domingo, 10 de marzo de 2024

Entrevista a Miguel Jara sobre el libro "Laboratorio de Médicos. Viaje al interior de la medicina y la industria farmacéutica".

«La relación entre administraciones y empresas es más amistosa de lo que creemos. En la balanza pesan más los criterios económicos que los de salud pública»

Por Salvador López Arnal | 03/06/2011 | Ecología social
Fuentes: Rebelión

Escritor y periodista free lance especializado en la investigación y análisis de temas de salud y ecología, Miguel Jara (Madrid, 1971) edita el blog www.migueljara.com y es corresponsal en España del British Medical Journal y colaborador habitual de la revista Discovery DSalud. Entre sus últimos libros cabe destacar Traficantes de salud: cómo nos venden medicamentos peligrosos y juegan con la enfermedad (Icaria, 2007), Conspiraciones tóxicas: cómo atetan contra nuestra salud y el medio ambiente los grupos empresariales (Martinez Roca, 2007), escrito en colaboración con Rafael Carrasco y Joaquín Vidal, y La salud que viene: nuevas enfermedades y el marketing del miedo (Península, 2009).

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Para entrar en materia, si le parece, le pregunto por las principales empresas de la industria farmacéutica que actúan en España. ¿Qué empresas son?
Algunas de las que aparecen en el libro son AstraZeneca, GlaxoSmithKline, Esteve o Madaus.

¿Cuáles han sido sus resultados económicos en estos últimos años? ¿Notan la crisis actual?
Desconozco al detalle los datos actuales y sobre la crisis hay que destacar que la industria farmacéutica vive años de crisis que se prolongarán todavía pues se le ha juntado dos factores: las patentes de los fármacos que más se venden están caducando y al mismo tiempo no consiguen patentar nuevos medicamentos en la cantidad y con la velocidad que lo requieren sus exigencias de beneficio.

En la presentación de su libro Laboratorio de Médicos señala: «Recuerde que la mayoría de los fabricantes tienen como finalidad principal la rentabilidad económica de sus productos y agradar a sus accionistas; y, por tanto, puede que sus intereses sean diferentes a los de la población?». 
¿Sólo puede o son diferentes a los de la población? ¿Les preocupa realmente la salud de esta?

Seguro que a buena parte de los ejecutivos de los laboratorios farmacéuticos les preocupa la salud de la población pero los hay a los que les preocupa más la salud económica de su cuenta de resultados. Ésta depende de que la población se atiborre de fármacos pero a la ciudadanía esto no le conviene. El sobrediagnóstico y la sobremedicación, inducidos, que padecemos, con medicamentos tóxicos en su mayoría, está creando nuevos problemas de salud pública.

Medicamentos tóxicos en su mayoría dice usted. ¿Por qué?
Sí, la mayor parte de los medicamentos convencionales son tóxicos pues están compuestos por sustancias sintéticas que nuestro cuerpo puede no reconocer, algo que no sucede con las sustancias naturales. Por ello casi todos producen efectos secundarios. No los deje al alcance de los niños.

Se afirma en la contraportada de su ensayo, Laboratorio de médicos, que se ha institucionalizado la compra de voluntades en el ámbito sanitario. ¿Desde cuándo?
Lo primero matizar que Laboratorio de médicos no es un ensayo al uso sino que es una investigación periodística profunda narrada con recursos propios de la literatura, algo que podíamos «etiquetar» como periodismo narrativo.

Tiene razón. Discúlpeme.
Laboratorio de médicos es la historia contada en primera persona por un periodista que investiga cómo muchos laboratorios farmacéuticos han organizado la compra de voluntades de numerosos médicos para que receten sus productos. Es algo vox populi, se conoce desde hace mucho tiempo pero demuestro, documento, que es algo cotidiano hoy, institucionalizado, consentido e ilegal, aparte de nocivo para la salud pública, para el prestigio de la medicina y para las arcas de Hacienda pues este trapicheo se realiza con dinero «negro».

¿Qué voluntades se compran?, ¿quiénes las compran?, ¿con qué finalidad?
Las de muchos médicos funcionarios del sistema público y de la medicina privada. Lo hacen los laboratorios y empresas de productos sanitarios a través de sus delegados comerciales, los conocidos como visitadores médicos. La finalidad es que los médicos receten, cuanto más mejor, pues de ello dependen las ganancias de las empresas, los fármacos nuevos, aquellos que hay que introducir en el mercado, sobre todo.

¿Esa práctica de compra de voluntades está generalizada en todo el territorio español?
Tendemos a pensar que no, que la corrupción en este y otros ámbitos es minoritaria pero a tenor de los documentos que me han aportado los visitadores «arrepentidos», incluidos listados extensos de médicos tarugos (como se conoce en el ámbito a los que ceden ante las presiones) es una práctica muy extendida. Hay trabajos como uno publicado en una revista médica el año pasado que así lo atestiguan.
 
¿A qué revista se refiere? ¿Tiene algún dato sobre el grado de extensión de esa práctica extendida?
En Toledo (España) se realizó uno de los escasos estudios sobre la materia. Fue publicado por la Revista Clínica de Medicina de Familia mientras escribía el libro. Este trabajo deja algunas cifras para la reflexión: El 98,4 % de los médicos recibe a los delegados de los laboratorios. El 77,8 %, a diario. Los visitadores aparecen como la segunda fuente de información de los sanitarios sobre medicamentos. La opinión sobre la utilidad de la visita es favorable para la mayoría. Cuando asisten a un congreso, el 60,3 % reconoce hacerlo invitado por la industria. El 61,9 % suele ir a comidas o cenas de los visitadores. El 55,6 % ha recibido alguna vez un regalo de parte de los laboratorios.

¿Puede hablarse de la corrupción de algunos, bastantes o muchos médicos a manos de la industria de la salud y la enfermedad? ¿Cómo se les corrompe?, ¿por qué caen en esas prácticas?

Muchos, más de los que pensamos y lo que provocan es que paguen justos por pecadores pues degradan la medicina al hacer perder al enfermo la confianza en la clase médica, algo que cada vez preocupa más en algunos colegios médicos (otros parece que no se preocupan sino que se molestan porque publiquemos sobre ello) y asociaciones de profesionales, alguna de las cuales me han ayudado en mi investigación y cuyo trabajo narro en el libro.

Se les corrompe con regalos, financiándoles congresos en apariencia «científicos», con dinero, incluso, con todo aquello que visitador y galeno acuerden pues los primeros tienen cada trimestre cierta cantidad de dinero y regalos que les facilitan los Departamentos de Ventas o Marketing de los laboratorios para celebrar «acuerdos de colaboración» con doctores.

