Me he llevado la mayor alegría de este año tras leer con atención el artículo donde el relator de la ONU afirma que España no está cumpliendo la Convención de la ONU, y no porque no se cumpla, sino porque por fin sé que no era fruto de mi imaginación.
Tengo un hijo con diversidad funcional (discapacidad) al que cada día se le deniegan sus derechos. Tengo otra hija sin diversidad funcional a la que todo le viene dado. Los dos tienen los mismos derechos, se supone, pero el relator lo ha expresado claro, en uno se cumplen y en otro no.
Hace una semana empezó el curso. Con mi hija sin diversidad todo eran nervios, alegría por ver a sus compañeros, un nuevo curso por delante empezado con ilusión. Con mi hijo con diversidad funcional, nervios, noches sin dormir, preocupación, comienzo de la tortura del nuevo curso escolar. Porque una tortura han sido los nueve años de escolarización que lleva mi hijo escuchando de la Administración y técnicos excusas, justificaciones, con el fin de intentar convencerme de que lo mejor para él es segregarlo...
Por fin no soy yo quien lo digo, una madre caprichosa que quiero lo peor para mi hijo... ¡Lo dice la ONU! Mi hijo tiene el mismo derecho que mi hija a una educación inclusiva. MARÍA DE LA O RUEDA. Málaga, El País, 23/09/2011
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