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lunes, 3 de junio de 2024

El New York Times y su genocidio lingüístico de los palestinos

En el genocidio del pueblo palestino por el ocupante sionista, que se transmite en vivo y en directo, participan diversas fuerzas mundiales, que pertenecen al imperialismo occidental, que se autoproclama “comunidad internacional”. Entre esas fuerzas tiene un papel relevante falsimedia, en todas sus formas (radio, televisión, redes antisociales, cine y, desde luego, la prensa diaria).

El sionismo tiene una importante base de apoyo, ideológica, cultural y simbólica, en los grandes medios de prensa en el occidente colectivo, porque muchos de esos medios o son propiedad del capital sionista o están atrapados en los intereses geopolíticos y económicos del lobby que respalda a Israel y le cubre las espaldas por sus numerosos crímenes.

El periódico que representa como ningún otro los intereses de Israel en Estados Unidos y en el imperialismo occidental es The New York Times [NYT], al que algunos consideran como el medio de prensa más importante del mundo. Quienes eso dicen arguyen que NYT es un ejemplo de seriedad, respeto, pluralismo y un faro en la defensa de la libertad de expresión y opinión. Quienes estos piensan olvidan que ese periódico ha falseado la realidad en numerosas ocasiones, como en la Guerra de Irak, donde recordemos que fueron masacrados un millón de personas. En rigor, el NYT tiene untadas sus manos de sangre por todos los crímenes de Estados Unidos y sus secuaces, tanto como los actores imperialistas que los han realizado.

NYT como ejemplo del cinismo y el doble rasero del occidente imperial desde 1967 viene dando un apoyo incondicional a Israel y respalda todos sus crímenes, sin importar que a veces pudiera publicar un u otro artículo aparentemente crítico con Israel, cuya responsabilidad corre por cuenta de los autores que lo escriben, porque en términos editoriales NYT es un defensor incondicional de Estado sionista.

NYT es coparticipe en el genocidio de Gaza, porque sostiene abiertamente los dogmas sionistas con sus postulados centrales: “Israel tiene derecho a defenderse”, “quienes atacan a Israel son terroristas”, “Israel es la única democracia del próximo oriente” … Sin embargo, NYT en la actual coyuntura ha dado un paso que va más allá de reproducir la propaganda sionista. Ahora practica un genocidio lingüístico contra Palestina. Si, como puede leerse, y no es exageración.

Tal genocidio lingüístico, que no solo está referido al hecho de mentir impunemente, supone negar la existencia de los palestinos en los artículos que publica en estos días sobre Gaza. Así como Israel quiere eliminar física y culturalmente a los palestinos, el NYT los quiere eliminar lingüísticamente, es decir, que de ellos no quede ni siquiera su nombre ni su recuerdo.

En efecto, NYT ordenó a sus periodistas en un memorando secreto dirigido a los que cubren el genocidio de Gaza a que dejaran de usar ciertos “vocablos incomodos” y otros se usaran menos o se restringiera su utilización. Entre los términos prohibidos que desaparecieron de la cobertura del NYT están “genocidio”, “limpieza étnica”, “territorios ocupados”, e incluso que no se hable de Palestina y de palestinos para referirse al territorio y a sus habitantes milenarios. Igualmente, se restringe la utilización del término “campamento de refugiados” a la hora de hablar de las zonas habitadas por palestinos que han sido expulsados por los ocupantes coloniales de Israel desde 1948.

La guía fue distribuida en noviembre y se actualiza cada mes, con nuevas restricciones. Entre sus disposiciones se encuentra oponerse a un “lenguaje incendiario” y no mencionar las palabras masacre o genocidio cuando se está hablando de lo que hace Israel: “Deberíamos ser muy cautelosos al utilizar ese lenguaje, incluso entre comillas. Nuestro objetivo es proporcionar información clara y precisa, y el lenguaje acalorado a menudo puede oscurecer el hecho en lugar de aclararlo”. Continúa señalando: “Palabras como ‘masacre’ y ‘carnicería’ a menudo transmiten más emoción que información. Piénselo bien antes de usarlos con nuestra propia voz. […] Debemos centrarnos en la claridad y la precisión: describir lo que sucedió en lugar de utilizar una etiqueta”. Lo significativo es que esta cautela se usa para referirse a Israel, pero no a Hamas ni a la resistencia palestina, porque cuando se trata de describir los sucesos del 7 de octubre y los ataques a los soldados de Israel si se habla de matanza, masacre o asesinato.

