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viernes, 31 de diciembre de 2010

Making miniature machines, with Hamilton Smith

At this year's Nobel Laureate Meeting in Lindau, Germany, scientist Hamilton Smith shared insights with a young bioengineer
(The 60th Annual Lindau Meeting: Nobelists Inspire the Next Generation of Scientists The interdisciplinary meeting gathered 61 Nobel laureates in physiology or medicine, physics and chemistry, along with 650 young researchers from 70 countries at Germany's Lindau Island in Lake Constance from June 27 to July 2. Laureates presented recent research results, reflected on their careers and floated new ideas during lectures and discussions between the two generations.) (of Scientific American)

miércoles, 6 de octubre de 2010

Invertir en cerebros para salir de la crisis

Mientras en España se anuncian nuevos recortes para las partidas de I+D, que se suman a los del curso pasado, en Alemania se ha alcanzado un pacto por la investigación, con amplio consenso de las fuerzas políticas y los agentes económicos y sociales, que garantiza presupuestos adicionales para las distintas instituciones científicas germanas.
Mientras en España se anuncian nuevos recortes para las partidas de I+D, que se suman a los del curso pasado, en Alemania se ha alcanzado un pacto por la investigación, con amplio consenso de las fuerzas políticas y los agentes económicos y sociales, que garantiza presupuestos adicionales para las distintas instituciones científicas germanas. Peter Gruss, presidente de la Sociedad Max Planck, el buque insignia de la investigación de excelencia alemana, cree que la medida persigue reforzar la competitividad, especialmente respecto a la pujanza de China, y asegurar una rápida salida a la crisis actual.
Pregunta. Varios países europeos están recortando sus presupuestos en I+D, pero Alemania sigue el camino opuesto. ¿A qué lo atribuye?
Respuesta. Estamos convencidos de que la investigación es la piedra angular para el desarrollo económico y social de nuestro país y también de Europa. De ahí que nuestros agentes políticos y económicos hayan pactado un aumento sostenido de los presupuestos en I+D durante los próximos cinco años. Para la Sociedad Max Planck el aumento supone 250 millones de euros [sobre un presupuesto de 1.600 millones].
P. ¿Para qué invertir más en un país como el suyo?
R. En números absolutos, la inversión de China en I+D es mayor que la europea y para 2015 probablemente supere a la de EE UU; nos han superado ya como país exportador en productos de calidad. La única forma de ser competitivo, como lo está siendo China, es invertir más y mejor en innovación.
P. ¿En qué hay que invertir para conseguir buenos resultados?
R. Para que la inversión tenga sentido es necesario un sistema de investigación funcional, lo cual implica tener capacidad para mejorar productos y tecnologías, al mismo tiempo que mecanismos para favorecer innovaciones disruptivas, aquellas que marcan un antes y un después.
P. ¿Qué papel tiene en este esquema la investigación básica?
R. Es esencial. Mire si no lo que está ocurriendo con la biotecnología, de la que surgen casi el 70% de los productos farmacéuticos. En ningún caso habría sido posible sin el concurso de la ciencia básica. Nuestros economistas nos dicen que es preciso potenciarla y al mismo tiempo invertir más que nuestros competidores para ser competitivos comercialmente.
P. Pero lo normal es que las empresas y los Estados no inviertan en plena crisis.
R. Cada crisis nos proporciona una oportunidad. Todo el mundo sabe que hay una clarísima correlación entre inversión en I+D y éxito comercial. Un político bien asesorado sabe que invertir ahora en ciencia de frontera es crucial para el desarrollo y la innovación.
P. La pregunta es cómo y en qué.
R. En nuestro caso, alcanzando el 3% del PIB para mantener la competitividad con respecto a Estados Unidos y China. Europa debe hacer un esfuerzo, puesto que muy pocos países invierten cifras similares. (PETER GRUSS Presidente de la Sociedad Max Planck (Alemania)) Más aquí en "El País".

