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lunes, 11 de septiembre de 2023

Entrevista a Joan Garcés, jurista y asesor personal de Salvador Allende «La campaña mediática chilena financiada en parte por la CIA fue clave para lograr el golpe militar»

Fuentes: eldiario.es

Garcés, jurista y asesor personal de Salvador Allende durante su presidencia, testigo directo de aquellos años y posterior abogado de miles de víctimas de Pinochet, acaba de ser reconocido por la Cámara de Diputados chilena “por su contribución a la justicia y su lucha contra la impunidad”.


La mañana del 11 de septiembre de 1973 el jurista valenciano Joan Garcés, asesor personal de Salvador Allende desde 1970, entró al Palacio de la Moneda con el presidente chileno, ya con el golpe militar en marcha. Durante las horas siguientes acompañó a Allende en la toma de decisiones mientras tanques y aviones asediaban el palacio presidencial, hasta que el propio presidente le ordenó que abandonara el edificio:

“Estoy vivo porque el propio presidente, a las 11.15 de la mañana, en una pausa del asalto militar, me pide que salga. Yo naturalmente le digo que no. Entonces la respuesta que me da, delante de otros asesores a los que permite quedarse, es que alguien tiene que contarlo”, relata en conversación con elDiario.es. Allende acompañó personalmente a Garcés a la puerta principal del Palacio de la Moneda, que desemboca en la plaza de la Constitución: “Y de ese modo salí por esa gran plaza, solo. Poco después comenzó el bombardeo. Casi todos los otros asesores fueron detenidos, torturados, asesinados y algunos siguen desaparecidos”.

Allende me ordenó salir del palacio presidencial en medio del golpe militar diciéndome que alguien tenía que contarlo

Desde aquel momento el jurista y politólogo valenciano, autor de libros como Allende, la experiencia chilena (1976) o Soberanos e intervenidos (1996), ha dedicado una parte importante de su vida a luchar contra la impunidad, esclarecer la verdad y defender como abogado a miles de víctimas de la dictadura chilena. Fue impulsor desde España del caso Pinochet, en el que representó a casi 4.000 víctimas en más de 3.000 casos de asesinatos, desapariciones forzadas y torturas, con el que se logró la detención del dictador en Londres en 1998. Además en 2005 consiguió que el Riggs Bank de Washington indemnizara en más de ocho millones de dólares a víctimas de Pinochet. Otro de sus logros ha sido la sentencia reciente que obliga a Chile a indemnizar económicamente a los propietarios del diario chileno Clarín confiscado en 1973 por el golpe militar, un mandato que de momento no ha sido ejecutado.

Este pasado agosto la Cámara de Diputados de Chile aprobó una resolución que reconoce a Garcés “por su contribución a la justicia y la lucha contra la impunidad” y como “abogado histórico de los familiares de las víctimas de desaparición forzada, secuestro y tortura”. Su libro Allende y la experiencia chilena ha servido de base para el guión de la serie Los mil días de Allende, que se estrena en estos días en Chile -y próximamente en España-, en la que uno de los personajes principales es un abogado basado en Garcés.

En 1970 Nixon ordenó un primer plan para intentar evitar que Allende llegara a la presidencia

¿Cómo fue aquella mañana del 11 de septiembre de 1973 en el Palacio de la Moneda en pleno golpe militar?

El día anterior yo estuve almorzando y cenando con el presidente, con el ministro de Defensa y el ministro del Interior, también con el director de la televisión pública para preparar el mensaje a la nación anunciando las medidas económicas y la convocatoria de un referéndum para resolver las diferencias que había.

El día 11 nos despertó pronto una llamada de Carabineros de Valparaíso, diciendo que Valparaíso había sido tomada por la fuerza naval y que Carabineros había detenido a unidades militares que se dirigían a Santiago. Fuimos muy pronto al Palacio de la Moneda, entré con el presidente. Con el asalto militar ya iniciado, a las 11:15 de la mañana, Allende reúne a sus colaboradores y les dice que puede irse quien así lo desee. Ningún civil se va. La guardia de carabineros y los decanos militares sí se van.

