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domingo, 3 de marzo de 2024

EDUCACIÓN. Linda Darling-Hammond: “Los niños necesitan que les enseñen a lidiar con los móviles, no simplemente quitárselos”. La profesora de la Universidad de Stanford, al frente de la junta de educación de California, es una de las voces más influyentes en política educativa en Estados Unidos

Linda Darling-Hammond (Cleveland, Ohio, 72 años), presidenta de la Junta de Educación de California desde 2019, lleva toda una vida hablando, escribiendo, estudiando y enseñando sobre educación. Profesora en la Universidad de Stanford y asesora educativa durante la campaña presidencial de Barack Obama en 2008 y la de Joe Biden en 2020, ha escrito numerosos libros y artículos sobre política educativa y considera que la enseñanza se encuentra ahora en un punto de inflexión. 

Para la académica, que atiende por videollamada a EL PAÍS, los estudiantes de las nuevas generaciones necesitan menos memorización y más acompañamiento, exámenes donde puedan aplicar lo que saben y herramientas para que aprendan desde cualquier parte.

Pregunta: En 2015, durante una charla en Stanford sobre la evolución de la enseñanza, dijo que “la educación debe responder a la demanda de la era en la que se encuentra”. ¿En qué era estamos ahora?
Respuesta: En la de explosión de conocimientos, expansión tecnológica y cambios masivos en el mundo. Y, por supuesto, con la inteligencia artificial volviéndose aún más común y con más automatización, los trabajos que las personas tendrán que realizar y el conocimiento que necesitarán serán muy diferentes. Un ejemplo que a menudo menciono es que entre 1999 y 2003 se creó más conocimiento nuevo en el mundo que en toda la historia anterior a ese periodo. El conocimiento ahora se duplica más rápido cada año, por lo que la idea antigua de un plan de estudios que los alumnos pueden aprender año tras año y luego estar listos para el mundo ha quedado completamente obsoleta.

P: ¿Cómo debe ser esta “nueva” educación?
R: Los niños y adultos necesitan aprender continuamente por sí mismos, porque siempre habrá nuevo conocimiento para comprender, combinar, evaluar, analizar, sintetizar y aplicar. Además, estamos experimentando cambios masivos en la economía y el clima, lo que requiere el uso de la tecnología tanto para el trabajo como para el aprendizaje. Con eventos climáticos cada vez más frecuentes que afectan la asistencia escolar, la educación debe ir más allá de los confines físicos de las aulas tradicionales. La tecnología se convierte en un medio vital para asegurar que los estudiantes, incluso cuando no pueden asistir a la escuela, puedan seguir aprendiendo en línea y conectándose con sus compañeros y profesores.

P: Mientras esto cambia, el acceso a educación superior en muchos países sigue centrada en pruebas comunes, como la EBAU o los A-Leves en Reino Unido.
R: Durante la pandemia no se pudieron realizar muchas pruebas debido al cierre de los centros de evaluación. En Estados Unidos, hemos tenido una prueba durante muchos años llamada Scholastic Aptitude Test (SAT) que permitía el ingreso a la universidad. El 80% de las universidades abandonaron el SAT durante la pandemia, ya sea haciéndolo opcional o indicando que no les importaba en absoluto. Ahora están utilizando otras cosas para admitir estudiantes a la universidad.

P: ¿Por ejemplo?
R: El programa de Bachillerato Internacional, que está en 125 países, donde la evaluación es una combinación de trabajos de investigación y proyectos colaborativos. Cuando completas ese tipo de programa y te desempeñas bien en esas evaluaciones, que son mucho más prácticas, es un buen indicador de tu capacidad para hacer trabajos universitarios. En los Estados Unidos, está el programa de Colocación Avanzada, que ha estado realizando este tipo de pruebas y cursos en las escuelas secundarias y ahora están agregando proyectos a sus cursos y evaluaciones.

Quizás en el pasado, cuando la gente no tenía libros a los que acudir o Google para consultar, tenían que memorizar muchas cosas, pero ese no es el modo de aprendizaje más útil ahora

P: ¿Son este tipo de evaluaciones a las que debe aspirar el sistema educativo del futuro?

R: Las evaluaciones más productivas realmente te dan una idea de lo que los niños pueden hacer con su conocimiento, no se limitan a conocer cosas y elegir una respuesta entre cinco en una prueba de opción múltiple. Si vamos a tener evaluaciones, necesitan volverse más auténticas, basadas en el rendimiento y depender mucho menos de la memorización. Quizás en el pasado, cuando la gente no tenía libros a los que acudir o Google para consultar, tenían que memorizar muchas cosas, pero ese no es el modo de aprendizaje más útil ahora. Lo que necesitamos es ayudar a los jóvenes a aprender a indagar y aplicar sus conocimientos en la vida real.

P: En España no es posible, pero en los Estados Unidos y otros países los padres pueden elegir si inscriben a sus hijos en la escuela o si los educan en casa. ¿Cuál es su visión sobre la enseñanza en el hogar?
R: La educación en el hogar está aumentando en los Estados Unidos, y creo que se debe a que tenemos que alejarnos del modelo de escuelas de fábrica que heredamos de hace cien años. Estas escuelas son muy rígidas, burocráticas, jerárquicas y no están diseñadas para ser altamente individualizadas ni para satisfacer a los estudiantes. La educación en el hogar es, en parte, una reacción de las personas que piensan que sus hijos se están perdiendo en el modelo de fábrica, y que necesitan hacer algo diferente por ellos. Tenemos maestros y directores fabulosos que trabajan para adaptarse a las demandas de hoy, pero necesitamos rediseñar el modelo.