martes, 8 de junio de 2010

La ciencia y la universidad reivindican el pensamiento crítico

Más de 900 científicos y universitarios de 45 universidades públicas españolas y de los Organismos Públicos de Investigación suscriben un manifiesto en defensa del pensamiento crítico y convocan a un acto el 9 de junio en Madrid

Recientemente se ha ido creando en las universidades públicas y en los centros públicos de investigación (OPIs), un sordo pero creciente malestar. Un malestar latente debido en parte a los recientes acontecimientos económicos, políticos y sociales de nuestro país y la forma en que las autoridades los han gestionado, pero también, y sobre todo, al efecto de las campañas de acoso y derribo que algunas corporaciones financieras y la amalgama ideológica liberal-conservadora vienen orquestando contra la universidad pública y contra los intelectuales y científicos que se han manifestado con espíritu crítico en los debates sobre nuestro modelo político, económico, institucional o judicial.

Una de las paradojas, casi esperpéntica, a que ha dado lugar esta campaña mediática, es que actualmente se viene presentado como alternativa a la gobernanza en la universidad pública un tipo de gestión, antidemocrático y sujeto a la dictadura del mercado que, como todo el mundo sabe, está en la base de la crisis que padecemos.

También ha contribuido al aumento de este malestar difuso el recorte de los presupuestos dedicados a las universidades públicas y la reducción de las partidas presupuestarias dedicadas a financiar la investigación científica, que han castigado particularmente al sector público.

Al malestar creado por “el mal gobierno” se une ahora, en nuestro caso, una creciente preocupación por las actuaciones de la derecha política y, en particular, la ofensiva contra los que, desde la ciencia, la política o la cultura, han manifestado públicamente posiciones críticas ante la decepcionante respuesta política y judicial al clamor de las víctimas del franquismo, la lentitud e inoperancia de la justicia y la persecución al juez que se atrevió a dar voz a las reivindicaciones de las víctimas.

Un caso especialmente grave ha sido la campaña de acoso y desprestigio del Rector de la Universidad Complutense de Madrid, Carlos Berzosa, precisamente por haber autorizado un acto de reivindicación de la memoria histórica y en defensa de Garzón. El hecho de que esta nueva campaña haya sido liderada por la propia presidenta de la Comunidad de Madrid explica, sin más, que en algunos casos el malestar y la preocupación se estén convirtiendo en animadversión.

Creemos que ha llegado el momento de manifestar en público el malestar latente y de hacer frente al miedo ante la situación que se está creando en el país. Tenemos suficientes razones para pensar así. Entendemos que la generación de conocimiento y la capacidad de crítica son misiones sustanciales de la universidad y son también parte del espíritu científico cuando éste se quiere a la vez cívico y ciudadano. Reivindicamos, pues, el pensamiento crítico. Y pensamos que reivindicar aquí y ahora el pensamiento crítico, como científicos y como intelectuales, incluye asumir la responsabilidad de nuestro trabajo, responsabilidad que ha de ser tanto mayor cuanto más se goza de ese privilegio que es contribuir a la producción y generación de conocimiento. No sólo eso: creemos que el tiempo del silencio ha concluido...

Como integrantes de la comunidad científica, como científicos de la naturaleza y de la sociedad, como humanistas amigos de la ciencia y como defensores de una cultura que quiere romper con los compartimentos estancos y con las Torres de Babel;...

Queremos intervenir en el debate público por solidaridad con otros, que lo merecen, por razones morales y por razones políticas. Es nuestra responsabilidad pero también nuestro derecho porque en estas cuestiones se dirimen principios y valores fundamentales para la convivencia y el futuro de nuestro país. Para ello, los firmantes hemos convocado un acto en la sede central del CSIC el próximo 9 de junio a las 18.30 horas. 