Entonces Allende empuja a sus hijas a irse, salen por un lateral. Y a mí me dice que tengo que irme también. Yo naturalmente digo que no, pero insiste: ‘alguien tiene que contar lo que aquí ha pasado, y solo usted puede hacerlo’. Y eso salvó mi vida.

¿Cuál era la actitud de Allende en esas últimas horas?

Él era consciente de los peligros. Por eso había aumentado en 4.000 carabineros la guarnición de Santiago. Lo que falla el 11 de septiembre de 1973 es que por primera vez el comandante en jefe del Ejército traiciona al presidente. Recuerdo que a Allende le ofrecieron un avión y la respuesta que yo escuché fue: “Dígale al general que cumpla con su deber de soldado y yo cumpliré con mi deber de presidente”.

Años después pudimos conocer la grabación de la conversación entre Pinochet y el vicealmirante Carvajal, en la que este plantea que se ofrezca a Allende un avión para sacarlo del país y Pinochet contesta “pero el avión se cae, viejo, cuando vaya volando”, y se ríen. Allende resistió esas cinco horas de combate con la infantería, la artillería y aviones disparando contra el Palacio de La Moneda, con la flota de Estados Unidos en la costa de Chile. Esa fue su última batalla política.

En los siguientes años usted investigó la preparación del golpe, entrevistó a Orlando Letelier, ministro de Defensa con Allende en el momento del golpe, quien se exilió en Estados Unidos y allí fue asesinado.

Esas declaraciones de Letelier son valiosas. Allende contaba con el apoyo de muchos altos mandos militares. Había generales dispuestos a respetar la Constitución. Pero hay una traición de algunos militares.

Cincuenta años después del golpe, los documentos desclasificados por Estados Unidos muestran que ya antes de que Allende asumiera como presidente había una orden del presidente estadounidense Nixon para impedir que Allende llegara a ocupar el cargo, a pesar de haber sido elegido. El jefe del Ejército chileno René Schneider fue secuestrado y asesinado dos semanas antes de que Allende tuviera que asumir. Estamos hablando de 1970.

La orden es clara y destinada a que se evite por todos los medios la consolidación del Gobierno de Allende. Y de ese modo, con el respaldo de Estados Unidos, se pudo desestabilizar económica y políticamente el país -con la gran ayuda del diario el Mercurio– generando un clima de psicosis que facilitó el golpe militar.

El presidente Salvador Allende con mineros en el Teniente, Chile Fundación Salvador Allende

El papel de algunos medios de comunicación fue clave

Tres años después del inicio de aquella campaña mediática sistemática y diaria financiada en parte por la CIA, se logró. A finales de agosto de 1973 esa presión mediática y conspirativa llevó a renunciar al jefe del Ejército, el general Prats, quien, preguntado por Allende sobre un posible sucesor, sugiere a Pinochet, porque confiaba en él.

EEUU sabía que Allende buscaba un acuerdo político, lo que contradice la propaganda golpista

Este mes de agosto se han desclasificado nuevos documentos estadounidenses, pero quedan otros que aún no son públicos

Los documentos desclasificados hasta ahora muestran que ya en 1970 Nixon quería impedir la llegada de Allende a la presidencia. También hemos podido conocer que la señal de inicio del golpe la da Estados Unidos. La señal era la llegada de fuerza naval estadounidense a las costas de Chile. Y así fue. Varios buques, uno con un modernísimo sistema de telecomunicaciones y un submarino.

Cuando estuve trabajando en el Institute for Policy Studies de Washington entre 1988 y 1990 un miembro de la Comisión Church del Senado estadounidense me dijo: “Hay documentos que nunca se publicarán por su naturaleza”. Ya entonces me subrayó la presencia de la escuadra estadounidense en las costas chilenas como indicación para el inicio del golpe.

