martes, 16 de septiembre de 2025

Matemáticas. La polémica sobre Innovamat, el método de matemáticas que usa el 25% de los colegios catalanes : ¿innovación o un juego superfluo?

Dos alumnos de la escuela Bisbat d'Ègara, de Terrassa, manipulan material de Innovamat.
Un centro satisfecho con la metodología creada por una empresa vallesana y otro que lo ha dejado de usar explican sus razones.

“Innovamat es la solución a los malos resultados”, dicen unos. “Innovamat es el culpable de los malos resultados”, responden otros. Decir Innovamat no deja indiferente. Tiene sus defensores, que aplauden la forma didáctica y práctica de enseñar las matemáticas, pero también sus detractores, que lo ven como un método superficial y caro. Pero, ¿el método funciona? A unos colegios sí, a otros no. Y el Departamento de Educación admite que no puede evaluarlo porque es una empresa privada. A falta de evidencias, este diario ha recabado la experiencia de una escuela contenta con el programa y otra que lo abandonó hace un año porque no le funcionaba.

Innovamat es una creación de dos emprendedores -Jordi Balbín y Andreu Dotti- que iniciaron su andadura montando una academia de refuerzo escolar. Después organizaron extraescolares sobre matemáticas, hasta que decidieron crear su propia metodología, ayudados por licenciados en Didáctica de las Matemáticas. Empezaron en 2017 con 13 escuelas de primaria del Vallès -donde nació el proyecto-, pero al año siguiente ya eran 108 colegios y en 2021 inician un proceso de internacionalización, especialmente en Estados Unidos. “Era un buen momento porque con la nueva ley educativa, la Lomloe, se pide una enseñanza más competencial, pero nadie sabía hacerlo. No hemos creado una fórmula mágica, es solo que había una necesidad”, admite Balbín. Actualmente, Innovamat está implantado en unos 900 colegios (el 25%) e institutos, tanto públicos como privados, en Cataluña (y la empresa considera que aquí ha tocado techo) y 1.700 en toda España. Ubicada en Sant Cugat del Vallès, facturó 16 millones en 2023.

Cuando un centro contrata Innovamat, esta aporta los cuadernos de profesores y alumnos, una aplicación y material manipulativo, además de un asesor que forma a los docentes, al inicio de cada les indica qué enseñar y cómo, y ocasionalmente entra en el aula para observar si el método se está aplicando bien. El método propugna una enseñanza más práctica de la materia, basada en la experimentación, el razonamiento y la reflexión; en resumen, entender lo que se aprende. “Somos como una editorial matemática. No hemos inventado una metodología rara, sino basada en investigación y experiencias internacionales. Y para generar un conocimiento profundo de las matemáticas, el alumno tiene que comprender qué hace”, defiende Balbín.

La escuela Bisbat Ègara de Terrassa hace seis años que incorporó progresivamente el método. “Siempre hemos apostado por las matemáticas manipulativas y hasta teníamos nuestro propio material”, explica la directora Pepi Alcalde, quien admite que, al principio, tuvieron que lidiar con ciertas reticencias. “No todos los profesores se alinean, pero esto pasa con todos los proyectos y en todas las escuelas. Pero a medida que te pones te da tranquilidad, cuentas con el apoyo de la guía y te acompañan en la gestión del aula”.

Otros aspectos positivos, añaden, es que da seguridad a los maestros no muy doctos en la materia. “Antes pasabas más de puntillas por cosas que no dominas, como la geometría, que es muy abstracta, pero ahora te aseguras de que haces toda la materia y te indica las preguntas que debes hacer para que te entiendan” apunta Vanessa Lucas, jefa de estudios. Y también cuentan con un informe completo de la evolución de cada alumno. Este colegio de Terrassa se muestra contento con el programa, pero admite que no puede comparar los resultados de sus alumnos porque hasta de aquí dos años no pasará las pruebas diagnósticas de la Generalitat la primera promoción que ha trabajado toda la primaria exclusivamente con Innovamat.

Pero el sistema también tiene sus peros. “Aunque pasa con el resto de editoriales, y en los últimos años han ido mejorando, el problema es que no tienen adaptaciones por niveles y no está contemplado para niños con problemas de aprendizaje”, apunta Mar Valverde, referente de Innovamat en la escuela Bisbat d’Ègara. Y lista otros inconvenientes, empezando por el uso de las pantallas: 45 minutos en clase y 30 en casa a la semana. “También muchos padres se quejan, por un lado, por el precio -unos 45 euros por alumno al año- y porque ellos aprendieron las mates de una forma y sus hijos, de otra y a veces no lo entienden”.

La experiencia con Innovamat no es positiva para todos los centros, y algunos deciden dejarlo. Es lo que hizo una escuela del Vallès Oriental, cuya directora solicita no identificar para evitar polémicas. Después de probar el método durante unos siete años y ver que “los aprendizajes no se acababan de consolidar”, hace un año lo cancelaron. “Un día hacías la división y no volvías a hacerla hasta tres semanas después, de modo que los alumnos no lo habían interiorizado”, explica la directora, quien también detalla que los alumnos se sabían los trucos para pasar de nivel en la aplicación.

“Cuando ves toda una generación de 1º a 6º y resulta que la resta no la saben hacer, quiere decir que algo está fallando, además los resultados de las competencias básicas empezaron a bajar”, relata la directora, quien también admite que, probablemente, no supieron aplicar el método. “Desde Innovamat ya te decían que no era necesario hacer todo el libro y que podías seleccionar, pero los profesores se tomaban el libro a rajatabla y como no les daba la vida no hacían todo el contenido, además no tomaban decisiones si algo no funcionaba”. Esta docente, que es especialista en matemáticas, asegura que modulaba el programa a sus conocimientos y su propia metodología. “Hasta que llegó un día que los alumnos me dijeron que me olvidara de Innovamat y explicara las cosas a mi manera porque me entendían mejor. El claustro también pidió eliminarlo porque veían que los niños no aprendían y a las familias tampoco les convencía, así que al final lo dejamos”.

Desde Innovamat son conscientes de las críticas y del ruido generado alrededor de ellos, pero consideran que son una minoría. “Estamos pidiendo a los docentes y escuelas que cambien la forma de enseñar y a veces eso genera fricción. También las familias tienen dificultad para ayudar a sus hijos porque ellos aprendieron de otra forma”, apunta Balbín.

“Te dicen qué debes enseñar, no cómo”
“Tiene que haber un debate responsable sobre cómo tiene que ser el aprendizaje de las matemáticas”, defiende Jordi Balbín, director de Innovamat en Cataluña. El problema es que esto no se ha producido ni parece que vaya a pasar a corto plazo. La directora del Bisbat d’Ègara, Pepi Alcalde, considera que el Departamento de Educación debería asumir los materiales y “unificar criterios”. “El Departamento te dice lo que tienes que enseñar, pero no cómo. Cada escuela tiene métodos diferentes, entonces es normal que los resultados también sean diferentes”.