¿Por qué? Habría que preguntárselo a quienes entran en el juego, las excusas que pondrán serán incluso en algunos casos «comprensibles» pero esto es antiético, ilegal y un peligro para la salud pública, repito.

Los nuevos medicamentos, ¿son tan necesarios como suele afirmarse? ¿Aportan siempre y en todo caso novedades de interés?
No, se ha publicado hasta la saciedad que entre el 85 y el 90% de los nuevos fármacos no son tales sino copias de otros ya existentes a los que se les ha realizado algún cambio sin importancia terapéutica para patentarlos de nuevo y venderlos a un precio muy alto; un fraude científico, vaya. Y sobre su eficacia y seguridad hay muchas dudas una vez que ya están vendiéndose, así va demostrándolo por ejemplo la Oficina de Evaluación de Medicamentos de Extremadura, 100% pública, independiente, como cuento en Laboratorio de médicos.

¿Y cómo es que se permite una situación así? Si la Oficina que usted tiene dudas razonables sobre su eficacia y, aun más, sobre su seguridad, ¿por qué no se toman medidas con urgencia?
Quizá porque la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) no es un órgano independiente de la industria farmacéutica, ésta es su mejor cliente pues los laboratorios pagan tasas de altos precios para que los funcionarios de la AEMPS revisen la documentación que presentan sobre un nuevo fármaco y lo autoricen o no.

Girando un poco la mirada. ¿No podría ocurrir que con esas prácticas se estuviera dificultando el progreso científico, el avance farmacológico?
Con estas y con otras, sin duda. Se está presionando continuamente a los científicos para que trabajen en pos de objetivos económicos más que por la ciencia, por las necesidades humanas y uno de los actores principales en ello es la industria farmacéutica, en general. Si observamos cuales son los fármacos más vendidos en España vemos que son para «tratar» estilos de vida y «no enfermedades», más que para serias patologías.

Puede dar ejemplo de ello.
Por ejemplo, los medicamentos para tratar el colesterol o la hipertensión.

¿Quiénes diseñan esas prácticas de corrupción? ¿Todo está planificado desde los centros de poder de los laboratorios o bien son prácticas de algunos ejecutivos que se extralimitan en el desempeño de sus funciones?

Lo primero. Por la documentación que he obtenido he llegado a la conclusión de que, como le comentaba, los Departamentos de Ventas, Comercial o Marketing, como quiera llamárseles, diseñan campañas, fijan criterios y objetivos, incentivos para quienes los cumplan, aportan el dinero y los regalos y los departamentos de Contabilidad llevan al día estas operaciones.

¿Son mejores algunas empresas que otras en estos asuntos?
Sí, claro. En mi trabajo también me he encontrado que hay empresas, y en el libro doy su nombre, que hacen las cosas sin recurrir a estas prácticas sucias e ilegales.

Desde el punto de vista del usuario de la sanidad pública, ¿en qué les perjudica esas prácticas que usted critica y denuncia?
Mientras sean bien atendidos, podría pensarse, qué importa que algunos médicos obtengan algunos beneficios.

Cuando un médico entra en ese juego no atiende bien a sus pacientes, les está recetando en exceso, medicamentos que no necesita, de las marcas que le interesa al laboratorio que le «incentiva», en ocasiones para patologías para las que no está indicado el fármaco (algo ilegal), esto, insisto, provoca nuevos problemas de salud en la ciudadanía, es un fraude, incrementa el gasto sanitario que todos pagamos y es dinero que no cuenta para Hacienda.

Si la cosa es como describe en su libro, ¿por qué los autoridades públicas no les ponen a los laboratorios y a empresas próximas en posición de firmes?
Es una buena pregunta, quizá porque la relación entre administraciones y empresas es más amistosa de lo que creemos. Porque en la balanza pesan más los criterios económicos que los de salud pública. Por falta de valor o de valores. Pero en Italia, hace unos años, la policía, los Carabinieri entraron en GlaxoSmithKline y se llevaron kilos de documentación al tener indicios de que estaban cometiéndose estas prácticas y más de 4.000 médicos y visitadores fueron detenidos. Y no ha sido el único país en el que la Justicia ha actuado. En EE.UU. y Reino Unido la Administración premia a los funcionarios que ayudan a Hacienda a perseguir estos delitos. En España existen las leyes que persiguen esto, el Código Penal y la Ley del Medicamento, sin ir más lejos, pero parece que casi nadie quiere cumplir con su trabajo y que falta valor.

¿Y por qué cree usted que España es diferente en este asunto de gran importancia para la salud pública?
Quizá porque la cultura de la corrupción está muy arraigada en nuestro país pero hay una parte muy importante de la población que cree necesarios cambios profundos hacia la ética.

¿Se denuncian estas prácticas en los juzgados?, ¿se ha conseguido algún resultado positivo?
Dos de los protagonistas del libro se enfrentan a los laboratorios que los tienen contratados por la falta de ética de estos y que les querían obligar a hacer todo esto. Interpusieron denuncias pero una no prosperó, se perdió entre el papeleo, y la otra se tradujo en una ridícula investigación policial por la que se castigó a un cabeza de turco para hacer que se hacía algo pero no se investigó a fondo a la multinacional que continuó con esas prácticas.

Las prácticas laborales internas que usted describe en el libro causan terror. ¿Son tan inhumanos lo gestores y ejecutivos de esas empresas? Hablar de persecución o de presiones es decir muy poca cosa; es mucho peor.
Son casos reales. Muchos laboratorios tienen montado un sistema totalitario y represivo de orden interno. Si entras en el juego te incentivan porque haces ganar mucho dinero a la empresa en ventas de medicamentos pero si protestas te convierten en un enemigo y, como narro, en ocasiones, algunos, por supuesto no todos, pueden llegar a perseguirte e intentar anularte. Mi investigación me ha hecho recordar a otras relacionadas con la mafia.