P: ¿Qué tipo de rediseño?
R: Por ejemplo, escuelas más pequeñas con 300 o 400 estudiantes, no 2.000. Diseñadas con un equipo docente que rodee a los estudiantes, planifiquen en función de ellos, ofrezcan instrucción interdisciplinar y tengan tiempo para esa planificación. Que los estudiantes participen en programas de asesoramiento durante cuatro años, donde tienen un profesor que se queda con ellos y se encarga del aprendizaje social y emocional, controla su desempeño académico y está en contacto con los padres. En esos entornos, los niños están prosperando, mientras que en las escuelas de modelo de fábrica, muchas veces no lo están.

Insistir en volver a la “normalidad” está empeorando las cosas

P: En 2023 se publicó el último el informe PISA y en un gran número de países la puntuación disminuyó en comparación con años anteriores.
R: La pandemia fue traumática y lo fue de muchas maneras. No solo que los niños estuvieran fuera de la escuela física, sino que estaban en línea y aprendiendo de diferentes maneras. Las familias estaban traumatizadas, los niños perdían a sus padres y abuelos, hubo una interrupción económica. Estamos en un período de tiempo donde, nuevamente, las escuelas no pueden funcionar como solían hacerlo. Y hay dos impulsos diferentes. Algunas han dicho: aprovechemos lo que hemos aprendido en la pandemia, las formas en que usamos las tecnologías, en que comenzamos a cambiar el aprendizaje. Otras dicen: volvamos a la normalidad, y quieren que las escuelas vuelvan a ser exactamente como eran en 2019. Eso no va a funcionar. Insistir en volver a la “normalidad” está empeorando las cosas.

P: ¿Estar en el top del informe PISA equivale a tener un mejor sistema educativo?
R: Dice algo [del sistema de ese país]. Las evaluaciones PISA son mejores que otras evaluaciones porque son un poco más progresistas y tratan de evaluar cosas como la colaboración, la resolución de problemas y la aplicación del conocimiento. Nos dicen algo sobre la calidad [educativa] dentro de un país, por ejemplo, cómo de bien lo hacen la mayoría de los estudiantes. También hay otras cosas que están sucediendo que no tienen que ver con el sistema educativo. Si tienes pobreza y los niños no tienen suficiente para comer o un lugar para vivir, el sistema educativo no puede curarlo. Y hay bajas puntuaciones en PISA asociadas con esas condiciones sociales. Eso no es culpa de las escuelas. Cuando las personas miran este tipo de calificaciones, tienen que tomarlo con precaución y decir, “bien, ¿qué más tendríamos que preguntar para entender qué está pasando?”.

P: Uno de los desafíos actuales, ha mencionado, son las nuevas tecnologías. En España, uno de los principales debates al respecto es si el teléfono móvil debería prohibirse o no en las escuelas.
R: Parte de la presión para prohibir los teléfonos es doble: los niños están en sus móviles y no prestan atención; y las redes sociales, que son tan destructivas para los estudiantes. Francamente, no creo que prohibir el teléfono reduzca la cantidad de distracción. Los niños necesitan que les enseñen a lidiar con estas cosas, no simplemente quitarlas. Hay cierta utilidad en establecer algunos límites en el uso de teléfonos en algunos momentos en la escuela, pero también quizás no ignorarlos por completo y ayudar a los niños a aprender a usarlos. Tenemos que aprender a lidiar con eso en lugar de simplemente decir: vamos a reprimirlo.

P: ¿Cuál es su visión de la educación ideal en los próximos 15 años?
R: Aquella en la que las escuelas son más personalizadas, con apoyos integrados para los estudiantes, que se centran en el desarrollo social, emocional y académico, de manera que los alumnos puedan ser aprendices empoderados que utilicen y accedan al conocimiento y sepan aplicarlo en todas las situaciones desafiantes que formarán parte de su mundo.

miércoles, 29 de abril de 2020

Nicholas Negroponte: “Siempre he animado a la gente a no ser realista”

Gran apóstol de la innovación tecnológica, lleva tres décadas tendiendo puentes entre creadores y empresas. Cofundador del legendario Media Lab del MIT y de la revista Wired,la avalancha de críticas sobre la deriva de Internet no ha hecho mella en su optimismo. La próxima gran revolución, augura, hay que buscarla en la biotecnología.

EL DISTINGUIDO aire clásico de Nicholas Negroponte (Nueva York, 1943), con sus gafas de carey de montura redonda a lo Le Corbusier, su impecable jersey de cachemir y pulidos zapatos de piel, no ofrece ninguna pista evidente que permita identificarle como un insigne agitador, infatigable apóstol desde hace medio siglo del avance tecnológico. Su teléfono no está a la vista, ni asoma en ningún momento a lo largo de la hora en la que transcurre la conversación, que se celebra en la sede de la Fundación Norman Foster de Madrid —institución de la que es patrono—, pero Negroponte presume de estar perpetua y felizmente conectado. La desconexión no es algo que contemple.

Formado como arquitecto en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), donde investigó sobre las nuevas posibilidades que los ordenadores ofrecían al diseño, arrancó su carrera en esa misma institución en 1966 y casi dos décadas después, en 1985, lanzó allí, junto a Jerome B. Wiesner, el legendario Media Lab, un centro multidisciplinar de investigación cuyos proyectos abarcan desde el urbanismo hasta las ciencias de la salud. Negroponte ha sido un puente fundamental entre inversores e inventores. Criado en Manhattan en el seno de la acaudalada familia de un armador griego y educado en internados estadounidenses y suizos —su hermano John es un conocido diplomático estadounidense—, dice que se le daban bien las matemáticas y el arte (“me gustaba ponerme los dos trajes, el gris y el de rayas”) y que aquello fue lo que le condujo al campo de la informática, un ámbito creativo en el que había mucho por inventar y que estaba regido por fórmulas y código. Sin embargo, a Davos, otro importante campo de acción, Negroponte llegó en los ochenta con sus padres, antes de que el encuentro se llamara Foro Económico, y por una mera cuestión de vecindad: la familia tenía una casa allí y empezaron a llamarle para que diera algunas charlas.

