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martes, 26 de mayo de 2020

La gripe española de 1918 y el ascenso del nazismo: tomen nota

Los estudios científicos que han demostrado la alta correlación existente entre el deterioro de la vida económica y el ascenso de la extrema derecha son muy abundantes.

Más concretamente, se han podido demostrar algunos hechos que deberían ser tomados muy en cuenta por nuestros políticos y gobernantes.

En primer lugar, sabemos que el ascenso de la extrema derecha no se produce como consecuencia de cualquier tipo de crisis, sino de las financieras y cuando el periodo de recesión posterior a la crisis es duradero.

También sabemos que las políticas de austeridad, los recortes en el gasto público que llevan consigo disminución de las prestaciones sociales y deterioro de los servicios públicos, están altamente correlacionadas con el ascenso del la extrema derecha. Algo que se ha podido demostrar perfectamente en el caso alemán: tras las políticas de grandes recortes que se llevaron a cabo entre 1930 y 1932, el partido nazi multiplicó su voto, pasando de tener poco más del 2% en 1928 a casi el 45% en 1933.

Desde hace unos días sabemos un poco más sobre el ascenso del nazismo en Alemania pues un economista de la Reserva Federal de Nueva York, Kristian Blickle, ha publicado un estudio, todavía en versión preliminar, en el que se demuestra la gran influencia que la pandemia de gripe española tuvo en el éxito posterior de Adolf Hitler (puede leerse aquí).

Blickle ha analizado las muertes producidas por aquella pandemia en las diferentes regiones y ciudades alemanas y ha podido comprobar que allí donde la mortalidad fue más alta se registró tiempo después un mayor apoyo electoral a los partidos de extrema derecha y particularmente al nazi.

Su análisis pone de manifiesto que las ciudades y regiones donde hubo más muertos a causa de la pandemia registraron luego más desempleo y recortes de gasto público. Estos dos factores están claramente relacionados con el ascenso de la extrema derecha, según el análisis de Blickle, aunque igualmente demuestra que ni el mayor nivel de paro ni las políticas de austeridad fueron las únicas vías por las que la pandemia terminó produciendo un aumento del voto al partido nazi. De hecho, señala que otras enfermedades, como la tuberculosis, que producían más o menos las mismas muertes que provocó la gripe española, no tuvieron el mismo efecto sobre el electorado.

En su opinión, lo que ocurrió fue que aquella pandemia concentró principalmente sus efectos sobre la juventud, primero en cuanto a mortalidad se refiere y, más tarde y a consecuencia del recorte de gasto y del cambio demográfico, en la mentalidad y en las actitudes sociales. Blickle señala, por ejemplo, que los recortes afectaron a servicios disfrutados especialmente por la población más joven y que el origen foráneo del virus fomentó el resentimiento hacia los extranjeros que fueron vistos como responsables de la pandemia. De hecho, muestra que el porcentaje de votos para los extremistas de derecha aumentó particularmente en las regiones que históricamente habían culpado a las minorías de las plagas medievales.

En todo caso, el ascenso del nazismo seguramente no pueda explicarse sólo por ese tipo de razones económicas. También se ha comprobado que influyó decisivamente la enorme polarización social y política de aquel periodo. Leon Trotski retrató muy gráficamente lo que ocurría en esa Alemania donde germinaba el terror. Decía que era como una pirámide en cuyo vértice superior había una bola que la extrema derecha, por una parte, trataba de volcar hacia la izquierda para romper la espalda del movimiento obrero mientras que el partido comunista, por otra, la empujaba hacia el otro lado, para rompérsela al capitalismo.

Después de 2008 sufrimos una recesión larga y muy dura, durante unos años que han visto crecer la extrema derecha en casi todos los países del mundo, hasta el punto de que son bastantes los que están gobernados por líderes extremistas como Trump, Orban o Bolsonaro. El Royal United Service Institute, un centro de estudios inglés bastante conservador, acaba de publicar un pequeño informe en el que se indica que el nivel de amenaza del extremismo de derecha amplificado por la crisis global es alto (aquí). Por un lado, porque está extendiendo la idea de que «la reconstrucción de un orden mundial racialmente puro requiere avivar el caos mediante ataques masivos y tomar las armas para desencadenar una guerra racial»; y, por otro, por el riesgo de que un colapso económico provocado por las medidas necesarias para atajar la pandemia produzca disturbios civiles masivos que desestabilicen a los gobiernos y fuerzas de seguridad.

La covid-19 no es una pandemia exactamente igual que la provocada por la gripe española, pero deberíamos tener cuidado pues sus antecedentes y la situación que se está generando tienen casi todos los ingredientes que facilitaron la llegada al poder de los nazis: el deterioro económico es evidente, los recortes ya los hemos sufrido y otros nuevos están a la vuelta de la esquina, el desprecio de la política democrática como instrumento de gestión de los asuntos públicos es extraordinario, la polarización agobiante y la xenofobia tremenda. ¿Qué se puede esperar cuando nada más y nada menos que el portavoz del Departamento de Salud y Servicios Humanos de la primera potencia mundial, Michael Caputo, dice que la covid-19 se produce porque «millones de chinos chupan la sangre de los murciélagos rabiosos como aperitivo y se comen el culo de los osos hormigueros», o que «los demócratas están presionando para que el virus mate a mucha gente»? (aquí).