¿Por qué cree usted que han colaborado como de hecho lo han hecho, con riesgos indudables, las personas que se han puesto en contacto con usted para informarles de algunos nudos de todo esta inmensa red de poder, dinero y corrupción?
Los protagonistas del libro son en su mayoría, no todos, claro, ex visitadores médicos (los hay en activo hoy) y también en su mayoría se han puesto en contacto ellos conmigo. Los motivos son muy variados, desde tener la sana intención de aportar su grano de arena para que algún día todo esto acabe o al menos cambie, pasando por motivos ideológicos, hasta intentar hacer daño a su empresa para conseguir quién sabe qué réditos. Esto me planteó un reto ético al que no me había enfrentado. Sabía que algunos me intentaban utilizar y decidí contarlo, directamente, sin nada que ocultar, el libro es muy narrativo y me permito expresar qué pienso de algunos, qué siento cuando me entrevisto con ellos y si me intentan utilizar lo cuento, es la manera honesta de explicarle al lector lo que estaba sucediendo pues ese intento de utilizar a un periodista también es parte del juego del tarugueo.

Dígame para finalizar tres o cuatro ideas para poner en su sitio a los laboratorios farmacéuticos sin causas estropicios a la ciudadanía. Y alguna para evitar las corruptelas que usted denuncia.
Favorecer una medicina integrativa que apueste por remedios convencionales y/o alternativos-complementarios eficaces; apostar por los medicamentos esenciales y su receta por principios activo; formar visitadores médicos independientes (ya los hay y lo narro en Laboratorio de médicos) hasta que la administración sea la que forme a los médicos; apoyar a organizaciones como Plataforma No Gracias de médicos por la ética o a los estudiantes de medicina Farmacríticxs que quien nuevas relaciones más transparentes con las industrias; y aplicar la ley.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

¿Quieres cocinar mejor? Aprende a hacer un buen huevo frito

En su serie mensual de YouTube, la chef y autora de libros de cocina Sohla El-Waylly te enseñará a preparar seis ingredientes muy comunes: huevos, arroz, pollo, pasta, brócoli, pescado y carne.

A crispy-edged fried egg rests on a piece of toast set on a white plate. A fork that has just pierced the yolk sits to the side of the plate.Aprende a preparar unos magníficos huevos de bordes crujientes con la más reciente serie de videos de YouTube del New York Times Cooking.
Credit...Sang An para The New York Times. Estilismo de comida: Simon Andrews.
A crispy-edged fried egg rests on a piece of toast set on a white plate. A fork that has just pierced the yolk sits to the side of the plate.
Hay muchas razones prácticas para aprender a cocinar: ahorrar dinero, controlar lo que comes, saber con exactitud qué ingredientes hay en las comidas. Yo no lo hago por lo práctico. Me encanta hacer un mole negro de 27 ingredientes cuando tengo el antojo, atender de improviso a media decena de amigos una noche entre semana, convertir la mantequilla de maní en una comida de cuatro tiempos en menos de una hora solo por gusto.

Pero no comencé mi trayectoria culinaria —que ha consistido en trabajar en restaurantes elegantes, presentar videos en internet y hacer un recetario— con comidas extravagantes o platillos complicados. Todo buen cocinero primero tiene que dominar lo básico, como tomar un cuchillo de la manera correcta, sazonar la comida y conocer sus hornillas y sartenes. Tal vez no sea lo más emocionante, pero todos tenemos que empezar por algo. (Les juro que incluso un profesional como Gordon Ramsay alguna vez picó las cebollas con lentitud y de manera desigual, quizás con un cuchillo desafilado). Por esa razón, junto al equipo de The New York Times Cooking, a lo largo del año pasado, hemos estado trabajando en una serie totalmente nueva de videos para enseñarte a cocinar, sean cuales sean tus razones para hacerlo.

¿La primera lección? Huevos

 

 Puede que hayas hecho un montón de huevos en tu vida, o puede que recurras a comprarlos hechos. En cualquier caso, hay mucho que aprender sobre este ingrediente fundamental, y te lo contaré todo en el primer episodio de esta serie.

Aprende a comprarlos bien: entiende el etiquetado y conoce las partes del huevo (¡más allá de la clara y la yema!).

Prepara los huevos revueltos más esponjosos: aprende cómo la temperatura, el batido y la sazón pueden dar resultados diferentes.

Haz unos perfectos huevos fritos con bordes crujientes: ponlos rápidamente en una sartén de hierro fundido bien caliente (las sartenes antiadherentes no retienen bien el calor) y úntalos con la grasa de la cocción.

Conviértete en un experto en la cocción de las yemas: pinchar las yemas una vez sacadas de la sartén te ayudará a saber cómo están de cocidas.

Hierve huevos fáciles de pelar: los huevos fríos se meten en agua hirviendo y luego en un baño de hielo una vez cocidos. Los cambios drásticos de temperatura ayudan a separar las cáscaras de los huevos cocidos.

Escalfa a la perfección: un suave burbujeo del agua donde vas a escalfar y colarlos un poco ayudan a crear una forma limpia.

¡Y mucho más!

https://www.nytimes.com/es/2024/01/18/espanol/consejos-cocina.html

sábado, 9 de marzo de 2024

_- Estos alimentos podrían reducir el riesgo de cáncer, según los expertos. Aunque hay un consenso en que ningún alimento puede prevenir el cáncer por sí solo, seguir una dieta sana parece reducir el riesgo de contraerlo.

_- En promedio, más de una de cada tres personas en Estados Unidos desarrollará algún tipo de cáncer en algún momento de su vida, según la Sociedad Estadounidense contra el Cáncer. Y muchos de esos casos, afirman, pueden prevenirse si se modifica la dieta, entre otras cosas.

Los científicos tienen una buena idea de los alimentos que hay que evitar para reducir el riesgo de cáncer, como las carnes rojas y procesadas, las comidas “rápidas” o procesadas, el alcohol y las bebidas azucaradas. Pero Johanna Lampe, investigadora sobre prevención del cáncer del Centro Oncológico Fred Hutchinson de Seattle, afirmó que no siempre es sencillo saber qué comer.

Muchos estudios sobre nutrición dependen de que las personas recuerden con exactitud lo que consumieron hasta hace un año, comentó Lampe. Además, es difícil comprender cómo pueden influir los alimentos en la salud cuando forman parte de una dieta más amplia, a eso se suma el estilo de vida, el entorno, las hormonas y los genes, que también tienen mucha relación con las enfermedades.

Nigel Brockton, vicepresidente de investigación del Instituto Estadounidense para la Investigación del Cáncer en Washington D. C., afirma que ningún alimento puede prevenir el cáncer por sí solo, pero que seguir una dieta sana parece reducir el riesgo de contraerlo.

He aquí algunos alimentos que, según los expertos, vale la pena añadir a tu plato.
A watercolor-style illustration of broccoli and cabbage.

