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jueves, 20 de julio de 2017

Dunkerque, el último misterio (?) de la II Guerra Mundial ¿Por qué Hitler permitió que las tropas británicas regresasen a casa tras su derrota en Francia?

La batalla de Dunkerque (1), película que se estrenará mañana, viernes día 21, en España, es todavía uno de los grandes misterios de la II Guerra Mundial. ¿Por qué Hitler ordenó parar el ataque contra un Ejército en retirada, en muchos casos en barcos que no tenían ninguna protección? Los historiadores mantienen una disputa abierta sobre un episodio crucial del conflicto que arrasó Europa entre 1939 y 1945. Los nazis comenzaron la guerra el 1 de septiembre de 1939, con la invasión de Polonia. Los aliados, Francia y Reino Unido, declararon las hostilidades y entonces empezó lo que se conoce como “la drôle de guerre”, la extraña guerra, en Francia.

Con una falsa sensación de seguridad, se creían protegidos por la Línea Maginot. Durante casi un año, las potencias europeas estaban enfrentadas, pero no ocurría nada. Sin embargo, en mayo los carros de combate nazis lanzaron una ofensiva imparable hacia el sur y atravesaron las defensas aliadas como un cuchillo en la mantequilla. El 11 de junio París era una ciudad abierta.

Previendo el desastre que se avecinaba, las tropas británicas comenzaron a trabajar a finales de mayo en su evacuación del continente, una hazaña que retrata Christopher Nolan en su última película, Dunkerque. “El Gobierno de Londres empezó a preparar una flota compuesta de casi todo, bote o barco, que pudiese hallarse en sus costas”, escribe Richard J. Evans en su clásico recién reeditado El tercer Reich en guerra (Península). Pese a los ataques de la aviación alemana, 700 barcos llegaron a playas de Dunkerque para llevarse a las islas a todo lo que pudiesen salvar de un Ejército en retirada. 340.000 soldados lograron regresar a Inglaterra gracias a que Hitler personalmente ordenó parar la ofensiva con la opinión en contra de muchos de sus oficiales. “Si no seguimos, los ingleses podrán transportar lo que deseen, delante de nuestras propias narices”, exclamó el mariscal de Campo, Fedor von Bock. Cuando los nazis retomaron la ofensiva, ya era muy tarde y la evacuación había sido un éxito.

¿Quería reservar Hitler sus tropas para llegar a París cuanto antes? ¿Confiaba demasiado en su fuerza después del éxito de las guerras relámpago de 1939 y 1940? ¿Se planteaba llegar a un acuerdo con los británicos (parece la más plausible y más por el vuelo a Escocia el 10 de mayo de 1941 de Rudolf Hess) antes de empezar la siguiente fase del conflicto, con la invasión de la URSS? ¿Demostró una vez más su incompetencia como estratega?

(Esta opción parece increíble, ya que unos oficiales, jefes y generales con estudios militares de los más prestigiosos, en ese tiempo, del mundo y más elitistas, se dejasen dirigir por un  Hitler indocumentado sin estudios y desde un despacho donde desconocía de cerca la realidad. Lo que ocurrió parece inconcebible, pero así fue en la práctica. Y aunque se quieran buscar justificaciones ex-postfacto, no las hay, lo que es un blasón de deshonor, y no de honor, del que tanto alardeó La Wehrmacht. Cayeron muy bajo e hicieron mucho daño para, al final, ser vencidos por el ejército "rojo" del pueblo al que despreciaban y llevar al pueblo alemán y Alemania al hundimiento y la catástrofe de un inmenso sufrimiento junto a los vencedores). Es probable que nunca lo sepamos exactamente.
La realidad es que el 6 de junio de 1944 alguno de esos soldados desembarcaron en Normandía para echar a los nazis de Europa y tomarse su revancha.

Nota:
Si estudiamos cómo se desarrolló toda la guerra por parte del ejército alemán, fue una muestra de deshonor, falta de caballerosidad y maldad. Invadieron países por sorpresa y sin declarar previamente la guerra, como unos delincuentes que entran en otro país a escondidas, y no un ejército regular previa declaración de guerra, eso, que se sepa, no produjo oposición, ni quejas, ni protestas en la Wehrmacht de forma mayoritaria.

