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miércoles, 25 de octubre de 2023

De Libia a Sudán: los deberes humanitarios de la UE.

Solo el 30% de la financiación solicitada por la ONU para atender a las distintas crisis se había cubierto a mediados de septiembre. La Unión Europea debe liderar un cambio de rumbo.

Libia y Marruecos han ocupado los titulares de las últimas semanas. Crisis humanitarias que han causado la muerte de miles de personas y un enorme impacto en la vida de otras tantas que sufrirán sus consecuencias durante décadas. Estas son solo dos de las crisis que afectan a millones de personas en todo el mundo, pero existen otras muchas que no consiguen tantos focos. En el último año, el nivel de necesidades humanitarias, que ya era récord, ha aumentado hasta afectar a 363 millones de personas.

La causas de tal situación son múltiples y complejas; entre ellas, el impacto del cambio climático en las poblaciones que menos contribuyen a ello, los niveles de pobreza y desigualdad de amplias zonas del planeta, el efecto dominó del conflicto en Ucrania, las crisis de seguridad alimentaria o la falta de responsabilidad nacional e internacional en la garantía de los derechos humanos y las condiciones dignas para la vida.

Según la Oficina de Acción Humanitaria de la ONU, a mediados de septiembre solo se había cubierto el 30% del llamamiento humanitario de Naciones Unidas. Este déficit récord de financiación hace que cada vez sea más difícil responder a las necesidades urgentes de las poblaciones afectadas por las crisis. Pero, además, los datos globales ocultan una realidad muy desigual e injusta: hay crisis muy desatendidas con respecto a otras.

Es imperativo, por tanto, que la comunidad internacional aumente significativamente la financiación humanitaria y que mejore la eficiencia y eficacia de la ayuda. Es urgente asegurar que se alivia cualquier sufrimiento humano en cualquier lugar del mundo y así lo han demandado las ONG europeas. Millones de vidas están en juego.

Asumir responsabilidades
Europa está a la vanguardia de la comunidad de donantes y eso hace que deba tener un papel clave en la promoción del desarrollo sostenible y en la garantía de los derechos fundamentales en todo el planeta. Sus Estados miembros deben aumentar sus fondos nacionales para dar respuesta a las crisis que afectan a millones de personas. En este contexto, España marca el camino con su nueva Ley de Cooperación en la que se contempla que el 10% de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) se destine a asistencia humanitaria.

Los Estados miembro de la Unión Europea se reúnen esta semana en Madrid para debatir el programa de trabajo del COHAFA, centrado en cuestiones como el déficit de financiación o el nexo que debe existir entre la acción humanitaria, el desarrollo y la paz. Estos temas también se abordarán en un encuentro organizado, el día 25 de septiembre, por VOICE y La Coordinadora de Organizaciones para el Desarrollo (España); donde también se hará especial incidencia en la llamada localización, es decir, el deber de trabajar mano a mano con las comunidades locales y sus organizaciones, especialmente aquellas lideradas por mujeres.

Las crisis de Libia y Marruecos, pero también las que afectan al Sahel, a Ucrania o Sudán, deben recordarnos que detrás de cada estadística hay vidas humanas, historias de sufrimiento y resistencia que merecen no solo titulares, sino sobre todo apoyo para garantizar los derechos de millones de personas y un futuro digno. La comunidad internacional tiene una responsabilidad que no puede eludir. Los principios de humanidad, imparcialidad, neutralidad e independencia son fundamentales para la acción humanitaria. En particular, la imparcialidad que significa que el sufrimiento humano debe aliviarse siempre que se encuentre, y que la prestación de apoyo debe responder al grado de sufrimiento que se pretende aliviar y no a cualquier otro interés.

La Unión Europea debe liderar estos esfuerzos y demostrar que la voluntad política puede ser una poderosa fuerza para cambiar el rumbo. La presidencia española de la UE es una buena oportunidad para demostrar el compromiso europeo con 363 millones de personas.

Dominic Crowley es presidente de VOICE, la red de 89 ONG europeas que promueven la ayuda humanitaria.

Irene Bello Quintana es presidenta de La Coordinadora de Organizaciones para el Desarrollo, formada por más de 600 organizaciones de todo el Estado español que trabajan por un mundo justo, feminista y sostenible.

sábado, 14 de marzo de 2015

Tú salvas vidas. Hay 51 millones de refugiados. La solidaridad europea puede ser decisiva

En estos momentos en el mundo hay más de 51 millones de personas refugiadas y desplazadas. Es una cifra histórica que supera la de la II Guerra Mundial, la mayor desde que se registran estos datos. La principal causa de este incremento es la intensificación de los conflictos, especialmente en Siria, Sudán del Sur y la República Centroafricana.

Sudán del Sur se ha visto afectado por continuas crisis que han provocado enormes necesidades humanas. El país más joven del mundo está inmerso en un conflicto armado desde diciembre de 2013 que ha dejado miles de muertos y ha obligado a más de dos millones de personas a abandonar sus medios de vida, provocándoles una situación de extrema vulnerabilidad. Más de la mitad de las personas que han huido son niños. Esta cifra incluye 1,5 millones de personas desplazadas dentro del propio país y los más de 500.000 refugiados en países vecinos, principalmente Sudán, Uganda, Etiopía y Kenia.