Con respecto al vocablo “terrorista”, el memorando ordena: “Es correcto utilizar ‘terrorismo’ y ‘terrorista’ al describir los ataques del 7 de octubre, que incluyeron ataques deliberados contra civiles mediante asesinatos y secuestros […]. No debemos rehuir esa descripción de los acontecimientos o de los atacantes, especialmente cuando proporcionamos contexto y explicación». La infamia del NYT, como rasgo de su genocidio lingüístico, llega al extremo de prohibir que se use la palabras “combatiente” o “militantes” al hablar de Hamas: “Evitar ‘combatientes’ cuando se refieran al ataque del 7 de octubre; el término sugiere una guerra convencional más que un ataque deliberado contra civiles. Y tenga cuidado al utilizar ‘militantes’, que se interpreta de diferentes maneras y puede resultar confuso para los lectores”.

Prosigue el Memorando con un pretendido tono condescendiente y pluralista, que ratifica con el uso de sinónimos su apología de Israel y la condena a Hamas: “No necesitamos asignar una sola etiqueta o referirnos al asalto del 7 de octubre como un ‘ataque terrorista’ en cada referencia; la palabra se utiliza mejor cuando se describen específicamente ataques contra civiles. Debemos actuar con moderación y podemos variar el lenguaje con otros términos y descripciones precisos: un ataque, un asalto, una incursión, el ataque más mortífero contra Israel en décadas, etc. De manera similar, además de «terroristas», podemos variar los términos utilizados. para describir a los miembros de Hamás que llevaron a cabo el ataque: atacantes, agresores, pistoleros”.

En el caso de Israel, jamás se habla de ataques terroristas al referirse a las acciones de Israel, incluso cuando sus objetivos son civiles, que es casi siempre, o cuando se ataca a periodistas, hospitales, escuelas, universidades, o se destruyeron las sedes de gobierno de Gaza.

El memorando se escandaliza con el uso de la palabra genocidio, lo cual se apoya en un craso leguleyismo, propio por lo demás de Estados Unidos cuando dicen aplicar y respetar las leyes cuando les conviene y les sirve para legitimar sus acciones criminales: “’Genocidio’ tiene una definición específica en el derecho internacional. En nuestra opinión, en general deberíamos utilizarlo sólo en el contexto de esos parámetros legales. También deberíamos poner un listón alto para permitir que otros lo utilicen como acusación, ya sea entre comillas o no, a menos que estén presentando un argumento sustancial basado en la definición legal”.

En cuanto al término limpieza étnica, sin el cual es imposible comprender lo qué es Israel y por qué existe, NYT instruye a sus periodistas: “Si alguien hace tal acusación, debemos presionar para que se proporcionen detalles o proporcionar el contexto adecuado”.

El genocidio lingüístico del NYT hace lo mismo que Israel, pisotear el derecho internacional existente y pasar por encima de la ONU. Lo más claro al respecto es negar la existencia de “territorios ocupados” y de “refugiados” o incluso prohibir la utilización de la palabra Palestina. Sobre esto justifica su postura negacionista de esta forma: “No utilizar […] textos rutinarios o titulares, excepto en casos muy raros, como cuando La Asamblea General de las Naciones Unidas elevó a Palestina a la categoría de Estado observador no miembro, o referencias a la Palestina histórica”.

Sobre los “campos de refugiados”, que existen objetivamente y cuyo existencia es reconocida por la ONU en términos jurídicos, se ordena a los periodistas: “Aunque se denominan campos de refugiados, los centros de refugiados en Gaza son barrios desarrollados y densamente poblados que datan de la guerra de 1948. Consúltelos como barrios o áreas y, si es necesario un mayor contexto, explique cómo se les ha llamado históricamente campos de refugiados”.

