, sólo las redes alternativas (Rebelión entre ellas) y algunos portales (como el CADTM) han hecho circular estas informaciones, que en su mayoría han sido ignoradas por los medios tradicionales.

Situado en el norte boreal de Europa, Islandia es una pequeña isla rodeada de islas e islotes aún más pequeños. En conjunto alcanzan una extensión de unos 103.000 km2 que albergan a 320 mil habitantes. Su economía dispone de importantes fuentes de energía hidráulica y geotérmica, pero depende mucho de la industria pesquera, que representa un 40 por ciento de sus ingresos y da empleo al 7 por ciento de la fuerza de trabajo.

En los años 80 el gobierno -bajo presión de la oleada thatcherista- puso en marcha la privatización de la pesca: impuso cuotas para las capturas e hizo millonarios a unos cuantos pescadores. En paralelo, se sumó a la política del “ofertismo”, propia de la “reaganomics”, bajando impuestos y desregulando mercados, a la par que comenzó a publicitar la política de privatizaciones. Por si algo faltara, Milton Friedman visitó varias veces Reikiavik, la capital del país.

No obstante este avance neoliberal, el país siguió mostrando indicadores notables. El Estado garantizaba -bajo un régimen asimilado al del Estado de bienestar- asistencia sanitaria universal y educación superior gratuita a sus habitantes. La esperanza de vida estaba entre las más elevadas del mundo y la tasa de desocupación era insignificante, no alcanzaba al 2 por ciento. El gobierno invirtió en energía verde, en plantas de aluminio y en nuevas tecnologías, y en 2007 ascendió al primer lugar en el índice de desarrollo humano del PNUD (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo), muy por delante de países como Estados Unidos, Francia o el Reino Unido. En 2009 fue calificado por la Organización de las Naciones Unidas como el tercer país más desarrollado del mundo, siendo ubicado su PIB per cápita entre los diez primeros.

Primera expresión de la crisis

Sin embargo a partir de 2003 -año en que se concreta la privatización de sus tres principales bancos (Kaupthing, Glitnir y sobre todo Ice-save)- el país ingresa de lleno en los flujos financieros internacionales. Tanto la banca como los banqueros iniciaron una carrera desaforada por la expansión de sus activos dentro y fuera del país. Se impulsó una política de endeudamiento y comenzó a incubarse una crisis que estalla en 2008. Esta crisis es considerada como la primera expresión de la crisis mundial que hoy tiene en vilo a los centros económico-financieros del mundo.

Todo se inició cuando, a partir de la privatización bancaria, el gobierno impulsó una política de “vivienda propia”, que los bancos apoyaron con créditos hipotecarios de fácil acceso y cuyas cuotas estaban atadas a la evolución de los precios, pero no a la de los salarios. A la par, el consumo fue alentado con créditos de corto plazo. Cuando en 2008 el déficit de balanza comercial obligó a devaluar la moneda nacional un 50 por ciento, la inflación se disparó y esas cuotas (hipotecarias o de créditos comunes) resultaron impagables.

Para financiar todo este festival crediticio los bancos fueron tomando fondos en el mercado mundial, especialmente en Gran Bretaña y Holanda. Al momento del estallido, el endeudamiento bancario superaba en más de diez veces al PIB nacional. Resultado: más de la tercera parte de la población está hoy sobreendeudada; 13.000 viviendas fueron embargadas y decenas de miles de familias ingresaron en la pobreza.

Para el sentido común todo esto ha sido posible por el contubernio doloso de banqueros, empresarios y políticos. Para algunos analistas, un grupo no mayor de treinta personas. Sin embargo, que este grupo haya sido el instrumentador de una política determinada no puede ocultar que lo sucedido en Islandia es parte de la crisis mundial, que como siempre en las grandes coyunturas explota por el lado financiero, pero cuyas raíces están en la economía productiva.

Sin embargo la resistencia de la población de este pequeño país ha roto con la política de “lo posible” y ha conseguido logros significativos. La secuencia de estos hechos es por demás significativa:

• En 2009 las movilizaciones y manifestaciones callejeras, incluidos “cacerolazos”, rechazaron el plan de ajuste del FMI, hicieron renunciar al gobierno y obligaron a convocar a elecciones anticipadas. El nuevo gobierno intentó por ley imponer una reestructuración de la deuda, que alcanza a los 3.500 millones de euros, que implica que cada familia pagaría 100 euros por mes durante 15 años.

• En 2010 la población nuevamente en las calles rechazó esta ley; el presidente decide entonces no ratificarla y convoca a un referéndum popular. El 93 por ciento de los votantes se expresó por el “No pago de la deuda”. En paralelo se desenvuelve una investigación sobre las responsabilidades en la crisis, que concluye con varios banqueros y funcionarios enjuiciados y presos, aunque luego fueron liberados, mientras otros huyeron del país. De hecho uno de los banqueros está hoy buscado por la Interpol.

