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miércoles, 25 de octubre de 2023

De Libia a Sudán: los deberes humanitarios de la UE.

Solo el 30% de la financiación solicitada por la ONU para atender a las distintas crisis se había cubierto a mediados de septiembre. La Unión Europea debe liderar un cambio de rumbo.

Libia y Marruecos han ocupado los titulares de las últimas semanas. Crisis humanitarias que han causado la muerte de miles de personas y un enorme impacto en la vida de otras tantas que sufrirán sus consecuencias durante décadas. Estas son solo dos de las crisis que afectan a millones de personas en todo el mundo, pero existen otras muchas que no consiguen tantos focos. En el último año, el nivel de necesidades humanitarias, que ya era récord, ha aumentado hasta afectar a 363 millones de personas.

La causas de tal situación son múltiples y complejas; entre ellas, el impacto del cambio climático en las poblaciones que menos contribuyen a ello, los niveles de pobreza y desigualdad de amplias zonas del planeta, el efecto dominó del conflicto en Ucrania, las crisis de seguridad alimentaria o la falta de responsabilidad nacional e internacional en la garantía de los derechos humanos y las condiciones dignas para la vida.

Según la Oficina de Acción Humanitaria de la ONU, a mediados de septiembre solo se había cubierto el 30% del llamamiento humanitario de Naciones Unidas. Este déficit récord de financiación hace que cada vez sea más difícil responder a las necesidades urgentes de las poblaciones afectadas por las crisis. Pero, además, los datos globales ocultan una realidad muy desigual e injusta: hay crisis muy desatendidas con respecto a otras.

Es imperativo, por tanto, que la comunidad internacional aumente significativamente la financiación humanitaria y que mejore la eficiencia y eficacia de la ayuda. Es urgente asegurar que se alivia cualquier sufrimiento humano en cualquier lugar del mundo y así lo han demandado las ONG europeas. Millones de vidas están en juego.

Asumir responsabilidades
Europa está a la vanguardia de la comunidad de donantes y eso hace que deba tener un papel clave en la promoción del desarrollo sostenible y en la garantía de los derechos fundamentales en todo el planeta. Sus Estados miembros deben aumentar sus fondos nacionales para dar respuesta a las crisis que afectan a millones de personas. En este contexto, España marca el camino con su nueva Ley de Cooperación en la que se contempla que el 10% de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) se destine a asistencia humanitaria.

Los Estados miembro de la Unión Europea se reúnen esta semana en Madrid para debatir el programa de trabajo del COHAFA, centrado en cuestiones como el déficit de financiación o el nexo que debe existir entre la acción humanitaria, el desarrollo y la paz. Estos temas también se abordarán en un encuentro organizado, el día 25 de septiembre, por VOICE y La Coordinadora de Organizaciones para el Desarrollo (España); donde también se hará especial incidencia en la llamada localización, es decir, el deber de trabajar mano a mano con las comunidades locales y sus organizaciones, especialmente aquellas lideradas por mujeres.

Las crisis de Libia y Marruecos, pero también las que afectan al Sahel, a Ucrania o Sudán, deben recordarnos que detrás de cada estadística hay vidas humanas, historias de sufrimiento y resistencia que merecen no solo titulares, sino sobre todo apoyo para garantizar los derechos de millones de personas y un futuro digno. La comunidad internacional tiene una responsabilidad que no puede eludir. Los principios de humanidad, imparcialidad, neutralidad e independencia son fundamentales para la acción humanitaria. En particular, la imparcialidad que significa que el sufrimiento humano debe aliviarse siempre que se encuentre, y que la prestación de apoyo debe responder al grado de sufrimiento que se pretende aliviar y no a cualquier otro interés.

La Unión Europea debe liderar estos esfuerzos y demostrar que la voluntad política puede ser una poderosa fuerza para cambiar el rumbo. La presidencia española de la UE es una buena oportunidad para demostrar el compromiso europeo con 363 millones de personas.

Dominic Crowley es presidente de VOICE, la red de 89 ONG europeas que promueven la ayuda humanitaria.

Irene Bello Quintana es presidenta de La Coordinadora de Organizaciones para el Desarrollo, formada por más de 600 organizaciones de todo el Estado español que trabajan por un mundo justo, feminista y sostenible.

viernes, 30 de julio de 2021

El parlamento de Reino Unido informa sobre cómo la guerra de la OTAN en Libia se basó en mentiras

Hemos traducido este artículo del periodista estadounidense Ben Norton por ser uno de los más exhaustivos que se han escrito sobre un importante acontecimiento que ha pasado prácticamente desapercibido en los grandes y principales medios de comunicación españoles y europeos.

Un comité designado por el parlamento británico para evaluar la intervención de Reino Unido en la guerra de Libia ha concluido que todos los argumentos en los que se basaron quienes lideraron la coalición internacional atacante eran mentiras y exageraciones infundadas. Que fue una enorme irresponsabilidad por parte de los parlamentarios británicos apoyar una guerra basando sus decisiones en informaciones difundidas por medios de comunicación y otras fuentes sesgadas con intereses ocultos, y sin prever las graves conseciencias.

Nos vemos en la obligación de ofrecer algunas consideraciones sobre el informe ya que deja el papel fundamental de Estados Unidos en segundo plano, porque su objetivo es evaluar la actuación de su gobierno y no la de otros. Creemos que no concede el peso que realmente tuvo el Departamento de Estado de EEUU, bajo las órdenes de Hillary Clinton, en el inicio, incitación, desinformación y desarrollo de y sobre la guerra. Tras la publicación de los emails de Hillary Clinton ha quedado en evidencia que este papel fue de mayor peso del que el comité británico ha concedido. No olvidemos que el país aliado, colaborador y socio incondicional de los principales financiadores de la guerra de agresión a Libia, Qatar y Emiratos Árabes, es EEUU.

Documentos desclasificados del gobierno de EEUU desvelaron hace tiempo que desde los años 60 la diplomacia estadounidense lleva a cabo la estrategia -para acceder a los recursos africanos- de presionar a los países aliados y de la OTAN para que intervengan en África e impidan a los gobiernos nacionales controlar los recursos, quedando ellos como “observadores preocupados” ante la opinión pública y los propios gobiernos presionados. Esta estrategia que ha dado excelentes resultados durante los últimos 50 años se repite una y otra vez ante las narices de todo el mundo. Aunque es obvio que la apabullante ayuda militar y de inteligencia de EEUU, lo que se llama ahora de “Seguridad”, es lo que verdaderamente hace posible la intervención de otros países como Francia y Reino Unido en África. Este “observador preocupado” contactó con Sarkozy y le contó que Gadafi tenía infinitas toneladas de oro y plata porque quería implantar una moneda panafricana “que sustituyese al franco francés”, algo que el Banco Central de Francia no puede permitirse.

Hay que recordar que este plan era conocido porque el propio Gadafi lo venía proponiendo en las cumbres de la Unión Africana desde hacía años, y Francia nunca corrió a bombardear Libia por ello, a pesar de ser un país invitado a todas las reuniones de la UA, sino que se hacía cargo de ello por otros medios.

Sin embargo, los emails de los asesores de Clinton y de ella misma dejan entrever una clara intención de “malmeter” a Sarkozy y a su equipo, haciéndole ver de paso, que en EEUU cuando la popularidad de un presidente cae, el entrar en una guerra exterior le permite recuperar la popularidad, le hace caer en la cuenta de que puede hacerse con los recursos que van a quedar “sin dueño” en el Sáhara y le deja claro que no se preocupe por sus fuerzas militares, que no le faltará respaldo. De este modo, una vez más, EEUU queda como el “observador preocupado” y logra su objetivo principal que es acabar con el plan de Gadafi de comerciar el petróleo y el gas de la Organización de Países Productores de Petróleo, OPEP, en una moneda basada en oro, que podría ser el dínar libio, pero también cualquier otra, y no en el dólar estadounidense que no está basada en nada y su emisión por parte de la Reserva Federal es totalmente opaca. Eso sí es un peligro para el llamado Establishment económico mundial, encabezado por EEUU.

Esta estrategia se puede ver en diversos hechos que no suelen analizarse en los medios, como por ejemplo lo ocurrido cuando en uno de los primeros momentos de la intervención, la OTAN se había estancado combatiendo a las fuerzas de Gadafi, pero inmediatamente surgió de la nada un submarino estadounidense en el Mediterráneo, el USS Florida, y lanzó 100 misiles crucero contra el ejército de Libia en una sola noche, con lo que abrió un corredor para que los franceses, británicos y demás (España también intervino) pudieran seguir con “su” intervención.

Esta narrativa: “Francia no quiere perder su influencia”, “protestas internas suplican a la ex colonia intervención”, “quere tener el control de los recursos”, es muy similar a la de otras guerras de Francia en África, pero en todas hay un componente que se repite y que nunca se analiza: en cuestión de días, un descomunal despliegue militar -suministrado rapidamente por EEUU y aliados del Golfo- arrasa con países de escasa población y no preparados ni interesados en ninguna guerra. Francia necesita mantener el franco CFA, sí, pero sin el empuje, la incitación y el apoyo de EEUU no entraría tan alegremente en guerras en África, y de paso, EEUU logra su objetivo de impedir que los gobiernos africanos controlen sus propios recursos naturales y financieros.

Mientras tanto, el control de la información que crea la opinión pública sigue siendo un asunto tomado demasiado a la ligera por todos, incluso por informes tan importantes como estos. Por ejemplo, algunas de las fuentes de los propios investigadores británicos son tan sesgadas como las qataríes y saudís que ellos denuncian, ya que se ocupan más que de informar, de exonerar a EEUU por esta guerra -de la que no se depurarán responsabilidades, a pesar de estos informes-, como el New York Times, Washington Post o las palabras del propio Obama.

Investigación británica: Gadafi no iba a masacrar a civiles; los bombardeos occidentales empeoraron el extremismo islámico.

Un nuevo informe publicado por el Parlamento británico muestra que la guerra de la OTAN sobre Libia de 2011 se basó en una serie de mentiras.

“Libya: Examination of intervention and collapse and the UK’s future policy options” (Libia: Examen de la intervencion y colapso y las futuras opciones políticas de Reino Unido), una investigación realizada por el Comité de Asuntos Exteriores de la bipartita Cámara de los Comunes condena el papel interpretado por el Reino Unido en la guerra, que derrocó el gobierno del líder Muamar Gadafi en Libia, y sumió el país del norte de África en el caos.

“No hemos visto pruebas de que el Reino Unido llevase a cabo un análisis apropiado de la naturaleza de la rebelión en Libia”, afirma el informe. “La estrategia de Reino Unido se basó en suposiciones erróneas y en una comprensión incompleta de las pruebas”.

