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lunes, 11 de septiembre de 2023

Entrevista a Joan Garcés, jurista y asesor personal de Salvador Allende «La campaña mediática chilena financiada en parte por la CIA fue clave para lograr el golpe militar»

Fuentes: eldiario.es

Garcés, jurista y asesor personal de Salvador Allende durante su presidencia, testigo directo de aquellos años y posterior abogado de miles de víctimas de Pinochet, acaba de ser reconocido por la Cámara de Diputados chilena “por su contribución a la justicia y su lucha contra la impunidad”.


La mañana del 11 de septiembre de 1973 el jurista valenciano Joan Garcés, asesor personal de Salvador Allende desde 1970, entró al Palacio de la Moneda con el presidente chileno, ya con el golpe militar en marcha. Durante las horas siguientes acompañó a Allende en la toma de decisiones mientras tanques y aviones asediaban el palacio presidencial, hasta que el propio presidente le ordenó que abandonara el edificio:

“Estoy vivo porque el propio presidente, a las 11.15 de la mañana, en una pausa del asalto militar, me pide que salga. Yo naturalmente le digo que no. Entonces la respuesta que me da, delante de otros asesores a los que permite quedarse, es que alguien tiene que contarlo”, relata en conversación con elDiario.es. Allende acompañó personalmente a Garcés a la puerta principal del Palacio de la Moneda, que desemboca en la plaza de la Constitución: “Y de ese modo salí por esa gran plaza, solo. Poco después comenzó el bombardeo. Casi todos los otros asesores fueron detenidos, torturados, asesinados y algunos siguen desaparecidos”.

Allende me ordenó salir del palacio presidencial en medio del golpe militar diciéndome que alguien tenía que contarlo

Desde aquel momento el jurista y politólogo valenciano, autor de libros como Allende, la experiencia chilena (1976) o Soberanos e intervenidos (1996), ha dedicado una parte importante de su vida a luchar contra la impunidad, esclarecer la verdad y defender como abogado a miles de víctimas de la dictadura chilena. Fue impulsor desde España del caso Pinochet, en el que representó a casi 4.000 víctimas en más de 3.000 casos de asesinatos, desapariciones forzadas y torturas, con el que se logró la detención del dictador en Londres en 1998. Además en 2005 consiguió que el Riggs Bank de Washington indemnizara en más de ocho millones de dólares a víctimas de Pinochet. Otro de sus logros ha sido la sentencia reciente que obliga a Chile a indemnizar económicamente a los propietarios del diario chileno Clarín confiscado en 1973 por el golpe militar, un mandato que de momento no ha sido ejecutado.

Este pasado agosto la Cámara de Diputados de Chile aprobó una resolución que reconoce a Garcés “por su contribución a la justicia y la lucha contra la impunidad” y como “abogado histórico de los familiares de las víctimas de desaparición forzada, secuestro y tortura”. Su libro Allende y la experiencia chilena ha servido de base para el guión de la serie Los mil días de Allende, que se estrena en estos días en Chile -y próximamente en España-, en la que uno de los personajes principales es un abogado basado en Garcés.

En 1970 Nixon ordenó un primer plan para intentar evitar que Allende llegara a la presidencia

¿Cómo fue aquella mañana del 11 de septiembre de 1973 en el Palacio de la Moneda en pleno golpe militar?

El día anterior yo estuve almorzando y cenando con el presidente, con el ministro de Defensa y el ministro del Interior, también con el director de la televisión pública para preparar el mensaje a la nación anunciando las medidas económicas y la convocatoria de un referéndum para resolver las diferencias que había.

El día 11 nos despertó pronto una llamada de Carabineros de Valparaíso, diciendo que Valparaíso había sido tomada por la fuerza naval y que Carabineros había detenido a unidades militares que se dirigían a Santiago. Fuimos muy pronto al Palacio de la Moneda, entré con el presidente. Con el asalto militar ya iniciado, a las 11:15 de la mañana, Allende reúne a sus colaboradores y les dice que puede irse quien así lo desee. Ningún civil se va. La guardia de carabineros y los decanos militares sí se van.

