sábado, 15 de febrero de 2014

Elogio de la ciencia “no tan grande”

El proyecto científico más necesario es conservar el Estado del Bienestar, en el que todos los europeos puedan acceder libremente a la sanidad o la educación y no se vean desamparados si están en paro o son ancianos


El 4 de julio del año pasado, el CERN, el laboratorio europeo de física de altas energías, anunció que en el LHC (Gran Colisionador de Hadrones) se había detectado una partícula que posiblemente sea el bosón de Higgs, cuya existencia había sido prevista teóricamente en tres artículos publicados en 1964, en el mismo tomo de la revista Physical Review Letters. El primero estaba firmado por Robert Brout (fallecido en 2011) y François Englert, el segundo por Peter Higgs y el tercero por Gerald Guralnik, Carl Hagen y Thomas Kibble. Habida cuenta de este número, y a pesar de algunas manifestaciones (como alguna del propio Higgs), el Comité Nobel encargado de asignar el Premio de Física tendrá un problema si decide que esta predicción teórica merece, como en principio parece, el tan preciado galardón. Pero no es de esto de lo que quiero tratar.
La noticia del resultado del CERN fue primera página en los periódicos de todo el mundo, y más de medio año después el interés se mantiene. Con justicia, el bosón de Higgs ha encabezado las listas de los “10 descubrimientos científicos más importantes del año”. En el número del 31 de diciembre de Time, dedicado a “Los Personajes del año”, a Fabiola Gianotti, directora del experimento ATLAS, el principal en el descubrimiento, se le asignó el quinto puesto, tras Barack Obama, Malala Yousafzai, Tim Cook y Mohamed Morsi. Asimismo, y con una rapidez inusitada, al ya viejo, que no obsoleto, La partícula divina (1993), el libro de Leon Lederman y Dick Teresi, publicado en España por Crítica, han comenzado a unírseles otros, destinados a satisfacer la curiosidad popular. Uno de ellos (me limito a los que se han publicado en castellano), El bosón de Higgs, de Alberto Casas y Teresa Rodrigo, es apropiado para la colección en la que se ha publicado, ¿Qué sabemos de? (CSIC/Los Libros de la Catarata), pero el otro, El descubrimiento del Higgs, de la catedrática de Harvard Lisa Randall, muestra otras dimensiones de ese logro científico y fenómeno social: se trata de un libro, oportunista, de 71 páginas, en formato pequeño, con un tipo de letra algo más grande lo normal, que desentona con el conjunto de la magnífica colección de Acantilado en que ha aparecido. Un texto, cuyo recuerdo será efímero, publicado en la misma colección que acoge a autores como Cicerón, Tolstói, Zweig o Chateaubriand... Leer más en El País.

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