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miércoles, 27 de febrero de 2019

_- Los tres delitos del chavismo

_- Pedro Sánchez emula al Aznar de las Azores

A lo largo de su historia, el chavismo cometió tres delitos que han llevado a la actual situación.

El primero
ha sido una gestión catastrófica del país, su economía y su política, con la entronización de un nuevo clientelismo, una enorme corrupción y últimamente también represión. Si en Brasil hay que preguntarse qué se hizo mal para que la administración progresista diera paso a Bolsonaro, en Venezuela las preguntas son aún más candentes.

Durante muchas décadas los gobiernos de Venezuela fueron incapaces de diversificar el monocultivo petrolero como fuente de ingresos. Era más fácil importarlo todo. El país vivía en una cruda realidad iberoamericana (realidad que Filipinas representa de forma idéntica en Asia): el 80% de la población no contaba para nada. El resto, una oligarquía y una clase acomodada, se beneficiaba de aquella economía con centro en Miami. Cuando había problemas y la gente de los ranchos de aquel 80%, bajaba al centro a pedir lo suyo, los aplastaban, como cuando el caracazo de 1989 (una masacre que coincidió con Tiananmen y que a diferencia de esta no merece el menor recuerdo mediatico). El chavismo ha seguido con esto. No supo diversificar el monocultivo petrolero e introducir una nueva cultura productiva en Venezuela.

El segundo
El segundo delito es que con el chavismo la renta petrolera se repartió socialmente entre aquel 80%, novedad sin precedentes. Aquel pecado alarmó a la oligarquía americana (del Norte y del Sur), incluidos los sectores venezolanos que funcionaban bien con la economía miamicentrista, y convirtió en maldito al gobierno de Chávez. Era un mal ejemplo continental, por más que fuera mezclado con nuevos y colosales privilegios y escandalosas corruptelas burocráticas. Lo que ocurre ahora, el intento de apartar del gobierno a Maduro, existía ya como proyecto cuando el chavismo gozaba de la mayor popularidad. Es una línea que ya comenzó en 2002, cuando el gobierno de la república bolivariana gozaba de sus mayores apoyos y consensos internos, lo que no impidió que fuera objeto de una intentona golpista apoyada por Estados Unidos y la España del Aznarato. Las sanciones contra el chavismo comenzaron en 2004.

Esa intervención exterior, junto con el sabotaje interno y la baja (a la mitad) de los precios del petróleo, es decir la acción de Estados Unidos, y de la oposición, la “clase perjudicada/asustada” venezolana, contribuyeron al deterioro económico y acentuaron aún más, los desastres del gobierno. La situación fue empujando al chavismo hacia un estrechamiento de relaciones económicas con China y Cuba (hay otros, pero estos son los que cuentan) que compensara las pérdidas de su ineficacia.

El tercero
Llegamos así al tercer y capital pecado que explica la actual situación: no solo se cometió el delito de repartir renta petrolera entre los pobres, aunque fuera para dar lugar a un nuevo embrollo corrupto-clientelar, sino que las primeras reservas mundiales de crudo se pusieron en sintonía con la única potencia emergente a la que Estados Unidos toma en serio. Y encima ahí estaba Cuba, recibiendo un balón de oxígeno que ayuda a mantener su gallarda -y tan cara pagada- historia de dignidad continental. Cuba podría ser el segundo gran motivo imperial de la actual situación.

Para comprender la situación y el terrible escenario que se prepara, hay que distinguir lo que importa de lo que no. La “democracia” o el “debate constitucional” sobre quien es más legítimo Maduro o el títere gringo, no importan en absoluto. Tampoco importan los crímenes y abusos imputados a Maduro. Importa el petróleo. Venezuela tiene las mayores reservas de crudo. Así que, en términos internacionales, el objetivo de la actual intentona es cortar estos procesos: malos ejemplos sociales, por más que fallidos, e indisciplina geopolítica que dañan claramente al dictado imperial.