• En 2011 un nuevo referéndum ratificó el “No pago” por el 60 por ciento de los votos.

Reforma constitucional

En numerosas oportunidades la sociedad islandesa se planteó reemplazar la Constitución vigente desde 1944, una copia de la danesa, que en su momento sólo cambió “rey” por “presidente”. La actual crisis financiera estimuló esta necesidad y abrió el debate político, por lo que el Parlamento resolvió la creación de la Asamblea Constituyente, para la cual fueron elegidos por voto popular 25 representantes (10 mujeres y 15 hombres), entre los 522 mayores de 18 años que se postularon. Sin embargo, antes que se iniciaran las deliberaciones, la elección fue invalidada por el Tribunal Supremo por vicios procedimentales. La Asamblea fue transformada entonces en Consejo Constitucional, integrado por las mismas personas antes elegidas, quienes comenzaron a sesionar a principios de abril en tres grupos, y debían entregar sus propuestas a fines de julio pasado (a la fecha no se dispone de información sobre si esto se concretó).

Las reuniones han sido públicas -cada jueves el Consejo se ha reunido y debatido, con una emisión en directo en la web. Los islandeses pueden consultar y proponer semanalmente nuevos artículos y enmiendas para su inclusión en la Carta Magna, y dar opinión sobre los mismos. Un papel decisivo juegan aquí las redes sociales (Facebook, Twitter y Flickr), mientras que en Youtube se publican periódicamente entrevistas con cada uno de los 25 miembros del Consejo en lo que la cultura popular ya ha dado en llamar “democracia 2.0”.

El sistema de aprobación final no está claramente determinado. Se supone que el grupo redactor elevará al Consejo el proyecto de nueva Constitución consensuado y si éste lo aprueba, pasaría finalmente al Parlamento. Sin embargo, no hay claridad aún sobre este proceso, y esta indefinición ha hecho que surgieran voces de advertencia, previendo que “…los políticos quieran repasarla antes del referéndum”, por eso claman para que “…la gente pueda votar lo que han escrito, antes que los políticos metan mano, teniendo en cuenta que de aquí saldrá un nuevo sistema con el que queremos, entre otras cosas, erradicar la corrupción”.

Más allá del resultado final de esta confrontación, Islandia muestra que es posible pensar en salidas alternativas, que no es imprescindible salvar a los bancos como paso previo a cualquier otra medida. Que es posible romper con el “posibilismo” que impone el cerco neoliberal y hacer que los costos no los paguen los que siempre los pagan. Que hay otro camino que implica decisiones no sólo económicas, sino fundamentalmente políticas y democráticas. Islandia es una excepción, una singularidad; una rareza, no sólo por dejar quebrar sus bancos, perseguir a banqueros y funcionarios o decidir reformar la Constitución, sino por la forma democrática y participativa con que estos logros se hacen posible.
EDUARDO LUCITA es Integrante del colectivo EDI (Economistas de Izquierda). (La foto del gato la he tomado del NYT, el gato ha a parecido en su casa de Mahattan, después de años desaparecido)

domingo, 28 de agosto de 2011

La revolución en curso de Islandia

Un programa radial italiano hablando sobre la revolución en curso de Islandia es un ejemplo impresionante de lo poco que nuestros medios de comunicación nos dice sobre el resto del mundo. Los estadounidenses pueden recordar que al inicio de la crisis financiera de 2008, Islandia, literalmente, se declaró en quiebra. Las razones se mencionan sólo de pasada, y desde entonces este miembro poco conocido de la Unión Europea volvió a caer en el olvido. Como los países europeos caen uno tras otro, poniendo en peligro el euro, con repercusiones para todo el mundo, la última cosa que los poderes desean es que el caso de Islandia se convierta en un ejemplo. He aquí por qué:
Cinco años de un régimen puramente neoliberal había hecho de Islandia, (población de 320.000 personas, sin ejército), uno de los países más ricos del mundo. En el año 2003 todos los bancos del país se privatizaron y en un esfuerzo por atraer inversionistas extranjeros ofrecieron préstamos en línea, cuyos costos mínimos les permitió ofrecer tasas relativamente altas de rendimiento. Las cuentas, llamadas “Icesave”, atrajeron a muchos pequeños inversores ingleses y holandeses. Pero a medida que las inversiones crecieron también lo hizo la deuda de los bancos extranjeros. En 2003 la deuda de Islandia era igual a 200 veces su PIB, pero en 2007 fue del 900 por ciento. La crisis mundial financiera de 2008 fue el golpe de gracia. Los tres principales bancos islandeses, Landbanki, Kapthing y Glitnir, quebraron y fueron nacionalizados, mientras que la corona perdió el 85% de su valor con respecto al Euro. Al final del año Islandia se declaró en bancarrota.