El Comité de Asuntos Exteriores concluye que el gobierno británico “no fue capaz de identificar que la amenaza a los civiles fue exagerada y que los rebeldes incluían un elemento islamista importante”.

“La investiación libia, que se lanzó en julio de 2015, se basó en más de un año de investigaciones y entrevistas con políticos, académicos, periodistas y más. El informe, que fue publicado el 14 de septiembre, revela lo siguiente:

Gadafi no estaba planeando masacrar civiles. Este mito fue exagerado por los rebeldes y los gobiernos occidentales, que basaron sus intervenciones en poca información de Inteligencia.

La amenaza de los extremistas islamistas, que tuviron una gran influencia en las revueltas, fue ignorada -y los bombardeos de la OTAN hicieron esta amenaza incluso mayor, proporcionando a ISIS una base en el norte de África.

Francia, que inició la intervención militar, estuvo motivada por intereses económicos y políticos, no humanitarios.

Las revueltas -que fueron violentas, no pacíficas- probablemente no hubieran tenido éxito si no hubiera sido por la intervención y la ayuda militar extranjera. Los medios de comunicación extranjeros, particularmente Al Jazera de Qatar y Al Arabiya de Arabia Saudí, también difundieron rumores infundados sobre Gadafi y el gobierno libio.

Los bombardeos de la OTAN hundieron a Libia en un desastre humanitario, matando a miles de personas y desplazando a otros cientos de miles, transformando Libia de ser el país africano con el mayor nivel de vida a un estado fallido devastado por la guerra.

Mito sobre que Gadafi iba a masacrar a civiles y falta de información de Inteligencia

“A pesar de su retórica, la proposición de que Muamar Gadafi había ordenado la masacre de civiles en Bengazi no se apoyaba en ninguna prueba disponible”, afirma claramente el Comité de Asuntos Exteriores.

“Mientras que Muamar Gadafi ciertamente amenazó con violencia a aquellos que se levantaron en armas contra su gobierno, esto no se traducía necesariamente en una amenaza contra todo el mundo en Begazi”, añade el informe. “En resumen, la escalada de amenazas a los civiles fue presentada con una certeza injustificada”.

El sumario del informe también señala que la guerra “no contó con información precisa de Inteligencia”. Añade que “Al parecer, agentes de Inteligencia de Estados Unidos describieron la intervención como una decisión tomada a la ligera”.

Esto dessafía y contradice lo que las figuras políticas afirmaron en aquellos momentos previos a los bombardeos de la OTAN. Después de los violentos levantamientos que estallaron en Libia en febrero, y de que Bengazi -la segunda ciudad más grande de Libia- fuera tomada por los rebeldes, figuras de la oposición en el exilio como Soliman Bouchuiguir, presidente de la Liga para los Derechos Humanos con sede en Europa, afirmaron que si Gadafi retomaba la ciudad, “se produciría un auténtico baño de sangre, una masacre como la que se vivió en Ruanda”.

El informe del Parlamento británico, sin embargo, señala que el gobierno libio había retomado ciudades de los rebeldes a primeros de febrero de 2011, antes de que la OTAN lanzase su campaña de ataques aéreos, y las fuerzas de Gadafi no habían atacado a los civiles.

El 17 de marzo, señala el informe, dos días antes de que la OTAN empezase a bombardear, Gadafi dijo a los rebeldes en Bengazi: “Tirad vuestras armas, exactamente como hicieron vuestros hermanos en Ajdabiya y otros lugares. Ellos depusieron sus armas y están a salvo. Nunca los hemos perseguido”.

El Comité de Asuntos Exteriores añade que, cuando las fuerzas del gobierno de Libia retomaron la ciudad de Ajdabiya en febrero, no atacaron a los civiles. Gadafi “también intentó apaciguar a los protestantes en Begazi con una oferta de ayuda al desarrollo antes de desplegar finalmente las tropas”, añade el informe.

En otro ejemplo, el informe indica que, después de luchar en febrero y marzo en la ciudad de Misrata, la tercera ciudad más grande de Libia, que también había sido tomada por los rebeldes, solamente un 1% de las personas matadas por el gobierno de Libia eran mujeres y niños.

“La disparidad entre las muertes de hombres y mujeres sugiere que las fuerzas del régimen de Gadafi atacaban a los combatientes en una guerra civil y no a civiles indiscriminadamente”, asegura el Comité.

Altos funcionarios británicos admitieron en la investigación del Parlamento que no tuvieron en cuenta las actuaciones que de verdad estaba llevando a cabo Gadafi, sino que pidieron la intervención militar en Libia basándose en su retórica.

En febrero, Gadafi pronunció un acalorado discurso amenazando a los rebeldes que habían tomado el control de las ciudades. Dijo que “solo eran unos cuantos” y “unos pocos terroristas”, y los llamó “ratas” que “están convirtiendo Libia en los emiratos de Zawahiri y Bin Laden”, haciendo referencia a líderes de Al Qaeda.

Al final de su discurso, Gadafi prometió “Limpiar Libia, palmo a palmo, casa por casa, hogar por hogar, callejón por callejón” de estos rebeldes. Muchos medios occidentales, sin embargo, dieron por sobreentendido e informaron rotundamente que estas palabras significaban una amenaza para todos los manifestantes. Un periodista israelí popularizó esta línea de información convirtiéndolo en una canción titulada “Zenga Zenga” (callejón, en árabe). El vídeo de Youtube con el discurso remezclado circuló por todo el mundo.

El Comité de Asuntos Exteriores apunta en su informe que, en aquel momento, los funcionarios británicos “carecían de información de Inteligencia fiable”. William Hague, que sirvió como Secretario de Estado británico para Asuntos Exteriores y de la Commonwealth durante la guerra en Libia, afirmó al Comité que “Gadafi había prometido “ir casa por casa, habitación por habitación, exigiendo su venganza contra el pueblo de Bengazi”, citando erróneamente el discurso de Gadafi, añadiendo que “un montón de gente iba a morir”.

“Dada la falta de información de Inteligencia fiable, tanto Lord Hague como el doctor Fox destacaron el impacto de la retórica de Muamar Gadafi a la hora de tomar su decisión”, apunta el informe, también haciendo referencia al entonces Secretario de Estado para la Defensa, Liam Fox.

George Joffé, un académico del King’s Collegue de la Universidad de Londres, y un experto en Oriente Medio y Norte de África, declaró al Comité de Asuntos Exteriores para su investigación que, mientras que Gadafi algunas veces utilizaba una retórica intimidatoria bastante de “helarte la sangre”, ejemplos del pasado mostraban que el líder libio que tanto tiempo llevaba en el poder era “muy cuidadoso” para evitar la muerte de civiles.

En una ocasión, contó Joffé, “en lugar de intentar eliminar las amenazas al régimen en el este, en Cyrenaica, Gadafi se pasó seis meses intentando pacificar a las tribus del lugar”. Gadafi “hubiera sido muy cuidadoso con la respuesta real” agregó Joffé en el informe. “El temor a la masacre de civiles fue enormemente exagerado”.

Alison Pargeter, investigadora senior del Instituto Royal United Services, y especialista en Libia que también fue entrevistada para las investigaciones, se mostró de acuerdo con Joffé. Pargeter dijo al Comité que en aquel momento no había pruebas reales de que Gadafi se estuviera preparando para lanzar una masacre contra sus propios civiles”.

“Emigrados opositores a Muamar Gadafi explotaron la agitación en Libia exagerando la amenaza a los civiles y alentando a las potencias occidentales a intervenir”, señala el informe, resumiendo el análisis de Joffé.

Pargeter añadió que los libios que se oponían al gobierno exageraron el uso de “mercenarios” por parte de Gadafi, un término que a menudo se utiliza como sinónimo para designar a los libios de ascendencia subsahariana. La investigadora añade que los libios le habían dicho: “Los africanos están viniendo. Nos van a masacrar. Gadafi está mandando africanos a las calles. Van a matar a nuestras familias”.

“Creo que eso se amplificó demasiado”, asegura Pargeter. Este mito amplificado llevó a la violencia extrema. Los libios negros fueron reprimidos violentamente por parte de los rebeldes libios. La AP (Associated Press) informó en septiembre de 2011: “Fuerzas rebeldes y civiles armados están acorralando a miles de libios negros y migrantes del África Subsahariana”. Señalaba: “Prácticamente todos los detenidos dicen que son trabajadores migrantes inocentes”.

(Los crímenes que cometieron los rebeldes contra los libios negros iban a llegar a ser mucho peor. En 2012, hubo informes sobre que los libios negros fueron metidos en jaulas por los rebeldes y obligados a comer banderas. Como informó previamente Salon, Human Right Watch (HRW), también advirtió en 2013 de “graves y continuandas violaciones de los derechos humanos cometidas contra los habitantes de la ciudad de Tawergha, que son considerados por lo general como seguidores de Muamar Gadafi.” Los habitantes de Tawergha eran mayoritariamente descendientes de esclavos negros y eran muy pobres. HRW informó de que los rebeldes libios llevaron a cabo el “desplazamiento forzado de unas 40.000 personas y que las detenciones arbitrarias, las torturas y los asesinatos son generalizados, sistemáticos y lo suficientemente organizados como para considerarse crímenes contra la humanidad”.)

En julio de 2011, el portavoz del Departamento de Estado, Mark Toner reconoció que Gadafi es alguien dado “a utilizar una retórica exagerada”, pero en febrero, los gobiernos occidentales convirtieron sus discursos en armas.

El Comité de Asuntos Exteriores señala en su informe que, a pesar de la falta de información de las agencias de Inteligencia, “el gobierno de Reino Unido se centró exclusivamente en la intervención militar” como solución en Libia, ignorando otras formas disponibles de compromiso político y diplomáticas.

Esto es coherente con la información difundida por The Washington Times, que averiguó que el hijo de Gadafi, Saif, había esperado negociar un alto el fuego con el gobierno de Estados Unidos. Saif Gadafi abrió comunicaciones sigilosamente con la Jefatura del Estado Mayor Conjunta, pero la entonces Secretaria de Estado Hillary Clinton intervino y pidió al Pentágono que detuviera las conversaciones con el gobierno de Libia. “La Secretaria Clinton no quiere negociar en absoluto”, dijo a Saif un funcionario de Inteligencia de EEUU.

En marzo, la Secretaria Clinton había llamado a Muamar Gadafi una “criatura” “que no tiene conciencia y que amenazará a cualquiera que se ponga en su camino”. Clinton, que tuvo un papel de liderazgo en presionar para que la OTAN bombardease Libia, afirmó que Gadafi “haría cosas terribles” si no se le detenía.