No a la guerra
El cambio de régimen en Venezuela debe ser, “el primer paso para establecer un nuevo orden en América Latina”, titulaba el 30 de enero un artículo del Wall Street Journal. Los siguientes pasos serán derrocar a los gobiernos de Cuba y Nicaragua, explicaba. Se trata de expulsar las influencias chinas, rusas e iraníes de la región, romper el vínculo establecido entre Venezuela y Cuba, y hacer caer sus dos gobiernos, explicaba ya en noviembre el consejero de seguridad, John Bolton.

Por esos dos motivos, el delito social y el geopolítico, están preparando una gran violencia, cuyos mayores perjudicados serán las clases populares. Fundamentalmente se trata de lo mismo que vimos en Libia e Irak. El primer delito, el sufrimiento del pueblo, les importa una higa. Sería bueno que la oposición venezolana comprendiera esto antes de que sea demasiado tarde. Los precedentes avisan de que no se detendrán ante una guerra y que pondrán en marcha las mayores mentiras, por ejemplo citando “democracias y derechos humanos”. Tras el flagrante fracaso de Estados Unidos en el intento de cambio de régimen en Siria y los fiascos de Libia, los halcones de Washington parecen querer concentrarse de nuevo en América Latina. El Brasil de Bolsonaro ha sido su primer éxito.

Por todo eso, hay que ir desempolvando aquel “no a la guerra”, porque ya es más actual que nunca en Venezuela. No se trata de “defender a Maduro” como dirán los necios que miran el dedo que apunta a la Luna, sino de buscar una salida negociada que evite el baño de sangre que el Imperio del Caos quiere propiciar de nuevo.

P.S: La indignidad del PSOE
El gobierno español está siendo comparsa de esta fechoría: cómplice y vasallo del belicismo americano de siempre. Pedro Sánchez está emulando, con Donald Trump, al Aznar de las Azores que posó junto a Bush. Es así de claro. Lástima por el ministro Josep Borrell, raro personaje de talla que quedaba en el PSOE, ahora implicado en la peor indignidad. Hay dos cuestiones mayores, de principio, sin las cuales no puede construirse nada que valga la pena en el Siglo XXI. Dos cuestiones que definen y diferencian a la izquierda de la derecha: la oposición al belicismo imperial y al neoliberalismo. ¿Está Sánchez en alguna de las dos? Pésima noticia para el futuro de España y los mapas y alianzas que podrían impedir el regreso al gobierno de una derecha revitalizada por la quimera del estat catalá.

(Publicado en Ctxt, Rafael Poch)

viernes, 15 de febrero de 2019

_- Entrevista a Molly Scott Cato, eurodiputada británica por el Partido Verde. La matemática política de la infamia.

_- Renán Vega Cantor
Rebelión

Lo que viene acontecido alrededor de Venezuela, aparte de todos las consecuencias que trae sobre lo que se entiende por justicia, libertad, democracia, igualdad, soberanía, injerencia, respeto al derecho ajeno también tiene otra derivación que se desprende de los múltiples disparates que se difunden a diario, que bien podríamos denominar como el naufragio de las matemáticas más elementales. Claro, no se le pueden pedir peras al olmo, y no podemos suponer que personajes de la catadura e “inteligencia” de Iván Duque, Mauricio Macri, Pedro Sánchez, Jair Bolsonaro Emmanuel Macron y de los halcones sanguinarios del imperio (Donald Trump, John Bolton, Marco Rubio, Elliott Abrams, Mike Pence, Mike Pompeo) se distingan por su precisión y rigor, y los embustes, mentiras y engaños que propalan, en compañía de falsimedia, tengan el más mínimo sustento. El democracimetro imperialista no da para tanto, no requiere ningún esfuerzo mental, simplemente basta repetir como loros parlanchines las mentiras que son necesarias para generar odio emocional, sin que prime ningún tipo de razonamiento.