El 8 de septiembre de 1973 entró el cable -recientemente desclasificado- que indica que Nixon sabía que iba a producirse un golpe en Chile y también conocía el posicionamiento de Allende, sabía que el presidente chileno buscaba un acuerdo político, lo que contradice la propaganda golpista -sobre todo del diario Mercurio– que afirmaba que Allende preparaba un autogolpe. El propio Nixon lo tenía sobre su mesa, sabía cuál era la situación real.

Ese relato mediático prosiguió…

La propaganda del Mercurio llegó a decir tras el golpe que Allende tenía preparado un plan para ir a comer con todos los generales, que él saldría del almuerzo y que en ese momento todos serían ametrallados por la escolta de Allende. Sus medios dieron publicidad a todos estos montajes, hablaron de listas de cientos de personas a las que decían que el Gobierno de Allende quería asesinar.

Fue lo que llamaron el plan Z, que produjo un efecto tremendo, miles de personas fueron torturadas por los golpistas, cientos de ellas hasta la muerte, convencidos los torturadores de la existencia de ese supuesto plan. Esa fue la campaña que acompañó el derrocamiento.

En los muros de Santiago semanas antes del golpe se leían mensajes de amenaza: “Yakarta se acerca”. El plan contra los partidarios del presidente Sukarno en Indonesia desde 1965 fue adaptado al contexto de Chile. También sirvió de modelo para los golpistas chilenos la forma en que se derrocó en Brasil al Gobierno de Goulart en 1964. Y por supuesto tuvieron presente la preparación del golpe en España en el 36. Recuerdo que en Chile yo ponía la radio de la derecha a menudo y era impresionante cómo hablaban de las semanas anteriores al 18 de julio del 36, cómo mencionaban las órdenes del general Mola en cuanto a que el primer golpe debía ser brutal.

Las estructuras de poder en Chile creadas durante la dictadura están ahí casi intactas

Usted ha estudiado con detalle los métodos de represión tras el golpe

Es interesante la secuencia de los hechos en Chile. Piden a Allende que transfiera la legitimidad, él se niega porque es el presidente legítimo, se produce el asalto, el combate, declaran el estado de sitio y al día siguiente, cuando ya no hay resistencia, declaran el estado de guerra, cuando ya no hay guerra. Y esto es muy importante porque en términos militares significa que cualquier oficial o soldado que se salga de las órdenes, recibirá muerte por fusilamiento. Es decir, todos sabían que si daban un paso al frente, les mataban.

Uno de los testigos que tengo en el caso Pinochet cuenta que un mes y medio después del golpe le encarcelaron y torturaron. Resulta que en una revista de tropas, el entonces jefe del Ejército, el general Prats, le había dado la mano. Hay oficiales que desaparecieron, que fueron torturados y asesinados, entre ellos el padre de la expresidenta Bachelet.

¿Cómo valora el proceso de investigación judicial contra Pinochet que usted llevó a cabo?

He representado a todas las víctimas personadas en España y a través de los principios de jurisdicción universal en España y en otros países como Reino Unido, Bélgica o Suiza se pudo resquebrajar el muro de la impunidad que había en Chile. Y tras ello los tribunales chilenos hicieron su trabajo. El caso Pinochet y sus consecuencias es invocado en todo el mundo.

Su papel es claro. El libro Un Ejército de todos, publicado por el que fuera comandante en jefe chileno entre 2018 y 2022, Ricardo Martínez, es muy interesante, ha causado sensación. Porque por primera vez un alto mando dice que el responsable de todos los crímenes es Pinochet. Nunca antes un alto mando había dicho eso. El principio de verticalidad del mando chileno en términos militares lo explica y es clave.

Joan Garcés, en el medio, con el juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Raúl Zaffaroni, en un acto en Madrid en 2021. Óscar Rodríguez

Usted ha llevado también el caso del diario chileno Clarín. En 2020 el tribunal de arbitraje del Banco Mundial -CIADI- falló de forma definitiva que Chile está obligado a indemnizar a los propietarios de dicho diario, confiscado en 1973 por los golpistas.