Además de ser socio de un fondo de inversión especializado en tecnología digital y entretenimiento, ha invertido directamente en cerca de medio centenar de start-ups y fue socio fundador de la revista Wired. Sus populares columnas en la última página de esta publicación le convirtieron en muy visible defensor de la ciberesfera y acabaron por colocarle en la lista de autores superventas al quedar recogidas en el libro El mundo digital (Ediciones B), traducido a más de 40 idiomas. Pionero en muchos ámbitos, Negroponte también pronunció la primera charla TED de la historia en 1984. Allí habló de pantallas táctiles, teleconferencias y CD-Rom, algo que sonaba casi a ciencia-ficción. Desde entonces ha pronunciado más de media docena de TED. No hay duda de que tiene mucha fe en la importancia de la comunicación, y de que se siente cómodo sobre un escenario.

Es muy conocido por sus predicciones. ¿Cuáles espera que aún se cumplan? He tenido una posición muy afortunada que me ha permitido integrar en una visión de futuro lo que hacíamos en el MIT. Pero eran extrapolaciones. Es más fácil proyectarse si estás metido de lleno haciendo cosas que si estás leyendo y tratando de adivinar el futuro a partir de la información que has analizado. Si trabajas en algo como el desarrollo de tecnología de pantallas, es bastante sencillo vaticinar que progresivamente serán más baratas y con mejor resolución y color.

En un mundo de cambio constante, ¿qué necesita una idea no solo para despegar, sino para perdurar? La velocidad hoy es tan alucinante que lo que cuesta entender es ese ritmo y no tanto el cambio en sí. Hay ideas y escuelas de pensamiento que han tenido un ciclo de vida muy corto y, sin embargo, su impacto ha sido enorme por su gran capacidad de contagio. Le daré un ejemplo: el campo de la ciencia cibernética no duró mucho, probablemente hoy quede solo un grupo de profesores metacibernéticos, porque esa área de estudio se desgajó en las ciencias computacionales. Esto está volviendo a pasar ahora con el área de la biología sintética y estudios relacionados con la genética que no tienen necesariamente un nombre o un departamento claro, pero que están conectados a otras áreas: aunque puede que no sobrevivan como campos de estudio específico, conducen a otros. La durabilidad de una idea tiene que ver con que acabe formando parte de la cultura, que la contagie.

Después de pasar más de una década en laboratorios diseñando, decidió dejarlo y ayudar a que otra gente hiciera lo que usted había hecho. ¿Qué le llevó a tomar esta decisión? Crecí en un entorno extremadamente privilegiado y tuve mucha suerte. Mis padres eran intelectuales, aristócratas en cierto sentido, muy europeos, y como hijos suyos teníamos muy buenas oportunidades. No albergué la ambición de ser más rico o acceder a una clase social más alta. No sé si me equivocaba, pero pensaba que ya lo tenía y que la vida no iba de eso. Cuando empecé a inventar y a investigar, la gente fue muy generosa conmigo. Había profesores a los que les dije cosas muy tontas y que no me despreciaron, sino que me ayudaron a repensar las ideas. En el MIT te hacían creer que cualquier cosa era posible. Y me sentí muy afortunado. Después pensé que me había llegado el turno de crear este tipo de oportunidades para otra gente.

El Media Lab del MIT lo creamos como un lugar para inadaptados, para aquellos que no encajaban estrictamente en la sociedad

¿Qué ha aprendido después de 30 años conectando el dinero y las ideas, el mundo de los negocios con la academia? Han pasado cosas muy interesantes. Siempre he creído que mi trabajo consistía en defender a los investigadores, aislarlos de los problemas, crear un ambiente en el que gente de grupos sociales distintos y de diversas edades trabajaran juntos sin un plan estricto, en un lugar heterogéneo, alentador y seguro. Se trataba de proporcionar un espacio en el que poder estar loco. Porque el Media Lab lo creamos como un lugar para inadaptados, para aquellos que no encajaban estrictamente en la sociedad. Ellos son a menudo de quien más tenemos que aprender, pero hay que tener cuidado: es muy fina la línea que separa a un inadaptado creativo de una persona realmente loca y disfuncional. Por esa línea caminamos en el Media Lab sin mucha cautela. Siempre he animado a la gente a no ser realista. Si alguien dice que algo es imposible, eso solo tiene que significar que hay que intentarlo con más ahínco. Hay pocos sitios donde poder hacer esto, porque normalmente estás sujeto a un baremo, algo funciona o no, es un éxito o un fracaso.

Nicholas Negroponte: “Siempre he animado a la gente a no ser realista” JAMES RAJOTTE

Me pregunto por las sospechas que generan los negocios en el mundo académico, por la suspicacia entre inventores y empresarios. La relación entre estos dos mundos no está exenta de problemas. Nunca he vendido una idea específica a nadie, ni a una empresa, ni a un miembro de un equipo académico. No he prometido que transformaríamos plomo en oro. A los CEO les explicaba que, si tener a un científico desarrollando nuevos proyectos en su compañía les costaba una cifra determinada, yo les ofrecía 500 en el Media Lab. Podrían tener cualquier cosa que necesitasen, pero sin derechos exclusivos. De todos modos, era una venta fácil, 500 contra uno.

