martes, 17 de julio de 2012

No es una decisión valiente

Resulta abyecta la imagen del grupo popular jaleando a su presidente cuando este anuncia una nueva vuelta de tuerca para seguir oprimiendo —y exprimiendo— a los mismos de siempre: las clases media y baja del país. La vicepresidenta justifica el aplauso: “fue por esa decisión valiente de asumir las dificultades y pedir un esfuerzo a los ciudadanos sin disimulos y sin demagogias”.

 ¿Atacar a los más débiles es ahora una muestra de valor? ¿No sería mucho más justo, valiente y, por supuesto, eficaz, actuar sobre ese 1% que defrauda casi el 75% del total? ¿El gravar las rentas de capital y las SICAV antes que las rentas del trabajo? ¿El potenciar la economía productiva y el frenar la economía especulativa que lo único que genera es el enriquecimiento injusto de unos pocos al precio de la miseria de muchos? ¿El actuar judicialmente y con prontitud contra los financieros trileros y obligarles a que nos devuelvan lo robado con intereses de mora? Por el contrario se recorta el subsidio de desempleo para "incentivar" a los parados a "la búsqueda activa de trabajo" -añade con desfachatez Rajoy. Un trabajo que —por cierto— ni está ni se lo espera.— Jaume Palau Banús. Tarragona.

 A las Sicavs, de los más ricos, que tributan el 1%, no se las toca; a la grandes empresas, que tributan el 5%, tampoco se las toca; a los defraudadores, que tienen enfadados a los propios inspectores de Hacienda, amnistía; a los políticos corruptos, que son legión, presunción de inocencia y a seguir cobrando. No se habla de cortar privilegios injustificables de políticos y banqueros fracasados, pero sí de recortes a los más débiles. ¿Cómo no se les cae la cara de vergüenza?— José Mª Acosta Vera. Madrid.

 El gobierno afirma que se ha visto obligado a tomar unas duras y discutidas medidas económicas para disminuir el déficit. Pero ha incluido también una reducción de las cotizaciones sociales que no sirve para reducir los gastos, ni tampoco para aumentar los ingresos del Estado sino que por el contrario los disminuye.
 Esta reducción de cotizaciones sociales supondrá para las empresas que tienen beneficios una mejora de su cuenta de resultados, para aquellas que vayan ajustadas puede que una ayuda para mantenerse a flote, y para las que estén en números rojos no parece que les pueda ser de mucha utilidad.
 La recaudación de estas cotizaciones se dedica fundamentalmente al pago de las pensiones de jubilación, y conforme la suma disponible vaya reduciéndose, será un argumento más para demostrar que el sistema es insostenible y que se hace imprescindible reducir las prestaciones.
 Hay quien considera estas cotizaciones como impuestos, sin embargo dado que sirven para generar el derecho a percibir en el futuro una pensión, pueden considerarse también como salario diferido y la medida tomada como otra reducción más de derechos.— José A. Ambrosio Díaz. Madrid. De cartas al director de El País. (Foto, Atardecer en Puente Real, Badajoz.)

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