Mostrando entradas con la etiqueta ahorro. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta ahorro. Mostrar todas las entradas

jueves, 27 de mayo de 2021

La estrategia de la hormiga: la mejor forma de ahorrar a cualquier edad

Se apagan las luces y, mientras empiezan a sonar el cumpleaños feliz, un amigo se te acerca con una tarta en las manos. Las velas acreditan que has superado la veintena. Los 30 han llegado y dar marcha atrás al reloj no es una opción, solo puedes hacer balance de lo vivido: la situación vital, la laboral, familiar, de pareja… cada una pasa su examen, y la económica no es que saque matrícula de honor. Tus cuentas están bajo mínimos, a duras penas llegas a fin de mes y no hay dinero en la hucha. "¿Podía haberlo hecho mejor durante la última década?", te planteas. No sufras, es una edad complicada para medrar en lo económico, pero también es cierto que existen medidas y hábitos que ayudan desde la primera nómina.

El ahorro es cosa de hormigas (y la inversión, también)

Ahorrar es como correr un maratón: ya puedes planear una carrera de larga distancia y correrla con la cabeza, porque si gastas toda la energía al principio no llegarás a la meta. Lo mejor es no despreciar el ahorro y pensar que 100 euros al mes durante una década suman 12.000 al llegar a los 30. Si lo hemos ido invirtiendo, nuestro colchón podrá ser mucho mayor. "Y no se trata de no salir. Al contrario, hay que hacerlo y disfrutar. Es una cuestión de administrar mejor el dinero que ingresamos", explica la integrante del Consejo General de Economistas de España Araceli de Frutos.

¿Que inviertan otros? Quizá no sea la mejor filosofía
Cuando nos llega la nómina, toca saldar deudas. Lo primero, los gastos fijos: el alquiler, los servicios, el abono transporte, la factura del móvil, la de internet… Luego hay que dividir lo que queda en lo que gastaremospor ocio y lo que guardaremos. "Las cantidades dependerán de nuestro sueldo. Por ejemplo, si cobras el salario mínimo [que se sitúa en 950 euros al mes y en 14 pagas] y dedicas unos 300 a los gastos fijos —compartiendo piso—, puedes destinar en torno a 100 al ahorro", explica la experta. Hechos al hábito, esta cantidad pasa a considerarse parte de los gastos fijos.

¿Y qué se puede hacer con ese dinero? Hace un tiempo, podrías haberlo tenido en una cuenta de ahorro, pero el mundo de las finanzas ha cambiado por completo la manera de gestionar el ahorro. Una opción interesante es destinarlo a productos de inversión que no tengan un riesgo elevado. Hay que tener "cuidado de no caer en las webs y negocios que prometen dinero fácil, la inversión es un tema de largo plazo. No es la multiplicación de los panes y los peces", dice Araceli de Frutos. Su recomendación es buscar asesoramiento de expertos sobre los productos que más nos convengan entre los que están regulados por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) —una garantía para evitar los timos.

Más difícil todavía: ahorrar para imprevistos
Hay que tener en cuenta que los 100 euros que hemos decidido ahorrar cada mes no están ahí para el disfrute inmediato, sirven para generar un buen colchón para el futuro. Así que nada de contar con ellos para ese maravilloso viaje a las islas del sudeste asiático con los amigos. Para este tipo de gastos, la experta finanzas recomienda una nueva partida: la del ahorro para imprevistos. "Que tenga este nombre no quiere decir que sea malo. Puede servir para gastos inesperados que surjan o para hacernos un viaje, salir, el ocio en general. La diferencia con el concepto anterior es que se trata de un tipo de ahorro a corto plazo", asegura la experta. El día que el coche o la bicicleta te deje tirado en medio de la nada agradecerás tener dinero para arreglarlo inmediatamente.