Un breve recorrido por algunas de las grandes mentiras sobre Venezuela nos muestra cual es el alcance de la matemática política de la infamia. Veamos:

Valen más 97 mil votos que seis millones: Hasta el hastío se repite que la elección de Nicolás Maduro fue fraudulenta, una premisa que con antelación inventó la falsa oposición y sus amos de Estados Unidos, junto con sus lacayos de Colombia y otras latitudes, para no reconocer que iban a ser derrotados electoralmente, como en efecto lo fueron. En las elecciones presidenciales de mayo de 2018 el ganador obtuvo un poco más de 6 millones, que corresponden al 67.84% del total, cuando se presentaron 3 candidatos de la oposición que obtuvieron en conjunto un 33% de los votos y no desconocieron el resultado. Pero los votos de Maduro no valen nada, hasta el punto que cuentan más los precarios 97.492 que obtuvo Juan Guaidó como candidato a la Asamblea Nacional en 2015, en el Estado de Vargas. Los seis millones no son votos democráticos y por lo tanto no cuenta, mientras que los 97 mil del fantoche si valen y tienen que ser aceptados, para que este y sus amos lo proclamen como “presidente legítimo”.

Cuando una elección vale más que veintidós: En Venezuela se han realizado 23 elecciones en los últimos veinte años, en su orden 5 elecciones presidenciales, 4 elecciones parlamentarias, 6 elecciones regionales, 4 elecciones municipales, 4 referéndum constitucionales, y una consulta nacional. De esas el chavismo perdió dos (y ha reconocido su derrota), una de ellas la de 2015 a la Asamblea Nacional –en la que fue elegido, entre otros, Juan Guaidó. Esa elección fue realizada por el Consejo Nacional Electoral (CNE), que reconoció el triunfo de la oposición. Ese mismo órgano electoral ha realizado las otras 22 elecciones, incluyendo la presidencial de 2018, pero ninguna de ellas vale, sencillamente porque no ha ganado la oposición anti-popular y proimperialista. En esa extraña lógica matemática uno vale más que veintidós.

La “comunidad internacional” (es decir, los delincuentes que encabeza Estados Unidos, entre ellos los de las sendas Pandillas de Lima y la Unión Europea) tienen más importancia que el resto del mundo: Esta típica arrogancia imperial (en realidad significa que Estados Unidos “vale” más que todo el planeta, por aquello de que son la “nación imprescindible”), conduce a que se desconozca que en la posesión de Nicolás Maduro el 10 de enero estuvieron presentes delegaciones de 94 países de todos los continentes. Pero claro, esas delegaciones no tienen importancia, porque en la singular matemática de Estados Unidos y sus lacayos solo cuenta la autodenominada “comunidad internacional”, un embeleco de truhanes, criminales y asesinos, encabezados por la mafia cubano-estadounidense que dirige nuevamente la política exterior de los Estados Unidos.

Valen más 20 millones de dólares de “ayuda humanitaria” que los 23 mil millones de dólares que Estados Unidos y compañía le han robado al tesoro venezolano: En la campaña demagógica y con fines golpistas que adelanta Estados Unidos se ha difundido la portentosa y desinteresada “ayuda humanitaria” de 20 millones de dólares, una cifra tan ridícula que es la misma en que hoy se compra o se vende un futbolista medianamente cotizado en el mercado mundial de las piernas masculinas. Pero la cifra es todavía más vergonzosamente ofensiva si se compara con lo que se le está robando a Venezuela, por parte de Estados Unidos y sus sirvientes: 23 mil millones de dólares. En la alquimia imperial (que no aritmética) tenemos entonces que 20 millones de dólares que vienen del norte imperial valen más que los 23 mil millones que le han extraído al erario venezolano. Esa ridícula cifra equivale al insignificante 0.087% de lo que se han robado. Para sopesar la dimensión de este robo, algunos han calculado que con ese monto Venezuela podría comprar medicamentos durante los próximos 20 años y financiar todas sus importaciones durante un año.

