Traducido del neerlandés para Rebelión por Sven Magnus
El 19 de noviembre uno de los políticos más extremistas de toda Argentina ganó las elecciones presidenciales. El hombre es un auténtico bicho raro, y sin embargo consiguió ganarse a la mayoría de sus compatriotas. ¿Cómo se ha llegado a esto y cuáles son las consecuencias?
Idiota
El nuevo presidente, Javier Milei, fue elegido con un programa de extrema derecha. Sus fans le llaman cariñosamente «el león». Su símbolo es una motosierra. La llevó a sus reuniones y prometió recortar el gasto público hasta los huesos.
Su plan es abolir la mayoría de las instituciones estatales, incluidos los ministerios de Sanidad, Educación, Ciencia, Tecnología, Transporte, Obras Públicas, Cultura y la mayoría de los demás ministerios.
Todos los servicios sociales deberán privatizarse. Quiere recortes drásticos en las pensiones y que desaparezcan la sanidad y la educación públicas. Todo será gestionado por empresas con ánimo de lucro. Según él, sólo ellas pueden resolver los problemas de la sociedad.
Javier Milei está llevando muy lejos su fundamentalismo extremo del libre mercado: por ejemplo, quiere crear un mercado de bebés. El aborto pasa a ser ilegal, pero las mujeres embarazadas que no quieran quedarse con su hijo pueden venderlo en el mercado libre a personas que quieran adoptar niños. Además del mercado de bebés, también quiere crear un mercado de órganos humanos.
A pesar de su imagen libertaria, las políticas que propone son extremadamente autoritarias. Milei elige la dictadura fascista en Argentina (1976-1983) y niega los asesinatos masivos, torturas y desapariciones de decenas de miles de activistas de izquierdas durante ese periodo. La vicepresidenta Victoria Villarruel es una descarada admiradora del dictador Jorge Rafael Videla. Será ministra de Defensa y Seguridad.
Milei prometió militarizar el país. La policía podrá detener y encarcelar más fácilmente a los ciudadanos en las prisiones, las cuales también quiere privatizar. Creará un sistema nacional de vigilancia, una base de datos para rastrear a los ciudadanos e instalará cámaras de vigilancia con reconocimiento facial en todo el país.
También hay una ruptura total con el pasado en la política exterior. En primer lugar, quiere acabar con la soberanía monetaria de su país aboliendo el peso e introduciendo el dólar como moneda oficial.
«El peluca», como también se le llama por su peculiar peinado, ha prometido cortar las relaciones diplomáticas con China y con el vecino Brasil. Detalle interesante: ambos países son los mayores socios comerciales de Argentina, juntos representan el 35% del comercio exterior.
Los principales nuevos aliados de Argentina son ahora Estados Unidos e Israel. En los mítines, Milei ondeaba la bandera israelí y se ha comprometido a apoyar al régimen de Israel mientras éste comete multitud de crímenes de guerra contra el pueblo palestino.
La victoria de Milei tendrá importantes implicaciones geopolíticas, ya que Argentina planeaba unirse a los BRICS. El nuevo Presidente ha declarado que su país no sólo no se adherirá, sino que además desea sabotear esta organización «comunista».
En la misma línea, quiere socavar los intentos latinoamericanos de integración regional y poner su país enteramente a disposición de Estados Unidos. Al menos para el establishment estadounidense, la victoria de Milei es un regalo del cielo.
En muchos sentidos, Milei es incluso más extremista que Trump. Es partidario de la llamada ideología anarcocapitalista del ultraderechista estadounidense Murray Rothbard. Rothbard fue aliado del Ku Klux Klan [1] y de otros supremacistas blancos.
Quizá sea mejor comparar a Milei con Augusto Pinochet, el general que instauró una dictadura militar en Chile tras un golpe de Estado patrocinado por la CIA en 1973.
Aparte de sus opiniones extremistas, mucha gente en Argentina lo considera trastornado e inestable mentalmente. Por ejemplo, Milei declara que puede hablar con su perro muerto desde el más allá. Dice que Conan, como lo llamó -por Conan el Bárbaro- influyó en cuanto a su política económica.