Si pides un crédito, que sea para educación
La formación no es un fondo de inversiones, pero es una inversión mucho mejor. "El conocimiento siempre va a dar más y mejores salidas laborales de cara al futuro", dice Frutos. No le falta razón. Según los datos del último Informe Infoempleo Adecco de 2018 los salarios promedios de las personas aumentan considerablemente a medida que acumulan formación. Quienes deciden dejar de estudiar al acabar bachillerato cobran una media de 18.703,51 euros anuales; las personas con una licenciatura, diplomatura o un grado universitario, 25.445,43 euros al año; y quienes tienen un máster perciben una media de 29.706,50 euros anuales. Estos últimos cobran en torno a 14 pagas de 1.600 euros: con casi el doble del sueldo mínimo, la capacidad de ahorro aumenta considerablemente.

Esta diferencia salarial de al menos 4.000 euros entre un graduado universitario y un máster amortiza fácilmente el gasto en un posgrado sin necesidad de esperar demasiado tiempo. Aunque es cierto que eso dependerá del curso que elijamos, la Comunidad Autónoma donde lo hagamos y el centro. La oferta es más que amplia en este sentido. Según el informe Observatorio del Sistema Universitario (OSU), los hay desde 3.000 euros la matrícula —con un solo año con el nuevo sueldo, lo habríamos amortizado— hasta más de 70.000 euros (como el MBA del IESE, que dura 19 meses).

En España este tipo de gastos lo suelen asumir los padres, explica la experta: "No es como en Estados Unidos, donde uno se va de casa a los 18 y pide préstamos para pagar la universidad". Aun así, sería la única circunstancia en la que recomendaría pedir un crédito siendo joven.

Gastar, sí, pero con mesura
Ir rellenando poco a poco una hucha que nos de más seguridad económica en el futuro no tiene que implicar que nos encerremos en casa para conseguirlo. De hecho, nada de esto debe ir en detrimento del ocio y el disfrute. Simplemente se trata de compaginarlo con cabeza: buscar fórmulas que nos ayuden a gastar un poco menos y evitar caer en las trampas del dinero rápido.

Si existen cuentas de Netflix compartidas, ¿por qué optar por una individual?
Son muchos los gastos de ocio que podemos tener: unas cañas, ir al cine, una cena, un capricho en las rebajas, la cuenta de Netflix —y las de HBO y Amazon Prime—, que no falte otra de Spotify… Y no disfrutar no debería ser una opción. “Hay que pasárselo bien, pero siendo conscientes.”, dice la experta. Pero vale la pena hacerlo sin derrochar, algo que, desde su punto de vista, los jóvenes comprenden mejor cada día: "Los datos apuntan a que cada vez más son de hacer planes en las casas. Es una forma de optimizar".

Un ejemplo son las mil y una cuentas de servicios de streaming que es necesario tener para estar al día de todas las series y películas que se producen actualmente. "Hay opciones para compartirlas con amigos y por unos 3 euros puedes tener lo que quieras", aclara. De hecho, si en lugar de tener una cuenta para un solo usuario, compartimos una de cuatro podemos ahorrar más de 120 euros al año. En una década estaríamos hablando de 1.200 euros más, que se sumarían a los 12.000 que hemos destinado al ahorro. Lo mismo ocurre con las salidas: no es necesario que salgamos todos los días de la semana, podemos hacerlo solo los fines de semana. Al final, todo suma.

Cuidado con los caramelos envenenados
Cuando el banco nota que los ingresos de una cuenta son periódicos no tarda en mandar un pequeño regalo. En la cartera hay más de una como ella —la del supermercado en el que más compras, la que acumula descuentos para determinada tienda de ropa, alguna que ni siquiera recuerdas cómo ha llegado ahí y la de débito con la que sobrevives cada mes—, pero la nueva es especial. No solo suele estar hecha de un color más brillante (dorados y platas se llevan la palma), sino que puedes gastar hasta el dinero que no tienes. Pero lo mejor que se puede hacer con las tarjetas de crédito es guardarlas muy lejos de la billetera. "Es preferible optar por la de débito por un tema de autocontrol. La tarjeta de crédito no la controlas, y menos aún cuando eres joven y quieres hacer tantas cosas. Es un caramelito que te ponen delante y es difícil no picar", indica la experta. Usar ese dinero y no poder pagarlo en el plazo indicado por el banco va a generar gastos añadidos a la deuda: los intereses son incluso peores si decidimos pagarla a plazos.