Contrariamente a lo que se podría esperar, la crisis dió lugar a la recuperación de los derechos soberanos de los islandeses, a través de un proceso de democracia directa participativa que finalmente condujo a una nueva Constitución. Pero sólo después de mucho dolor.

Geir Haarde, el Primer Ministro de un gobierno de coalición socialdemócrata, negoció 2.100.000 dólares de préstamo, a lo que los países nórdicos agregaron otros 2.500.000. Sin embargo, la comunidad financiera extranjera presionaba a Islandia para imponer medidas drásticas. El FMI y la Unión Europea querían hacerse cargo de su deuda, alegando que era el único camino para que el país pague la deuda a Holanda y Gran Bretaña, que habían prometido reembolsarla a sus ciudadanos.
Las protestas y los disturbios continuaron y, finalmente, obligaron al gobierno a renunciar. Las elecciones se adelantaron a abril de 2009, resultando una coalición de izquierda que condenaba el sistema económico neoliberal, pero de inmediato cedió a sus demandas de que Islandia debía pagar un total de 3.500.000 euros. Esto requiere que cada ciudadano islandés abone 100 euros al mes (o alrededor de 130 dólares) durante 15 años, el 5,5% de interés, para pagar una deuda contraída por el sector privado vis a vis. Fue la gota que colmó el vaso.

Lo que sucedió después fue extraordinario. La creencia de que los ciudadanos tenían que pagar por los errores de un monopolio financiero, que a toda una nación se le debe imponer el pagar las deudas privadas se hizo añicos, se transformó la relación entre los ciudadanos y sus instituciones políticas y, finalmente, condujo a los líderes de Islandia al lado de sus electores . El Jefe del Estado, Olafur Ragnar Grimsson, se negó a ratificar la ley que hace a los ciudadanos de Islandia responsables de sus deudas bancarias y aceptó las llamadas a un referéndum.

Por supuesto la comunidad internacional sólo aumentó la presión sobre Islandia. Gran Bretaña y Holanda, amenazaron con represalias terribles de aislar al país. Como los islandeses fueron a votar, los banqueros extranjeros amenazaron con bloquear cualquier ayuda del FMI. El gobierno británico amenazó con congelar los ahorros islandeses y cuentas corrientes. Como dijo Grimsson: “Nos dijeron que si nos negábamos a las condiciones de la comunidad internacional, nos convertirían en la Cuba del Norte. Pero si hubiéramos aceptado, nos habrían convertido en el Haití del Norte. “(¿Cuántas veces he escrito que cuando los cubanos ven el estado lamentable de su vecino, Haití, pueden considerarse afortunados?)

En el referéndum de marzo 2010, el 93% votó en contra de la devolución de la deuda. El FMI inmediatamente congeló sus préstamos. Pero la revolución (aunque no se televisó en los Estados Unidos), no se dejará intimidar. Con el apoyo de una ciudadanía furiosa, el gobierno inició investigaciones civiles y penales de los responsables de la crisis financiera. Interpol emitió una orden de detención internacional del ex presidente de Kaupthing, Sigurdur Einarsson, así como de otros banqueros implicados que huyeron del país.

Pero los islandeses no se detuverin allí: se decidió redactar una nueva constitución que libera al país del poder exagerado de las finanzas internacionales y el dinero virtual. (La que estaba en vigor se había escrito en en momento en que Islandia se independizó de Dinamarca, en 1918, la única diferencia con la Constitución danesa es que la palabra “presidente” fue sustituida por la de “rey”.)
Para escribir la nueva constitución, el pueblo de Islandia eligió a veinticinco ciudadanos de entre 522 adultos que no pertenecen a ningún partido político, pero recomendados por lo menos por treinta ciudadanos. Este documento no fue obra de un puñado de políticos, pero fue escrito en Internet. Las reuniones de los Constituyente se transmitieron on-line, y los ciudadanos podían enviar sus comentarios y sugerencias, asistiendo al documento, que tomaba forma. La Constitución, que eventualmente surje de este proceso democrático participativo, sería presentada al Parlamento para su aprobación después de las próximas elecciones.

Algunos lectores recordarán el colapso agrario de Islandia del siglo IX que apareció en el libro de Jared Diamond, con el mismo nombre. Hoy en día, este país se está recuperando de su colapso financiero en formas que son del todo contrarias de las que generalmente se consideraban insolayables, como confirmó ayer la nueva jefe del FMI, Christine Lagarde, a Fareed Zakaria. Al pueblo de Grecia le han dicho que la privatización de su sector público es la única solución. Y los de Italia, España y Portugal se enfrentan la misma amenaza.

Se debe mirar a Islandia. Negarse a someterse a los intereses extranjeros, ese pequeño país indicó claramente que el pueblo es soberano. Es por eso que no está en la noticias.

