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lunes, 12 de febrero de 2024

Cómo reconfiguré mi cerebro en 6 semanas

Melissa Hogenboom
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Hogenboom se embarcó en un curso de seis semanas sobre alteración cerebral.

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Cada vez hay más pruebas de que cambios simples y cotidianos en nuestra vida pueden alterar nuestro cerebro y cambiar su funcionamiento. Melissa Hogenboom, periodista de la BBC, sometió su propio cerebro a un escaneo para averiguarlo.

"Es sorprendentemente difícil no pensar en nada en absoluto", pienso mientras estoy recostada dentro de las fauces de una máquina que escanea mi cerebro.

Me dicen que me concentre en una cruz negra mientras la máquina de imágenes de resonancia magnética funcional (IRMf) hace su ruidoso trabajo.

También me resulta imposible mantener los ojos abiertos. El zumbido del escáner es algo hipnótico y me preocupa un poco quedarme dormida y que esto afecte cómo aparezca mi cerebro en las imágenes resultantes.

Como periodista científica siempre me ha fascinado el funcionamiento de la mente, y por eso me encontré dentro de un escáner del Hospital Royal Holloway, de la Universidad de Londres, para que me examinaran el cerebro antes de embarcarme en un curso de seis semanas sobre alteración cerebral.

Mi objetivo es investigar si existe alguna manera de que nosotros mismos podamos influir en un cambio cerebral significativo.

Al alterar aspectos de mi vida diaria, esperaba descubrir si era posible fortalecer conexiones cruciales en nuestro cerebro y mantener nuestra mente más saludable en el proceso. En el transcurso aprendí técnicas que todos podemos usar, con algunos resultados poderosos.

Neuroplasticidad y atención plena
Nuestro cerebro tiene una capacidad increíble para adaptarse, aprender y crecer porque, por naturaleza, es plástico, es decir, cambia.

Esto se llama neuroplasticidad, que simplemente significa la capacidad del cerebro para adaptarse y evolucionar con el tiempo en estructura y funcionamiento.

Alguna vez se pensó que esto se limitaba a la juventud, pero ahora sabemos que es una fuerza constante que moldea quiénes somos. Cada vez que aprendemos una nueva habilidad, nuestro cerebro se adapta. 

Cerebro

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Nuestro cerebro es, por naturaleza, muy plástico.

 Neurocientíficos y psicólogos están descubriendo ahora que tenemos el poder de controlar eso hasta cierto punto. Y hay buenas razones para querer estimular nuestro cerebro: un número cada vez mayor de estudios sugiere que eso puede desempeñar un papel en el retraso o la prevención de enfermedades degenerativas cerebrales.

Entonces, con la ayuda de Thorsten Barnhofer, profesor de psicología clínica de la Universidad de Surrey, en Reino Unido, eso fue lo que me propuse hacer.

Actualmente, él está realizando un estudio sobre los efectos del mindfulness -o atención plena en el aquí y ahora- en el manejo del estrés y las emociones difíciles, con especial atención en personas con depresión severa.

Me sorprendió que algo tan simple como la atención o conciencia plena pueda desempeñar un papel tan crucial para mantener nuestra mente sana.

Las investigaciones demuestran que la atención plena es una forma sencilla pero poderosa de mejorar varias funciones cognitivas. Puede mejorar la atención, aliviar el dolor y reducir el estrés.

Se ha descubierto que después de sólo unos meses de entrenamiento de mindfulness, ciertos síntomas de depresión y ansiedad pueden aliviarse, aunque, como ocurre con cualquier problema de salud mental complejo, esto, por supuesto, puede variar según las circunstancias individuales.

Y eso no es todo. La atención plena puede cambiar el cerebro. Esto se debe a que, cuando los niveles de la hormona del estrés, el cortisol, aumentan y permanecen altos, esto "puede volverse tóxico para el cerebro", afirma Barnhofer.

El estrés también puede inhibir directamente la neuroplasticidad, por lo que controlarlo permite que el cerebro siga siendo más plástico.

Experimento
La pregunta es, ¿funcionará esto en mi cerebro? Durante seis semanas, Barnhofer modificó un curso de investigación sobre mindfulness para que yo lo probara. Durante 30 minutos al día, ya fuera en una sola sesión o en dos sesiones de 15 minutos, practiqué una meditación guiada de atención plena escuchando una grabación. 

Melissa Hogenboom
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Hogenboom practicó durante seis semanas meditación plena todos los días durante 30 minutos.

Además, tuve una sesión de meditación semanal con Barnhofer, quien me guió a través de Zoom. Se puede acceder al curso completo de mindfulness en internet de forma gratuita.

Mis instrucciones eran estar lo más consciente posible del momento presente y prestar atención a cosas que normalmente ignoraba, como hacia dónde van mis pensamientos y qué ocupa mi mente de un momento a otro.

