Tres ex ministros de Educación de la democracia Juan Antonio Ortega y Díaz Ambrona (UCD, 980-2001), Mercedes Cabrera (PSOE, 2006-2009) y Ángel Gabilondo (2009-2011), y un ex secretario general, Eugenio Nasarre (PP, 1996-1998), han pedido esta noche un pacto de Estado para la Educación. Los Pactos de la Moncloa -que se saldaron con 750.000 plazas escolares más- o la Comisión de Humanidades en el Parlamento –que buscó un enfoque menos tecnocrático de la enseñanza- han sido dos ejemplos que reiteradamente han salido a relucir. Estas reflexiones han tenido lugar en la última jornada de la Semana de la Educación que celebra la Fundación Santillana desde hace 28 años.
Gabilondo piensa que el pacto es necesario por democracia y eficiencia. “Lo que no puede ser es que una vez que tienes un texto llames al consenso y a que se puedan hacer comentarios. Otra historia es llamar desde el momento mismo de la concepción de esa ley. El acuerdo tiene que ser con los agentes sociales, porque, si no, aunque haya ley no se cambiará el sistema”. Su antecesora en el puesto, Cabrera, prefiere los pactos sociales a los políticos. “Hay que hacer espacios de debate que no toquen lo que tocan las leyes, que son los intereses empresariales y los contenidos curriculares hasta extremos ridículos. Hay que prepararnos para el cambio, porque educamos para un mundo que ya no está.”
Díaz Ambrona se muestra escéptico a la reforma: “No tengo confianza de que una ley, porque sea aprobada, vaya a ir bien. Tiene que ser probada. Debía de haber un pacto de Estado entre los políticos”. Aunque cree que predica en el desierto. “No sé si es peor que la haya aprobado solo un partido o que el resto se haya puesto de acuerdo en derogarla”. En opinión de este ex ministro de UCD el problema es que “la educación es un granero de votos”, y se debería de poner en manos de los profesionales de la educación, creando un marco estable de 10 años - “que es lo que al menos se necesita para que un sistema educativo rinda- y con el compromiso de tener siempre la inversión de la media de la OCDE.
Nasarre, de todos modos, cree que no ha habido tanta “inestabilidad legislativa” porque hay “muchos son remiendos” en las siete leyes que se han redactado. Considera que la ley del 70 necesitaba un recorrido de más de 20 años y lamenta el “cambio sustancial” de los noventa. Pero se muestra optimista con o sin pacto: “El sistema tiene medios materiales y humanos para mejorar los objetivos y los rendimientos con la ley que sea”.
Fuente: El País
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