Brócolis, coles y coliflor

Las verduras crucíferas como el brócoli, las coles de Bruselas, la coliflor y la col son fuentes ricas en isotioianatos, que son compuestos vegetales que ayudan a nuestras células a eliminar toxinas y repararse, lo que es crucial para la prevención del cáncer, señaló Lampe.

Por ejemplo, los brotes de brócoli son ricos en sulforafano, un isotiocianato que puede reforzar las líneas de defensa naturales de nuestro organismo contra el daño celular diario, añadió. Este compuesto se ha relacionado con la protección contra varios tipos de cáncer, como el de próstata, mama, vejiga y colorrectal.

Las investigaciones dan a entender que consumir más de cuatro o cinco porciones de vegetales crucíferos a la semana se asocia con un riesgo reducido de cáncer y otras enfermedades crónicas.
A watercolor-style illustration of various tomatoes and a yellow pepper on a plate.
Image A watercolor-style illustration of five different bean varieties in a row.

Desde hace tiempo, los estudios vinculan los tomates con la reducción del riesgo de cáncer de próstata gracias a sus abundantes reservas de licopeno, un potente antioxidante que da a los tomates su color rojo.

Pero es posible que el licopeno solo sea uno de los muchos compuestos de los tomates que ayudan a defender contra el cáncer de próstata, comentó Nancy Moran, profesora adjunta de Nutrición de la Facultad de Medicina Baylor de Houston. Y, según investigaciones limitadas, el licopeno también podría proteger contra otros tipos de cáncer, como el de mama, pulmón y colorrectal.

Moran explica que procesar los tomates, por ejemplo, cortándolos o cociéndolos, nos ayuda a absorber el licopeno con mayor facilidad que cuando los comemos crudos. Consumir tomates con grasa también ayuda. Así que comerlos cocinados, por ejemplo en salsa o con una grasa saludable como el aceite de oliva, puede ayudar a potenciar los beneficios para la salud que se obtienen de ellos.

A watercolor-style illustration of five different bean varieties in a row.

Los frijoles y otros tipos de leguminosas

Las variedades comunes de frijoles como los frijoles negros y rojos, así como las leguminosas como los garbanzos, los chícharos deshidratados y las lentejas, no solo tienen un alto contenido en proteínas, también son excelentes fuentes de fibra, lo cual es fundamental para la salud intestinal e inmunitaria, afirmó Brockton.

Según Brockton, la fibra también está relacionada con la prevención del cáncer colorrectal. Las bacterias de nuestro intestino descomponen la fibra en combustible para las células que recubren el colon, lo que las mantiene sanas y con menos probabilidades de convertirse en células cancerosas.

Henry Thompson, director del Laboratorio de Prevención del Cáncer de la Universidad Estatal de Colorado, afirma que, en estudios con animales y humanos, el consumo de frijoles (y otras legumbres como garbanzos y lentejas) se ha relacionado con la prevención de la obesidad, vinculada a varios tipos de cáncer. Un ensayo clínico en curso en humanos está probando si el consumo de frijoles en conserva reduce el riesgo de cáncer.

Según Brockton, los beneficios protectores de la fibra empiezan a notarse después de comer unos 30 gramos al día, es decir, la cantidad que contienen unas dos tazas de frijoles negros.

Image A watercolor-style illustration of two translucent containers; the one on the left has different types of nuts and the one on the right has walnuts in their shells.
A watercolor-style illustration of two translucent containers; the one on the left has different types of nuts and the one on the right has walnuts in their shells.
Hay tres variedades de nueces ricas en grasas saludables, proteínas y fibra y los estudios han descubierto que quienes las consumen suelen tener un menor riesgo de padecer varios tipos de cáncer, en específico, los del aparato digestivo.
Las nueces de Castilla contienen niveles excepcionalmente altos de unos compuestos vegetales llamados elagitaninos, que nuestras bacterias intestinales convierten en metabolitos que pueden reducir la capacidad del cáncer para crecer y multiplicarse.

John Birk, gastroenterólogo de UConn Health que ha realizado colonoscopias a personas en ensayos clínicos que investigan los beneficios de las nueces para la salud del colon, comentó que era fácil detectar un “colon de nuez”. El revestimiento de la pared del colon “tiene un aspecto más sano, una especie de reflejo brillante de la luz del endoscopio”, dijo.

Los estudios dan a entender que comer un puñado de nueces al día es bueno para la salud.

A watercolor-style illustration of three translucent containers containing different berries.

Frutos del bosque

Los frutos carnosos como las fresas, las moras azules, los arándanos, las granadas y las zarzamoras están repletos de antioxidantes, como la vitamina C y los flavonoides, que ayudan a proteger las células del estrés y de los daños en el ADN que aumentan el riesgo de cáncer. Los compuestos vegetales llamados antocianinas confieren a los frutos del bosque su colorido y su poder antiinflamatorio, además, reducir la inflamación es importante porque “es uno de los principales factores del cáncer”, afirma Brockton.

Dorothy Klimis-Zacas, profesora de Nutrición clínica de la Universidad de Maine, explicó que cada vez hay más evidencia que da a entender que ciertos compuestos en las bayas pueden ayudar a reducir la capacidad del cáncer para desarrollarse, crecer y multiplicarse.

Para obtener los máximos beneficios antiinflamatorios, se recomienda consumir entre media taza y una taza de frutos del bosque frescos o congelados (de preferencia orgánicos) al día.


A watercolor-style illustration of an onion and garlic.
Este allium pungente contiene altos niveles de alicina, un compuesto azufrado responsable del fuerte olor del ajo y de su capacidad para combatir el cáncer.

Ajo

En un estudio a largo plazo entre más de 3000 personas que viven en una región de China conocida por sus altos índices de cáncer de estómago, los investigadores descubrieron que por cada 1,5 kilos de ajo que los participantes consumían al año, tenían un 17 por ciento menos de riesgo de desarrollar la enfermedad. Esto equivale a unos cinco dientes de ajo a la semana, según Wen-Qing Li, investigador del cáncer en el Hospital Oncológico de la Universidad de Pekín y uno de los autores del estudio.

El cáncer de estómago, aunque está disminuyendo en Estados Unidos, es una de las principales causas de muerte por cáncer en todo el mundo.

Otros estudios, que en su mayoría no se han realizado en humanos, han insinuado posibles vínculos entre el consumo de ajo y la reducción del riesgo de padecer otros tipos de cáncer, especialmente el colorrectal.

Según Li, consumir ajo crudo —prensado en aceite para aliñar ensaladas o en guacamole, por ejemplo— ayudará a “mantener vivos los sabores y las sustancias químicas de su interior”.