Albert Granados, miembro de la Sociedad Catalana de Matemáticas, considera que, a nivel de metodologías, “los extremos son malos”. “No hay que hacer batería de ejercicios, hay que entender lo que se está estudiando, como dice Innovamat. Pero hay cosas que tardas a entenderlas y es la práctica lo que te ayuda, igual que cuando aprendes a tocar un instrumento”. Raül Fernández, presidente de la Asociación de profesores de matemáticas de Girona (Ademgi) apunta que Educación, de hecho, sigue una línea parecida a Innovamat, “por las actividades o programas que propone, como el Florence, que son más de pensar y razonar”. Fernández ve con simpatía la propuesta de Innovamat, aunque apunta que es “un poco encorsetada” y que una de las claves para que funcione es formar al profesorado. “Cada hora de clase requiere una hora de preparación, si no la clase puede ser un desastre. El problema es que a muchos docentes no les gustan las matemáticas y las últimas mates que hicieron fue en 4º de ESO”.

lunes, 15 de septiembre de 2025

_- Pantallas, juego y Matemáticas: el cóctel con riesgos de una ‘app’ que ya usan más de 1.700 colegios en España

Innovamat App colegios
La metodología de Innovamat, implantada sobre todo en centros públicos y usada a partir de los seis años, seduce a la comunidad educativa, pero genera incertidumbre al no conocerse el efecto de la gamificación de su app en los niños.

Una maestra de un colegio público de Madrid canta una canción a la vez que mueve sus brazos y manos de forma coordinada para que los niños de seis y siete años, recién terminado el recreo, le presten atención. “Si-si-si, len, cio-cio”. Poco a poco, se van sentando formando un corro en el suelo del aula y se unen al mantra. Funciona. Sobre un banco en el que está sentada la profesora, hay varias torres de tabletas. Los niños, excitados, dicen que la sesión que les toca es su favorita. En los próximos 40 minutos, se sentarán en sus mesas y practicarán ejercicios de matemáticas en una app gamificada: cuando aciertan, un muñequito aparece de forma inesperada y les da la enhorabuena, a la vez que en la parte izquierda de la pantalla aparece una barra que se va llenando de estrellas. Cuando fallan, no ganan estrella. Si el algoritmo detecta que se están esforzando, podrían recibir estrellas extra. Al finalizar el bloque de ejercicios, acceden a una ciudad virtual donde se les van desbloqueando edificios, donde pueden acudir a una tienda y comprar con las estrellas que han obtenido objetos como cipreses, farolas o bancos para poner bonita la ciudad, o incluso entrar en una feria.

Esta actividad forma parte de la metodología para el aprendizaje de las Matemáticas de Innovamat, una empresa lanzada en 2017 por varios ingenieros en Cataluña —con una facturación en 2023 de unos 16 millones de euros— para darle una vuelta al método tradicional, arrinconar la memorización y poner el foco en el razonamiento. La propuesta de Innovamat para Primaria (donde la asignatura ocupa cuatro sesiones a la semana) consiste en destinar tres días a la “construcción de conocimiento”, la manipulación de objetos y el trabajo en grupo o individual con lápiz y papel, y una única sesión (normalmente la de los viernes) a la app gamificada, cuyo impacto en los menores no ha sido evaluado, tampoco sus posibles efectos adictivos. En todas las sesiones, el profesor puede proyectar videos explicativos con dibujos animados.

Con sus contenidos adaptados a los requisitos curriculares de las autonomías, 1.723 centros educativos en España usan Innovamat, de ellos, más de 1.200 son públicos y el resto concertados y privados de Cataluña, Madrid, Baleares, Valencia, Canarias, Navarra, y País Vasco. Aunque la app está disponible desde Infantil hasta Secundaria, el juego de la ciudad virtual solo funciona en Primaria (de los seis a los doce años). “En Secundaria no lo pusimos porque no genera engagement (en español, compromiso o entusiasmo)”, apunta Oriol Plans, responsable de la empresa en España, que admite que no han estudiado los posibles riesgos de su uso en edades tempranas porque “resultaría muy complicado aislar el consumo de pantallas que hace cada menor dentro y fuera de la escuela”. Dentro del equipo técnico de Innovamat —presente en otros ocho países de Europa, Estados Unidos y Latinoamérica—, hay 10 doctores en didáctica de las matemáticas, psiquiatras y psicólogos, entre otros.

El pasado marzo, la Asociación Española de Pediatría advirtió sobre la necesidad de eliminar de las apps con finalidad educativa los juegos, las estrategias de gratificación inmediata, o cualquier mecanismo que favorezca comportamientos adictivos. En un comunicado, señalaron que existe un debate científico sobre qué impacto tienen las pantallas en la salud a lo largo de la vida, especialmente en la infancia, “al poder afectar al neurodesarrollo, al aprendizaje, al desarrollo psicoafectivo y a la instauración de hábitos de vida”. “En medicina, cuando se aprueba el uso de un medicamento nuevo es obligatorio realizar estudios experimentales con grupos control para demostrar que el fármaco es mejor que los que ya existen. Además, se hace seguimiento de los efectos secundarios. En las aplicaciones que afirman tener una finalidad educativa se deberían seguir los mismos criterios, pero esto no se hace”, apunta la pediatra María Salmerón, que junto a otros doctores analizaron a petición de la Agencia Española de Protección de Datos una selección aleatoria de apps educativas para detectar ese tipo de patrones.

Irene, de 40 años, lleva a su hijo de siete años a un colegio concertado donde usan Innovamat desde hace dos cursos. Ella cree que se está usando a los pequeños como “conejillos de indias”, que el juego de la ciudad genera competividad entre los alumnos y comparación entre ellos, precisamente porque no todos terminan la sesión con el mismo número de estrellas. “Me da mucho miedo que les den recompensas, ¿qué diferencia hay entre esto y un videojuego?”, sostiene, tras contar que su preocupación comenzó cuando su hijo le decía que no quería ponerse malo los viernes para no perderse la clase con tabletas de Innovamat.

Hay otro tipo de familias como la de Edurne, que durante años han hecho todos los esfuerzos para que sus hijos no consuman pantallas en casa y de pronto se encuentran con que es el propio colegio el que se las empieza a meter, con el agravante de que van acompañadas de una actividad lúdica. “Mi hijo (de seis años), como mucho, ve una película de vez en cuando. Yo soy directora de arte, trabajo con desarrolladores y conozco algunas de las técnicas que se usan para atraer... no sabemos cómo pueden afectar estos juegos con recompensa al desarrollo de niños tan pequeños, si no lo tienen probado, nos lo tienen que decir”, expone.

En el momento del lanzamiento, la app de Innovamat no tenía un tiempo limitado, aspecto que cambió a los pocos años, cuando los creadores recomendaron no superar los 40 minutos a la semana dentro del horario lectivo. Este curso, por primera vez, los alumnos de Primaria que quieran utilizar la app en casa no podrán acceder a la parte de la ciudad. “Lo hemos cambiado para que las familias estén más tranquilas”, reconoce en declaraciones a este periódico Isaac Sayol, cofundador y director de producto de Innovamat.

