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miércoles, 5 de abril de 2023

La asombrosa historia de la científica que por un derrame cerebral que la paralizó temporalmente hizo un gran descubrimiento



Jill Bolte Taylor

Un derrame cerebral cambió para siempre la vida de la neurocientífica estadounidense Jill Bolte Taylor.

Tenía 37 años cuando una mañana de 1996 sintió que algo no andaba bien. Un vaso sanguíneo estalló en su cerebro y en pocas horas perdió la capacidad de caminar, hablar, leer, escribir o recordar.

"Esencialmente me convertí en un bebé en el cuerpo de una mujer", dice en diálogo con BBC Mundo.

Le tomó ocho años recuperarse. "Lo más difícil fue volver a leer".

Pese a las dificultades del camino, cuenta que si pudiera volver atrás en el tiempo no haría nada para evitar su derrame cerebral. "Lo tendría otra vez, absolutamente".

Elegida como una de las "100 personas más influyentes del mundo" por la revista Time, Bolte es autora de dos libros.

El primero, My Stroke of Insight (publicado en español como "Un ataque de lucidez"), fue traducido a más de 20 idiomas, y el segundo, Whole Brain Living, también ha sido un éxito editorial.

En este último libro, la neurocientífica propone que cada hemisferio del cerebro tiene una parte emocional y una parte racional.

Libro
FUENTE DE LA IMAGEN,JILL BOLTE TAYLOR Entonces, explica Bolte, esos cuatro módulos (dos en el hemisferio derecho y dos en el hemisferio izquierdo) operan como si se tratara de cuatro personajes que conforman lo que somos.

Lo increíble es que cuando estos cuatro personajes trabajan juntos y se equilibran entre sí como un cerebro completo, vivimos mejor.

"Todos estamos cableados en el cerebro para tener una profunda paz interior", dice la científica.

"¿Qué pasaría si no viviéramos en modo automático?, ¿qué tal si pudiéramos elegir qué partes de nuestro cerebro queremos utilizar en un momento dado y convertirnos en verdaderos maestros de nuestro propio cerebro?".

"Para mí esa es la evolución de la humanidad".

Actualmente Bolte vive la mitad del año en Bloomington -donde, entre otras cosas, trabaja como profesora adjunta de Anatomía, Biología Celular y Fisiología en la Universidad de Indiana- y la otra mitad del año en un bote en un lago de Kentucky.

Es portavoz del Centro de Recursos de Tejido Cerebral de Harvard (Harvard Brain Bank), pertenece a la Alianza Nacional de Enfermedades Mentales y tiene su Fundación Jill Bolte Taylor BRAINS, dedicada a entregar servicios educativos.

La clave para "una buena vida" según la Universidad de Harvard: qué dice el estudio más largo sobre la felicidad jamás realizado A continuación presentamos un extracto editado de la charla Ted Talk que Jill Bolte Taylor ofreció en California, Estados Unidos, donde explica cómo el derrame cerebral cambió su vida y cómo llegó a hacer un gran descubrimiento a partir de esa experiencia.

Crecí para estudiar el cerebro porque tengo un hermano que fue diagnosticado con esquizofrenia.

Como hermana y científica, me preguntaba ¿qué pasa con el cerebro de mi hermano y su esquizofrenia que no puede conectar sus sueños a una realidad común y compartida, y en su lugar se convierten en delirios?

Así que dediqué mi carrera a la investigación de las enfermedades mentales graves. Y me mudé de mi estado natal de Indiana a Boston, a trabajar en el laboratorio de la doctora Francine Benes, en el Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Harvard.

Jill Bolte Taylor FUENTE DE LA IMAGEN,JILL BOLTE TAYLOR En el laboratorio nos hacíamos la pregunta: ¿cuáles son las diferencias biológicas entre los cerebros de las personas diagnosticadas con trastornos mentales y aquellas sin ese diagnóstico?

Básicamente, estábamos mapeando los microcircuitos del cerebro. En esa época, tenía una vida con mucho significado porque hacía este tipo de investigación durante el día y luego, por las tardes y los fines de semana, viajaba como defensora de NAMI, la Alianza Nacional sobre Enfermedades Mentales.

Pero la mañana del 10 de diciembre de 1996 me desperté y descubrí que yo tenía un trastorno cerebral.

