Una mujer leía un libro a orillas del Sena, en París, el día 17.
Popper opinaba que la cultura democrática nace con la aparición del mercado del libro en Atenas, en el siglo V antes de Cristo, cuando el libro comercial acaba con el libro sagrado (esto lo he leído ahí, no haré como que lo sabía). Y es curioso porque hoy vemos la democracia en peligro y estamos justo en el extremo opuesto: estamos inmersos en una saturación de libros y lecturas sin precedentes en la historia, pero con una incapacidad ―física o de tiempo― para leer más de cuatro líneas, y consecuencia de ello, vivimos en un intercambio masivo de mensajes breves y efímeros, o ya tan solo imágenes. Es el colapso de la conversación. Leemos ansiosamente y en diagonal, un picoteo de frasecitas, y es como si el principio de incertidumbre de Heisenberg, eso de que el observador condiciona lo observado (creo, yo de mecánica cuántica no tengo ni idea), funcionara al revés: es lo observado lo que altera al observador. De hecho, lo acelera y le vuelve loco. Luego ya no es capaz de leer más de dos frases y se enfada con el mundo por cosas que a los dos minutos no recuerda. En fin, lo que creo es que después de leer tranquilamente un libro, la vida se ve de otra manera, y se impone más el sentido común. Esa es mi ingenua solución navideña para el tremendismo y la sobreexcitación en que vivimos en nuestro querido país. Ortega y Gasset dijo hace más de cien años (España invertebrada, 1921): “Casi todas las ideas sobre el pasado nacional que hoy viven alojadas en las cabezas españolas son ineptas y, a menudo, grotescas”. Y ahí seguimos, dando vueltas a la idea de España, los catalanes, los vascos, somos una unidad de desatino en lo universal. A lo mejor es que somos así y ya está, y seremos siempre así, con un cabreo permanente de fondo, así que paciencia y a relajarse.
No hay tantas cosas que te cambien la vida, a mejor. Un amor, un libro, un viaje. Dice Zaid: “¿Qué importa si uno es culto, está al día o ha leído todos los libros? Lo que importa es cómo se anda, cómo se ve, cómo se actúa, después de leer. Si la calle y las nubes y la existencia de los otros tienen algo que decirnos. Si leer nos hace, físicamente, más reales”.
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