Para ellos, el uso de la app es esencial porque recoge información sobre el rendimiento de los niños, sobre sus dificultades en matemáticas, y el algoritmo adapta el tipo de tareas al ritmo de aprendizaje. Cada semana, el docente recibe un informe con la evolución de cada alumno. “La app es la que mide el nivel de conocimiento y permite que cada estudiante avance a un ritmo, cosa que solo con el papel es imposible... les pedimos que practiquen durante 40 minutos, muy concentrados, y metimos la parte de la ciudad virtual para darles un respiro. El tiempo que pasan en la ciudad son unos cinco minutos, entre un bloque y el otro”, insiste Sayol.

Ese tipo de gamificación, ¿sigue la lógica de los videojuegos? Joaquín González Cabrera, investigador principal del grupo de ciberpsicología de la Universidad Internacional de La Rioja (Unir) y autor de un informe sobre las cajas botín para el Ministerio de Derechos Sociales y Consumo, considera que en edades tan tempranas puede que el niño no tenga clara la pauta de por qué le dan un número de estrellas al terminar cada uno de los ejercicios. “Si se diese un refuerzo fijo, es decir, si al finalizar cada ejercicio recibiesen siempre lo mismo, no sería tan problemático, pero esa incertidumbre supone una pérdida de control por parte del niño”, señala. El experto cree que es muy improbable que 40 minutos de uso a la semana puedan resultar adictivos, pero sí considera necesaria una reflexión, saber si ese diseño puede estar moldeando la personalidad de un niño de seis años o puede estar afectando a áreas de su vida.

Ignacio Civeira, psiquiatra infantojuvenil y miembro del Centro Integral de Prevención e Investigación de Adicciones Comportamentales del Hospital Gregorio Marañón (el único servicio de este tipo en el sistema de salud público madrileño) no ha probado la app de Innovamat, pero considera que ese tipo de tecnología “no compensa los posibles riesgos”. “No tienen desarrollado el cerebro que nos ayuda a razonar y a pensar antes de actuar, entonces ese estímulo, esa gamificación, entra a formar parte de lo que es su sistema nervioso”, señala el doctor. Acostumbrarse a esa “entrada gratuita de estímulos”, de sensaciones inmediatas, se puede convertir en un automatismo y eso “lucha frontalmente” con cualquier proceso pedagógico que implique esfuerzo. “Introducirles a tan temprana edad esas herramientas es un secuestro y una castración del valor de la espera, del aburrimiento, de saber ganarte las cosas sin una recompensa tan inmediata.. el trabajo de la frustración forma parte de la vida”.

Si esos automatismos se instauran a una edad temprana, sostiene Civeira, luego será más difícil poder cambiarlo. En el equipo de Civeira han visto en estudios con ratones y en clínica que hay personas que son “muy vulnerables” a ese tipo de estímulos. “Son herramientas potencialmente adictivas para ciertos perfiles y es un riesgo que no debemos correr”.

Evidencia científica
Organismos como la Real Sociedad Matemática Española (RSME) no tienen una postura sobre la pertinencia o no de usar herramientas gamificadas con recompensa en el aprendizaje de la materia; es un tema que todavía no se ha puesto encima de la mesa.

Ismael Sanz, investigador y director del programa de economía de la educación en el servicio de estudios de las cajas de ahorro Funcas, ha publicado recientemente una revisión de la evidencia científica sobre los programas de aprendizaje asistidos por tecnología, y una de las conclusiones es que la retroalimentación inmediata —el hecho de conocer al momento si lo han hecho bien— es clave para los estudiantes, así como que los algoritmos funcionan mejor en el aprendizaje de Matemáticas que de Lengua. El reto, señala Sanz, está en los tiempos, ya que según el informe PISA 2022, a partir de los 60 minutos de práctica con herramientas digitales los efectos positivos desaparecen por la posible distracción (en el caso de alumnos de 15 años).

Sobre los efectos de la gamificación, Sanz señala que según un metaanálisis reciente, mejora la motivación y la implicación de los alumnos, pero no está claro que tenga un impacto positivo en el aprendizaje. “Por esa falta de contundencia, es importante que ese tipo de herramientas sean evaluadas”, considera el también profesor de la Universidad Rey Juan Carlos.

Un director de un colegio público de un municipio a unos 20 kilómetros de Madrid, que prefiere no dar su nombre, cuenta que en su centro, que empezó a usar Innovamat hace tres cursos, la media de las notas en Matemáticas ha superado por primera vez a la de Lengua. “Hemos tenido que desaprender y esta metodología nos convence, a diferencia de las editoriales tradicionales que te dan una guía didáctica, con ellos hay un contacto humano con los formadores”, indica. Su centro ha recibido en los últimos cuatro años 33 pantallas gigantes que sustituyen a las antiguas pizarras y 110 tabletas para el uso de los alumnos.

El centro educativo elige
En España, son los centros educativos los que deciden qué materiales didácticos seguir cada curso. La ley educativa de 2006 (LOE) establece que “la edición y adopción de los libros de texto y demás materiales no requerirán la previa autorización de la Administración educativa”, y prevé que, en todo caso, “estos deberán adaptarse al rigor científico adecuado a las edades de los alumnos y al currículo aprobado por cada Administración educativa”. La supervisión corresponde a la Inspección Educativa, y se suele producir si se presenta alguna denuncia, señalan fuentes del sector editorial.

Según reconoce el propio responsable de Innovamat en España, Oriol Plans, en otros países esos procesos están “más profesionalizados”. Pone el ejemplo de Estados Unidos, donde en cada distrito hay un organismo independiente —del que cuelgan todos los colegios de la zona— que es el encargado de analizar varias propuestas, pilotar varias de ellas, analizar los resultados y decidir. “Es un proceso más meditado. En España, se decide de forma democrática entre el equipo directivo y el claustro de profesores”, dice Plans.

Preguntados por el uso de este tipo de apps gamificadas, desde la Asociación Nacional De Editores de Libros y Material de Enseñanza (Anele) señalan que las editoriales educativas “cuidan mucho que los niños menores de 10 años no tengan una dependencia excesiva de las pantallas, por lo que, fundamentado en la evidencia científica, tratan de que el uso de la tecnología esté muy medido”. “Ese tipo de actividades no son habituales en los proyectos editoriales en esas edades”, precisan. Antonio Garrido, director general de Edebé, señala que hay un consenso generalizado de que no es recomendable introducir elementos de gamificación en edades tempranas por los posibles riesgos. Sí se introduce la digitalización, generalmente a partir de los 10 años, pero con actividades que tratar de huir de la gamificación. “Nos regimos por el rigor metodológico y pedagógico necesario, sí hay materiales digitales de apoyo al profesor como recreaciones en 3D del funcionamiento del corazón o del movimiento de los planetas, por ejemplo”, añade.

En el mercado, existen otras opciones similares a Innovamat. Snappet es otra de las plataformas que ha desarrollado contenidos curriculares para la enseñanza de matemáticas y lenguas, y está presente en 500 colegios de diferentes autonomías, un 60% de ellos concertados y un 40% públicos. La responsable de la empresa en España, Marta Cervera, explica que desde el principio —la compañía nació en Holanda en 2014 y aterrizó en España en 2016— los desarrolladores tuvieron claro que la app gamificada para la práctica de ejercicios sería muy sobria, sin ningún tipo de recompensa, avatares (muñecos animados), colores llamativos o flashes con movimientos. Al terminar la actividad, el alumno solo recibe un tic de verificación si lo ha hecho correctamente o una cruz si se ha equivocado. “Se decidió de forma deliberada que no se quería apostar por un diseño ni una mecánica que pudiesen generar adicción, apostamos por el estilo sobrio, más serio”, añade Cervera.