Vale más lo que diga Luis Almagro, Secretario General de la OEA (el Ministerio de Colonia de los Estados Unidos) que la mayoría de sus miembros: Otro elemento de propaganda mediática rabiosa se centra en las estupideces que dice cada vez que abre la boca Luis Almagro, peón de brega de los Estados Unidos contra Venezuela. Y en esa dirección se afirma que la OEA se opone a Nicolás Maduro y reconoce como presidente al títere Juan Guaidó, que es lo que dice la Pandilla de Lima. Pero que la opinión de un personaje de dudosas calidades morales e intelectuales valga más que la mayoría del organismo, que incluso es proclive a las órdenes de Washington, va contra las intuiciones más elementales, porque la OEA no pudo aprobar por mayoría lo que dijo y quería su Secretario General. Hasta el punto que los países del CARICON, compuesto por quince países del Caribe, le reclamaron airados a Almagro por haberse tomado la vocería de ellos, y atreverse a decir que él (como marioneta de Estados Unidos) hablaba a nombre de todos los países del continente.

Cuando el Petróleo=Democracia y Minerales=Derechos Humanos (las ecuaciones de los derechos del capitalismo y del saqueo imperialista): Hasta el cansancio repiten los Estados Unidos y todos sus sirvientes que lo que ellos buscan imponer en Venezuela es la Democracia y los Derechos Humanos, pero las experiencias indican que tras el derrocamiento de gobiernos donde hay riquezas minerales se imponen las más brutales dictaduras proyanquis, que se las entregan en bandeja de plata. Eso ha sucedió recientemente en Irak y Libia, y el caso de Venezuela no es diferente, en la medida que cuenta con importantes reservas de petróleo y minerales: las primeras a nivel mundial en petróleo y las octavas en gas, posee también importantes acervos de oro, diamantes, hierro y coltán y además agua dulce. De tal manera, que en el álgebra de la injustica mundial, en realidad cuando Estados Unidos y sus peones hablan de democracia y derechos humanos están señalando su afán por apropiarse de las riquezas mencionadas.

Las elecciones son libres cuando ganan los candidatos de Estados Unidos y sus socios, pero no cuando ganan a los que considera como sus enemigos: El democracimetro imperial, con una inmediata y sorprendente precisión matemática, indica qué tipo de elecciones son libres y cuáles no. Indistintamente, como si se tratase de una ley de la gravitación social, cuando triunfan los candidatos neoliberales y neoconservadores (no importa si se hace con fraudes, muertos, mentiras, como en Egipto, Brasil, Colombia, Honduras, Paraguay y un interminable etcétera) son presentados como “reformadores”, “demócratas”, “defensores de la libertad”, “audaces y emprendedores” y mil calificativos por el estilo. En contravía, si los que ganan no les simpatizan a Estados Unidos, de inmediato son calificados como “déspotas”, “dictadores”, “enemigos del libre mercado”… y contra ellos cae el peso de la calumnia y la mentira y se comienza una campaña para derrocarlos. Eso lo demuestra el caso de Salvador Allende en Chile, luego de cuya elección (en 1970) el criminal de guerra Henry Kissinger, funcionario del gobierno de Richard Nixon, dijo: "No veo por qué tenemos esperar y permitir que un país se vuelva comunista debido a la irresponsabilidad de su propio pueblo".

En Venezuela no se respetan los derechos humanos, ni hay libertad de expresión, pero en Colombia, Estados Unidos sí que se respetan: Es imposible que en otro país del mundo suceda lo que está pasando en Venezuela, y que esto sea aceptado y tolerado: que un fantoche se autoproclame presidente, clame por un golpe de Estado, reciba financiación de gobiernos extranjeros (Estados Unidos, Unión Europea, Canadá, a través de sus mensajeros de Colombia, Argentina, Perú….) y además de declaraciones públicas a través de los grandes medios de desinformación. Algo así es inconcebible en los propios Estados Unidos, donde si Bernie Sanders o cualquiera otro se autoproclamara presidente sería capturado, juzgado y condenado a cadena perpetua o a muerte. Para no hablar del caso de Colombia, donde si algo de eso llegase a suceder, como que, por ejemplo, Gustavo Petro luego de una manifestación se auto-designase como Presidente y llamara a efectuar un golpe de Estado, a los diez minutos como máximo de él no quedaría nada (literalmente hablando) porque sería asesinado por las fuerzas del orden o sus innumerables servidores paramilitares.

