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miércoles, 15 de noviembre de 2023

Convertirse en un atleta para superar los 100 años .

Athletics
AthleticsJOSÉ A. RODA
El ejercicio físico es uno de los principales aliados para retrasar el envejecimiento. ¿La clave? Según el doctor Peter Attia, elegir prácticas que podamos mantener toda la vida.

Decía el presidente Kennedy que el mejor momento para reparar un tejado es cuando hay sol. Del mismo modo, podríamos decir que el mejor momento para preocuparnos por nuestra esperanza y calidad de vida es cuando todavía tenemos salud. Como el elixir de la eterna juventud no existe ni todavía la ciencia ha conseguido revertir el envejecimiento de nuestras células, necesitamos encontrar una alternativa más realista y al alcance de todos. Esta consiste en convertirnos en un atleta de la vida, así lo sugiere el doctor en Medicina Peter Attia, autor del libro Outlive: The Science and Art of Longevity (supervivencia: la ciencia y el arte de la longevidad), Harmony Books, cuya publicación está siendo un best seller en Estados Unidos. Para ello, necesitamos un cambio de mentalidad, es decir, comprender y abordar el antienvejecimiento desde una estrategia proactiva, sin esperar a contraer una enfermedad o a asustarnos por la pérdida de un ser querido.

Prepararnos para convertirnos en un atleta de la vida pasa por comprender y por actuar en nuestra longevidad. Cualquiera de nosotros podría enfrentarse a los “cuatro jinetes”, que son las principales causas de muerte y de los deterioros de nuestros cuerpos: la insuficiencia cardiaca, el cáncer, las enfermedades neurodegenerativas y las disfunciones metabólicas o diabetes tipo 2. En la medida que sepamos de qué se alimentan dichas enfermedades y pasemos a la acción, estaremos mejor preparados para minimizar su impacto.

La estrategia proactiva necesita aterrizarse en tácticas concretas. Las más adecuadas las podemos intuir, como el ejercicio físico, una dieta equilibrada, una buena rutina de descanso, cuidar nuestra salud emocional y revisar las moléculas exógenas, como medicamentos, hormonas o suplementos. Pues bien, de todas ellas, curiosamente, si hubiera que destacar una, la táctica que más nos ayuda a reducir el envejecimiento es el ejercicio físico. No solo fortalece el corazón y los músculos, sino que mejora la circulación de la sangre y nuestra longevidad. De hecho, el doctor Attia aporta datos muy motivadores hasta para los más escépticos: pasar de cero minutos de ejercicio físico a hora y media a la semana puede reducir el riesgo de morir por cualquiera de los “cuatro jinetes” en un 14%. Además, un ejercicio regular sostenido nos aporta de media una década de vida más en comparación con una vida sedentaria.

Los estudios de la doctora Wendy Suzuki, profesora de Neurociencia de la Universidad de Nueva York, corroboran el refuerzo cognitivo que se produce en el cerebro con la actividad. Un ejercicio prolongado en el tiempo refuerza nuestro hipocampo y la corteza prefrontal, que son los grandes aliados a la hora de reducir las enfermedades neurológicas.

Pero aumentar nuestra longevidad a través del ejercicio físico no requiere practicar un deporte intenso. Es más, este enfoque proactivo no pivota sobre la disminución de calorías ni la búsqueda de estar más atractivos. Significa, en cambio, trabajar en las tres dimensiones fundamentales que nos defienden de los “cuatro jinetes”, independientemente de los años que tengamos: la resistencia y eficiencia aeróbica, la fuerza y la estabilidad. Por ejemplo, en el caso de la resistencia y eficiencia aeróbica, Attia sugiere entrenar cardio en la zona 2, es decir, en aquella que podemos mantener una conversación con alguien mientras entrenamos, pero lo suficientemente rápida para que la conversación sea un tanto tensa e incómoda. Es decir, una actividad aeróbica clasificada en un nivel fácil y moderado.