Entonces Allende empuja a sus hijas a irse, salen por un lateral. Y a mí me dice que tengo que irme también. Yo naturalmente digo que no, pero insiste: ‘alguien tiene que contar lo que aquí ha pasado, y solo usted puede hacerlo’. Y eso salvó mi vida.

¿Cuál era la actitud de Allende en esas últimas horas?

Él era consciente de los peligros. Por eso había aumentado en 4.000 carabineros la guarnición de Santiago. Lo que falla el 11 de septiembre de 1973 es que por primera vez el comandante en jefe del Ejército traiciona al presidente. Recuerdo que a Allende le ofrecieron un avión y la respuesta que yo escuché fue: “Dígale al general que cumpla con su deber de soldado y yo cumpliré con mi deber de presidente”.

Años después pudimos conocer la grabación de la conversación entre Pinochet y el vicealmirante Carvajal, en la que este plantea que se ofrezca a Allende un avión para sacarlo del país y Pinochet contesta “pero el avión se cae, viejo, cuando vaya volando”, y se ríen. Allende resistió esas cinco horas de combate con la infantería, la artillería y aviones disparando contra el Palacio de La Moneda, con la flota de Estados Unidos en la costa de Chile. Esa fue su última batalla política.

En los siguientes años usted investigó la preparación del golpe, entrevistó a Orlando Letelier, ministro de Defensa con Allende en el momento del golpe, quien se exilió en Estados Unidos y allí fue asesinado.

Esas declaraciones de Letelier son valiosas. Allende contaba con el apoyo de muchos altos mandos militares. Había generales dispuestos a respetar la Constitución. Pero hay una traición de algunos militares.

Cincuenta años después del golpe, los documentos desclasificados por Estados Unidos muestran que ya antes de que Allende asumiera como presidente había una orden del presidente estadounidense Nixon para impedir que Allende llegara a ocupar el cargo, a pesar de haber sido elegido. El jefe del Ejército chileno René Schneider fue secuestrado y asesinado dos semanas antes de que Allende tuviera que asumir. Estamos hablando de 1970.

La orden es clara y destinada a que se evite por todos los medios la consolidación del Gobierno de Allende. Y de ese modo, con el respaldo de Estados Unidos, se pudo desestabilizar económica y políticamente el país -con la gran ayuda del diario el Mercurio– generando un clima de psicosis que facilitó el golpe militar.

El presidente Salvador Allende con mineros en el Teniente, Chile Fundación Salvador Allende

El papel de algunos medios de comunicación fue clave

Tres años después del inicio de aquella campaña mediática sistemática y diaria financiada en parte por la CIA, se logró. A finales de agosto de 1973 esa presión mediática y conspirativa llevó a renunciar al jefe del Ejército, el general Prats, quien, preguntado por Allende sobre un posible sucesor, sugiere a Pinochet, porque confiaba en él.

EEUU sabía que Allende buscaba un acuerdo político, lo que contradice la propaganda golpista

Este mes de agosto se han desclasificado nuevos documentos estadounidenses, pero quedan otros que aún no son públicos

Los documentos desclasificados hasta ahora muestran que ya en 1970 Nixon quería impedir la llegada de Allende a la presidencia. También hemos podido conocer que la señal de inicio del golpe la da Estados Unidos. La señal era la llegada de fuerza naval estadounidense a las costas de Chile. Y así fue. Varios buques, uno con un modernísimo sistema de telecomunicaciones y un submarino.

Cuando estuve trabajando en el Institute for Policy Studies de Washington entre 1988 y 1990 un miembro de la Comisión Church del Senado estadounidense me dijo: “Hay documentos que nunca se publicarán por su naturaleza”. Ya entonces me subrayó la presencia de la escuadra estadounidense en las costas chilenas como indicación para el inicio del golpe.