Vivienda, ¿gasto o inversión?
Con la llegada del salario también entran las ganas de emanciparse. Como en todo, hay que hacerlo con cabeza. Si vas justo, "será un error tanto cogerte un piso de alquiler como comprarte una casa. Como también lo es tener la posibilidad de irse a un piso de los padres y elegir otro porque la zona nos gusta más", afirma Frutos. Si nos queremos ir de casa, tendremos que buscar una opción adecuada a nuestro presupuesto. Sabemos que no es tarea fácil, los precios están por las nubes (en Madrid la media está en 819 euros al mes y en Barcelona en 769 euros al mes), pero la experta da algunos consejos: "No te metas en una hipoteca, ni te vayas al barrio más caro, ni alquiles un piso enorme. Busca una habitación o un estudio y mantén siempre en mente la importancia del ahorro". En definitiva, que la casa no te impida llegar a fin de mes.

Si aún no has hecho nada, todavía hay tiempo
Si hubiéramos seguido estos consejos durante la década de los 20 estaríamos hablando de que al soplar las velas de los 30 tendríamos un ahorro de al menos 13.200 euros. Esto sin contar las subidas de sueldo que van llegando con los años y los intereses que generan las buenas inversiones. Pero no ha sido así.

Toca partir de cero, pero no es demasiado tarde. "La cantidad que tengamos guardada será menor, pero la receta es la misma: ahorro periódico a largo plazo", dice la experta. Todos los consejos que ha dado Frutos se pueden aplicar a cualquier edad y en ningún caso deben ir en detrimento de poder descansar, salir, desahogarnos y pasarlo bien, en su opinión. Además, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), los salarios suelen ir en aumento a medida que cumplimos años (entre los 20 y los 24 la media está en 11.775,39 euros; entre los 25 y los 29 aumenta a 16.440,55; con la llegada de los 30 vuelve a subir hasta los 19.847,27; y con 35 hasta 22.616,45), lo que puede ayudar a que el ahorro sea mayor… y también la esperanza.

domingo, 31 de diciembre de 2017

Madrid: El cese de Sánchez Mato, un ejemplo de política subyugada.

El cese de Sánchez Mato como concejal de Economía y Hacienda del Ayuntamiento de Madrid por parte de Manuela Carmena ha supuesto un nuevo episodio en el que la alcaldesa, y quienes la apoyan, han vuelto a agachar la cabeza ante la derecha, en este caso ante Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda y Función Pública del Gobierno central. Sin embargo este suceso, más allá de sus protagonistas concretos, nos puede valer para analizar los males que azotan a la izquierda y el funcionamiento político de nuestra sociedad actual. De hecho, su desenlace es la constatación de que esos males no son percibidos como tal, sino tan solo como el único resultado posible. Lo que aquí se juega es más que una batalla partidista o un modelo municipal, lo que aquí se dirime es que sea la política quien dirige a la economía o que quede relegada a mero apéndice gestionario del modelo neoliberal.

La primera consecuencia, la más grave, es que muchos simpatizantes de Ahora Madrid, así como una parte de los políticos de eso que se llamó el cambio, han aceptado el horizonte de la abnegación, el there is no alternative thatcheriano, la siniestra confusión que nos lleva a pensar que la responsabilidad es un término absoluto y no dirigido: siempre se es responsable respecto a alguien o algo y en este caso Carmena lo ha sido respecto a Montoro, la Troika y los mercados, no hacia sus votantes. La responsabilidad es mucho mayor que la de una mala decisión o una simple decepción –la cual siempre es superable–, la responsabilidad es la educar en una mentira interesada a miles de personas hipotecando nuestro futuro inmediato. Resulta paradójico que quien se aupó sobre el sí se puede diga ahora que no es el momento, que se jacte de la imposibilidad.