Entre otras cosas, en esa extraña aritmética política del odio, no sorprende que los voceros del régimen de Duque (y su numerosa comitiva de comentaristas de prensa, entre ellos académicos y escribidores de quinta categoría) aplaudan por no dejar entrar funcionarios venezolanos ni cantantes como Omar Enrique, porque son violadores de los derechos humanos. Con la gran autoridad moral que se tienen en Colombia para hablar del respeto a los derechos humanos, cuando a diario se asesina a aquellas personas que piensan y actúan distinto, que lideran algún proyecto popular, y la cifra sigue en aumento y alcanza los miles en los últimos 35 años. En Colombia donde se han implementado métodos bestiales de muerte y tortura, como el uso de la motosierra para desmembrar vivos a los “enemigos” del régimen, que gran autoridad se tiene para hablar del respeto a los derechos humanos. O el país donde se mata con cianuro a ciertos personajes incomodos de la élite se puede dar el lujo de dar lecciones a otros sobre la materia de derechos humanos, con solvencia y autoridad criminales, como lo hace la tropa de funcionarios uribistas del sub-presidente Duque, como Francisco Santos, Carlos Holmes Trujillo, Marta Lucia Ramírez….

Cuando un tipo de injerencia es aceptable y otras no: En Venezuela sucede lo inverosímil (tanto que frente a ello queda pequeña la imaginación de grandes literatos como Gabriel García Márquez): un fantoche luego de una manifestación de sus simpatizantes se sube a un asiento y se auto-proclama presidente y de manera inmediata es reconocido por ese club de delincuentes que se nombra como “comunidad internacional”, y ese fantoche empieza a designar embajadores en otros países, y a llamar a los militares a que den un golpe de Estado y pide la intervención a grito herido de los marines de Estados Unidos y afirma que no le teme a una guerra civil. Ese tenebroso personaje es reconocido por gobiernos como el de Emmanuel Macron en Francia, como ejemplo de una brutal intervención en la soberanía y autodeterminación de Venezuela –como si todavía Francia fuera un imperio colonial-. Al respecto Macrón ha dicho: "Los venezolanos tienen el derecho de expresarse libremente y democráticamente. Francia reconoce a Juan Guaidó como 'presidente encargado' para implementar un proceso electoral". Por lo visto, la libertad y la democracia a lo Macron pasa por pisotear la decisión mayoritaria del pueblo venezolano.

En esa misma Francia desde hace semanas está en marcha una insurgencia social de los chalecos amarillos, contra el gobierno neoliberal de Macron. Pero hete aquí lo increíble: el vicepresidente del Gobierno italiano, Luigi Di Maio, se reunió con un grupo de "chalecos amarillos", a quienes instó a persistir en su lucha. Esto provocó de inmediato la reacción de Francia, que en este caso si pide el respeto a su soberanía, la misma que no respeta cuando se trata de Venezuela. Sus argumentos son de lo más llamativos: considera como una provocación esa reunión, y pidió a Roma que no se entrometa en asuntos exclusivos e internos de Francia, y el Ministerio de Relaciones Exteriores manifestó con altisonancia: "Todos estos actos crean una situación grave que cuestiona las intenciones del Gobierno italiano de cara a su relación con Francia". Además, con un tono de dignidad hipócrita en un gobierno que apoya a los golpistas de Venezuela y a los torturadores de Arabia Saudita y Egipto, sostiene que las injerencias de Italia "violan el respeto debido a la elección democrática hecha por un pueblo amigo y aliado y el respeto que gobiernos democrática y libremente elegidos se deben entre ellos".