También me animó a ser más consciente en la vida diaria, por ejemplo, cuando cocino o corro, a concentrarme realmente en el momento, a devolver mi mente a lo que estaba haciendo y a darme cuenta de la frecuencia con la que divagaba.

Lo fascinante de esta área de investigación es que la atención plena, que parece ser un proceso tan simple, puede tener un efecto mensurable.

"Lo que hace la atención plena es amortiguar el estrés, te hace consciente de los desafíos y de esas respuestas más meditabundas, de la tendencia a preocuparse", explica Barnhofer.

Aunque quizás no soy una candidata ideal (mis niveles de estrés, que se midieron antes y después del proceso, son generalmente bajos), aun así sentí un beneficio.

Tan pronto como comencé una sesión, sentí que el primer o segundo minuto eran fáciles. Me concentraba en mi respiración o en partes de mi cuerpo según las instrucciones. Pero en cualquier momento de silencio mi mente se embarcaba en viajes en el tiempo.

Pensaba en una conversación con un amigo de hace semanas, luego pasaba en segundos a pensar en programar una cita con el dentista, luego en una próxima fecha límite de trabajo... Y así sucesivamente.

Thorsten Barnhofer Pie de foto,

Thorsten Barnhofer, profesor de psicología clínica, explica cómo la atención plena puede moldear el cerebro.

En rápida sucesión, pude ver con qué velocidad mi mente pasaba de un pensamiento a otro. Si aceleras esto, todo puede volverse extremadamente agotador.

"La divagación mental es algo que, por supuesto, puede resultar útil en muchos sentidos", afirma Barnhofer. "Podría ayudarnos con la creatividad, pero también es algo que puede ser malo. Y aquí es donde entra el pensamiento repetitivo, el pensamiento meditabundo, la preocupación. Y esos son los factores que aumentan el estrés una vez que éste surge".

Cuando comencé a darme cuenta de esto, tenía más sentido que esta brillante capacidad que todos tenemos de pensar en el futuro, planificar y preocuparnos pueda ser debilitante si nos excedemos.

En otras palabras, revelar el funcionamiento de nuestra propia mente es un primer paso crucial para dejar de lado parte de ese estar constantemente ocupado.

Relación cerebro/cuerpo
A lo largo de las seis semanas que pasé en este curso de atención plena, también dediqué tiempo para filmar a otros neurocientíficos para mi documental "Brain Hacks" (Hackers cerebrales) para ver si había "hackeos" coincidentes que pudiera implementar.

Por ejemplo, la evidencia muestra que tanto la meditación como el ejercicio aumentan la plasticidad.

Meditación FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES Pie de foto,

La meditación como el ejercicio aumentan la plasticidad cerebral.

No aumenté mis niveles normales de ejercicio, pero sí me esforcé por correr más rápido: corría regularmente 5 km en mi parque local montañoso en aproximadamente 21 minutos.

Saber que esto también podría ayudar a estimular mi cerebro me mantuvo motivada. "La actividad física facilita el proceso de plasticidad", dice Ori Ossmy, profesor de desarrollo cerebral y cognitivo de Birkbeck, Universidad de Londres.

"Si lo combinas con tareas cognitivas para mejorar las habilidades que te interesan, probablemente podrás hacerlo de una manera mejorada", dice.

Esto tiene sentido dada la estrecha relación entre la salud de nuestro cuerpo y nuestro cerebro, coincide Gillian Forrester, profesora de cognición comparada en la Universidad de Sussex, en Reino Unido. "Nuestra salud física y nuestra salud mental están absolutamente entrelazadas para crear una calidad de vida", dice.

La salud física también está ligada a la salud cognitiva. Es mediante el estudio de los bebés que científicos como Forrester están aprendiendo a ver el vínculo cerebro/cuerpo en acción.

En el nuevo Baby Lab (Laboratorio del bebé) de la Universidad de Birkbeck, Forrester me mostró su último proyecto llamado Baby Grow (Desarrollo del bebé). El estudio controlará el crecimiento de bebés durante sus primeros 18 meses, con el objetivo de detectar signos de trastornos cognitivos antes de que se hagan evidentes.

¿Y la razón por la que es crucial hacerlo tan pronto? Esto también está ligado a la neuroplasticidad. El cerebro de un niño es especialmente plástico en sus primeros años de desarrollo: se crean nuevas conexiones y redes neurológicas a un ritmo frenético a medida que crecen y aprenden sobre su entorno.

Esto significa que es potencialmente mucho más fácil aplicar intervenciones para quienes las necesitan durante este estado tan plástico.

Ésta es una de las razones por las que Forrester cree que es tan importante aprender más sobre los procesos cotidianos que ayudan a moldear el cerebro.