Desde su lanzamiento, Innovamat ha contado con el asesoramiento de diferentes matemáticos, como Cecilia Calvo, miembro de la Federación Española de Profesores de Matemáticas. Ella explica que el motivo por el que diseñaron la app fue conseguir un feedback inmediato, ya que la evidencia científica ha mostrado que es clave para el aprendizaje. A eso se sumó que hay muchas actividades que es difícil practicar en papel, como la geometría, que necesita un número elevado de imágenes muy detalladas y supondría un malgasto de papel.

Con el algoritmo de Innovamat cada alumno recibe nuevos ejercicios en función de los errores que comete. “¿El motivo por el que lo creamos? buscamos gestionar la frustración clásica de las matemáticas, cuando lo hacías mal en papel y no sabías cómo avanzar... pretendemos frenar la ansiedad matemática”, zanja Isaac Sayol, cofundador de la empresa. 

domingo, 14 de septiembre de 2025

Cinco misterios sobre la leche materna

Datos curiosos sobre la leche materna

Lo poco que sabemos sobre la lactancia materna nos dice mucho; imagínese si supiéramos más.

La leche materna, una mezcla exquisitamente hecha a la medida de grasas, proteínas, vitaminas y minerales, proporciona todos los nutrientes que necesita un bebé indefenso —y mucho más—. 

Se cree que la leche materna protege contra enfermedades, establece un sistema digestivo saludable e incluso influye en el comportamiento del niño. Sin embargo, sabemos mucho menos de lo que podríamos sobre esta importante sustancia, afirma la investigadora en lactancia Katie Hinde, de la Universidad Estatal de Arizona.

En una charla TED de 2016, Hinde señaló que se realizan más estudios sobre el café, el vino o los tomates que sobre la leche materna humana. (La base de datos académica Web of Science identificó alrededor de 1.200 artículos científicos publicados en 2017 con el término de búsqueda “leche materna”, en comparación con casi 3.500 con el término “tomates”). “La leche materna”, afirma Hinde, “no ha sido una prioridad en la investigación”.

Pero la investigación está ganando terreno. A continuación, presentamos cinco misterios sobre la leche materna que los científicos están tratando de desentrañar.

Amamantar a bebés enfermos
Está bien establecido que la leche humana (así como el líquido conocido como calostro que producen las madres los primeros días después del nacimiento) contiene factores protectores, como anticuerpos, que ayudan al bebé a prevenir infecciones. Pero las investigaciones sugieren que los componentes inmunitarios de la leche podrían aumentar cuando los bebés más los necesitan. Un estudio de 2013 descubrió que cuando tanto las madres como los bebés estaban resfriados, los niveles de glóbulos blancos en la leche se multiplicaban por 64. Pero incluso cuando solo los bebés estaban enfermos, los niveles de glóbulos blancos seguían aumentando 13 veces. “Es un aumento bastante grande”, dice la autora principal del estudio, Foteini Kakulas (antes Hassiotou), bióloga celular e investigadora de lactancia de la Universidad de Australia Occidental.

Un segundo estudio descubrió que la lactoferrina —una molécula inmunitaria que desempeña diversas funciones protectoras, como perforar las paredes de las bacterias dañinas— se elevaba en las semanas previas y posteriores a la enfermedad de un bebé. Una vez más, las madres no manifestaron estar enfermas, aunque los autores escriben que “es casi seguro” que se diera un subregistro de enfermedad por parte de las madres.

¿Cómo podría funcionar esto? La explicación más probable es que la saliva del bebé que viaja de vuelta a través de los conductos mamarios de la madre lleva consigo un informe sobre el estado de salud del bebé, dice Kakulas. “Cuando la saliva del bebé se transfiere de vuelta al pecho... es muy lógico que el patógeno que está provocando la enfermedad también se transfiera”.

Señales de sueño en la leche
Como bien saben los padres primerizos, los bebés no nacen con un horario de sueño establecido. ¿Podría la leche materna ayudar a fijarlo? Tanto la hormona del sueño, la melatonina, como su precursor, el triptófano, están presentes en la leche materna humana y ambos parecen fluctuar en un ciclo que podría ayudar a los bebés a dormir o despertarse. Un estudio de 2016 descubrió que los niveles de melatonina eran, en promedio, casi cinco veces más altos en la leche materna producida por la noche que durante el día.

Las investigaciones sugieren que los componentes inmunitarios de la leche podrían aumentar cuando los bebés más los necesitan.

Otro informe, de 2017, descubrió que los niveles de las hormonas cortisona y cortisol eran más altos en la leche materna de la mañana que en la leche producida por la tarde, y por la noche. Tanto la cortisona como el cortisol intervienen en la respuesta del cuerpo al estrés, y el cortisol sirve para poner en marcha nuestra fisiología cuando llega la hora de despertarse.

Sin embargo, aún no está claro si estas señales permiten realmente que el ritmo diario de la madre determine el ciclo de sueño-vigilia de su bebé, afirma Hinde. Tampoco está claro qué puede significar la falta de estas sustancias químicas para los bebés alimentados con leche de fórmula, o qué puede ocurrir con los patrones de sueño si los bebés beben leche extraída en otro momento del día. “Sabemos que los bebés tienen los receptores de estas hormonas en su organismo y que las hormonas procedentes de la madre se unen a los receptores del bebé”, afirma. “Pero, ¿qué significa que no reciban esa señal? No lo sabemos”.

Alimentar la microbiota intestinal
La leche materna no es solo alimento para los bebés, sino también para los billones de microbios que se instalan en su sistema digestivo, una comunidad denominada microbioma intestinal humano. Investigaciones recientes sugieren que la leche materna puede haber evolucionado para promover el crecimiento de microbios que ayudan a mantener sanos a los bebés.

“El tercer componente más importante de la leche materna no está ahí para alimentar a los bebés, sino para alimentar a los microbios”, afirma el microbiólogo David Mills, de la Universidad de California, en Davis. Se refiere a los oligosacáridos de la leche humana, cadenas complejas de azúcares que se encuentran en la leche materna. (Mills ha creado una empresa de probióticos basada en su investigación). Estos azúcares complejos refuerzan los tipos de bacterias intestinales que pueden digerir los compuestos y convertirlos en ácidos grasos de cadena corta, que los bebés necesitan para crecer.

Aún no está claro qué define un microbioma intestinal saludable en los bebés, ni cómo cambia ese sistema a medida que los bebés se desarrollan. Además, los científicos no se ponen de acuerdo sobre cómo se forma el microbioma: ¿los microbios clave llegan al intestino no colonizado del recién nacido a través de la leche materna, o provienen de otras fuentes, como el líquido amniótico o la piel de la madre?

Variaciones en la leche
No toda la leche materna es igual: puede variar en los niveles de proteínas, grasas, azúcares, hormonas y otros componentes. Pero la leche materna no solo difiere de una madre a otra. También puede variar cuando la misma madre amamanta a diferentes bebés y a lo largo del desarrollo del bebé.