Pagó 50.000 dólares para clonar a su perro muerto. A cada perro clonado le puso el nombre de un economista de libre mercado de extrema derecha
Declaraciones
¿Cómo se explica que el 56% de los argentinos haya votado a este loco?
Un primer factor es la pésima situación socioeconómica de gran parte de la población. El país atraviesa dificultades económicas, en parte debido a la elevada carga de la deuda. Muchos empleos son informales e inseguros. Los salarios han caído en picado y a veces están por debajo del umbral de pobreza. Además, la inflación disparada está erosionando gravemente el poder adquisitivo. Al mismo tiempo, los ricos ven aumentar sus fortunas.
Sus principales víctimas son los jóvenes, que representan el 27% del electorado. Más que otros grupos de población, se ven afectados por la pobreza y la exclusión social. A esto se añade la cuarentena durante la pandemia. El 69% de los menores de 24 años votaron a Milei. Entre los mayores de 45 años, sólo el 40%.
Un segundo factor es el papel de los medios de comunicación. Éstos, como en todo el mundo capitalista, están en manos de grandes magnates. Dadas sus opiniones económicas, vieron en Javier Milei un candidato interesante. Hasta hace poco era un don nadie de la política, pero gracias a una intensa ofensiva mediática, los grandes medios de comunicación lo catapultaron en poco tiempo a la fama.
Por ejemplo, fue entrevistado 235 veces en el año 2018. Ninguna otra figura de la política se acercó siquiera a estas cifras. Lo mismo ocurrió en los años siguientes. Era, como dice Atilio Borón «una construcción mediática pulcramente planificada».
Los medios de comunicación dominantes le presentaron con éxito como alguien fresco, nuevo y joven, a pesar de tener 53 años.
Un tercer factor es la debilidad del bloque peronista de centro-izquierda [2], en el poder desde 2019 liderado por el presidente Alberto Fernández. Este peronista sí intentó seguir un rumbo social. Pero en un país con un Estado débil e ineficaz, eso fue insuficiente para hacer frente con éxito a la devastación causada por años de degradación social y económica.
Este partido tampoco ha sabido librar una batalla de las ideas. El resultado es el triunfo de la «antipolítica» en la que la clase política y el Estado son vistos como agentes corruptos o depredadores mientras se oculta el papel de las grandes empresas y las clases dominantes como agentes de explotación colectiva.
No se luchó contra la exaltación del hiperindividualismo y el abandono o incluso el rechazo de las estrategias de acción colectiva. Eso facilita que un populista como Milei se anote un tanto.
El candidato presidencial perdedor de los peronistas fue Sergio Massa. Representaba al ala derecha de la coalición peronista. La izquierdista y mucho más popular Christina Fernández de Kirchner no pudo participar en las elecciones debido a un golpe judicial en su contra. En Argentina, el sistema judicial está controlado por oligarcas de derechas. Es extremadamente corrupto.
Al final la votación se decantó entre un ultraliberal de extrema derecha, Milei, y un neoliberal de centro derecha, Massa, asociado a las mismas políticas neoliberales que llevaron a Argentina a su actual crisis económica.
Dado que no hay alternativa real, mucha gente ha optado por el cambio, aunque tenga que venir de un loco. Por lo menos es un loco que tiene ideas nuevas. Mejor eso que las desastrosas políticas neoliberales que llevan tanto tiempo aplicándose y que están causando tanta miseria.
Profundizar
Las fuerzas de izquierda en Argentina tienen ciertamente puntos débiles y sin duda han cometido errores en el pasado. Pero para rastrear las causas reales y fundamentales tenemos que profundizar más.
Como muchos países del Sur Global, Argentina exporta principalmente materias primas y productos agrícolas como maíz, trigo, soja, carne de vacuno, oro, etc. Se trata de productos intensivos en mano de obra y con escaso valor añadido. Las importaciones consisten principalmente en tecnología y bienes de capital de alto valor añadido, como ordenadores, automóviles, equipos médicos, maquinaria de alta tecnología, etc.
Este modelo de comercio es muy desventajoso porque se obtiene poco por lo que se exporta y se tiene que pagar mucho por lo que se importa. Es la clásica estructura (neo)colonial en la que están atrapados tantos países del Sur global.
