Mostrando entradas con la etiqueta escándalo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta escándalo. Mostrar todas las entradas

miércoles, 26 de mayo de 2021

_- Crypto AG: cómo un escándalo de espionaje internacional hace tambalear la reputación de neutralidad de Suiza.

_- Es difícil exagerar cuánto ha sacudido a Suiza el escándalo de Crypto AG.

Durante décadas, los servicios de inteligencia estadounidense y alemán usaron los dispositivos de encriptación y líneas de comunicación seguras de la empresa suiza -Crypto AG- para espiar a otros países. El escándalo se destapó la semana pasada provocando indignación.

Desde la Guerra Fría hasta los años 2000, Crypto AG vendió sus aparatos a más de 120 gobiernos del mundo. Las máquinas estaban encriptadas pero hace unos días se reveló que la CIA y los servicios de espionaje de la entonces Alemania Occidental (BND, en sus siglas germanas) habían trucado los aparatos para que pudieran romper los códigos e interceptar miles de mensajes.

Habían circulado rumores sobre ello en el pasado, pero ahora todo el mundo lo sabe.

Por qué la neutralidad de Suiza importa
Hay pocos países en el planeta que hayan elegido la neutralidad como bandera: Austria es uno de ellos; Suiza, otro. Pero ningún país la ha convertido en su símbolo como lo hicieron los suizos.

Ahora que el escándalo de Crypto AG ha estallado con todo tipo de vergonzosos detalles, no hay ni un periódico o televisión en el país que no esté poniendo en cuestión la neutralidad del país europeo.

"Ha quedado destruida", es una frase que se repite.

Un juez federal ya está trabajando en el caso y políticos de todas partes del espectro están pidiendo una comisión parlamentaria que investigue el asunto.

Suiza es un país cuya neutralidad le permitió representar los intereses de Estados Unidos en Irán durante 30 años, y los intereses de Teherán en Washington.

El país europeo negoció duramente en la sombra con EE.UU. para permitir la entregada de ayuda humanitaria a Irán para aliviar al país de los peores efectos de las sanciones.

También es una nación que vendió dispositivos de encriptación con fallos a Irán, con el sello de "Made in Switzerland" (fabricado en Suiza), para que así Washington pudiera escuchar a escondidas.

La neutralidad suiza es venerada como si formara parte del ADN del país, de una identidad nacional única, y no la política pragmática de una pequeña nación que rentó a mercenarios para el resto de Europa hasta que sus líderes decidieron que sería más seguro no participar en la batalla de ninguna manera.

"Sobrevivimos a dos guerras mundiales", es una frase que uno comúnmente escucha en Suiza. Puede resultar irritadora para ciudadanos de otros países europeos que también sobrevivieron a esos conflictos, de manera bastante más desgarradora.

Pero es cierto: la neutralidad suiza mantuvo al país al margen de esas guerras; y en 1945 su economía y su infraestructura emergieron como si de una especie de fénix se tratara y sin un solo rasguño, mientras que sus vecinos barrían las cenizas y los escombros.

Cómo los suizos se convirtieron en útiles para todo el mundo
La neutralidad, no obstante, no es una especie de campo de fuerza que mantiene a los enemigos fuera de tus fronteras; no se trata de una palabra mágica que entonas y automáticamente los hombres malos te dejen en paz.

En la Segunda Guerra Mundial, Suiza hizo todo tipo de cosas para asegurarse de que sus vecinos se mantuvieran lejos.

Movilizaciones masivas, enviar a todos los hombres entre los 18 y los 60 años de edad a defender las fronteras, minar los túneles y los pasos alpinos, todo ello fue parte de sus esfuerzos... y hasta ahora lo que se destacaba con honor en los libros de Historia suizos.

Pero hubo algo más, de igual importancia: Suiza hizo de sí mismo un socio útil, para todos los bandos.

Los nazis alemanes encontraron un lugar seguro en los bancos suizos para el oro y el arte que saquearon. El país envió trenes llenos de armas por toda Suiza para apoyar al hombre fuerte italiano Benito Mussolini.

Al mismo tiempo, el jefe de las Fuerzas Armadas de Suiza, el general Henri Guisan, mantenía conversaciones secretas con los franceses sobre combatir juntos en el caso de que ambos países fueran invadidos. Hay una calle con el apellido del general, Guisan, en cada localidad suiza.

Mientras tanto, el organismo de recopilación de inteligencia estadounidense, la Oficina de Servicios Estratégicos, envió a Allen Dulles a Europa.

Dulles abrió su oficina en la capital de Suiza, Berna, y se quedó allí durante el resto de la guerra, espiando a los alemanes. Posteriormente se convertiría en el director de la CIA.

¿Quién lo sabía?
En la década de los 1990, los suizos meditaron mucho sobre la Segunda Guerra Mundial.

Los libros de Historia fueron reescritos para incluir la vergonzosa política de devolver a los refugiados judíos a la frontera. Se abrieron comisiones de investigación, se organizaron memoriales y un ministro del gobierno suizo, Kaspar Villiger, se disculpó formalmente.