Su comportamiento en el Este, con una guerra de aniquilamiento contra un país, la URSS, con el que previamente se había firmado un tratado de no agresión y sin denunciarlo y por sorpresa fue invadido. Fue una más de las muestras de comportamiento sin respeto ni honor de las leyes de la guerra, un acto criminal.

Excepto casos históricos, la mayoría de generales, jefes y oficiales, aceptaron los hechos sin oposición. Fue una ignominia y crimen contra la humanidad. Alemania no pudo caer más bajo, y lo tremendo es que daban por supuesto que ganarían, y, por lo tanto, no tendrían que responder de sus crímenes.

Hubo alemanes muy dignos y valientes como los participantes en la Operación Walquiria contra Hitler y la oposición de Rote Kapelle,  La Rosa Blanca o Georg Else el carpintero que a nivel individual realizó un atentado contra Hitler en una cervecería de Munich, que mantuvieron el honor de su pueblo, contra el horror nazi, pero lamentablemente en su mayoría fueron descubiertos, tratados con la máxima vejación y crueldad, torturados y asesinados en su mayoría. Como le ocurrió entre otros muchos a Erwin Planck, hijo del prestigioso físico y premio Nobel Max Planck, ahorcado con un alambre en la prisión de Plötzensee, a pesar de la petición de clemencia enviada por Planck a Hitler.

ESPAÑA Y LA II G. M.
Una vez más el caso de España en esta contienda es "aleccionador" forman una división para castigar a "Rusia" porque "es culpable", según proclamó el ministro de Exteriores del momento, Serrano Suñer. Dicha división jura fidelidad hasta la muerte a Hitler, pero España a su vez se declara neutral, (Y ellos al final, con la derrota, niegan que fueran nazis, aunque han recibido pensiones como soldados de Hitler,... la infamia no tiene fin) e invaden, sin declaración de guerra previa, a la URSS, es decir que podían haber sido tratados como ilegales, bandidos o bandoleros. Y no obstante, tienen cementerios en Rusia y en el año 1954 muchos de ellos, que habían caído prisioneros o heridos, son devueltos, sanos y salvos, en el barco Semíramis fletado por la cruz roja francesa (pues el gobierno se desentendió de ellos) hasta Barcelona. Y cómo explica nuestro gobierno de entonces todo aquello, pues sin problemas, son unos "héroes", y aquí no ha pasado nada,... La Guerra fría, vigente para entonces, ayudó a todo lo demás,...

(1) Más preciso es llamarla operación "Dinamo" de retirada, 26 de mayo al 4 de junio de 1940. Comienzo de la II Guerra Mundial, 1 de septiembre de 1939, con la invasión de Polonia. Invasión de la URSS, 22 junio de 1941, denominada Operación Barbarroja, por sorpresa y sin denunciar el Pacto de no agresión ni declaración de guerra previa. Ataque a Pearl Harbor el domingo 7 de diciembre de 1941, el 8 EE.UU declara la guerra a Japón y el 11 Alemania e Italia declaran la guerra a EE. UU. Hasta el 6 de junio de 1944 no se produce, el tan solicitado por la URSS segundo frente, con el desembarco en Normandía, para el fin de la guerra ya no quedaba ni un año. Este hecho es aún más incomprensible que lo producido en Dunquerque, sin duda la guerra se habría acortado y sobre todo hubiese supuesto muchísimas menos bajas, pérdidas y sufrimiento tanto de militares como de civiles.

https://elpais.com/cultura/2017/07/14/actualidad/1500053479_230523.html
La retirada más gloriosa

lunes, 8 de febrero de 2010

La Resistencia alemana a los nazis

Dijeron no a la esvástica

Alguien, después de todo, tenía que empezar. Lo que escribimos y dijimos también lo creen muchos otros. Simplemente no se atreven a expresarse como lo hicimos nosotros. ~ Sophie Scholl

El reciente fallecimiento de Freya von Moltke, que formó parte de la oposición clandestina a Hitler, invita a revisar, más allá del coronel Von Stauffenberg y la Operación Valkiria, el poco conocido mundo de la resistencia alemana contra los nazis. Fueron muchos y muy valientes.
Mucha gente, sobre todo en el extranjero, no sabe, y otra no quiere saber, que en Alemania no sólo hubo nazis, sino también alemanes buenos, y que fueron numerosos los que pagaron con la vida su oposición política, ética o religiosa a Hitler; eso no significa minimizar la responsabilidad de los alemanes y las terribles cosas que se hicieron, pero es de justicia recordarlo". La que habla es una voz sin duda autorizada: Konstanze von Schulthess, la hija de Claus von Stauffenberg, el célebre oficial que atentó contra el líder nazi el 20 de julio de 1944 en el curso de la Operación Valkiria y que fue fusilado por ello.