Fuente:http://www.dailykos.com/story/2011/08/01/1001662/-Icelands-On-going-Revolution Traducido por Arielev Tomado de: http://sleepwalkings.wordpress.com/2011/08/24/la-revulucion-en-curso-de-islandia/

Deena Stryker, Daily Kos
(Foto del autor de la ría de Baiona, en marea baja, desde el paseo)

lunes, 22 de agosto de 2011

Islandia: "Políticos y banqueros, a la cárcel"

Hördur Torfason sonríe cuando le hablan de la admiración que despierta su país, el único que ha decidido que los responsables de esta larguísima crisis purguen sus pecados. Y que lo hagan en la cárcel. A principios de junio, Islandia inició un juicio contra el ex primer ministro conservador Geeir H. Haarde por su decidida contribución a la tarea de transformar una isla envidiada por el resto del mundo en un país en el que el Gobierno pretendía que cada familia pagara 50.000 euros para saldar la deuda de sus bancos quebrados. "Todo esto no ha pasado solo en Islandia. En EE UU y en Europa también ha habido ladrones que nos han estafado", dice este activista de 65 años, impulsor de las protestas que acabaron con la élite que había mandado en Islandia durante años.
"Cada sábado, varios miles de personas nos manifestábamos frente al Parlamento. Antes de irnos a casa, preguntaba a la gente si quería volver la semana siguiente. Siempre respondían que sí. Así lo hicimos", recuerda Torfason en Madrid. Ha viajado aquí invitado por los jóvenes indignados del 15-M, que escuchan boquiabiertos su relato. Las protestas pedían algo muy ambicioso: que se fueran todos los que mandaban. Gobierno, responsables del banco central y del supervisor financiero... Sorprendentemente, lo consiguieron. El actor reconvertido en líder social cuenta que su biografía tiene mucho que ver con lo que hizo durante esos meses tumultuosos en Reikiavik. "Cuando tenía 20 años me ofrecieron un buen puesto en una empresa. Lo pensé una semana y llegué a la conclusión de que un trabajo así me obligaría a hacer muchas cosas que no quería. Eran los años sesenta, y probablemente habría tenido que casarme con una mujer que hiciera de coartada en la oficina", recuerda Torfason, que más tarde se involucró en el movimiento de liberación gay.

La locura colectiva se apoderó de los islandeses durante los años de bonanza. Un país con 310.000 personas se convirtió en el segundo comprador mundial de la marca de lujo Bang & Olufsen, tan solo por detrás de Rusia, con casi 140 millones de habitantes. "Mi marido y yo queríamos cambiarnos de casa y entonces fui a pedir información al banco. Antes de abrir la boca, el empleado me dijo que podía irme de la oficina con una cantidad indecente de dinero en mi bolsillo. Los bancos hicieron todo lo posible para que la gente se endeudara por la mayor cantidad posible. Te ofrecían una soga para ponértela alrededor del cuello", asegura. Tras el sueño de la abundancia, el país se dio de bruces con la dura realidad: la inflación y el paro se desbocaron; al contrario que la corona y el PIB, que se desplomaron. Una inmensa oleada de furia y frustración inundó la isla de orgullosos vikingos.

Pero, ¿no cree que también tienen su parte de responsabilidad los ciudadanos que veían como héroes nacionales a los tiburones de las finanzas y querían cada vez más casas, más iPhones y más de todo? "No me gusta verlo de esa forma. Nos convencieron de que vivíamos en el país más feliz del mundo. Parecía que nada malo nos podía ocurrir. Nos engañaron de forma sistemática", responde. Leer todo el artículo de El País.

miércoles, 8 de junio de 2011

El ex primer ministro islandés, a juicio por su gestión de la crisis

La mala gestión de la crisis que colocó a Islandia al borde de la ruina como consecuencia del colapso financiero sufrido en 2008 sienta en el banquillo de los acusados al ex primer ministro conservador Geeir H. Haarde, quien ayer recibió la confirmación de la acusación de negligencia grave. Medios islandeses creen que el juicio comenzará tras el verano.
El ex primer ministro conservador islandés Geeir Haarde afrontó ayer la primera sesión preliminar de un juicio al que será sometido por negligencia grave durante su mandato, en el que se produjo el colapso bancario.
El encargado de estudiar el caso es el Landsdómur, un tribunal especial creado en 1905 para juzgar a miembros del Gobierno y que nunca había actuado en los casi 67 años de independencia de la isla. El Landsdómur está formado por cinco jueces del Tribunal Supremo, un presidente de un tribunal de primera instancia, un catedrático de derecho constitucional y ocho ciudadanos designados cada seis años por el Parlamento.
La imputación de Haarde, de 60 años, fue posible porque el Althingi (Parlamento islandés) así lo decidió en setiembre por 33 votos frente a 30, siguiendo el consejo del informe previo de la comisión investigadora sobre las responsabilidades en la crisis.
Ayer el tribunal debía confirmar la acusación, pero medios locales consideran probable que el juicio no comience hasta después del verano... Leer más.