El Media Lab ha seguido creciendo, y el paisaje empresarial también ha cambiado. Muchos “inadaptados creativos” hoy sueñan con montar sus propias start-ups, más que en trabajar para otros. Sería incorrecto decir que en el Media Lab la relación siempre es feliz y productiva con las start-ups: algunas chupan del laboratorio y otras contribuyen más. Es una evolución natural en el mundo de hoy, pero la víctima es el big thinking, el pensamiento a lo grande, que ya no recibe tanta atención. El número de gente que hace proyectos pequeños es mayor que hace 20 años porque esos son los que se prestan más a prosperar.

Después de la elección de Trump, voces como la del periodista Walter Isaacson o el científico creador de Internet, Tim Berners-Lee, han expresado su preocupación por la deriva de la Red. ¿Qué opina? Sí, hay gente que considera que la velocidad y la simplicidad de las conexiones han generado una serie de fenómenos que no son buenos. Yo pienso que esto es como argumentar contra la alfabetización. No veo el vínculo tan directo entre una cosa y otra. Internet no nos ha traído a Trump. Su victoria tiene que ver con el número de gente que no se sentía representada.

Las polémicas que ha suscitado Internet vienen de lejos, pero ¿qué tienen de nuevo las críticas actuales a la tecnología? Hay una corriente antitecnología que va más allá de Internet que para mí es difícil de entender. Por ejemplo, las criptomonedas son importantes para hacer transacciones y generar riqueza. Se dice que ayudan a traficantes, pero este argumento no tiene en cuenta que en los negocios ilícitos también se usa efectivo y todos llevamos monedas en los bolsillos. Se desvía la culpa en una dirección equivocada.

Sostiene que la biotecnología es la gran nueva revolución. Sí, si hoy arrancara el Media Lab, lo volcaría en esta área, es el nuevo digital, el asunto más importante en la actualidad.

La revolución digital e Internet han mostrado cuántas cosas pueden ir mal por falta de previsión y retraso en la legislación. Ese sistema no fue diseñado para que cada usuario tuviera una identificación y control sobre sus datos. ¿No le provoca cierto pavor los problemas que pueden surgir con la biotecnología? El impacto del sector biotech es efectivamente inmenso y los problemas éticos aparejados también. Afecta a la vida misma, a crearla y cambiarla y manipularla, e incluso hacer cosas que la naturaleza no ha hecho. El mundo artificial y el mundo natural serán de pronto el mismo, de repente podemos trabajar a una escala tan pequeña como la naturaleza y podremos hacer cosas inimaginables hace 30 años.

Puede que nosotros no, pero que tus nietos sí sean unos frankensteins: nos podremos diseñar y cambiar

¿Seremos unos frankensteins? Puede que nosotros no, pero tus nietos sí, en el sentido de que nos podremos diseñar y cambiar.

¿Nuestro estado anímico también? Eso ya lo hacemos con pastillas, con alcohol y otras muchas cosas. Lo que me parece muy interesante es la comunicación directa de cerebro a cerebro. Y el lado más extremo de esto es la involución del lenguaje al poderte comunicar directamente sin ningún interfaz. No es algo que me preocupe, pero leer la mente de la gente compu­tacionalmente es algo que está lleno de problemas tremendamente complejos. Si se pueden leer las mentes y hay evidencia científica de ello, ¿se pueden también escribir? Es decir, si te tomas una pastilla y aprendes francés, eso sería escribir, no leer. ¿Eso va a pasar? Sí. ¿Es algo profundamente controvertido? Sí, es algo mucho más grave que la posibilidad de que pirateen tu cuenta bancaria.

La revolución digital parece que ya ha mermado nuestra capacidad de atención y concentración. Sí, muchísimo. Hoy esperas que una historia termine mucho antes. Mucha gente, yo incluido, no consumimos textos largos. Soy disléxico y, como me costaba, leía aún más que otra gente. Hoy consumo más palabras, pero todo en trozos de unas 250.

La conexión 24 horas es otro de los temas inquietantes. Se recurre a técnicas como el mindfulness para tratar de contrarrestarlo y hay quienes se marcan un tiempo al día para desconectar. ¿Lo ha intentado? No, y además creo que estar conectado me permite tener más tiempo de calidad. La gente te dice: ‘Me voy a tomar dos semanas con mi familia y voy a estar totalmente desconectado, ¿no es maravilloso?’. Pero si la opción fuese tomarte cuatro semanas de vacaciones con tu familia y estar un poco conectado, ¿no lo preferirías? La mayoría, sí. Sobre el mindfulness entiendo de dónde viene, pero a mí no me va.

Las sociedades hiperconectadas se enfrentan paradójicamente a nuevos problemas de aislamiento. ¿La revolución en las comunicaciones ha desembocado en cámaras de resonancia? Hoy, con muy poco esfuerzo, también puedes oír más voces que nunca, con opiniones que están en diferentes lados de la ecuación. Hay una parte de oír lo que quieres oír, pero también existe la posibilidad de escuchar otras opiniones. Un pueblo pequeño en el que la gente solo se escucha entre sí también es una cámara de resonancia. Lo que hoy tenemos es mucho más amplio.

En un pueblo sabías quién hablaba y hoy parte del problema radica en que puede que no sepas de dónde viene esa voz. Más que a la procedencia o identidad de esas voces, a lo que apunta su pregunta es a las fake news. Las noticias falsas son creadas por gente que quiere manipular, y eso es un escándalo. La cuestión es si se puede resolver esto computacionalmente o de alguna otra forma.