En situación igualmente frágil se encuentra la República Centroafricana, un país inestable en el que los conflictos, las intervenciones y golpes de Estado se han venido repitiendo periódicamente en las últimas décadas. Desde marzo 2013, el aumento de la violencia, los asesinatos y otras graves violaciones de derechos humanos y la destrucción de propiedades han provocado la pérdida de medios de vida y un desplazamiento masivo de la población que asciende a más de 860.000 personas. Los agricultores no han podido cultivar sus campos por culpa de la violencia y ahora las cosechas son insuficientes. Los precios de los alimentos han aumentado y muchas familias solo logran comer una vez al día. Hoy, 2,7 millones de personas en el país, de una población total de 4,6 millones, necesitan asistencia humanitaria.

Por su parte, Siria está a punto de cumplir el cuarto aniversario de un conflicto que acarrea una devastadora crisis humana internacional. Más de 12,2 millones de personas se han visto afectadas y necesitan ayuda; y los 3,8 millones de refugiados que han huido de Siria están llevando los recursos de los países vecinos más allá de sus capacidades.

Detrás de estas cifras y estadísticas hay seres humanos, personas que han tenido que huir dejando atrás sus pertenencias, un hogar, amigos y a menudo familia. Es muy difícil expresar con palabras la desolación y la vulnerabilidad a las que se enfrentan.

Una mujer se esconde en el agua para salvar su vida atravesando el Nilo con tres hijos a cuestas y otros tres flotando, sorteando disparos, sin nada que comer durante más de cinco días; esta es la historia de Martha en Sudán del Sur. Como ella, millones de otras mujeres, hombres, ancianos y niños se vieron obligados a abandonar sus hogares. Ahora necesitan un techo; mantas y ropa; alimentos y agua; seguridad y protección; educación; un trabajo, y dinero para sobrevivir.

Hablamos de millones de personas que reunidas en un mismo estado podrían constituir el 26º país más poblado del mundo, al que cada 4 segundos se sumaría un nuevo habitante desplazado de su hogar. Un país en el que todos compartirían una misma historia que empieza siempre con una huida desesperada para encontrar un lugar seguro. Estas historias de profundo sufrimiento a menudo pasan inadvertidas.

No podemos permitir la indiferencia ante estas crisis permanentes que afectan a un número de personas similar al tamaño de la población de España, más de cuatro veces la población de Grecia o Bélgica, más de diez veces la población de Irlanda, o casi cien veces la de Luxemburgo.

Es por ello por lo que la Unión Europea y Oxfam unen sus fuerzas para poner el foco en la vida de aquellos que tuvieron que huir de sus hogares. EU savelives-Tú salvas vidas es nuestro proyecto común, que estará centrado en las tres crisis humanas más graves que vive el mundo hoy: Siria, Sudán del Sur y la República Centroafricana. Queremos contar las historias de aquellos que han sido desplazados. No podemos permitir que su sufrimiento sea olvidado.

A los ciudadanos europeos les preocupa y son la principal fuente de la ayuda que Europa destina a los refugiados. En 2013 la Comisión Europea invirtió alrededor de 546 millones de euros en apoyo a las personas refugiadas y desplazadas en 33 países. Este esfuerzo se ha visto complementado por organizaciones como Oxfam, que suman a los fondos públicos dinero de donantes individuales y empresas, con aportaciones que grandes o pequeñas constituyen una ayuda adicional determinante.

Gracias a estos fondos, las personas que huyen de los países reciben asistencia básica como servicios sanitarios, comida, refugio, kits de higiene, agua y saneamiento y protección. La ayuda humanitaria dada a los refugiados, al margen de cualquier agenda política y con independencia de la nacionalidad, religión, género, origen étnico o afiliación política de las víctimas, salva millones de vidas cada día.

Desgraciadamente, el número de refugiados y desplazados continuará aumentando cada día a menos que la violencia termine.

Conseguir una solución política sostenible a los conflictos es crucial.

Pero incluso si estos acabaran mañana, las enormes necesidades humanas continuarían y requerirían apoyo durante años para recuperarse.

Formas innovadoras de distribuir asistencia, tales como los programas de transferencia de efectivo, pueden ayudar a generar actividad en los mercados locales y reiniciar medios de vida. También adquiere importancia mirar las necesidades a largo plazo fortaleciendo la capacidad de las comunidades de acogida para proporcionar servicios básicos como la salud y la educación que ayudan a los refugiados y los desplazados internos a construir de nuevo su futuro

La solidaridad europea puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Estas víctimas son la prueba del gran impacto que la ayuda humanitaria puede tener en las vidas de personas inocentes, que acaban de tener la desgracia de ser atrapadas en un conflicto por causas ajenas a su propia voluntad.

Tenemos una responsabilidad para hacer más. Aliviar el impacto de las crisis humanas es una lucha de todos los días que requiere de la acción colectiva. Y esto es lo que estamos decididos a hacer.
Christos Stylianides es comisario europeo de Ayuda Humanitaria y Gestión de Crisis. Francesc Cortada es director global de Programas de Oxfam Internacional.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2015/02/23/opinion/1424703574_582715.html