Vaya, vaya, vamos viendo que el gobierno Francés no acepta ninguna injerencia y reclama respeto y autodeterminación, las mismas que viola y pisotea cuando apoya a un títere golpista en Venezuela. Un típico ejemplo, entre miles, de la matemática injerencista que puede resumirse en este axioma: no intervengan nunca en lo mío, pero yo si tengo todo el derecho de meter las narices en cualquier otro país, porque somos los dueños del mundo. Parece ser que los tiempos coloniales, en los que Francia masacro a pueblos enteros, tiene entre sus nostálgicos al “joven” presidente Francés, tan joven y reaccionario como Juan Guaidó o Iván Duque, los títeres de Washington en su patio trasero.

lunes, 29 de junio de 2015

La gigantesca fábrica de refugiados

La guerra es un acto monstruoso contra la humanidad en interés de los financieros de Wall Street
— Charles Schenck, 1919

 Irak afronta sin recursos una ola de refugiados que huyen del EI
El desamparo de tres millones de suníes, vistos con recelo por los chiíes del país, amenaza con dar alas a los yihadistas. - ÁNGELES ESPINOSA Bagdad

La cifra de desplazados alcanza el nivel máximo desde la II Guerra Mundial En 2014, los huidos de sus casas sumaban casi 60 millones de personas, según ACNUR
Récord de desplazados forzosos desde la Segunda Guerra Mundial. - Madrid 19 JUN 2015 -

Desde hace catorce años, cada 20 de junio el mundo celebra el Día Mundial de los Refugiados. Los gobernantes, los políticos y las celebridades compiten en sus discursos en el apoyo y prometen hacer todo lo posible para poner fin a los conflictos armados, la injusticia y a la violencia que día a día convierten a miles de personas en refugiados, desplazados internos o solicitantes de asilo.

Terminados los discursos, la situación no solamente no mejora sino se pone más trágica cada año. Mientras tanto el pueblo globalizado del planeta, inmerso en sus propios problemas individuales, queda impávido frente a los clamores de los que ya lo han perdido todo.

Actualmente estamos frente a una catástrofe de proporciones bíblicas. Resulta, según el informe del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) "Tendencias Globales: Mundo en Guerra 2014", que actualmente existen 59,5 millones de personas forzadas a abandonar sus lugares. Si a todos los desplazados del mundo los hubiéramos juntado en un territorio, formarían un país que sería el número 24 por la población en la lista de las Naciones Unidas detrás de Italia y adelantando a Sudáfrica. Ellos representan el 8 por ciento de los habitantes del planeta. Hace 14 años eran 37,5 millones de personas refugiadas. Entre 2013 y 2014 se ha producido el mayor incremento anual jamás registrado de 8,3 millones.

El informe del ACNUR aclara que de "estos 59,5 millones de personas, 13,9 millones fueron nuevos desplazados; 19,5 millones eran refugiados, 38,2 millones desplazados internos y 1,8 millones solicitantes de asilo. Más de la mitad de los refugiados son menores de edad". Resulta que la "permanente guerra preventiva", que inició Estados Unidos después de la caída de las Torres Gemelas en 2001, fue la causa principal de estos casi 60 millones de refugiados. Lo trágico que el 60 por ciento de los desplazados en 2014 fueron civiles de tan sólo cinco países: Irak, Siria, Sudán del Sur, la República Democrática de Congo y Nigeria.

La prensa globalizada siempre utiliza el terrorismo, la religión o conflictos étnicos para explicar las causas de las guerras. Sin embargo, detrás de un conflicto armado siempre se esconden otros intereses. La superiora del orden de los misioneros Combonianos en África, Carmina Ballesteros afirma que "no hay guerra donde el subsuelo carezca de riquezas". Inclusive existe un "mapa de guerra" trazado en subsuelo. Los 143 mil millones de barriles de petróleo fueron la causa principal de la intervención militar norteamericana y de sus aliados en Irak cuyas consecuencias se siguen agravando. Para este pretexto no solamente invadieron el país, sino crearon la guerra civil entre sunitas, shiitas y curdos, logrando balcanizar el país. Posteriormente, Washington creó el Estado Islámico (EI) para dividir a Irak aún más. A finales de 2014, la cifra total de desplazados internos en el país era de 3,6 millones. A la vez la cifra de los muertos iraquíes y en especial de hombres, mujeres inocentes y niños supera sin duda alguna un millón.