A Sánchez Mato, quien había hecho una más que correcta labor en su área, logrando superávit, reduciendo la deuda y aumentando la inversión, se le cesa con la excusa de su negativa para votar su plan económico y financiero, para entendernos, un papelote que los ayuntamientos que han superado el techo de gasto impuesto por Montoro, esto es, Bruselas, tienen que presentar al ministro para decirle que se van a portar bien. Encontramos aquí la primera mentira en el asunto. Decir que este plan era de Sánchez Mato equivaldría a decir que el Quijote es autoría del señor que activa la imprenta donde se edita. El concejal, junto a otros compañeros de grupo, se mantuvo firme en la convicción de no aprobar algo que no representaba su trabajo, su línea política, la del programa con el que Ahora Madrid se presentó a las elecciones. El PP salió al quite. Los compañeros de viaje lo expresan todo.

Había herramientas legales y vericuetos administrativos para no haber tenido aún que poner en marcha el plan. Lo que se ha presentado como una elección entre la independencia del ayuntamiento o la intervención del ministro es realmente aceptar una intervención de facto. Reducir la partida de inversión a límites de supervivencia ni siquiera vistos en los momentos más duros de la crisis para pagar la deuda de la M30 y sus sobrecostes –veremos de qué naturaleza– es algo más que una intervención, es ponerte la careta del ministro pero recibir tú los golpes. Del no debemos, no pagamos, a pase y sírvase usted mismo.

El cese no era obligatorio, ni técnico, sino una cabeza que tanto Montoro, como la alcaldesa querían cobrarse. La razón es doble: por un lado, no ha convenido mostrar a la ciudadanía que otra política económica es posible; por otro, que quien la ha llevado a cabo sea un comunista ha despertado grandes suspicacias, y no solo en la derecha. El ministro se quita a una de las pocas figuras que le había plantado cara, la alcaldesa elimina a quien le recordaba cuál era el compromiso fundacional de Ahora Madrid. Efectivamente, como se ha dicho, había razones estratégicas y electoralistas, pero no precisamente por parte del concejal.

Montoro ha hecho su trabajo. Su herramienta, presentada como una falsa asepsia económica, ha sido la de retorcer su propia norma de gasto para pedir unos recortes aún más exagerados a Madrid, una dureza inédita en otros ayuntamientos, donde se ha sido más suave o directamente se ha mirado hacia otro lado. La razón es obvia: Madrid era la punta de lanza de las políticas contrarias al austericidio. Hacer fracasar su proyecto es asestar un aldabonazo a las mismas.

Si esta es la situación concreta, donde las excusas han venido más por parte de la propia Carmena que de la derecha –que se ha limitado a observar y frotarse las manos– cabría indagar en las causas de cómo ha sido posible que se llegue hasta aquí. Si bien las razones del reparto de poder dentro del contexto del Podemos madrileño han importado, también habría que recordar que Carmena ya representa una corriente en sí misma, donde su mano derecha en la sombra, Cueto, ha ejercido de Richelieu contra los sectores más avanzados de la convergencia: IU, Anticapitalistas y Madrid 129. La auditoría municipal, el caso del Open de Tenis o la operación Chamartín se han destapado como los casos en los que el carmenismo ha pugnado con estos sectores, es decir, se ha hecho patente la lucha entre la tecnocracia social liberal y la izquierda transformadora.