Se trató del mismo Kaspar Villiger que ahora es acusado de saber que la CIA controlaba Crypto AG, cuando él era ministro de Defensa en los 90; y que la firma estaba vendiendo máquinas de encriptación con fallos alrededor del mundo para espiar a gobiernos extranjeros.

Cabe señalar que Villiger lo niega. Pero se hicieron muchas preguntas sobre Crypto en Suiza en los 90, así que es extraño que el ministro de Defensa no las escuchara, o no les diera seguimiento.

Preguntado por Villiger en la televisión suiza, la presidenta de la Confederación Suiza, Simonetta Sommaruga, consideró que las especulaciones no tenían sentido.

"Lo discutiremos cuando tengamos los hechos", afirmó.

¿Puede Suiza tenerlo todo a la vez?
¿Cómo es posible que coexistan dos conceptos como la neutralidad y la cooperación?

Quizá de la misma manera en la que Suiza se enorgullece de no combatir en guerras, pero vende grandes cantidades de armas.

O en la manera en que sus banqueros solían decir "el dinero no huele". En otras palabras, que eran felices de guardar el dinero de cualquier conflicto sangriento, brutal régimen militar, capo de la droga o estafa fiscal del que procediera.

O de una manera más generosa; Suiza quería sobrevivir a la Guerra Fría, sus valores eran occidentales: ¿por qué no hacer la vista a gorda con algunas operaciones encubiertas del jefe protector de Europa, Estados Unidos, en una de las compañías de ingeniería de precisión suiza de clase mundial?

Alemania Occidental tuvo acceso junto a EE.UU. a la comunicaciones secretas de varios países desde la Guerra Fría, a través de Crypto. Para ser justos, hay millones de suizos que reflexionan profundamente sobre estas cuestiones, y quienes han promovido numerosas campañas por una política menos interesada, especialmente cuando se trata de la banca o del comercio de armas, dos aspectos sobre los que pesa ahora una regulación más estricta.

Aun así, cada pocos años parece que los suizos se topan con una llamada de atención sobre su neutralidad.

Tienen que aprender otra vez de nuevo que la neutralidad no es un brillante faro de esperanza en el corazón de Europa; más bien una táctica pragmática y a menudo de sucia supervivencia en un continente con una muy sangrienta historia.

Y, a veces, como ocurrió con Crypto AG, ese pragmatismo, junto al deseo de ver el mito de la neutralidad más que la realidad, lleva a algunas decisiones muy cuestionables.

https://www.bbc.com/mundo/51518992

sábado, 24 de marzo de 2018

San Woody Allen

Hay quienes tachan de caza de brujas las acusaciones contra el director por abusos sexuales, pero el caso dista de estar claro: encierra datos inquietantes.

LLEVO SEMANAS asistiendo con asombro creciente a la beatificación de Woody Allen. Lo veo levitar ante mis ojos rumbo al cielo aupado por diversos columnistas y comentaristas. Salvo alguna excepción, en la mayoría de estos alegatos se dan dos curiosas circunstancias: por un lado, una enérgica, escandalizada denuncia de la caza de brujas del movimiento MeToo, que según ellos llega a ser tan dogmático que está torturando al pobre Allen sin ninguna prueba; y por el otro, una sesgada ignorancia sobre las circunstancias de este caso. Lo cual me preocupa, porque veo a colegas admirados e incluso queridos llegar en este tema a un nivel de simplificación que no suelen manifestar en otros asuntos.

De entrada, sorprende que todos estén tan convencidos de la inocencia de Woody Allen, porque el tema es un maldito y envenenado pantano: yo, desde luego, no estoy segura de nada. Algunos afirman que Allen fue declarado no culpable, lo cual es un error: no hubo ninguna declaración porque no hubo juicio. El examen médico de la niña Dylan, que tenía siete años, resultó negativo (claro que unos tocamientos, esa fue la acusación, no dejan huella); además, un informe del hospital Yale-New Haven, encargado por el fiscal del Estado Frank Maco, concluye que el vídeo en el que la niña habla de los abusos está editado y manipulado, y que o bien Dylan se inventaba todo, o bien se lo había sugerido la madre. Debo recordar que el proceso tuvo lugar en medio de la trifulca de la separación de Allen y Farrow a consecuencia de la relación de él con una hija adoptiva de Mia. Total, que el juez Elliot Wilk no encontró pruebas concluyentes y cerró el caso.