Es decir, de un plumazo se niega la existencia de los ochos campos de refugiados que existen en Gaza, donde antes del 7 de octubre de 2023 había 600 mil personas, la mayor parte descendientes de los expulsados en 1948 y en las sucesivas razias genocidas de Israel. Este ha estado negando a los palestinos el estatus de refugiados, porque significa reconocer que fueron expulsados de sus tierras y tienen el derecho legítimo a regresar y el NYT lo que hace es sostener que los palestinos refugiados no existen y, por tanto, no tienen derecho a ser nombrados.

Además, y ese es el papel siniestro del genocidio lingüístico, esos campos de refugiados están siendo bombardeados en forma sádica y asesina por Israel. En la lógica del genocidio lingüístico del NYT tenemos, entonces, que no se bombardean campos de refugiados sino barrios consolidados, lo cual, aunque en el mundo real no cambie nada, en la apreciación de los lectores de NYT si tiene impacto, porque bombardear barrios suena como menos bestial.

Sobre la utilización de “territorios ocupados” señala: “Cuando sea posible, evite el término y sea específico (por ejemplo, Gaza, Cisjordania, etc.), ya que cada uno tiene un estatus ligeramente diferente”. Acá también se desconoce el derecho internacional, puesto que la ONU y la vasta mayoría de países del mundo reconocen a Gaza, Cisjordania y Jerusalén Oriental como territorios palestinos, todos los cuales fueron tomados por Israel en la guerra de los seis días en 1967.

El objetivo de prohibir hablar de “territorios ocupados” en este genocidio lingüístico tiene una finalidad: presentar a Israel como un país normal que nunca roba, ocupa y expropia territorios de otros, de los palestinos, y además los encarcela, tortura y mata y dar la impresión de que si algo pasa en la Palestina histórica empezó en la mañana del 7 de octubre de 2023, tras los ataque de Hamas, pero antes de esa fecha Israel era un pacífico e indefenso país. Por eso, dice el Memorando que no es que Israel ocupe, sino que “supervisa la ribera occidental”.

Mientras Israel destruye en forma premeditada a la UNRWUA [Agencia de Refugiados para Palestina y el Próximo Oriente], asesina a sus funcionarios, calumnia y miente para justificar la desaparición de esa instancia de protección de los refugiados palestinos, el NYT refuerza la tarea negando la existencia de esos refugiados, mediante argucias terminológicas. Ese es otro mecanismo abierto del genocidio lingüístico de los palestinos, que Netanyahu, Biden y los otros genocidas aplauden.

El estilo del NYT propio de su genocidio lingüístico niega a su vez el genocidio real que sucede sobre el terreno en Gaza. Al respecto es notable el uso que hacen de la voz pasiva, en la que nunca se sabe ni queda claro quien ataca a quien. Es como si los palestinos murieran por bombas que nadie dispara, sino que llegan del cielo sin explicación lógica de ninguna índole. Así, por ejemplo, después de que Israel bombardeó un campo de refugiados el NYT decía: “explosiones que los gazatíes atribuyen a un bombardeo aéreo dejan innumerables bajas en un barrio densamente poblado”. Obsérvese, el lenguaje sibilino: no es que los habitantes de Gaza sean bombardeados, es que ellos en su imaginario creen que fueron bombardeados y de esos bombardeos imaginarios que, por supuesto no hace Israel, dejan numerosos muertos. Israel en la lógica del NYT es una mansa paloma que no hace nada, sino que los habitantes de Gaza mueren como moscas no se sabe por qué ni por quién.

En síntesis, este genocidio lingüístico del principal periódico liberal del mundo es un complemento a la deshumanización de los palestinos que sobre el terreno Israel lleva a la práctica de manera sistemática y planificada. Mientras en Gaza y Cisjordania Israel realiza un genocidio, limpieza étnica y numerosos crímenes de guerra y lesa humanidad, en Nueva York el NYT se encarga de ocultar ese genocidio y, lo que es peor, de poner en marcha su propio genocidio de los palestinos, de índole lingüística y simbólica. El caso es tan notorio que en forma satírica puede concluirse que el NYT ha inventado unas nuevas matemáticas para no contabilizar a los miles de palestinos asesinados, y reducirlos a meras anécdotas numéricas, porque cómo no existen no es posible contabilizarlos ni darlos por muertos.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

jueves, 24 de mayo de 2018

Cuando Israel cumple 70 años, es hora de que los judíos abandonemos el sionismo por el bien de todos.