Nikki Campo es una reportera independiente radicada en Carolina del Norte.

"Comer bien, dormir bien y hacer ejercicio es más efectivo que cualquier medicina antiedad que haya en el mercado": Venki Ramakrishnan, Premio Nobel de Química

Venki Ramakrishnan

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY

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Envejecer y morir, a todos nos pasa y a (casi) todos nos da miedo.

Pero, ¿por qué envejecemos y morimos?, ¿es posible retrasar la vejez o incluso lograr la inmortalidad?

Esas preguntas han ocupado gran parte de la carrera del biólogo molecular Venki Ramakrishnan (Chidambaram, India, 1952).

En 2009, junto a Thomas A. Steitz y Ada E. Yonath, Ramakrishnan recibió el Premio Nobel de Química por sus investigaciones acerca de los ribosomas, la estructura de la célula encargada de producir proteínas, que son las moléculas que hacen posible la vida de todos los organismos.

Ramakrishnan es el autor del libro Why we die: The New Science of Aging and The Quest for Inmortality (Por qué morimos: la nueva ciencia del envejecimiento y la búsqueda de la inmortalidad), que será publicado en marzo, inicialmente en inglés.

Sobre esos asuntos conversamos con él, quien en esta entrevista explica desde las reacciones químicas que causan el deterioro de las células, hasta las enormes implicaciones que vivir más tiene para la humanidad.

Ramakrishnan es uno de los invitados al Hay Festival Cartagena, que se celebra del 25 al 28 de enero de 2024.

Línea ¿Qué es el envejecimiento, en qué consiste ese proceso en los humanos?

Una de las principales causas del envejecimiento es la acumulación de daños en los genes de nuestro ADN.

La información más valiosa que llevan los genes es cómo producir proteínas.

A nivel celular, las proteínas cargan miles de reacciones químicas que hacen posible la vida. Le dan forma y fuerza a nuestro cuerpo, pero también permiten la comunicación entre células.

Gracias a ellas tenemos nuestros sentidos y nuestro sistema nervioso depende de ellas para transmitir las señales y almacenar nuestra memoria.

Nuestros anticuerpos son proteínas, y son ellas las que permiten que la célula fabrique las moléculas que necesita, incluyendo grasas, carbohidratos, vitaminas, hormonas y los propios genes.

Entonces, el envejecimiento tiene mucho que ver con la pérdida de capacidad de nuestro cuerpo de regular la producción y la destrucción de proteínas en las células.

Podemos verlo como una acumulación de daños químicos en nuestras moléculas, en nuestras células, en nuestros tejidos y, finalmente, en todo nuestro cuerpo.

Es un proceso gradual, desde el momento en que nacemos. Incluso antes, ya estamos envejeciendo, pero a edad temprana no lo sentimos porque estamos creciendo, nos estamos desarrollando.

Luego, con el paso de los años, los síntomas se vuelven más obvios y cuando los sistemas críticos comienzan a fallar, el cuerpo no puede funcionar como un todo unificado…Y eso es lo que lleva a la muerte.

Lo interesante de la muerte es que cuando morimos, la mayoría de nuestras células siguen vivas, -por eso nuestros órganos pueden ser donados-, pero ya no son capaces de funcionar como un todo; eso es la muerte.

ADNFUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES Pie de foto,

El ADN transporta la información necesaria para fabricar las proteínas que hacen posible la vida.

En tu libro mencionas que en la biología todo se explica a la luz de la evolución. Desde el punto de vista evolutivo, ¿por qué envejecemos y morimos?

Porque a la evolución no le importamos como individuos.

La evolución se trata básicamente de la capacidad de transmitir los genes. Y esos genes no residen en el vacío, residen en un individuo.

Así que siempre y cuando seas capaz de crecer, procrear y asegurar que tu descendencia alcance su propia edad reproductiva, a la evolución no le importa lo que te pase después, porque ya transmitiste tus genes.

Es cierto que nuestros organismos podrían invertir más esfuerzo en prevenir el envejecimiento, o en tener mejores mecanismos para repararse, pero desde el punto de vista evolutivo es más eficiente asegurarse de que crezcamos más rápido y podamos reproducirnos para transmitir nuestros genes.

Es un balance que varía en cada especie.

Por ejemplo, en una especie que vive en alto riesgo de ser devorada por un depredador, no tiene sentido que su organismo evolucione para vivir muchos años, porque es muy probable que lo devoren en cualquier momento.

En los mamíferos, las especies más grandes tienden a tener un ciclo de vida más largo que las más pequeñas.

En esto, sin embargo, hay una curiosa excepción: los ratones y los murciélagos pesan casi lo mismo, pero los murciélagos tienen un ciclo de vida mucho largo que los ratones.

¿Por qué? Porque pueden volar; entonces, son menos vulnerables a los depredadores.

Una niña junto a un elefanteFUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES Pie de foto,

Los mamíferos de mayor tamaño tienden a vivir más que los de menor tamaño.

En los últimos 150 años se ha duplicado la esperanza de vida de los humanos. Uno de los grandes debates entre los científicos es si esa expectativa de vida podrá seguir alargándose o si ya llegamos al límite de lo que nuestros organismos pueden vivir. ¿Cuál es tu posición en ese debate?

Hoy vivimos más tiempo porque nuestra salud y la atención médica han mejorado.

Con los conocimientos actuales, 120 años es lo máximo que razonablemente podríamos vivir, es poco probable que vivamos más allá de esa edad.

Lo curioso es que, por ejemplo, Tom Perls, un científico que estudia la longevidad en Boston, EE.UU., ha observado que aunque aumenten las personas que llegan a los 100, no crece el número de quienes llegan a los 110.

Su sensación es que más allá de los 110 años, nos enfrentamos a límites biológicos naturales.

Sí, hay gente que gracias a una combinación de factores genéticos y su estilo de vida viven más de 110 años, pero esa cantidad de gente no está aumentando.

Entonces, sí, pareciera que hay un límite natural.

También se han hecho cálculos que muestran que incluso si lográramos eliminar enfermedades como el cáncer, solo aumentaríamos la expectativa de vida promedio unos pocos años.

Ahora, si de alguna manera logramos tratar las causas del envejecimiento, quizás podamos exceder ese límite, pero no estoy seguro de qué tan fácil sea hacerlo, ni siquiera sé si es algo deseable. Es algo en lo que tenemos que pensar, porque puede haber enormes consecuencias sociales.