Es cierto que la división favorece a la derecha, como no es menos cierto que esta ya es una coartada que nos debería sonar: fue la que durante años utilizó el PSOE cada vez que aplicaba políticas de derechas. Que quien crea las divisiones advierta de ellas es tan solo un mecanismo para cargar la culpa sobre quien, justamente, las critica. Esta no ha sido la primera línea roja que el carmenismo ha cruzado. Desde el caso Zapata, pasando por los titiriteros, hasta sus encontronazos con las plataformas de vivienda no ha dudado en dejar a los pies de los caballos a quien haya hecho falta para no enturbiar su buscada imagen de sensatez. Mención aparte quizá merezca el caso de Rita Maestre, donde la concejala conservó su puesto y, pese a haber recibido el apoyo de todos los sectores de Ahora Madrid así como de la izquierda en general, no dudó en utilizar un vídeo en las primarias de Podemos donde abjuraba de ellos. Los significantes vacíos no entienden de lealtad.

La propia línea política del carmenismo podría encajar a menudo en el propio Ciudadanos. Insistir en la mentira de la gestión neutra, en la ideología de la no ideología, en el gobernar para todos. Siempre se gestiona de acuerdo a unos principios, en una dirección, buscando unos resultados, siempre se gobierna de acuerdo a una ideología, nunca se puede gobernar para todos, cuando ese todos, la ciudadanía, está compuesto por clases sociales con intereses contrapuestos. Insistir en despolitizar Ahora Madrid no es más que politizarlo de acuerdo a una ideología muy concreta, la que piensa que tratando bien a los ricos se podrán crear unas condiciones óptimas para todos. El PP opina lo mismo, solo que sabe que la segunda parte de la propuesta es tan irreal como prescindible.

Carmena se ha movido a la perfección en las guerras culturales y en la crítica de los sectores más reaccionarios a sus proyectos de movilidad. Mientras que ella sea presentada como una peligrosa revolucionaria por los grandes medios, mantiene a salvo su imagen para la mayoría de sus votantes, que perciben lo exagerado de las acusaciones. El juego le ha permitido ir sorteando el conflicto, tapado por encontronazos teatrales, hasta que el conflicto se ha presentado y no ha tenido más remedio que hacerle frente, elegir, aplicar una ideología, la suya. Carmena, al renunciar unilateralmente al programa de Ahora Madrid y condenar al ostracismo a las bases de Ganemos, no ha mostrado independencia, sino cesarismo, aquella forma de proceder que sitúa las decisiones personales –las de su corriente y los intereses que representa– por encima del proyecto que representaba.

Porque este ha sido el pecado original no, siendo justos, de la alcaldesa, sino de quien la aupó a ser quien es. Carmena, ya como creación electoral, fue una figura indispensable para ganar el ayuntamiento, no por sí misma, sino por los valores que se le asociaron en una campaña que duró meses y que se construyó desde abajo: sin el esfuerzo coordinado de miles de personas no hubiera sido más que una candidata más. El problema de las figuras vacías es que nunca lo están realmente y en este juego de matrioskas lo que Carmena traía coincide poco con lo que Ahora Madrid decía pretender.

Esto no es un conflicto entre una izquierda radical, insensata y perdedora contra una nueva política victoriosa con los pies en la tierra. Lo primero porque, resulta absurdo, calificar lo que Sánchez Mato ha representado como idealista, cuando no ha existido nada más material que sus cuentas, dirigidas ideológicamente hacia el objetivo de una gestión más justa. Lo segundo porque las victorias no son cosas de campañas ni de piruetas retóricas, sino de contextos y saber aprovecharlos, y el que se dio en las pasadas elecciones no se dará en las siguientes. Lo tercero porque lo electoral era solo una herramienta para ir más allá, o al menos eso se nos dijo con el asalto municipalista: la clave era aprovechar las instituciones para mostrar otra forma de hacer, pero también para fomentar una repolitización por abajo. Justo al revés de lo hecho, ya que la idea no era crear superheroínas, sino dejar claro que sin la movilización ciudadana y su implicación en los asuntos de la polis no hay transformación posible. No esperábamos la revolución, sí algo de oxígeno.

Hay que tener, efectivamente, los pies en la tierra. Pero para ello lo que es imprescindible es recordar que siempre existen dos tierras, la del club de campo y la de los barrios que te votaron. No hay nada peor que el escapismo atroz de la falsa sensatez.