jueves, 14 de abril de 2011

EL MODELO ISLANDÉS

Los ciudadanos de España, de Europa y quizá del mundo deberíamos atender muchísimo más al transcurso de la crisis en Islandia.
Parece que es el único Estado del globo que ha puesto a los mercados por detrás de la democracia, que los ha supeditado a la decisión soberana de los ciudadanos. Todavía está calentito el resultado del referéndum sobre si aceptaban o no devolver la deuda generada por la codicia de sus bancos. Han optado por el no, lo que puede acarrearles consecuencias nada halagüeñas. Lo encomiable hasta ahora es el respeto a la democracia en la que el pueblo islandés ha permanecido a pesar de la crisis. Si los dirigentes de los demás Estados de derecho tuvieran en cuenta a sus ciudadanos, no se socializarían las pérdidas sin permiso democrático, rebanando derechos sociales mientras crecen las descomunales ganancias de los culpables de la crisis.
El presidente islandés, Ólafur Ragnar Grímsson, dijo a este periódico que su país "es una democracia, no un sistema financiero". En cualquier democracia, pues, también podemos ser como los islandeses: decidir cómo afrontamos la crisis y quién debe pagarla. ¿O no?
GASPAR GARCÍA - Madrid, El País, 14/04/2011

domingo, 10 de abril de 2011

Islandia rechaza en referéndum pagar por los errores de sus bancos

El 'no' vence en la consulta celebrada ayer para aprobar la indemnización de 4.000 millones de euros que exigen Reino Unido y Holanda por la quiebra de una entidad.
¿Qué haría usted si uno de los grandes bancos españoles hubiera quebrado en Reino Unido y el Gobierno británico exigiera a España un pago de 50.000 euros por familia para saldar esa deuda? Islandia, que ya se había negado en una ocasión a pagar esa factura, se enfrentó ayer a un segundo referéndum sobre si aprueba -o no- devolver a Reino Unido y Holanda 4.000 millones de euros por la bancarrota de una de sus entidades financieras. Y han vuelto a decir no: según los resultados aún parciales, con el 70% de las papeletas escrutadas, el 57,7% de los votantes han rechazado hacerlo, frente al 42,3% que lo han aprobado...
El referéndum fue convocado hace dos meses por el presidente islandés, Oláfur Ragnar Grímsson, que se negó a firmar una ley del Parlamento que estipulaba las condiciones del acuerdo: un pago con intereses del 3% a 37 años. Grímsson es reincidente: en diciembre de 2009 ya forzó una consulta similar, cuando contra todo pronóstico se negó a firmar una ley que obligaba a pagar con intereses del 5,5% en 15 años. El no ganó entonces de forma arrolladora. "Las antiguas condiciones de pago eran muy injustas: las nuevas son mejores, pero si los islandeses van a tener que cargar con una deuda de sus bancos deben tener derecho a decidir. Islandia es una democracia, no un sistema financiero", declaró Grímsson a este diario hace unos días...
Islandia sigue sumida en una profunda crisis, tras los acontecimientos que acabaron con la quiebra del sistema bancario y que obligaron al país a acudir al FMI. Entonces la Bolsa se desplomó, la corona islandesa perdió el 80% de su valor y la caída del PIB ha sido del 15%. El paro ha pasado del 1% al 8%, hay controles de capital -corralito-, ha habido fuertes subidas de impuestos y recortes del gasto público. La incipiente recuperación es aún muy frágil. Y esa fragilidad puede aumentar en caso de que el no salga vencedor: el Ejecutivo avisó a la población de que el rechazo llevaría el caso a los tribunales, donde la factura puede llegar a ser mucho mayor. Además, si los activos del banco quebrado son menores de lo esperado y la corona vuelve a caer, las cifras se dispararían...
La reacción de Reino Unido no se ha hecho esperar. El secretario jefe del Tesoro británico, Danny Alexander, ha expresado hoy su decepción ante la negativa de los islandeses a pagar por el colapso de los bancos:"Está claro que el rechazo declarado por el pueblo islandés a lo que era un acuerdo negociado ha sido obviamente decepcionante", declaró Alexander. "Por supuesto que respetamos su decisión, pero ahora vamos a hablar con nuestros socios internacionales, y parece que este proceso terminará en los tribunales", añadió.
Leer todo el artículo de El País  aquí.. Más sobre Islandia en El País, 11-04-2011 artículo de Gudbergur Bergsson

sábado, 9 de abril de 2011

La crisis de Islandia

Islandia fue llamada la “Wall Street del Ártico” o el “Tigre Nórdico”, en muy poco tiempo pasó de un crecimiento alto, para un país desarrollado, a convertirse en un país muy endeudado.