Sostiene que las naciones desaparecerán y solo habrá ciudades. Los alcaldes deberían gestionar el mundo. Las naciones son un concepto peculiar. Si tuvieras que rediseñar la organización de 7.000 millones de personas, nunca pensarías en crear más de 180 entidades, algunas de las cuales tienen 5.000 habitantes y otras más de 1.000 millones. Hemos evolucionado de una manera que nos ha llevado a un modelo de organización bastante peculiar de países grandes y pequeños, unos construidos de forma arbitraria, otros por accidentes geográficos, otros por religión. Hay una enorme disparidad, y los países son demasiado grandes para ser locales y demasiado pequeños para ser globales. Si miras a los que son ricos, productivos y felices, todos tienden a ser sociedades democráticas de entre cuatro y ocho millones de personas.

¿Qué opina del impulso nacionalista que gana adeptos por todas partes? Es muy desafortunado y lo contrario de lo que esperaba que ocurriera, pensaba que con Internet tendríamos un mundo más integrado. Los nacionalistas de cualquier tipo son egoístas. Todo se discute en unos términos bastante egoístas y cicateros.

Este auge nacionalista parece ser consecuencia del miedo que siente la gente. ¿El temor irá a más ante la robotización de las sociedades? Nadie discutía sobre los ascensores y otras cosas que cambiaron nuestras vidas. Ahora lo que parece preocupar a la gente es que el grado de automatización está afectando a lo que antes considerábamos actividades intelectuales. Entiendo la preocupación que suscita que el trabajo sea realizado por máquinas, pero no estoy seguro de que este cambio sea algo malo.

¿Su optimismo en estos años se ha aplacado? No, soy muy optimista, y eso es un estado natural, una forma de ser.

Uno de sus hermanos es el diplomático John Negroponte, y los otros dos se dedican al cine y al arte. ¿Qué les inculcaron en su casa? No sé si le echaban algo al agua. Los mayores crecimos con la idea del servicio público y los dos pequeños quizá lo hicieron en un momento en que se fomentaba más la creatividad y la expresión personal. Pero no puedo decirte por qué ninguno fundó una empresa. Supongo que nos atraía más el servicio a la sociedad civil y el arte, cosas de las que nos hablaban en casa.

https://elpais.com/elpais/2019/02/11/eps/1549900919_734335.html

viernes, 1 de junio de 2018

WALTER ISAACSON. “Es importante que no tengamos miedo a la tecnología”. El biógrafo de Steve Jobs y Albert Einstein se centra en su último libro en el origen de la era digital a través de sus múltiples visionarios.

Nueva York 30 OCT 2015 - 14:28 CET

Walter Isaacson (Nueva Orleans, 20 de mayo de 1952) es más que un biógrafo en serie. Se atreve con los grandes genios, como Steve Jobs y Albert Einstein. El presidente del The Aspen Institute y antiguo director ejecutivo de Time publica ahora Los Innovadores (Debate), en la que echa un vistazo al origen de la era digital a través de sus múltiples visionarios, de sus talentos y de sus habilidades, de sus éxitos y de sus fracasos. En su trabajo se remonta hasta 1843, cuando Lady Lovelace describió la esencia de los ordenadores modernos. La única hija legítima del poeta Lord Byron supo ver que estas “hermosas máquinas” no tenían que limitarse a manipular números. También afirmó que ningún ordenador sería capaz de pensar.

Un siglo después, surgieron las primeras computadoras. Luego llegó la revolución de Internet. Cuando va a las conferencias y ferias tecnológicas, Isaacson trata siempre de mirar a la gente que está detrás de los productos, para entender lo que está por venir. La innovación real, comenta en esta entrevista, la logran los que son capaces de estar en el punto de unión entre humanidades y tecnología. Por eso el futuro, afirma, estará en manos de las personas que sean capaces de crear esa simbiosis hombre-computador y de la manera más simple.

Pregunta. La tecnología es algo que se da por asumido. ¿Pero entienden las nuevas generaciones las máquinas que usan?
Respuesta. Hay que enseñar matemáticas de una manera diferente, para que se enfoque más en cosas como la lógica y algoritmos, que son claves para la programación, y estadísticas, más que en cálculo. Pero también sería bueno volver a los días en que el usuario podía abrir los dispositivos electrónicos y fisgonear entre los circuitos, en lugar de estar sellados hasta el punto de no llegar a la batería.

P. Es como si se renunciara a poder arreglarlas.
R. Eso es fundamental. Nos estamos viendo alienados por una tecnología que cada vez parece más misteriosa. Por eso escribí este libro, para que se entienda que la tecnología está creada por gente normal. Son personas que entendieron cómo interruptores que se apagaban y encendían creaban un circuito para hacer lógica. Es importante que no tengamos miedo a la tecnología.

P. El origen de la Era Digital lo personifica en Ada, condesa de Lovelace. ¿Por qué?
R. Entendió que era importante conectar el arte a la tecnología, para así poder amar a la vez la poesía y las máquinas. Con su amigo Charles Babbage mostró cómo con tarjetas perforadas se podía programar calculadoras numéricas para hacer fotos, música y palabras, no únicamente números.

P. Las referencias al vínculo que debe haber entre belleza e ingeniería son constantes en su libro. Leonardo Da Vinci hizo eso mucho antes que Ada Byron.
R. Es la persona por excelencia que supo conectar arte con ingeniería y ciencia. Espero que mi próximo libro sea sobre él.

P. ¿Se puede ser visionario sin ser un genio?
R. Hay poca gente realmente inteligente. Muchos de los protagonistas de la era digital son personas normales. Lo que hay que saber es ser creativo, imaginativo. Hay que ser capaz de pensar diferente, como dijo Steve Jobs. Pero también se necesita saber crear equipos de personas. Unos son buenos teniendo ideas, otros ejecutándolas. Se puede ser un innovador independientemente de la personalidad que uno tenga. No hay una fórmula única.