Un vaso sanguíneo estalló en la mitad izquierda de mi cerebro y en el transcurso de cuatro horas vi cómo mi cerebro se deterioraba por completo y perdía su capacidad para procesar información.

En la mañana de la hemorragia no podía caminar, hablar, leer, escribir o recordar nada de mi vida. Esencialmente me convertí en un bebé en el cuerpo de una mujer.

ilustración cerebro FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES "He traído para ustedes un cerebro humano real" Si alguna vez has visto un cerebro humano, es obvio que los dos hemisferios están completamente separados el uno del otro. Y he traído para ustedes un cerebro humano real.

Entonces, este es un cerebro humano real. Esta es la parte frontal del cerebro, la parte posterior del cerebro con una médula espinal colgando, y así es como se colocaría dentro de mi cabeza.

Jill Bolte Taylor en una conferencia. FUENTE DE LA IMAGEN,JILL BOLTE TAYLOR Nuestro hemisferio derecho tiene que ver con este momento presente. Se trata de aquí y ahora. Nuestro hemisferio derecho piensa en imágenes y aprende cinestésicamente a través del movimiento de nuestros cuerpos.

La información en forma de corrientes de energía entra simultáneamente a través de todos nuestros sistemas sensoriales.

Mi hemisferio izquierdo es un lugar muy diferente. Nuestro hemisferio izquierdo piensa lineal y metódicamente. Nuestro hemisferio izquierdo tiene que ver con el pasado y con el futuro.

"Mis manos parecían garras primitivas" Y esta fue la parte de mi cerebro que perdí la mañana de mi derrame cerebral. En la mañana del derrame cerebral, me desperté con un dolor punzante detrás de mi ojo izquierdo. Y era un tipo de dolor, dolor hiriente, que sientes cuando muerdes un helado.

Y simplemente me agarró y luego me soltó. Era muy inusual para mí experimentar algún tipo de dolor, así que pensé: "ok, simplemente comenzaré con mi rutina normal".

Jill Bolte Taylor y su madre tras la operación. FUENTE DE LA IMAGEN,JILL BOLTE TAYLOR Pie de foto,

Jill Bolte Taylor y su madre tras la operación.

Así que me levanté y me subí a mi planeador cardíaco, que es una máquina de ejercicios para todo el cuerpo. Y estoy empujando esta cosa, y me doy cuenta de que mis manos parecían garras primitivas sujetando la barra.

Pensé "eso es muy peculiar" y miré mi cuerpo y pensé, "vaya, soy una cosa rara".

Y fue como si mi conciencia se hubiera alejado de mi percepción normal de la realidad -donde soy la persona en la máquina que tiene la experiencia- a un espacio esotérico donde soy testigo de que tengo esta experiencia.

Y todo era muy peculiar y mi dolor de cabeza estaba empeorando, así que salgo de la máquina y estoy caminando por el piso de mi sala de estar, y me doy cuenta de que todo dentro de mi cuerpo se ha ralentizado mucho.

Y cada paso es muy rígido y muy deliberado. No hay fluidez en mi ritmo, y hay una constricción en mi área de percepción, así que solo estoy enfocada en los sistemas internos.

"¿Qué tengo, qué está pasando?"
Estoy parada en mi baño preparándome para entrar en la ducha y podía escuchar el diálogo dentro de mi cuerpo. Escuché una vocecita que decía: "está bien, tus músculos, tienes que contraerlos, tienes que relajarlos".

Y perdí el equilibrio y estoy apoyada contra la pared. Y me miro el brazo y me doy cuenta de que ya no puedo definir los límites de mi cuerpo. No puedo definir dónde empiezo y dónde termino, porque los átomos y las moléculas de mi brazo se mezclaron con los átomos y las moléculas de la pared.

cerebro de Bolte cuando tenía el derrame cerebral

FUENTE DE LA IMAGEN,JILL BOLTE TAYLOR Pie de foto,

Así se veía el cerebro de la neurocientífica antes de la cirujía.

Y todo lo que podía detectar era esta energía. Energía. Y me pregunto: "¿qué tengo, qué está pasando?" Y en ese momento, mi parloteo cerebral, el parloteo cerebral de mi hemisferio izquierdo quedó totalmente en silencio. Como si alguien hubiera tomado un control remoto y presionado el botón de silencio y… silencio total.