(TRIBUNA: F. MAYOR ZARAGOZA, F. FERNÁNDEZ BUEY Y J. ÁVILA “El País” 08/06/2010)

sábado, 5 de junio de 2010

La Ciencia en España.

Con satisfacción y cierto regusto triunfalista, varios ministros del Gobierno proclaman últimamente que España es la novena potencia científica del mundo. Incluso en el anteproyecto de Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, que ahora discute el Parlamento, se señala esta posición destacada de la investigación española en el muy competitivo ámbito internacional, por más que resulte chocante recoger en una norma hecha para durar un dato que puede ser coyuntural, como toda posición estadística en un mundo cambiante.

Es una buena noticia ese noveno puesto, pero conviene echar un vistazo a la lista para situarnos con mayor realismo: por detrás de España, a escasa distancia, se sitúan gigantes emergentes como Corea del Sur (puesto 11), India (12) o Brasil (15), con Australia en el décimo lugar. Por delante, lo esperable: EE UU, Japón, Alemania, Inglaterra, Francia, China, Canadá e Italia. Es cierto que en un par de décadas el sistema de investigación español ha pasado de ser casi inexistente -en términos de comunidad científica moderna- a alcanzar un tamaño y un nivel respetados. Actualmente, hay en España unos 130.000 científicos, y el Plan Nacional de I+D+i financia a unos 10.000 grupos de investigación (aproximadamente 60.000 personas), según datos de Ciencia e Innovación.

El triunfalismo político puede matizarse con una simple distinción: ese noveno puesto mundial se refiere a la cantidad de ciencia producida en España, mientras que la clasificación por la calidad, por su repercusión y efecto, ya nos coloca varios puestos más abajo (el 14), incluso notablemente más abajo, rondando el 20, según baremos de precisión.

"No hay traza alguna de que España compita por premios Nobel y eso es un síntoma tan claro como preocupante", afirma el matemático Juan Luis Vázquez, de la Universidad Autónoma de Madrid. Para muchos expertos es urgente reorganizar la ciencia española de manera que se promueva intensamente la investigación de excelencia, y cuando se habla de tecnología, la cosa es inaplazable porque en patentes descendemos hasta la posición 30 mundial. Además, estar más arriba en cantidad que en calidad seguramente implica que no se están utilizando los recursos adecuadamente.

"Hacen falta medidas que impulsen la calidad, con apoyo institucional a la excelencia", destaca Rafael Rodrigo, presidente del CSIC. "Hemos pasado demasiado tiempo haciendo ciencia razonablemente buena y ahora tenemos que apostar mucho más por la selección de la calidad investigadora, dar la batalla por la excelencia", opina Luis Oro, director del Instituto de Catálisis (Universidad de Zaragoza)...

cuando se dice que España es la novena potencia, se refiere a la cantidad de artículos que los investigadores españoles publican al año en esas revistas de referencia.

Lo de la calidad es más complejo, pero la ciencia está bien organizada y se mide. La regla se sustenta en aquella frase de Isaac Newton acerca de que había logrado mirar más lejos que nadie porque se había subido a hombros de gigantes. En ciencia no surgen los avances desde cero, sino que cada investigador parte del conocimiento previamente adquirido para hacer su descubrimiento -o para demostrar que lo que se creía sabido es falso o no del todo correcto-. Esto se traduce, en el entramado de los artículos en las revistas científicas, midiendo las citas que el resultado de un investigador logra por parte de sus colegas, ya que cada aportación debe señalar en qué trabajos previos -hombros de gigantes- se sustenta. Así, el indicador genérico de calidad es el de citas por artículo, el llamado factor de impacto. El sistema resalta los descubrimientos que se consideran interesantes, las aportaciones significativas que pueden cimentar el progreso de la ciencia y sus repercusiones económicas y sociales.