Este caso forma parte de la campaña para desestabilizar mediáticamente, para justificar la dictadura y después de 1990 para justificar la impunidad. En 1973 el diario Clarín tenía más patrimonio y lectores que el diario Mercurio, era el más vendido. Este caso representa una batalla para recuperar el diario y lo que significaría que hubiera una plataforma mediática diferente, en un panorama mediático heredado de la dictadura, con la singularidad de que quienes han financiado la estrategia del Mercurio fueron los sucesivos gobiernos chilenos.

El Estado de Chile ha sido condenado a indemnizar a los propietarios del Clarín, en 2020 el tribunal reafirma esta obligación de indemnización que tiene Chile. Como tal cosa juzgada, mientras que Chile no la ejecute está pendiente. Y estamos pendientes.

¿Cómo ve Chile actualmente?

Con preocupación, porque las estructuras de poder creadas durante la dictadura están ahí casi intactas. Al igual que en España, el cambio de una dictadura a un sistema pluripartidista se produce con unas estructuras de poder que en lo sustantivo no fueron modificadas durante el cambio. En Chile Pinochet, antes de perder el referéndum, pasó a retiro a todo el Tribunal Supremo y nombró a jóvenes, asegurándose un tribunal conservador durante varios años más.

La concentración económica en unas pocas empresas y familias está intacta y vemos que esa riqueza concentrada es incluso superior a la década de los noventa. Mediáticamente al diario Clarín se le impide volver a salir, en cambio diarios como el Mercurio han recibido soporte económico del Estado continuado durante años, ese es el contexto mediático.

Fuente: 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

viernes, 21 de julio de 2023

Detrás de 'Oppenheimer', una biografía premiada de 25 años de trabajo. Martin Sherwin cerró el trato y se sumergió en la investigación. Pero fue solo cuando Kai Bird se unió como colaborador surgió "American Prometheus".

Una foto de 1957 de Oppenheimer en el Instituto de Estudios Avanzados.Crédito...John Rooney/ AP vía NYT
Una foto de 1957 de Oppenheimer en el Instituto de Estudios Avanzados. Crédito... John Rooney/ AP vía NYT

Martin Sherwin no fue el clásico escritor bloqueado. Extrovertido, divertido y atlético, quienes  conocieron lo describen como lo opuesto a un neurótico.

Pero a fines de la década de 1990, tuvo que admitir que estaba estancado. Sherwin, profesor de historia y autor de un libro anterior, había accedido a escribir una biografía completa de J. Robert Oppenheimer dos décadas antes. Ahora se preguntaba si alguna vez lo terminaría. Había investigado mucho, una cantidad extraordinaria, en realidad, acumulando unas 50,000 páginas de entrevistas, transcripciones, cartas, diarios, documentos desclasificados y archivos del F.B.I. expedientes, almacenados en cajas aparentemente interminables en su sótano, ático y oficina. Pero apenas había escrito una palabra.

Sherwin originalmente había tratado de rechazar el proyecto, recordó su esposa, y le dijo a su editor, Angus Cameron, que no creía que tuviera la experiencia suficiente para abordar un tema tan trascendental como Oppenheimer, el llamado padre de la bomba atómica. . Pero Cameron, que había publicado el primer libro de Sherwin en Knopf y que, como Oppenheimer, había sido víctima del macartismo, insistió.

Entonces, el 13 de marzo de 1980, Sherwin firmó un contrato de $ 70,000 con Knopf para el proyecto. Pagó la mitad para empezar, esperaba terminarlo en cinco años.

Al final, el libro tardó 25 años en escribirse, y Sherwin no lo hizo solo.

Cuando se estrene la película de Christopher Nolan “Oppenheimer” el 21 de julio, será la primera vez que muchos jóvenes estadounidenses conozcan la historia de J. Robert Oppenheimer. Pero esa película se basa en la exhaustiva y emocionante biografía de 721 páginas ganadora del Premio Pulitzer llamada “American Prometheus: The Triumph and Tragedy of J. Robert Oppenheimer”, coescrita por Sherwin y Kai Bird.