Y al principio me sorprendió encontrarme dentro de una mente silenciosa. Pero luego me cautivó de inmediato la magnificencia de la energía que me rodeaba.

Y como ya no podía identificar los límites de mi cuerpo, me sentía enorme y expansiva. Me sentí una con toda la energía, y era hermoso.

Entonces, de repente, mi hemisferio izquierdo vuelve a estar en línea y me dice: "¡Oye! tenemos un problema, tenemos un problema, tenemos que buscar ayuda".

Entonces pienso: "está bien, está bien, tengo un problema", pero luego volví de inmediato a la conciencia y me refiero cariñosamente a este espacio como La La Land. Pero era hermoso allí.

Imagina cómo sería estar totalmente desconectado de tu charla cerebral que te une al mundo exterior.

Así que aquí estoy en este espacio, y cualquier estrés relacionado con mi trabajo desapareció. Y me sentí más ligera en mi cuerpo. Imagina: todas las relaciones en el mundo externo y los muchos factores estresantes relacionados con cualquiera de ellas, desaparecieron. Tuve una sensación de paz.

"Tenemos que conseguir ayuda"
¡Imagina cómo se sentiría perder 37 años de equipaje emocional! Sentí euforia. La euforia era hermosa, y luego mi hemisferio izquierdo se conecta y dice "¡Oye!, tienes que prestar atención, tenemos que conseguir ayuda".

Y yo pensaba: "Tengo que conseguir ayuda, tengo que concentrarme". Así que salgo de la ducha y me visto mecánicamente y camino por mi apartamento y pienso: "tengo que ir a trabajar, tengo que ir a trabajar, ¿puedo conducir?, ¿puedo conducir?".

Jill Bolte Taylor

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES Y en ese momento mi brazo derecho quedó totalmente paralizado. Y me di cuenta: "¡Oh, Dios mío! ¡Estoy teniendo un derrame cerebral! ¡Estoy teniendo un derrame cerebral!".

Y lo siguiente que me dice mi cerebro es: "¡Guau, esto es genial, esto es genial! ¿Cuántos neurocientíficos tienen la oportunidad de estudiar su propio cerebro de adentro hacia afuera?".

Y luego se me pasa por la cabeza: "pero yo soy una mujer muy ocupada. ¡No tengo tiempo para un derrame cerebral!". Así que luego pienso, "está bien, no puedo evitar que suceda el derrame cerebral, así que haré esto durante una o dos semanas, y luego volveré a mi rutina, está bien".

Así que tenía que pedir ayuda, tenía que llamar al trabajo, pero no podía recordar el número del trabajo. Entonces recordé que en el estudio de mi casa tenía una tarjeta de presentación con mi número.

"Solo podía ver pixeles"
Entonces, entro y saco una pila de siete centímetros de tarjetas de presentación. Estoy mirando la parte superior de la tarjeta y aunque podía ver claramente en mi mente cómo era mi tarjeta de negocios, no podía reconocer si era mi tarjeta o no, porque todo lo que podía ver eran pixeles.

Y los pixeles de las palabras se mezclaron con los pixeles del fondo y los pixeles de los símbolos, y simplemente no los podía reconocer. Tenía que esperar por lo que denomino como una ola de claridad.

ilustración cerebro
FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES En ese momento, logré volver a unirme a la realidad normal y pude darme cuenta de que esa no era la tarjeta. Me tomó 45 minutos bajar tres centímetros dentro de esa pila de tarjetas.

Mientras tanto, en esos últimos 45 minutos la hemorragia en mi hemisferio izquierdo aumentó. No entiendo de números, no entiendo de teléfono, pero es el único plan que tengo.

Así que tomo el teléfono y pongo la tarjeta de presentación aquí y hago coincidir la forma de los garabatos de la tarjeta con la forma de los garabatos del teclado del teléfono.

Pero luego regresé a La La Land. No recordaba cuándo volví, ni si ya había marcado esos números.

"Whoo woo wooo woo woo"
Así que tuve que empuñar mi brazo paralizado como un muñón, y cubrir los números a medida que avanzaba y los empujaba, para que cuando volviera a la realidad normal pudiera decir, "sí, ya marqué ese número".