Igualmente, a la hora de definir nuestras actividades vale la pena centrarse en aquellas que realmente nos gustaría seguir manteniendo cuando superemos el siglo de edad. Como si tuviéramos que hacer un decatlón con aquello que realmente nos interesa. José Luis Llorente, exdeportista de élite y coautor del libro Vitamina X (Alienta, 2019), sugiere diversas actividades adaptadas a los gustos personales, desde yoga o esquí de fondo (deporte que practican personas de avanzada edad en los países nórdicos) al baile. De hecho, un experimento conducido por científicos alemanes mostró que seis meses de práctica de un programa de baile impactó, más que el simple ejercicio, en el volumen cerebral en áreas relacionadas con procesos cognitivos superiores.

Por último, cabe recordar que, aunque el deporte sea la piedra angular de nuestra longevidad, no podemos ignorar las otras prácticas fundamentales: 

-una alimentación rica en nutrientes, 
-un descanso reparador y 
-saber cuidar nuestras emociones 
son ingredientes básicos para vivir más años y en mejores condiciones.

Pilar Jericó es autora del blog Laboratorio de felicidad.

Actividades para nuestro decatlón centenario
El doctor Attia sugiere que entrenemos nuestro cuerpo centrándonos en las actividades que nos gustaría hacer cuando superemos los 100 años.

Algunos ejemplos:
— Caminar 2,5 kilómetros por un sendero montañoso. 
— Levantarnos del suelo por nuestros propios medios, apoyándonos como máximo en un brazo. 
— Recoger a un niño del suelo. 
— Colocar una maleta de nueve kilos en el compartimento superior de un avión. 
— Tener sexo. 
— Subir cuatro tramos de escaleras en tres minutos. 
— Abrir un frasco. 

martes, 9 de mayo de 2023

_- Cómo mantener fuerte y en forma un cuerpo que envejece.

_- La disminución de la fuerza muscular y ósea empieza antes de lo que imaginas. Crea un hábito de entrenamiento inteligente ahora.

Cuando somos jóvenes, el ejercicio nos permite correr una carrera después de trasnochar o surfear en la nieve con una dieta a base de Doritos. Pero a medida que envejecemos, estar en forma se vuelve mucho más importante, ya que aumenta nuestros niveles de energía, previene lesiones y mantiene ágil nuestra mente.

El envejecimiento hace que los músculos pierdan masa, la densidad ósea disminuya y las articulaciones se vuelvan más rígidas, lo que afecta al equilibrio, la coordinación y la fuerza. Al mismo tiempo, los cambios hormonales y la inflamación persistente de bajo nivel pueden preparar el terreno para enfermedades crónicas como el cáncer, enfermedades cardiovasculares y la diabetes.

Y los cambios empiezan antes de lo que uno piensa. Los músculos comienzan a encogerse a los 30 años y continúan su espiral descendente en la mediana edad, llegando a perder hasta el 25 por ciento de su masa máxima a los 60 años.

Pero hay esperanza: el ejercicio puede frenar la pérdida muscular, el deterioro cognitivo y la fatiga. “Nunca es demasiado tarde ni demasiado pronto para empezar a hacer ejercicio”, afirmó Chhanda Dutta, gerontóloga del Instituto Nacional del Envejecimiento.

Sin embargo, no puedes empezar así como así a levantar 70 kilos en el gimnasio. Empieza poco a poco, experimenta y aumenta la intensidad de manera gradual.

Los expertos sugieren ejercicios que se enfoquen en una o más de cuatro categorías de la condición física, que se deterioran con la edad: flexibilidad, equilibrio, resistencia y fuerza. Preservar la función en estos ámbitos puede evitar lesiones y discapacidades y mantenerte activo e independiente durante más tiempo.

Según Brian Feeley, jefe de medicina deportiva de la Universidad de California en San Francisco, no hay un ejercicio que funcione como una fórmula mágica para prevenir el envejecimiento. A continuación, cinco movimientos, dirigidos a diferentes zonas del cuerpo, que puedes probar.