Knopf publicó esta obra maestra en 2005. Pero fue solo gracias a una rara colaboración entre dos escritores incansables, y una profunda amistad, construida en torno a una dedicación compartida al arte de la biografía como el trabajo de toda una vida, que "American Prometheus" se hizo. .

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Una película en blanco y negro de "Oppenheimer" muestra al actor en el papel principal frente a un micrófono anticuado, dando su testimonio en una sala de audiencia llena de gente vestida formalmente.

Cillian Murphy, centro, como el personaje principal en "Oppenheimer", escrita y dirigida por Christopher Nolan. Credit...Melinda Sue Gordon/Universal Pictures, vía Associated Press

OPPENHEIMER habría sido un tema desalentador para cualquier biógrafo.

Un intelectual público con un don para lo dramático, dirigió el laboratorio de alto secreto en Los Álamos, Nuevo México, llevando la bomba atómica de la posibilidad teórica a la aterradora realidad en una línea de tiempo imposiblemente corta. Más tarde emergió como una especie de rey filósofo de la era nuclear de la posguerra, oponiéndose públicamente al desarrollo de la bomba de hidrógeno y convirtiéndose en un símbolo tanto del genio tecnológico de Estados Unidos como de su conciencia.

Esa postura convirtió a Oppenheimer en un objetivo en la era de McCarthy, incitando a sus enemigos a pintarlo como un simpatizante comunista. Fue despojado de su autorización de seguridad durante una audiencia de 1954 convocada por la Comisión de Energía Atómica. Vivió el resto de su vida disminuido y murió a los 62 años en 1967, en Princeton, Nueva Jersey.

Cuando Sherwin comenzó a entrevistar a personas que lo habían conocido allí, quedó desconcertado por la intensidad de sus sentimientos. Los físicos y las viudas de los físicos todavía estaban enojados por la negligencia casual que Oppenheimer había mostrado a su familia.

Sin embargo, después de que Sherwin se mudó con su propia familia a Boston para trabajar en la Universidad de Tufts, él y su esposa Susan conocieron a científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts, quienes admitieron con vergüenza que sus años trabajando con Oppenheimer en la bomba fueron algunos de los más felices de sus vidas.

Entre las decenas de personas que Sherwin también entrevistó estaban Haakon Chevalier, el otrora mejor amigo de Oppenheimer cuyos lazos comunistas formaron en parte la base de la inquisición en su contra, y Edward Teller, cuyo testimonio en la audiencia de 1954 ayudó a poner fin a su carrera.

El hijo de Oppenheimer, Peter, rechazó una entrevista formal, por lo que Sherwin llevó a su familia a Pecos Wilderness cerca de Santa Fe, ensilló un caballo y cabalgó hasta la cabaña rústica de los Oppenheimer, discutiendo la oportunidad de hablar con el hijo del científico mientras los dos hombres construían una cerca. . “Marty nunca pensó que fuera un gran entrevistador”, dijo Susan Sherwin, quien lo acompañó en muchos viajes de investigación y le sobrevive. Pero tenía un don para conectar con la gente.

La fecha límite de Sherwin vino y se fue. Su editor se retiró e hizo todo lo posible para evitar el nuevo. Siempre había otra persona para entrevistar u otro documento para leer.

El libro sin terminar se convirtió en una broma corriente en la casa de Sherwin.

“Tuvimos esta caricatura del New Yorker en nuestro refrigerador durante toda mi infancia”, recordó su hijo Alex. “Es un tipo en una máquina de escribir, y está rodeado de montones de papeles. Su esposa está a lo lejos, en el umbral de la puerta de su oficina. Y él dice: '¿Terminarlo? ¿Por qué querría terminarlo?’”