Neurorrehabilitación
La misma idea también entra en juego cuando los pacientes se recuperan de lesiones cerebrales graves.

Me reuní con Angelo Quartarone, director científico del Centro Neurolesi Bonino Pulejo, un centro de lesiones cerebrales en Sicilia, Italia.


Melissa Hogenboom
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Aprender nuevas cosas ayuda al cerebro a seguir creciendo.


El experto es testigo de la plasticidad en acción todos los días. "Incluso en las peores condiciones el cerebro de alguna manera ayuda a repararse a sí mismo... Con la neurorrehabilitación podemos acelerar la recuperación", afirma.

Su equipo utiliza diversos métodos para ayudar a la rehabilitación, incluida la robótica, la realidad virtual y la colocación de corrientes eléctricas en el cerebro. "Una pequeña cantidad de corriente puede interactuar con los mismos mecanismos que intervienen en las técnicas de neurorrehabilitación", afirma. "Así que tienes un doble golpe".

Me sorprendió saber que uno de sus pacientes, que había perdido fuerza en las extremidades derechas, pudo forjar nuevas conexiones neuronales con juegos de computadora simulados. Esto le ayudó a recuperar las habilidades motoras perdidas.

Este tipo de mejora cerebral es algo de lo que todos podemos aprender. Está claro que practicar nuevas habilidades y exponernos regularmente a situaciones nuevas ayuda al cerebro a seguir adaptándose y creciendo.

Así fue como me encontré pidiendo tomates secos en italiano y recibiendo una rápida lección sobre cómo tocar una pandereta tradicional siciliana, antes de sentarme al pie del Monte Etna y meditar. Por supuesto, tengo que añadir una gran advertencia. Soy una muestra del tamaño de uno, y mucho de esto fue ilustrativo más que científico.

Cambios estructurales
Al final de las seis semanas, tenía mucha curiosidad de ver si todo este trabajo tenía algún efecto en mi cerebro.

Después de otro escáner cerebral y de cierta inquietud sobre lo que podría haber sucedido dentro de mi cabeza en las semanas intermedias, visité a Barnhofer en la Universidad de Surrey para averiguarlo.

Había estado analizando y comparando mis dos escáneres cerebrales hasta bien entrada la noche.

El resultado fue que la estructura de mi cerebro había cambiado. Y se pudieron ver algunos cambios mensurables.

La mitad de mi amígdala (una estructura con forma de almendra importante para el procesamiento emocional) había reducido su volumen en el lado derecho. El cambio era mínimo pero mensurable.

Pero lo interesante es que esto concuerda con la literatura científica que muestra que la atención plena puede reducir su tamaño porque amortigua el estrés que se observa en la amígdala.

Cuando experimentamos más estrés, la amígdala crece. Cuando empezamos no me sentía particularmente estresada, pero aun así, fue emocionante ver un cambio.

El otro cambio fue en mi corteza cingulada, parte del sistema límbico que está involucrado en nuestras respuestas emocionales y de comportamiento.

También es importante para la red neuronal por defecto (RND), una región que se activa cuando la mente divaga y reflexiona. En mi cerebro, había aumentado ligeramente de tamaño durante las seis semanas, lo que indica un mayor control de esa área. Una vez más, esto concuerda con estudios publicados en la literatura científica.

Ilustración del cerebro FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES Pie de foto,

Cuando experimentamos más estrés, la amígdala crece.

También resuena con lo que había notado durante mis sesiones. Con el tiempo, descubrí que podía mantener mi mente más tranquila: podía ahuyentar mejor muchos pensamientos.

Fue bastante alucinante ver estos resultados en mi cerebro en una pantalla grande frente a mí. Con solo ser consciente, logré aumentar una parte de mi cerebro que evita que mi mente divague demasiado.

Una advertencia final: es importante reconocer que cualquier cambio cerebral que hayamos observado también podría ser aleatorio. De todos modos, el cerebro cambia constantemente. Sin embargo, los estudios sugieren que toda la experiencia fue un desafío que valió la pena y un proceso del que muchas personas podrían beneficiarse fácilmente.

Por supuesto que, para que los cambios perduren, está claro que debería tratar de hacer yo algunos de estos “trucos”.

¿Voy a continuar meditando todos los días? Me encantaría decir “sí, por supuesto”.

Eso, claro, si la vida no se interpone en el camino.

domingo, 26 de septiembre de 2021

Qué le hace la meditación a tu cerebro y por qué dicen que es más efectiva para la concentración que cualquier estimulante

Durante siglos, las gente ha buscado formas de potenciar su inteligencia, concentración y creatividad a través de los nootrópicos, también conocidos como estimulantes de la memoria o potenciadores cognitivos.