Antes del derrumbe de las Torres Gemelas el 9-11-2001 Washington ya tenía un plan para invadir a siete países que no estaban sometidos al control financiero, político y militar norteamericano en el Medio Oriente y en África y que además poseían o grandes recursos energéticos o eran de vital importancia para los intereses geoeconómicos de Norteamérica. Siria, junto con Irak, Libia, Somalia, Líbano, Sudán e Irán estaban en esta lista. Ellen Brown en su libro "Haciendo del Mundo un Lugar seguro para los banksters: Siria en la mira", explicó que EEUU necesita destruir el actual gobierno de Siria y colocar en el poder un títere islamista, lo que no solamente sometería este país a la hegemonía de los bancos norteamericanos sino le abriría el camino para preparar la conquista de Irán y empezar el acoso real de Rusia y China.

Debido a escalada de guerra en Siria, auspiciada por Estados Unidos e Israel y que comenzó en 2011, este país fue el que más generó los desplazados forzados: 3,8 millones de refugiados y 7,6 millones de desplazados internos. Pero esto no es todo. De acuerdo al Observatorio Sirio de los derechos Humanos (OSDH), "se ha contabilizado la muerte de 202.354 personas en Siria, 63.074 de los muertos son civiles, entre ellos 10.377 niños y hay miles de desaparecidos imposible de registrar como en otros países donde pisaron el suelo las botas de los soldados norteamericanos o de sus aliados o de sus muyahidines, talibanes, miembros de al-Qaeda, al-Nuzra y el de su nueva creación monstruosa: el Estado Islámico.

En África desde la formación del Mando África del Departamento de Estado de Estados Unidos (AFRICOM) en 2007, responsable de las operaciones militares de EEUU en 54 países africanos, el número de conflictos étnicos o religiosos se incrementó significativamente. Mientras en 2008 AFRICOM realizó 108 misiones en África Subsahariana, en 2014 su número se incrementó a 674, incluyendo la intervención en Libia. En esta parte de África el número de refugiados alcanzó 3,7 millones y 11,4 millones de desplazados internos de los cuales 4,5 millones eran nuevos desplazados en 2014.

Según el presidente de Sudán, Omar Hasan al Bashir, "la CIA y Mossad son responsables de la agudización de los conflictos étnicos" que han traído la muerte a más de 50.000 personas. Estados Unidos e Israel apoyaron el Movimiento de Liberación del Pueblo de Sudán (MLPS) en el sur del país en su lucha contra el gobierno de Sudán y financiaron la formación en 2011 del Estado 54 en África, Sudán del Sur.

Por supuesto el petróleo y el rechazo de Washington a la presencia de China en Sudán motivaron la guerra civil y la escisión del Sudán del Sur. El nuevo estado posee el 75 por ciento de reservas de petróleo que cuentan con 6,4 mil millones de barriles. China importó en 2014 de Sudán el 7 por ciento del petróleo que consume. El problema que actualmente tiene EEUU en Sudán consiste en que mientras los yacimientos del oro negro se encuentran en Sudán del Sur, las refinerías, los oleoductos y el puerto están ubicados en el norte de Sudán que está fuera del control norteamericano. A la vez el presidente de Sudán al-Bashir tiene excelentes relaciones con China. Entonces la respuesta norteamericana está orientada a generar una nueva escalada del conflicto interno. A nivel internacional el Departamento de Estado norteamericano logró convencer a la Corte Penal Internacional (Corte de Haya) que declare al presidente al-Bashir responsable del genocidio en el país y ordene su detención. Entonces habrá que esperar más sangre, muertos y nuevos refugiados en esta región.