...Pero por supuesto, la resistencia alemana fue mucho más que los oficiales de la hoy tan popular, gracias al cine, Operación Valkiria y los reflexivos miembros del Círculo de Kreisau.

A menudo se olvida que los alemanes no fueron sólo los que auparon a Hitler, libraron su guerra de aniquilación y encendieron sus hornos. También fueron, algunos de ellos, los primeros en sufrirlo, en jugarse la vida oponiéndose al nazismo, mientras el resto del mundo contemporizaba o miraba hacia otro lado. Esos alemanes justos, una minoría más amplia de lo que generalmente se cree, eran suficientes para llenar ya antes de la guerra los campos de concentración (como Dachau, que abrió el 22 de marzo de 1933 con alemanes de izquierda, menos de 2 meses después de entregarle el poder a Hitler (1). La noche de los cristales rotos fue del 9 al 10 de noviembre de 1938, más de 5 años después de llenar los primeros campos con militantes de izquierdas) y las celdas de la Gestapo; y para dar trabajo, y mucho, al verdugo. En diferentes grados, de la resistencia pasiva a la conspiración para matar a Hitler, lucharon esos otros alemanes a lo largo de 12 años una guerra solitaria, sin ayuda exterior, ante un enemigo despiadado, una sociedad entregada y delatora y el aparato policial más terrible y mejor organizado del mundo. Hacía falta tener coraje, mucho coraje. Pese a su fracaso, recalca la hija de Stauffenberg, los resistentes preservaron, de alguna manera, el honor del pueblo alemán frente a la esvástica.

Las razones de que se les ignore tienen que ver con la propia memoria alemana tras la guerra: si has sido débil o infame es mejor que lo hayan sido todos, queda más repartido. Y también con la visión que a los Aliados les interesó mostrar de los alemanes: era mejor para combatirlos y someterlos verlos como una nación homogénea en la brutalización; así que los vencedores determinaron que no hubo una resistencia alemana digna de tal nombre. Todavía hoy, hay pocos lugares de Alemania en los que uno pueda sentirse tan solo como en el por lo demás espléndido Centro de la Memoria de la Resistencia, en Berlín, en el mismo Bendlerblock que fue el centro de la operación Valkiria y donde fue fusilado Stauffenberg.

Se calcula (véase La resistencia alemana contra Hitler, de Barbara Koehn, Alianza, 2005) que los nazis encarcelaron a alrededor de ¡un millón de alemanes! Entre 1934 y 1944 fueron ejecutadas en Alemania 7.000 personas por motivos políticos. Por órdenes del Führer se construyeron 36 guillotinas suplementarias y nuevas horcas para colgar de cinco a diez personas a la vez. Según los propios archivos del III Reich, sólo en la prisión de Brandeburgo, entre 1940 y 1945, fueron ejecutadas por alta traición, desmoralización, ayuda al enemigo u objeción de conciencia 1.807 personas. Entre ellas 775 obreros (un colectivo que alumbró numerosos grupos clandestinos, desarticulados una y otra vez, salvajemente, por la Gestapo), 79 campesinos, 6 profesores de universidad, 49 artistas, 12 periodistas y 21 sacerdotes; uno de los ejecutados era ciego, seis eran padres e hijos y 75 menores de 20 años.

De El País, JACINTO ANTÓN 07/02/2010)
Seguir aquí todo el artículo.
En la foto, Hans y Sophie Scholl con Christoph Probst, los tres de la Rosa Blanca, en 1942.
Más aquí.