Patheos

Cuando los soldados israelíes disparan, mutilan y matan a manifestantes palestinos desarmados que viven bajo asedio israelí en Gaza, ¿a dónde nos ha llevado el sionismo?

Cuando una nación descendiente de refugiados da la espalda a los solicitantes de asilo africanos porque diluirán la pureza judía del Estado, ¿qué integridad moral tiene el sionismo?

Cuando el presidente de la Junta de Diputados de Gran Bretaña describe a un grupo religioso judío de izquierda como "una fuente de virulento antisemitismo" porque critica abiertamente a Israel, ¿qué locura ha creado el sionismo?

Cuando Israel cumple 70 años a fines de este mes, el sionismo, la ideología política que impulsó la existencia del Estado judío, muestra todos sus defectos y expone la fuerza destructiva que siempre ha utilizado contra los palestinos e incluso contra los judíos.

Por el bien de todos, ya es hora de que lo abandonemos.

La "cuestión judía"
Hacia finales del siglo XIX el sionismo se propone dar una respuesta claramente judía a lo que fue descrito como "La cuestión judía". ¿Cómo podrían los judíos liberarse de siglos de la opresión y discriminación? ¿Dónde podrían los judíos encontrar protección y seguridad y llevar una vida normal en un lugar que pudiera llamarse 'hogar'?

El sionismo como respuesta a "la cuestión judía" fue el resurgimiento del nacionalismo judío con el objetivo de "volver a" y "recrear" nuestro antiguo reino bíblico. Estaba influenciado tanto por el nacionalismo europeo de "sangre y tierra" como por el socialismo y la memoria colectiva de "Eretz Israel" llevada con nosotros a través de textos sagrados y liturgia diaria.

Pero ya sea nacionalista, socialista o religioso, el sionismo no ha abordado la cuestión judía. El Estado de Israel no ha normalizado ni ha hecho seguro al pueblo judío.

Si debemos creer a los sucesivos líderes israelíes, Israel está permanentemente bajo amenaza de genocidio.

Ahora mismo tenemos las ambiciones nucleares de Teherán, los posibles asesinos palestinos a punto de derribar la valla de Gaza y los activistas de Europa y América del Norte que usan boicots, desinversiones y sanciones para arrojar a los judíos al mar. Entonces, ¿qué pasó con el "refugio seguro" en tiempos de problemas? En 2018 Israel parece el lugar menos seguro para que viva un judío.

En cuanto al antisemitismo, el sionismo tenía la intención de abordarlo sacando a los judíos del continente europeo que lo había dado a luz. Pero de acuerdo con los defensores de Israel, el antisemitismo no se ha ido, sino que se transformó en antisionismo. Esto no solo cuestiona el sionismo en primer lugar, sino que también es un encuadre conveniente que hace que la oposición al sionismo parezca un extremismo odioso.

En lugar de abordar las causas del antisemitismo, el sionismo ha confundido y complicado los asuntos, lo que hace más difícil acordar qué es el antisemitismo y cuál es la mejor forma de combatirlo.

Defender a Israel, defender el sionismo y castigar a sus críticos absorbe una cantidad desproporcionada del tiempo del liderazgo de la comunidad de la diáspora. Pero es peor que eso. La posición proactiva a favor de Israel y el sionismo que ha sido adoptada por líderes judíos en todo el mundo crea relaciones distorsionadas y tensas entre la comunidad judía y otros grupos de fe.

Nuevas preguntas judías
Desde finales de la década de 1980, la historia sionista del "Retorno Judío" como parte de un esfuerzo justo y moral de autodeterminación nacional judía ha sido cuestionada por historiadores judíos israelíes que acceden a los archivos del Gobierno de Israel.

Ha habido un creciente entendimiento de que la población árabe indígena de Palestina pagó un alto precio por el triunfo del nacionalismo judío. El registro histórico muestra que el sionismo nunca fue solo un esfuerzo inocente que la hostilidad árabe y el odio judío irracional intentaron frustrar.