Fortalece el tren inferior: sentadillas y escaleras
Diane Butts, actriz y modelo neoyorquina de 60 años, sube escaleras para mantenerse en forma. “Los días que no voy al gimnasio o no doy mis 10.000 pasos, me siento un poco mal”, dice Butts.Credit...Nicholas Sansone para The New York Times

Una de las formas más sencillas y eficaces de fortalecer la parte inferior del cuerpo es la sentadilla. Es importante mantener el trasero detrás de ti y los pies lo más paralelos posible.Credit...Nicholas Sansone para The New York Times

Durante el ejercicio, “podría haber lesiones cuando estás cansado y tus músculos no pueden reaccionar con tanta rapidez”, afirmó Feeley. Las sentadillas ayudan a prevenir esta fatiga al fortalecer los músculos grandes del tren inferior, a la vez que mueven varias articulaciones al mismo tiempo, lo cual mejora la resistencia general, así como el equilibrio y la coordinación.

Feeley sugiere hacer tres series de 10 a 15 sentadillas cuatro veces por semana. Para mejorar el equilibrio, hazlas con un pie o con los dos sobre una almohada. O, para centrarte en la fuerza, haz sentadillas sujetando pesos libres, cerca del pecho para empezar o extendidos delante de ti para trabajar más el tronco.

Si no te gustan las sentadillas, pero quieres fortalecer los mismos grupos musculares, intenta subir escaleras, un ejercicio que se puede adaptar a distintos niveles de condición física, según Maria Fiatarone Singh, geriatra de la Universidad de Sídney. Empieza subiendo y bajando las escaleras y poco a poco aumenta la velocidad o usa pesas en los tobillos.

Para aumentar la dificultad, sube las escaleras saltando sobre uno o dos pies, agarrándote al pasamanos si es necesario por seguridad. “Saltar es un movimiento de fuerza para los extensores de la cadera y la rodilla”, similar al entrenamiento de fuerza de los ejercicios de salto de caja, explica Fiatarone Singh. Si tienes poco tiempo, conviértelo en un ejercicio de alta intensidad, con cuatro series de cuatro minutos de esfuerzo de alta intensidad, descansando tres minutos entre series, cuatro veces por semana.

¿No dispones ni siquiera de ese tiempo? “Incluso cuatro minutos, cuatro días a la semana, mejoran significativamente la capacidad aeróbica”, afirma Fiatarone Singh.

Aumenta tu ritmo cardíaco con una caminata nórdica
La marcha nórdica utiliza la parte superior del cuerpo para impulsar el cuerpo hacia delante. Es importante mantener los brazos rectos y los bastones inclinados hacia atrás para que empujen a cada paso.Credit...Nicholas Sansone para The New York Times

A Michael Schaefer, médico de rehabilitación física de los Hospitales Universitarios en Cleveland y aficionado al esquí de campo traviesa, le encantan las caminatas o marchas nórdicas: un ejercicio para el que necesitas bastones ergonómicos que nos hacen realizar los mismos movimientos; no tiene que haber nieve.

“La caminata nórdica no tiene comparación como ejercicio aeróbico porque no solo se usan los principales grupos musculares de las piernas y las caderas, sino también el tronco, los hombros y los brazos”, explicó Schaefer. Este ejercicio reduce la presión arterial y mejora el consumo de oxígeno del cuerpo. Y cuando se recorren colinas o terrenos irregulares, se fortalecen los tobillos y se pone a prueba el sistema vestibular, un sistema sensorial alojado en el oído interno que mejora el equilibrio y la coordinación.

“Comienza con 15 a 20 minutos, tres veces a la semana y aumenta a una hora”, aconsejó Schaefer.

Tal vez te lleve algún tiempo acostumbrarte al movimiento básico —caminar con los bastones para impulsar el movimiento—, pero los videos en internet o unirte a algún grupo de caminata nórdica de tu localidad pueden ayudarte a empezar. La clave está en balancear los brazos como si fueran péndulos de un reloj, manteniendo los codos relativamente rectos, colocando el bastón detrás de ti y empujando a medida que avanza la pierna contraria.