Desde marzo hasta octubre de 2011, la OTAN llevó a cabo una campaña de bombardeos contra las fuerzas del gobierno de Libia. Afirmaba estar en una misión humanitaria para proteger a los civiles. En octubre, Gadafi fue brutalmente asesinado -sodomizado con una bayoneta por los rebeldes. (Al oír la noticia de su muerte, la Secretaria Clinton anunció, en directo en televisión, “We came, we saw, he died!” (¡vinimos, vimos y él murió!).

El informe del Comité de Asuntos Exteriores no obstante señala que, si bien la intervención de la OTAN fue vendida como una misión humanitaria, su objetivo ostensible fue logrado en tan solo un día.

El 20 de marzo de 2011, las fuerzas de Gadafi retrocedieron aproximadamente 40 millas [algo mas de 64 kilómetros] de Bengazi, después de que atacaran los aviones franceses. “Si el objetivo primordial de la intervención de la coalición era la urgente necesidad de proteger a los civiles en Bengazi, entonces este objetivo se logró en menos de 24 horas”, dice el informe. Sin embargo la intervención militar continuó durante varios meses más.

El informe explica: “la intervención limitada para proteger a los civiles se transformó en una política oportunista de cambio de régimen”. Este punto de vista ha sido cuestionado por Micah Zenko, un alto rango del Consejo de Relaciones Exteriores. Zenko utilizó los propios materiales de la OTAN para demostrar que “la intervención libia lo que pretendía desde el principio era el cambio de régimen”.

En su investigación, el Comité de Asuntos Exteriores cita un informe de Amnistía Internacional de junio de 2011, que señala que “la mayoría de la cobertura de los medios occidentales ha presentado desde el principio un punto de vista muy sesgado de la lógica de los acontecimientos, presentando el movimiento de protesta como completamente pacífico y sugiriendo repetidamente que las fuerzas de seguridad del régimen estaban masacrando impunemente a manifestantes desarmados que no suponían ninguna amenaza para la seguridad.”

Amnistía Internacional también dijo que fue incapaz de encontrar pruebas para las acusaciones de que el gobierno de Libia había dado viagra a sus tropas y los había alentado a violar a mujeres en las zonas tomadas por los rebeldes. La Secretaria de Estado Clinton, entre otros, había contribuido a esta mentira no probada.

Extremistas islamistas y la expansión de las armas libias

Hoy, Libia alberga la mayor base del grupo extremista genocida ISIS fuera de Irak y Siria. Otros grupos islamistas se apoderaron de grandes franjas de territorio después de que fuera destruido el gobierno de Libia.

“Ahora está claro que las milicias de militantes islamistas tuvieron un papel importante en la rebelión de febrero de 2011 y después”, afirma claramente el Comité de Asuntos Exteriores.

“La información de las agencias de inteligencia sobre el alcance de la implicación de los elementos militantes islamistas en la rebelión anti-Gadafi fue del todo inadecuada”, añade el informe. Cita al antiguo jefe de Estado Mayor de Defensa británico David Richards, quien “confirmó que la información de inteligencia sobre la composición de las milicias rebeldes “no era tan buena como uno hubiera deseado”.

La investigación preguntó a Richards si sabía si miembros del Grupo combatiente islamista de Libia afiliado a Al-Qaeda estaban participando en la rebelión de marzo de 2011. Dijo que “era una zona gris”. Richards recordó que “libios respetables estaban asegurando a la Oficina de Exteriores que “Extremistas islamistas no se beneficiarían de las revueltas, pero admitió, con el beneficio de la retrospectiva, que aquello no era más que un deseo en el mejor de los casos”.

“La posibilidad de que los grupos militantes extremistas intentaran beneficiarse de la rebelión no debería haberse reservado para la retrospectiva”, comenta el Comité. “Las conexiones libias con grupos extremistas militantes transnacionales eran conocidas antes de 2011, porque muchos libios habían participado en la insurgencia iraquí y en Afganistan con Al-qaeda.”

La destrucción del gobierno de Libia por parte de la OTAN también causó que algunas de sus inmensas reservas de armas y municiones “cayeran en manos de milicias” y que fueran traficadas por todo el norte y oeste de África y Oriente Medio”, señala el Comité de Asuntos Exteriores.

“La incapacidad de la comunidad internacional para asegurar las armas abandonadas por el régimen de Gadafi alimentó la inestabiliad en Libia y permitió que aumentase el terrorismo por todo el norte y oeste de África y Oriente Medio”

Cita un estudio de un panel de expertos de la ONU, que encontró armas del antiguo gobierno de Libia en Argelia, Chad, Egipto, Gaza, Mali, Níger, Túnez y Siria. El panel de la ONU señala que “armas originarias de Libia han reforzado significativamente la capacidad militar de grupos terroristas que operan en Argelia, Egipto, Mali y Túnez”.

Un estudio anterior del Parlamento británico citado por el informe también descubrió que las armas libias terminaron en las manos de Boko Haram, el grupo extremista afiliado a ISIS que ha llevado a cabo masacres de civiles en Nigeria.

El Antiguo Jefe de Estado Mayor de Defensa, Richards dijo a los investigadores que el Reino Unido esperaba impedir que las armas y munición del gobierno de Libia fueran confiscadas, pero no pudo recordar que el gobierno británico “hiciera nada para lograrlo”.

Motivaciones políticas y económicas de Francia

El Comité de Asuntos Exteriores confirma que “Francia lideró a la comunidad internacional en avanzar el caso para una intervención militar en Libia en febrero y marzo de 2011.” El Reino Unido se unión después, seguido de Estados Unidos.

El informe también señala que las principales razones para que Francia presionase en pro de la intervención militar en Libia eran los “recursos financieros casi sin fondo” de Gadafi, el plan del líder libio de crear una divisa alternativa al Franco francés en África. “El plan a largo plazo de Gadafi de suplantar a Francia como poder dominante en el FrancAfrique” y el deseo de “aumentar la influencia francesa en el norte de África”.

Inicialmente, los Estados Unidos no estaban decididos sobre la intervención militar en Libia, según el informe. “Había divisiones en el gobierno estadounidense”, descubrió la investigación. Esto confirma lo que ha dicho el presidente Obama después (dijo que la guerra de Libia había sido su “mayor error”), y lo que el New York Times averiguó en su propia investigación detallada.

Francia y el Reino Unido fueron los primeros en presionar a la comunidad internacional para imponer una zona de exclusión aérea en Libia, aparentemente para proteger a los civiles, según el informe. Sin embargo, una vez que estuvo a bordo del plan, los Estados Unidos fueron los que más agresivamente presionaron para la intervención militar.

“Los Estados Unidos fueron fundamentales en ampliar los términos de la resolución 1973 [Del Consejo de Seguridad de la ONU] más allá de la imposición de la zona de exclusión aérea para incluir la autorización de “Todas las medidas necesarias para proteger a los civiles”, señala el informe. “En la práctica, esto llevó a la imposición de una zona de exclusión vial y la autoasumida autoridad para atacar a todo el comando del gobierno de Libia y su red de comunicaciones al completo”.

Explicando las motivaciones de Francia, el informe cita un email de abril de 2011 a la entonces secretaria de Estado estadounidense Hillary Clinton que destacaba que “Gadafi tenía recursos financieros casi sin fondo para continuar indefinidamente”.

“El gobierno de Gadafi tiene 143 toneladas de oro, y una cantidad similar de plata”, escribió el asistente de Clinton Sidney Blumenthal, citando “fuentes con acceso a asesores de Saif al-Islam Gadafi”, el hijo de Gadafi.

Se pretendía que este oro “fuera utilizado para establecer una moneda pan-africana basada en el Dínar de oro líbio”, dice Blumenthal, citando “individuos con conocimientos”. Añadió que “Este plan había sido siseñado para proporcionar a los países del África francófona una moneda alternativa al Franco francés”.

“Oficiales de Inteligencia franceses descubrieron este plan poco después de que comenzase la actual rebelión, y esto fue uno de los factores que influyeron en la decisión de Sarkozy de comprometer a Francia con el ataque a Libia”, escribió Blumenthal, haciendo referencia al entonces presidente francés Nicolas Sarkozy, del partido de derechas Unión por un Movimiento Popular.

Los oficiales de Inteligencia francesa articularon 5 factores que motivaron a Sarkozy:

“1- Un deseo de obtener una mayor participación en la producción de petróleo de Libia
2- Aumentar la influencia de Francia en el Norte de África
3- Mejorar su situación política a nivel interno en Francia
4- Proporcionar al ejército francés una oportunidad de reafirmar su posición en el mundo
5- Hacerse cargo de la preocupación de sus asesores por los planes a largo plazo de Gadafi, para suplantar a Francia como poder dominante en el África francófona.”

El papel crucial de la intervención extranjera

El informe del Parlamento británico señala que los bombardeos de la OTAN “movieron la balanza militar en la guera civil de Libia en favor de los rebeldes”.

“La combinación del potencial aéreo de la coalición con el suministro [extranjero] de armas, Inteligencia y personal a los rebeldes garantizó la derrota militar del régimen de Gadafi”, añade el Comité de Asuntos Exteriores.

La resolución 1973, en marzo de 2011, del Consejo de Seguridad de la ONU que impuso una zona de exclusión aérea en Libia, se suponía que era para garantizar una extricta implementación del embargo de armas”, sigue señalando el informe, pero “la comunidad internacional miró para otro lado ante el suministro de armas a los rebeldes.”

Las fuerzas rebeldes sobre el terreno dentro de Libia “estaban reforzadas por personal y servicios de Inteligencia proporcionados por” Reino Unido, Francia, Turquía, Qatar y Emiratos Arabes Unidos, según desvela la investigación.

El entonces jefe de Defensa británico David Richards también dijo a los investigadores que el Reino Unido “tenía unas cuantas personas empotradas” en las fuerzas rebeldes sobre el terreno.

Richards hizo hincapié en “el grado en que los elementos de los Emiratos Árabes y Qatar… tuvieron un papel importantísimo en el éxito de las operaciones sobre el terreno”.

Citando a The Guardian, el informe señala que Qatar dio en secreto misiles antitanques de fabricación francesa a algunos grupos rebeldes. La investigación también dice que Qatar, una monarquía teocrática “canalizo sus armas hacia milicias favorecidas en lugar a a todos los rebeldes en conjunto.”

Por otra parte, Alison Pargeter, la expecialista en Libia, dijo al Comité “También creo que los medios árabes tuvieron un papel importante aquí”.

La especialista destacó Aljazeera, un medio de comunicación qatarí, y Al Arabiya, un medio de comunicación saudí, por difundir historias infundadas sobre Gadafi y el gobierno libio. Estos medios “verdaderamente estaban difundiendo exageraciones que después resultaron no ser ciertas”, explica.

Desastre humanitario y ecos de la guerra de Irak

El informe del Comité de Asuntos Exteriores reprocha a Rerino Unido, Estados Unidos y Francia por no haber articulado “una estrategia para apoyar y dar forma a la Libia post Gadafi”.