Algunos optimistas dicen que la primera persona que vivirá 150 años ya nació, pero yo creo que son demasiado optimistas, porque el envejecimiento es altamente multifactorial, y no está claro si habrá un par de soluciones definitivas que lo detengan y nos mantengan saludables.

Un hombte y una mujerFUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES

Otro gran debate es si la vejez es una enfermedad…

El cáncer, la demencia, la inflamación, la osteoartritis, las afecciones cardiacas, están todas relacionadas con la edad, por lo que hay quienes afirman que la edad es la causa subyacente de esas enfermedades, y por ende el envejecimiento es una enfermedad.

Otros señalan que el envejecimiento es algo que nos sucede a todos. Entonces, ¿cómo se puede llamar enfermedad a algo que es inevitable y universal?

La OMS recientemente fijó su postura de que no es una enfermedad.

Lo que sí hay es mucha presión para que el envejecimiento se considere una enfermedad, porque hay mucho dinero invertido en investigaciones relacionadas con él.

Para hacer estudios clínicos y obtener la aprobación de las autoridades necesitas que exista una enfermedad.

¿En qué áreas crees que veremos el mayor avance en los tratamientos contra el envejecimiento en los próximos años?

Como dice el chiste que se le atribuye al beisbolista Yogi Berra: “Es difícil hacer predicciones, especialmente sobre el futuro”.

No estoy seguro realmente de qué tan avanzados están, pero hay varios enfoques que tratan de amainar el envejecimiento.

Por ejemplo, investigadores se han dado cuenta de que restringir las calorías a menudo ayuda a ralentizar el envejecimiento, con la salvedad de que hacerlo a edades más tempranas puede causar problemas.

Entonces están viendo si logran crear una droga que tenga un efecto similar a la restricción calórica.

Yo digo en broma que es como si pudieras comerte una torta con helado sin preocuparte por las calorías, porque te tomas una pastilla y listo. Es lo que mucha gente desearía.

Hay mucho interés en una droga llamada rapamicina, que tiene ese enfoque, pero que en altas dosis puede resultar inmunosupresora y causar daños graves.

Otro campo interesante es la parabiosis, en el que trasfundes sangre de un animal joven a uno más viejo.

Ahí lo que ocurre es que el animal que recibe la sangre se rejuvenece en varios aspectos, lo que quiere decir que hay factores en la sangre que son responsables del envejecimiento, y hay estudios para identificarlos.

También hay un enfoque relacionado con la senescencia, que es el estado en que las células dejan de funcionar normalmente y dejan de dividirse.

Con la edad acumulamos más células senescentes, y la inflamación que producen como señal de que algo no está bien, es una causa adicional de envejecimiento.

Así que hay investigadores preguntándose: ¿es posible destruir células senescentes de manera selectiva? Hay evidencia de que si eso se logra se pueden revertir algunos de los efectos del envejecimiento.

Y está el área, muy interesante, de la reprogramación celular, que consiste en llevar una célula a su estado inicial, revirtiendo los cambios que hayan ocurrido en ella.

Por supuesto, ese proceso es riesgoso porque a menudo puede causar crecimientos cancerosos.

Estamos lejos de que se pueda aplicar en humanos, pero se han realizado experimentos en animales que muestran resultados prometedores.

Corazón humanoFUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES Pie de foto,

El riesgo de afecciones cardiacas aumenta con la edad.

Además de estos avances, también has llamado la atención sobre otros enfoques que parecen más de ciencia ficción y a los que se les da mucho bombo publicitario…

Sí, son cosas que en este momento son completamente ciencia ficción.

Hay personas que creen en la criónica, que consiste en que cuando alguien muere congela su cuerpo en nitrógeno líquido con la esperanza de que, no sabemos cómo, en un futuro exista la tecnología para revivirlos.

Creo que eso por ahora es solo hype; es una forma de capitalizar el miedo que tiene la gente a morir.

Además, pienso que es un problema del primer mundo. Quienes le apuestan a la criónica es gente con mucho dinero, que puede comprar todo, excepto juventud.

Yo crecí en India y conozco mucha gente de África, y ahí a nadie está pensando en la criónica.

CrionizaciónFUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES Pie de foto,
Por el momento, la crionización es una técnica que pertenece más a la ciencia ficción, dice Ramakrishnan.

El miedo a envejecer es muy extendido; por eso usamos bótox, nos teñimos las canas, ese tipo de cosas…¿Crees que los esfuerzos por retardar el envejecimiento contribuyen a que ese miedo a la vejez siga creciendo?

Hay mucha presión para no envejecer, y esa presión recae sobre todo en las mujeres. Es terrible.

Pero no creo que la investigaciones para retardar el envejecimiento alimenten el miedo a la vejez; al contrario, creo que son un resultado de ese miedo.

Es un miedo que hemos tenido durante gran parte de nuestra historia porque no tenemos el suficiente conocimiento médico.

Hay mucho esfuerzo y mucho dinero en ciencia y tecnología que apunta a retrasar el envejecimiento, pero en tu libro dejas claro que hay otras maneras de mantenerse sano que están mucho más a nuestro alcance…

Comer bien, dormir bien y hacer ejercicio, actualmente, son más efectivos que cualquier medicina anti edad que haya en el mercado.

No cuestan nada ni tienen efectos secundarios, y tienen una sólida base biológica contra el envejecimiento.

Los humanos no evolucionamos para comer en abundancia, ni postres y esas cosas.

Nuestra especie comenzó siendo cazadora y recolectora. Comíamos de forma esporádica, ayunábamos de manera natural y teníamos la restricción calórica que mencionaba antes.

Pero ahora comemos incluso si no tenemos hambre y en Occidente vemos un enorme aumento de la obesidad.

Hablemos del ejercicio. Hoy vivimos una vida sedentaria en comparación con nuestros antepasados, que eran agricultores, cazadores, trabajadores manuales.

Y sobre el sueño, a menudo subestimamos la importancia de dormir, pero es extremadamente valioso para los mecanismos de reparación de nuestro cuerpo.

Poner en práctica estos viejos consejos nos ayuda a mantener la masa muscular, regular la función mitocondrial, la presión arterial, el estrés y disminuir el riesgo de demencia.

El problema es que no siempre es fácil seguirlos. La gente a veces prefiere simplemente tomar una pastilla y vivir sus vidas como quieren. Esa es la parte que tenemos que superar.