De hecho, si en este momento estás bebiendo un café, estás consumiendo una forma de nootrópico: la cafeína es un estimulante y famosa por su capacidad para despabilar.

Pero los también llamados "medicamentos inteligentes" o "drogas inteligentes" —aunque no necesariamente son fármacos—, han ido ganando popularidad: ahora hay un gran mercado para los suplementos de venta libre que afirman (con muy poca evidencia científica) mejorar la concentración y la memoria.

Algunas personas van aún más lejos y buscan estimulantes recetados, como el modafinilo, en un intento por mejorar el rendimiento en el trabajo o estudios.

Una investigación de 2017, basada en la Encuesta Global de Drogas, un cuestionario anónimo, mostró que el 30% de los estadounidenses había tomado algún tipo de "droga inteligente" en los 12 meses anteriores.

Suponía un aumento del 20% desde 2015. Y mostraba que no estaban solos: también se reportaron grandes aumentos en toda Europa.
Pero ¿realmente funcionan estos productos? ¿Y cuáles son sus riesgos?

Sin saber
"Es sorprendente lo poco que sabemos sobre nuestros cerebros, pero una cosa que sí sabemos es que nuestro cerebro es un sistema cuidadosamente calibrado, particularmente en términos de química cerebral. Y este equilibrio no es el mismo para todos: cada uno tiene su propio equilibrio afinado".

Así afirm Hanneke den Ouden, una neurocientífica cognitiva del Instituto Donders para el Cerebro, la Cognición y el Comportamiento de la Universidad de Radboud, Países Bajos.

Su laboratorio estudia cómo el estado de la química de nuestro cerebro da forma a cómo actuamos.

"El modafinilo está en la categoría de los psicoestimulantes. Otros ejemplos son el metilfenidato y la anfetamina. Y los psicoestimulantes actúan generalmente en la actividad en el sistema de dopamina [del cerebro]".

La dopamina es un neurotransmisor y los niveles elevados de ella pueden estimular señales en las partes del cerebro asociadas con la concentración y el enfoque, y ayuda a reducir los comportamientos hiperactivos e impulsivos.

Es increíblemente útil para las personas con TDAH, por ejemplo, pero también pueden llegar, de forma ilegal, a manos de aquellos sin una afección médica diagnosticada.

"En algunos de los estudios recientes, hemos analizado cómo los psicoestimulantes afectan la toma de decisiones en una población joven y sana. Específicamente, estudiamos el metilfenidato, un medicamento que tal vez sea más conocido por las marcas Ritalin o Adderall", cuenta.

"Y lo que encontramos es que mejora una serie de tareas. Lo que creemos que podría ser el caso es que experimentamos las tareas como un esfuerzo cognitivo menor", explica la neurocientífica.

Pero, advierte Den Ouden, tomar estas sustancias que estimulan el cerebro sin receta médica es arriesgado.

"Todos los medicamentos tienen el riesgos de provocar efectos secundarios y por algo se venden con receta", dice.

"Por eso, cuando llevamos a cabo un estudio de medicamentos, como por ejemplo de psicoestimulantes, evaluamos antes ampliamente a nuestros participantes", explica.

"De hecho, nos aseguramos de que un médico prescriba una sola píldora por persona (a menudo sólo les damos una sola dosis)", continúa.

Y es que "sabemos que, por ejemplo, los psicoestimulantes aumentan el ritmo cardíaco y que esto puede representar un riesgo para aquellos con problemas cardíacos subyacentes como la arritmia sin saberlo".

Estas sustancias, además, no tienen el mismo efecto en todos: a algunas personas las ayudan, a otras, no.

La experta añade que prácticamente no ha habido estudios sobre los efectos cognitivos a largo plazo del uso de psicoestimulantes en personas sanas.

Sin embargo, aumentar los niveles de dopamina en el cerebro podría causar problemas a largo plazo.

"Estamos hablando del ajustado equilibrio de la química de nuestro cerebro y cuando lo perturbas agregando mucha dopamina, el sistema puede, en respuesta, tratar de recuperar el balance y atenuar su sensibilidad a la sustancia", explica.

Así, la persona, al tratar de mantener sus niveles "normales" de dopamina, podría volverse dependiente de la misma.

"Otro riesgo, quizás más especulativo pero importante a tener en cuenta, es que estar realmente concentrado todo el tiempo no es necesariamente el estado óptimo para todas las situaciones.

"Lo que sí sabemos es que estar superenfocado en realidad puede reducir la creatividad y la apertura a nuevas ideas o soluciones. Por eso, no queremos una sociedad de personas hiperconcentradas".

Meditación en vez de medicación
En lugar de aumentar tu poder cerebral a través de la medicación, hay cada vez más evidencias de que este se puede potenciar a través de medios más naturales, como la meditación y la atención plena.