Daniel Bernabé Periodista. Es redactor de La Marea.

Fuente:
https://www.lamarea.com/2017/12/20/el-cese-de-sanchez-mato-un-ejemplo-de-politica-subyugada/

jueves, 11 de julio de 2013

El ahorro está en el móvil

Algunas aplicaciones para móviles ayudan a reducir el consumo de energía y ahorrar gastos

El capitán Kirk se comunicaba con la tripulación del USS Entrerprise con un dispositivo muy parecido a lo que hoy conocemos como teléfono móvil. Star Trek no solo profetizó esta tecnología, sino que la inspiró, según reconoció Martin Cooper, un empleado de Motorola considerado el padre de los celulares. Pero los móviles han avanzado mucho más de lo que vaticinó la serie de los sesenta. No solo sirven para hablar y mandar mensajes, los ‘smartphone’ y las miles de aplicaciones que se pueden descargar en ellos permiten conocer el tiempo que hará mañana, jugar, retocar fotografías, leer el periódico, y también ahorrar.

Consumir menos electricidad o agua en el hogar son cuestiones que afectan no sólo al bolsillo, sino también al Planeta. Conseguirlo es posible si se sabe cómo y hay aplicaciones móviles que llevan la información y las herramientas para hacerlo a la palma de la mano. Algunas de ellas dan consejos, otras ofrecen opciones más avanzadas para controlar, con estadísticas, el gasto energético en casa y calcular en qué partidas se derrocha y en cuáles se puede ahorrar. Las opciones son tan diversas como las necesidades de cada uno, solo hay que buscar (y encontrar) la aplicación adecuada.

En casa

¿Quiere saber qué alimentos en su nevera están a punto de caducar para evitar el derroche de comida y ahorrar en la lista de la compra? Su móvil le avisa. De descarga gratuita, Vencimiento de alimentos-Saver permite introducir las fechas de caducidad, incluso las fotos del producto, y activar una alerta para cuando falten pocos días para su vencimiento. Cada español derrocha 163 kilogramos de alimentos consumibles al año. Esta aplicación puede ayudar a evitarlo y, además, informa de dónde se puede donar el producto en caso de que no se vaya a consumir. Food Planner o Best Before son opciones parecidas para gestionar la despensa de manera eficiente.

Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente es uno de los Objetivos del Milenio de las Naciones Unidas. Para ello, una de las metas es “incorporar los principios del desarrollo sostenible en las políticas y los programas nacionales y reducir la pérdida de recursos del medio ambiente”. Eso es competencia de los Estados, pero en casa, cada uno también puede hacer lo suyo. Víctor Pascual, ingeniero informático desarrollador de la aplicación para móvil Ahorro en casa, se aplica un “truco muy simple” de los muchos que aporta en su creación. “Meter una botella de dos litros en la cisterna reduce el agua que expulsa en cada descarga. Aunque esto no suponga mucho ahorro en la factura, que no es de las más cuantiosas, si lo hacemos muchas personas, se ahorra agua que es un recurso escaso”, explica.

Pascual creó esta smartguía con consejos para ahorrar en el hogar porque pensó que era “interesante reunir esta información en un momento de crisis”. Las recomendaciones que da, extraídas de páginas web especializadas, de organizaciones como Greenpeace y blogs, están categorizadas por fuentes de energía y partes de la casa. La mayoría de indicaciones las ha probado él mismo. “Te ahorras dinero”, asegura. El único inconveniente que le han comunicado algunos usuarios es que no esté disponible para iPhone, según dice. Lo que sí recibe son sugerencias de métodos de ahorro que va incorporando y actualizando en la aplicación.