El resultado de esto, señala el informe en el sumario, “fue el colapso político y económico, la guerra entre milicias y entre tribus, crisis humanitaria y migratoria, violaciones generalizadas de los derechos humanos, la propagación de las armas del régimen de Gadafi por toda la región y el crecimiento de ISIS en el norte de África”.

El Comité cita en informe de Human Right Wotch de 2016, que indica:

“[Libia] se dirige hacia una crisis humanitaria, con casi 400.000 personas desplazadas internamente y el aumento de la interrupción de los servicios básicos, como el suministro de electricidad y combustible. Fuerzas implicadas en el conflicto continuan llevando a cabo con total impunidad detenciones arbitrarias, torturas, asesinatos ilegales, ataques indiscriminados, secuestros y desapariciones forzadas de gente de sus casas. El sistema nacional de justicia criminal se ha derrumbado en la mayoría de las partes del país, empeorando la crisis humanitaria”.

Antes de los bombardeos de la OTAN de 2011, por otro lado, Libia había sido la nación más rica de África, con la esperanza de vida más alta y el Producto Interior Bruto per cápita más alto. En su libro “Perilous Interventions” (intervneciones peligrosas) el antiguo representante de la India en la ONU, Hardeep Singh Puri, señala que antes de la guerra, Libia tenía menos pobres en su población que los Países Bajos. Los libios tenían acceso gratuito a una sanidad y edicación pública, acceso gratuito a la electricidad y a préstamos sin intereses, y la mujer gozaba de una gran libertad que había sido aplaudida por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en enero de 2011, en vísperas de la guerra que destruyó su gobierno.

Hoy Libia sigue siendo un país tan peligroso que de hecho el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de los Comunes no pudo viajar al país durante sus investigaciones. Señala en el informe que una delegación visitó el norte de África en marzo de 2016. Se reunieron con políticos libios en Túnez, pero “no pudieron visitar Tripoli, Bengazi, Tobruk o ningún otro lugar en Libia debido al colapso de la seguridad interna y el estado de derecho”.

El informe sobre Libia del Parlamento británico llega justo dos meses después del informe Chilcot, la investigación del gobierno británico sobre la guerra de Irak, que también admite que la invasión de Irak liderada por Estados Unidos estuvo basada en numerosas mentiras, y de igual modo desvela que la guerra no ha hecho sino reforzar a Al-Qaeda y otros extremistas.

Citando la investigación de la guerra de Irak, el informe de Libia hace comparaciones entre las acciones de la administración del ex Primer Ministro Tony Blair y la de David Cameron. En 2010, Cameron creó el Consejo de Seguridad Nacional, ostensiblemente para proporcionar un modo de supervisión que no había antes de la invasión de Irak en 2003.

El informe de Libia, sin embargo, pide al gobierno británico que encargue una revisión independiente del Consejo de Seguridad Nacional. Esta revisión “debería estar informada de las conclusiones de la investigación sobre Irak y examinar si las debilidades en la toma de decisiones deo gobierno en relación con la intervención en 2003 han sido abordadas con la llegada del Consejo de Seguridad Nacional”, dice el informe.

En el único momento de humor en el -por otro lado macabro- informe, el Comité resume la situación humanitaria en Libia hot escribiendo, “En abril de 2016, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, describió la Libia de después de la intervención como un “Espectáculo de mierda”. Es difícil estar en desacuerdo con esta sucinta valoración”.

Por Ben Norton – @BenjaminNorton. Ben Norton es un reportero especializado en asuntos políticos que escribe en Salon.

Fuente: Salon – U.K. Parliament report details how NATO’s 2011 war in Libya was based on lies.

Traducido y editado por el equipo de redacción de UMOYA.

jueves, 12 de septiembre de 2019

Un modelo fracasado sin desnutrición, una dictadura con record de elecciones.

José Manzaneda
Cubainformación

El periodista Manuel Durán ha pasado un año y 100 días en una prisión (1). Pero como no ha sido en Cuba, sino en EEUU, donde fue arrestado mientras cubría una protesta contra la detención de inmigrantes, solo lo leemos en la prensa alternativa (2).

Hay decenas de notas sobre las penurias y la escasez de alimentos en Cuba, que apuntan a que, allí, el modelo económico, “no funciona” (3). Pero los escasos medios que hablan de la desnutrición en Honduras –que afecta al 77% de niños y niñas, según Unicef- no hacen la menor crítica a su modelo de libre mercado, supuesta solución a los problemas de Cuba (4). País –por cierto- con desnutrición infantil cero (5).

En Washington, una “pareja de ancianos se suicida por no poder pagar sus gastos médicos” (6). No es una simple noticia de sucesos. Es la realidad de un país donde, cada año, 530.000 familias se declaran en bancarrota por las facturas médicas (7). Un drama –por cierto- imposible de ubicar en Cuba, cuyo sistema universal de salud ha sido catalogado por la Organización Mundial de la Salud, en varias ocasiones, como “un ejemplo mundial a seguir” (8).

Nos dice “El País” que el actual “jefe del Ejército de Colombia dirigió una brigada acusada de matar a civiles” (9). Que estaría implicado en al menos 283 ejecuciones extrajudiciales, realizadas durante la presidencia de Álvaro Uribe, quien sigue siendo el jefe político del actual presidente Iván Duque (10). No leemos, sin embargo, condena alguna al gobierno, al “régimen” colombiano. Pero ¿verdad que cambiaría la “intensidad informativa” del caso de ocurrir en Venezuela (11)?

En julio, más de 150 migrantes morían en Libia, en “el naufragio más mortífero” del año en el Mediterráneo, según “El Mundo” (12). Este diario atacaba a los “señores de la guerra”, por maltratar a los migrantes e internarlos en centros infrahumanos. Qué curioso. Porque “El Mundo” fue uno de tantos órganos de la propaganda contra Gaddafi de estos “señores de la guerra” (13) (14), que convirtieron el país con mayor desarrollo social de África en un estado casi… medieval (15).

Colombia produce el 70% de la cocaína mundial (16), siendo EEUU el mayor consumidor. Pero la prensa corporativa nos asegura que el narcoestado es… Venezuela (17). En junio era detenido en Sevilla, con 39 kilos de cocaína, un militar de la comitiva del presidente brasileño Jair Bolsonaro (18). Fue apenas noticia de un día. Pero ¿se imaginan que el militar hubiera sido venezolano?

Porque Venezuela sigue siendo tema informativo diario. Una dictadura, nos dicen (19). Un tanto extraña, porque, en 20 años, el chavismo ha convocado 25 procesos electorales: 6 presidenciales, 4 parlamentarios, 5 regionales, 5 municipales, 2 constituyentes y 3 referendos (20).

Un país en “crisis humanitaria”, nos aseguran (21). Curioso, porque Naciones Unidas-Hábitat ha reconocido a Caracas como líder en el "derecho a la vivienda" para su ciudadanía (22), tras haber construido, en ocho años, 2.800.000 viviendas sociales (23). Una noticia que no leeremos en ningún medio corporativo. ¿Por qué será?

Notas (1) https://www.democracynow.org/es/2019/7/12/titulares/salvadoran_journalist_manuel_duran_released_from_ice_jail_after_15_months

(2) https://www.infobae.com/america/america-latina/2019/08/21

domingo, 20 de mayo de 2018

Libia: Réquiem por un traidor

Guadi Calvo

Alainet


Si bien no está claro si el autoascendido a Mariscal de Campo Khalifa Haftar, de 74 años, ha muerto en una clínica de París, a donde fue trasladado desde Jordania tras sufrir un derrame cerebral, o si alguna de las potencias occidentales que operan en Libia desde 2011 ha decidido sacarlo del juego, lo cierto es que desde el miércoles 11, toda la información sobre él es muy confusa.

Khalifa Haftar retornó a Libia en 2011, tras un exilio en Estados Unidos de 20 años, para participar de la guerra que no solo terminó con la vida del Coronel Gadafi, sino que demolió el país; paulatinamente se convirtió en el hombre fuerte de Libia, gracias al apoyo incondicional de Egipto y los Emiratos Árabes Unidos y de un modo más discreto de Catar, Turquía y Arabia Saudita. Llegó a controlar la unidad armada más poderosa del país, el Ejército Nacional Libio, (ENL) con sede en la ciudad de Tobruk, al este del país, a escasos 100 kilómetros de la frontera egipcia, siendo finalmente recibido en París, Moscú y Roma, donde discutió tres cuestiones fundamentales: el fin de la guerra civil, el control de la ola de refugiados que desde puertos libios intentan llegar a Europa (se calcula que hay más de un millón esperando su oportunidad) y por último estabilizar la producción petrolera, ya que son muchas las empresas occidentales con importantes intereses en los yacimientos libios, los más importantes de África.

El “Mariscal”, que nunca ha reconocido el Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA) de Trípoli impuesto por las Naciones Unidas y que encabeza Fayez al-Sarraj, era el candidato con mayores posibilidades de triunfar en las elecciones que, con el apoyo de Emmanuel Macron, en julio pasado, se acordaron en Paris para realizarse este año.

La posible muerte de Haftar no solo afectará a la pacificación y la industria petrolera, sino que profundizará la violencia, que asola al país desde comienzos de 2011 y en la que participan un sinnúmero de organizaciones armadas, entre ellas, al-Qaeda y Dáesh.

Sin Haftar, su ejército, con profundas divisiones internas, no tiene un candidato firme a sucederlo, por lo que se espera que la pugna por alcanzar la jefatura se dirima con más violencia. Esto, para los intereses occidentales es sumamente grave ya que el ELN controla lo que se conoce como la media luna de petróleo del Golfo de Sirte, que cuenta con los cuatro puertos principales por donde sale la mayor parte de las exportaciones de petróleo, que cuentan con la protección de Haftar. La producción petrolero alcanzó el millón de barriles diarios, luego de que, al comienzo de la guerra, disminuyó a unos 300.000.

El petróleo representa casi la única fuente de financiación del país, de los aproximadamente 6 millones de habitantes, casi la mitad se encuentra debajo del umbral de la pobreza.

La posible debilitación de la defensa de los campos petroleros, tras un enfrentamiento interno del ENL, podría acarrear a una situación en la que tanto el Dáesh como otros grupos armados intenten posicionarse para trastornar las exportaciones de crudo. Esto afectará los mercados internacionales, sumándose la también la posible crisis con Irán tras la potencial anulación del acuerdo nuclear en mayo próximo.

El hasta ahora desaparecido general, que tiene ciudadanía estadounidense, cuenta con una larga lista de pecados, fue el responsable de la derrota en la intermitente guerra con Chad (1978-1987) por lo que partió a su exilio estadounidense, donde se incorporó a la CIA, la que durante años lo preparó para derrocar a Gadafi.