P. ¿Y no es también estar en el momento y el lugar adecuado?
R. Cierto. Pero siempre es el buen momento para ser creativo.

P. Usted explica que innovación es un término que se usa con exceso. ¿Pero muy a menudo se confunde con invención?
R. Ser innovador no significa que siempre haya que ir inventando cosas. Significa que hay que hacer las cosas de otra manera, para crear una conexión con la gente.

P. Las mujeres fueron claves en el origen de la era digital, pero aparecen en la historia con un papel secundario. ¿Por qué?
R. No creo que haya diferencias entre hombres y mujeres a la hora de hacer cálculos matemáticos o de crear máquinas. El problema es que en los inicios los hombres pensaron que las máquinas eran más importantes que los programas y se equivocaron. La historia tampoco ha creado modelos a seguir de mujeres innovadoras. Por eso debemos reconocer el trabajo de Ada Byron o el de programadoras como Grace Hopper, para que inspire a más mujeres a introducirse en la tecnología.

P. La implicación militar fue esencial en el desarrollo de las primeras computadoras y de internet. ¿Debería recuperarse esa colaboración para dar el próximo salto?
R. Es importante que los gobiernos sean socios plenos y financien la investigación científica de base en las universidades. Ayudó a crear cosas como los microchips. No se trata de que participen en la creación de un nuevo producto, sino de preparar la tierra de cultivo para que germine la innovación futura.

P. ¿Cree que las empresas maduras tienen miedo a innovar?
R. Lo que creo es que las compañías que están dispuestas a comerse sus propios productos son las que innovan mejor. Apple creó el iPhone sabiendo que acabaría con el negocio del iPod; estaba dispuesto a canibalizarlo para poder crear algo nuevo.

P. IBM y HP fueron pioneras. Ahora llevan años tratando de transformarse. ¿Tan rápido va la tecnología que no siguen el paso?
R. El gran problema es que las grandes compañías no innovan bien, porque no quieren ir contra sus propios productos.

P. ¿Son imposibles de gestionar?
R. En la era actual, hay que ser ágiles. Ser pequeñas te da esa ventaja. Es mejor que tratar de ser un conglomerado.

P. ¿Cuál es su opinión sobre las patentes? Elon Musk ofrece las suyas para acelerar el coche eléctrico. En el extremo están Apple y Samsung peleándose por un diseño.
R. La tensión entre esos dos modelos ayuda a crear la dinámica para innovar. Por eso no creo que todo deba estar completamente abierto o cerrado. Sí pienso que las reglas deben evolucionar, para permitir sistemas más abiertos en lugar de patentarlo todo.

P. Da por hecho que la colaboración entre el hombre y la máquina está ganando a la idea de la inteligencia artificial.
R. Es la gran historia de la era digital. Combinar la capacidad de las máquinas con el juicio humano es más exitoso que crear máquinas que puedan pensar sin humanos.

P. ¿Habrá entonces una conexión física?
R. Claro. De alguna manera la está habiendo con los relojes y las gafas interactivas. Algún día los dispositivos electrónicos estarán dentro de nuestro cuerpo. Ya tenemos marcapasos.

P. ¿Cuál será la próxima disrupción tecnológica?
R. La banca y espero que suceda pronto. El sistema actual no permite hacer pequeñas transacciones con facilidad y deja a mucha gente al margen. Bitcoin es el inicio de esta disrupción. Espero que Apple u otra compañía encuentre la manera de esquivar a la banca tradicional y utilice pequeños pagos con monedas digitales.

sábado, 14 de abril de 2018

El empleo no peligra; tu sueldo sí. Un informe concluye que la automatización no reduce el número total de trabajos, pero sí los salarios. La revolución de los algoritmos acelerará aún más los cambios

Van a acabar los robots, los superordenadores y los algoritmos con el trabajo? ¿Estamos a punto de entrar en un mundo postindustrial en el que el empleo será una rara avisa la que solo tendrán acceso un grupo de privilegiados? Son estas preguntas cada vez más habituales a la vista de la revolución tecnológica que amenaza con sustituir a las personas por máquinas. Pero, en contra de la muy extendida idea de que la era del empleo está llegando a su fin, un estudio reciente concluye que la automatización no reduce el número de puestos de trabajo. Más bien al contrario, ayuda a que aumente. El problema es que la creciente tecnificación también contribuye a la depauperación de la clase media.

En el artículo con el sugerente título Robocalypse now. ¿Supone la mayor productividad una amenaza para el empleo?, David Autor, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (el famoso MIT) y Anna Salomons, de la Universidad de Utrecht, analizan lo ocurrido en 19 países en los últimos 35 años. Aunque el texto se refiere solo al pasado, los autores creen que sus conclusiones son válidas también para el futuro inmediato.

El empleo no peligra; tu sueldo sí


No hay ninguna razón que nos haga pensar que esta tendencia va a cambiar en los próximos años. La nueva revolución tecnológica no va a impedir la creación de nuevos empleos. Y va a seguir situando la desigualdad como uno de los grandes retos de la sociedad”, asegura Salomons, una de las autoras, desde Boston en una conversación vía Skype.

Esta profesora responsable del seminario de Empleo y Desigualdad en la Universidad de Utrecht cree que uno de los principales hallazgos de su trabajo es desmontar el mito de una sociedad con desempleo masivo, un temor que le parece “infundado”. “Esto es algo que muchos economistas ya intuían, pero nosotros lo hemos demostrado con datos”, añade.