Al comparar los dos indicadores se obtiene un retrato más fiel de la capacidad científica de un país, de una institución o de un área que fijándose solo en la cantidad de artículos publicados. En la clasificación ISI Web of Knowledge, la más antigua y una de las más utilizadas, la biología y bioquímica española, por ejemplo, ocupa el puesto nueve por número de artículos, pero pasa al 12 cuando se miden las citas, es decir, el impacto o la calidad. En química, la cantidad sigue en el nueve, pero la calidad sube al séptimo lugar; en física, en el nueve y en el 11 respectivamente. No parece que las cosas vayan mal. Pero una clasificación que afina más, la SCimago Journal and Country Rank, ordena, por ejemplo, los 25 países que producen cada año más de 1.000 artículos científicos atendiendo a las citas que tiene, es decir, al reconocimiento que merecen. En esa clasificación España está en el puesto 20, por detrás no solo de las potencias, sino también de países como Irlanda o Nueva Zelanda, y en la clasificación general ocupa el puesto 14. Pero las miradas están puestas en la evolución de países como Brasil, India o China, sobre todo este último, que de 1998 a 2008 ha incrementado su producción científica en un 240%... Continuar aquí. (De "El País" 5 de junio 2010)

viernes, 8 de enero de 2010

China lucha contra la tendencia tradicional, está iniciando la atracción de científicos a sus Universidades.

¿Es la señal inequivoca del cambio que se aproxima en el mundo?

BEIJING - Científicos de los Estados Unidos no se sorprendieron demasiado cuando en 2008 el prestigioso Instituto Médico Howard Hughes en Maryland otorgó una beca de investigación de 10 millones de dólares a Shi Yigong un biólogo molecular de La Universidad de Princeton.

El Dr. Shi, con sus estudios sobre células ya había abierto una nueva línea de investigación en el tratamiento del cáncer. En Princeton, el laboratorio ocupaba un piso entero y tenía un presupuesto anual de 2 millones de $.La sorpresa -de hecho supuso un shock- llegó pocos meses después, cuando el Dr. Shi, un ciudadano naturalizado estadounidense y después de 18 años de residencia en los Estados Unidos, anunció que se iba para dedicarse a la ciencia para el bien de China. Rechazó la última oferta que le habían hecho en Maryland, renunció a la facultad de Princeton y se convirtió en el decano de ciencias de la vida en la Universidad Tsinghua en Beijing.

"Hoy en día, muchas personas no entienden por qué volví a la China", dijo recientemente ante una aglomeración de visitantes en su despacho de Tsinghua. "Sobre todo después de alcanzar mi posición, renunciando a todo lo que tenía."

"Fue una de nuestras estrellas," dijo por teléfono, Robert H. Austin, un profesor de física de Princeton. "Pensé que estaba completamente loco."

Los líderes de China no lo están. Decididos a revertir la fuga de talentos que acompañó a su apertura al mundo exterior en los últimos tres decenios, están utilizando sus amplios recursos financieros ahora - y un poco de orgullo nacional - para atraer a científicos y estudiosos de origen chino.

Occidente, y los Estados Unidos en particular, siguen siendo los lugares más atractivos para que muchos especialistas chinos estudien y hagan investigación. Pero el retorno del Dr. Shi y algunos otros científicos de alto nivel es una señal de que China está triunfando más rápido de lo que muchos expertos esperaban y reduciendo la distancia que le separa de las naciones tecnológicamente avanzadas.

El gasto de China en investigación y desarrollo ha aumentado constantemente durante la década y ahora asciende a 1,5 por ciento de producto interno bruto. Estados Unidos aporta el 2,7 por ciento de su PIB a la investigación y el desarrollo, pero la participación de China es mucho mayor que la mayoría de los otros países en desarrollo.

Los científicos chinos también están bajo mayor presión para competir con los de fuera, y en la última década se cuadruplicó el número de artículos científicos que se publicó por año. En el total de 2007 fue el segundo país después de los Estados Unidos...

(Por Sharon La FRANIERE) Continuar leyendo en el NYT aquí.