En mayo de 2014, Haftar inició la Operación Karama (dignidad), destinada a eliminar a los grupos rivales, tomando el control en torno a ciudades de Tobruk y Benghazi y combatió durante cerca de un año por desplazar al Dáesh de Sirte, llegando a controlar aproximadamente el 60 % del país.

En esta guerra, Haftar no escatimó ningún recurso y en sus operaciones abundaron todo tipo de crímenes por lo que la Corte Penal Internacional (CPI) ordenó la detención de varios comandantes de las fuerzas de ENL, entre ellos la de Mahmoud Mustafa Busayf al-Werfalli, de la brigada al-Saiqa, acusado de la ejecución de prisioneros, incluso por su propia mano. Un equipo de abogados presentó pruebas a la CPI donde se acusa a Haftar y sus fuerzas de crímenes de guerra y de lesa humanidad. Existen registros en las arengas de Haftar a su tropa en octubre de 2015, donde llama a no tomar prisioneros, no importa su edad, ni condición.

Una sucesión sangrienta
De confirmarse la desaparición física o política de Haftar se espera una sucesión conflictiva, ya que el viejo agente de la CIA solo confiaba en un círculo muy pequeño y cerrado, entre ellos sus hijos Khaled y Saddam, cada uno al mando de poderosos regimientos. Otro posible aspirante al poder es Awn al-Forjani, un alto jefe de la tribu de los al-Forjani, a la que pertenece los Haftar, aunque se cree que padece una grave enfermedad que lo sacaría de la carrera. Además, está el general Abdessalam al-Hassi, también miembro de la tribu, quién se desempeña como jefe de operaciones y quien, durante la invasión de 2011, fungió como oficial de enlace con la OTAN, lo que le podría haber generado excelentes contactos con occidente. En la pugna también hay que anotar al general Abdelrazak al-Nadouri, el militar de más alto rango después del mariscal. Es jefe de la región de Darna-Ben Jawad, que incluye la media luna de petróleo, por orden del propio Haftar dirige el asedio “asfixiante” a la ciudad portuaria de Darna desde hace meses, donde la falta de víveres, de nafta, medicinas y de atención médica, está poniendo en riesgo la vida de miles de personas. El último de los militares que podría aspiran es el Jefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea, Sakr al-Jarrouchi. Mientras el único civil anotado es Fadhel al-Dib, asesor político de Hafter y responsable de la reunión con Fayez al-Sarraj, por lo que podría contar con la bendición francesa.

Sin saber si está vivo o muerto el autodenominado Mariscal, la guerra por su sucesión ya está en marcha. El jefe del Estado Mayor del ejército libio oriental, el general Abdelrazak al-Nadouri, sufrió un atentado el miércoles 18 a las afueras de la ciudad de Benghazi. Un coche bomba estalló al paso de su caravana cuando se dirigía a una base militar en Marj. La explosión mató a varios miembros de su escolta e hirió a otros dos, aunque Nathouri salió ileso. Benghazi, fue reconquista por el ENL, en julio último, después de tres años de sitio y fuertes combates.

Por otra parte, de llegar a concretarse las elecciones, la desaparición de Haftar, pondría al hijo del Coronel Gadafi, Saif al-Islam, en una inmejorable posición para triunfar en la contienda aunque la pacificación del país es una cuestión mucho más que distante.

La muerte o desaparición forzada o consensuada de Haftar, más que un réquiem por él, llama a realizarlo por la propia Libia, que ya en el abismo, solo parece encontrar un camino: el de caer todavía en uno más profundo.

Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central.
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Fuente: https://www.alainet.org/es/articulo/192390

viernes, 1 de diciembre de 2017

Ruanda ofrece acogida a 30.000 inmigrantes en Libia ante la venta de esclavos

Agencias

Ruanda está "preparada" para acoger a más de 30.000 inmigrantes de diferentes países africanos en Libia ante el escándalo por la supuesta venta de esclavos en ese país, dijo hoy la portavoz del Gobierno, Louise Mushikiwabo.

En declaraciones a los medios locales, la también ministra de Asuntos Exteriores reveló que su país está negociando con la Unión Africana (UA) para establecer un marco de actuación que le permita alojar a los afectados por situaciones de esclavitud en Libia.

Asimismo, Ruanda se ofreció a ofrecer apoyo logístico para los inmigrantes que deseen volver a sus países de origen y que aquellos que no quieran regresar serán acogidos en esta nación del África oriental.

"Lo que espero y sé es que los ruandeses acogerán a estos inmigrantes que están sufriendo. Somos sensibles hacia la gente que está indefensa y en peligro", apuntó Mushikiwabo.

La ministra añadió que el sector privado del país está dispuesto a apoyar este plan de acogida mientras el Gobierno dirigido por Paul Kagame consigue recursos a nivel internacional.

La polémica saltó tras la emisión de un vídeo de la cadena estadounidense CNN en el que se mostraba a inmigrantes subsaharianos siendo subastados como esclavos en algún lugar de Libia.

Esto provocó las protestas de numerosos países africanos y la intervención de la UA, que pidió a los Estados miembros que se comprometieran a ayudar a sus ciudadanos en Libia a volver a sus hogares.

jueves, 25 de mayo de 2017

Libia. Preguntas sin respuestas.

Guadi Calvo

Libia es un territorio fragmentado por centenares de organizaciones armadas de todo cuño, sin liderazgos claros, y con laceraciones de todo tipo, producidas por la invasión perpetrada por la OTAN en 2011; casi como una ironía ahora la antigua patria del Coronel Gadaffi, parece tener la oportunidad de vengar de alguna manera tantas injurias. Es allí donde la Unión Europea (UE) necesita de manera desesperada cerrar la fisura abierta en el Mediterráneo central, por donde continúan filtrándose miles de refugiados a partir de puertos libios. Ya no solo para su seguridad, sino por su propia existencia como comunidad. Todavía, a más de tres años del estallido de la crisis de los refugiados, sin haber podido resolver las cuotas de acogida con que cada una de las 27 naciones de la UE tendrá que cargar, el campanazo del Brexit, y las amenazas de varios países de seguir a Londres, sumando a la expectante situación electoral en Francia, esta marejada lleva a la organización europea al punto del naufragio.

No pudiendo replicar en Libia, lo hecho con Turquía, que más allá de las continuas rispideces y amenazas del presidente Recep Erdogan, hace más de un año han logrado disminuir drásticamente el flujo hacía Grecia desde las costas turcas.

Obturada aquella salida, Libia y sus puertos se han convertido en la Meca de ciento de miles de refugiados que por diferentes caminos intentan llegar al sur de Italia. Este peregrinaje de desesperados se ha constituido en un monumental negocio entre traficantes de personas, patrones de embarcaciones, ONGs occidentales y políticos de las dos bandas del antiguo Mare Nostrum.

Solo con revisar las cifras de ahogados, en el intento del cruce, dan la idea de la magnitud de la catástrofe humanitaria y los cientos de miles que bregan por llegar a tierra europea. El año pasado fueron cerca de 5 mil los ahogados, casi 2 mil en lo que va de este, lo que llevan la cifra casi a 25 mil desde que se agravó la crisis hace cuatro años. En Libia actualmente hay más de un millón de personas llegados desde todos los rincones de África y Asía, intentado de alguna manera cruzar el Mediterráneo.

Para contener esa marea humana, la UE intentó establecer campos de acogida en Libia, pero el proyecto ha naufragado, como parece estar destinado todo en esa región.

Son tres las rutas que utilizan los traficantes para llevar a sus “clientes” a los puertos libios de Misrata, Sirte, al-Juma, Benghazi y Zouara: la primera entra directamente desde Argelia, y las otras dos desde Níger y Sudán, si o si, deben ingresar por Fezzan, la región fronteriza con Egipto, Sudán, Chad, Níger y Argelia, donde justamente la anarquía post Gadaffi es todavía más incierta y difícil de descodificar que en el resto del país. A la multiplicidad de conflicto, hay que sumarle los que pueden acarrear 5 mil kilómetros de frontera sin control alguno.

En la región de Fezzan operan bandas de contrabandistas, traficantes de personas, armas y drogas, además de dos milenarias tribus los Tuareg y los Tebus que ahora disputan la posesión de un territorio extremadamente rico en hidrocarburos, donde las plantas de la española Respsol y la italiana ENI acaban de ser tomadas.

A pesar de esta anarquía libia la UE persiste desesperada detrás de cualquier tipo de acuerdo, para tener un interlocutor con tal como sucedió en Turquía, cerrar ese amenazante derrame de desangelados.

A principio de esta semana en Roma, alentados por la UE, cerca de 60 jefes de los clanes del sur libio, aparentemente pactaron un acuerdo de paz para la región.

Al tiempo que alentados por Emiratos Árabes Unido (EAU) Egipto y Rusia, junto al jefe de la Misión de Apoyo de Naciones Unidas en Libia (UNSMIL), Martin Kobler, han organizado una cumbre en Abu Dabi, entre los dos de los líderes más relevantes para occidente: el primer ministro del Gobierno libio, Fayez Serraj, sin otro antecedente que haber sido el elegido arbitrariamente por Naciones Unidas para ocupar algo así como una presidencia con cabecera en Trípoli, que a más de un año de su instauración no ha podido extender su influencia a más de un par de calles de la sede de “gobierno”. El otro personajes es mucho más oscuro y controvertido, emergido de la guerra contra el coronel Gadaffi, el ex general libio y agente de la CIA Jalifa Haftar, comanda la fuerza militar más poderos del país conocida como el Ejército Nacional Libio (LNA) que respalda al gobierno con sede en la ciudad de Tobruk.

Según trascendió las conversaciones habrían avanzado positivamente. Incluso se ha mencionado que se podría llamar a elecciones presidenciales y legislativas antes de marzo de 2018. Además dicho acuerdo incluye la integración de las diferentes facciones armadas, bajo un mando unificado a cargo de un fortuito “Consejo Presidencial”.

Otros puntos del documento, que todavía los interesados no han firmado, refiere a la necesidad de generar un proceso de reconciliación nacional, que los ciento de miles de desplazados internos puedan volver a sus lugares de origen y encarar una lucha a fondo contra el terrorismo. Un término bastante vacuo en Libia, ya que todas las facciones involucradas tratan de tal a sus rivales.

El acuerdo entraría en funcionamiento apenas Serraj y Haftar lo firmen aunque hasta ahora esa firma parece bastante lejana. Más allá de las ilusiones de la UE por encontrar una figura con ciertos visos de legalidad con quien acordar la cuestión refugiados, sería interesante preguntarse cómo se homologaría este acuerdo con las cientos de bandas fuertemente armadas, con proyectos propios, algunos más fundamentalistas, otros simplemente anárquicos que han conseguido vivir del saqueo, el secuestro y la extorsión. Poner en caja esta multitud de organizaciones significa agregar un nuevo frente de conflicto armado a los muchos que ya existen en Libia.