KAI BIRD, EX editor asociado de The Nation, necesitaba un trabajo. Era 1999, y aunque Bird había escrito un par de biografías modestamente exitosas, como historiador de 48 años sin un doctorado. estaba subcalificado para un puesto universitario titular y sobrecalificado para casi todo lo demás. Su esposa, Susan Goldmark, que ocupaba un lucrativo trabajo en el Banco Mundial, se estaba cansando de ser el principal sostén de la familia.

Bird estaba solicitando sin éxito trabajos en los periódicos cuando escuchó de un viejo amigo. Sherwin invitó a Bird a cenar y sugirió que unieran fuerzas en Oppenheimer.

Se conocían desde hacía años, y su amistad se consolidó a mediados de la década de 1990, cuando Bird incluyó los ensayos de Sherwin en un volumen sobre la controversia en torno a una exhibición planeada del Smithsonian del Enola Gay, el avión que lanzó la primera bomba atómica.

Pero había una complicación. “Mi primer libro comenzó como una colaboración con mi mejor amigo”, dijo el escritor Max Holland, Bird, “y ocho años después terminó en divorcio”. Las cosas se rompieron, en parte, por desacuerdos sobre cuánta investigación era suficiente.

El episodio había sido doloroso. Nunca más, le recordó su esposa.

“Le dije a Marty, ‘No, no puedo. Me gustas demasiado'”, dijo Bird.

Así comenzó una campaña de encanto de un año para convencer a Bird, pero especialmente a Goldmark, de que esta vez sería diferente. “Estaba observando con mucho cuidado, observándolos interactuar y terminar las oraciones del otro como lo hacen a veces las parejas”, recordó. "Ambos eran tan lindos".

Finalmente, con todos a bordo, Gail Ross, la agente de Bird, negoció un nuevo contrato con Knopf, que acordó pagar a la pareja $290,000 adicionales para terminar el libro.

Sherwin advirtió a Bird que había lagunas en su investigación. Pero pronto "un número incalculable de cajas" comenzaron a aparecer en la casa de Bird, según su esposa. Cuando Bird comenzó a revisar todo, reconoció cuán minuciosamente detallada y vertiginosamente amplia era la investigación de Sherwin. “No hubo lagunas”, recordó Bird.

Era hora de escribir. Bird empezó por el principio.

“Escribí un borrador de los primeros años de la infancia”, dijo, “y Marty lo tomó y lo reescribió”. Sherwin le devolvió la revisión a Bird, quien quedó impresionado. “Él sabía exactamente lo que faltaba en las anécdotas”, dijo Bird.

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Un retrato de los dos autores con un ejemplar de su libro y estanterías muy llenas detrás. Kai Bird, a la izquierda, lleva una chaqueta deportiva color hueso sobre un polo color bígaro, mientras que Martin Sherwin, con barba, lleva una camisa azul con botones.

Kai Bird, a la izquierda, y Martin J. Sherwin en 2006, mostrando una copia de su libro "American Prometheus", que lleva mucho tiempo en proceso. Credit...  Balce Ceneta/Associated Press

Su proceso tomó forma: Bird estudiaría detenidamente la investigación, la sintetizaría y produciría un borrador que enviaría a Sherwin, quien reconocería lo que faltaba, editaría y reescribiría, y le devolvería la copia a Bird. Pronto, Sherwin también estaba redactando. “Escribimos furiosamente durante cuatro años”, dijo Bird.

Sherwin siempre supo que la audiencia que despojó a Oppenheimer de su autorización sería el “epicentro” de la biografía, dijo Bird. Discutieron sobre lo que podría sugerir la evidencia, pero nunca sobre el estilo, el proceso o la forma del libro en sí. “Se convirtió”, dijo Susan Sherwin, “en algo casi mágico”.

Para el otoño de 2004, casi 25 años después de que Knopf se comprometiera con el proyecto, el manuscrito estaba casi listo. La editora de Bird y Sherwin, Ann Close, vetó "Oppie", el título provisional de la pareja. Siguió una pelea, hasta que algo le llegó a Goldmark a altas horas de la noche: “Prometeo… fuego… la bomba es este fuego. Y podrías poner 'estadounidense' allí'”.