(1) En los años posteriores a la guerra; (1914-18, I G.M.) Hitler se abrió camino muy pronto entre los círculos políticos de la extrema derecha de Múnich. Allí entró en contacto con algunas de las personas que tan importantes iban a ser después en el movimiento nazi, y que constituirían el grupo de amigos más íntimo: Hermann Göring, Ernst Röhm, Rudolf Hess y Alfred Rosenberg. Y en Múnich conoció también al general Erich Ludendorff, enemigo furibundo de la paz de Versalles y que se propuso desde el principio echar abajo al nuevo orden republicano. Él y Hitler fueron los principales organizadores del golpe de Estado del 9 de noviembre de 1923, planeado en la cervecería Bürgerbräukeller, para el que lograron reclutar a unos 2.000 hombres armados y que fracasó estrepitosamente. En los enfrentamientos murieron 14 insurrectos y cuatro policías. Pese a la gravedad de los hechos, Hitler fue condenado a una sentencia de cinco años en prisión. En realidad, sólo estuvo unos meses. La depresión del 29, con sus consecuencias económicas y psicológicas, metió de lleno a Alemania en una grave crisis política. Los nazis aprovecharon esa circunstancia para presentar la crisis como un resultado del sistema democrático. En las elecciones al Reichstag del 14 de septiembre de 1930 pasaron de 12 a 107 diputados. Casi dos años después,en las elecciones del 31 de julio de 1932, obtuvieron 13 millones de votos, el 37,4%, con 230 diputados. Los comunistas ganaban también votos en detrimento de los socialistas y los partidos tradicionales, los conservadores, liberales y los nacionalistas se hundían.


La mayoría de los votos a los nazis procedían de los grupos protestantes de los distritos rurales, de las pequeñas y medianas ciudades, de los terratenientes y pequeños y medianos propietarios. Y aunque un sector importante de su electorado pertenecía a las clases medias, la investigación histórica ha roto con el estereotipo del NSDAP como un partido sólo de clases medias bajas. Era un electorado de composición social variada, con muchas mujeres también, que incluía a muchos empleados de oficinas y talleres, y, frente a lo que erróneamente se ha supuesto, los parados, procedentes sobre todo de las grandes industrias, no los votaron y dieron su apoyo a los comunistas.


De ahí que haya que precaverse frente a las generalizaciones sobre el apoyo del "pueblo alemán" a los nazis. Antes de que Hitler fuera nombrado canciller, el porcentaje más alto de votos que obtuvieron fue el 37%. Un 63% de los que votaron no les dio el apoyo y, además, en las elecciones de noviembre de 1932, comenzaron a perder votos y todo parecía indicar que habían tocado techo. El nombramiento de Hitler no fue, por consiguiente, una consecuencia directa del apoyo de una mayoría del pueblo alemán, sino el resultado del pacto entre el movimiento de masas nazi y los grupos políticos conservadores, con los militares y los intereses de los terratenientes a la cabeza, que querían la destrucción de la República. Todos ellos maquinaron con Hindenburg para quitarle el poder al Parlamento y transformar la democracia en un Estado autoritario. El 30 de enero de 1933, Hitler fue investido canciller del Reich, porque Hindenburg así lo quiso (en 1932 el banquero Schachorganizó una petición de industriales para reclamar al presidente Hindenburg el nombramiento de Hitler como Canciller. Una vez en el poder, Hitler nombró a Schacht presidente del Reichsbank, y luego Ministro de Economía en 1934); jefe de un Gobierno dominado por los conservadores y los nacionalistas, donde sólo entraron dos ministros nazis, aunque en puestos clave para controlar el orden público: Wilhelm Frick y Hermann Göring.

Parecía un gabinete presidencial más, como el de Brüning, Franz von Papen o Schleicher. Pero no era así. El hombre que estaba ahora en el poder tenía un partido de masas completamente subordinado a él y una violenta organización paramilitar que sumaba cientos de miles de hombres armados. Nunca había ocultado su objetivo de destruir la democracia y de perseguir a sus oponentes políticos. Cuando el anciano Hindenburg murió el 2 de agosto de 1934, a punto de cumplir 87 años, Hitler se convirtió en el führer absoluto, combinando los poderes de canciller y presidente de Reich. La semilla iba a dar sus frutos: guerra, destrucción y exterminio racial. Lo dijo Hitler apenas tres años después de que Hindenburg. le diera el poder: "Voy siguiendo, con la seguridad de un sonámbulo, el camino que trazó para mí la providencia".
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https://youtu.be/k1MVq2jq_WM