Por lo que la perspectiva de un acuerdo entre dos (Trípoli-Tobruk) de las tres (Benghazi) virtuales capitales del país, es o bien ingenuo o mal intencionado. Generar un acuerdo con un gobierno títere al modo de Afganistán o Irak, con quien negociar la cuestión de refugiados y llegado el caso apoyar militarmente para barrer cualquier foco “terrorista”.

En ese improbable, sinuoso camino hacia la reconciliación libia que intenta iniciar la UE, parecen olvidar de hacer jugar a poderosos factores político y militares del país como la fuerza encabezada por el ex primer ministro Jalifa Gwell, quien ha intentado un golpe contra Serraj en Trípoli, que sigue acumulado el apoyo de diferentes bandas armadas operativas en el oeste y la propia capital de Tripolitana.

Entre los grupos que apoyan a Gwell se encuentra el grupo Sala de Operaciones de los Revolucionarios de Libia (SORL) y la milicia vinculada al gran muftí del país, Sadek al-Ghariani, al que acompañan grupos armados de la ciudad de Misrata y las brigadas de defensa de Benghazi.

Al-Ghariani ha decretado una fatua de diez años de yihad, contra el gobierno de Serraj, por lo que se hace poco probable que puedan ser parte del posible acuerdo de Abu Dabi. Mientras que en Trípoli, más allá del formal apoyo europeo, se vive de manera miserable con carencias de todo tipo: casas inhabitables, cortes de energía eléctricas de hasta 18 horas, sin agua corriente, alimentos escasos y una grado de inseguridad tan alarmante que prácticamente no hay ninguna clase de actividad. La mayoría de las escuelas están cerradas; tanto niños como mujeres evitan salir a las calles por temor a ser secuestrados. En los hospitales faltan insumos y los bancos apenas funcionan, con escaso dinero y menos actividad comercial. Tanto disparos como explosiones se escuchan de manera permanente en la ciudad sin que se sepa nunca que grupos son los que se están enfrentado. Mientras que los señores de la Guerra digitan todo, acaparando los pocos recursos económicos que genera la antigua capital de Libia.

El Sur también existe
Si como hemos visto la cuestión en el norte del país y la codiciada franja costera no está para nada clara, mucho más anárquica es hasta ahora el sur libio.

Fezzan, la región habitada por dos antiguas y míticas tribus nómadas de guerreros y comerciantes los Tebu y los Tuareg, está cruzada por la franja del Sahel, por donde hoy transitan diversos movimientos integristas vinculados a al-Qaeda y al Daesh, como la última gran formación wahabita, el Jamaat Nasr al Islam wa al Mouslimin, (Frente de Apoyo al Islam y a los Musulmanes). La región cuenta con grandes yacimientos de petróleo, al tiempo que con numerosos y ricos oasis.

Durante la última semana de abril, Hafter ha bombardeado la prisión y la base militar de Tamanhit en la ciudad de Sebha, provocando al menos cien muertos. Las tribus de Fezzan han resistido a los embates de las fuerzas de Hafter, ayudados por milicias llegadas desde Trípoli (pro ONU) y de la ciudad, cuasi independiente de Misrata, el principal puerto comercial del país y la fuerza más fuertemente enfrentada a Hafter.

Este último ataque del ejército de Tobruk a la ciudad de Sebha fue con el propósito de fortalecer sus posiciones en la discusión que tendría apenas horas después con Serraj, aliado de Sabha.

Hafter y su armada controla cerca de la mitad del país y mantiene abiertos otros dos frentes de guerra, uno en Benghazi, segunda ciudad en importancia de Libia, y el otro contra la ciudad de Derna, próxima a la frontera con Egipto, bastión clave de los fundamentalistas wahabitas.

Una de las preguntas que flotan en el aire sin que nadie conteste es que se ha hecho de los miles de combatientes del Daesh, que hace ya varios meses debieron abandonar su enclave en Sirte. Si abrirán un nuevo frente o venderán sus servicios a algún señor de la guerra. Una pregunta tan difícil de hacer como de contestar, y mucho menos de imaginar para los burócratas de la Unión Europea.

Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central.

lunes, 22 de agosto de 2016

9 preguntas para entender el caos de Libia desde la caída de Gadafi. Tres gobiernos diferentes, cientos de milicias armadas con intereses opuestos y el auge de Estado Islámico: tras la caída del Gadafi, el que fuera uno de los países más prósperos de África está sumido en una profunda crisis. Te la explicamos. Cómo Libia se está convirtiendo en una nueva base de Estado Islámico

Desde que en octubre de 2011 un levantamiento inspirado por la "primavera árabe" con la inestimable ayuda de la OTAN sacó del poder al comandante Muamar Gadafi, Libia ha estado dominado por el caos.

Las potencias occidentales están cada vez más preocupadas porque el autodenominado Estado Islámico (EI) esté ganando presencia en el país norteafricano y Estados Unidos ha respondido con recientes ataques aéreos contra el grupo extremista.

Te ayudamos a comprender la compleja situación por la que pasa el país respondiendo a 7 interrogantes clave.

1¿Cuál es la verdadera gravedad de la situación?
Sólo las milicias armadas de Libia ejercen realmente el poder y a veces parece que tienen como rehenes a los políticos que dicen respaldar.

Durante el levantamiento contra Gadafi, cualquiera con una pistola podría imponer respeto y así emergieron numerosos grupos armados, hasta 1.700 según algunas estimaciones.

Hay dos parlamentos rivales y tres gobiernos: el último se formó tras unas conversaciones auspiciadas por Naciones Unidas en diciembre con la intención de remplazar a los otros dos.

Pero esta iniciativa aún está en proceso de formación debido en parte por la preocupación de que el nuevo gobierno ha sido impuesto por las potencias occidentales.

Cómo Libia se está convirtiendo en una nueva base de Estado Islámico
Libia, un país rico en petróleo, llegó a tener uno de los mayores niveles de vida de África con atención sanitaria y educación gratuitas, pero 5 años después de la revolución, está inmerso en una crisis financiera.
Esta confusión ha permitido a Estado Islámico ganar terreno.

2¿Es Estado Islámico una amenaza?
Se teme que un enclave de EI en torno a Sirte, la ciudad natal de Gadafi, es un paraíso seguro para que los yihadistas entrenen y planeen ataques a lo largo del Mediterráneo.

Algunos analistas de seguridad describen Libia como un bazar de armas. Está repleto de armas del arsenal de Gadafi, lo que lo convierte en un terreno ideal para los yihadistas que huyen de los bombardeos en Siria e Irak.

EI ha estado atacando las instalaciones de petróleo de Libia, secuestró a varios trabajadores del sector y el año pasado estuvo detrás de dos grandes ataques contra la industria turística de Túnez. Los responsables fueron entrenados en Libia. Túnez construyó una barrera parcial de seguridad a lo largo de su frontera con Libia con la intención de prevenir más atrocidades.

3¿Qué están haciendo las potencias occidentales?
Estados Unidos admitió haber realizado tres ataques aéreos en Libia por primera vez desde 2015. El último fue el 1 de agosto en Sirte.

Es el comienzo de lo que será una campaña sostenida que se limitará a la ciudad con el fin de ayudar a las fuerzas locales contra Estado Islámico para acabar con el grupo en la zona.

9 preguntas para entender qué es Estado Islámico y de dónde surgió. Reino Unido y Francia tienen también fuerzas especiales operando en el país norteafricano. La naturaleza y la dimensión de estas operaciones son secretas.

Tres soldados franceses murieron en julio cuando su helicóptero fue derribado por milicianos que se identificaron como integrantes de un nuevo grupo llamado Brigadas de Defensa de Bengasi (BDB).

A comienzos de este año, se acordó el envío de 6.000 soldados de varios países miembros de la OTAN para entrenar a las milicias locales para frenar a grupos vinculados con EI y dar seguridad a las misiones diplomáticas que buscan regresar a la capital, Trípoli.

Sin embargo, el nuevo gobierno de unidad parece que se niega ahora a permitir o a pedir abiertamente esa presencia y no está claro qué pasará.
Todo el mundo habla de Estado Islámico, pero

4¿qué pasó con al Qaeda?
Todo ello mientras el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, admitió en una entrevista en abril que el "peor error" de su presidencia fue no haber preparado el día después a la caída de Gadafi.

Obama culpó parcialmente del desorden al entonces primer ministro británico, David Cameron, al decir que no había hecho lo suficiente para apoyar al país norteafricano, cuya inestabilidad estaba amenazando a sus vecinos y es un factor en la crisis migratoria que padece Europa.

5¿Cómo acabó Libia teniendo gobiernos enfrentados? 
Las elecciones parlamentarias en 2014 fueron muy disputadas. Los que detentaban el poder se negaron a dejarlo y permanecieron en Trípoli.

El parlamento recién elegido se estableció entonces en la ciudad portuaria de Tobruk, a 1.000 kilómetros de la capital y donde se conformó así un gobierno rival.

Este parlamento aún tiene el respaldo oficial de Naciones Unidas como el cuerpo legislativo de Libia, a pesar de que se opone a la nueva administración de unidad porque quiere que el general Jalifa Haftar, que lidera el combate contra las milicias islamistas, mantenga su papel en un futuro ejército, algo que la ONU no garantiza.

"Me pegaron tan duro que defequé en los pantalones": los desgarradores testimonios de 4 sobrevivientes de Estado Islámico El acuerdo para un gobierno de unidad bajo la mediación de la ONU ha supuesto la formación de un consejo presidencial de nueve miembros liderado por el primer ministro Fayez Sarraj.

6¿Tiene fundamento el temor a que Estado Islámico consiga material nuclear para un ataque?
Llegó a Trípoli en marzo para establecer la administración y ha estado intentando ganar el apoyo de varias milicias y políticos, pero tiene poco poder político real sobre el conjunto del país.

Ingeniero de profesión, Sarraj aprobó el 1 de agosto el ataque aéreo de Estados Unidos sobre posiciones de EI en Sirte. Fue la primera acción coordinada entre su gobierno y Estados Unidos.

7¿Qué diferencia a las milicias?
Las milicias estuvieron unidas en su odio hacia Gadafi, pero sólo por eso. No hubo un único grupo al mando de la rebelión hace 5 años. Diferentes formaciones procedentes de diferentes ciudades libraron sus propias batallas.

También están ideológicamente divididas. Algunas de ellas están formadas por islamistas moderados, otras son secesionistas o monárquicas y otras son liberales.