Personas amontonadas FUENTE DE LA IMAGEN, GETTY IMAGES ¿Te gusta esa frase popular que dice que no importa los años que vivas, sino la vida que le pongas a esos años?

Es una frase muy bonita y estoy de acuerdo con ella. De eso se trata, de tener un propósito, sacarle el máximo provecho a tu vida.

Hay mucha evidencia de que tener un propósito en la vida reduce el riesgo de infartos y deterioro cognitivo.

Pero también es cierto que instintivamente todos queremos vivir el mayor tiempo que podamos, y eso crea una paradoja, porque lo que queremos como individuos no es necesariamente bueno para la sociedad o para el planeta.

Y eso lo vemos en el uso de la energía, el calentamiento global, la pérdida de biodiversidad… Estamos tomando decisiones individuales que resultan dañinas para la sociedad como un todo y revertir eso requiere un verdadero esfuerzo consciente.

https://www.bbc.com/mundo/articles/cldry666rweo

viernes, 8 de marzo de 2024

Cómo envejecer con gracia.

Nuestra columnista de salud personal, que acaba de cumplir 80 años, evalúa su vida y decide cómo vivirla mejor.

 Credit...Gracia Lam
El día después de mi cumpleaños número 80, que se desbordó de buenos deseos, sorpresas y celebraciones a prueba de covid, me desperté sintiéndome realizada y pensando que, pase lo que pase en adelante, estoy bien con ello. Mi vida ha sido gratificante, mi lista de deseos está vacía, mi familia es próspera, y si todo se acaba mañana, que así sea.
No es que anticipe hacer algo que acelere mi muerte. Seguiré haciendo ejercicio con regularidad, comiendo de forma saludable y esforzándome por minimizar el estrés. Pero también estoy haciendo un balance de los muchos rasgos comunes del envejecimiento y decidiendo qué debo reconsiderar.

He encontrado mucha inspiración y orientación en un nuevo libro, Stupid Things I Won’t Do When I Get Old, de Steven Petrow, escrito con Roseann Foley Henry. Petrow, que también es columnista, pero es casi dos décadas más joven que yo, empezó a pensar en el futuro tras observar los errores de sus padres al envejecer, como esperar demasiado tiempo para conseguir aparatos auditivos.

Yo hice un inventario similar de mi vida y empecé por arriba, con mi pelo. Llevaba décadas pintándomelo, cada vez más claro a medida que envejecía. Pero me di cuenta de que durante la pandemia, muchas personas (tanto hombres como mujeres de todas las edades) habían dejado de cubrirse las canas. Y se veían bien, a veces mejor que con el pelo teñido de oscuro por encima de una fachada arrugada. Hoy en día, yo también tengo canas y me encantan, ¡aunque ya no puedo culpar a mi perro de los pelos blancos en el sofá!

También he resistido la tentación común de cubrir otros problemas cosméticos. Ahora apenas me maquillo y mi traje habitual de verano sigue siendo el de pantalón corto y camiseta de tirantes. Malditas arrugas. Estoy orgullosa de tenerlas.

Pero me seguiré irritando con la mala gramática y corregiré el mal uso del lenguaje siempre que pueda.

Y me resistiré obstinadamente a modificar mis hábitos solo por evitar posibles tragedias que otros prevén. Paseo a mi perro por el bosque sobre rocas resbaladizas, raíces y troncos caídos para poder disfrutar de su intrépida energía y atletismo y mejorar mi propio equilibrio y confianza en mí misma. El médico que controla mi salud ósea termina cada consulta con una orden: “No te caigas”, y el traicionero paseo por el bosque forma parte de mi respuesta. Como subrayó Petrow, el miedo a las caídas “en realidad puede provocar más caídas”, ya que te hace estar indebidamente ansioso, vacilante y centrado en tus pies en lugar de en lo que tienes delante.

Mi cocina se construyó para una cocinera de metro y medio que, gracias a la escoliosis y mi encogimiento, es ahora varios centímetros más baja. Eso significa que a menudo trepo para alcanzar artículos que no puedo guardar en un estante más cercano. Pero siempre utilizo un taburete robusto, a diferencia de un amigo de 78 años que tontamente se subió a una silla (un gran no-no), se cayó y se lesionó la espalda.

Cuando le pregunté a una mujer de mi edad cómo se sentía, me dijo: “tengo problemas”, y yo le contesté: “todos tenemos problemas. El secreto para envejecer con éxito es reconocer los propios problemas y adaptarse a ellos”. Aprendo constantemente lo que puedo y lo que no puedo hacer y pido o pago ayuda cuando la necesito.

Tarde o temprano, todos debemos reconocer lo que ya no es posible y encontrar alternativas. Hace años, la mecánica del cuerpo me obligó a dejar el tenis y el patinaje sobre hielo, y ahora la extenuante jardinería. Sigo haciendo paseos de 16 kilómetros en bicicleta varias veces a la semana cuando hace buen tiempo, pero los viajes en bicicleta de dos semanas subiendo y bajando colinas ya son historia.

Una querida amiga de más de 90 años es mi modelo a seguir y me ayuda a tener los pies sobre la tierra. Cuando le pregunté si me acompañaría en un viaje al extranjero, me dijo: “Gracias, pero ya no estoy para el nivel de actividad que implica”.

Me prometí dejar de hablar con quien quiera escuchar sobre mis dolores, molestias y achaques, lo que Petrow llamó el “recital de órganos”. No proporciona alivio; de hecho, puede incluso empeorar el dolor. En lugar de infundir empatía, el “recital de órganos” probablemente aleje a la mayoría de la gente, especialmente a los jóvenes.

Y yo aprecio a mis amigos jóvenes que me mantienen joven de espíritu y centrada en cuestiones importantes para mis hijos y nietos y el mundo que heredarán. Ellos, a su vez, dicen que valoran la información y la sabiduría que puedo ofrecer.

También me esfuerzo por decir algo halagador o alegre a un desconocido cada día. Eso alegra la vida de ambos y me ayuda a centrarme en la belleza que me rodea. Pero mi consejo más valioso: vive cada día como si fuera el último, con un ojo puesto en el futuro por si no lo es, una lección que aprendí de adolescente cuando mi madre murió de cáncer a los 49 años. Su muerte me acostumbró a las pérdidas catastróficas, que manejo mejor que las pequeñas.

Lo más difícil en el futuro será manejar. Cuando tenía unos 70 años, mis hijos empezaron a pedirme que dejara de conducir simplemente por mi edad. No había tenido ningún accidente, ni siquiera casi accidentes, ni me habían puesto una multa por una infracción de tráfico. Aun así, me subieron el seguro de responsabilidad civil (OK, dije, si les hace sentir mejor). Y, para quitármelos de encima, dejé mi minivan de diez años y la sustituí por uno de los carros más seguros de la carretera, un Subaru Outback.