Con apenas 320.000 habitantes, los banqueros islandeses quisieron aprovechar la liberalización financiera: el sistema bancario islandés pasó de ocuparse del mercado doméstico a servir de intermediario para otros países, los escandinavos y el Reino Unido principalmente.

Por ejemplo, el banco por internet Icesave perteneciente al banco Landsbanki operó cuentas de ahorro en Holanda y el Reino Unido. Creció hasta tener depósitos por 1.700 millones de euros en el primer país, durante los breves cinco meses en que operó ahí, y por cerca de 5.000 millones de euros en el Reino Unido, durante dos años, gracias a que ofrecía tasas de interés superiores al 5 por ciento.

En una publicación de la Cámara Islandesa de Comercio [1] un funcionario nativo y un académico estadounidense, quien llegó a ser miembro del directorio del Sistema de la Reserva Federal estadounidense, argumentaban, en 2006, que los temores sobre la inestabilidad del sistema financiero de Islandia eran infundados pues todo estaba básicamente bien.

El país tenía el PIB per cápita más alto del mundo en 2005, con muy poca corrupción, bajísima deuda pública (la deuda neta representaba 10% del PIB) y con altísimos niveles de educación y salud. Una excelente muestra de la felicidad que trae a la gente decente el seguir las leyes del mercado y el respeto a la propiedad privada.

El ultraconservador Cato Institute celebraba todavía en febrero de 2008 que el éxito de Islandia se debía en buena parte a sus políticas en favor del libre mercado: los impuestos a los ingresos del trabajo eran de 36 por ciento mientras que los ingresos del capital eran gravados con 10 por ciento.
Las corporaciones gozaban de un gravamen del 18 por ciento, comparado con el 39 por ciento en EEUU, pero el diligente gobierno islandés había ya anunciado una reducción de esa tasa a 15 por ciento [2]. El único foco rojo era un considerable déficit en cuenta corriente.

No obstante la aparente solidez de la economía islandesa, Kaupthing, Glitnir Bank HF y Landsbanki Islands HF -los tres principales bancos islandeses- quebraron en octubre de 2008 tras acumular una deuda de 61.000 millones de dólares, equivalente a 12 veces el producto interno bruto de este país [3].

Tuvieron que ser nacionalizados en ese mes después de que habían sido privatizados en 2003, ¡cinco años duró el sueño del libre mercado! El Cato Institute no ha vuelto a publicar algo sobre Islandia desde febrero de 2008 lo que no habla bien de su honradez intelectual.

Islandia, por supuesto, representa uno de los grandes episodios de catástrofe económica de todos los tiempos. Su economía, capaz de brindar a su población un nivel de vida decoroso, fue secuestrada de forma efectiva por una combinación de ideología de libre mercado y capitalismo de compadrazgo; un trabajo presentado en el congreso celebrado en Luxemburgo al que acabo de asistir muestra que los beneficios de la burbuja financiera han recaído de forma abrumadora sobre una pequeña minoría que ocupa la cima de la distribución de rentas [4].

Islandia cayó en una profunda crisis económica que enfureció a la población. El gobierno debió estatizar los tres bancos y pedir un fondo de rescate al Fondo Monetario Internacional [5].

La corona islandesa se devaluó en 80 por ciento, la bolsa de valores estuvo cerrada por algunos días y el producto interno bruto cayó cerca del 7 por ciento durante 2009. Se estima que fue de cero el crecimiento durante 2010 aunque el PIB creció al fin durante el tercer trimestre de 2010 con respecto al previo.

Los capitalistas islandeses y el gobierno, en complicidad con la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional consiguieron que se socializaran muchas de las deudas contraídas por la banca privada en su desbocada carrera para obtener ganancias.

Empezó una disputa por los montos de las deudas bancarias y los tiempos para cubrirlas. Por ejemplo el Reino Unido exigió el pago no de los 20.000 euros por depósito que marca la legislación europea; sino de entre 50.000 y 100.000 euros. Eso elevaba la deuda islandesa a 2.700 millones de euros por depósitos realizados en el banco Icesave.

El gobierno británico amenazó con incautar los activos del banco Kaupthing (sin relación comercial con el Icesave) aplicando la legislación antiterrorista del Reino Unido.

Ante la propuesta burguesa de que el pueblo islandés pagara todas las deudas que no contrajo; la gente salió a protestar.

Las protestas ciudadanas frente al parlamento en Reykjavik van en aumento. El 23 de enero de 2009 se convocan elecciones anticipadas y tres días después, las caceroladas ya son multitudinarias y provocan la dimisión del Primer Ministro, el conservador Geir H. Haarden, y de todo su gobierno en bloque. Es el primer gobierno que cayó víctima de la crisis mundial.