Hasta aquí todo parece muy sencillo. Pero empecemos con el lío. Resulta que el informe Yale-New Haven está firmado por dos asistentes sociales y por un pediatra que era el jefe del equipo, pero que jamás vio a Dylan. Todas las notas de la investigación fueron destruidas antes de presentar el informe, algo muy anómalo; los asistentes sociales se negaron a declarar ante el juez y el único testimonio fue el del pediatra. Por todas estas razones, el estudio no fue considerado fiable ni por el fiscal que lo había encargado ni por el juez, que dijo: “Es un informe sanitized [desinfectado, retocado] y por lo tanto menos creíble”. En cuanto al fiscal Maco, declaró que no había continuado con el caso por la fragilidad de la niña víctima, aunque había causa probable para presentar cargos contra Allen (el cineasta le puso una denuncia disciplinar por estas palabras y perdió). Además, y aunque no hubo nunca un juicio por los supuestos tocamientos, sí lo hubo por la custodia de los hijos de Allen; y Elliot Wilk, el mismo juez que archivó los abusos, dijo en esa sentencia cosas como: “No hay evidencia creíble que soporte la alegación del señor Allen de que la señora Farrow manipuló a Dylan” o “Probablemente nunca sabremos lo que sucedió aquel 4 de agosto de 1999 (…) [pero] la conducta del señor Allen hacia Dylan fue gravemente inapropiada y… deben tomarse medidas para proteger a la niña” (el texto íntegro de la sentencia está en Internet). Farrow obtuvo la custodia y el juez denegó las visitas de Woody a Dylan. Allen presentó dos apelaciones contra la sentencia, que también perdió, y tuvo que pagarle a Mia un millón de dólares por los gastos legales.

Aún queda muchísima basura por contar, pero no me cabe en este artículo. Más indicios que acusan tanto a Woody como a Mia, intentos cruzados de desacreditar a los partidarios de ambas facciones… La miseria habitual entre dos personas chifladas que se odian. En fin, yo no escribo este texto para demostrar que Allen es culpable (en la duda, yo me inclino más hacia su culpabilidad, pero esto es irrelevante), sino para probar que el caso dista mucho de estar claro y que quienes le acusan no son unos dogmáticos y delirantes cazadores de brujas, sino que se basan en inquietantes datos. Aunque lo peor es intuir, a la luz de este escándalo, la facilidad con la que la inercia social nos hace apoyar automáticamente al personaje de poder y no prestar la suficiente atención a las denuncias de los niños por abuso o incesto.

https://elpais.com/elpais/2018/03/12/eps/1520852702_012867.html

domingo, 29 de julio de 2012

La indemnización de Carlos Dívar

Hay personajes en la vida española que son increíbles. Uno de ellos es Carlos Dívar. El señor Dívar, que ha gastado dinero público en múltiples viajes privados que en ningún caso ha justificado, se permite ahora reclamar, por el cese en su cargo, la insignificante indemnización de 208.000 euros. Si el Ministerio de Justicia y el Consejo General del Poder Judicial acceden a esta petición, nos demostrarán a todos los españoles la pervivencia de prácticas inmorales de saqueo del dinero de todos.
 Ya está bien de que algunas instituciones se adjudiquen sueldos, indemnizaciones y blindajes multimillonarios. Los altos cargos del Estado ya cobran unos sueldos muy dignos, y sus pensiones también lo son. Una persona como el señor Dívar, que ha tenido que dimitir por falta de transparencia en sus gastos y que ha dejado el cargo no por iniciativa propia, sino por la tremenda presión de la opinión pública y de muchos de sus compañeros del CGPJ, tendría que estar avergonzado y no reclamar ni un solo euro de indemnización. La ciudadanía española no puede tolerar que estos comportamientos sigan quedando impunes.
 Si esto no cambia ya, ¿cómo se puede pedir austeridad y sacrificios personales y colectivos a la población?— Agustín Arroyo Carro, en cartas al director de El País.

 Argumentos peregrinos
Indemnizar a Dívar por haber sido obligado a abandonar sus cargos en el Poder Judicial supone rizar el rizo del despropósito. Todo comenzó con el peregrino argumento del fiscal que señaló que no comete delito quien detrae para su propio beneficio bienes que recibe en administración, cuando no está obligado a rendir cuentas de su uso. La exoneración de rendir cuentas no elimina el delito y solo produce la inversión de la carga de la prueba. Es decir, obliga al fiscal a probar que el uso de los fondos ha sido ilegítimo, sin perjuicio de actuar cuando existan indicios racionales de mal uso. Confianza no significa discrecionalidad absoluta.

 Abusar de esta confianza, lejos de estar amparado en una causa de justificación, constituye en el Código Penal un agravante específico del delito de apropiación indebida. El agravante de abuso de confianza es precisamente uno de los elementos de este tipo delictivo.— Antonio Rato. Cartas al director, El País.
Más en El País. No son soportables más escándalos. Más sobre la Indemnización de Carlos Divar. El presidente del Supremo debería esforzarse más en no respetar una ley que es injusta y tratar de cambiarla en pro de la justicia. En tiempos de corrupción es cuando se dan más leyes. Véase el caso Fabra. Como decía Séneca, “Lo que las leyes no prohíben, debe prohibirlo la honestidad”. Aunque parece que lo que reina no es solo la ley, sino el corporativismo: hoy por mí, mañana por ti.— José María Acosta Vera. En cartas al director de El País.