El sionismo y la implantación del Estado de Israel crearon un nuevo conjunto de preguntas acerca de la seguridad judía y la identidad judía tan urgentes y fundamentales como en el siglo XIX.

- ¿Qué sucede cuando el pueblo judío se convierte en colonizador?
- ¿Qué sucede cuando creamos un Estado que discrimina constitucionalmente a sus propios ciudadanos no judíos?
- ¿Qué pasa cuando nos convertimos en ocupantes?
- ¿Qué sucede cuando asediamos y anexamos la tierra de otro pueblo?

Al mantenernos fieles al sionismo, las comunidades judías de todo el mundo quedan atrapadas en un estado de negación colectiva sobre el pasado y el presente. No solo nos negamos a aceptar lo que sucedió, sino que además nos hemos vuelto incapaces de verlo.

Sionismo y judaísmo
Lo que hace que a los judíos les sea tan difícil deshacerse del sionismo es que ha sufrido una "fusión" altamente exitosa con el judaísmo. El sionismo dejó de ser simplemente un proyecto político hace mucho tiempo. Ahora se entiende como el heredero natural de tres mil años de religión, historia y cultura judías.

Oramos por Israel y sus fuerzas armadas en nuestras sinagogas, nuestros líderes comunales abogan en su nombre, castigan a sus críticos, guardan silencio sobre sus faltas y el Día de la Independencia de Israel mismo se ha convertido en un festival judío menor celebrado no según el calendario gregoriano laico, sino por el calendario lunar hebreo.

Pero si el sionismo es el judaísmo y el judaísmo es el sionismo, ¿qué queda de la tradición ética judía? Porque ahora la Nakba es judaísmo. La ocupación es judaísmo. El sitio de Gaza es el judaísmo. La pregunta se convierte no solo en lo que es sionismo sino en lo que es el judaísmo. ¿El judaísmo no es más que la defensa de un proyecto colonial de despojo? Y si nuestros rabinos encuentran una declaración tan aborrecible, ¿por qué no hablan en contra de las atrocidades que se cometen y luego se excusan en nombre de nuestra fe?

Sionismo liberal
Los sionistas liberales insisten en que la ideología del sionismo sigue siendo fundamentalmente sólida y puede redimirse de sus dificultades actuales a través de una solución de dos estados. Tal posición ahora parece no solo ingenua, sino un intento deliberado de oscurecer la verdad.

Los sionistas liberales aún atesoran la Declaración de Independencia de Israel firmada el 14 de mayo de 1948 con su promesa de igualdad para todos los ciudadanos de Israel. Pero en verdad eso fue un engaño desde el principio. No hay una verdadera democracia en ninguno de los lados de la Línea Verde. Intente preguntarles a los palestinos israelíes si, después de 70 años, creen que el Gobierno israelí los trata como ciudadanos iguales o como una amenaza demográfica para el Estado judío.

No unificar, dividir
Para una generación más joven de judíos que viven fuera de Israel, el Estado judío ya no es una idea que crea una unidad comunitaria o una identidad judía laica o religiosa satisfactoria.

Los judíos más jóvenes han aprendido demasiado sobre el desplazamiento forzado y la discriminación continua de un pueblo indígena para aceptar que el sionismo fue, y sigue siendo, un inocente proyecto para la liberación judía. Ellos han cuestionado los mitos y narraciones aceptados por sus padres y abuelos, mientras que su propia comprensión de lo que debería significar "ser judíos" en el siglo XXI se siente ofendida por lo que ven que sucede en un país que dice existir y actuar por sus intereses.

En Estados Unidos se ve la creciente brecha intergeneracional en acción con el surgimiento de Voz por la paz judía y Si no ahora. En Gran Bretaña, el último giro en la saga Get Corbyn ha dado un perfil saludable a un joven grupo de judíos religiosos y de izquierda llamado Jewdas desencantado por un establishment judío que está tratando de controlar quién es un "buen judío" y quién un "mal judío", basado en los criterios establecidos por el sionismo.