En el pasado, los peronistas han intentado romper ese esquema. Querían producir ellos mismos más productos acabados y entre otras cosas aplicaron políticas proteccionistas con ese fin. Pero eso no era del agrado de las élites. En Argentina la producción agrícola está en gran parte en manos de oligarcas conservadores (grandes terratenientes) y, además de su control sobre los medios de comunicación y el poder judicial (véase más arriba), tienen una influencia considerable sobre el sistema político.
Esos oligarcas se han opuesto sistemáticamente a los programas nacionales de los líderes progresistas para industrializar el país. Bajo su impulso se instauró una dictadura militar en 1976, a la que siguieron varios regímenes de derechas alternados con gobiernos peronistas. Estos regímenes de derechas acabaron con la estrategia de industrialización de los peronistas. Desindustrializaron el país e impusieron políticas económicas neoliberales.
Cada vez que los peronistas llegaban al poder, intentaban desplegar al máximo su estrategia de industrialización, pero eso era insuficiente para resolver el problema estructural en el que Argentina y tantos otros países están atrapados.
Debido a su escasa industrialización y a un patrón comercial adverso, Argentina necesita constantemente más dinero para financiar sus importaciones y se endeuda cada vez más de forma crónica. Esta gran carga de la deuda también hace que el país dependa completamente del capital extranjero y le hace perder su soberanía económica. Entonces ya no es el gobierno elegido, sino los mercados internacionales de capitales y los inversores extranjeros quienes marcan las líneas maestras de la política económica.
Y, por supuesto, esa política no está orientada a las necesidades de los argentinos, sino a las de los «prestamistas» del Norte. Otro efecto de esta situación es que se produce una devaluación sistemática de la propia moneda, lo que a su vez alimenta la inflación.
Las políticas neoliberales antisociales de los últimos 40 años, junto con la inflación usurera, proporcionan un caldo de cultivo ideal para el extremismo de derechas. Los electores frustrados se dejan engañar fácilmente por un demagogo, aunque tenga las ideas más extremas y excéntricas.
En esencia, Javier Milei es el producto de un sistema económico neocolonial con políticas neoliberales por encima.
La sopa
Al igual que en Washington, la victoria de Milei fue recibida con vítores por los mercados financieros. Pero es muy dudoso que pueda poner en práctica muchos de sus excéntricos planes. Muchos de sus planes, como la dolarización de la economía, ya se han intentado en el pasado, sin éxito.
Además, se trata de un presidente sin experiencia que no tiene mayoría en el Parlamento y que tendrá que gobernar en un país con fuertes sindicatos y un historial de protestas masivas.
Así, la sopa no se tomará tan caliente como se sirve. Sin embargo, la elección de Milei no es un hecho trivial. Argentina es el tercer país más importante de América Latina. El avance de la extrema derecha tendrá importantes consecuencias no sólo para la región, sino para todo el mundo.
La elección de este chiflado de extrema derecha es una llamada de atención para nosotros. Orban, Trump, Johnson, Bolsonaro, Meloni y quizás pronto Wilders en Holanda y Le Pen en Francia. No crean que en otros países sea imposible.
Referencias:
Atilio Boron analiza el triunfo de Milei: “fue una construcción mediática prolijamente planificada”
Cómo el extremista Javier Milei se convirtió en presidente de Argentina: una historia de deuda, crisis e imperio (vidéo en inglés)
Notas:
[1] El Ku Klux Klan (KKK) es una organización blanca clandestina de Estados Unidos, conocida y tristemente célebre por su violencia racista. Sus miembros se dedicaron al terror contra los negros, otras personas de color y los luchadores por los derechos constitucionales. También eran antisemitas, homófobos, antiislámicos, anticatólicos y anticomunistas, y se volvían contra los nuevos inmigrantes.
[2] Juan Perón (1895-1974) fue un presidente popular. Se casó con la aún más popular Eva Duarte, más conocida como Evita. Desplegó una política de reformas sociales y económicas. Económicamente, intentó romper con el típico modelo colonial y neocolonial en el que los países del Sur exportaban principalmente materias primas baratas e importaban productos acabados caros. Asignó un papel importante al Estado.