El 25 de abril se celebran elecciones generales de las que sale un gobierno de coalición formado por la Alianza Social-demócrata y el Movimiento de Izquierda Verde, encabezado por la nueva Primera Ministra Jóhanna Sigurðardóttir.

A lo largo del 2009 continúa la pésima situación económica del país y el año cierra con una caída del PIB del 7%.

Mediante una ley ampliamente discutida en el parlamento se propone la devolución de la deuda a Gran Bretaña y Holanda mediante el pago de 3.500 millones de euros, suma que pagarán todas las familias islandesas mensualmente durante los próximos 15 años al 5,5% de interés. La gente se vuelve a echar a la calle y solicita someter la ley a referéndum. En enero de 2010 el Presidente, Ólafur Ragnar Grímsson, se niega a ratificarla y anuncia que habrá consulta popular.

En marzo se celebra el referéndum y el NO al pago de la deuda arrasa con un 93% de los votos. La revolución islandesa consigue una nueva victoria de forma pacífica. El FMI congela las ayudas económicas a Islandia a la espera de que se resuelva la devolución de su deuda [6].

En noviembre, de 2010, se eligió una Asamblea Constituyente que reformará la carta magna del país para recoger las experiencias de la crisis cuyos trabajos se inician en febrero de 2011. Es claro entonces que el final de la crisis islandesa no se ha escrito aún. ¿Cuándo saldrá Islandia de la crisis y cómo se repartirán los costos? Las respuestas a estas preguntas saldrán de la pugna entre la plutocracia y el pueblo que ya ha obtenido importantes victorias.

La crisis bancaria localizada en Islandia mostró lo que la competencia capitalista ha logrado al ampliar la escala de la acumulación. Islandia, un país muy pequeño, creó las condiciones para concentrar una porción mayor de la que le correspondería de la ganancia bancaria mundial.

Como nos dice el marxismo, la ganancia bancaria proviene del interés cobrado por el tráfico dinerario y resulta de la ganancia originada en las esferas productivas. Al contraerse, durante la crisis, la masa de ganancia generada en la producción, la masa de ganancia bancaria se contrajo también y ello ocasionó crisis bancarias en todo el mundo.

Las quiebras bancarias a diferencia de las de esferas productivas tienen un efecto “perverso”. Si quiebra una empresa productiva y eso arrastra a otras empresas relacionadas con ella se trata de una purga conveniente para el organismo capitalista pues todos los involucrados son capitales total o parcialmente sobrantes que deben destruirse en mayor o menor grado.

La quiebra bancaria arrastra a capitales productivos sobrantes o no. La respuesta burguesa en esta crisis y en otras anteriores ha sido impedirlas , con excepciones como Lehman Brothers, cargándoles a los trabajadores la mayor parte posible de las pérdidas. Es decir que parte de la plusvalía futura será apropiada por el sector financiero sin pasar por la forma de ganancia de empresas productivas.

La crisis islandesa es no una quiebra bancaria sino una serie de ellas que amenaza a todo el sistema productivo del país. ¿Qué hizo posible que se dejara quebrar a los tres principales bancos del país y pareciera no tener efectos devastadores sobre toda la economía?

Krugman dice que la gravedad de la crisis islandesa impidió la aplicación de las medidas ortodoxas y eso condujo a una salida más rápida y menos costosa que otras. Esta interpretación keynesiana encuentra en los excesos del capitalismo las causas de la crisis.

Tendremos que volver a este asunto en otro artículo para tratarlo como amerita, por lo pronto es conveniente puntualizar sobre la crisis económica islandesa:

Se trató de una crisis bancaria de grandes proporciones que empobreció a todo un país que jugó el papel de banca para países más grandes merced a una legislación excepcionalmente beneficiosa para el capital.

Eso potenció durante algún tiempo el crecimiento pero desembocó en una crisis bancaria aún no resuelta y que compromete el futuro rendimiento del capitalismo en Islandia.

Los costos de la crisis no se han cargado íntegramente a los trabajadores islandeses gracias a que se han defendido y logrado victorias parciales. Obviamente las causas de esta crisis rebasan el ámbito nacional. ¿Cuáles serán las posibles soluciones entonces?

Alejandro Valle Baeza es profesor de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México

Referencias:

[1] Mishkin, F.S. y Herbertsson, T. Financial Stability in Iceland. Iceland Chamber of Commerce. 2006 en: http://www.vi.is/files/555877819Financial%20Stability%20in%20Iceland%20Screen%20Version.pdf

[2] Ver “Iceland and Taiwan to Slash Corporate Tax Rates” por Daniel J. Mitchell en http://www.cato-at-liberty.org/iceland-and-taiwan-to-slash-corporate-tax-rates/

[3] Kaupthing era el mayor banco islandés antes de declarase en quiebra. El ex director general de Kaupthing, Hreidar Mar Sigurdsson, y el ex director de la sucursal de Luxemburgo, Magnus Gudmundsson, fueron interrogados el 6 enero de 2011 por el fiscal especial, Olafur Thor Hauksson, tras lo cual el primero pasará 12 días en la prisión de Litla-Hrauni, en el sur del país, y el segundo, siete.