Gillian Stewart, directora del programa de Nordic Walking UK, recomienda comprar bastones de marcha nórdica, ya que están inclinados hacia la posición que se adopta durante el ejercicio. En caso de apuro, Schaefer dice que “los bastones normales sirven”, pero no los de esquí.

Entrena el tren superior: cuélgate
No es necesario que hagas dominadas para que saques provecho de una barra de dominadas. Colgarse durante un minuto puede ser una buena forma de fortalecer el agarre y los brazosCredit...Nicholas Sansone para The New York Times

Si fuera por la kinesióloga Katy Bowman, el propósito de Año Nuevo de todo el mundo incluiría un recorrido por el pasamanos o las barras. “Es un movimiento tan primario y utiliza todas estas partes de nuestro tren superior” que de otro modo no se utilizan muy a menudo, comentó Bowman.

Colgarse de una barra horizontal fortalece el agarre de las manos y la movilidad de los hombros, así como el abdomen, además de estirar el tren superior, desde el pecho hasta la columna y los antebrazos.

Como sucede con cualquier ejercicio, lo mejor es ir poco a poco: empieza colgándote de una barra con los pies apoyados en una caja o una silla para que los músculos que no están acostumbrados a soportar una carga se acostumbren a aguantar cierta tensión. A partir de ahí, pasa a una suspensión activa, en la que los omóplatos se contraigan y desciendan (como si estuvieras a punto de empezar una dominada), el tronco y los brazos estén en tensión y las manos estén separadas al ancho de los hombros.

Balancéate levemente de adelante hacia atrás o de derecha a izquierda para trabajar aún más todos los músculos del abdomen y la columna vertebral. O mezcla tu agarre —con las manos mirando hacia afuera o hacia ti o una y una— para trabajar diferentes músculos. Un agarre con la mano viendo hacia afuera, por ejemplo, carga más los bíceps que un agarre viendo hacia adentro, que trabaja los dorsales.

Y no necesitas equipo sofisticado para colgarte. Bowman sugirió crear una estación para colgarse en tu casa con una “barra de puerta para dominadas de 20 dólares que no requiere mucho para instalarse”. Comentó que desde que instaló la suya, ha notado un aumento radical en la fuerza de su tren inferior y su agarre, lo cual está relacionado con una disminución de la mortalidad cardiovascular y por cualquier causa. Un poco da para mucho: empieza con ejercicios de 20 segundos, dos veces al día, hasta llegar a un minuto completo.

“La mejor forma de progresar es realizar ejercicios de suspensión cortos y frecuentes distribuidos a lo largo del día”, afirma Bowman. Una vez que te sientas cómodo estando colgado durante un minuto, Bowman recomienda hacer entre ocho y 10, con una hora de descanso entre ellas. Estos descansos también dan tiempo a la piel de las manos para adaptarse.

Fortalece el tronco y las caderas con un deslizador
Las planchas son una forma sencilla de fortalecer el tronco. Para aumentar la dificultad, sube las rodillas hacia el pecho. ¿Lo quieres más difícil?: utiliza deslizadores bajo los pies.Credit...Nicholas Sansone para The New York Times

Si trabajas en una oficina o en un escritorio, tanto tiempo sentado puede afectar los flexores de la cadera, los músculos que te ayudan a doblar las rodillas hacia la cintura y a estabilizar la columna vertebral. Además, encorvarse sobre el escritorio acorta los músculos del pecho y alarga los de la espalda, lo que contribuye a la aparición del cuello de texto, o de escritor, que es una distensión muscular y debilidad de la parte inferior del cuello, los hombros y la parte superior de la espalda.

Para contrarrestarlo, Nicole Sciacca, especialista en movilidad de Los Ángeles, combina las escaladoras con los deslizadores, pequeños discos sobre los que se apoyan las manos o los pies y que se deslizan libremente por el suelo (o se pueden utilizar platos de papel). Entrenar sobre una superficie inestable aumenta la intensidad del ejercicio, ya que obliga a trabajar el tronco —en especial el diafragma, el transverso abdominal y el suelo pélvico— para mantener la posición.

“Es estupendo porque obliga a fortalecer toda la parte delantera del cuerpo que permanece inactiva cuando pasas mucho tiempo frente a un escritorio o en un auto”, explica Sciacca.

Si es la primera vez que trabajas el tren superior del cuerpo y el tronco, Sciacca sugiere mantener una posición de plancha durante 30 segundos. Una vez que te sientas cómodo, coloca los pies en los deslizadores, adopta la misma posición y trabaja para mantenerte estable.

A medida que avances, mueve un pie por debajo del cuerpo hasta que la rodilla te llegue al pecho. Desliza ese pie hacia fuera mientras el otro entra. Continúa alternando los pies hasta completar tres rondas de ocho repeticiones, manteniendo el tronco fuerte y la espalda recta. También puedes intentar un esfuerzo cronometrado de 60 segundos cuando estés listo para hacer más. Las variaciones incluyen llevar las rodillas hacia adentro y luego hacia afuera al mismo tiempo o barrer las piernas hacia afuera en un movimiento de salto.

Mejor
La espuma es una buena forma de aumentar la elasticidad de la fascia. Experimenta entre rodar antes y después de un entrenamiento y las partes del cuerpo que más se benefician.Credit...Nicholas Sansone para The New York Times

Tala Khalaf, fisioterapeuta de la Universidad de Stanford en Palo Alto, California, considera que la fascia —un sistema de tejido conectivo que envuelve nuestros músculos y órganos— es la Cenicienta de la medicina ortopédica. Durante años, este tejido, repleto de nervios sensoriales y que puede parecer una especie de envoltura alrededor de los músculos o dentro de ellos, ha permanecido en la oscuridad, ignorado y minimizado.

Pero investigaciones de la última década han revelado que el tejido fascial es un componente crucial del sistema musculoesquelético. A medida que envejecemos, la fascia pierde flexibilidad y elasticidad, lo que contribuye al dolor de espalda, la rigidez y la limitación de la amplitud de movimiento.

Khalaf, quien también es miembro del cuerpo docente del Programa de Residencia Clínica de Fisioterapia Ortopédica de la Universidad de Stanford, explica que una solución son los rollos de espuma, que masajean los pliegues de la fascia y mejoran la flexibilidad. Lo mejor de todo es que los movimientos básicos son sencillos y rápidos. Las zonas más comunes son las pantorrillas, los muslos y la espalda. Experimenta para ver qué ejercicios proporcionan más alivio.

Un programa de ejercicios para que empieces
Ahora, únelo todo, con el objetivo de ejercitarte al menos cinco días a la semana. Feeley recomienda mezclar y combinar ejercicios que incidan en las cuatro dimensiones de la forma física, pero señala que los componentes pueden reorganizarse, dependiendo de lo que te guste y quieras mejorar.

Día 1:
Sentadillas/escaleras
Rollo de espuma
Caminata nórdica

Día 2:
Escaladoras
Colgarse
Caminata nórdica

Día 3:
Sentadillas/escaleras
Rollo de espuma

Día 4:
Escaladoras
Rollo de espuma
Caminata nórdica

Día 5:
Sentadillas/escaleras
Colgarse

viernes, 30 de septiembre de 2016

¿Hay una quinta fuerza de la naturaleza? Una señal de un experimento de física húngaro apunta a la posibilidad de que exista una fuerza de la naturaleza más allá de las cuatro que se conocen hasta ahora

Todos, aunque no tengamos ni idea de física, hemos experimentado los efectos de las cuatro fuerzas fundamentales de la naturaleza. La gravedad nos pega al suelo, la interacción nuclear fuerte se rompe a base de bombardeos con neutrones para producir energía en las centrales atómicas, la radiación electromagnética que generan el Sol o las bombillas nos ilumina y la interacción nuclear débil, quizá la más esotérica, produce nuevos elementos y permite, por ejemplo, la datación por carbono 14.

Con estos antecedentes, cuando desde principios de este año comenzó a hablarse del posible descubrimiento de una quinta fuerza, muchos trataron de imaginar un fenómeno parecido que se nos hubiese podido escapar. Sin embargo, aún queda mucho para poder confirmar el hallazgo y los efectos de esa quinta fuerza no serían tan evidentes como los de las cuatro anteriores.

Si al final tiene éxito y no queda aplastada por nuevos datos que la refuten, la historia de esta revolución comenzará a contarse en Hungría. Allí, en el Instituto para la Investigación Nuclear de la Academia Húngara de ciencias en Debrecen, Attila Krasznahorkay y su equipo observaron un fenómeno extraño en un experimento diseñado para buscar “fotones oscuros”, un tipo de partículas que ayudarían a entender qué es la materia oscura. En su búsqueda, disparaban protones a unas dianas de litio, generando núcleos de berilio 8, un elemento inestable que, por efecto de la fuerza nuclear débil, se desintegraba produciendo electrones y positrones.

Buscando entre las partículas producidas en esos choques, encontraron una anomalía que solo eran capaces de explicar si existiese una partícula aún desconocida. Se trataría de un bosón ligero, solo 34 veces más pesado que un electrón, algo que permitiría su detección sin una máquina descomunal como el LHC, necesaria para generar bosones pesados como el higgs. Eso haría asequible para muchos grupos del mundo el estudio de ese rango energético en busca de la nueva partícula, pero también plantea la cuestión de por qué no se ha encontrado antes.

El trabajo húngaro ganó relevancia internacional cuando un grupo de físicos teóricos de la Universidad de California en Irvine liderado por Jonathan Feng tomó sus datos y trató de explicar su significado en un reciente artículo publicado en la revista Physical Review Letters. Según ellos, no se trataría de un fotón oscuro, sino de un bosón. El motivo por el que no se habría encontrado hasta ahora, pese a que hay aceleradores capaces de generar partículas de esa masa desde los años cincuenta, es que no interactuaría con protones, y solo se relacionaría con electrones y fotones de una forma débil. Ahora que otros grupos saben dónde buscar, podrán dedicar sus experimentos a la búsqueda de nuevos datos que confirmen o descarten la existencia del bosón X.

“Con los experimentos que hay en marcha y los que están a punto de arrancar, se podrá comprobar en uno o dos años si esa partícula existe”, señala Eduard Massó, catedrático de Física Teórica en la Universidad Autónoma de Barcelona. No obstante, Massó recuerda que la experiencia muestra que a veces hay señales de física exótica que al final son efectos de los propios experimentos que no se han interpretado bien. Sobre la posibilidad real de que la señal observada por el equipo húngaro se confirme como el indicio de esa nueva fuerza de la naturaleza, otro físico responde con humor: “Hay rumores sobre la existencia de un templo oculto en las profundidades del Himalaya, dedicado únicamente a servir de mausoleo a las quintas fuerzas difuntas”.

El escepticismo sobre los resultados del grupo húngaro se alimenta además por dos anuncios previos que acabaron en nada. Según contaba a la revista Quanta el investigador de la Universidad del Estado de Míchigan (EE. UU.) Oscar Naviliat Cuncic, en 2008 afirmaron haber descubierto un bosón de 12 megaelectronvoltios y en 2012 otro de 13,5. Ambos hallazgos desaparecieron cuando se obtuvieron nuevos datos con mejores detectores.

Lo que pasaría si se encuentra
A la espera de que la comunidad científica averigüe si el bosón X es o no una realidad, Massó adelanta qué significaría esa quinta fuerza que, en principio, no tendría una influencia tan evidente en nuestra vida como las cuatro que conocemos hasta ahora. “En el nivel más entusiasta, encontrar esta partícula que se acopla de una forma tan precisa y tan especial a las otras partículas, supondría una revolución. Sería la punta del iceberg de una nueva física, porque existe la posibilidad de que la materia oscura tenga interacciones más allá de las gravitacionales, que no nos dan mucha información sobre esas partículas”, indica. “Muchos experimentos para buscar la materia oscura no han dado los resultados esperados y es posible que sea algo muy diferente de lo que se había supuesto. Es posible que sean partículas de lo que a veces se llama un mundo shadow [de sombra] que contactaría con el nuestro a través de unas interacciones mediadas por esa quinta fuerza, que sería como un puente entre nuestro mundo y el de la materia oscura”, plantea.

En un segundo escenario, es posible que “esta quinta fuerza no tenga consecuencias para nuestra vida”, apunta Massó. Sin embargo, podría servir para acercarse a una teoría que unifique las cuatro grandes fuerzas, algo a lo que Einstein dedicó los últimos años de su vida. Aunque en los años sesenta se vio que a altas energías las fuerzas electromagnética y nuclear débil se podrían explicar como una sola, los esfuerzos para hacer lo mismo con el resto no han tenido éxito. Quizá este nuevo bosón podría servir para lograr lo que no consiguió el descubridor de la Relatividad.

http://elpais.com/elpais/2016/08/31/ciencia/1472658226_451236.html?rel=lom

miércoles, 13 de agosto de 2014

La fuerza de voluntad

Cuando aparcamos proyectos por pereza y falta de esfuerzo, nos sentimos mal
No busque más justificaciones para su actitud y dele al modo acción

¿Cuántos proyectos, sueños y oportuni­dades ha dejado pasar por falta de voluntad? Muchos. ¿Y cómo se ha sentido? Mal, rematadamente mal. ¿Y qué le ha dicho su crítico interior? “Eres un vago, todo te da pereza, es imposible conseguir algo en la vida si no te implicas y te esfuerzas”. Cuando no tenemos fuerza de voluntad nos descalificamos sin piedad. Es de las flaquezas que menos nos perdonamos, porque la lectura que sacamos de nosotros es debilidad, falta de compromiso, dejadez y holgazanería. Los errores cometidos por su valentía, tienen perdón. No alcanzar los objetivos cuando uno no se esfuerza, no.

Pero no solo es crítico usted con su desidia, también el resto de la sociedad: familiares, profesores, entrenadores, amigos, incluso su pareja. Nadie se queda inmune ante la dejadez, que es una de las debilidades más criticadas. El mundo se divide entre los voluntariosos, capaces de invertir en esfuerzo y trabajo para lograr un proyecto, y los que no lo son.

Esa fuerza es la capacidad que tenemos para decidir qué hacer, y optar por un determinado tipo de comportamiento. Y se asocia con el ahínco necesario para alcanzar objetivos que a corto plazo suponen un sacrificio, pero que benefician a largo plazo. Y aquí es donde aparece el primer problema: el sacrificio inmediato. Cuesta mucho pensar en el largo plazo.

La voluntad no es innata. Así que deje de lamentarse por no haber sido agraciado por la fortuna de la voluntad, y arremánguese para tenerla de su lado.

Deje de etiquetarse. Y de tener expectativas negativas sobre usted mismo. Que los demás le juzguen tiene un pase, que se machaque usted a sí mismo, no. Si cree que volverá a postergar y fallar en el intento, al final es lo que conseguirá: abandonar. Coja su idea con ilusión, enamórese de ella y espere cosas buenas de usted y de la relación que ahora comienza con este nuevo propósito. Se puede equivocar todas las veces que sea necesario; lo que debe rechazar es no verse capaz de cometer errores y tirar adelante. ¿De verdad que va a permitir que la falta de voluntad le frene? Deje de justificarse y dele al modo acción.

Leer más, Fuente: El País Semanal. Más psicología, aquí.