A mi juicio, la conclusión ante estos estudios históricos y ante la situación en la que nos encontramos es bastante clara. Hay que ser muy pragmáticos porque lo mejor suele ser enemigo de lo bueno: hay que evitar, antes que cualquier otra cosa, que la economía, la situación de las empresas y las condiciones de vida de la gente se deterioren. Y, además, hay que luchar contra la polarización política y tratar de evitarla por todos los medios. Insistir hoy día en una estrategia de confrontación entre derecha e izquierda es la forma más rápida y segura de provocar un choque social de consecuencias nefastas que sufrirán en mayor medidas las clases trabajadoras y las personas menos favorecidas. Es imprescindible diseñar un proyecto político de mucha más amplia mayoría, basado en la defensa de los derechos humanos, de la democracia, de la transparencia, la libertad, la solidaridad y la justicia; un proyecto que sólo tenga enfrente a quienes se atrincheran en el búnker de sus privilegios y de su inmenso egoísmo, y no a la mitad de la sociedad.

Juan Torres López es Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla. Dedicado al análisis y divulgación de la realidad económica, en los últimos años ha publicado alrededor de un millar de artículos de opinión y numerosos libros que se han convertido en éxitos editoriales. Los dos últimos, ‘Economía para no dejarse engañar por los economistas’ y ‘La Renta Básica. ¿Qué es, cuántos tipos hay, cómo se financia y qué efectos tiene?’

Fuente:
https://blogs.publico.es/juantorres/2020/05/22/la-gripe-espanola-de-1918-y-el-ascenso-del-nazismo-tomen-nota/

lunes, 28 de octubre de 2019

Atentos a esta fake news económica del diario El Mundo

Atentos a esta fake news económica del diario El Mundo. “Varapalo de Bruselas al Gobierno: el gasto de 2020 multiplica por cuatro el máximo recomendado”.

El titular de la noticia es contundente. El gasto de 2020 multiplica por cuatro el máximo recomendado. El apocalipsis. La ruina económica del país.

Vayamos a los datos técnicos. El gasto presupuestario de España recomendado es de aproximadamente 500.000 millones de euros. Por lo tanto un gasto que multiplica por cuatro esa recomendación es 2.000.000 millones de euros.

Pero lo que está sucediendo en realidad es totalmente diferente.

Al realizar una lectura detenida se descubre que el gasto propuesto por el Gobierno para 2020 supone un incremento del 3,8%, cuatro veces por encima del incremento recomendado, que es 0,9%.

Este matiz supone una realidad económica totalmente diferente a la que se indica en el titular de la noticia, pues implica que el gobierno proyecta para 2020 un gasto de 519.000 millones de euros, por encima del gasto recomendado por Bruselas, que es 504.500.

Veamos la diferencia en términos gráficos.



Fake-News-El-Mundo

lunes, 13 de mayo de 2019

_- El terrible daño de Trump a la población rural. Los principales seguidores del presidente son a la vez sus principales víctimas por las mentiras que él repite

_- Según informa Politico, los economistas están huyendo del Servicio de Investigación Económica del Departamento de Agricultura. Seis de ellos dimitieron en un solo día el mes pasado. ¿La razón? Se sienten perseguidos por publicar informes que arrojan una luz poco favorable sobre las políticas de Trump.

Pero estos informes solo reflejan la realidad. El Estados Unidos rural es una parte fundamental de la base electoral de Donald Trump. De hecho, las zonas rurales son las únicas partes del país en las que Trump tiene un índice de aprobación positivo. Pero también son las que más salen perdiendo con sus políticas. A fin de cuentas, ¿qué el trumpismo? En 2016, Trump pretendía ser un tipo distinto de republicano, pero en la práctica casi todo su programa económico ha sido el habitual del Partido Republicano: grandes bajadas de impuestos para las empresas y los ricos y al mismo tiempo despedazar el colchón de protección social.

Y todas estas políticas han perjudicado enormemente a las zonas agrícolas.

El recorte fiscal de Trump no beneficia a los agricultores, porque no son empresas, y pocos de ellos son ricos. Uno de los estudios de los economistas del Departamento de Agricultura que provocó la ira de Trump mostraba que, en la medida en que a los agricultores se les aplicaba una bajada de impuestos, la mayoría de los beneficios eran para el 10% más rico, mientras que los agricultores pobres en realidad sufrieron un ligero incremento impositivo. Y al mismo tiempo, el ataque al colchón de protección es especialmente perjudicial para el Estados Unidos rural, que depende mucho de los programas de seguridad. De los 100 condados con el porcentaje más elevado de población que recibe vales de comida, 85 son rurales, y la mayor parte del resto se encuentra en zonas metropolitanas pequeñas. La ampliación de Medicaid con la Ley de Atención Sanitaria Asequible, que Trump sigue intentando eliminar, tuvo sus efectos positivos más importantes en las zonas rurales.

Y estos programas son fundamentales para los estadounidenses de las zonas rurales, aunque no reciban personalmente la ayuda del Gobierno. Los programas de protección social generan poder adquisitivo, lo que ayuda a crear empleo rural. Medicaid también es un elemento esencial para mantener vivos los hospitales rurales.

¿Y qué hay del proteccionismo? El sector agrícola estadounidense depende enormemente del acceso a los mercados mundiales, mucho más que el conjunto de la economía. Los cultivadores de soja estadounidenses exportan la mitad de lo que producen; los cultivadores de trigo exportan el 46% de su cosecha. China, en concreto, se ha convertido en un mercado clave para los productos agrícolas estadounidenses. Por eso la reciente rabieta tuitera de Trump por el comercio, que aumentó las perspectivas de una escalada de la guerra comercial, hizo que los mercados de cereales registrasen su nivel más bajo en 42 años.

Por cierto, es importante saber que lo que amenaza a los agricultores no son solo las represalias extranjeras por los aranceles de Trump. Uno de los principios fundamentales en la economía internacional es que, a la larga, los impuestos sobre las importaciones acaban siendo también impuestos sobre las exportaciones, normalmente porque impulsan el dólar al alza. Si el mundo se sume en una guerra comercial, las importaciones y las exportaciones estadounidenses disminuirán, y los agricultores, que son algunos de nuestros mayores exportadores, serán los que más pierdan.

¿Por qué razón, entonces, apoyan a Trump las zonas rurales? Los factores culturales tienen mucho que ver. En concreto, los votantes de las zonas rurales se muestran mucho más hostiles a los inmigrantes que los votantes urbanos, especialmente en las comunidades en las que se encuentran pocos inmigrantes. Por lo visto, la falta de familiaridad engendra el desprecio.

Los votantes rurales también se sienten insultados por las élites costeras, y Trump ha logrado canalizar su enfado. Estoy seguro de que muchos votantes rurales, si llegasen a leer esta columna, reaccionarían con rabia, no contra Trump, sino contra mí: “De modo que piensa que somos estúpidos”.

Sin embargo, el apoyo a Trump podría empezar a resquebrajarse si los votantes rurales se diesen cuenta de lo mucho que les perjudican sus políticas. ¿Qué debería hacer un trumpista?

Una de las respuestas es repetir las mentiras zombis. Hace algunas semanas, Trump dijo en un mitin que sus rebajas del impuesto estatal han ayudado a los agricultores. Pero es totalmente falso; PolitiFact la calificó de “mentira cochina”. La realidad es que en 2017 solo unas 80 —sí, sí, 80— explotaciones agrícolas y empresas con pocos propietarios pagaron algún impuesto estatal. Los cuentos de granjas familiares arruinadas por pagar impuestos estatales son pura ficción.

El caso es que el ataque a la verdad tendrá consecuencias que van más allá de la política. El Departamento de Agricultura no tiene que ser un coro de palmeros de quien esté en el poder. Como se afirma en su declaración de objetivos fundamentales, su función es realizar “una investigación económica objetiva de alta calidad para aportar información y reforzar la toma de decisiones pública y privada”. Y no es una mera fanfarronada: junto con la Reserva Federal, el Servicio de Investigación es un perfecto ejemplo de cómo la buena economía puede ser útil. Sin embargo, ahora la capacidad del servicio para hacer su trabajo se está deteriorando, porque Trump no cree en la política basada en hechos. Básicamente, no cree en los hechos, y punto. Todo es político.

¿Y quién pagará el pato de este deterioro? Los estadounidenses rurales. Los principales seguidores de Trump son sus principales víctimas.

Paul Krugman es premio Nobel de Economía.
© The New York Times, 2019. Traducción de News Clips

viernes, 24 de junio de 2016

Un manifiesto de 177 economistas pide el voto para Unidos Podemos Académicos como Thomas Piketty o Vicenç Navarro apoyan el texto.

Un total de 177 economistas de universidades españolas e internacionales ha suscrito un manifiesto que reclama el fin de las políticas de austeridad en España y en Europa, y pide el voto para la candidatura de Unidos Podemos a las elecciones generales del próximo 26 de junio. El texto —que firman expertos como Thomas Piketty, de la Escuela de Economía de París; Viçenc Navarro, de la Universidad Pompeu Fabra (ambos asesoraron a Podemos con su programa); o Ann Pettifor, asesora del líder laborista Jeremy Corbyn— asegura que el programa de la coalición "servirá para poner punto final a las políticas de austeridad en España y, con ello, servirá también para abrir un nuevo tiempo en Europa".

"La austeridad fiscal y la devaluación salarial nos han conducido a una década perdida. Hoy la eurozona aún no ha recuperado el nivel de renta per cápita previo a la crisis, y en España dicho indicador sigue siendo un 5% inferior a su nivel de 2007. En nuestro país solo se ha recuperado uno de cada tres empleos perdidos durante la crisis, la precariedad laboral se ha agravado y el 29% de la población vive en riesgo de pobreza o exclusión social", dicen los economistas. Estos consideran que nuevos recortes de gasto social y de la inversión pública, "como promete el Gobierno del Partido Popular a Bruselas, tendrían un coste económico y social muy elevado". Los expertos vaticinan que el crecimiento "se desaceleraría, con un fuerte impacto sobre la creación de empleo, y agravaría aún más la situación de las personas más afectadas por la crisis".

A cambio, los economistas firmantes apuestan por "exigir alto y claro a Bruselas una renegociación del ritmo de reducción del déficit público" de España. Además, para asegurar la sostenibilidad de estos objetivos en el tiempo, consideran que el próximo Gobierno debe comprometerse "a impulsar una profunda reforma del Pacto de Estabilidad y Crecimiento que garantice su flexibilidad en función del ciclo económico".

En lo concreto, los firmantes creen que es necesario "derogar las últimas reformas laborales", para alumbrar un nuevo marco de relaciones laborales "más democrático y equilibrado" que garantice salarios "decentes" y que "desincentive y persiga el uso fraudulento de la temporalidad en la contratación". Al mismo tiempo, se hace imprescindible, consideran, revertir los recortes que se han aplicado durante estos años en la sanidad, la educación, la dependencia o la I+D+i y desarrollar una inversión pública "al servicio del necesario proceso de descarbonización de nuestro tejido industrial y de una transición energética basada en la eficiencia, la rehabilitación inmobiliaria y el uso de las energías renovables". Los expertos se oponen también a los tratados de libre comercio e inversiones como el TTIP, el CETA y el TISA.

Los economistas respaldan para estos objetivos el programa económico de Unidos Podemos. "Pensamos que su programa económico es capaz de conjugar con solvencia y rigor los desafíos del presente y los retos del futuro", escriben. Se trata de un apoyo fundamental para el partido de Pablo Iglesias, toda vez que la formación se enfrenta habitualmente a críticas a sus medidas económicas de expansión del gasto público. El profesor Viçenc Navarro ha sido el impulsor de la iniciativa, que se valora muy positivamente en Unidos Podemos toda vez que los académicos se implican hasta el punto de pedir el voto para el partido.

Entre los firmantes del manifiesto, con el título de "Poner punto y final a las políticas de austeridad en España para abrir un nuevo tiempo en Europa", se encuentran también James Galbraith (hijo del economista de fama mundial John Keneth Galbraith), Marina Subirats, catedrática emérita de la Universidad Autónoma de Barcelona, y Robert Pollin, asesor del presidente estadounidense Barack Obama.

Unidos Podemos ha agradecido a los economistas el apoyo y ha incidido en la necesidad del fin de las políticas de austeridad en España para que ello redunde en Europa. "Lo que es bueno para España es bueno para Europa. Ante la incertidumbre con el Brexit es un mensaje claro: terminar con las políticas de austeridad es una necesidad de abrir un nuevo tiempo de Europa", ha asegurado el secretario de Economía de Podemos, Nacho Álvarez.

http://politica.elpais.com/politica/2016/06/20/actualidad/1466423082_000471.html?rel=lom

domingo, 26 de julio de 2015

JULIO CONTRERAS, VICERRECTOR DE ESTUDIANTES DE LA UCM. “La gente no estudia las carreras que demanda el mercado”. El número de matriculados en ingenierías es el que más cae, un 6%. El reto es conseguir que las matemáticas sean atractivas

La demanda de titulados universitarios en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas crecerá en Europa un 14% hasta 2020, según un estudio del Centro Europeo para el Desarrollo de la Vocación Profesional. Las empresas querrán a esos graduados, pero probablemente no los encontrarán en España porque, pese a que el número de parados de más de 25 años supera el 21%, los estudiantes no escogen las carreras que pide el mercado laboral. Esa es la opinión de Julio Contreras, vicerrector de Estudiantes de la Universidad Complutense de Madrid. Para apoyarla aporta un dato: el pasado año el número de matriculados en ingenierías fue el que más cayó en las universidades españolas, un 6% con respecto al curso anterior. Solo 13 de cada 1.000 alumnos ha completado sus estudios en estos campos, según datos de Eurostat. El reto, señala Contreras, es conseguir que especialidades como las matemáticas sean atractivas.

Pregunta: ¿Qué se puede hacer desde la Universidad para incentivar a los estudiantes a escoger carreras STEM (siglas en inglés de Science, Technology, Engineering and Mathematics)?
Respuesta: Es un problema grave porque necesitamos estos perfiles y no los vamos a tener. La demanda está creciendo y las matriculaciones no aumentan. Eso demuestra que la gente no estudia los grados que requiere el mercado. La raíz de la falta de interés por estas carreras se remonta a los colegios e institutos, donde las asignaturas de ciencias como las matemáticas se presentan como materias complicadas y poco apetecibles. Hay grandes empresas -como Telefónica- que están estudiando las causas y diseñando fórmulas para atraer a los jóvenes desde edades tempranas. Desde las universidades y los centros de Secundaria tenemos que hacer un esfuerzo para mejorar los servicios de orientación para que los alumnos tomen su decisión sobre qué estudiar con una visión más amplia.

Las ciencias de la salud son las únicas que suben en número de matrículas cada año, un 7% el último curso. En este caso, hay un componente vocacional muy fuerte. Para que funcione con otras ramas científico técnicas lo ideal sería que se lanzasen campañas desde las instituciones autonómicas con el mensaje de que las ciencias son divertidas y generan empleo. Es una labor esencialmente preuniversitaria, aquí llegan con la decisión tomada.

P: ¿El interés de los universitarios por estudiar carreras de Humanidades sigue decreciendo?
R: La caída no es muy pronunciada, el curso pasado fue del 2% en toda la red de universidades públicas. Lo que sucede es que están estigmatizadas y ha calado la idea de que quien se decanta por esa opción no encuentra empleo. Mi recomendación es que aquellos que sientan pasión por una materia sigan su instinto. Si la decisión sobre el grado que se va a estudiar se toma teniendo en cuenta solo el factor de la empleabilidad, se puede acertar o no. El mercado es impredecible y ya sucedió con Arquitectura; hace diez años todos pensaban que la inserción laboral era inmediata y llegó el desplome del ladrillo. El 47% de los universitarios españoles se decanta por las ramas sociales y jurídicas. Las facultades de Derecho están repletas.

P: Hay muchos estudiantes que no consiguen plaza en su primera opción. ¿Qué consejo les daría?
R: Estar un año en casa esperando para repetir la PAU (Prueba de Acceso a la Universidad) y subir la nota no es una buena idea, no suelen mejorar el resultado. La recomendación es que se matriculen en alguna de las otras opciones. Muchas veces acaban enganchándose a esa nueva titulación porque su vocación es variable. Si no están convencidos, siempre pueden pedir el traslado y convalidar las asignaturas que sean comunes en ambos grados. El requisito es haber aprobado al menos 30 créditos durante el primer curso. Los que consiguen entrar son los que mejores notas tienen. El 50% de la puntuación total se corresponde con la nota de la PAU y el otro 50% con la nota media obtenida durante ese primer año.

El único hándicap es que lo solicitan muchos estudiantes y no es fácil acceder. El 8% de los universitarios cambian de carrera tras el primer año o abandonan los estudios, según datos del Ministerio de Educación. Lo que está claro es que cualquier grado universitario mejorará sus posibilidades de encontrar un empleo en el futuro. Dentro del colectivo de jóvenes parados (21%), la tasa se reduce al 16% dentro de los que tienen estudios superiores y al 5% entre los doctores.

P: En Estados Unidos es muy común que durante el primer curso los estudiantes reciban una formación multidisciplinar y que escojan la especialidad en segundo. ¿Cree que con 18 años y sin un contacto previo con la Universidad los jóvenes están preparados para elegir grado?
R: El estadounidense es otro modelo, ni mejor ni peor. No es una cuestión que esté relacionada con la edad, sino con el asesoramiento.Si analiza los planes de estudio con una buena orientación, puede saber hacia dónde dirigirse. Nos gustaría pensar que sí están preparados y los resultados de la PAU lo confirman, el porcentaje de aprobados es del 95%. La madurez que demuestran en esta prueba confirma que el Bachillerato funciona.

P: ¿Cuántos grados se pueden estudiar 100% en inglés en la Complutense?
R: Cinco: Psicología, ADE, Económicas, Ingeniería Informática y Magisterio. También hay algunos como Derecho o Filosofía que incluyen asignaturas en inglés. Nuestro objetivo es ir aumentándolos, pero hay que ser realista y tenemos otras prioridades.

P: ¿Cuál es la principal dificultad que afrontan durante el primer año?
R: Vienen de grupos más pequeños, con alguien permanentemente encima de ellos y un control de la asistencia. Los más maduros se adaptan mejor, pero los que rinden en base a lo que les aprietan, aquí se hunden un poco al principio. Algunos están acostumbrados a ser los primeros de la clase y aquí se encuentran con que los demás tienen un conocimiento similar. Otros, que siempre habían obtenido buenas notas, empiezan a suspender y no saben cómo afrontarlo ni ellos ni sus familias. Para eso tenemos los programas de mentores, en los que alumnos veteranos ayudan a los de nuevo ingreso a integrarse, tanto en lo personal como en lo académico. Les enseñan a levantarse cuando hay alguna dificultad, a organizarse de otra forma y a detectar por qué no les ha ido bien.

P: La subida de las tasas ha dejado fuera de la Universidad a muchos estudiantes. ¿Qué plan tiene la Complutense para ellos?
R: En cada comunidad autónoma hay diferentes realidades. En Madrid, los precios han subido más de un 60% en los últimos cuatro años, ha sido un salto brutal. Las matrículas que antes rondaban los 800 o mil euros, ahora cuestan entre 4.000 y 5.000. Nosotros no podemos cambiar los precios públicos, pero este curso vamos a poner en marcha el pago fraccionado, que permitirá pagar mensualmente, y un sistema de ayudas por un valor de hasta un millón de euros para los que no consigan las becas del Ministerio y tengan dificultades económicas. Además, tenemos pendiente de aprobar una modificación para permitir a los estudiantes matricularse de 30 créditos en primer curso, en lugar de los 60 obligatorios. No tenemos ningún estudio al respecto, pero estimamos que un 20% de los alumnos trabajan para poder hacer frente a los pagos.

http://economia.elpais.com/economia/2015/07/03/actualidad/1435948447_517179.html

lunes, 20 de octubre de 2014

“Los bonus de los ejecutivos destruyen las compañías” Henry Mintzberg (Montreal, Canadá, 1939) es una de las principales voces del management en el mundo

No le gustan los MBA. No le gusta George W. Bush. No le gustan los disparatados bonus de los ejecutivos. No le gusta el enorme poder de las grandes corporaciones en nuestras vidas. Y sostiene, con alarma, que se están dando algunas condiciones en Estados Unidos similares a las de la Alemania e Italia de principios de los años treinta del siglo pasado. Desde la disidencia de la palabra, Henry Mintzberg (Montreal, Canadá, 1939) es una de las principales voces del management en el mundo. La más provocadora y una de las más lúcidas. Acaba de publicar un ensayo digital titulado Rebalancing Society: Radical Renewal. Y eso —asegura— es lo que urge: reequilibrar la sociedad y emprender un cambio radical. Ir más allá del centro, la derecha o la izquierda. Caminar. ¿Hacia dónde?

Pregunta. Sostiene que el management no es una profesión. Es práctica. ¿Qué significa?
Respuesta. Significa que no puedes ir a la escuela para convertirte en directivo. La única forma de aprender a gestionar una empresa es ser un gestor. Sobre todo es práctica. Imagine un triángulo. Arte, oficio y ciencia. No hay ciencia en la gestión empresarial; no es como la medicina. Esta usa mucho la ciencia. En el management hay poca. Está situado entre el arte y el oficio. Es experiencia. Algo que vives constantemente. Ni siquiera puedes explicar fácilmente qué es la gestión a alguien que no haya sido gestor.

P. Durante más de 40 años ha enseñado materias relacionadas con la gestión. Pero asegura que nada ha cambiado y nada cambiará en los próximos cien años.

“No hay ciencia en la gestión empresarial; es experiencia”

R. Me refiero a que en lo fundamental no cambia la naturaleza de la gestión. La forma en la que tomamos decisiones no ha variado. Porque no es ciencia, está basada en la experiencia.

P. Es muy crítico con escuelas de negocios prestigiosas como Harvard o Wharton. ¿Por qué?
R. La mayoría de los estudiantes no tienen ninguna experiencia como directivos o gestores, y estos centros quieren dársela. Harvard lo hace a través de case studies. Selecciona a gente que no conoce la empresa, o sabe muy poco de su gestión, y la noche anterior se lee 20 páginas. Al día siguiente tiene que decir qué debería hacer la compañía. Nunca ha usado sus productos, nunca ha visitado las instalaciones de la empresa, nunca ha conocido a los clientes… Esta es la formación que llevó a George W. Bush a tomar decisiones sobre Irak. Para él, Irak fue un case study.

P. Algunos de sus colegas son muy críticos con usted. Dicen que solo destruye, que no propone un modelo alternativo. Defiéndase.
R. No es cierto. Empecé a ser atacado cuando comencé a criticar los MBA. La gente decía qué estaba haciendo yo para cambiarlos. Pero yo no tengo que hacer nada. Soy un profesor con derecho a criticar. No obstante, hemos creado una serie de programas que son diferentes de un MBA.

P. En el mundo hay cientos de estudiantes MBA. ¿Se equivocan?
R. Un MBA es bueno para la parte analítica de la gestión. Investigación de marketing, análisis financiero, contabilidad… En 1990 hicimos un análisis con los mejores graduados de Harvard; las superestrellas. En 2003 analizamos sus logros desde entonces. Todos con el cargo de presidente ejecutivo. Pues bien, 13 de ellos fueron un absoluto fracaso, cuatro “puede” y otros cuatro resultaron buenos. No es un gran éxito.

P. ¿Qué defiende en el ensayo digital que acaba de publicar?
R. En 1989, cuando se desmoronó el régimen comunista en Europa del Este, la reflexión en el Oeste fue que el capitalismo había triunfado. Esto es erróneo y peligroso. No fue el capitalismo lo que triunfó, sino el equilibrio. En la Europa del Este los países estaban totalmente desequilibrados hacia el lado del Gobierno. Debido a que ganó el capitalismo algunos pensaron que había equilibrio en el lado privado. Venezuela o Tailandia tienen problemas horribles. Pero ¿por qué apoyan a Gobiernos populistas? Porque se sienten excluidos de la riqueza. Lo ves también cuando analizas la desigualdad de los ingresos, sobre todo en Estados Unidos. ¿Y cómo lo reequilibras? Tienes que alejarte de las líneas: izquierda, derecha, centro. Debes mirar la sociedad como una silla con tres patas. Una es el sector público (tiene que ser respetado), otra el privado (tiene que ser responsable) y luego está el sector civil (ONG, sociedad), que ha de ser robusto.

P. ¿Qué responsabilidad tienen las grandes corporaciones en todo esto?
R. Vuelvo a 1989. La creencia fue que el comunismo se hundió por el Gobierno. Por lo tanto, todos los Gobiernos son malos y débiles. Y el sector privado empezó a tener más y más poder. Comenzó a controlar las Administraciones. Como en Estados Unidos. Fíjese en el lobby de las pistolas. No quieren dispararlas, son personas que quieren fabricarlas. Ahora controlan el Congreso. Esto sucede en muchos países. Un ejemplo. Hay una negociación entre la Unión Europea y Estados Unidos. Quieren poner en marcha una corte especial donde una corporación pueda demandar a un Gobierno por quitarle sus beneficios. Así que si la Administración canadiense aprueba una ley sobre el control climático puede ser demandada por una compañía que piense que le está arrebatando sus ganancias. ¡Es una locura!

P. ¿Por qué la sociedad ha consentido que las corporaciones tengan ese poder?
R. Porque en Estados Unidos, la Corte Suprema ha dado luz verde a que las multinacionales hagan donaciones políticas. Si eres accionista de una empresa tienes más poder que un ciudadano normal, ya que la corporación posee el derecho a hacer esas donaciones. Hay una cita que comparten Jefferson y Lincoln. Ambos coinciden en que las corporaciones van a destruir Estados Unidos.

P. ¿Qué efecto tienen en las empresas los altos salarios y bonus que cobran muchos ejecutivos?
R. Cualquiera que acepte ser pagado cientos de veces por encima que sus trabajadores no es un verdadero líder. Por eso solo hay unos pocos líderes en las compañías estadounidenses. ¿Cómo puedes dirigir una empresa y decir que eres cientos de veces más importante que tus empleados? Por qué no dicen lo contrario. Porque no se dirigen al Consejo de Administración así: “No me puedes pagar esas cantidades. Con esas cifras no puedo hacer que mis trabajadores se comprometan con el proyecto”. Los bonus de los ejecutivos destruyen las compañías.

P. Pese a todo, ¿es optimista sobre el futuro?
R. No. Pero podemos alcanzar un punto en el que la gente diga que ya es suficiente.
Fuente: http://economia.elpais.com/economia/2014/10/16/actualidad/1413482865_302011.html

jueves, 12 de junio de 2014

El “marxismo” como opio de los sedicentes marxistas: Carta abierta de una keynesiana a un marxista ortodoxo

El texto de Joan Robinson que a continuación se reproduce fue originalmente publicado por estudiantes de izquierda de Oxford en 1953. Es una estupenda polémica, políticamente amistosa, pero analíticamente demoledora, con un marxista ortodoxo de la época (que típicamente confundía la ciencia con la pasión del escoliasta). La señora Robinson ha sido una de las más grandes economistas del siglo XX, y su texto, lleno de vigor y claridad mental, no ha perdido un ápice de actualidad; al contrario. Hace poco se cumplió el 40 aniversario de su muerte. Valga esta publicación para recordarla y recomendarla calurosamente ahora que la crisis del capitalismo ha permitido que vuelva a sacar cabeza el pensamiento económico-científico serio, es decir, ni acríticamente apologético de lo existente, ni limitado “críticamente” a puras labores escoliásticas. SP
Le prevengo: le va a resultar a usted muy arduo seguir esta carta. Y no porque –eso espero— sea muy difícil –no le importunaré con fórmulas algebraicas, ni con curvas de indiferencia—, sino porque le considerará tan desconcertante que no sabrá usted como tomársela... Leer más aquí.

martes, 27 de septiembre de 2011

De ahí la enorme crisis. El Tea Party domina las instituciones de la Unión Europea

Vicenç Navarro
El Plural

Soy consciente de que el título de este artículo puede parecer una provocación. Pero no lo es. No me gustan las hipérboles, pero es importante que a la ciudadanía se la informe de que las propuestas económicas y fiscales que el binomio Merkel-Sarkozy y gran parte del equipo dirigente de la Unión Europea, de la Eurozona y del Banco Central Europeo están proponiendo son semejantes a las que está proponiendo el Tea Party en EEUU. En realidad, en algunas de ellas, son incluso más radicales. Veamos los datos. Pero antes, una observación.

Nunca pensé que llegaría un día en que aplaudiría al Secretario del Tesoro (equivalente al Ministro de Economía y Hacienda del gobierno español) de la Administración Obama, el Sr. Geithner. Tal señor ha sido uno de los arquitectos de la ayuda federal a la banca estadounidense (Wall Street Journal), protegiendo a los responsables del casi colapso financiero que se dio en EEUU y en Europa, resultado del comportamiento especulativo y criminal de las élites financieras que, en lugar de ser sancionadas fueron recompensadas generosamente por la Administración Obama, liderada por el Sr. Geithner. De ahí que considero a tal señor como uno de los personajes claves de aquel embrollo que salvó a la banca a costa del bienestar de la mayoría de la ciudadanía estadounidense. No es, pues, santo de mi devoción.

Ahora bien, en la discusión que tuvo recientemente con los Ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea, en Polonia, lamento tener que reconocer que cuando se discutían propuestas de cómo salir de la crisis, el Sr. Geithner llevaba razón y los Ministros de Economía y Finanzas de la UE, así como el Director del Banco Central Europeo, estaban profundamente equivocados.

El Sr. Geithner subrayó que las políticas de austeridad que se estaban siguiendo en la Unión Europea estaban equivocadas, pues lo que tenía que hacerse era estimular sus economías, cambiando el foco de las políticas públicas. El Sr. Geithner enfatizó medidas de estimulo económico en lugar de reducción del déficit y deuda pública. Y, en sus observaciones sobre como resolver el mal llamado problema de la deuda pública, indicó que el Banco Central Europeo debería seguir políticas que ya sigue el Banco Central Estadounidense, llamado Federal Reserve Board, bajando los intereses y comprando deuda pública de los estados y estableciendo eurobonos. En este debate, que fue transmitido en parte por el canal televisivo estadounidense C.SPAN, se reproducía un debate que ocurre en EEUU con gran frecuencia. La única diferencia es que en EEUU la postura de “austeridad” la sostiene el Partido Republicano, hoy controlado por el Tea Party.

En la discusión que hubo entre Geithner y los Ministros de Economía y Finanzas, éstos adoptaron un tono de casi desprecio hacia las observaciones y recomendaciones que hizo el Secretario del Tesoro de EEUU. Tal desprecio –y en ocasiones irritaciones- se veía incluso en la cara que hacían mientras hablaba el Secretario. Parecía casi una copia de lo que ocurre en el Congreso de EEUU. El Tea Party también detesta a la Administración Obama. El tono de los Ministros europeos fue algo más sofisticado que el que adopta el Tea Party. Su actitud fue condescendiente. El mensaje que le transmitieron al Secretario del Tesoro era que EEUU no tenía la autoridad para dar lecciones de cómo resolver la crisis, incluyendo la crisis del euro, pues los indicadores económicos de EEUU eran peores –según ellos- que los de la UE. Y para probarlo, varios de ellos se refirieron a lo que consideraban excesiva deuda pública de EEUU, argumento que también utiliza el Partido Republicano, es decir, el Tea Party, la ultraderecha estadounidense, ignorando que la deuda pública de EEUU es de las más estables y seguras de la mayoría de deudas públicas que existen en la OCDE, el club de los países más ricos del mundo. Los intereses de los bonos públicos del estado federal son los más bajos existentes hoy en tal club de países (1,5%) comparado con el 2,5% en Alemania, 2.3% en Francia y 2,6% en el Reino Unido. Sólo Japón tiene intereses de la deuda pública más bajos.

La deuda pública federal de EEUU no es un problema
En cuanto a su tamaño, la deuda pública del gobierno federal fue de 14 trillones de dólares (trillones estadounidenses), que equivale al 96% del PIB. Puede parecer que esta cantidad es elevada, aún cuando, en términos comparativos, otros países tienen una deuda pública mucho mayor. Pero en sí, el tamaño de la deuda dice muy poco de la naturaleza problemática de tal deuda. Un país puede tener una deuda pública relativamente baja, y en cambio, tener un problema grave. Y viceversa, la deuda pública puede ser elevada y no tener un problema grave. Un tema clave para entender si la deuda pública es problemática o no, es saber quién tiene la deuda. En otras palabras, quién ha comprado la deuda. Pues bien, el 40% de estos 14 trillones de dólares de deuda es propiedad del propio gobierno federal, siendo el fondo de la Seguridad Social uno de los mayores propietarios de la deuda pública.

Otro grupo propietario de la deuda federal son las autoridades estatales y municipales, que poseen 5% de toda la deuda pública federal (la mayoría son planes de pensiones de sus empleados públicos). Excluyendo la deuda poseída por las autoridades públicas, la deuda que tienen las instituciones privadas es sólo de 6 trillones. De éstos, China posee 1.1 trillones de dólares, y el gobierno chino es el último en querer que se especule en contra del dólar, prefiriendo un dólar fuerte y estable.

Nos queda, pues, que sólo un tercio de la deuda pública (que representa aproximadamente un 31% del PIB) es propiedad de instituciones bancarias que pueden estar interesadas en especular en contra del dólar. Pero el tamaño en sí de la deuda pública vulnerable a la especulación es un porcentaje muy menor. De ahí que los intereses del bono público federal sean muy seguros y estables (y así se les percibe), lo cual explica que no tenga la necesidad de pagar intereses elevados para pagar la deuda.

La bajada de la valoración de los bonos públicos del gobierno federal por la Agencia Standard &   Poor’s respondía a una motivación única y exclusivamente política (el deseo del capital financiero –Wall Street- y del Tea Party de forzar una reducción y privatización de la Seguridad Social y de la atención sanitaria a los ancianos, Medicare) y no tenía nada que ver, como constante y erróneamente se presenta como un descontrol e hipérbole de las cuentas públicas del gobierno federal. Prueba de ello es que los mercados ignoraron completamente la bajada de la supuesta “calidad” de los bonos federales hecha por Standard & Poor’s. Al día siguiente de la evaluación negativa, el valor de los bonos creció todavía más (ver el reciente artículo de John Weeks “The Size of the U.S. Public Debt: Are the Rating Agencies Fools or Knaves?”

La deuda pública de los países de la Eurozona es un enorme problema porque los Estados no pueden defenderla frente a la especulación de los mercados

Geithner subrayó que el mayor problema económico existente en la Unión Europea y en EEUU no es la elevada deuda pública. El mayor problema de la UE es que no tiene ahora la estructura institucional que le permita resolver su problema de la deuda pública. Y llevaba toda la razón. Ello explica que, con una deuda pública menor que EEUU o Japón, la Eurozona tiene, sin embargo, más dificultades para resistir los ataques especulativos de los mercados financieros, forzando a los países de la UE a que tengan unos intereses de la deuda pública más altos y un crecimiento económico más bajo que EEUU. Y por si fuera poco, el euro está en una situación más inestable que el dólar, tal como les recordó el Sr. Geithner. El secretario del Tesoro podría también haber dicho – pero no lo dijo- que los cincuenta estados de EEUU están en mejor posición de resistir los ataques especulativos que los estados miembros de la UE (las cuentas de California están en peor forma que Grecia) y las diferencias de nivel de renta y de desempleo entre los estados de EEUU es mucho, mucho menor que las existentes en la UE. El desempleo en los Estados de EEUU varía entre el 5% y el 14%, según el Estado. En los Estados de la Eurozona la diferencia es mucho mayor, entre el 7% y el 22%

La causa de estas diferencias es que EEUU tiene un gobierno federal que ayuda a los Estados imprimiendo y transfiriendo dinero (le llaman liquidez) a los Estados, comprando deuda pública de éstos y del propio gobierno federal a través del Banco Central Estadounidense, el Federal Reserve Board. Este banco central tiene la doble función de controlar la inflación (tal como el BCE) y estimular el crecimiento económico y creación de empleo (lo cual brilla por su ausencia en el BCE). Si además de no tener un gobierno federal, los Ministerios de Economía proponen medidas de austeridad, exigiendo déficit público cero a los Estados de la UE, la inevitable conclusión de tales políticas es que la UE va a estar en recesión durante mucho, mucho tiempo, creando una crisis mundial que es lo que está ocurriendo. Lo que los Ministros están proponiendo es equivalente a tener unos Estados Unidos de Europa sin gobierno federal. Exigen un presupuesto equilibrado a los estados de la Eurozona sin que haya un gobierno y un Banco Central que les ayude.

Dos últimas observaciones. Una es que este aplauso a Geithner no es completo. Su resistencia a regular la movilidad internacional de capitales financieros es más que criticable. Y ahí sí que los ministros Europeos tenían más razón que Geithner. La resistencia del gobierno estadounidense (y del británico) a esta regulación es denunciable. Pero también es denunciable la enorme pasividad de la UE de atajar este tema. Existe un enorme espacio entre la retórica oficial y la práctica.

La otra es que me parece obvio que lo que están proponiendo las autoridades europeas condenará a sus economías a un enorme estancamiento e indirectamente a una enorme crisis de la economía mundial. La pregunta es por qué no cambian. Parte de ello se debe a la fuerza enorme de la ideología neoliberal, que continúa estancada en sus supuestos monetarios anti keynesianos, responsables de la Gran Recesión que desembocará en una Gran Depresión. Pero, el hecho de que esta ideología sea dominante se debe –y ahí está la raíz del problema- al enorme poder de la banca, su excesivo tamaño e influencia, que al aliarse en cada país con los elementos más reaccionarios de la gran patronal están intentando desmantelar la Europa Social. Si no se creen lo que digo, léanse los informes del Banco Central Europeo. Una de las frases más repetidas es que Europa no puede sostener sus Estados del Bienestar. Léase lo que dice el Banco de España y la Gran Patronal y verán que es una copia de lo que dice el BCE. Y de ahí que estén estableciendo las condiciones que facilitan la reducción de la protección social, tal como está intentando el Tea Party en EEUU.

El Plural, 26 de septiembre de 2011