[4] Krugman, P. “El milagro islandés después de la crisis” publicado en The New York Times y traducido para Rebelión por Ricardo García Pérez en http://krugman.blogs.nytimes.com/2010/06/30/the-icelandic-post-crisis-miracle/?utm_source=lasindias.info/blog En el artículo Krugman muestra que el 1 por ciento más rico de la población pasó de tener el 7.5 por ciento del ingreso en 2001 a percibir el 20 por ciento en 2007.

[5] “Justicia detrás de responsables de crisis islandesa” por Lowana Veal en esta web.

[6] “Islandia: La revolución silenciada “ en La haine.org: http://www.lahaine.org/index.php?p=50982
Fuente: Alejandro Valle Baeza. LibreRed.

Más sobre Islandia Lecciones Islandesas Y Gente Independiente Y La Gente no tiene que pagar la locura de sus banqueros, Islandia enjaula a sus banqueros, de El País.

viernes, 11 de marzo de 2011

Más sobre Islandia.



SIN NOTICIAS DE ISLANDIA:
Si alguien cree que no hay censura en la actualidad, que me diga si así como se ha sabido todo lo que pasa en Egipto, porque los periódicos no han dicho nada de nada sobre lo que pasa en Islandia:
En Islandia, el pueblo ha hecho dimitir a un gobierno al completo, se nacionalizaron los principales bancos, se decidió no pagar la deuda que estos han creado con Gran Bretaña y Holanda a causa de su mala política financiera y se acaba de crear una asamblea popular para reescribir su constitución.
Y todo ello de forma pacífica. Toda una revolución contra el poder que nos ha conducido hasta la crisis actual.
He aquí, por qué no se han dado a conocer hechos durante dos años :
¿Qué pasaría si el resto de ciudadanos europeos tomaran ejemplo.
Esta es, brevemente, la historia de los hechos:
2008. Se nacionaliza el principal banco del país. La moneda se desploma, la bolsa suspende su actividad. El país está en bancarrota.
2009. Las protestas ciudadanas frente al parlamento logran que se convoquen elecciones anticipadas y provocan la dimisión del Primer Ministro, y de todo su gobierno en bloque. Continúa la pésima situación económica del país.
Mediante una ley se propone la devolución de la deuda a GB y Holanda mediante el pago de 3.500 millones de euros, suma que pagarán todos las familias islandesas mensualmente durante los próximos 15 años al 5,5% de interés.
2010. La gente se vuelve a echar a la calle y solicita someter la ley a referéndum.
En enero de 2010 el Presidente, se niega a ratificarla y anuncia que habrá consulta popular.
En marzo se celebra el referéndum y el NO al pago de la deuda arrasa con un 93% de los votos.
A todo esto, el gobierno ha iniciado una investigación para dirimir jurídicamente las responsabilidades de la crisis. Comienzan las detenciones de varios banqueros y altos ejecutivos. La Interpol dicta una orden, y todos los banqueros implicados, abandonan el país.
En este contexto de crisis, se elige una asamblea para redactar una nueva constitución que recoja las lecciones aprendidas de la crisis y que sustituya a la actual, una copia de la constitución danesa.
Para ello, se recurre directamente al pueblo soberano. Se eligen 25 ciudadanos sin filiación política de los 522 que se han presentado a las candidaturas, para lo cual sólo era necesario ser mayor de edad y tener el apoyo de 30 personas.
La asamblea constitucional comenzará su trabajo en febrero de 2011 y presentará un proyecto de carta magna a partir de las recomendaciones consensuadas en distintas asambleas que se celebrarán por todo el país.
Deberá ser aprobada por el actual Parlamento y por el que se constituya tras las próximas elecciones legislativas.
Esta es la breve historia de la Revolución Islandesa: dimisión de todo un gobierno en bloque, nacionalización de la banca, referéndum para que el pueblo decida sobre las decisiones económicas trascendentales, encarcelación de responsables de la crisis y reescritura de la constitución por los ciudadanos.
¿Se nos ha hablado de esto en los medios de comunicación europeos?
¿Se ha comentado en las tertulias políticas radiofónicas?
¿Se han visto imágenes de los hechos por la TV? Claro que no.
El pueblo islandés ha sabido dar una lección a toda Europa, plantándole cara al sistema y dando una lección de democracia al resto del mundo.
Ahora quieren entrar en Europa, pero ¿no podríamos ser todos islandeses?
Leer mas aqui: Islandia, el país que castiga a los banqueros culpables de la crisis