Los autores no niegan el fuerte impacto del progreso en el empleo y admiten que los aumentos de productividad fruto de los avances tecnológicos sí ayudan a destruir empleo en determinados sectores: básicamente, aquellos a los que la automatización afecta directamente. Pero, aunque en estas industrias se produzcan pérdidas netas de trabajos, los ahorros económicos frutos de la mayor productividad facilitan la creación de puestos en otros sectores. Esta recolocación, sin embargo, suele ser con sueldos más bajos.

Así, los autores calculan que si en 1970 las rentas laborales suponían un 66,2% de la tarta de los ingresos totales; en 2007 este porcentaje había disminuido al 62,7%. El proceso de pérdida de riqueza de los trabajadores continúa a marchas forzadas; y además se agravó a partir de este siglo.

Esteban Moro, profesor de Matemáticas en la Carlos III de Madrid y en el MediaLab del MIT, insiste en diferenciar la tecnificación de las últimas décadas, protagonizada por los robots, con la actual segunda oleada de automatización, basada en algoritmos e inteligencia artificial. “Esta revolución es muchísimo más rápida. Y no tiene por qué tener los mismos efectos sobre el empleo y los salarios que la anterior. El riesgo es que los cambios sean de tal velocidad que no dé tiempo al mercado laboral a adaptarse para formar trabajadores con las capacidades necesarias”, explica.

Pero lo que sí tiene todos los visos de continuar es lo que Moro define como “vaciamiento de las clases medidas”, un proceso de polarización en el que una gran mayoría de trabajadores se ven abocados a salarios cada vez más bajos; y una minoría de mano de obra superespecializada con habilidades adaptadas a los nuevos tiempos que aspira a una porción creciente de las rentas.

Este investigador español forma parte del grupo creado por el MIT para analizar el futuro del trabajo, donde expertos de distintos ámbitos estudian el efecto que la última revolución tecnológica tendrá en aspectos como los movimientos migratorios entre zonas con industrias en declive —zonas eminentemente rurales o con industrias tradicionales— y florecientes ciudades como San Francisco, con oferta de trabajo adaptada a las nuevas necesidades.

Dos líneas de pensamiento
En los últimos años han surgido dos líneas de pensamiento entre los investigadores en tecnología y empleo. Los primeros defienden la llegada de una especie de Armagedón laboral, una sociedad que será incapaz de emplear a amplísimas capas de la población. De ahí surgen iniciativas como la renta básica universal, la idea de que, ya que la mayoría de personas va a estar desempleada, el Estado debe asegurarse de que tengan lo necesario para llevar una vida digna. Y la necesidad de que los nuevos instrumentos de la mecanización incorporen parte de las cargas que lastran la contratación de personas, con medidas como los impuestos a los robots.

La segunda idea-fuerza es la de que es imposible predecir qué pasará en el futuro, pero que así como los cajeros automáticos no acabaron con las oficinas bancarias; los avances tecnológicos harán que algunos empleos desaparezcan o se reduzcan al mínimo, pero se crearán otros que ahora es imposible siquiera imaginar. Y el saldo final puede incluso ser positivo. Es en este bando del debate en el que se sitúa el trabajo de los profesores Autor y Salomons.

Carl Benedkit Frey, codirector del Programa de Tecnología y Empleo de la Martin School de Oxford y una de las personas que más saben en el mundo sobre este asunto, opta también por la segunda opción. “El principal riesgo de la tecnificación no es el desempleo masivo, sino el empobrecimiento de las clases medias, tendencia que ya empezó hace tiempo y que puede continuar en los próximos años”, concluye.

LOS PERDEDORES DEL GRAN SALTO TECNOLÓGICO
Puestos como los de ascensoristas o lavadores de coches han desaparecido prácticamente por completo del paisaje de las ciudades. Al tiempo que estos se desvanecían, surgían otros que hasta hace poco nadie se imaginaba. Así, expertos como Carl Benedikt Frey, de la Martin School de Oxford, creen que el proceso volverá a repetirse una vez más en la revolución que estamos viviendo.

“Pese a que no crea que vaya a haber un desempleo masivo a largo plazo, no hay duda de que algunos trabajadores sí se han visto perjudicados por el avance de la tecnología”, explica. Frey se fija especialmente en las ciudades manufactureras de EE UU que han asistido a un empeoramiento de las condiciones sociales, con crecientes tasas de mortalidad entre hombres adultos y dificultades cada vez mayores para la movilidad social. “La mayor preocupación ahora son esas capas de población que sufren una peor situación por culpa del progreso de estos años. Son los perdedores de la automatización”, añade.

El español Esteban Moro cree que el nuevo mundo de los algoritmos dañará sobre todo a aquellas profesiones basadas en tareas repetitivas que las máquinas pueden hacer casi al instante. Pero también podrán resolver labores cada vez más complicadas como traducciones, lecturas de textos jurídicos o de imágenes médicas. “La gran pregunta es qué pasará con esas habilidades que los humanos han aprendido tras invertir mucho tiempo y esfuerzo”, asegura el profesor en el MediaLab del MIT.

https://elpais.com/economia/2018/03/31/actualidad/1522517546_838136.html?rel=lom

martes, 2 de febrero de 2016

La industria tecnológica fomenta el interés de las jóvenes por las STEM

Parece que la industria tecnológica se ha convertido en ‘cosa de hombres’. Y es que en España, las mujeres representan tan sólo el 18% de los profesionales de la industria TIC y sólo un 19% de estos trabajadores tiene a una mujer como jefa.

STEMA menor escala, en el instituto, sólo el 8% de las niñas de 15 años sueñan con estudiar Informática, en comparación con la opinión de los niños que alcanza casi el 25%, según datos del Foro Económico Mundial. Además, en los países pertenecientes a la OCDE, sólo 1 de cada 5 graduados en Informática y Telecomunicaciones son mujeres, mientras que en España, el 75% de las chicas abandonan esta carrera hacia otros sectores.