¿Cómo funcionan?
"Una de las características del ser humano es que tenemos estas mentes que pueden vagar y pensar en todo tipo de cosas extrañas", señala Laurie Santos, profesora de psicología en la Universidad de Yale, en Estados Unidos.

"Las investigaciones hechas al respecto muestran que el simple acto de meditar, incluso durante apenas 10 minutos al día si eres un novato, puede reducir significativamente la activación cerebral en regiones de tu cerebro que tienden a hacer que tu mente divague.

"Por lo tanto, el simple acto de meditar literalmente está cambiando el tipo de patrones predeterminados de tu cerebro".

Pero ¿por qué la divagación mental no es tan buena?
Santos dice que las investigaciones sobre el tema muestran que cuando nuestra mente divaga, puede hacernos infelices.

"La ironía de todo esto es que nunca estamos completamente presentes, y que para disfrutar de las cosas simples de la vida, desde comer algo delicioso hasta hablar con un amigo, es realmente necesario que lo estemos", explica.

"El acto de divagar mentalmente, por tanto, parece disminuir significativamente nuestro bienestar", sigue.

"Es por eso que prácticas como la meditación pueden ser tan poderosas, pues uno de sus beneficios es que entrena nuestra mente para estar un poco más presente de lo usual".

La meditación no solo detiene la divagación mental, sino que también construye más conexiones entre las distintas partes del cerebro. Efectivamente vuelve a conectar el cerebro al presente.

Y el efecto dura, según un estudio de 2008 —que encontró que las personas que la practicaban eran más felices— hasta ocho semanas.

Pero la meditación no solo parece ayudar a disfrutar de la vida.

Un estudio de 2013 realizado por la Universidad de California mostró que un curso de meditación realmente aumentó los puntajes en exámenes. Y hay varios otros beneficios, según Laurie.

"Aumenta la concentración, ayuda a la memoria con el tiempo y tiene varios efectos en la salud física: puedes ver mejoras en la función inmune y en marcadores de envejecimiento".

Entonces, si hay indicios de que ayuda al poder cerebral, la felicidad, la función inmune e incluso ADN, ¿sería exagerado decir que la meditación es una especie de remedio para la condición humana?

"A los científicos nos preocupan las que parecen tener todos estos beneficios, pero la meditación parece ser una que, empíricamente hablando, simplemente tiene muchos".

Adaptado de "The 7,000-year-old alternative to 'smart drugs'" de BBC Ideas y BBC Reel.

lunes, 15 de febrero de 2021

_- Cómo la autocompasión y no la autoestima es la clave del éxito

_- Piensa en la última vez que fallaste o cometiste un error importante. ¿Todavía te sonrojas y te regañas por haber sido tan tonto o egoísta?

¿Tiendes a sentirte solo en ese fracaso, como si fueras la única persona que se ha equivocado? ¿O aceptas que el error es parte del ser humano y tratas de hablarte a tí mismo con cuidado y ternura?

Para muchas personas, el ser crítico con uno mismo es lo más natural.

De hecho, incluso podemos enorgullecernos de ser duros con nosotros mismos como señal de nuestra ambición por mejorar.

Pero una gran cantidad de investigaciones muestra que la autocrítica a menudo es contraproducente.

Además de aumentar nuestros niveles de infelicidad y estrés, puede aumentar la procrastinación y nos hace aún menos capaces de lograr nuestras metas en el futuro.

En lugar de castigarnos a nosotros mismos, debemos practicar la autocompasión: un mayor perdón de nuestros errores y un esfuerzo deliberado por cuidarnos a nosotros mismos en momentos de decepción o vergüenza.

"La mayoría de nosotros tenemos un buen amigo en nuestras vidas, que nos apoya incondicionalmente", dice Kristin Neff, profesora asociada de psicología educativa en la Universidad de Texas en Austin, quien ha sido pionera en esta investigación.

"La autocompasión es aprender a ser un amigo cálido y comprensivo contigo mismo". Si eres un cínico, puede que inicialmente te opongas a esta idea.

Como escribió la comediante británica Ruby Wax en su libro sobre la atención plena: "Cuando escucho que las personas son amables consigo mismas, me imagino a los tipos que encienden velas aromáticas en sus baños y se hunden en una tina de leche de yak del Himalaya".

Sin embargo, la evidencia científica sugiere que tratarnos bien puede aumentar nuestra resiliencia emocional y mejorar nuestra salud, bienestar y productividad.

Es importante destacar que también nos ayuda a aprender de los errores que causaron nuestro malestar en primer lugar.

Confiar en la autocompasión, no en la autoestima
La investigación de Neff se inspiró en una crisis personal. A finales de los 90, estaba pasando por un divorcio doloroso.

"Fue muy complicado y sentí mucha vergüenza por algunas malas decisiones que había tomado".

Buscando una forma de lidiar con el estrés, se inscribió en clases de meditación en un centro budista local.

La práctica de la atención plena trajo cierto alivio, pero fueron sus enseñanzas sobre la compasión, en particular, la necesidad de dirigir esa bondad hacia nosotros mismos, las que nos brindaron el mayor consuelo.

"Simplemente noté una diferencia inmediata", dice.
Superficialmente, la autocompasión puede parecer similar al concepto de "autoestima", que se refiere a cuánto nos valoramos a nosotros mismos y si nos vemos a nosotros mismos de manera positiva.

Los cuestionarios para medir la autoestima piden a los participantes que califiquen afirmaciones como, "siento que soy una persona valiosa, al menos en el mismo plano que los demás".

Desafortunadamente, esto a menudo viene acompañado de una sensación de competencia y puede resultar fácilmente en una especie de narcisismo frágil que se desmorona ante un posible fracaso.

"La autoestima depende del éxito y de que le gustes a la gente, por lo que no es muy estable; podrías tenerla en un buen día pero perderla en un mal día", dice Neff.

La autocompasión se relaciona con la salud mental y el bienestar general de las personas.

Muchas personas con alta autoestima incluso recurren a la agresión y al acoso cuando su confianza se ve amenazada.

Neff se dio cuenta de que cultivar la autocompasión podría ayudar a evitar esas trampas, para que puedas levantarte cuando te sientas herido o avergonzado, sin derribar a otros en el camino.

Entonces decidió diseñar una escala psicológica en la que los participantes debían calificar una serie de afirmaciones en una escala del 1 (casi nunca) al 5 (casi siempre), tales como:

Intento ser cariñoso conmigo mismo cuando siento dolor emocional.
Trato de ver mis fallas como parte de la condición humana.
Cuando sucede algo doloroso, trato de tener una visión equilibrada de la situación.
Desapruebo y juzgo mis propios defectos e insuficiencias.
Cuando pienso en mis deficiencias, tiendo a sentirme más separado y aislado del resto del mundo.
Cuando me siento deprimido, tiendo a obsesionarme y fijarme en todo lo que está mal.
Cuanto más estés de acuerdo con el primer conjunto de afirmaciones y menos estés de acuerdo con el segundo conjunto de afirmaciones, mayor será su autocompasión.

La meditación ayuda a entrenar la autocompasión.
Los primeros estudios de Neff examinaron cómo la autocompasión se relacionaba con la salud mental y el bienestar general de las personas.

Al interrogar a cientos de estudiantes de pregrado, descubrió que la característica se correlacionó negativamente con informes de depresión y ansiedad, y se correlacionó positivamente con la satisfacción general con la vida.

Es importante destacar que este estudio también confirmó que la autocompasión era distinta a la autoestima.

En otras palabras, puede haber alguien con un sentido general de superioridad, a quien, sin embargo, le resulta muy difícil perdonarse a sí mismo por los fracasos percibidos, una combinación que dista mucho de ser ideal.

Campo floreciente
Investigaciones posteriores confirmaron estos descubrimientos en muestras más diversas, desde estudiantes de secundaria hasta veteranos estadounidenses en riesgo de suicidio.

Todos los estudios mostraron que la autocompasión aumenta la resiliencia psicológica.

De hecho, la autocompasión se ha convertido en un campo de estudio floreciente que atrae el interés de muchos otros investigadores.

Algunos de los resultados más interesantes se refieren a la salud física de las personas.

La autocompasión también está asociada con la salud de las personas.

Un estudio reciente muestra que las personas con alta autocompasión tienen menos probabilidades de reportar una variedad de dolencias, como dolor de espalda, dolor de cabeza, náuseas y problemas respiratorios.

Una explicación podría ser una respuesta silenciosa al estrés, con estudios previos que revelaron que la autocompasión reduce la inflamación que normalmente acompaña a la angustia y que puede dañar nuestros tejidos a largo plazo.

Pero los beneficios para la salud también pueden deberse a diferencias de comportamiento, ya que la evidencia muestra que las personas con mayor autocompasión cuidan mejor su cuerpo con la dieta y el ejercicio.

"Las personas que tienen niveles más altos de autocompasión son generalmente más proactivas", dice Sara Dunne, psicóloga que estudió el vínculo entre la autocompasión y los comportamientos saludables en la Universidad de Derby, Reino Unido.

Ella lo compara con el consejo de un padre bien intencionado.

"Te decían que tenías que irte a la cama, levantarte temprano y luego solucionar tus problemas", dice.

De manera similar, alguien con alta autocompasión sabe que puede tratarse a sí mismo con amabilidad, sin críticas excesivas, y al mismo tiempo que reconoce lo que es mejor para él a largo plazo.

Este es un punto importante, dice Neff, ya que algunos de los primeros críticos de su trabajo se preguntaron si la autocompasión simplemente conducía a un comportamiento perezoso y poca fuerza de voluntad.

En su opinión, necesitamos la autocrítica para motivarnos a realizar cambios importantes en nuestras vidas.

Como evidencia en contra de esta idea, señala una investigación de 2012 que encontró que las personas con alta autocompasión muestran una mayor motivación para corregir sus errores.

Por ejemplo, tienden a trabajar más duro después de fallar una prueba importante, y están más decididos a compensar una transgresión moral percibida, como traicionar la confianza de un amigo.

La autocompasión, al parecer, puede crear una sensación de seguridad que nos permite enfrentar nuestras debilidades y hacer cambios positivos en nuestras vidas, en lugar de ponernos a la defensiva o crearnos una sensación de desesperanza.

Intervenciones rápidas
Si deseas obtener algunos de estos beneficios, ahora hay abundantes pruebas, del grupo de investigación de Neff y de muchos otros, de que se puede entrenar la autocompasión.

Las intervenciones populares incluyen la "meditación de bondad amorosa", que te guía a concentrarte en los sentimientos de perdón y calidez hacia ti mismo y hacia los demás.

En un ensayo reciente, Tobias Krieger y sus colegas de la Universidad de Berna, en Suiza, diseñaron un curso en línea para enseñar este ejercicio junto con lecciones más teóricas sobre las causas de la autocrítica y sus consecuencias.

Después de siete sesiones, encontraron aumentos significativos en las puntuaciones de autocompasión de los participantes, junto con una reducción del estrés, la ansiedad y los sentimientos depresivos.

"Medimos muchos resultados", dice Krieger, "y todos fueron en la dirección esperada".

También hay intervenciones escritas, como redactar una carta desde la perspectiva de un amigo cariñoso, que pueden proporcionar una mejora significativa, dice Neff.

Para la mayoría de la gente, el hábito de la autocrítica no parece estar tan arraigado como para no poder evitarlo.

(El sitio web de Neff incluye pautas más detalladas sobre las formas de poner en práctica esto y la meditación de la bondad amorosa).

Neff dice que ha visto un mayor interés en estas técnicas durante la pandemia.
Para muchos de nosotros, las dificultades por el aislamiento, el trabajo a distancia y el cuidado de las personas que amamos han proporcionado el caldo de cultivo perfecto para la autocrítica y la duda.

Si bien no podemos eliminar esas tensiones, al menos podemos cambiar la forma en que nos vemos a nosotros mismos, lo cual nos puede dar la resiliencia necesaria para enfrentar los desafíos.

Ahora más que nunca, debemos dejar de ver la autocompasión y el autocuidado como un signo de debilidad, dice Neff.

"La investigación es realmente abrumadora en este momento, y muestra que cuando la vida se pone difícil, quieres ser compasivo contigo mismo. Te hará más fuerte ".

David Robson es el autor de The Intelligence Trap: Revolutionize Your Thinking and Make Wiser Decisions (Hodder & Stoughton / WW Norton). (La trampa de la inteligencia: revolucione su pensamiento y tome decisiones más sabias)

https://www.bbc.com/mundo/noticias-55668680

jueves, 25 de junio de 2015

Seis claves para ser feliz, según la Universidad de Harvard. Existe una asignatura sobre la dicha en el prestigioso centro educativo. "La alegría también se aprende, como el golf o el esquí"

Cada vez parece más claro que la nueva fiebre del oro no tiene que ver con hacerse millonario ni con encontrar la fuente de la eterna juventud. El tesoro más codiciado de nuestros tiempos es  atesorar felicidad,  un concepto abstracto, subjetivo y difícil de definir, pero que está en boca de todos. Incluso es materia de estudio en la prestigiosa Universidad de Harvard.

Durante varios años, algunos de los estudiantes de Psicología de esta universidad americana han sido un poco más felices, no solo por estudiar en una de las mejores facultades del mundo, sino porque, de hecho, han aprendido a través de una asignatura. Su profesor, el doctor israelí  Tal Ben-Shahar, es experto en Psicología Positiva, una de las corrientes más extendidas y aceptadas en todo el mundo y que él mismo define como “la ciencia de la felicidad”. De hecho, sostiene que la alegría se puede aprender, del mismo modo que uno se instruye para esquiar o a jugar al golf: con técnica y práctica.

Con su superventas  Being Happy y sus clases magistrales, los principios extraídos de los estudios de Tal Ben Shahar han dado la vuelta al mundo bajo el lema de “no tienes que ser perfecto para llevar una vida más rica y más feliz”. El secreto parece estar en aceptar la vida tal y como es, lo cual, según sus palabras, “te liberará del miedo al fracaso y de unas expectativas perfeccionistas”.

Aunque por su clase de Psicología del Liderazgo (Psychology on Leadership) han pasado más de 1.400 alumnos, aún así cabría hacerse la siguiente pregunta: ¿Alguna vez se tiene suficiente felicidad? "Es precisamente la expectativa de ser perfectamente felices lo que nos hace serlo menos”, explica.

Estos son sus seis consejos principales para sentirse afortunado y contento:

1. Perdone sus fracasos.
Es más: ¡celébrelos! “Al igual que es inútil quejarse del efecto de la gravedad sobre la Tierra, es imposible tratar de vivir sin emociones negativas, ya que forman parte de la vida, y son tan naturales como la alegría, la felicidad y el bienestar. Aceptando las emociones negativas, conseguiremos abrirnos a disfrutar de la positividad y la alegría”, añade el experto. Se trata de darnos el derecho a ser humanos y de perdonarnos la debilidad. Ya en el año 1992, Mauger y sus colaboradores estudiaron los efectos del perdón, encontrando que los bajos niveles de este hacia uno mismo se relacionaban con la presencia de trastornos como la depresión, la ansiedad y la baja autoestima.

2. No dé lo bueno por hecho: agradézcalo.
Cosas grandes y pequeñas. "Esa manía que tenemos de pensar que las cosas vienen dadas y siempre estarán ahí tiene poco de realista".

3. Haga deporte.
Para que funcione no es necesario machacarse en el gimnasio o correr 10 kilómetros diarios. Basta con practicar un ejercicio suave como caminar a paso rápido durante 30 minutos al día para que el cerebro secrete endorfinas, esas sustancias que nos hacen sentir drogados de felicidad, porque en realidad son unos opiáceos naturales que produce nuestro propio cerebro, que mitigan el dolor y causan placer, según detalla el entrenador de easyrunning y experto corredor Luis Javier González.

4. Simplifique, en el ocio y el trabajo.
“Identifiquemos qué es lo verdaderamente importante, y concentrémonos en ello”, propone Tal Ben-Shahar. Ya se sabe que “quien mucho abarca, poco aprieta”, y por ello lo mejor es centrarse en algo y no intentarlo todo a la vez. Y no se refiere solo al trabajo, sino también al área personal y al tiempo de ocio: “Mejor apagar el teléfono y desconectar del trabajo esas dos o tres horas que se pasa con la familia”.

5. Aprenda a meditar.
Este sencillo hábito combate el estrés. Miriam Subirana, doctora por la Universidad de Barcelona, escritora y profesora de meditación y mindfulness, asegura que “a largo plazo, la práctica continuada de ejercicios de meditación contribuye a afrontar mejor los baches de la vida, superar las crisis con mayor fortaleza interior y ser más nosotros mismos bajo cualquier circunstancia”. El profesor de Harvard añade que es también un momento idóneo para manejar nuestros pensamientos hacia el lado positivo, aunque  no hay consenso en que el optimismo llegue a garantizar el éxitosí le aportará un grato momento de paz.

6. Practique una nueva habilidad: la resiliencia.
La felicidad depende de nuestro estado mental, no de la cuenta corriente. Concretamente, “nuestro nivel de dicha lo determinará aquello en lo que nos fijemos y en las atribuciones del éxito o el fracaso”. Esto se conoce como locus de control o "lugar en el que situamos la responsabilidad de los hechos", un término descubierto y definido por el psicólogo Julian Rotter a mediados del siglo XX y muy investigado en torno al carácter de las personas: los pacientes depresivos atribuyen los fracasos a sí mismos, y el éxito, a situaciones externas a su persona; mientras que la gente positiva tiende a colgarse las medallas, y los problemas, “casi mejor que se los quede otro”. Sin embargo, así perdemos la percepción del fracaso como "oportunidad", que tiene mucho que ver con la resiliencia, un concepto que se ha hecho muy popular con la crisis, y que viene prestado originariamente de la Física y de la Ingeniería, con el que se describe la capacidad de un material para recobrar su forma original después de someterse a una presión deformadora. "En las personas, la resiliencia trata de expresar la capacidad de un individuo para enfrentarse a circunstancias adversas, condiciones de vida difíciles, o situaciones potencialmente traumáticas, y recuperarse saliendo fortalecido y con más recursos” ("No tira la toalla" "Conmigo no han podido"), afirma el médico psiquiatra Roberto Pereira, director de la Escuela Vasco-Navarra de Terapia Familiar.



Fuente: http://elpais.com/elpais/2015/06/16/buenavida/1434480172_001091.html