También puede cambiar en función del sexo del bebé. Trabajando con monos rhesus, Hinde descubrió que las madres producen más leche para las crías hembras, pero más rica en grasas para las crías machos. Observó diferencias similares entre sexos cuando analizó minuciosamente los registros de lactancia de más de un millón de vacas.

Si este tipo de diferencias se trasladan a la leche humana, comprenderlas podría ayudar a optimizar la leche de fórmula o la leche de donantes para los bebés que no tienen acceso a la leche de su propia madre, afirma Hinde. Pero los científicos solo han comenzado a caracterizar esta variación y los factores que la impulsan.

Una pizca de células madre
En 2007, científicos descubrieron un ingrediente inesperado en la leche materna humana: células madre. Estas células conservan la flexibilidad que la mayoría de las células adultas han perdido y pueden formar una amplia variedad de tejidos. En un estudio de 2014, los científicos rastrearon células madre individuales de las mamas de ratones lactantes. Descubrieron que las células cruzaban las paredes del estómago de las crías, pasaban a la circulación y se alojaban en los tejidos en desarrollo de todo su cuerpo. Cuando los ratones crecieron, las células de sus madres seguían allí y se habían convertido en tejidos maduros junto con las células de los propios bebés.

Las células madre extraídas de la leche materna cobran vida propia en el laboratorio, formando masas similares a órganos que recuerdan a los alvéolos productores de leche de la mama. Al igual que los alvéolos, estos organoides cultivados en laboratorio pueden producir leche. Las células madre extraídas de la leche materna cobran vida propia en el laboratorio, formando masas similares a órganos que recuerdan a los alvéolos productores de leche de la mama. Al igual que los alvéolos, estos organoides cultivados en laboratorio pueden producir leche. F. KAKULAS / INFANT JOURNAL 2015

Las células madre extraídas de la leche materna cobran vida propia en el laboratorio, formando masas similares a órganos que recuerdan a los alvéolos productores de leche de la mama. Al igual que los alvéolos, estos organoides cultivados en laboratorio pueden producir leche.

En una placa de laboratorio, los científicos han cultivado células madre extraídas de la leche materna humana y las han estimulado para que formen masas similares a órganos con extremos esféricos que recuerdan a los alvéolos que componen las glándulas mamarias. Estos organoides podrían incluso producir leche.

Nadie sabe aún cómo afectan estas células al desarrollo infantil ni qué les ocurre a los bebés que no las reciben, otro misterio más que añadir a la lista de cosas que nos gustaría saber.

Artículo traducido por Debbie Ponchner

Este artículo apareció originalmente en Knowable en español, una publicación sin ánimo de lucro dedicada a poner el conocimiento científico al alcance de todos. 

viernes, 12 de septiembre de 2025

Por qué hay matemáticos que quieren ponerle fin al infinito (y tampoco les gustan los números enormes)

Símbolo del infinito de colores y desvaneciéndose

Fuente de la imagen,Getty Images

Pie de foto,El infinito es eterno e inconmensurable

Hace unos días me topé con un artículo de la revista New Scientist que se titulaba "Por qué los matemáticos quieren destruir el infinito... y podrían lograrlo". 

 No pude resistir las ganas de leerlo pues confieso que me fascina el infinito.

Para mí, el infinito es libertad creativa, intelectual y emocional.

Además me maravilla que podamos concebir un concepto tan asombroso desde pequeños: "¡Hasta el infinito y más allá!", como dice Buzz Lightyear de Toy Story.

Quizás es porque lo intuimos al mirar el horizonte, o porque lo sentimos al ir descubriendo nuestra capacidad de amar.

Así que la idea de que alguien lo quisiera destruir me alarmó, particularmente si se trataba de matemáticos.

Y es que las matemáticas también me fascinan... desde lejos, pues mis conocimientos son limitados, pero suficientes como para recordar que los matemáticos de la Antigua Grecia observaron el enigmático infinito con detenimiento.

Desde Zenón de Elia (~450 a.C.), con sus famosas paradojas sobre el concepto y su manifestación en el movimiento y la continuidad, hasta Arquimedes (siglo III a.C.), quien exploró el infinito y demostró cómo sumar un número infinito de sumas para resolver problemas geométricos, prefigurando el cálculo infinitesimal.

En el siglo XVII, Isaac Newton y Gottfried Wilhelm Leibniz desarrollaron y formalizaron esa rama fundamental de las matemáticas que se centra en el estudio del cambio y el movimiento.

Recuerdo también mi asombro al comprender lo que el matemático alemán de finales del siglo XIX Georg Cantor demostró: que no había un solo infinito sino varios, y que unos eran más grandes que otros.

Con su teoría de conjuntos, Cantor estableció la primera teoría matemática que hizo posible manejar lo inconmensurable.

Desde entonces, el infinito ha sido piedra angular de las matemáticas y la física contemporáneas, y por ende, de nuestro mundo, incluyendo el cotidiano, pues juega un papel esencial en nuestra tecnología y ciencia.

Entonces, ¿de dónde viene el deseo de eliminarlo?

Cielo reflejado en el agua y horizonte

Fuente de la imagen,Getty Images

Pie de foto,
El infinito se imagina, se percibe, se siente. 

"Porque el infinito no es más que una ilusión", me dijo Doron Zeilberger, profesor distinguido de la Universidad de Rutgers en Nueva Jersey, un matemático ilustre y multipremiado.

Pero también es un disidente, un prominente ultrafinitista, como se autodenomina el grupo de matemáticos, filósofos, informáticos y físicos que durante décadas fue considerado radical pero que, aunque sigue siendo una reducida minoría, está siendo escuchada.

Cuestionan el concepto del infinito, y argumentan además que hasta números finitos pero enormes, por ejemplo 10⁹⁰, podrían ser insignificantes.

Así contáramos cada átomo del universo observable, nunca alcanzaríamos esta cifra, entonces, ¿qué sentido tiene hablar de ella?

Esa ilusión

"En mi filosofía, las matemáticas tomaron el camino equivocado al abrazar el infinito", me dijo Zeilberger.

"La gente no se dio cuenta porque era como una ilusión óptica", añadió, "como la antigua creencia de que la Tierra era plana".

"La gente creyó que el Universo es infinito, y algunas personas todavía lo creen, pero otras piensan que es finito. No está limitado, porque siempre puedes seguir adelante, pero es finito, como nuestro planeta", afirma.

¿Ilimitado pero no infinito? Puede ser: en teoría uno podría darle la vuelta al mundo sin cesar por tiempo indefinido, pero eso no significa que la Tierra sea infinita.

"Así creo que es un universo matemático

"Pero con la invención de este concepto artificial de infinito, todo se volvió muy intrincado, elaborado y retorcido.

"No puedo decir que las matemáticas clásicas sean lógicamente erróneas, sino que son innecesariamente complicadas.

"En retrospectiva, si se hubieran dado cuenta de que el mundo es finito, y hay un número que es el número más grande posible, todo sería más sencillo".

Pero, si hay un número natural máximo, ¿qué sucede al sumarle 1, una de las pruebas de que existe el infinito?