En otro país africano, Nigeria hubo un incremento del 17 por ciento de refugiados en 2014 en comparación con el 2013, siendo la causa principal los recursos energéticos. Jacques Bergier y Bernard Tomas en su libro "La Guerra Secreta de Petróleo" escribieron que "una vez que las petroleras han obtenido informaciones sobre el lugar exacto donde se podría perforar con toda probabilidad de éxito, las corporaciones en sintonía con sus gobiernos pueden pasar a la acción: pueden provocar una modificación de fronteras como fue el caso de Monte Siinai y hasta hacer que surja un país enteramente nuevo. Sucedió en Sudán y en Nigeria, Biafra quiso independizarse en un baño de sangre con pretexto de una rivalidad étnica entre ibos y husos. Pero la verdadera razón fue el petróleo cuyas reservas alcanzan 36,8 mil millones de dólares. Estados Unidos planificó importar de Nigeria en 2020 cerca de 8 mil millones de barriles pero los chinos han sido más activos y efectivos han invertido cerca de 20 mil millones de dólares en Nigeria y crearon 200.000 puestos de trabajo. Lo mismo hicieron en Sudán y Angola. Todo esto constituye un motivo para Washington de promover nuevos conflictos internos, el terrorismo, ataques de drones, revoluciones de colores, caos y como resultado nuevos miles de desplazados.

Ya vemos sus consecuencias en Ucrania, donde según ACNUR el número de refugiados alcanzó ya 1,1 millones y el número de personas que solicitaron asilo, permisos de residencia y otras formas de estancia legal en países vecinos es de 674.300, incluyendo 542.800 en Rusia y 80.700 en Bielorrusia. Además más de 6.000 personas perdieron la vida en Ucrania y todo debido a la voluntad de los "iluminados" globalizadores norteamericanos de aislar a Rusia y expandir el poder financiero llamado globalizado pero en realidad dominado por Norteamérica y sus megabancos y megacorporaciones.

La tendencia del incremento de refugiados no variará en los próximos años debido al plan maquiavélico de los cuatro megabancos norteamericanos (Black Rock, StateStreet Corporation, Fidelity, Vanguard Group), manejados por unas 10 familias y que quieren someter el mundo a su control usando el poder bélico, diplomático, financiero y cultural norteamericano. No les importa el precio que ya están pagando los soldados norteamericanos que participaron en la guerra de Afganistán e Irak y en otros lugares del planeta. Los médicos, a base de la experiencia de los militares norteamericanos en Corea y Vietnam, consideran que las consecuencias físicas y psicológicas como estragos de guerra empiezan a manifestarse en el promedio de 8 años después del retiro.

Actualmente, según The New York Times (20 de junio 2015), la lista de espera para ser atendido en el Hospital Militar de Veterano es de 30 días y en total el número de citas médicas aumentó en 2,7 millones en comparación con el año pasado y 900.000 pacientes fueron persuadidos recibir el tratamiento fuera del hospital. En total la capacidad de atención médica aumentó a 7 millones de citas al año. Otras publicaciones hablan que de los 2 millones de soldados que hicieron rotación en Irak y Afganistán, unos 600.000 padecen el Desorden de Estress Post Traumático (PTSD) y la lista de espera para ser tratados es de 6 meses. Actualmente los que más tienen problemas psíquicos son los pilotos de drones que en los últimos tres años causaron la muerte a más de 6.000 personas inocentes en Irak, Afgnistán, Paquistán, Yemen, Somalia, Libia y Siria.

Los problemas de los refugiados, la muerte de los inocentes y la tragedia de los mismos victimarios no le interesa al pueblo norteamericano o europeo pues los medios de comunicación globalizados lograron convertir a la mayoría de los estadounidenses o europeos en zombis. Como dijo alguna vez el escritor británico Aldous Huxley (1894-1963), "la ignorancia es arma de la política y el placer es una forma de control".

Entonces la colectividad, que sería la única capaz de poner fin a las guerras, a la injusticia y a la deshumanización de la sociedad a las que arrastran los poderosos de este planeta, no existe. Por ello, lo que queda a los conscientes del planeta es crear medios alternativos y métodos asimétricos para hacerla revivir.
Vicky Peláez. Sputnik

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Fuente: http://mundo.sputniknews.com/firmas/20150625/1038681759.html