¿Cómo caracterizar a Israel a los 70 años de su creación?
Cuando Israel cumple 70 años no hay nada que celebrar, pero hay muchas vidas por las que llorar.

Los palestinos heridos y muertos a los que dispararon (con balas que explotan al entrar en el cuerpo y causan enormes heridas y mutilan obligando a amputar miembros. Están prohibidas, incluso como armas de guerra, por la ONU) los francotiradores del ejército israelí en la frontera de Gaza durante las últimas dos semanas es lo que hace que el sionismo sea un crimen y no solo un fracaso político para el pueblo judío.

Es la última atrocidad -es solo eso, la última atrocidad- en una larga lista de atrocidades israelíes, que el sionismo intenta legitimar y justificar. El informe de las noticias rara vez recuerda al público por qué hay tantos palestinos hacinados en la Franja de Gaza, cómo llegaron allí o de dónde vinieron sus abuelos. Pero sin ese conocimiento no se puede entender la Gran Marcha del Retorno ahora, 70 años después.

Si eres palestino, la idea de que otra gente celebre el momento de tu catástrofe nacional es profundamente inmoral.
El creciente número de judíos que ha entendido que el sionismo ha sido un "giro equivocado" en la historia judía, tampoco lo celebrará. En cambio nos uniremos a los palestinos para celebrar el septuagésimo de su Nakba el 15 de mayo.

Solo una cosa es cierta, Israel necesita dejar de ser una ideología y comenzar a ser una nación. Una nación de todos sus ciudadanos, todos con los mismos derechos nacionales, civiles y religiosos.

Después de 70 años, solo la justicia y la restauración
–parcialmente- son posibles para el pueblo palestino. Cualesquiera que sean los arreglos constitucionales, la igualdad debe ser el principio rector en acción.

En cuanto al sionismo, vamos a abandonarlo y seguir.
Es hora de colocarlo en una vitrina y ponerlo en un museo en una habitación marcada como "Callejón sin salida y Falso Mesías".

Fuente:
http://www.patheos.com/blogs/writingfromtheedge/2018/04/as-israel-turns-70-its-high-time-we-jews-ditched-zionism-for-the-sake-of-everyone/#oPIMfrc4d4XUTSvf.99

-La victoria de Israel en Eurovisión traerá un enfrentamiento con la campaña BDS
Haggai Matar

jueves, 10 de mayo de 2018

“Sentimos vergüenza y dolor”. Francotiradores veteranos del Ejército de Israel expresan su pesar por las órdenes militares que permiten disparar a manifestantes desarmados.

Nosotros, un grupo de excombatientes miembros del equipo de francotiradores del Ejército de Israel, queremos expresar nuestra aflicción por los recientes incidentes en la franja de Gaza.

Al escuchar que órdenes militares permiten a francotiradores disparar municiones reales a manifestantes desarmados, nos invadió la vergüenza y el dolor. Sentimos vergüenza por las órdenes que carecen de juicio moral y ético, y dolor por los jóvenes soldados que, como bien sabemos por nuestra propia experiencia, cargarán todas sus vidas con esas escenas de las que fueron testigos a través de la mirilla de sus rifles.

Instruir a francotiradores para disparar a manifestantes desarmados que no suponen peligro para la vida humana es otra consecuencia de la ocupación y de las reglas militares impuestas a millones de palestinos, al igual que el cruel liderazgo de nuestro país y su malogrado camino moral.

Herir a personas inocentes en Gaza forma parte de lo que es necesario para mantener el régimen de ocupación, y todos debemos oponernos a que esto perdure. Solo el cese del control militar sobre el pueblo palestino permitirá que esto termine.

Gil Fermon, 50ª Batallón de la Brigada Nahal

Amit Goldberg

Nadav Weiman, Unidad de reconocimiento de la Brigada Nahal

Avner Gvaryahu, Unidad antitanque de paracaidistas de la Brigada Nahal

Ron Zaidel, 931ª Batallón de la Brigada Nahal

https://elpais.com/elpais/2018/04/12/opinion/1523552224_037738.html

Israel investiga un vídeo en el que un francotirador dispara a un palestino desarmado entre vítores

martes, 2 de agosto de 2016

La diseñadora alemana que resiste en Siria. Heike Weber vive desde hace tres décadas en el país, donde posee una prestigiosa firma de bordados.