Además, las milicias están divididas por líneas regionales, étnicas y locales, lo que agrega combustible a la diferencia. Tras más de cuatro décadas de mando autoritario, las milicias tienen escaso entendimiento de los procedimientos democráticos, por lo que fueron y siguen siendo incapaces de forjar compromisos y un nuevo estado basado en el imperio de la ley.

8¿Cuáles son las principales milicias?
En el este y centro del país: El general Jalifa Haftar, un actor importante y que causa divisiones en la política libia, lidera el llamado Ejército Nacional Libio(LNA, en inglés), que está formado por exunidades del ejército y milicias leales. Se autoproclama como el principal oponente de las milicias islamistas y tiene el respaldo del gobierno basado en Tobruk. Se cree que ha coordinado actividades militares con Egipto y Francia.

Consejo de la Shura de los Revolucionarios de Bengasi (BRSC) es una compleja amalgama islamista de combatientes radicales, incluidos aquellos que juran fidelidad a EI. Tiene miembros de Ansar al Sharia, el grupo al que se culpó del asesinato en 2012 del embajador de Estados Unidos Christopher Stevens en Bengasi. Puede estar vinculado también con las Brigadas de Defensa deBengasi (BDB), un nuevo grupo formado por combatientes que fueron expulsados de esa ciudad. Todos tienen en común que luchan contra el general Haftar.

La base de Estado Islámico es la ciudad de Sirte y la componen desertores de grupos locales yihadistas y combatientes extranjeros. Su principal filial en Libia es el Consejo de la Shura de la Juventud Islámica(IYSC).En octubre de2014, el IYSC declaró que Derna, un pequeño pueblo en la costa noreste y situado a 720 km de Trípoli se había convertido en el primer enclave de Libia en unirse al califato global que pretende crear EI. Sin embargo, ha sido expulsado de Derna por el grupo vinculado a Al Qaeda Consejo de la Shura de los Muyaidines de Derna.

En el oeste: Un grupo amplio llamado Amanecer Libio, que controlaba gran parte del oeste, incluyendo Misrata y Trípoli, se ha dividido en varias brigadas con diferentes lealtades. Algunas de ellas apoyan al gobierno de unidad respaldado por la ONU, mientras que otros están indecisos. El grupo tomó Trípoli en agosto de 2014 con la ayuda de un clérigo islámico y fue liderado por combatientes de Misrata, la ciudad que se precia de haber presentado la mayor resistencia a las fuerzas de Gadafi. Algunas de las milicias de Misrata forman una gran parte de la operación contra Estados Islámico en Sirte.

9¿Cómo es la vida diaria en Libia?
La producción de petróleo casi se ha paralizado, los bancos carecen de liquidez y los hospitales se están quedando sin medicinas.

Se estima que 400.000 personas se han visto desplazadas. En las áreas controladas por EI se implementó la ley islámica de forma estricta y el grupo ha realizado crucifixiones y decapitaciones. En abril de 2015, sus hombres mataron a más de 30 trabajadores inmigrantes, la mayoría de ellos etíopes cristianos.

otro tema es: www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-36971817 tu

lunes, 21 de septiembre de 2015

La política sucia detrás del conflicto sirio

En los últimos meses la situación en el Mediterráneo ha servido como un dramático recordatorio de lo que los líderes de Europa han intentado dificultosamente olvidar. La crisis de Siria ha llegado a Europa. Aunque se ha hablado mucho de números y porcentajes de refugiados que cada país puede o no aceptar, no nos olvidemos de que detrás de esos números y las escenas de engañosa emoción de los políticos, se esconde el lado feo de la política mundial.

Los planes para derrocar a los regímenes "molestos" del Medio Oriente comenzaron en el momento en que los halcones de la guerra de Washington y sus aliados europeos prepararon la primera guerra de Irak.

En un discurso de 2007, el general estadounidense Wesley Clark relató una conversación que tuvo en 1991 con el entonces subsecretario de Defensa Paul Wolfowitz. Durante esa charla, el secretario general dijo que el Pentágono ya había elaborado planes para lograr el cambio de regímenes en Irak, Siria e Irán. "...Tenemos unos 5 o 10 años para limpiar los antiguos regímenes soviéticos -Siria, Irán, Iraq- antes de que la próxima gran superpotencia esté en condiciones de desafiarnos".

El general Clark llegó a revelar que seis semanas después del ataque a las torres gemelas en 2001, un funcionario del Departamento de Defensa le dijo que el Pentágono había emitido un documento clasificado que describe la estrategia de los EE.UU. para derrocar a los regímenes de los siete países en los próximos cinco años. El comienzo se hizo con Irak, seguido por Siria y el Líbano, a continuación, Libia, Somalia, Sudán y, por último, Irán.

Esas afirmaciones fueron confirmadas por el exministro de Asuntos Exteriores francés, Roland Dumas, cuando dijo en el canal de televisión FrenchTV que Gran Bretaña estaba entrenando y apoyando a rebeldes sirios, al menos dos años antes de la revuelta con el objetivo de derrocar a Assad del poder.

El dinero que alimenta la guerra
Entre 2006 y 2010, los EE.UU. gastaron 12 millones de dólares para apoyar e instigar manifestaciones y propaganda contra el Gobierno sirio. WikiLeaks lanzó más de 7.000 cables diplomáticos secretos que documentan la financiación. Los cables revelaron que hasta 6,3 millones de dólares se canalizaron al Movimiento por la Justicia y el Desarrollo, una organización siria disidente con sede en Londres. El Movimiento operaba el canal satelital Barada, que difundió la propaganda antigubernamental en Siria y jugó un papel importante en las protestas contra Assad de los años 2010-2011.

Los 6 millones restantes los gastó EE.UU. para de apoyar a los rebeldes y los activistas y educar a los periodistas en las formas de manipulación de las noticias sobre la crisis siria de una manera que beneficiase a los rebeldes. En abril de 2011, el portavoz del Departamento de Estado, Mark Toner, admitió que los documentos de WikiLeaks eran auténticos y afirmó que EE.UU. apoyó varios "movimientos civiles en Siria" con "el objetivo de fortalecer la libertad de expresión".

En 2012 el ministro francés de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius, junto con el Reino Unido, impulsó un relajamiento en el embargo de armas de la UE a Siria para permitir que "las armas defensivas lleguen a los combatientes de la oposición". Francia fue la primera potencia europea que reconoció a la Coalición Nacional de Oposición Siria y a las Fuerzas Revolucionarias, una coalición de varios grupos rebeldes formada en Doha que, según el presidente francés, François Hollande, era la "única representante del pueblo sirio". La coalición también fue reconocida por la vecina Turquía y la Liga Árabe como "representante legítimo de las aspiraciones del pueblo sirio".

En diciembre de 2012, en una reunión celebrada en Marrakech, Estados Unidos apoyó a la Coalición Nacional como Gobierno de transición de Siria. Por ese tiempo más de 100 países, incluida la Unión Europea, habían reconocido a la oposición siria, a pesar de los temores de que podría estar vinculada a grupos relacionados con Al Qaeda. De acuerdo con el ministro de Relaciones Exteriores francés, Laurent Fabius, se dieron a conocer en la reunión "importantes" contribuciones financieras: Arabia Saudí ofreció 100 millones de dólares, los EE.UU. se comprometieron a dar 14 millones más en ayuda médica y Alemania ofreció 29 millones.

Dos años más tarde, en 2014, el presidente francés Hollande dijo cínicamente a los medios franceses que Francia estaba armando y entrenando a los rebeldes sirios, por un período indeterminado de tiempo, porque "son los únicos participantes del proceso democrático". En una entrevista al diario francés Le Monde, admitió que Francia no puede "hacerlo sola" y que había "un buen entendimiento con Europa y los estadounidenses".

Por cierto, había tal entendimiento.

La conexión libia
Ya en septiembre de 2012 el consulado estadounidense en Bengasi y una base de la CIA que se encuentra a una milla del consulado, fueron atacados por las milicias locales. Los ataques causaron la muerte de cuatro personas, entre ellas el embajador estadounidense en Libia, Christopher Stevens.

El presidente Obama y Hillary Clinton fueron fuertemente criticados por la falta de seguridad en el consulado y por el retraso de la respuesta.

Pero la narrativa oficial no abordó algunas cuestiones claves: ¿por qué la base de la CIA fue atacada y cuál fue el papel exacto del consulado en una zona parcialmente controlada por la milicia local?

Oficialmente, el papel del consulado era establecer un centro cultural y una biblioteca en Bengasi. Pero los informes de prensa indican que el consulado cumplía una función mucho más oscura.

Poco después de que comenzase la guerra para derrocar a Muammar Gadafi en Libia, en febrero de 2011, la CIA estableció una base para sus operaciones de espionaje en Bengasi. La base de la CIA era conocida como el Anexo y, según el Wall Street Journal, el único objetivo del consulado era "dar cobertura diplomática al Anexo".

El Sunday Times de Londres informó de que los Estados Unidos habían estado comprando en secreto las armas almacenadas de Gadafi, incluyendo misiles antiaéreos SA-7, misiles antitanques, granadas propulsadas por cohetes y proyectiles de mortero. Algunas de estas armas se canalizaron hacia los rebeldes a través de una conexión con los países de Oriente Medio que ya estaban apoyando a diversos grupos de la oposición en Siria.

El periodista de investigación Seymour Hersh, ganador del Premio Pulitzer, ha revelado también que el presidente Obama y el primer ministro turco, Erdogan, habían llegado a un acuerdo secreto a principios de 2012. El acuerdo fue que la CIA y el MI6 británico se comprometerían a trasladar las armas pesadas de Gadafi fuera de Libia y las utilizarían para abastecer al Ejército Libre de Siria; Turquía, Arabia Saudí y Catar proporcionarían los fondos para esta operación que estaba bajo los auspicios de una entidad australiana.

Es muy probable que la mayoría de esas armas terminaran en manos del frente de Al-Nusra, un grupo extremista vinculado a Al Qaeda en Siria. Cuando los EE.UU. y sus aliados europeos y de Oriente Medio estaban canalizando armas pesadas a los rebeldes en Siria, hasta un 9% de los combatientes totales del Ejército Libre de Siria pertenecía al Frente Al-Nusra. En 2012, el Washington Post informó de que el grupo yihadista estaba creciendo rápidamente, "en parte porque ha sido el brazo más agresivo y exitoso de la fuerza rebelde".

De hecho, en 2013, prácticamente todas las áreas controladas por los rebeldes en Siria, serían dirigidas por los yihadistas.

La masacre de Ghouta
En agosto de 2013, un humo amarillo se levantó sobre el suburbio de Ghouta, cerca de Damasco, controlado por los rebeldes. Unas horas más tarde yacían en las calles los cuerpos sin vida de 1.000 personas, entre ellas 300 niños. Fue uno de los peores ataques con gas sarín de la historia de la guerra civil siria.