Sencillamente, según Zeilberger, en una circularidad muy elegante, se vuelve a 0... lo que en nuestro ejemplo de darle la vuelta al mundo indefinidamente, sería como, en algún momento, llegar al punto de partida original.
Fractales en espirales como vitral

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Pie de foto,

Quizás el infinito no exista pero los fractales parecen insinuar que sí.

"Lo que planteo es un poco análogo a la revolución de Albert Einstein, quien demostró que la velocidad de la luz es la más rápida: no puedes ir más rápido de unos 300.000 kilómetros por segundo.

"Einstein tuvo suerte: llegó a un número concreto. Yo no tengo idea de cuál es ese número más grande, pero es irrelevante, puedes llamarlo de cualquier manera.

"La cuestión es que con él puedes recrear todas las matemáticas y hacerlas mucho más simples. Aunque admito que hacerlo realmente sería muy tedioso".

El punto es que los ultrafinitistas proponen una solución radical: eliminar el infinito y limitarnos a números "factibles", para descomplicar la ciencia y hacerla más práctica.

Matemáticos rebeldes

¿Qué hace que un número sea "factible"?

Para Rohit Parikh, de la City University de Nueva York, quien desarrolló una de las primeras teorías ultrafinitistas formales en la década de 1970 e introdujo la idea de "números factibles", la clave está en mantener una conexión con la actividad humana.

"Hay que fijar un límite en algún punto. Las cosas tienen que estar conectadas con la actividad humana".

Si un número no puede ser nombrado, calculado, almacenado, transmitido o incluso individuado coherentemente bajo restricciones físicas, ¿existe realmente como un objeto matemático?

Piensa por ejemplo en el número de Skewes, un número que aparece en la teoría de números, tan extremadamente grande que al parecer tiene más dígitos de los que caben en el Universo.

Aunque es absurdamente alto, fue valioso por varias razones, entre ellas, mostrar lo lejos que pueden ir las matemáticas en busca de certeza, y demostrar que los resultados pueden ser ciertos, incluso si son inútiles en la práctica directa.

Eso le causaría rechazo a los ultrafinitistas: el número de Skewes y muchos otros muchos menores que él estarían muy por encima de ese límite que, insisten, se debería trazar.

¿Pero cuál es ese límite?

El número de Euler perdiéndose en el horizonte

El número de Euler perdiéndose en el horizonte

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Pie de foto,El número de Euler es fundamental para modelar fenómenos de crecimiento y decrecimiento continuo, como la desintegración radiactiva y el crecimiento poblacional... ¿demasiado largo?
Hay una anécdota que se suele citar e involucra al padre del ultrafinitismo moderno Alexander Yessenin-Volpin, un matemático que fue un destacado activista de derechos humanos en la Unión Soviética, por lo que fue encarcelado en 1968.

La relató Harvey Friedman en "Problemas filosóficos en lógica".

En el año 2000, tuvo la ocasión de plantearle a Yessenin-Volpin la objeción de la mayoría de los matemáticos a la idea de fijar límites.

"Me pidió que fuera más específico. Entonces procedí a comenzar con 2¹ y le pregunté si era 'real' o algo por el estilo. Casi de inmediato dijo que sí. Luego pregunté por 2², y volvió a decir que sí, pero con un retraso perceptible. Luego 2³ , y sí, pero con más retraso.

"Esto continuó un par de veces más, hasta que fue evidente cómo manejaba esta objeción. Claro, estaba dispuesto a responder siempre que sí, pero iba a tardar 2¹⁰⁰ veces más en responder que sí a 2¹⁰⁰ que a 2¹. No había manera de que pudiera llegar muy lejos con esto".

La anécdota ilustra la idea fundamental del ultrafinitismo: la existencia de los números se vuelve cada vez más cuestionada a medida que estos se hacen mayores.

Cuestión de fe

En esta visión, la aritmética se ajusta a lo que se puede hacer, limitada por el tiempo, el espacio y los recursos.

Hay una frontera después de la cual todo es futil.

Y esa frontera de alguna manera la imponen las computadoras, las cuales pueden hacer cálculos que quienes introdujeron el infinito e imaginaron números enormes sólo podían soñar.

"A veces tienes una ecuación diferencial tan complicada que nadie sabe cómo resolverla exactamente", señaló Zeilberger.

"Pero usando computadoras, puedes obtener una muy buena aproximación, lo suficientemente buena para todos los propósitos prácticos, y así es como se hace".

Números de pi en círculo



Números de pi en círculo

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Pie de foto,



Pi (π) tiene infinitas cifras decimales que no siguen un patrón lógico, pero para casi todas las aplicaciones prácticas es suficiente con 3,1415.

Gran parte del trabajo moderno con matemáticas ya reside en lo finito, desde la criptografía y la verificación formal a las estructuras de datos y los algoritmos aleatorios.

También en la física hay quienes están intentando aplicar el finitismo con la esperanza de encontrar mejores teorías para describir nuestro mundo.

Para el físico sueco-estadounidense Max Tegmark, por ejemplo, el infinito es un concepto hermoso, pero está arruinando la física.

"Nuestras mejores simulaciones informáticas, que describen con precisión todo - desde la formación de las galaxias hasta el clima del futuro y las masas de las partículas elementales- utilizan únicamente recursos informáticos finitos al tratar todo como finito", escribió en su libro "Esta idea debe morir".

No obstante, si vinculamos estrechamente las matemáticas y la física a la finita capacidad de las computadoras, ¿no corremos el riesgo de amarrar nuestra sabiduría y la aventura de la exploración a lo que se puede en vez de a lo que es posible?

Si se destierra al infinito de las matemáticas, ¿no se limitará la imaginación y se coartará la creatividad?

"Entiendo que te gusta el infinito y no te voy a disuadir: a algunos de mis mejores amigos les gusta el infinito", bromeó Zeilberger.

"El punto es que debes saber que hay una manera de rehacer todas las matemáticas, al menos lo que se necesita para la ciencia y la tecnología, por medios completamente finitistas".

Al final es casi como una cuestión de fe.

"El infinito puede existir o no, Dios puede existir o no, pero no hay necesidad de ninguno de los dos en matemáticas", añadió.




jueves, 11 de septiembre de 2025

Un agujero negro en la memoria colectiva: China y la II Guerra Mundial

Fuentes: Voces del Mundo [Foto: Soldados chinos en la Segunda Guerra Mundial (Sha Fei)]


Mientras China se prepara para conmemorar el 80º aniversario de la victoria sobre el fascismo el 3 de septiembre de 2025, la atención mundial se centra en el desfile militar de Pekín. Se especula sobre qué líderes mundiales se unirán al presidente Xi Jinping: la presencia de Putin es casi segura, aunque los rumores sobre la asistencia de Trump parecen descabellados. Algunos defensores de la paz argumentan que este momento ofrece una oportunidad para que las potencias mundiales reflexionen sobre los horrores de la Segunda Guerra Mundial, un sentimiento acorde con el espíritu de la Carta de las Naciones Unidas y una necesidad urgente en medio de las crecientes tensiones mundiales. Sin embargo, la negativa de los líderes europeos a asistir, alegando preocupación por si ofenden a Japón, revela un problema más profundo. La conmemoración de China cierra el ciclo de aniversarios de la II Guerra Mundial, pero plantea una pregunta fundamental: ¿Comprendemos realmente el alcance global de esa guerra o hemos permitido que determinados capítulos vitales caigan en el olvido?