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, al traductor y Rebelión como fuente de la traducción.
Idiota
El nuevo presidente, Javier Milei, fue elegido con un programa de extrema derecha. Sus fans le llaman cariñosamente «el león». Su símbolo es una motosierra. La llevó a sus reuniones y prometió recortar el gasto público hasta los huesos.
Su plan es abolir la mayoría de las instituciones estatales, incluidos los ministerios de Sanidad, Educación, Ciencia, Tecnología, Transporte, Obras Públicas, Cultura y la mayoría de los demás ministerios.
Todos los servicios sociales deberán privatizarse. Quiere recortes drásticos en las pensiones y que desaparezcan la sanidad y la educación públicas. Todo será gestionado por empresas con ánimo de lucro. Según él, sólo ellas pueden resolver los problemas de la sociedad.
Javier Milei está llevando muy lejos su fundamentalismo extremo del libre mercado: por ejemplo, quiere crear un mercado de bebés. El aborto pasa a ser ilegal, pero las mujeres embarazadas que no quieran quedarse con su hijo pueden venderlo en el mercado libre a personas que quieran adoptar niños. Además del mercado de bebés, también quiere crear un mercado de órganos humanos.
A pesar de su imagen libertaria, las políticas que propone son extremadamente autoritarias. Milei elige la dictadura fascista en Argentina (1976-1983) y niega los asesinatos masivos, torturas y desapariciones de decenas de miles de activistas de izquierdas durante ese periodo. La vicepresidenta Victoria Villarruel es una descarada admiradora del dictador Jorge Rafael Videla. Será ministra de Defensa y Seguridad.
Milei prometió militarizar el país. La policía podrá detener y encarcelar más fácilmente a los ciudadanos en las prisiones, las cuales también quiere privatizar. Creará un sistema nacional de vigilancia, una base de datos para rastrear a los ciudadanos e instalará cámaras de vigilancia con reconocimiento facial en todo el país.
También hay una ruptura total con el pasado en la política exterior. En primer lugar, quiere acabar con la soberanía monetaria de su país aboliendo el peso e introduciendo el dólar como moneda oficial.
«El peluca», como también se le llama por su peculiar peinado, ha prometido cortar las relaciones diplomáticas con China y con el vecino Brasil. Detalle interesante: ambos países son los mayores socios comerciales de Argentina, juntos representan el 35% del comercio exterior.
Los principales nuevos aliados de Argentina son ahora Estados Unidos e Israel. En los mítines, Milei ondeaba la bandera israelí y se ha comprometido a apoyar al régimen de Israel mientras éste comete multitud de crímenes de guerra contra el pueblo palestino.
La victoria de Milei tendrá importantes implicaciones geopolíticas, ya que Argentina planeaba unirse a los BRICS. El nuevo Presidente ha declarado que su país no sólo no se adherirá, sino que además desea sabotear esta organización «comunista».
En la misma línea, quiere socavar los intentos latinoamericanos de integración regional y poner su país enteramente a disposición de Estados Unidos. Al menos para el establishment estadounidense, la victoria de Milei es un regalo del cielo.
En muchos sentidos, Milei es incluso más extremista que Trump. Es partidario de la llamada ideología anarcocapitalista del ultraderechista estadounidense Murray Rothbard. Rothbard fue aliado del Ku Klux Klan [1] y de otros supremacistas blancos.
Quizá sea mejor comparar a Milei con Augusto Pinochet, el general que instauró una dictadura militar en Chile tras un golpe de Estado patrocinado por la CIA en 1973.
Aparte de sus opiniones extremistas, mucha gente en Argentina lo considera trastornado e inestable mentalmente. Por ejemplo, Milei declara que puede hablar con su perro muerto desde el más allá. Dice que Conan, como lo llamó -por Conan el Bárbaro- influyó en cuanto a su política económica.
Pagó 50.000 dólares para clonar a su perro muerto. A cada perro clonado le puso el nombre de un economista de libre mercado de extrema derecha
Declaraciones
¿Cómo se explica que el 56% de los argentinos haya votado a este loco?