La diseñadora alemana Heike Weber en su casa de Damasco.
Entre el laberinto de callejas que mapean el barrio antiguo de Damasco, se abre una pequeña portezuela azul que da al magnífico patio interior de una casa árabe. Allí, y bajo el zumbido de la aviación siria, vive Heike Weber, diseñadora alemana de 66 años con tres décadas en Siria. Firma una de las más prestigiosas marcas de bordado artesanal, Anat, en cuya tienda se han vestido tanto las reinas españolas Sofía y Leticia, como la primera dama siria, Asma el Assad. Creció en el Berlín este durante la guerra fría. Fue en la universidad donde conoció al documentalista palestino Jibril, un joven militante del PFLP (Frente Popular para la Liberación de Palestina), hoy su ex marido. Ahí selló su destino con Oriente Medio, región que le habría de brindar vivencias más propias de una rocambolesca novela que de la vida real.

En 1975 pisó por primer vez Beirut, la misma semana que estalló la cruenta guerra civil que desangró Líbano durante 15 años. A los pocos días de aterrizar, y con 25 años, Heike ya corría sobre el asfalto beirutí esquivando los tiroteos. Munidos con una cámara de video, la pareja comenzó uno de los varios documentales que grabarían sobre la guerra, recorriendo desde campos de refugiados bombardeados a los frentes de las milicias palestinas. Tras un breve periodo en Alemania, Weber y su marido, ya con tres hijos, regresaron a Líbano para instalarse en el campo de refugiados palestino de Chatila. De nuevo, la guerra se intensificó con la injerencia de las tropas sirias al norte y las israelíes al sur del país. “A las pocas horas de aterrizar bombardearon el aeropuerto”, cuenta impasible pitillo en mano. Saltando en una misma frase del árabe al inglés relata las largas noches que pasó junto a sus hijos en el melja (refugio en árabe). Cerca de 3.000 hombres, mujeres y niños fueron masacrados en ese campo.

Única mujer foránea militante del PFLP, la entonces joven ajnabie (extranjera en árabe) de larga melena rubia y ojos verdes hizo guardia con su kalashnikov a las puertas de las garitas de su partido, donde se cruzó con los grandes líderes palestinos y libaneses. En 1982, zarpó de las costas libanesas a bordo del mismo barco en el que fueron expulsados miles de milicianos palestinos. Conoce de primera mano el sufrimiento con el que cargan a sus espaldas desplazados y refugiados. Algo de ropa y dos cacerolas que heredó de su madre fueron las únicas pertenencias que pudo rescatar de su hogar, bombardeado por la aviación israelí. “Cuando lo pierdes absolutamente todo te sientes liviana”, se consuela. Sin embargo, las secuelas las remolca silenciosamente el alma. Durante unas vacaciones en Berlín, la mayor de sus hijas con tan sólo cinco años arrastró a una docena de niños germanos a un parking subterráneo. “Estaba convencida de que tenía que ponerlos a salvo de un avión comercial que sobrevolaba la zona”.

Una vez en Siria, se asentaron en el campo de refugiados palestinos de Yarmouk, a las afueras de la capital, hoy escenario de cruentos combates. Motivada por su pasión y conocimientos del tatreez (bordado tradicional palestino), Heike abrió su taller. Tras tres décadas de esfuerzo y trabajo, la guerra le ha privado de su clientela y desperdigado entre la ola de refugiados a aquellas artesanas que durante lustros formó con dedicación. Muchas, irónicamente, rumbo a Alemania. “No pienso irme”, sentencia año tras año desde que comenzó la guerra, y a pesar de que ya hace tiempo que sus tres hijos y la mayoría de sus amigos abandonaron el país. Esta alemana sigue convencida de que cuando las cosas van mal siempre hay una forma de resistir. Y para ella, “simplemente hay que estar aquí”.

http://internacional.elpais.com/internacional/2016/07/04/actualidad/1467650611_407667.html?rel=cx_articulo#cxrecs_s