Existe una laguna evidente en nuestra memoria colectiva de la II Guerra Mundial, una guerra que llamamos «mundial», pero en la que el papel del cuarto vencedor aliado, China, queda constantemente relegado. China entró en el conflicto en 1931, no en 1939, y resistió hasta la rendición de Japón en 1945. Durante 14 años, sufrió aproximadamente 35 millones de bajas y retuvo a un millón de soldados japoneses, lo que permitió a la URSS y a los EE. UU. centrarse en otros frentes. Líderes como Roosevelt, Churchill y Stalin reconocieron el papel fundamental de China en el resultado de la guerra. Entonces, ¿por qué se ignora tan a menudo esta contribución y se entierra bajo capas de relatos centrados en Occidente?

Para muchos, la tragedia que definió la II Guerra Mundial fue el bombardeo atómico de Hiroshima y Nagasaki, actos horribles que sirven como severa advertencia del poder destructivo de la humanidad, en este caso desatado por Estados Unidos. Estos acontecimientos merecen ser recordados, pero la posterior ocupación estadounidense de Japón y la imposición de la constitución de paz (también conocida como la Constitución de MacArthur) tuvieron menos que ver con la armonía que con asegurar un punto de apoyo estratégico en el Indo-Pacífico durante la Guerra Fría. Hoy en día, Japón se arma bajo el paraguas nuclear de Estados Unidos, aparentemente para contrarrestar la «amenaza» de China. Este giro narrativo es tan conveniente como engañoso.

Al igual que Rusia, que preserva ferozmente sus sacrificios de la II Guerra Mundial, China exige ahora el reconocimiento de los suyos. Su resistencia ante el militarismo japonés sigue siendo una saga en gran parte desconocida. Una mirada a este «agujero negro» de la memoria colectiva revela atrocidades que desafían la comprensión: la masacre de Nanjing de 1937, en la que murieron 300.000 civiles y se cometieron violaciones masivas; los experimentos químicos y biológicos de la Unidad 731 con prisioneros, incluidos niños, tan viles que conmocionaron incluso a los observadores nazis. Los enviados alemanes instaron a Berlín a frenar a Tokio, mientras que los registros japoneses documentaban meticulosamente su brutal caos. Desde entonces, valientes historiadores japoneses han sacado a la luz estos horrores, pero siguen siendo marginales en el discurso global. ¿Por qué este silencio?

Descubrir la historia de la II Guerra Mundial desde la perspectiva de Asia pone de manifiesto una verdad vergonzosa: los relatos occidentales, amplificados por Hollywood y los medios de comunicación, han glorificado selectivamente algunas historias y borrado otras. ¿El resultado? Los criminales son rehabilitados y las víctimas se convierten en villanos. Occidente suele aferrarse a una postura sesgada que valora algunas vidas por encima de otras. Las víctimas chinas han recibido escaso reconocimiento mundial, y su sufrimiento se ha visto eclipsado por el relato de la redención de Japón después de la guerra. Esta hipocresía se repite hoy en Gaza, donde la indignación selectiva, las lágrimas por Ucrania, pero el silencio por los 22 meses de sufrimiento de Gaza bajo las políticas de Israel, revelan el mismo doble rasero. Los líderes europeos, moldeados por un legado colonial que enmarcan como una «misión civilizadora», son cómplices. Mientras tanto, Estados Unidos alimenta una guerra comercial con China y, como advierten Kaja Kallas y algunos medios de comunicación, se prepara para un conflicto más amplio, al tiempo que pinta a China como «autoritaria y beligerante». Esto choca frontalmente con la historia antifascista de China y su compromiso moderno con la paz mundial.

El adagio de que los vencedores escriben la historia se desmorona aquí. A China, clara vencedora, se le negó la plataforma para mostrar su valentía, sus sacrificios y sus contribuciones. Hoy en día, el discurso occidental la tilda injustamente de amenaza. La II Guerra Mundial no comenzó ni terminó en Europa. China, miembro fundador de la ONU y el primero en firmar la Carta de las Naciones Unidas, sigue siendo su más firme defensor. Rechaza el relato dominado por Estados Unidos, elaborado por un país que se incorporó tarde a la guerra, que fue el que menos sufrió y el que desató la devastación atómica. El legado de China en la II Guerra Mundial alimenta su misión moderna: erradicar la pobreza, ayudar al Sur Global, construir infraestructuras globales y defender la paz y un futuro compartido para la humanidad.

La conmemoración de Pekín es una audaz refutación del monopolio occidental de la memoria de la II Guerra Mundial. Como afirma acertadamente Warwick Powell: «Durante ocho décadas, Occidente ha reescrito la II Guerra Mundial como una victoria de Estados Unidos y Europa, relegando a China a una nota al pie de página. La conmemoración de China este año desafía esa amnesia y reivindica el papel del país como fuerza central en la derrota del fascismo». Sin embargo, en los turbulentos tiempos actuales, el recuerdo por sí solo no basta. Desde Gaza hasta más allá, la lucha contra la inhumanidad y el fascismo exige que nos enfrentemos a estos puntos ciegos de la historia y a sus ecos modernos.

Biljana Bankovska es profesora de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en la Universidad de San Cirilo y San Metodio en Skopie, miembro de la Fundación Transnacional para la Investigación de la Paz y el Futuro (TFF) en Lund, Suecia. Es asimismo profesora de la European Peace University en Austria y la intelectual pública más influyente de Macedonia.

Texto en inglés: CounterPunch.org, traducido por Sinfo Fernández.

miércoles, 10 de septiembre de 2025

Se venden camas para matrimonios de hierro

El título que acabas de leer es uno de los innumerables ejemplos de incorrección en el uso del lenguaje. 

No hace falta explicar que la intención del vendedor era publicitar camas de hierro para matrimonios pero acabó diciendo algo muy diferente. Acabo de leer hace algunas horas, circulando por una carretera nacional, una expresión similar: Peligro de incendio inminente. Lo que pretendía decir la Dirección General de Tráfico es que había un peligro inminente de incendio

No puedo revisar una tesis, evaluar un Trabajo Fin de Máter o Fin de Grado o leer un artículo e incluso un libro sin ir anotando las expresiones que no son correctas, las construcciones gramaticales que no están bien hechas, los anglicismos, las faltas de concordancia, los galicismos, las palabras que no están usadas con precisión o las preposiciones que no están bien utilizadas…

Voy a referirme en este artículo a diez de los errores más frecuentes con los que me encuentro en sesiones parlamentarias, programas de televisión o de radio, entrevistas a celebridades, artículos de prensa, trabajos universitarios o conversaciones informales…

Uno. Reconozco que tengo un tic de profesor que consiste en detectar (y corregir) los errores e imprecisiones en el uso del lenguaje, hablado o escrito. Y eso me lleva a situaciones comprometidas. Por ejemplo, cuando llamo por teléfono:

Buenos días, ¿puedo hablar con el señor director?
Ahora no puede atenderle porque está reunido

¿Eso quiere decir que lo tiene todo unido, brazos, piernas y orejas? ¿Me quiere decir que lo tiene todo bien pegado?
Ante el perceptible y lógico desconcierto del interlocutor, añado:

Lo correcto es decir que el director está en una reunión.