Un primer factor es la pésima situación socioeconómica de gran parte de la población. El país atraviesa dificultades económicas, en parte debido a la elevada carga de la deuda. Muchos empleos son informales e inseguros. Los salarios han caído en picado y a veces están por debajo del umbral de pobreza. Además, la inflación disparada está erosionando gravemente el poder adquisitivo. Al mismo tiempo, los ricos ven aumentar sus fortunas.
Sus principales víctimas son los jóvenes, que representan el 27% del electorado. Más que otros grupos de población, se ven afectados por la pobreza y la exclusión social. A esto se añade la cuarentena durante la pandemia. El 69% de los menores de 24 años votaron a Milei. Entre los mayores de 45 años, sólo el 40%.
Un segundo factor es el papel de los medios de comunicación. Éstos, como en todo el mundo capitalista, están en manos de grandes magnates. Dadas sus opiniones económicas, vieron en Javier Milei un candidato interesante. Hasta hace poco era un don nadie de la política, pero gracias a una intensa ofensiva mediática, los grandes medios de comunicación lo catapultaron en poco tiempo a la fama.
Por ejemplo, fue entrevistado 235 veces en el año 2018. Ninguna otra figura de la política se acercó siquiera a estas cifras. Lo mismo ocurrió en los años siguientes. Era, como dice Atilio Borón «una construcción mediática pulcramente planificada».
Los medios de comunicación dominantes le presentaron con éxito como alguien fresco, nuevo y joven, a pesar de tener 53 años.
Un tercer factor es la debilidad del bloque peronista de centro-izquierda [2], en el poder desde 2019 liderado por el presidente Alberto Fernández. Este peronista sí intentó seguir un rumbo social. Pero en un país con un Estado débil e ineficaz, eso fue insuficiente para hacer frente con éxito a la devastación causada por años de degradación social y económica.
Este partido tampoco ha sabido librar una batalla de las ideas. El resultado es el triunfo de la «antipolítica» en la que la clase política y el Estado son vistos como agentes corruptos o depredadores mientras se oculta el papel de las grandes empresas y las clases dominantes como agentes de explotación colectiva.
No se luchó contra la exaltación del hiperindividualismo y el abandono o incluso el rechazo de las estrategias de acción colectiva. Eso facilita que un populista como Milei se anote un tanto.
El candidato presidencial perdedor de los peronistas fue Sergio Massa. Representaba al ala derecha de la coalición peronista. La izquierdista y mucho más popular Christina Fernández de Kirchner no pudo participar en las elecciones debido a un golpe judicial en su contra. En Argentina, el sistema judicial está controlado por oligarcas de derechas. Es extremadamente corrupto.
Al final la votación se decantó entre un ultraliberal de extrema derecha, Milei, y un neoliberal de centro derecha, Massa, asociado a las mismas políticas neoliberales que llevaron a Argentina a su actual crisis económica.
Dado que no hay alternativa real, mucha gente ha optado por el cambio, aunque tenga que venir de un loco. Por lo menos es un loco que tiene ideas nuevas. Mejor eso que las desastrosas políticas neoliberales que llevan tanto tiempo aplicándose y que están causando tanta miseria.
Profundizar
Las fuerzas de izquierda en Argentina tienen ciertamente puntos débiles y sin duda han cometido errores en el pasado. Pero para rastrear las causas reales y fundamentales tenemos que profundizar más.
Como muchos países del Sur Global, Argentina exporta principalmente materias primas y productos agrícolas como maíz, trigo, soja, carne de vacuno, oro, etc. Se trata de productos intensivos en mano de obra y con escaso valor añadido. Las importaciones consisten principalmente en tecnología y bienes de capital de alto valor añadido, como ordenadores, automóviles, equipos médicos, maquinaria de alta tecnología, etc.
Este modelo de comercio es muy desventajoso porque se obtiene poco por lo que se exporta y se tiene que pagar mucho por lo que se importa. Es la clásica estructura (neo)colonial en la que están atrapados tantos países del Sur global.