En español también está disponible Ahorro de energía en el hogar. Se trata de “un libro electrónico” gratuito con información extraída de la web de la Agencia de Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos, según explica su desarrollador Edgar Correa, de la empresa Esctec. Él mismo ha comprobado algunos. “Vivo en un área muy caliente en verano y fría en invierno en el noroeste de Estados Unidos y los consejos que más practico son los relacionados con las ventanas. En verano hay que mantenerlas cerradas durante el día para que el sol no entre y así mantener las habitaciones frescas y el aire acondicionado no trabaje duro. Se ahorra energía”, explica. “Las recomendaciones realmente son útiles, también para ahorrar dinero, ya que ayudan a reducir la facturas”, afirma.

La herramienta Ahorraenergía para móviles, desarrollada por Gas Natural Unión Fenosa, va un paso más allá. Permite saber cuánto se puede ahorrar eligiendo un equipamiento más eficiente para el hogar. Concretamente, consiste en un doble simulador –uno para electrodomésticos y otro para iluminación- que permite calcular cuánto se ahorraría con artefactos más eficientes, en función de los que se tengan.

En el caso de los electrodomésticos, la aplicación pide introducir el tipo de aparato (secadora, frigorífico, lavavajillas, lavadora, aire acondicionado, horno) y su etiquetado energético para, posteriormente, calcular el importe de ahorro económico anual con otros más eficientes. Además, también informa de la reducción de emisiones de CO2 con un aparato que consumiera menos energía.

En cuanto a la iluminación, la herramienta estima el ahorro con una iluminación más adecuada, sustituyendo bombillas de alto consumo por unas más eficientes. El cálculo se realiza en función de los vatios de potencia de las bombillas en el hogar y de las horas de consumo diario.

Al volante

La casa no es el único entorno en el que se puede ahorrar energía y dinero. También se pueden instalar en los móviles sistemas para reducir el gasto y el consumo de combustible para el coche.

Por “necesidad personal”, Alberto Alonso creó Gasolineras de España. No importa en qué punto de la geografía española se haya quedado seco el tanque de gasolina, esta aplicación informa de cuáles son (y dónde están) las estaciones cercanas más baratas. Aún más, estima cuánto ahorrará por litro repostado y cuánto le costará llegar. “La gente pedía saber si es rentable ir”, explica Alonso. “El ahorro está asegurado, unos euros cada vez que llenas el tanque es mucho dinero en un año”, explica. En este sentido, el desarrollador reconoce que una gran parte de los usuarios son camioneros que, además, le sugieren mejoras. “Con depósitos tan grandes, ellos notan mucho la diferencia de precios entre gasolineras”, dice.

Para el ahorro de combustible durante la conducción, es decir, herramientas que informen en vivo de qué se puede hacer para reducir el consumo durante el trayecto en función de la velocidad y características del vehículo, todavía no hay muchas, muy pocas disponibles en español y no todas con información precisa, según los usuarios. Por 0,77 euros está disponible Fuelfit, y gratis GreenMeter.

Un GPS en el teléfono que informe de la situación del tráfico puede ayudar, sin embargo, a evitar atascos y con ello el gasto innecesario de combustible. Comprobar el estado de la circulación es un hábito sencillo bueno para el medio ambiente, para el bolsillo, y para los nervios del conductor.

No sin mi móvil

La guinda de los ahorros en el móvil son las aplicaciones para disminuir el consumo de batería del propio teléfono. Juice Defender es de las que gozan de mejor crítica por parte de los usuarios y expertos. Hay dos versiones, una gratuita y otra de pago con mayores posibilidades. Permite configurar el dispositivo para que gaste lo menos posible y, además, alerta de cuándo otra aplicación está consumiendo batería de manera ‘fantasma’, cuando no se está usando. Battery Booster y Battery HD son otras de las cientos de opciones disponibles gratuitas. Probarlas no cuesta nada y pueden ahorrar muchos enfados cuando a mitad del día, en el transcurso de una conversación, justo cuando más necesario es, al móvil le da por apagarse. ¿Quién no ha escuchado al compañero de trabajo exclamar “Si lo he cargado esta mañana”?
Fuente: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/07/10/actualidad/1373492965_494565.html