Brecha de género
Microsoft 2 Con la intención de promover el interés de las jóvenes por las STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, por sus siglas en inglés), Microsoft ha liderado la iniciativa #MakeWhatsNext (‘Construyendo el Futuro’). El evento, que tuvo lugar la semana pasada en Madrid, se realizó a la vez en 27 países europeos, coincidiendo con la celebración en todo el mundo del Girls in ICT Day.

El congreso contó con la presencia de Pilar López, presidenta de Microsoft Ibérica, que señaló la importancia de “facilitar la formación tecnológica a las jóvenes en las primeras etapas escolares, lo que ayudaría a despertar su interés por la Ciencia y la Tecnología. El reto al que nos enfrentamos es encontrar la manera de hacer más atractivo su estudio en el aula. Y es que si cambias la forma de ver el mundo, cambias el mundo”, añadía.

STEM#MakeWhatsNext en España
Más de 200 jóvenes estudiantes de ESO, Bachillerato y grados universitarios tuvieron la oportunidad de conocer a mujeres referentes del sector, pertenecientes a compañías como Panda Security, Lenovo, Linkedin o BBVA, quienes compartieron su pasión por la Ciencia y demostraron cómo ésta cambia el mundo. Para mantener esta labor en el tiempo, han creado una plataforma on line que funcionará durante los próximos meses, con el objetivo de seguir compartiendo este conocimiento.

http://www.educaciontrespuntocero.com/noticias/la-industria-tecnologica-fomenta-interes-las-jovenes-las-stem/35572.html

jueves, 23 de julio de 2015

Los problemas de salud causados por los celulares y cómo evitarlos BBC Mundo

El móvil se ha convertido en el compañero inseparable de muchas personas, pero lo que no sabe mucha gente es que su uso excesivo puede causar problemas de salud.

Lea también: El uso de los celulares y el creciente estrés por estar siempre conectados

Si sientes dolores de cabeza constantes, tienes un cuero cabelludo muy sensible o una molestia detrás de un ojo, el causante puede ser el mal uso de los teléfonos inteligentes.

Los expertos dicen que son cada vez más comunes los casos de dolores de cabeza relacionados con las tensiones en el cuello provocados por mala postura a la hora de mirar la pantalla del celular.

En inglés, esta condición se conoce como Text neck (la traducción literal sería algo así como "cuello de texto").
Según la fisioterapeuta Priya Dasoju también puede causar dolores en el brazo y el hombro.

Neuralgia occipital
"Lo que estamos viendo es una cefalea (dolores y molestias localizadas en cualquier parte de la cabeza) de origen cervical", dijo.
Según Dasaju el problema proviene de inclinar la cabeza para mirar la pantalla y esto crea una presión intensa en las partes delantera y trasera del cuello.
Este problema puede empeorar y, en algunos casos, puede conducir a una condición conocida como neuralgia occipital.

Es una condición neurológica donde los nervios occipitales -que van desde la parte superior de la médula espinal hasta el cuero cabelludo- se inflaman o dañan. Se puede confundir con dolores de cabeza o migrañas.
"Alrededor del 30% de nuestros pacientes tiene neuralgia occipital", dijo la osteópata Lola Phillips.
"La persona tiende a tener este problema cuando utiliza tabletas, ordenadores portátiles o teléfonos inteligentes. Comienza a sentir tensión en la parte frontal del cuello y debilidad en la espalda", dijo.
El dolor puede ser intenso, como una "quemazón" en el cuello, y comienza en la base de la cabeza, y se extiende a través de la parte superior del cuero cabelludo.
En general, los dolores comienzan en la parte posterior de la cabeza, en el nervio occipital, pero a veces se sienten en la parte delantera, por encima de los ojos.

Adam Clark comenzó a experimentar dolores de cabeza hace unos meses.
"Es como el dolor de una fuerte resaca. Sientes que te palpita la cabeza", dijo.
"Es como si alguien me hubiera golpeado en la cabeza con un tubo de acero enviando rayos de dolores punzantes al cráneo", añadió.
Es posible sentir dolor en un lado de la cabeza o en ambos, e incluso detrás de los ojos al mover el cuello.
El consejo para curar el problema es cambiar la postura cada hora y no abusar del móvil.
"Quién lo padece debe adoptar distintas posturas al utilizar el teléfono. Sentarse derecho, por ejemplo, y levantar el teléfono o utilizar un soporte para que se quede en una posición más apropiada", explicó la osteópata Lola Phillips.
"Se necesita más disciplina a la hora de usar el teléfono", reiteró.


Tratamiento
El tratamiento incluye la corrección de la postura, masajes y drogas anti-inflamatorias, pero en algunos casos es necesario tomar medidas más drásticas.
Los médicos también pueden recetar relajantes musculares y antidepresivos.

A Adam Clark tuvieron que inyectarle un cóctel de esteroides y otro de relajantes musculares.
"Me dolió mucho. Creo que el doctor me dio casi 20 inyecciones separadas, al final pensé que iba a desmayarse".
"El médico me dijo que me sentiría mejor en un día", dice.
No obstante, los expertos dicen que la prevención es la mejor opción.
Reducir el uso de los teléfonos inteligentes o situarlos cerca del nivel del ojo son buenas estrategias para evitar el problema. "Tratar de no mantener la misma postura durante mucho tiempo", dijo Priya Dasoju.
"Poner un recordatorio en el teléfono para asegurarte de que no estás en la misma posición durante muchos minutos consecutivos".
Los médicos aseguran que las condiciones causadas por el uso excesivo de los teléfonos inteligentes son dolorosas pero no son muy graves.
BBC.