domingo, 6 de diciembre de 2009

Reglas, ética y modernización económica

En el artículo indicado se habla de la actual crisis y se dicen cosas muy interesantes entre ellas las siguientes..."Pero hay crisis y crisis. La de 2008 ha dejado al descubierto un fallo en las reglas e instituciones y una enorme quiebra en los valores morales que legitiman socialmente el capitalismo: la prudencia de los banqueros, la buena fe, la confianza, la fraternidad o la justicia. Valores cuya importancia para la economía de mercado ya había señalado Adam Smith hace más de 200 años, y que ahora han vuelto a recordar, entre otros, George Akerlof y Robert Shiller en un libro reciente que vale la pena leer.
Pero cuando se habla de crisis de valores hay que aclarar de qué hablamos.
Desde los años ochenta, los conservadores han denunciado una crisis de valores morales de las clases populares. A su juicio, las políticas sociales del Estado del bienestar habrían minado el espíritu de sacrificio, esfuerzo* y ahorro** de las clases trabajadoras, que habrían renunciado a su responsabilidad individual para confiarlo todo al papá Estado. Esa pérdida de valores tradicionales sería la causa de la disminución del ritmo de crecimiento de la productividad y de la crisis.
Pienso que el Estado del bienestar ha sido la mayor innovación social del siglo XX, pero no me cuesta aceptar algún fundamento a esa crítica. Ahora bien, la crisis de 2008 no tiene nada que ver con esa pretendida crisis de valores de las clases populares, sino con otra crisis de valores: la de las élites del nuevo capitalismo. Desde los ochenta ha surgido un capitalismo corporativo ligado a las grandes instituciones financieras y de consultoría, diferente en su conducta del capitalismo industrial de los siglos XIX y XX. Con él ha emergido una élite financiera y de negocios que se ha autoexcluído del resto de la sociedad, creando un código moral propio en el que fraude, mala fe, corrupción y abusos no tienen la misma sanción moral que para el resto de los mortales. Una élite que no se ve responsable de sus actos, aunque lleve a sus clientes a la ruina, y a sus empresas, a la quiebra. (Escrito por ANTÓN COSTAS 06/12/2009, en el artículo aparecido hoy en el suplementos Negocios de El País)
*Es curioso como la palabra esfuerzo aparece también como la principal causa del llamado fracaso escolar. Con lo cual se simplifica unos resultados complejos y se culpa al que lo padece eludiendo la responsabilidad los demás actores.
**Y la palabra ahorro no la quieren oír ahora muchos de los empresarios, pues debido al miedo a la crisis se está ahorrando más que nunca y este aumento de ahorros disminuye la demanada con lo cual la crisis en las ventas aumenta...

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