Jill Bolte Taylor FUENTE DE LA IMAGEN,JILL BOLTE TAYLOR Pie de foto,

Bolte dedica parte de su tiempo al arte.

Eventualmente, se marca el número completo, y estoy escuchando el teléfono, y mi colega levanta el teléfono y me dice: "Whoo woo wooo woo woo". Y pienso para mis adentros: "¡Oh, Dios mío, suena como un golden retriever!".

Y le digo, con claridad mental, le digo: "¡esta es Jill! ¡necesito ayuda!". Y lo que sale de mi voz es, "Whoo woo wooo woo woo". Entonces pienso, "Oh, Dios mío, sueno como un golden retriever".

Entonces, no sabía que no podía hablar o entender el lenguaje hasta que lo intenté.

"Me despedí de mi vida"
Así que él reconoce que necesito ayuda y me consigue ayuda. Y un poco más tarde, estoy viajando en una ambulancia desde un hospital en Boston hasta el Mass General Hospital. Y me acurruco como una pequeña bola fetal.

Y al igual que un globo con la última gota de aire, sentí que mi energía se elevaba y sentí que mi espíritu se rendía.

ilustración cerebro FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES

Y en ese momento supe que ya no era la coreógrafa de mi vida. O los médicos rescataban mi cuerpo y me daban una segunda oportunidad de vida, o este era quizás mi momento de transición.

Cuando me desperté en la tarde, me sorprendió descubrir que todavía estaba viva.

Cuando sentí que mi espíritu se rendía, me despedí de mi vida, ymi mente quedó suspendida entre dos planos de realidad muy opuestos.

La estimulación que entraba a través de mis sistemas sensoriales se sentía como puro dolor. La luz quemó mi cerebro como un reguero de pólvora y los sonidos eran tan fuertes y caóticos que no podía distinguir una voz del ruido de fondo y solo quería escapar.

Como no podía identificar la posición de mi cuerpo en el espacio, me sentía enorme y expansiva, como un genio recién liberado de su botella.

Euforia silenciosa
Y mi espíritu voló libre como una gran ballena deslizándose por el mar de la euforia silenciosa. Armónico. Recuerdo haber pensado que no había forma de que pudiera volver a exprimir la enormidad de mí misma dentro de este pequeño cuerpo.

Pero me di cuenta: "¡todavía estoy viva! Todavía estoy viva y he encontrado el Nirvana. Y si he encontrado el Nirvana y todavía estoy viva, entonces todos los que estén vivos pueden encontrar el Nirvana".

Trabajo de arte de Bolte. FUENTE DE LA IMAGEN,JILL BOLTE TAYLOR Pie de foto,

Bolte dedica parte de su tiempo a hacer vitrales.

Me imaginé un mundo lleno de personas hermosas, pacíficas, compasivas y amorosas que sabían que podían venir a este espacio en cualquier momento.

Y que podrían elegir deliberadamente dar un paso a la derecha de sus hemisferios izquierdos y encontrar esta paz.

Y luego me di cuenta del tremendo regalo que podía ser esta experiencia y cómo esta revelación del derrame cerebral podía mostrarnos cómo vivimos nuestras vidas. Y eso me motivó a recuperarme.

El poder del hemisferio derecho
Dos semanas y media después de la hemorragia, entraron los cirujanos y me quitaron un coágulo de sangre del tamaño de una pelota de golf que estaba presionando mis centros lingüísticos. Estaba con mi mamá, que es un verdadero ángel en mi vida.

Me tomó ocho años recuperarme por completo. Entonces, ¿quiénes somos?. Somos el poder de la fuerza vital del universo, con habilidad manual y dos mentes cognitivas.

Casa-bote donde la científica vive la mitad del año. FUENTE DE LA IMAGEN,JILL BOLTE TAYLOR Pie de foto,

En este bote, llamado "Ondas cerebrales", vive Bolte la mitad del año.

Y tenemos el poder de elegir, momento a momento, quién y cómo queremos ser en el mundo. Justo aquí y justo ahora, puedo entrar en la conciencia de mi hemisferio derecho.

Yo soy el poder de la fuerza vital del universo y el poder de la fuerza vital de los 50 billones de hermosos genios moleculares que componen mi forma. Soy uno con todo lo que es.

O puedo optar por entrar en la conciencia de mi hemisferio izquierdo donde me convierto en un solo individuo, sólido, separado del flujo, separado de ti. Soy la doctora Jill Bolte Taylor, intelectual, neuroanatomista.

Estos son el "nosotros" dentro de mí.

¿Cuál escogerías?, ¿cuál eliges?, ¿y cuándo? Creo que cuanto más tiempo pasemos eligiendo hacer andar el circuito de paz interna profunda de nuestros hemisferios derechos, más paz proyectaremos en el mundo y más pacífico será nuestro planeta.

Y pensé que esta era una idea que valía la pena difundir.

sábado, 3 de marzo de 2018

Atención opositores: El método para mejorar la memoria que no requiere ningún esfuerzo.

Cuando tratas de memorizar algo nuevo es normal asumir que, cuanto más empeño pones en ello, mejor te irá.

Sin embargo, puede que lo que necesites sea justamente una pausa en la que no hagas nada. Literalmente.

Apaga la luz, relájate y disfruta de 10 o 15 minutos de tranquilidad y verás que recordarás mucho mejor lo que acabas de aprender que si hubieses tratado de usar ese tiempo de manera más productiva.

Si bien se sabe que no debemos acelerarnos cuando estudiamos, nuevas investigaciones indican que debemos apuntar a una "interferencia mínima" durante estas pausas, evitando deliberadamente cualquier actividad que pueda afectar a la delicada tarea de formar memorias.

Así que nada de mirar el celular, los correos electrónicos o navegar por internet. Tienes que darle a tu cerebro la oportunidad de recargar baterías sin distracciones.

Este descubrimiento resulta alentador para las personas con amnesia o algunas formas de demencia, ya que presenta una forma de liberar una capacidad de aprender latente, previamente desconocida.

Experimentos
Los beneficios del descanso para mejorar la memoria fueron documentados por primera vez en 1900 por el psicólogo alemán Georg Elias Müller y su estudiante Alfons Pilzecker.

En uno de sus varios experimentos, Müller y Pilzecker les pidieron a los participantes que aprendiesen una lista de sílabas sin significado.

A una mitad del grupo le solicitó que aprendiese inmediatamente el contenido de una segunda lista, mientras que la otra pudo descansar seis minutos antes de comenzar con la tarea.

Cuando se examinó a ambos grupos una hora y media más tarde, los dos mostraron diferencias notables.

Los que hicieron el paréntesis recordaron cerca del 50% de la lista, mientras que los otros solo un 28%.

Esto indica que nuestra memoria de información recién aprendida es especialmente frágilapenas ha sido codificada, con lo cual es susceptible de sufrir interferencias si recibimos nueva información.

Beneficios del descanso
Las implicaciones más amplias de este hallazgo se hicieron evidentes recién a principios de la década del 2000, gracias a un estudio de Sergio Della Sala, investigador de la Universidad de Edimburgo, en Reino Unido, y Nelson Cowan de la Universidad de Misuri, en Estados Unidos.

El equipo quería descubrir si reducir la interferencia podía servir para mejorar la memoria de los pacientes que habían sufrido un daño neurológico.

Usando una técnica similar a la de Müller y Pilzecker, les ofrecieron a los participantes una lista de 15 palabras y los pusieron a prueba 10 minutos más tarde.

A algunos sujetos los mantuvieron ocupados con pruebas cognitivas y a otros los dejaron descansar en una sala oscura.

Y el impacto de una intervención leve fue mucho más profundo de lo que esperaban.

Los que descansaron triplicaron el número de palabras que recordaron —de 14% a 49%—, obteniendo un resultado similar al de la gente sin daño neurológico.

Della Sala y una estudiante de Cowan, Michaela Dewar, de la Universidad de Heriot-Wattt, repitieron estos estudios en contextos muy diferentes.

Descubrieron que en pacientes sanos, los períodos de descanso cortos también pueden mejorar la memoria espacial.

Por ejemplo, el descanso los ayudó a recordar el sitio de diversos puntos geográficos en un ambiente de realidad virtual.

El recuerdo, además, se mantuvo por una semana después de haberlo aprendido.

El beneficio resultó ser igual tanto para jóvenes como para personas mayores.

En todos los casos, los investigadores simplemente les pidieron a los participantes que se sentaran en una habitación con luz tenue, sin celulares ni distracciones similares.

La mayoría se dedicó a descansar y a dejar vagar su mente.

Formación de las memorias
El mecanismo exacto por el cual el descanso parece ser beneficioso no se conoce.

Pero algunas de sus claves residen en cómo se forman las memorias.

Se sabe que inicialmente, cuando se codifican, pasan por un período de consolidación, y se guardan en un sitio por un largo plazo.

Antes se creía que esto ocurría principalmente durante el sueño, cuando se intensificaba la comunicación entre el hipocampo —el sitio en donde las memorias se forman por primera vez— y la corteza cerebral, un proceso que podría fortalecer las nuevas conexiones neuronales que se necesitan más tarde para llamar a esos recuerdos.

Esta intensificación de la actividad nocturna puede explicar por qué generalmente aprendemos mejor antes de irnos a dormir.

Pero un estudio de 2010 de Lila Davachi, investigadora de la Universidad de Nueva York, EE.UU., descubrió que esto no se limitaba al sueño sino que ocurría también cuando estábamos despiertos, descansando.

Puede que el cerebro aproveche los momentos de descanso para consolidar lo que aprendió recientemente, y reducir la estimulación en estos momentos ayuda.

Y es posible que el daño neurológico haga que el cerebro sea particularmente vulnerable a las interferencias después de aprender algo nuevo, y por ello hacer un descanso demostró ser particularmente importante para los sobrevivientes de un derrame cerebral o para personas con Alzheimer.

Pero más allá de los beneficios clínicos para esta clase de pacientes, los expertos concuerdan en que programar períodos de descanso regulares y sin distracciones puede ayudarnos a todos a recordar material nuevo más firmemente.

En la era del exceso de información, es bueno recordar que nuestros teléfonos inteligentes, no son la única cosa que necesita recargarse a intervalos regulares.

Nuestra mente, claramente, también lo necesita.


Fuente: http://www.bbc.com/mundo/vert-fut-43127240

martes, 25 de junio de 2013

¿Cuál es la mejor técnica para memorizar hechos? Según la BBC

Las técnicas diseñadas para ayudar a recordar -mnemotecnia- se utilizan desde hace miles de años.

En la Antigüedad había una mayor necesidad de recurrir a este tipo de técnicas que ahora que hay tabletas y computadoras.

El método más conocido tiene sus orígenes en Grecia, en el siglo V a.C.

Cuando le pidieron al poeta Simónides de Ceos que identificara a personas que habían sido aplastadas por el derrumbe de un edificio del que acababa de salir, Simónides descubrió que podía hacerlo recordando mentalmente dónde se había sentado cada uno.

Este truco, que consiste en vincular hechos con lugares, todavía es ampliamente utilizado por participantes de concursos en que ponen a prueba la memoria. Es conocido como "camino mental" o Método de Loci (MOL, en sus siglas en inglés), y loci, que viene del latín, significa 'lugares'.

Irónicamente, se cree que la historia de Simónides es sólo un lindo cuento (1) que se usa para que la gente se acuerde de cómo funciona.

Con escáneres del cerebro se ha descubierto que los expertos que utilizan MOL para memorizar tienen niveles de activación más elevados en áreas del cerebro percepción espacial, como el hipocampo, pero no queda claro cómo esto ayuda al recuerdo.

Sin embargo, no funciona solamente con hechos ordinarios: en 2009, un equipo de científicos de Canadá y Estados Unidos informaron que puede ser usado para recordar decenas de miles de datos aleatorios.

También se está investigando la técnica MOL como forma de combatir la pérdida de memoria relacionada con la edad avanzada. Fuente: BBC

Nota. (1) Los cuentos son narraciones que tienen una utilidad principal; enseñar cosas que se consideran útil para la vida, para el grupo social, aprender preceptos, recordar consejos, normas, valores, ... memorizar información en definitiva. Y como, si es bello, se recuerda mejor, aparece la estética ligada a la narración. Otro método ancestral para aprender y recordar conocimientos, valores y actitudes, ha sido y es el canto.