Bird descartó "American Prometheus" por considerarlo demasiado oscuro, hasta que Sherwin llamó a la mañana siguiente para decirle que un amigo, el biógrafo Ronald Steel, había sugerido el mismo título durante la cena la noche anterior. “Estoy en un gran problema”, dijo Bird. Su esposa se sintió reivindicada.

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Una fotografía reciente de Kai Bird muestra al autor con cabello blanco y barba blanca.

Bird dijo que a su colaborador le habría gustado “Oppenheimer”. Credit... Michael Avedon/agosto

El 5 de abril de 2005, "American Prometheus: The Triumph and Tragedy of J. Robert Oppenheimer", de Kai Bird y Martin Sherwin, se publicó con gran éxito. El Boston Globe elogió que “se erige como un Everest entre las montañas de libros sobre el proyecto de la bomba y Oppenheimer, y es un logro que probablemente no será superado ni igualado”.

Entre sus numerosos elogios estaba el Premio Pulitzer de Biografía. Bird siempre pensó que el libro tenía una oportunidad externa de ganar el premio, pero Sherwin se había mostrado escéptico. “Él siempre pensó que yo era un optimista incorregible. Así que estaba genuinamente asombrado”, diría Bird más tarde. “Estaba, de hecho, dulcemente eufórico”.

Cuando los colaboradores se enteraron en septiembre de 2021 de que Christopher Nolan planeaba convertir "American Prometheus" en una película, Marty Sherwin se estaba muriendo de cáncer. La pareja había leído varios guiones sin hacer basados en su libro a lo largo de los años, por lo que Sherwin dudaba de sus posibilidades en Hollywood. Estaba demasiado enfermo para unirse, pero Bird y Goldmark conocieron a Nolan en un hotel boutique en Greenwich Village. Bird le informó a Sherwin en persona que, con Nolan como guionista y director, su trabajo estaba en buenas manos. “La historia de Oppenheimer es una de las más dramáticas y complejas con las que me he encontrado”, dijo Nolan recientemente. “No creo que jamás hubiera asumido esto sin el libro de Kai y Martin”. (La anticipación por la película ha puesto la biografía en la lista de libros de bolsillo de no ficción más vendidos del New York Times).

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Una película fija en color de "Oppenheimer" muestra al actor principal con traje, corbata y sombrero, con una pipa en la mano derecha. mano. Un paisaje del sudoeste y un cielo azul están detrás de él. Un fotograma de la película muestra a Murphy en Los Álamos, donde uno de los autores visitó el set. Credit...Universal Pictures El 6 de octubre de 2021, Bird recibió la noticia de que su amigo había muerto a la edad de 84 años. Sherwin "Habría estado profundamente complacido" por la precisión de la película, dijo Bird después de ver la película por primera vez. “Creo que habría apreciado el logro artístico que es”. Recordó el día que él y su esposa pasaron unas horas en el set de la película en Los Álamos. El equipo estaba filmando en la cabina original de Oppenheimer, ahora minuciosamente restaurada.

Bird vio a Cillian Murphy hacer toma tras toma como Oppenheimer, asombrado por el parecido del actor con el tema que había estudiado durante años. Finalmente, hubo una pausa en la filmación y Murphy se acercó para presentarse. Cuando el actor se acercó, vestido con el traje marrón holgado de la década de 1940 de Oppenheimer y una corbata ancha, Bird no pudo evitarlo. "Dr. Oppenheimer!” él gritó. “¡He estado esperando décadas para conocerte!” Bird dijo que Murphy solo se rió. “Todos hemos estado leyendo tu libro”, le dijo el actor. “Es una lectura obligatoria por aquí”. Se hizo una corrección el 11 de julio de 2023: una leyenda que acompañaba una foto de 1957 de J. Robert Oppenheimer tergiversó la conexión entre el Instituto de Estudios Avanzados y la Universidad de Princeton.

El Instituto está en Princeton, Nueva Jersey, pero no forma parte de la universidad allí.