Me dan las gracias, añadiendo que no lo sabían, que nunca lo habían oído. Sé que me arriesgo a que me suelten una impertinencia (que tendría bien merecida) pero, como hasta el momento nunca ha sucedido, mi manía se mantiene intacta.

Dos. Me he preguntado muchas veces cómo es posible que no haya nadie en el PP que le advierta a su presidente, el señor Feijoo, que no se puede decir: el presidente del gobierno debe de informar…, el gobierno debe de emprender…, los ciudadanos deben de comprender… ¿Nadie se da cuenta? ¿Nadie sabe por qué? Cuando la frase encierra obligación, como es el caso, no se puede utilizar el de. Ha de decirse que el presidente del gobierno debe informar, explicar, saber, decidir… Cuando se expresa duda ha de incorporarse el de. Me gusta poner este ejemplo:

¿A qué hora pasa el tren?
Debe pasar a las 8 (es su hora).
Debe de pasar a las ocho (tengo dudas de que esa sea su hora).

Tres. Hay un error que daña los oídos cuando se escucha y la vista cuando se lee. Me refiero al uso del posesivo para indicar posiciones espaciales: delante mío, detrás tuyo, encima mío, debajo tuyo… Si analizamos, aunque sea someramente, la expresión y pensamos que mío y tuyo son posesivos que indican de quién es la propiedad de un objeto o de una idea (ese bolígrafo es mío, esa idea es tuya) nos daremos cuenta de la clamorosa incorrección. Debe decirse: delante de mí, detrás de ti, encima de mí, debajo de ti.

Cuatro. Hace tiempo (no sé si lo sigue haciendo) Carlos Herrera abrió una sección en su programa de radio titulada “Pienso de que…”. Me indignó que un periodista y por consiguiente un amante del lenguaje difundiese un error de esta envergadura. Los oyentes llamaban al programa y repetían el error como si fuera una consigna: pienso de que… Recuerdo que escribí un artículo con este título: “Por favor, señor Herrera”. Decía que no había derecho a que el esfuerzo de los maestros en las aulas sufriese estos ataques por parte de profesionales que piensan que hacen una gracia induciendo a cometer un error de este calibre. Lo correcto es decir pienso que.

Cinco. Me encuentro muchas veces con el error del infinitivo viudo. No se puede decir ni escribir: Terminar diciendo…, concluir afirmando… Lo correcto es decir: Quiero terminar diciendo, deseo concluir afirmando… Error que suele aparecer en la parte final de los trabajos y de los artículos.

Seis. Los galicismos son muy frecuentes en las conversaciones y en los escritos. No se puede decir o escribir lo siguiente: temas a tratar, preguntas a responder, trabajos a realizar…Hay que utilizar expresiones alternativas: los temas que hay que tratar, las preguntas que hay que responder, los trabajos que es preciso realizar…

Siete. Uno de los errores con los que me encuentro con mayor frecuencia es el uso de la expresión sobre todo (locución adverbial que significa principalmente o especialmente), escrito juntosin que el autor caiga en la cuenta de que un sobretodo (sustantivo), es un abrigo.

Ocho. También es frecuente confundir el entorno (sustantivo) que hace referencia al ambiente, a lo que nos rodea con la expresión en torno a, que es una locución proposicional que significa alrededor de, acerca de o relativo a…

Nueve. Llevo muchos años combatiendo expresiones como a nivel de autonomías o en base a los datos consultados… Digo que, en castellano, solo existen los pasos a nivel del ferrocarril y los envases de las botellas. Hay que decir: en la esfera autonómica…, según los datos consultados…

Diez. Un error tan garrrafal como frecuente es confundir la condicional si no con la adversativa sino. Si no leemos, nos aburriremos (condicional). La causa no es esta sino la otra (adversativa).

Qué decir de los signos de puntuación. En un libro de José Antonio Millán titulado “Perdón, imposible”, se cuenta cómo depende la vida de una persona de la colocación de una coma. Al Emperador Carlos V le llega la sentencia de un juez con este texto: ”Perdón imposible, que se cumpla la sentencia”. El Emperador cambia de lugar la coma para salvar la vida del reo: “Perdón, imposible que se cumpla la sentencia”.

Otro ejemplo: cuando era estudiante de bachillerato, un profesor escribía cada semana una frase en el encerado. En una ocasión escribió: “Lo mejor y lo primero, para mi compañero”. Un bromista cambió la coma de lugar y la frase que pretendía fomentar el altruismo se convirtió en un lema egoísta: “Lo mejor y lo primero para mí, compañero”.

Me ha preocupado tanto esta cuestión que, cuando fui director de un Colegio en Madrid, escribí un pequeño libro titulado “Libro de estilo del Colegio”. Cada profesor y cada alumno tenía su ejemplar. La tarea de la buena escritura no era solo responsabilidad de los profesores de Lengua sino de todo el equipo docente. Investigamos sobre los errores más frecuentes y descubrimos que en 42 palabras se encontraba el noventa por ciento de los errores ortográficos. Nos pusimos a trabajar esas palabras. Los profesores teníamos, fuéramos del área de conocimiento que fuéramos, las mismas inquietudes y los mismos criterios para corregir las faltas de ortografía. Para animar a la escritura teníamos un periódico mural y revistas por niveles en las que publicaban sus escritos

Y cuando formé parte del equipo decanal de mi Facultad escribí con los profesores de Lengua y Literatura Benjamín Mantecón y Cristóbal González un “Libro de estilo para universitarios”. La sección que más me gustó fue la de errores más frecuentes de la A a la Z. Presentamos el error, indicamos cómo debe escribirse o decirse correctamente y explicamos el porqué.

Esta no es una cuestión menor. Estilo es precisión, es claridad, es comunicación y también es ética. Por eso me gusta decir que utilizar un lenguaje no sexista, además de ser una cuestión lingüística es una cuestión moral.

¿Cómo se aprende a escribir y hablar correctamente? Lo tengo muy claro: leyendo mucho. Y leyendo con sensibilidad lingüística. Estoy leyendo el excelente libro de Davil UclésLa península de las casas vacías”. Pues bien me está sorprendiendo la importante cantidad de palabras cuyo significado no conozco. Anoto las palabras desconocidas y busco su significado en el diccionario. Decía mi añorado y admirado Manuel Alcántara: cuando alguien nos dice que no lee, bien podría ahorrarse la confidencia. ¿Cómo es posible que una academia de idiomas prometa enseñar un idioma en quince días?

Algunas veces una sola palabra define la cultura de un individuo. En estos momentos en los que el currículum de los políticos está siendo escrutado con lupa ante los inexplicables e indecentes abusos que se están descubriendo, he oído contar la historia de una persona que va a solicitar trabajo en una gran empresa. Presenta su currículum en el que acredita tener, entre muchas otros méritos, tres licenciaturas. El responsable de admisiones le felicita por su brillante currículum y le dice:

Dada su amplia preparación, ¿qué trabajo le gustaría realizar en la empresa? El solicitante del puesto de trabajo responde con aplomo:

– Lo que haiga.