El 8 de septiembre de 1973 entró el cable -recientemente desclasificado- que indica que Nixon sabía que iba a producirse un golpe en Chile y también conocía el posicionamiento de Allende, sabía que el presidente chileno buscaba un acuerdo político, lo que contradice la propaganda golpista -sobre todo del diario Mercurio– que afirmaba que Allende preparaba un autogolpe. El propio Nixon lo tenía sobre su mesa, sabía cuál era la situación real.

Ese relato mediático prosiguió…

La propaganda del Mercurio llegó a decir tras el golpe que Allende tenía preparado un plan para ir a comer con todos los generales, que él saldría del almuerzo y que en ese momento todos serían ametrallados por la escolta de Allende. Sus medios dieron publicidad a todos estos montajes, hablaron de listas de cientos de personas a las que decían que el Gobierno de Allende quería asesinar.

Fue lo que llamaron el plan Z, que produjo un efecto tremendo, miles de personas fueron torturadas por los golpistas, cientos de ellas hasta la muerte, convencidos los torturadores de la existencia de ese supuesto plan. Esa fue la campaña que acompañó el derrocamiento.

En los muros de Santiago semanas antes del golpe se leían mensajes de amenaza: “Yakarta se acerca”. El plan contra los partidarios del presidente Sukarno en Indonesia desde 1965 fue adaptado al contexto de Chile. También sirvió de modelo para los golpistas chilenos la forma en que se derrocó en Brasil al Gobierno de Goulart en 1964. Y por supuesto tuvieron presente la preparación del golpe en España en el 36. Recuerdo que en Chile yo ponía la radio de la derecha a menudo y era impresionante cómo hablaban de las semanas anteriores al 18 de julio del 36, cómo mencionaban las órdenes del general Mola en cuanto a que el primer golpe debía ser brutal.

Las estructuras de poder en Chile creadas durante la dictadura están ahí casi intactas

Usted ha estudiado con detalle los métodos de represión tras el golpe

Es interesante la secuencia de los hechos en Chile. Piden a Allende que transfiera la legitimidad, él se niega porque es el presidente legítimo, se produce el asalto, el combate, declaran el estado de sitio y al día siguiente, cuando ya no hay resistencia, declaran el estado de guerra, cuando ya no hay guerra. Y esto es muy importante porque en términos militares significa que cualquier oficial o soldado que se salga de las órdenes, recibirá muerte por fusilamiento. Es decir, todos sabían que si daban un paso al frente, les mataban.

Uno de los testigos que tengo en el caso Pinochet cuenta que un mes y medio después del golpe le encarcelaron y torturaron. Resulta que en una revista de tropas, el entonces jefe del Ejército, el general Prats, le había dado la mano. Hay oficiales que desaparecieron, que fueron torturados y asesinados, entre ellos el padre de la expresidenta Bachelet.

¿Cómo valora el proceso de investigación judicial contra Pinochet que usted llevó a cabo?

He representado a todas las víctimas personadas en España y a través de los principios de jurisdicción universal en España y en otros países como Reino Unido, Bélgica o Suiza se pudo resquebrajar el muro de la impunidad que había en Chile. Y tras ello los tribunales chilenos hicieron su trabajo. El caso Pinochet y sus consecuencias es invocado en todo el mundo.

Su papel es claro. El libro Un Ejército de todos, publicado por el que fuera comandante en jefe chileno entre 2018 y 2022, Ricardo Martínez, es muy interesante, ha causado sensación. Porque por primera vez un alto mando dice que el responsable de todos los crímenes es Pinochet. Nunca antes un alto mando había dicho eso. El principio de verticalidad del mando chileno en términos militares lo explica y es clave.

Joan Garcés, en el medio, con el juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Raúl Zaffaroni, en un acto en Madrid en 2021. Óscar Rodríguez

Usted ha llevado también el caso del diario chileno Clarín. En 2020 el tribunal de arbitraje del Banco Mundial -CIADI- falló de forma definitiva que Chile está obligado a indemnizar a los propietarios de dicho diario, confiscado en 1973 por los golpistas.

Este caso forma parte de la campaña para desestabilizar mediáticamente, para justificar la dictadura y después de 1990 para justificar la impunidad. En 1973 el diario Clarín tenía más patrimonio y lectores que el diario Mercurio, era el más vendido. Este caso representa una batalla para recuperar el diario y lo que significaría que hubiera una plataforma mediática diferente, en un panorama mediático heredado de la dictadura, con la singularidad de que quienes han financiado la estrategia del Mercurio fueron los sucesivos gobiernos chilenos.

El Estado de Chile ha sido condenado a indemnizar a los propietarios del Clarín, en 2020 el tribunal reafirma esta obligación de indemnización que tiene Chile. Como tal cosa juzgada, mientras que Chile no la ejecute está pendiente. Y estamos pendientes.

¿Cómo ve Chile actualmente?

Con preocupación, porque las estructuras de poder creadas durante la dictadura están ahí casi intactas. Al igual que en España, el cambio de una dictadura a un sistema pluripartidista se produce con unas estructuras de poder que en lo sustantivo no fueron modificadas durante el cambio. En Chile Pinochet, antes de perder el referéndum, pasó a retiro a todo el Tribunal Supremo y nombró a jóvenes, asegurándose un tribunal conservador durante varios años más.

La concentración económica en unas pocas empresas y familias está intacta y vemos que esa riqueza concentrada es incluso superior a la década de los noventa. Mediáticamente al diario Clarín se le impide volver a salir, en cambio diarios como el Mercurio han recibido soporte económico del Estado continuado durante años, ese es el contexto mediático.

Fuente: 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

martes, 9 de febrero de 2016

Ángel Cappa: “A la derecha no le quites ni un solo euro porque te cortan la cabeza”

Ángel Cappa, uno de los deportistas más significados políticamente y de discurso profundo. Convivió con Maradona, Valdano y Raúl

Un bigote ya bastante canoso anuncia el rostro de Ángel Cappa (Bahía Blanca, Argentina, 1946), uno de los deportistas más significados políticamente y de discurso profundo, rompedor en un universo opaco hoy en día. Exfutbolista y con una carrera de entrenador que le llevó de la Argentina y el Barça de Menotti y Maradona al Madrid de la natividad de Raúl de la mano de su inseparable Valdano. Llegamos a una cafetería con aires parisinos cerca del Santiago Bernabéu y a mano derecha se encuentra, de espaldas a la ventana y con la cabeza gacha, concentrado leyendo un libro que le tiene absorbido, Espectros del capitalismo, de Arundhati Roy. "Cuando estaba en el fútbol había días que no era capaz de pasar de una página", confiesa el argentino, también escritor. Cuando se marcha, una señora pregunta quién era y casi se queda chafada.
"Pensaba que era un actor, con ese acento...".
-¿Cómo fue su infancia? ¿Cómo y dónde creció?
Nací en un barrio de Bahía Blanca que se llama Villa Mitre. Mi infancia la recuerdo extraordinariamente divertida, maravillosamente entretenida. Me llenó de alegría, alrededor de una pelota. Jugábamos todo el tiempo, y en el colegio también. Nuestras madres nos almidonaban el guardapolvo [un delantal que les ponían para ir al colegio, blanco, mas o menos como los médicos] el lunes y en el primer recreo se terminaba el almidón. Me acuerdo que hicieron un equipo en el barrio de baby fútbol y todo el barrio estaba detrás de él. Íbamos a jugar y cuando volvíamos, hacíamos una fiesta en casa de algún vecino. Eso me hizo entender que el fútbol es alegría y es una fiesta.

-¿Qué tipo de barrio era?
Era popular. Era pobre, pero en esa época en Argentina era la época del peronismo. Más allá de los cuestionamientos que se le puedan hacer al peronismo, lo cierto es que se tenía para comer y la posibilidad de hacerse una casa. Entonces, era un barrio pobre pero no se pasaban necesidades como ahora.

-Como futbolista, comienza en el Villa Mitre.
La emoción más grande mi vida futbolística fue el día que debuté en la sexta división con Villa Mitre, porque en ese momento, como el fútbol es un deporte lo practica todo el mundo sobre todo en los barrios pobres, que te eligieran en Villa Mitre era una alegría y un prestigio enorme. Después he recibido muchas emociones, pero como la primera vez que me puse esa camiseta, ninguna. Yo tenía once años, jugamos en un pueblo de al lado. Tenía gripe y no le dije nada a nadie. Tengo aún la foto guardada de aquel día. Después, en primera división fue también un debut enorme, porque toda mi ambición era jugar en la primera de Villa Mitre. Todo lo demás fue agregado.

Después me llamó Olimpo, de lo cual me arrepiento. Me pagaban, al contrario que en Villa Mitre, y me dieron un departamento [casa]. Olimpo era el enemigo máximo. Villa Mitre era la representación de los barrios y Olimpo, de la gente del centro, de los poderosos. Eso es una traición que todavía no he podido superar [dice con media sonrisa]. Tengo una anécdota que es muy graciosa. Cuando yo aún vivía con mis padres, mi papá decidió pintar la casa. El pintor me conocía a mí, porque era del barrio y había seguido toda mi trayectoria. Era tartamudo y me llamaba negrito. Tomábamos mate y solíamos hablar de fútbol. Pero la semana que me enfrenté a Villa Mitre con Olimpo no hablamos nada. Cuando salimos a la cancha a jugar, escucho: “La-la pu-pu ta que te pa-pa rió” [risas]. Era este, y al otro día me vino a saludar a casa como si nada: “¿Qué haces negrito?”.

-Todavía vive en Argentina cuando el golpe de Videla.
Ahí yo ya estaba militando en un grupo que se llamaba Peronismo de base, que era una izquierda del peronismo. El golpe estaba, digamos, más o menos previsto, porque ya el Gobierno de María Estela Martínez de Perón era un gobierno absolutamente degradado, represor y entregado, más que a los militares, a las fuerzas civiles que querían imponer un sistema económico. Por eso llamaron a los militares. Lo que no estaba previsto era la ferocidad del golpe. Muchos compañeros míos fueron encarcelados y otros asesinados. Yo tuve suerte de poder salir de allí, junto con otro compañero.

-¿Qué supuso para usted el golpe?
El alejamiento involuntario de mis raíces, de mis afectos, que todavía no he podido superar. A pesar de que tengo hijos españoles y una abuela española. Me siento como en mi casa, pero aquello… Una cosa es que vos te vayas voluntariamente y otra cosa es que te tengas que ir de un día para el otro. Y eso es muy difícil de superar, por lo menos para mí. Eso… [hace una pausa de varios segundos] eso no se puede perdonar porque han hecho sufrir a muchísima gente. Han torturado, han asesinado.

Pero no eran cuatro militares locos; respondían a un proyecto económico: el neoliberalismo, que empezaba en esos años setenta, y que barrió con todo. Lo que dice Naomi Klein, la doctrina del shock para imponer todo por la fuerza. Yo le tengo más odio a todos los civiles que generaron el golpe que a los militares. Los militares son unos pobres mamarrachos que muchos de ellos, encima, se creyeron que eran patriotas. Era un proyecto económico como el de ahora de Macri, que tiene la complicidad de los principales medios de comunicación de todo el mundo.

-Aquella dictadura económica es un poco lo que está sucediendo ahora, pero con otro tipo de violencia. Sí, sí, por supuesto. Ha habido una década de gobiernos que se quisieron zafar del imperio norteamericano y de las garras de las grandes empresas, y ahora está retrocediendo. Macri es uno de los abanderados. Es curioso como los medios manejaban más o menos los mismos argumentos, lo cual indica que es una campaña, cuando criticaban a Cristina de Kirchner porque había gobernado con algunos decretos. Bueno, pues hizo trece en dos mandatos y este hombre en quince días ha hecho cincuenta y, sin embargo, no tiene ninguna crítica.

-¿Cómo le ha ido a Argentina en los últimos años con los Kirchner?
Bueno, ha habido cosas buenas y cosas malas. Las buenas fueron la distribución de la riqueza a favor de los altos precios de las materias de exportación. Lo malo es que no modificó la estructura de producción y por lo tanto el capitalismo se rehízo. Y cuando los precios bajaron, no había más que distribuir y el sistema seguía siendo el mismo. Pero, por ejemplo, la gente pobre tenía subsidio para la electricidad, en las casas pagaban una miseria. Ahora, Macri inmediatamente ha subido un 300% las tarifas. Entonces comienza lo que sucedió aquí [en España]: el capital recauda dinero del resto de la gente, empobreciéndola.

-¿No hubo corrupción con los Kirchner?
Seguramente ocurrió, pero España está incapacitada para hablar de corrupción, porque tú en tu casa abres un armario y se caen cuatro corruptos. Pero hay que aclarar una cosa: los políticos son corruptos, pero ¿quién los corrompe? No aparecen tanto los corruptores, que son los grandes empresarios. Es el sistema el que está corrompido.

-¿Cómo afectó el golpe de Videla al fútbol?
No tuvo ninguna repercusión especial, salvo algunos jugadores que conozco que fueron asesinados por haber militado, o encarcelados. Era el negocio el que estaba y está corrompiendo el fútbol, no la dictadura. La dictadura se aprovecha del deporte, pero también la democracia.

-¿Cómo es posible que habiendo una dictadura en Argentina la FIFA celebrara allí el Mundial de 1978?
La FIFA es una entidad mafiosa. Ha quedado en evidencia, no es una frase hecha. Por tanto, le tiene sin cuidado la dictadura. Sólo le interesa lo que le interesa al sistema: el dinero. El sistema cuestiona a Venezuela, pero no a Marruecos, a Colombia o Arabia Saudí. ¿Por qué? Porque lo único que le interesa es el dinero y Venezuela le está impidiendo sacar el dinero escandaloso que sacaban antes. Si mañana Maduro viene y abre la puerta del negocio, se terminó, inmediatamente todos somos amigos. Es verdad que Chávez y Maduro no son iguales, y las críticas son necesarias, pero quienes critican no lo hacen por eso. Como dijo una vez Anguita, no sé si hablando de Cuba o de Venezuela: “Primero quiero aclarar que estoy en la misma trinchera, y ahora voy a hacer las críticas”.

Un tiempo después del golpe de Videla se exilia en España. ¿Cómo era en los estertores del franquismo?
Yo llegué en un momento de una gran esperanza e ilusión. Por eso me duele tanto la traición escandalosa de Felipe González, de Alfonso Guerra y de toda esa gente a tanta gente honesta que había combatido para traer la democracia a España. Uno creía que estaba en el comienzo de la construcción de una nueva España y eso era alentador y contagioso. Para colmo, se veía a González y todo el PSOE cantando La Internacional con el puño en alto. Y todo eso era muy emocionante. Mi mujer y yo teníamos una amiga que combatió contra el franquismo, Isabel Ríos, que ya falleció. A su marido lo fusilaron y a ella, condenada a muerte también, finalmente la liberaron con la obligación de irse de España. En el ochenta y pico, ya con el PSOE instalado, me dijo algo sobre Felipe que no me animo a repetir. Con una pena muy grande, y yo no puedo olvidarme de eso. Entonces, a Felipe ya se le había puesto la cara de un señor con patillas blancas, y ya no era la chaqueta de pana sino el traje. Ya era otra cosa.

-¿Qué fue la Transición española? ¿Hubo vencedores y vencidos?
Creo que hay que respetarla. La gente hizo lo que pudo. El movimiento obrero y el de izquierdas tuvieron que entregar todas sus reivindicaciones, pero era un momento muy duro; hay que estar ahí. La derecha económica impuso su criterio: “Aquí estamos nosotros y seguimos ganando dinero, y ahora ustedes hagan lo que quieran. Reivindiquen cosas importantes pero complementarias”. Eso permitió al capitalismo rearmarse y acomodarse a una nueva época, pero me parece que no cabía otra posibilidad. Yo lo viví y fue un paso adelante necesario. Lo que sucede es que ahora, cuarenta años después, hay que dar otro paso adelante.

Esa democracia ya no es suficiente, la gente joven necesita una democracia real, participativa. Y la derecha y el capital se niegan a ello, naturalmente. Vos fijáte en esta crisis como las grandes empresas y los ricos aumentaron su riqueza. Lo que yo aprendí en todo este tiempo en Argentina y acá es que por un euro, no por miles, te cortan la mano y la cabeza ¡Por un euro! La derecha, salvo una reaccionaria, puede admitir los matrimonios homosexuales. Ahora, no les quites un euro porque te matan. Y te matan de verdad. No juegan con eso. Entonces, no admiten ahora un paso adelante. Fíjate que le están diciendo ahora radicales a los de Podemos. Y en el sentido más peyorativo, porque si uno defiende una posición la defiende absolutamente, igual que la derecha, no más o menos. Y no hay una sola propuesta de Podemos que exceda el capitalismo o la Constitución. ¿Dónde está la radicalidad en el sentido que ellos dicen? Está en que les dicen: “Ustedes también tienen que pagar impuestos”. El Ibex 35, las Sicav, por favor paguen impuestos.

Y Felipe González es el gran representante de las grandes empresas y del gran capital. Ya sin pudor. Ahora le da igual. Él y Vargas Llosa son los principales abanderados del neoliberalismo en Sudamérica. Y lo hacen descaradamente, ya les da igual. Y Guerra también. Acusaban a Podemos de alterar nuestro sistema occidental. ¡Es de risa! Es lo mismo de lo que les acusaban a ellos cuando empezaron. Es lamentable. A mí me indigna, pero mucho más me da lástima, de ver como la gente, a determinada edad, se abraza a la edad de la razón. Claro, si te va bien económicamente. Por suerte, a mí eso no me ha pasado todavía. Eso a mí me produce una repugnancia asquerosa. ¡Yo entiendo a Aznar! Fue siempre de derechas y nunca le importó nada un pepino que no fuera el dinero.

El capitalismo es un sistema agotado, como decía José Luis Sampedro. No es un sistema de la naturaleza, como nos quieren hacer creer. Es uno más, con la particularidad de que en su evolución genera desigualdad, pobreza y muerte. "Es un sistema que mata", como dijo hace poco el papa Francisco, y "al que hay que cambiar", como aconsejó. Seguro que enseguida te amenazan y te dicen: "Entonces ustedes quieren el comunismo soviético". Y no, no es así. Queremos un sistema verdaderamente democrático y justo, donde se pueda vivir en solidaridad y no en competencia, y en igualdad. Donde todos seamos respetados como seres humanos y tengamos los mismos derechos y las mismas obligaciones. No es tan difícil, ¿no?

-Entonces usted no le dice a sus hijos eso de “Hacedme caso a mí que ya soy mayor…”.
No, no. A mis hijos les digo: “El día que yo diga una estupidez de esas, enciérrenme en una habitación y tiren la llave. No me dejen salir más”.

-Ha comentado en varias ocasiones que ve necesario que el futbolista tenga una conciencia política.
El futbolista y todos, porque política es todo... Leer más aquí.
http://www.publico.es/deportes/angel-cappa-derecha-dinero-corrupcion.html