En el pasado, los peronistas han intentado romper ese esquema. Querían producir ellos mismos más productos acabados y entre otras cosas aplicaron políticas proteccionistas con ese fin. Pero eso no era del agrado de las élites. En Argentina la producción agrícola está en gran parte en manos de oligarcas conservadores (grandes terratenientes) y, además de su control sobre los medios de comunicación y el poder judicial (véase más arriba), tienen una influencia considerable sobre el sistema político.
Esos oligarcas se han opuesto sistemáticamente a los programas nacionales de los líderes progresistas para industrializar el país. Bajo su impulso se instauró una dictadura militar en 1976, a la que siguieron varios regímenes de derechas alternados con gobiernos peronistas. Estos regímenes de derechas acabaron con la estrategia de industrialización de los peronistas. Desindustrializaron el país e impusieron políticas económicas neoliberales.
Cada vez que los peronistas llegaban al poder, intentaban desplegar al máximo su estrategia de industrialización, pero eso era insuficiente para resolver el problema estructural en el que Argentina y tantos otros países están atrapados.
Debido a su escasa industrialización y a un patrón comercial adverso, Argentina necesita constantemente más dinero para financiar sus importaciones y se endeuda cada vez más de forma crónica. Esta gran carga de la deuda también hace que el país dependa completamente del capital extranjero y le hace perder su soberanía económica. Entonces ya no es el gobierno elegido, sino los mercados internacionales de capitales y los inversores extranjeros quienes marcan las líneas maestras de la política económica.
Y, por supuesto, esa política no está orientada a las necesidades de los argentinos, sino a las de los «prestamistas» del Norte. Otro efecto de esta situación es que se produce una devaluación sistemática de la propia moneda, lo que a su vez alimenta la inflación.
Las políticas neoliberales antisociales de los últimos 40 años, junto con la inflación usurera, proporcionan un caldo de cultivo ideal para el extremismo de derechas. Los electores frustrados se dejan engañar fácilmente por un demagogo, aunque tenga las ideas más extremas y excéntricas.
En esencia, Javier Milei es el producto de un sistema económico neocolonial con políticas neoliberales por encima.
La sopa
Al igual que en Washington, la victoria de Milei fue recibida con vítores por los mercados financieros. Pero es muy dudoso que pueda poner en práctica muchos de sus excéntricos planes. Muchos de sus planes, como la dolarización de la economía, ya se han intentado en el pasado, sin éxito.
Además, se trata de un presidente sin experiencia que no tiene mayoría en el Parlamento y que tendrá que gobernar en un país con fuertes sindicatos y un historial de protestas masivas.
Así, la sopa no se tomará tan caliente como se sirve. Sin embargo, la elección de Milei no es un hecho trivial. Argentina es el tercer país más importante de América Latina. El avance de la extrema derecha tendrá importantes consecuencias no sólo para la región, sino para todo el mundo.
La elección de este chiflado de extrema derecha es una llamada de atención para nosotros. Orban, Trump, Johnson, Bolsonaro, Meloni y quizás pronto Wilders en Holanda y Le Pen en Francia. No crean que en otros países sea imposible.
Referencias:
Atilio Boron analiza el triunfo de Milei: “fue una construcción mediática prolijamente planificada”
Cómo el extremista Javier Milei se convirtió en presidente de Argentina: una historia de deuda, crisis e imperio (vidéo en inglés)
Notas:
[1] El Ku Klux Klan (KKK) es una organización blanca clandestina de Estados Unidos, conocida y tristemente célebre por su violencia racista. Sus miembros se dedicaron al terror contra los negros, otras personas de color y los luchadores por los derechos constitucionales. También eran antisemitas, homófobos, antiislámicos, anticatólicos y anticomunistas, y se volvían contra los nuevos inmigrantes.
[2] Juan Perón (1895-1974) fue un presidente popular. Se casó con la aún más popular Eva Duarte, más conocida como Evita. Desplegó una política de reformas sociales y económicas. Económicamente, intentó romper con el típico modelo colonial y neocolonial en el que los países del Sur exportaban principalmente materias primas baratas e importaban productos acabados caros. Asignó un papel importante al Estado.
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, al traductor y Rebelión como fuente de la traducción.
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