El presidente Obama acusó al régimen sirio de, supuestamente, cruzar la "línea roja" que él había establecido en 2012 sobre el uso de armas químicas y anunció la intervención militar en Siria.

Sin embargo, dos días antes del ataque previsto, Obama dijo que buscaría la aprobación del Congreso para la intervención.

Entonces, ¿qué ha hecho al presidente de Estados Unidos cambiar de opinión?

Seymour Hersh presenta una narración alternativa de los acontecimientos: La inteligencia de Estados Unidos temía que Turquía estuviera suministrando gas sarín a los rebeldes meses antes del ataque. Esta información nunca se hizo pública.

Hersh escribe que "la Agencia de Inteligencia de Defensa de Estados Unidos emitió un documento altamente clasificado de cinco páginas sobre los "temas de conversación" de la reunión informativa el 19 de junio, cuando se declaró que el grupo rebelde sirio Al-Nusra, mantenía una célula de producción de gas sarín". Según el documento "Turquía y los facilitadores químicos con sede en Arabia estaban tratando de obtener precursores de sarín a granel, decenas de kilogramos, probablemente para el esfuerzo de producción a gran escala prevista en Siria".

Según la denuncia de Hersh, en 2012 los servicios de inteligencia estadounidenses creían que los rebeldes perderían la guerra. Esto llevó a la agencia de inteligencia nacional de Turquía y a la Gendarmería, el brazo de aplicación de la ley paramilitar del país, a trabajar con el Frente Al-Nusra en Siria con el fin de ayudarle a construir su desarrollo químico. Supuestamente Erdogan esperaba que el uso de armas químicas contra los civiles sirios provocara una respuesta militar de Estados Unidos contra Asad.

El informe de Hersh desató la polémica y el New Yorker y The Washington Post se negaron a publicarlo.

Transcurrirán años hasta que los juegos políticos y militares que rodean el conflicto sirio salgan a la luz.

Mientras tanto, cuatro millones de sirios se ven obligados a escapar del conflicto y más de 250.000 personas han tratado de llegar a Europa en agosto de 2015. Los países occidentales están dispuestos a concederles asilo, pero no están dispuestos a detener las acciones que alimentan la guerra.

Parece que los cuerpos de los niños sirios ahogados sorprendieron a muchas conciencias, pero no cambiaron ninguna política.

Fragkiska Megaloudi es una periodista griega especializada en la presentación de informes de derechos humanos. Su último libro sobre Corea del Norte se publicará este otoño.

Fuente: http://www.counterpunch.org/2015/09/17/the-dirty-politics-behind-the-syrian-conflict/

Counter Punch

viernes, 15 de abril de 2011

Un interesante análisis sobre la situación en Libia

El 17 de marzo el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó la resolución 1973 que autorizó la intervención militar extranjera en Libia. Horas después se iniciaban tres intervenciones militares unilaterales: "Harmattan" (Francia), "Odyssey Down" (EEUU) y "Ellamy" (Reino Unido). La falta de una única línea de mando condujo a un proceso que desembocó en la participación de varios países bajo la coordinación de la OTAN, incluyendo una participación (sólo) simbólica árabe.(Artículo publicado en La Directa)Leer todo aquí.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Libia y el regreso del Imperialismo Humanitario

Volvió la vieja pandilla
Ha vuelto la pandilla completa: Los partidos de la Izquierda Europea (los partidos comunistas "moderados"), los "Verdes" de José Bové, ahora aliados de Daniel Cohn-Bendit, quien aún no ha hallado una guerra de EE.UU.-OTAN que le caiga mal, varios grupos troskistas y, por supuesto, Bernard-Henri Lévy y Bernard Kouchner, todos pidiendo una suerte de "intervención humanitaria" en Libia o acusando a la izquierda latinoamericana, cuyas posiciones son más sensibles, de actuar como "idiotas útiles" del "tirano libio".

Doce años después, es exactamente igual a Kosovo. Cientos de miles de iraquíes muertos, la OTAN en una posición dificilísima en Afganistán, y ¡no han aprendido nada! La guerra de Kosovo se hizo para parar un genocidio inexistente, la guerra de Afganistán para proteger a las mujeres (vayan y verifiquen la situación de ellas ahora), y la guerra de Irak para proteger a los kurdos. ¿Cuándo van a entender que todas las guerras se atribuyen justificaciones humanitarias? Hasta Hitler "protegía minorías" en Checoslovaquia y Polonia.

Por el otro lado, Robert Gates advierte que cualquier secretario de estado que le aconseje al presidente de EE.UU. a enviar tropas a Asia o África "debe ser examinado de la cabeza". El Almirante McMullen también aconseja prudencia. La gran paradoja de nuestros tiempos es que los cuarteles de la paz estén en el Pentágono y el Departamento de Estado, mientras que el partido pro-guerra es una coalición de neoconservadores y liberales intervencionistas, incluyendo guerreros izquierdistas humanitarios, al igual que ecologistas, feministas o comunistas arrepentidos.

Entonces ahora, todos tenemos que consumir menos por el calentamiento global del planeta, pero las guerras de la OTAN son reciclables y el imperialismo se ha vuelto un desarrollo sostenible.

Por supuesto que EE.UU. va a ir o no a la guerra por razones totalmente independientes de los consejos ofrecidos por la izquierda pro-guerra. El petróleo no va a ser probablemente un factor decisivo porque cualquier nuevo gobierno libio tendrá que vender petróleo y Libia no tiene la influencia necesaria para tener un peso importante en el precio del petróleo. Claro que la inestabilidad de Libia genera especulación que por sí misma afecta los precios, pero eso es diferente. Los sionistas tienen probablemente dos ideas encontradas sobre Libia: odian a Khadafi, y les gustaría derrocarlo, como a Sadam, de la manera más humillante, pero no están seguros si les gustará la oposición (y por lo poco que sabemos, no les gustará).

El principal argumento pro-guerra es que si las cosas se hacen rápida y fácilmente, se rehabilitará la OTAN y la intervención humanitaria, cuya imagen quedó manchada por Irak y Afganistán. Una nueva Grenada o, al menos, un nuevo Kosovo, es exactamente lo que se necesita. Otra motivación para una intervención es la mejor manera de controlar a los rebeldes, al ir a "salvarlos" en su marcha por la victoria. Pero es improbable que funcione: Karzai en Afganistán, los nacionalistas kosovares, los chiítas en Irak y por supuesto Israel están muy felices de recibir la ayuda estadounidense, cuando la necesitan, pero después continúan con sus propios planes. Además, una ocupación militar completa de Libia después de su "liberación" será difícil de mantener, lo que por supuesto hace que la intervención sea menos atractiva desde el punto de vista de EE.UU.

Por el otro lado, si las cosas salen mal, será probablemente el principio del fin del imperio estadounidense, de ahí la prudencia de los funcionarios a cargo, cuya ocupación no es meramente escribir artículos para Le Monde o hablar contra dictadores frente a las cámaras.
Es difícil para un ciudadano cualquiera saber qué está pasando exactamente en Libia, porque los medios occidentales se han desacreditado completamente por su cobertura en Irak, Afganistán, Líbano y Palestina, y las fuentes alternativas no son siempre confiables. Eso no ha afectado por supuesto a la izquierda pro-guerra que está absolutamente convencida de que los peores informes sobre Khadafi son verdaderos, como hace doce años sobre Milosevic.

El rol negativo de la Corte Penal Internacional se ha hecho visible otra vez, aquí, como sucedió con el Tribunal Penal Internacional para Yugoeslavia, en el caso de Kosovo. Una de las razones por las que hubo derramamiento de sangre relativamente limitado en Túnez y Egipto era que había salidas posibles para Ben Alí y Mubarak. Pero la "justicia internacional" quiere asegurarse de que no haya salida posible para Khadafi, ni probablemente para la gente cercana a él, y con esto los incitan a una lucha hasta el fin.

Si "otro mundo es posible", como repite la Izquierda Europea, luego, otro Occidente debería ser posible y la Izquierda Europea debería empezar a trabajar en ello. Las reuniones recientes de la Alianza Bolivariana pueden servir de ejemplo: La izquierda en América Latina quiere la paz y se oponen a la intervención de EE.UU. porque saben que ellos también están en la mira de EE.UU. y que sus procesos de transformación social requieren, sobretodo, de la paz y soberanía nacional. Por lo tanto, sugieren enviar una delegación internacional, posiblemente liderada por Jimmy Carter (al que nadie puede llamar marioneta de Khadafi), para comenzar un proceso de negociaciones entre el gobierno y los rebeldes. España ha expresado interés en la idea, pero por supuesto Sarkozy la ha rechazado. Esta propuesta puede sonar utópica pero no lo sería tanto si tuviera el respaldo de las Naciones Unidas, que de esta manera cumpliría con su misión -pero ello es imposible debido a la influencia de EE.UU. y Occidente. Sin embargo, no es tan imposible que ahora, o en algunas crisis futuras, una coalición no-intervencionista de naciones, incluyendo Rusia, China, países de América Latina y quizás otros, aúnen esfuerzos para construir alternativas confiables frente al intervencionismo occidental.

A diferencia de la izquierda de América Latina, la patética versión europea ha perdido todo sentido de lo que significa hacer política. No intenta proponer soluciones concretas a los problemas, y sólo es capaz de tomar posiciones morales, en particular la denuncia de dictadores y las violaciones de derechos humanos en tono grandilocuente. La izquierda social democrática sigue a la derecha con algunos años de retraso y no tiene ideas propias. La izquierda "radical" se las ingenia para denunciar a los gobiernos occidentales de todas las maneras posibles y al mismo tiempo pedir que esos mismos gobiernos intervengan alrededor del mundo para defender la democracia. Su falta de reflexión política los hace altamente vulnerables a las campañas de desinformación y a volverse aficionados pasivos de las guerras de EE.UU.-OTAN.

Esa izquierda no tiene un programa coherente y no sabrían qué hacer en el caso que un dios los coloque en el poder. En lugar de "apoyar" a Chávez y la Revolución Bolivariana, un reclamo sin significado que algunos adoran repetir, deberían aprender humildemente de ellos, y antes que nada, reaprender el significado de hacer política. (Jean Bricmont CounterPunch). Jean Bricmont ya escribió sobre este tema un libro; Imperialismo Humanitario. El uso de los Derechos Humanos para vender la guerra. 2008. Edt., El Viejo Topo. Con un prólogo de N. Chomsky.

Jean Bricmont enseña física en Bélgica y es miembro del Tribunal de Bruselas. Su libro Imperialismo Humanitario ha sido publicado por Monthly Review Press. Puede ser contactado en: Jean.Bricmont@uclouvain.be

Una entrevista sobre el tema a Bricmont aquí.