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La mujer pertenece al sector más privilegiado de la clase media portuguesa (el sueldo medio en Portugal gira en torno a los 800 euros), pero ilustra el despojamiento progresivo de la población. Porque es esta clase media la que soporta casi por entero el peso creciente de la crisis económica y la que comprueba con espanto y amargura cómo día a día desde hace más de un año y medio, fecha en que Portugal pidió un rescate económico, su vida se empobrece y empeora en un constante retroceso de pesadilla. La misma clase social que soportará también las nuevas medidas de recorte anunciadas la semana pasada por el primer ministro portugués, el conservador Pedro Passos Coelho. El viernes 7 de septiembre, en un discurso televisado en horario de máxima audiencia, el dirigente luso anunció que a partir de enero todos los trabajadores cobrarán menos debido a un aumento de 7 puntos porcentuales en sus contribuciones a la Seguridad Social. Tras las oportunas cuentas, los asalariados calcularon que, en líneas generales, el año que viene perderán el equivalente a un salario entero repartido en 12 meses. Los funcionarios y pensionistas que ganan más de 1.100 euros aún estarán peor, ya que pierden dos salarios: uno en forma de paga extra volatilizada y el otro recortado también en 12 meses.
Celia Cameira es profesora de instituto en Lisboa y ganaba hace dos años 1.700 euros. Ahora ingresa, tras repetidas subidas de impuestos, 1.500. En verano no cobró paga extra. Ni la cobrará en Navidad. Exactamente igual que su marido, que también es profesor. Así que su casa se ha visto de golpe con cuatro mensualidades menos al año: “Como todo el mundo, empleábamos las pagas extra no para irnos de fiesta, sino para pagar el seguro de la casa, el seguro del coche o los arreglos de esto y lo otro. Ahora, por ejemplo, me llevo la comida al trabajo, como todos los profesores, ya no vamos a la casa de comidas, ya no compramos nada, porque con el IVA está todo muy caro, ni vamos al cine, como íbamos antes mi marido y yo. Y el año que viene será peor, pues dejaremos de comprar ropa, por lo menos para nosotros dos, a fin de comprársela a nuestra hija de diez años, y buscaré por los supermercados la marca blanca más barata en todo”... leer más en El País. “Portugal ya ha llegado al límite de la austeridad” ver aquí en El País.
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