Al igual que muchos otros autos del mercado, el Subaru cuenta con varios accesorios de protección que compensan la disminución de los sentidos y la lentitud de reacción que acompañan al envejecimiento. Me avisa cuando se acerca un carro, una bicicleta o un peatón al salir de un estacionamiento. Se detiene en seco cuando algo aparece o se detiene repentinamente frente a mí. Si giro la cabeza para ver algo, parpadea “Mantenga la vista en la carretera”.

También estoy empezando a enfrentarme a otro problema agobiante especialmente común entre quienes han vivido mucho tiempo en un mismo lugar: el desorden. Tengo un miedo latente a “quedarme sin” cosas y por eso compro y guardo crónicamente más que suficiente de todo. Mi difunto marido decía que nuestra casa era un refugio antiaéreo que podía mantenernos durante un año. También soy terrible a la hora de deshacerme de objetos que algún día pueden ser útiles. Me dijo que le recordaba a una anciana que conocía que guardaba trozos de cuerdas “demasiado pequeños para usarlos”. Estoy tomando a pecho su consejo. Deséame suerte.

Jane Brody escribe la columna de salud Personal Health, un cargo que ha ocupado desde 1976. Ha escrito más de una decena de libros incluyendo los éxitos de ventas Jane Brody’s Nutrition Book y Jane Brody’s Good Food Book.




Polarización, un gran reto para la salud mental.

Es el ellos o nosotros. La radicalización. El tribalismo ideológico. Un dañino círculo vicioso que se intensifica en contextos de crisis e incertidumbre, donde los argumentos pierden y las emociones ganan.

Lo que yo pienso y siento es cierto. Si te metes con tal político, te metes conmigo. No leo lo que publique ese periódico. Si ha dicho eso tal persona, no me interesa. O ellos o nosotros… La polarización ideológica es el proceso mediante el cual las diferencias de opinión entre dos o más grupos se hacen cada vez más grandes. La polarización afectiva está relacionada con la percepción negativa, los sentimientos de rechazo y el poco respeto ante opiniones o personas con las que uno no se siente identificado. A través de este proceso, las cualidades múltiples de los demás se reducen a un solo elemento, como señaló en un reciente artículo Míriam Juan-Torres González, investigadora de la Universidad de Berkeley. De esta manera se fomenta el favoritismo intragrupo frente a la hostilidad hacia el grupo contrario.

Según un estudio de la consultora LLYC, la polarización ha aumentado un 35% en España en los últimos cinco años. A las consultas de salud mental acuden personas con dificultades para lidiar con las tensiones de un entorno polarizado, y los expertos empiezan a interesarse por este fenómeno. Hay acuerdo en señalar que en el proceso de polarización interactúan factores individuales y sociales, pero no es fácil precisar si una persona está polarizada previamente o si la sociedad la polariza. Aunque nadie sea inmune, hay quienes son más vulnerables. Son aquellas personas con una ideología muy arraigada y con sentimientos de fuerte identificación con un grupo. Su estilo de pensamiento tiende a la rigidez cognitiva, que simplifica de forma extrema la realidad y la percibe sin matices. Suelen tener poca tolerancia a la frustración y una menor satisfacción vital. El proceso de polarización está relacionado con la construcción de la identidad en la adolescencia, en contextos como el colegio, la familia o los grupos de amigos. Muchas de las cualidades en las que se fundamenta están ligadas a creencias nucleares, con alta carga emocional y poco reflexionadas. El polarizado construye estas creencias en oposición a otro, muchas veces como efecto de la presión del grupo. Y en contextos de crisis, estas ideas se convierten en certezas. Aunque la realidad demuestre que están equivocados, se resisten a abandonarlas.

En cuanto a los aspectos sociales que influyen en el aumento de la polarización, cabe destacar el desempleo, la desigualdad, las crisis económicas o la llegada de las redes sociales, como señala el sociólogo Luis Miller en su libro Polarizados. Como explica el psicólogo social Jonathan Haidt en La mente de los justos, el sesgo de confirmación de las redes sociales interrumpe el proceso de flexibilización de las ideas. También los medios de comunicación o los políticos pueden contribuir a difundir determinadas narrativas que fomenten la división y enfaticen las diferencias entre grupos. Por eso, los temas sobre los que se polariza varían según el contexto, la sociedad y las prioridades del momento en un debate donde se sustituyen las razones por los sentimientos.

Guillermo Lahera, jefe de Psiquiatría del Hospital Universitario Príncipe de Asturias, subraya que el tribalismo ideológico puede hacer daño. Las consecuencias de un entorno polarizado son nefastas, tanto para el individuo como para la sociedad. La consultora LLYC define la polarización como la nueva droga que engancha: cuanto más polarizadas están las personas, más dispuestas están a propagar desinformación. Y las condiciones ambientales donde predomina el anonimato lo fomentan. Cuanto más radical sea el mensaje del polarizado, mejor queda posicionado su punto de vista. Puede disfrutar de la gratificación inmediata, pero no mide las consecuencias a largo plazo: mayores sentimientos de hostilidad o ira, que se correlacionan con un bienestar más bajo y un menor número de emociones positivas. Le puede llevar a tomar decisiones inadecuadas, poco prudentes, incluso poco cívicas. Colectivamente, la polarización genera ruptura social, poca confianza en las instituciones, desapego con la política y poco compromiso comunitario.

Es necesario reflexionar sobre las medidas para prevenir la polarización. Una de ellas es fomentar la cultura del debate en colegios y familias. Otra es acercarse a las personas que tengan ideas distintas con curiosidad. Si se discute, que sea con argumentos y no en el plano personal. En el ámbito práctico, reducir los tiempos de exposición a las redes sociales y plantearse un uso consciente es una buena idea. Se puede reflexionar sobre cuál es la motivación que lleva a compartir contenido y preguntarse si aporta algo nuevo al debate o es un mensaje polarizador. Resulta también útil desconfiar de las noticias que causen reacciones emocionales muy fuertes, así como leer fuentes de información diferentes.

La salud mental se basa en una sociedad bien articulada, con redes y lazos afectivos sanos. La polarización puede llenar un vacío, pero acaba siendo una excusa para no pensar. 

Patricia Fernández Martín es psicóloga clínica en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid.