miércoles, 22 de noviembre de 2023

Hacer unas buenas lentejas

Hacer fuego con dos palitos, orientarse con las estrellas o potabilizar agua son conocimientos que te pueden salvar la vida, pero para nosotros no hay nada más imprescindible para la supervivencia que saber preparar unas lentejas. Estas humildes legumbres han permitido seguir en este mundo a familias, estudiantes y siervos del táper durante generaciones, y si no sabes cocinarlas -o las cocinas y te salen regulinchi- es hora de que te pongas las pilas y aprendas.

Nuestra fórmula paso a paso no sólo es apta para cocinillas y para zotes en la cocina e incluye trucos para multiplicar el sabor, sino que puedes adaptarla a tus gustos / manías o a lo que tengas en la nevera. ¿Admite chorizos, morcillas y otras carnes? Sí, pero desde aquí hacemos un llamamiento a probarla sin ellos, porque jugando bien la baza del sofrito y las especias -especialmente el pimentón-, no los echarás de menos. Mira el vídeo de arriba para conocer el método, y si eres de los que necesita una receta concreta porque si no se pierde, también la tienes aquí abajo.

Tiempo: 50 minutos

Dificultad: Muy fácil

Ingredientes 
Para 4-6 personas
 
400 g de lentejas, a poder ser pardinas 
1 patata grande o 2 pequeñas 
2 zanahorias 
1 cebolla grande 
1 diente de ajo 
4 cucharadas de tomate triturado o rallado 
¼ de pimiento rojo o ½ verde 
1 cucharadita generosa de pimentón ahumado 
1 cucharadita de comino 
100 ml de vino blanco o de fino (opcional) 
1 hoja de laurel Aceite de oliva 
Pimienta negra 
Sal

Instrucciones

1. Poner las lentejas en una olla grande con 1,6 litros de agua fría (es posible que durante la cocción haya que añadir más, pero mejor empezar con esta cantidad). 

Consejo

Si vives en una zona con aguas duras, mejor remoja previamente las lentejas durante un par de horas.

2. Añadir media cebolla entera, el ajo, el laurel, pimienta negra y sal.

3. Calentar a fuego medio alto. Cuando hierva, bajar el fuego a suave y dejar tapado casi del todo. El tiempo de cocción puede variar entre 30 y 45 minutos: lo mejor es ir probándolas y añadiendo más agua si se quedan demasiado secas. 

Consejo
Puedes reducir el tiempo a unos 15-20 minutos usando olla rápida.

4. Arrancar el sofrito picando la otra media cebolla y el pimiento. Ponerlo con un buen chorro de aceite y una pizca de sal en una sartén a fuego medio bajo para que se vaya pochando. Consejo

Al sofrito le puedes poner también ajo, zanahoria, apio o puerro picados.

5. A los cinco o 10 minutos, cuando la cebolla y el pimiento se hayan ablandado, añadir el tomate.

6. Pelar la patata y cortarla en dados o trozos pequeños. Pelar la zanahoria y cortarla en rodajas finas. Añadirlas a las lentejas cuando estas lleven unos 20 minutos cocinándose. Consejo

Puedes usar otras verduras como calabaza, boniato, alcachofas, espinacas o acelgas, pero siempre teniendo en cuenta sus tiempos de cocción. También carnes o embutidos previamente blanqueados aparte en agua hirviendo para que pierdan parte de su grasa.

7. Añadir el pimentón y el comino al sofrito y remover un minuto. Si se quiere, incorporar el vino blanco o jerez otro minuto o hasta que deje de oler a alcohol. Consejo

Se pueden usar otras especias al gusto, como curry o cúrcuma, o hierbas aromáticas como orégano, tomillo o romero.

8. Juntar el sofrito con la media cebolla y el ajo de las lentejas en un vaso batidor. Triturar y sumarlo a la olla de las lentejas, remover y cocer un par de minutos más. Corregir de sal. Consejo

Si las lentejas se ven muy densas, añadir agua o caldo de verduras. Si se ven muy líquidas, se puede triturar un cazo de lentejas y devolverlo a la cazuela.

Las 2 causas científicas por las que se cayeron las Torres Gemelas tras el impacto de los aviones el 11 de septiembre de 2001

El 11 de septiembre de 2001 dos aviones Boeing 767 embistieron las Torres Gemelas, que con sus 110 pisos eran los edificios más altos de Nueva York.

El primer avión chocó contra la torre norte a las 8:45 de la mañana. El edificio ardió durante 102 minutos y luego, a las 10:28 a.m. se derrumbó en solo 11 segundos.

Dieciocho minutos después del primer choque, a las 9:03 a.m., el segundo avión impactó la torre sur. El rascacielos resistió en llamas durante 56 minutos, tras lo cual, a las 9:59 a.m., colapsó en 9 segundos.

"Luego del increíble sonido del edificio colapsando, en pocos segundos todo se volvió más oscuro que la noche, sin sonido, y no podía respirar", recuerda Bruno Dellinger, un sobreviviente que trabajaba en el piso 47 de la torre norte.

"Estaba convencido de que estaba muerto, porque el cerebro no alcanza a procesar algo como esto", dice Dellinger en su testimonio compartido por el Museo y Monumento Conmemorativo del 11 de septiembre en Nueva York.

El saldo fueron 2.763 personas muertas, incluyendo los atancantes.

Trayectoria aviones
¿Por qué se cayeron las torres?
"La respuesta aceptada por toda la gente seria es que las torres se vinieron abajo porque fueron objeto de un ataque terrorista", le dice a BBC Mundo el ingeniero civil Eduardo Kausel, profesor emérito en el Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).

Torres Gemelas

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Las torres resistieron varios minutos antes de venirse abajo.

Justo después de los ataques, Kausel fue el líder de una serie de estudios y publicaciones en las que expertos del MIT analizaron las causas de los derrumbes desde el punto de vista estructural, de ingeniería y arquitectónico.

La respuesta de Kausel encierra una serie de fenómenos físicos y químicos que desataron una catástrofe que nadie, para ese entonces, era capaz de imaginar.

Combinación fatal
Los estudios del MIT, que se publicaron en 2002, coinciden en gran parte con los hallazgos del reporte que el gobierno de Estados Unidos le encargó al Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST, por sus siglas en inglés) para averiguar por qué se cayeron las torres, y cuya versión final se publicó en 2008.

Cómo el "cerebro detrás de los ataques del 11 de septiembre" se le escapó al FBI en la década de los 90

Torres Gemelas

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En 2001 las Torres Gemelas eran los edificios más altos de Nueva York.

Tanto el MIT como el NIST concluyen que las torres se derrumbaron debido, principalmente, a la combinación de dos factores:

• El severo daño estructural que causaron los choques de los aviones en cada edificio

• La cadena de incendios que se expandieron a lo largo de varios pisos

"Si no hubiese habido incendio, los edificios no se habrían derrumbado", dice Kausel.

"Y si hubiese habido únicamente incendio, sin el daño estructural, tampoco se habrían venido abajo".

"Las torres tenían mucha resistencia", dice el ingeniero.

Cómo fueron los 149 minutos de caos y terror del 11-S de 2001 que cambiaron el mundo El informe del NIST, por su parte, afirma que existen documentos oficiales que indican que las torres estaban diseñadas para soportar el impacto de un avión Boeing 707, que era la aeronave comercial más grande que existía al momento de ser diseñadas.

Torres Gemelas
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Las torres quedaron reducidas a escombros.

Los investigadores del NIST, sin embargo, advierten que no encontraron información sobre los criterios y los métodos que se utilizaron para llegar a esa conclusión.

Lo que sí está claro es que, juntos, el impacto y el incendio, produjeron un desenlace fulminante: el colapso de ambas torres.

Cómo estaban construidas las torres
Las Torres Gemelas tenían un diseño que era estándar en la década de los 60, cuando comenzaron a ser construidas.

Cada edificio tenía en el centro un núcleo vertical de acero y hormigón, que albergaba los ascensores y las escaleras.

Cada piso se formaba con una serie de vigas de acero (horizontales) que partían desde ese núcleo y se conectaban con columnas de acero (verticales) para formar las paredes exteriores del edificio.

El entramado de vigas distribuía el peso de cada piso hacia las columnas, mientras que cada piso, a su vez, servía como un soporte lateral que evitaba que las columnas se torcieran, lo que en ingeniería civil se conoce como pandeo.

Torres Gemelas

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Las torres tenían una columna central a partir de la cual salían las vigas que se conectaban con las columnas exteriores.

Toda la estructura de acero estaba recubierta por hormigón, que funcionaba como un protector de vigas y columnas en caso de incendio.

Las vigas y las columnas, además, estaban recubiertas por una delgada capa aislante a prueba de fuego.

Impacto, fuego y aire
Ambas torres fueron golpeadas por modelos distintos de aviones Boeing 767, que son más grandes que un Boeing 707.

El impacto, según el informe del NIST, "dañó severamente" las columnas y desprendió el aislamiento contraincendios que recubría el entramado de vigas y columnas de acero.

"La vibración del choque hizo que el recubrimiento antifuego del acero se fracturara, con lo cual las vigas quedaron más expuestas al fuego", explica Kausel.

Así, el daño estructural le abrió camino a las llamas, que a su vez iban causando más daño estructural.

Torres Gemelas

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Gran parte del combustible se quemó durante la bola de fuego que se produjo al momento del impactó de los aviones.

Mientras eso ocurría, las temperaturas, que llegaban a los 1.000 °C, hacían que los vidrios de las ventanas se dilataran y se rompieran, con lo cual entraba aire que servía de alimento al fuego.

"El fuego se autoalimentó de aire y por eso se propagó", dice Kausel.

"Bombas voladoras"

Los datos oficiales estiman que cada avión cargaba cerca de 10.000 galones de combustible (más de 37.850 litros).

"Eran bombas voladoras", dice Kausel.

Gran parte de ese combustible se quemó durante la bola de fuego que se formó en el momento del impacto, pero también hubo mucho combustible que se derramó a los pisos inferiores de las torres.

Eso hizo que el fuego se expandiera, encontrando a su paso varios objetos inflamables que le permitían seguir avanzando.

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El fuego causó daños severos a las columnas de las torres.

Ese incendio descontrolado tuvo dos efectos principales, explica el ingeniero del MIT.

Primero, el intenso calor hizo que se dilataran las vigas y las losas de cada piso. Esto causó que las losas se separaran de sus vigas.

Además, la dilatación de las vigas también empujó las columnas hacia afuera.

Pero luego hubo un segundo efecto.

Las llamas comenzaron a ablandar el acero de las vigas, volviéndolas maleables.

Eso hizo que lo que antes eran estructuras rígidas, ahora parecieran cuerdas que al arquearse comenzaron a impulsar hacia adentro las columnas a las que estaban unidas.

"Eso fue fatal para las torres", señala Kausel.

Colapso
En ese momento ya estaban todos los ingredientes para desencadenar el colapso.

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El calor del fuego dilató las vigas, que a su vez empujaron las columnas.

Las columnas ya no estaban totalmente verticales, debido a que las vigas primero las empujaron hacia afuera y luego las halaron hacia adentro, así que comenzaron a pandear.

Así, según el informe del NIST, las columnas iniciaron el colapso arqueándose, mientras las vigas a las que estaban conectadas tiraban de ellas hacia adentro.

El análisis de Kausel, por su parte, añade que, en alguno casos, las vigas halaron tan fuerte de las columnas que destrozaron los pernos que las ataban a las columnas, lo que causó que estos suelos se derrumbasen y los escombros fueran causando sobrepeso en los pisos inferiores.

Esto produjo un estrés adicional a la capacidad de las ya debilitadas columnas.

El resultado fue una caída en cascada.

Torres Gemelas

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Las paredes se derrumbaron "como quien pela un banano".

Una vez que el edificio entró en caída libre, explica Kausel, el colapso expulsó progresivamente el aire que había entre los pisos, lo que causó un viento fuerte hacia la periferia.

Esto hizo que el derrumbe quedase envuelto en una nube de polvo, y que las paredes externas se derrumbasen hacia afuera, "como quien pela un banano", dice el experto.

Ambos edificios se esfumaron en cuestión de segundos, pero el fuego entre los escombros siguió ardiendo durante 100 días.

Veinte años después, el horror y el dolor que causaron los atentados aún no se apagan.


martes, 21 de noviembre de 2023

PSICOLOGÍA. El cerebro nos impide ver la fuerza de los argumentos que nos contradicen.

Los científicos observan un área cerebral que podría influir en que hagamos oídos sordos a otras opiniones.

Si un amigo le dijera que acaba de ver un elefante rosa volando no le creería. Los elefantes no son rosas y no vuelan, por lo que usted necesita algo más que un supuesto testigo para cambiar su idea de cómo funciona el mundo. El cerebro rechaza de primeras información que contradice lo que usted ya sabe y así funciona bien, porque en la abrumadora mayoría de los casos está en lo correcto. Pero ¿qué ocurre cuando el argumento es bueno —no un elefante volador— y al menos deberíamos tenerlo en cuenta aunque nos contradiga? "Me da igual", respondería el cerebro.

"¿Por qué hemos desarrollado un cerebro que descarta información perfectamente válida cuando esa información no se ajusta a su visión del mundo? Esto puede parecer un mal diseño que puede conducir a muchos errores de juicio. Entonces, ¿por qué no se ha corregido este fallo en el transcurso de la evolución humana?", se pregunta la neurocientífica Tali Sharot en The influential mind (La mente influyente, editorial Little Brown). Para tratar de responder a estas preguntas, Sharot, de la University College de Londres, ha realizado una serie de experimentos que mostrarían, de confirmarse, cómo el cerebro se niega a abrir la puerta cuando quien llama es una opinión que lo contradice, por muy convincente que pudiera ser.

En estos experimentos, se hacía jugar a los participantes en una especie de El precio justo con el coste de varios inmuebles. Se les muestra un precio y tienen que decidir si es mayor o menor y, después, decidir cuánto apuestan a que están en lo cierto: entre 1 y 60 centavos. De esta manera, se puede medir lo seguros que están de sus decisiones. Entonces, se les mostraba lo que había apostado su acompañante en el juego y se les daba la opción de cambiar la cantidad apostada, pero no el sentido de la apuesta. Para los científicos, no fue una sorpresa lo que observaron: cuando el otro sujeto les daba la razón, aumentaban la apuesta. Y si el otro estaba muy seguro, la aumentaban mucho más. Es decir, que tenían en cuenta la fuerza de la convicción del compañero cuando coincidían.

Sharot define el sesgo de confirmación como "buscar e interpretar datos de una manera que fortalezca nuestras opiniones preestablecidas" Pero cuando el compañero apostaba lo contrario, no tenía tanta influencia y apenas reducían lo apostado. Lo más interesante es lo que ocurría cuando el compañero opinaba lo contrario y además apostaba mucho por esa opción, es decir, cuando su convicción transmitía mucha fuerza. En ese caso, seguía sin tener mucha influencia: daba igual la intensidad de la apuesta. "Descubrimos que cuando las personas no están de acuerdo, sus cerebros no logran registrar la fuerza de la opinión de la otra persona, lo que les da menos razones para cambiar de opinión", resume Andreas Kappes, investigador de la Universidad de la City de Londres y coautor de este estudio, que publica Nature Neuroscience. "Nuestros hallazgos sugieren que ni siquiera los argumentos más elaborados del otro lado convencerán a las personas más polarizadas porque el desacuerdo será suficiente para rechazarlo", asegura Kappes. Y añade: "El hecho de no observar la calidad del argumento opuesto hace que los cambios en la mente sean menos probables".

Estos científicos dieron un paso más allá en el entendimiento de este sesgo de confirmación, que Sharot, directora del Affective Brain Lab en la University College de Londres, define así: "Buscar e interpretar datos de una manera que fortalezca nuestras opiniones preestablecidas". Sharot y su equipo realizaron estos experimentos observando la actividad del cerebro de los participantes mediante resonancia magnética. Y pusieron el foco en una región muy concreta, la corteza prefrontal medial posterior, un área que se activa al escudriñar la confianza o la calidad de la evidencia que se nos presenta y luego nos lleva a cambiar nuestras creencias y opiniones de acuerdo con la calidad de esas pruebas. Si escucho a un médico confiado sugiriendo que debería comenzar el tratamiento, entonces la corteza prefrontal medial posterior rastrea la confianza del médico y me lleva a ajustar mi opinión en consecuencia: mi creencia de que debo tratarme aumenta, explica Kappes.

Preguntas sin respuesta
Al observar la actividad cerebral durante el experimento, vieron que cuando las personas estaban de acuerdo esa región del cerebro estudiaba el nivel de confianza de la otra persona, lo que llevaba a ajustar sus creencias de acuerdo con la confianza de la otra persona. "Sin embargo, cuando las personas no estaban de acuerdo el cerebro no lo hizo, dando a las personas pocas razones para cambiar de opinión", resume Kappes. ¿Por qué ocurre esto? "Nuestros hallazgos no brindan una respuesta a esa pregunta, solo ofrecen un mecanismo que subyace a la renuencia de las personas a cambiar de opinión", responde este psicólogo social. Sharot publicó un estudio este verano en el que descubrieron que la gente deja de realizar búsquedas en Internet cuando los primeros resultados proporcionan la información deseada, otra forma de sesgo de confirmación digital. "La tendencia conductual a descartar la información discrepante tiene implicaciones significativas para los individuos y la sociedad, ya que puede generar polarización y facilitar el mantenimiento de creencias falsas", afirma la científica.

"A la hora de intentar alcanzar un consenso, busquemos un punto de partida en el que estemos de acuerdo, y a partir de ahí será más fácil", razona Martínez-Conde

"Este estudio es un buen primer paso para estudiar los mecanismos del sesgo de confirmación, porque encuentran una correlación con las diferencias en esta región del cerebro, pero esto sigue sin explicar esa discrepancia entre nuestra opinión y la evidencia que nos contradice", opina la neurocientífica Susana Martínez-Conde, especialista en estos autoengaños de la mente. "Seguimos sin saber el mecanismo neural; el hecho de encontrar actividad asociada no da una explicación, cualquier comportamiento va a estar basado en el cerebro, lo extraño sería que no se observara diferencia", apunta la directora del laboratorio de Neurociencia Integrada de la Universidad del Estado de Nueva York. Ella sí cree, no obstante, que se puede encontrar una respuesta en el cerebro "quizá no con estas herramientas actuales, pero a nivel teórico el mecanismo neural tiene una respuesta física que debemos poder observar".

Pero Martínez-Conde es optimista sobre lo que muestran estos experimentos. "Los resultados no son tan alarmantes: las opiniones negativas influyen, aunque mucho menos, aunque no tienen el mismo peso, pero sí las consideramos mínimamente. Es un comienzo", asegura. Al desarrollar su argumento, Martínez-Conde coincide con lo que asegura Tali Sharot en su libro: "Los números y las estadísticas son necesarios y maravillosos para descubrir la verdad, pero no son suficientes para cambiar las creencias, y son prácticamente inútiles para motivar la acción". La mejor forma de abordar este sesgo de confirmación es plantear los argumentos envueltos en una narrativa que implique que se está de acuerdo. Como si en el experimento hubieras votado lo mismo, porque es cuando sí se atienden los argumentos del otro. "A la hora de intentar alcanzar un consenso, busquemos un punto de partida en el que estemos de acuerdo, y a partir de ahí será más fácil moderar las opiniones de los demás", razona Martínez-Conde.

Trump y las estaciones tozudas
"Escuchamos lo que queremos oír y lo que no, lo descartamos: no le damos el mismo peso a las opiniones que nos contradicen", afirma Susana Martínez-Conde sobre los resultados del estudio que publica Nature Neuroscience y en el que ella no ha participado. Pero añade: "El problema del sesgo de confirmación es bastante más amplio y profundo que unas posturas ideológicas". Para ilustrarlo, recurre a un experimento de su colega Matthew Schneps, que ha trabajado en la resistencia para cambiar las propias ideas erróneas con respecto a los conceptos de astronomía básica. Gran parte de los graduados de Harvard creían que las estaciones se producen por la cercanía al Sol y no por la inclinación de la Tierra. Schneps descubrió que, aunque se corrigiera el error sin que los participantes opusieran resistencia, al cabo del tiempo volvían de nuevo a su explicación equivocada inicial. "Creo que hay unos periodos críticos en los que la solidez de las sinapsis convierten en algunos circuitos casi en algo inamovible", asegura Martínez-Conde. "Por eso tenemos que buscar nuevas herramientas", añade, "porque tal y como lo hemos llevado hasta ahora no está funcionando".

Pero unos investigadores de la Universidad de Londres sí han descubierto un caso en el que estamos dispuestos a aceptar datos que nos contradicen: cuando esos datos respaldan lo que queremos creer. Cuando en agosto de 2016 le preguntaban a futuros votantes de Donald Trump quién creían que iba a ganar las presidenciales, la mayoría apostaban por Hillary Clinton, con parecida convicción a la de los votantes demócratas. Cuando se les mostraba una encuesta que apoyaba esa idea, su apuesta no cambiaba gran cosa. Pero cuando les enseñaban una encuesta que daba ganador a Trump, los republicanos sí estaban dispuestos a darle la vuelta a su opinión. Aunque opinaban que ganaría Clinton, querían que ganara Trump, por lo que sus cerebros reciben con los brazos abiertos un dato en ese sentido.

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_- Henry Marsh: "Muchos de los que se oponen a la muerte asistida tienen enraizada la idea, bastante cruel, de que hay que sufrir al morir para ganarse el cielo"

Henry Marsh

_- Desde que tiene 12 años, el neurocirujano inglés Henry Marsh lleva un diario. Nunca pensó publicarlo y creía que se iba a convertir en un engorroso (aunque quizás interesante) legado para sus nietos. Hasta que alguien le aconsejó escribir un libro. Y todo cambió.

“Ante todo, no hagas daño”, publicado en 2014, fue traducido a casi 40 idiomas y vendió millones de ejemplares.

Su estilo directo, sencillo y sin embargo trufado de profundas reflexiones sobre su profesión y sobre la vida tocó un nervio profundo en sus lectores.

En 2017 publicó “Confesiones”, en la misma vena, y ahora se tradujo al español la tercera y última entrega de sus memorias, “Al final, asuntos de vida o muerte”, el cual es presentado en el HAY Festival de Arequipa, donde estará presente el autor.

Es, de alguna manera, su libro más íntimo y frágil, pero con su bisturí estilístico igual de afilado: cuenta cómo, después de algunos años de retiro, fue diagnosticado con un cáncer avanzado de próstata, el cual probablemente le provocará la muerte.


Cubierta del último libro de Henry Marsh


En el libro, usted reflexiona sobre la experiencia de pasar de ser un prestigioso doctor a paciente con una enfermedad grave. ¿Cuáles fue el cambio más grande?

Que tengo un tiempo limitado para vivir. Pueden ser años, pero todos nosotros, incluso cuando envejecemos, creemos que vamos a vivir para siempre.

Cuando te diagnostican con la que probablemente va a ser tu última enfermedad -como lo es cáncer de próstata- pues cambia las cosas un poco. La vida luce un poco más seria.

Usted escribe mucho sobre la figura del médico, la cual es muy poderosa para el paciente, casi un semidios. ¿Fue muy difícil pasar a ser un paciente después de haber sido un neurocirujano de renombre?

Fue difícil en el sentido de aceptar que yo estaba hecho de la misma carne y sangre que mis pacientes. Tan pronto como nos volvemos doctores tenemos que aprender, en cierta medida, a diferenciarnos de los pacientes.

Todos los médicos enfrentan este problema de encontrar un balance entre amabilidad y desprendimiento científico. Todos sabemos que los doctores se han vuelto muy fríos y alejados. Y los neurocirujanos somos a menudo acusados de eso.

Volverme un paciente, como tal, no me trajo ninguna sorpresa. Yo sabía que era humillante, degradante, intimidante... Lo sabía en parte porque mi hijo tuvo un tumor cerebral cuando era un bebé y sobrevivió, así que sabía lo que era enloquecer de ansiedad.

Pero lo sabía también por mis antecedentes académicos, yo me volví médico de manera tardía. Yo inicialmente estaba interesado en política y regímenes totalitarios. Y los hospitales y sus médicos son instituciones bastante totalitarias.

Ser médico también exige mucho a nivel personal. Mi padre era médico, cardiólogo, y lo pude ver de cerca

La responsabilidad es muy estresante si eres un persona bondadosa. Y la mayoría de los médicos lo son. La responsabilidad por la vida de otras personas es algo muy difícil. Todos cometemos errores y la neurocirugía es un área particularmente peligrosa.

Cuando empecé estaba lleno de ingenua excitación. Sabía que lo que hacía era muy riesgoso y peligroso, pero no sabía que no solo lo era para los pacientes sino también para mí. Porque es terrible cuando cometes un error y un paciente resulta afectado.

Pero yo también estaba profundamente enamorado de mi profesión y es algo que nunca me abandonó. Ya no ejerzo como doctor, pero enseño y doy conferencias y sigo pensando que es una profesión maravillosa.

Pero a veces es muy difícil encontrar un balances entre, como le dije, preocuparse y mantenerse alejado. O ser un individualista, como yo lo soy, y trabajar en equipo.

Porque hoy en día ser médico es sobre todo trabajar en equipo.

Usted dice en su libro que no recuerda sus triunfos sino sus fracasos.

No recuerdo para nada mis triunfos. Me sorprende genuinamente cuando me encuentro con alguno de mis antiguos pacientes y veo que están bien.

Pero eso es porque cuando una operación va bien, pues haz hecho bien tu trabajo y pasas a otra cosa. Pero cuando las cosas van mal, te dejan una herida.

Pero también dice que, como doctor, uno no podría hace su trabajo si fuera totalmente empático, si de alguna manera pudiera sentir todo lo que el paciente siente

Exacto, porque si sintieras como si fuera un miembro de tu familia, no podrías hacer tu trabajo. Tienes que estar emocionalmente alejado, pero no demasiado. Y es algo muy difícil.

Yo me especialicé en pacientes con tumores cerebrales, una condición que puede tomar muchos años en matarte. Me volví muy cercano de algunos de ellos, a veces llegando casi a ser amigos.

En mi primer libro cuento un caso en el que no debí haber operado de nuevo. Debí haber dejado morir a esa persona. Al operarla de nuevo solo hice que todo fuera peor.

Y los pacientes no quieren ver a sus doctores romper a llorar. Quieren que les importes, pero no en exceso. No quieres ver que el médico pierda el control.

Me impactó leer que, a pesar de que lo que más le entusiasmaba era operar y mientras más difícil mejor, después de retirarse no lo extraña para nada. Algo parecido ocurrió con mi papá. Se retiró a los 55 años después de una exitosa carrera y nunca más se interesó por la medicina. Se volvió agricultor

Sí, y me sorprende.

Tuve una vida muy ocupada. Por muchos años operaba cuatro días a la semana. Y creo que a medida que envejeces tu apetito por el riesgo -que es de lo que se tratan las cirugías: es como escalar montañas para altruistas- disminuye.

Lo que también paso es que, aunque creo en el sistema de salud nacional británico (NHS) -al que los estadounidenses consideran socialista-, se volvió terriblemente burocrático, algo que encuentro muy frustrante.

Entonces dejé de trabajar a tiempo completo a los 65 años. Pero todavía enseño y doy conferencias por todo el mundo.

Neurocirugía 
Neurocirugía

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Henry Marsh es un reconocido neurocirujano en Reino Unido, pionero en operaciones con anestesia local, en las que el paciente está consciente durante la cirugía.

En su libro usted menciona que sus primeros intereses fueron la filosofía y la política. Y eso es evidente en lo que escribe, usted habla de temas muy profundos…

De una manera muy simple…

Sí, pero son grandes preguntas sobre mente vs materia, consciente e inconsciente, muerte asistida... ¿Algún filosofo lo influyó en particular?

Yo estudié historia, filosofía y economía en la universidad.

En esa época, hace 50 años, todo era sobre análisis lingüístico y positivismo lógico, realmente aburrido. No enseñaban metafísica ni nada parecido.

Entonces terminé enfocado sobre todo en política y economía, en particular de Europa del Este y la Unión Soviética, lo que explica por qué años después me involucré con Ucrania.

El filósofo que más me influyó es Karl Popper. Mi padre me recomendó “La sociedad abierta y sus enemigos” cuando tenía 14 años. Fue un libro muy importante para mí.

También habla mucho sobre contar historias y la verdad es que usted es un gran narrador…

Sí, algunas personas me lo han dicho.

Desde muy niño me gustaban los cuentos de hadas, leí muchísimos libros. Mi madre era alemana y me leía los cuentos de los Hermanos Grimm. Y aún leo mucho.

Hay dos elementos clave para escribir bien : uno, someterse a la crítica, leerle tus cosas a otros y aceptar sus críticas. Y la otra es leer mucho.

¿Hay un escritor en particular que le guste?

He leído tanto que les he perdido la pista.

En términos de escritura autobiográfica hay un escritor inglés muy bueno, un poco olvidado ahora, llamado Norman Lewis, que tenía un estilo muy claro, preciso y agudo.

Ahora leo muy poca ficción, aunque leí mucha cuando era joven, en particular los grandes escritores rusos, y sobre todo a Tolstoi y Mijail Bulgakov.

En una entrevista usted dice que es muy emotivo

Sí, lo soy. Y es algo que he tenido que aprender a controlar.

Lo hace muy bien porque, por ejemplo, la manera como describe lo que va a ocurrir con sus cuerpo cuando su enfermedad avance es sorprendentemente fría y clínica…

Bueno, yo escribo para enfrentar mis sentimientos. Al explorarlos en mi escritura trato de controlarlos un poco.

Y también amo escribir. Me encanta el proceso creativo y el idioma inglés es un lenguaje maravillosamente flexible. Hay tantas palabras para definir algo que es ligeramente parecido pero no igual. Fue algo que destacó Borges.

¿Por qué decidió empezar a escribir?

Siempre lo he hecho. Escribo un diario desde que tengo 12 años. Nunca pensé escribir libros. Y cuando me preguntan por qué lo hago, digo la verdad: porque mi esposa me lo pidió.

Mi segunda esposa, Kate Fox, es una escritora y antropóloga social inglesa muy conocida.

Cuando nos conocimos le leí partes de mi diario y me dijo que debería convertirlo en un libro. Y lo hice, diez años después.

¿Le sorprendió el éxito de sus libros?

Sí, me sorprendió. Yo no sabía realmente lo que estaba haciendo. Los médicos han escrito sus memorias desde siempre, pero tienden a entrar en dos categorías:

Las que escriben los doctores jóvenes, que tienden a ser denuncias satíricas. Son médicos que, en última instancia, no llevan el peso de la responsabilidad por la vida de sus pacientes, porque siempre hay alguien por encima de ellos que la tiene.

Y las de médicos veteranos, a menudo después de que se retiran, que usualmente son memorias más “políticas”. Es un ejercicio en autojustificación, autopromoción y normalmente dejan por fuera los aspectos negativos de la profesión, que son los errores y los períodos de gran angustia.

Yo fui muy abierto en todo esto, porque era mi diario.

Mi primer libro fue traducido a 37 idiomas, en parte, creo, porque escribo bien y de manera simple, por lo que puede traducirse con facilidad, pero también hablar del cerebro es interesante y es inusual que un doctor sea tan penosamente honesto.

En el libro yo discuto algunos éxitos, pero es principalmente sobre riesgos y fracasos y lo que sentía al respecto, lo cual es más interesante. El éxito es aburrido.

Henry Marsh 
Henry Marsh
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Marsh ya no ejerce como médico, pero da conferencia y clases por todo el mundo.

En el libro usted menciona las diferentes metáforas que a lo largo de la historia se han hecho sobre el cerebro, generalmente con los últimos avances científicos, como la hidráulica o la máquina de vapor. La última, por supuesto es con el computador. Desde que empezó su carrera hasta ahora, ¿qué ha cambiado en su conocimiento sobre el cerebro?

Entendemos tan poco sobre el cerebro. Mientras más sabemos sobre él, menos lo entendemos. Y mientras más lo estudiamos, más evidencia encontramos de lo complicado que es. No se parece ni remotamente a un computador.

Ahora sabemos que hay centenares de diferentes tipos de células nerviosas. Cuando yo era estudiante solo sabíamos de dos neurotransmisores, los químicos que se mueven entre las células. Ahora conocemos más de cien.

Tenemos que aceptar que el cerebro obedece a las leyes físicas, es un sistema físico. Y cuando ves pacientes con daños en la parte frontal, sufren de terribles cambios de personalidad. Es un sufrimiento moral causado por heridas físicas en el cerebro.

Si aceptamos que el cerebro tiene que obedecer las leyes de la física, lo interesante es que esas leyes no tienen nada que decir sobre cómo esa materia física produce sufrimiento, ansiedad e ideas.

Y creo que es una tontería pensar que la inteligencia artificial puede llegar a reemplazar todo eso.

Volviendo al tema principal de su libro, ¿haría algo de manera diferente como médico después de su experiencia como paciente?

No lo creo… aunque los doctores viejos siempre creemos que somos mejores de lo que realmente somos.

Lo que entendí cuando me convertí en un paciente es la enorme distancia que existe entre médicos y enfermos. Como doctor sólo ves una parte muy pequeña de lo que está viviendo el paciente.

Pero creo que de alguna manera lo sabía y me gusta creer que fui un médico amable y considerado. Lo que puedo decir es que cada noche iba a visitar mis pacientes, que siempre llamé a las familias tan pronto como la operación terminaba… Y la verdad es algo poco usual entre los doctores.

Si hubiera tenido este cáncer cuando aún practicaba la medicina, ¿habría hecho algo diferente? La verdad es que lo dudo, pero puedo estar equivocado.

Otro de los grandes temas que usted enfrenta en su libro es la muerte. ¿Ha esta experiencia cambiado sus ideas sobre ella?

Antes de enfermarme ya hacía campaña a favor de la muerte asistida. Y descubrir que tenía cáncer sólo ha reforzado mis ideas al respecto. Incluso países católicos como España y Francia la han adoptado o lo van a hacer, pero no Inglaterra.

Ahora es un tema de evidencias y pruebas. La pequeña minoría en Inglaterra que se opone -a la que escuchan los políticos- está compuesta sobre todo de médicos que dan cuidado paliativo.

Pero la evidencia muestra que en los muchos países en los que se aplica con salvaguardas legales, la gente no es obligada o presionada a matarse. Y no hay pruebas de que se haya abusado de esas leyes.

Creo que en Inglaterra va a pasar. Es como el matrimonio gay. ¿Destruyó la institución de la familia? No. Pero eso toma tiempo. Y obviamente la Iglesia católica y buena parte de la protestante se oponen.

Creo que tienen enraizada de manera muy profunda esa idea, bastante cruel, de que hay que sufrir al morir para ganarse el cielo.

Habla mucho de muerte, pero usted es una persona increíblemente activa…

Claro, quiero hacer el mejor uso del tiempo que me queda.

Henry Marsh Pie de foto,
Henry Marsh
Pie de foto,
El primer libro de Henry Marsh fue traducido a 37 idiomas.

Usted ha tenido una vida larga y plena. A estas alturas ¿hay algo que aún quiera conseguir?

No. No tengo una lista de cosas que me faltan por hacer (bucket list). He tenido una vida muy completa. He tenido mucha suerte. Obviamente no quiero morir -nadie lo quiere- pero hay que ser realista al respecto.

Quiero escribir un libro para niños como un regalo para mis nietas y pasar el mayor tiempo posible con ellas y con mi esposa.

Voy a continuar haciendo campañas en favor de Ucrania y de la muerte asistida y continuaré dando clases.

Esta entrevista forma parte de nuestro cubrimiento del Hay Festival de Arequipa, que se realiza en esa ciudad peruana del 9 al 12 de noviembre. 

lunes, 20 de noviembre de 2023

Los trabajadores esclavos del franquismo en el Pirineo navarro: «Se iban secando hasta que morían»

Más de 2.000 prisioneros trabajaron de manera forzosa y en condiciones extremas en la construcción de la carretera que une los valles del Roncal y Salazar en el Pirineo navarro; sus familias han presentado la primera querella por trabajos forzados en la dictadura.

Con los ojos llorosos, Agurtzane rememora el tiempo que tardó su padre, Rafael Gorroño, en contarle que fue un trabajador esclavo del franquismo. Fue cuando ella ya era adulta en un viaje que ya habían realizado anteriormente a Roncal (Navarra). Pero esa vez, él le pidió si podían acercarse a Vidángoz, localidad situada en pleno Pirineo navarro a unos 11 kilómetros de Roncal. “Ahí nos empezó a contar que estuvo de prisionero construyendo una carretera”. La historia de Rafael es la de miles de prisioneros del franquismo que fueron utilizados como mano de obra esclava para construir infraestructuras por toda España en condiciones extremas y de explotación.

Unos 15.000 prisioneros trabajaron durante los primeros años de la dictadura franquista en la fortificación de la frontera con Francia con la construcción de cuatro carreteras, así como estructuras defensivas como búnkeres que se colocaron a lo largo de toda la muga. Para ello se utilizaron a prisioneros del bando republicano que se encontraban en campos de concentración y que fueron organizados en batallones. La gran mayoría de ellos eran los conocidos como “desafectos”, personas que no apoyaban el nuevo régimen de Franco, pero que no tenían imputaciones por delitos graves en contra del régimen y, que sin ser juzgadas, fueron utilizadas para estas tareas que se prolongaban durante años, tal y como cuenta el historiador y profesor de la Universidad Pública de Navarra Fernando Mendiola, quien es a su vez autor del libro ‘Esclavos del franquismo en el Pirineo’, donde profundiza en la historia de los batallones de trabajadores esclavos durante la dictadura en Navarra.

Es el caso de Juan Manuel Esteban Rico, quien tras combatir en diferentes frentes fue detenido en Vic en diciembre de 1937. Tras pasar por distintas cárceles franquistas y el campo de concentración de Miranda de Ebro, fue trasladado a Vidángoz en julio de 1940 para trabajar en la carretera que une los valles del Roncal y de Salazar en el Pirineo navarro, la Igal-Vidángoz-Roncal, de 17 kilómetros de longitud. “Mi padre me contó que él, dentro de lo que cabe, tuvo suerte; primero por haber sido catalogado como desafecto cuando había sido teniente del bando republicano; y después porque como había cursado estudios de ingeniería de minas le pusieron de encargado de diseñar los barracones y de custodiar las herramientas de trabajo”, explica su hijo Valentín.

Las condiciones en las que trabajaban y vivían eran extremas y precarias, con picos, palas y martillos como único material para picar la piedra y hacer los caminos. Además de estar privados de libertad -estaban continuamente vigilados por soldados armados-, pasaban hambre, frío y dormían hacinados en barracones e incluso tiendas de campaña de tela en pleno Pirineo. “Hombres grandes y fuertes que se iban secando y secando hasta que morían”, explicó a su familia en una carta José Barajas Galindo, uno de los prisioneros. Y añadió: “En ocasiones el compañero con el que dormía al lado, en el mismo camastro, estaba vivo la noche anterior y por la mañana amanecía cadáver”.
 


Foto: Trabajadores esclavos del franquismo que participaron en la construcción de la carretera Igal-Vidángoz-Roncal, en el Pirineo navarro. MEMORIAREN BIDEAK

“Pasaban mucha hambre, mi padre me contaba como hombres altos y de más de 90 kilos en pocos meses adelgazaban hasta enfermar”, señala Valentín Esteban. “Llegaban a comer hervidos tallos de berzas y otras raíces”, añade Emilio Elizondo, yerno del prisionero Rafael Gorroño. Uno de los testimonios recogidos por el historiador Fernando Mendiola en su libro es Félix, otro de los presos, quien relata: “Desde arriba mirábamos desde la carretera al campamento a ver si había humo; si había, sabíamos que había comida, y si no había humo, ¡otro día que sabíamos que no íbamos a comer!”.

Así, muchos de ellos murieron por enfermedades como la tuberculosis. Otros, intentaron fugarse y fueron fusilados. Pese a que tan solo hay trece muertes registradas de trabajadores en la carretera Igal-Vidángoz-Roncal, se cree que fueron más.

Más allá del hambre y del frío, algo en lo que coinciden los familiares en destacar como una de las principales causas de sufrimiento es la incertidumbre que padecían por no saber cómo estaba su familia y cuánto tiempo tardarían en volver a verles. “La madre de Rafael también había sido prisionera, la habían metido en la cárcel de mujeres de Saturraran, cerca de Ondarroa (Bizkaia). Allí estuvo prisionera hasta 1940 y a los pocos meses falleció. No pudo hablar con ella, ni despedirse”, lamenta su yerno.

Los prisioneros no sabían cuánto tiempo iban a estar en cada lugar y, de hecho eran movidos por diferentes obras. Juan Manuel Esteban Rico fue llevado después a la localidad guipuzcoana de Rentería y, tras ser liberado, lo enviaron a realizar el servicio militar a A Coruña.

“No tienen cuernos ni cola” 
Asimismo también era muy duro para ellos, según relatan sus familiares, el aislamiento al que estaban sometidos. Pese a vivir en el pueblo, los vecinos los miraban al principio con recelo debido a la propaganda franquista. “La frase más impresionante que he oído fue preguntarle un niño a su madre si nosotros éramos los ‘rojos’, a lo que la madre contestó que sí, y él dijo: ‘Pues no tienen cuernos ni cola’”, le contó el prisionero Adenso Dapena al historiador Fernando Mendiola.

Con el paso de los meses la confianza y relación con los vecinos fue en aumento hasta el punto de que les daban ropa y comida. “Mi padre le pedía a mi madre por carta que le mandara jabón para darle a una mujer de Vidángoz que le lavaba la ropa”, explica Valentín Esteban, que añade que incluso uno de los prisioneros se casó con una chica del pueblo, según le contó su padre.

Tras varios años de prisioneros esclavos, los que sobrevivieron y fueron liberados, quedaron “marcados” para el resto de sus vidas y a muchos les costó encontrar trabajo porque en sus expedientes figuraba que eran “desafectos”. Por ello, ahora sus familias piden para ellos justicia y reconocimiento como víctimas de la dictadura.

Fuente: 

¿Cuáles son los valores europeos que «defiende» Zelensky?

Traducido del inglés para Rebelión por Paco Muñoz de Bustillo

El presidente ucraniano Volodímir Zelensky afirma constantemente que Ucrania está defendiendo la libertad europea y a Europa. Bueno, veamos cuáles son exactamente los valores europeos que Zelensky dice defender en Ucrania y en Europa.

La esencia de los valores europeos está consagrada por el Consejo de Europa en el Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales y en el artículo 2 del Tratado de la Unión Europea. Estos valores (básicos) son: «el respeto por la dignidad humana, la libertad, la democracia, la igualdad, el Estado de Derecho y el respeto de los derechos humanos, incluidos los derechos de las personas pertenecientes a minorías». Estos valores son comunes al conjunto de los Estados miembros y se caracterizan por el pluralismo, la no discriminación, la tolerancia, la justicia, la solidaridad y la igualdad entre mujeres y hombres».

La Carta de los Derechos Humanos de la UE enuncia estos valores del siguiente modo: el principio del respeto a la dignidad humana, el principio de la garantía de los derechos y libertades humanos y civiles, el principio de la igualdad, el principio de la solidaridad, el principio de la democracia y el principio del Estado de Derecho.

¿Qué se está construyendo hoy en nuestro país? ¿En base a qué valores se organiza la Ucrania moderna?

Vayamos por partes:

1. La libertad de expresión ha sido eliminada en Ucrania. Los medios de comunicación de la oposición están prohibidos y cerrados, los periodistas de la oposición están huidos o en prisión, cualquier disidencia se ha convertido en un delito de pensamiento (incluso los likes en las redes sociales) y se castiga con la cárcel.

2. La oposición está proscrita: los partidos están prohibidos, los políticos se han visto obligados a abandonar el país o están en prisión acusados de delitos contra el Estado.

3. No existe un Estado de derecho; el poder judicial, la fiscalía, la policía y los servicios especiales están totalmente controlados por el presidente y se dedican a la persecución política de los opositores y a dictar sentencias descabelladas por motivos políticos contra los disidentes. En el último año y medio se han presentado en Ucrania más de un millar y medio de causas penales de este tipo.

4. El Parlamento está totalmente controlado por el presidente y su administración, no desempeña papel alguno en el país y aprueba aquellas leyes y decisiones favorables o necesarias para el presidente. La administración de la nación, incluido el nombramiento de funcionarios, la redacción de leyes y las relaciones exteriores, está totalmente gestionada por la oficina del presidente.

5. Se cometen violaciones a gran escala de los derechos de las minorías nacionales –rusos, húngaros, rumanos, polacos–, confirmada por la Comisión de Venecia y los gobiernos de varios países europeos socios de Ucrania.

6. La libertad religiosa ha sido eliminada: se persigue a la mayor confesión eclesiástica de Ucrania, la Iglesia Ortodoxa Ucraniana, se han confiscado sus monasterios y propiedades y se ha iniciado el proceso de prohibición por la vía legal de esta iglesia.

7. Se pisotean los derechos de las personas a la libre circulación y residencia, al empleo: los varones ucranianos son detenidos ilegalmente en las calles y lugares públicos para ser enviados al frente. A la mayoría de los ucranianos se les prohíbe inconstitucionalmente salir del país. Una ley aprobada en mayo de 2022 autoriza a las fuerzas del orden a detener a ciudadanos sin autorización judicial durante nueve días, mientras dure la guerra, en lugar de tres días como antes.

8. La tolerancia, el multiculturalismo y el multinacionalismo han sido reemplazados por la burda primacía del nacionalismo cavernario.

9. No existe justicia social: dos tercios de la población son mendigos, el 90% de los pensionistas viven por debajo del umbral de la pobreza; las pensiones y salarios de la gente corriente son diez veces inferiores a las pensiones y salarios de los funcionarios.

10. Todos los sectores importantes de la economía pertenecían y siguen perteneciendo a la oligarquía, cuyos representantes se sienten bien consigo mismos, «dominando» el dinero del presupuesto y el de los socios extranjeros en tiempos de guerra. La tierra fértil pertenece directa o indirectamente a corporaciones extranjeras, la pequeña y mediana agricultura ucraniana está prácticamente estrangulada.

11. La corrupción está en auge y su principal caldo de cultivo es la oficina del presidente. Y así lo confirman numerosas declaraciones de políticos estadounidenses y europeos.

Entonces, ¿qué valores europeos defendía y defiende Zelensky? Bajo su mandato, Ucrania se ha convertido precisamente en todo lo contrario: antieuropea.

Maxim Goldarb es presidente de la Unión de Fuerzas de Izquierda-Por un Nuevo Socialismo.

El presente artículo puede reproducirse libremente a condición de que se respete su integridad y se nombre a su autor, a su traductor y a Rebelión como fuente del mismo.

domingo, 19 de noviembre de 2023

6 pasos para escribir un buen currículum (y cuál es el error más común que comete la gente)

Dibujos de caras

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Pie de foto,

La gente envía currículum ciegamente, esperando que alguien los rescate del mar. Eso no funciona", dice Gary Burnison.


En su libro argumenta que hay que tirar el currículum porque en realidad tiene una mínima influencia para conseguir un trabajo.

"Nunca he sido un fan de los currículums", dice Gary Burnison, especialista en captar talento y autor de "Tira el currículum, consigue trabajo" (Lose the Resume, Land the Job).

Aunque lo de tirarlo a la basura es en realidad una exageración con la que Burnison quiere transmitir que no es un factor decisivo.

"La mayoría de los expertos no te dice que el currículum solo influye un 10% en la decisión de contratar a alguien", le explica a BBC Mundo Burnison.

"La gente envía currículum ciegamente, esperando que alguien los rescate del mar. Eso no funciona".


¿Y cuál es el factor clave para conseguir el empleo que quieres?

"Es absolutamente necesario que tengas alguien que te respalde. Que de fe de tus logros y de cómo has marcado la diferencia", argumenta el especialista.

Burnison dice que el currículum debe destacar tus logros y no simplemente tus responsabilidades.

Entonces... de todos modos, hay que escribirlo.

"He recibido miles de currículum durante mi carrera", cuenta el director ejecutivo de la consultora laboral Korn Ferry, una firma especializada en seleccionar y contratar personas en distintos países.

Y agrega que ha visto de todo: largos, cortos, aburridos, difíciles de leer, con faltas de ortografía.

Pero otros lo han impresionado favorablemente. Uno en particular, que tenía estos seis elementos:

1. Fácil de leer

Tenía dos páginas de extensión, algo deseable si tienes más de diez años de experiencia.

Había bastante espacio en blanco y estaba agradablemente organizado: un buen espacio interlineal, el nombre de las empresas en negrita, títulos en itálica y detalles de los trabajos escritos como una lista separada por puntos.

Personas dándose la mano 
Personas dándose la mano

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El currículum debería mostrar un patrón de ascenso y logros específicos con resultados comprobables.

Y sin ningún error de tipeo. La fuente de la letra debe ser simple y fácil de leer.

2. Contaba una historia

El currículum contaba una historia sobre la carrera laboral. No tenía espacios temporales en blanco (que no se sabe qué hizo el candidato).

Estaba claramente especificado el antes y el después de cada empleo. Se veía un patrón de ascenso.

En otras palabras, la cronologías de los empleos -ordenados desde el más reciente al más antiguo- mostraba una clara progresión.

3. Incluía logros y no solo responsabilidades

No estoy interesado en la descripción del trabajo que hacías. Lo que realmente nos interesa a los empleadores es detectar si eres un candidato que está sobre la media y que puede entregar resultados medibles.

Es importante destacar tus responsabilidades y tus logros. Por ejemplo, en vez de decir "aumenté las operaciones en mercados internacionales" es mejor decir "expandí las operaciones en ocho países de América Latina".

Idealmente no debería tener más de dos páginas, pero puede incluir links con más información.

En vez de decir "dirigí los equipos de marketing y ventas" es mejor decir "supervisé los equipos de marketing y ventas, y logré un crecimiento anual de 15%, con un 0,5% del presupuesto".

4. Decía la verdad

No tenía discrepancias que levantaran banderas rojas de alerta. Todo era creíble y los números no eran exagerados.

Tenía links al perfil en LinkedIn del candidato y a su página web profesional, que incluía un portafolio con su trabajo.

Eso me facilitó analizar la veracidad del currículum e hizo ver al candidato como una persona honesta.

¿Mi consejo? Di la verdad.

5. No tenía clichés

No había afirmaciones genéricas o de alto nivel como "creativo", "trabajador", "orientado a los resultados", "excelente comunicador" o buen "jugador de equipo".

Evita ese tipo de frases y utiliza verbos que muestren acción.

Mujer sonriendo

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Pie de foto,
Es mejor evitar clichés como "creativo", "trabajador" o "excelente comunicador".

Por ejemplo, en vez de "excelente comunicador" es mejor decir "hice presentaciones cara a cara en reuniones con clientes y en eventos para reclutar estudiantes".

En vez de decir "altamente creativo" es mejor decir "diseñé e implementé una nueva aplicación global de monitoreo".

6. Llegó a través de una recomendación

No todos tienen un contacto en la empresa donde quieren trabajar pero conocer a alguien que pueda dar referencias sobre tu trabajo es la manera más efectiva de llamar la atención de un empleador.

El hecho de que este currículum llegó a través de una recomendación de parte de un respetado colega, jugó una papel significativo en prestarle atención.

Repartir tu currículum por todas partes no te llevará a ninguna. Las empresas reciben muchos y la mayoría ni los abren.

Dos trabajadores

Dos trabajadores

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Pie de foto,
Es clave tener un contacto dentro de la empresa donde quieres trabajar. Si no lo tienes... créalo.

Si no tienes un contacto, encuentra a un amigo de un amigo que conoce a alguien que trabaja dentro de la firma.

Luego, invita un café a ese potencial referente. Cuando has creado una genuina relación, háblale sobre el trabajo en el que estás interesado y pregúntale si podría recomendarte.

El gran error en un currículum

"Un error que la gente siempre comete es poner el foco en lo que han hecho y no en lo que han logrado", explica Burnison.

"Cortan y pegan la descripción de su trabajo".

Pero lo importante, argumenta, es mostrar el progreso que has hecho entre un empleo y el otro, destacando siempre el valor que agregaste. En dos palabras: tus logros.

Así no se ruge

719.749 fotos e imágenes de Leon - Getty Images

Carlos Luis Álvarez, famoso periodista y escritor asturiano, fallecido hace algunos años, firmaba sus artículos y colaboraciones con el pseudónimo Cándido. En uno de sus artículos contaba que en la tertulia Peñalva de Oviedo tuvo lugar hace tiempo una enconada disputa sobre la forma en la que rugían los leones. Un grupo defendía que lo hacían hacia adentro, otro sostenía que lo hacían hacia afuera. La polémica se prolongaba, se consultaban tratados de zoología, se preguntaba a los expertos… No había solución. Nadie quería ceder. Un buen día se enteran los tertulianos de que llega el circo a Oviedo y deciden visitar la jaula de los leones para zanjar definitivamente la cuestión. Cuando uno de los contertulios ve desautorizada su opinión al observar el rugido del león, se dirige indignado a él y le dice:

Así no se ruge.
Traigo esta historia a propósito de lo que está sucediendo con la reacción de la derecha y la ultraderecha ante la posible y probable (y para mí deseable) investidura de Pedro Sánchez.

Lo que realmente está diciendo la derecha a la ciudadanía es lo siguiente:

Así no se vota.
Es decir, que no se debe votar a quien pacta una amnistía para los independentistas catalanes, a quien se sienta a negociar con los diputados de Bildu y con los secesionistas del Partido Nacionalista Vasco. Eso no es de recibo. No se debe votar así. Hay que votar a quien no los quiere ni ver. A quien pretende ilegalizarlos como enemigos de España que son. Aunque sean partidos plenamente democráticos, aunque están elegidos por ciudadanos y ciudadanas libres y responsables, aunque hayan abandonado las armas y se hayan incorporado de forma plena a la democracia.

Los insultos se suceden, las acusaciones no cesan, las agresiones verbales son cada día más contundentes y más repugnantes. “Pedro Sánchez, hijo de puta”, corean a coro los congregados en la calle Ferraz. Libertad de expresión no es lo mismo que libertad de agresión. Dice Emilio Lledó:

“A mí me llama la atención que siempre se habla y con razón, de libertad de expresión. Es obvio que hay que tener libertad de expresión pero lo que hay que tener, principal y primariamente es libertad de pensamiento. ¿Qué me importa a mí la libertad de expresión si no digo más que imbecilidades? ¿Para qué sirve si no sabes pensar, si no tienes sentido crítico, si no sabes ser libre intelectualmente?”.

Hay sedes socialistas y casas del pueblo, que están siendo agredidas con lanzamiento de piedras y huevos, con pintadas (“gobierno asesino”, “traidores”, “culpables”, “partido socialista, putero y golpista”…), con cánticos del Cara al sol, con gritos de apoyo a la dictadura franquista…

Con una buena dosis de cinismo el Partido Popular dice que su líder ha renunciado al poder porque tiene principios y no podía ni siquiera sentarse a negociar con Junts porque sus exigencias eran inaceptables. Una persona con principios, el señor Feijóo. Lo que no dice es que, si se hubiera sentado a negociar con el que llaman prófugo de la justicia (hay que añadir que se fugó en un maletero, para poder llamarle cobarde) hubiera perdido el apoyo de Vox. No hubiera podido gobernar. No es que no haya querido, es que no ha podido.

Que dependa la gobernabilidad de la nación de un prófugo de la justicia no es fruto del capricho o de la voluntad de Sánchez. Es el resultado de las elecciones. La ciudadanía ha dicho que tiene que ser así. Claro que el PP quiere que el pueblo vuelva a hablar para ver si ahora dice otra cosa. Quien ha hecho decisivo a Puigdemont no ha sido el presidente del gobierno sino el resultado de las elecciones. Si hubiera querido el pueblo que no fuera esta la situación habría dado el gobierno a una mayoría absoluta del PP solito o del PP con Vox. Tampoco le dio mayoría absoluta al Partido Socialista ni a su coalición con Sumar. La misma responsabilidad que le llevó al señor Feijóo a presentarse a una investidura imposible, es la que le impulsa a Pedro Sánchez a buscar el éxito en la suya.

Qué virulencia. Qué manera de encender los ánimos. Qué agitación en las calles. Qué descalificaciones más terribles. Qué amenazas y qué agravios. La señora Ayuso dice que esto es una dictadura e invoca a la corona, al poder judicial y a las fuerzas armadas. “Sánchez ha dado una patada al tablero porque no podía gobernar”. No, señora Ayuso, el que no puede gobernar es el señor Feijóo y quien pretende dar una patada al tablero es usted.

De forma ridícula dice Feijóo que el gobierno no va a amedrentarle, cuando quien está amedrentando con insultos, descalificaciones, concentraciones y manifestaciones es él. Y el señor Abascal, que considera al futuro gobierno no solo ilegítimo sino ilegal.

Los nueve vocales conservadores del Consejo General del Poder Judicial (caducado desde hace cinco años por voluntad del PP) crean más presión y emiten un comunicado, que nadie les ha pedido, sobre una ley que todavía no existe. ¿Se ve por dónde va la negativa del PP a renovar la cúpula del poder judicial?

Acabo de escuchar al obispo de Orihuela, monseñor Munilla, manifestarse contra la amnistía con un argumento singular. Habla de pecadores y de pecados. Pero, monseñor, ¿qué categoría es esa de pecado aplicada a la política? Diríjase a sus feligreses, por Dios. También han salido a la palestra los obispos de Valladolid y de Oviedo. No podía faltar el inefable señor Rouco Varela.

El juez García Castellón imputa ahora a Carles Puigdemont y a Marta Rovira por un delito de terrorismo, a causa de aquella movida del tsunami democrático. Es un momento muy oportuno, como puede verse. Es un evidente intento de propiciar el diálogo y el encuentro. ¿No, señor juez?

Lo curioso es que todo este indecente proceder de la derecha se debe exclusivamente, al deseo del presidente en funciones de mantenerse en el poder (a cualquier precio, dicen). Porque es un psicópata, un dictador, un mentiroso y un traidor. Como si el señor Feijóo desease acceder a la Moncloa solo por generosidad, altruismo y responsabilidad.

Creo que lo que pasa es que la derecha no ha aceptado la derrota electoral. Después de las elecciones del 28 de mayo daban por segura la victoria en las generales. Ayuso decía que los españoles no aguantaban ni un día más al líder socialista. Desde esa perspectiva no han sido capaces de aceptar la derrota. Feióo y Bendodo y Gamarra han repetido miles de veces que fue Feijóo quien ganó las elecciones. Y no. Una cosa es ser el partido más votado y otra es ganar las elecciones. Porque gana las elecciones quien puede ser investido con los votos de la cámara. Esa es la democracia. Y el que será investido, será el ganador.

No han aceptado el resultado. No han dado por buena la forma de rugir del león. La ciudadanía no rugió como debía, como esperaba el PP. De ahí esa ocupación de calles y palestras para denunciar una ley que ni siquiera conocen. Qué impaciencia, qué desesperación. Pues sí, parece ser que la ciudadanía ha querido otros cuatro años de gobierno progresista. Resulta que la derogación del sanchismo que tanto anhelaron y prometieron se ha convertido en la defenestración del candidato del PP.

Quienes han despreciado la Constitución durante cinco años negándose a renovar el Consejo General del Poder Judicial, se echan las manos a la cabeza argumentando que una ley cuyo articulado no conocen, vulnera la Carta Magna. Sin embargo, explícitamente no la prohíbe y hay muchos juristas que dudan o que sostienen de forma clara que no contraviene ninguno de sus artículos.

El señor Feijóo dice que la amnistía no es una cuestión de convivencia sino de conveniencia. ¿Por qué no de las dos cosas? Es que por su conveniencia el señor Feijóo pidió a Sánchez el apoyo para tener dos años de gobierno y pidió que algunos socialistas buenos se convirtiesen en tránsfugas, y llamó reiteradamente al PNV pidiendo el apoyo, y aceptó los votos de Vox aunque renegaba de su alianza…

Hay algunos socialistas, entre ellos algunos líderes veteranos, que piensan que los pactos que se están haciendo para sacar adelante la investidura son pactos que contravienen las esencias del Partido. Como si fueran ellos los únicos depositarios de esas esencias. No sé cómo explican el apoyo del 87 por ciento de la militancia en la consulta realizada. Parece que ellos también aplican la teoría del tertuliano del Peñalva: así no se ruge, así no se vota.

Lo que tenía que haber hecho el tozudo ovetense después de haber visto cómo rugía el león es reconocer que estaba equivocado, cambiar su explicación sobre el rugido y aceptar que el adversario tenía razón. Decirle al león que así no se ruge no es más que una señal de orgullo, de empecinamiento y de estupidez.

Autor Miguel Ángel Santos Guerra

sábado, 18 de noviembre de 2023

NAZISMO. Más allá de Mengele: la clase médica en su conjunto consintió o se implicó en el horror nazi.

Un informe de la revista ‘The Lancet’ destaca cómo la ciencia y medicina más avanzadas de su tiempo degeneraron por una ideología nacionalista

Nazismo Alemania
Médicos y científicos alemanes sentados en el banquillo, acusados de experimentos con los prisioneros de los campos de concentración. De los juicios de Núremberg salieron las primeras normas universales para la experimentación con humanos.BETTMANN (BETTMANN ARCHIVE/GETTY IMAGES)
Anita Andres no había cumplido los dos años cuando ingresó en un centro que atendía a niños con problemas de desarrollo en Mosbach (Alemania). La pequeña no había logrado aún el promedio cognitivo y físico para su edad. Era 1941 y el régimen nazi había aprobado hacía años la esterilización de las personas con alguna discapacidad y, en caso de quedarse embarazada, el aborto forzoso. Pero para los niños con algún trastorno cognitivo o incapacidad física, bastó una orden ministerial en 1939. Anita fue derivada, junto a otros 52 niños, al Hospital Universitario Psiquiátrico de Heidelberg. Estaba dirigido por Carl Schneider, uno de los más reputados psiquiatras de su tiempo. Dirigía un estudio que buscaba establecer las diferencias entre discapacidades del desarrollo congénitas y las adquiridas en los primeros meses y años de vida. Schneider era también el responsable de Aktion T4, el programa estatal de eutanasia. Tras ser estudiada, Anita fue asesinada y, como ella, otros 10.000 niños con alguna discapacidad. La revista médica The Lancet acaba de publicar un informe repleto de historias como la de Anita. Uno de los objetivos del trabajo, publicado 90 años después del ascenso de Hitler al poder, es que los actuales y futuros médicos no olviden el horror en el que degeneró la ciencia y práctica médica.

La medicina del período nazi probablemente sea tristemente famosa hoy sobre todo por los experimentos que realizaron personajes como el médico Josef Mengele con los prisioneros del campo de exterminio de Auschwitz. Mengele, primero destinado al campo de los gitanos, acabo siendo jefe de la enfermería del complejo Auschwitz-Birkenau. Su poder sobre quién moría y quién vivía un poco más era absoluto. A los pies de las rampas de los trenes que traían a los judíos como ganado desde toda Europa, Mengele decidía con un gesto los que iban directamente a las duchas, es decir, las cámaras de gas, y quién iba a trabajos forzados. Sus investigaciones, en especial con los gemelos, fueron infames, sin ningún respeto por la condición humana.

“La falacia más dañina sobre la implicación de la medicina en el nazismo quizá sea la idea de que las atrocidades fueron obra de unos médicos radicalizados

Extracto del informe
Sin embargo, personajes siniestros como Mengele o Schneider impiden ver el verdadero drama. El profesor Herwig Czech, de la Universidad Médica de Viena, codirector de la comisión autora del informe, lamenta en una nota que “a menudo sorprende lo poco que se conoce de los crímenes médicos de los nazis, más allá quizá de una idea vaga de los experimentos de Josef Mengele en Auschwitz”. Lejos de esa imagen estereotipada, la situación fue mucho peor y más allá de unos cuantos médicos. En la introducción del informe se puede leer: 

“La falacia más dañina sobre la implicación de la medicina en el nazismo y el Holocausto quizá sea la idea de que las atrocidades médicas fueron obra de unos médicos individuales, radicalizados”.

Esa idea de las manzanas podridas se contradice con los datos que ha reunido el informe: De entre las profesiones liberales, y dejando a un lado los funcionarios, fueron los médicos los que más se afiliaron en masa al NSDAP, el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán. Hasta el 65% de los doctores alemanes eran afiliados al final de la guerra, según cita el informe. Probablemente, muchos lo hicieran por simple oportunismo, pero también pesaron, dicen los autores del trabajo, el pensamiento autoritario mayoritario entre los facultativos y su convicción personal de que los judíos contaminaban al pueblo alemán.
 
Los visitantes del Memorial de Auschwitz observan una fotografía con unos de los niños que sufrieron los experimentos del doctor Josef Mengele.Los visitantes del Memorial de Auschwitz observan una fotografía con unos de los niños que sufrieron los experimentos del doctor Josef Mengele. BEATA ZAWRZEL (NURPHOTO/GETTY IMAGES)
Otro de los mitos que intenta desmontar este trabajo es la visión de que no fue la ciencia alemana, sino una especie de pseudociencia la que encontró el favor de los nazis. Esta minimización o justificación podría venir, al menos en parte, del deseo de la comunidad médica de distanciarse y distanciar su investigación de los que cometieron los crímenes. Sin embargo, como recuerda el informe, mucha de la investigación realizada durante el régimen nazi se publicó en revistas científicas (el mecanismo habitual para la validación de sus resultados). Algunos de sus hallazgos fueron leídos y aplicados en todo el mundo durante muchas décadas y han acabado integrados en el conocimiento médico general, muchas veces sin ni siquiera hacer mención a su origen oscuro.

Durante los juicios de Núremberg, en los que se juzgaron a los jefes nazis y sus cómplices, como destacados médicos, salieron a la luz una serie de experimentos de altitud e hipotermia llevados a cabo por el médico del campo de Dachau Sigmund Rascher. Aunque los ensayos casi siempre eran mortales, la aviación estadounidense no tuvo reparos en aprovechar sus resultados. Además, como recoge el informe de The Lancet, varios de los científicos involucrados en esta investigación, como Siegfried Ruff y Hubertus Strughold, fueron reclutados inmediatamente después de la guerra por la Fuerza Aérea del Ejército de Estados Unidos. Strughold tuvo una carrera destacada en el programa espacial estadounidense, siendo considerado el padre de la medicina espacial. El olvido ha llegado hasta el propio nombre de las enfermedades que, como sucede con el síndrome de Asperger o el síndrome de Reiter, llevan el apellido de médicos nazis o que enviaron a sus propios pacientes a la muerte.

Corresponde a todos en la comunidad médica y sanitaria evitar que se desvanezca el recuerdo de los acontecimientos de la era nazi” Shmuel Pinchas Reis, profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén 

A lo largo del informe se insiste en no demonizar especialmente a la ciencia y medicina alemanas de la época. Ha habido otros caso de complicidad con las autoridades para cometer genocidios, pero el caso del alemán es especial. Los autores destacan, por un lado, que es la historia de horror mejor documentada, a pesar de que intentaran eliminar muchas pruebas cuando el destino de la guerra estaba decidido. Más importante es, según dicen los miembros de esta comisión, que, en aquel tiempo, Europa y su ciencia representaban la cumbre del progreso humano y en lo más alto estaba la ciencia alemana. Además, la bioética había nacido allí: en 1900, cuando tras una serie de experimentos con sífilis en mujeres y niños provocó un escándalo, se reguló la experimentación con seres humanos décadas antes de que lo hiciera cualquier otro país. En otros casos, el régimen nazi y sus médicos solo copiaron lo que se hacía en otros lugares: las primeras leyes de esterilización forzosa fueron aprobadas en Suiza y Dinamarca un lustro antes de que Hitler llegara al poder. Y la propia ley alemana aprobada en 1933 estaba inspirada en un borrador de un senador estadounidense. En Estados Unidos se esterilizó a miles de latinas en la primera mitad del siglo XX y se siguió esterilizando a discapacitados hasta los años 70.

De aquel espanto y su juicio en Núremberg nacieron las primeras normas internacionales sobre el tratamiento de los pacientes y, particular, el consentimiento informado para los ensayos con humanos. El profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén y coautor, Shmuel Pinchas Reis, recuerda en una nota: “Nuestro informe expone algunas de las distorsiones más horribles de la práctica y políticas médicas de la historia y corresponde a todos en la comunidad médica y sanitaria evitar que se desvanezca el recuerdo de los acontecimientos de la era nazi. Debemos estudiar esta historia de lo peor de la humanidad, para reconocer y trabajar contra patrones similares en el presente, con el objetivo de promover lo mejor”.