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domingo, 23 de agosto de 2020

GRANDES DISCURSOS DEL SIGLO XX. El alegato del líder indio en 1922 ante el tribunal que lo condenó por sedición. Cómo Gandhi encontró en la no violencia la mejor estrategia contra el Imperio Británico. Apaciguó los ánimos de una población dispuesta a una revuelta sangrienta

El Contexto

Perfecto conocedor de la ley y el derecho británicos tras haber estudiado en Londres y ejercer la abogacía durante más de dos décadas en la actual Sudáfrica, Mohandas Karamchand Gandhi (1869-1948) regresó a su país en 1915 reconocido ya como un destacado activista de los derechos sociales. No en vano, aquel humilde abogado de Porbandar, hijo de comerciantes, había logrado el reconocimiento de los miembros de la minoría india como ciudadanos de pleno derecho en los dominios británicos de la Unión Sudafricana mediante una estrategia que él mismo denominó satyagraha (apego a la verdad). Lo que no había conseguido la colaboración de la población india en el bando británico en las guerras bóer lo consiguió la apuesta por la desobediencia civil y pacífica a la ley que obligaba a todos los indios a registrarse en un censo específico.

En 1918 abanderó su primera gran causa en India: las masivas protestas pacíficas de los campesinos de las regiones de Champaran y Jeda, obligados a cultivar índigo para elaborar tinte y venderlo a bajo precio en lugar de cultivar alimentos.

El primer éxito del joven letrado indio fue el reconocimiento de los derechos civiles de la minoría india de la Unión Sudafricana

A esa primera causa pronto se sumaron otras. Como ya había pasado en Sudáfrica, pese a que más de un millón de soldados y trabajadores indios habían servido en Europa bajo la bandera de Reino Unido durante la Primera Guerra Mundial, sus reivindicaciones civiles sólo obtuvieron por respuesta la denominada ley Rowlatt, que en 1919 concedía a las autoridades británicas plenos poderes en casos considerados de emergencia y limitaba las libertades indias. La ley pronto desembocó en el primer episodio sangriento, la conocida masacre de Amritsar, en el Punyab. El 13 de abril de ese año, una muchedumbre de diverso credo –sijes, hinduistas y musulmanes– celebraban el Vaisakhi (Año Nuevo) y el comandante militar británico, Reginal Dyer, ordenó abrir fuego a discreción en lo que consideró una acción de disidencia. Murieron cerca de 400 personas y más de un millar resultaron heridas.

Gandhi llamó de nuevo a la desobediencia civil y al boicot a los productos y empresas de la metrópoli y viajó por todo el país para promulgar esa respuesta no violenta ante el poder colonial, por más que se dieron diversos episodios violentos. “Sin nuestro apoyo, ni 100.000 europeos podrán dominar a nuestros pueblos”, proclamó, invitando también a la población musulmana a sumarse a la protesta. En septiembre de 1920 propuso al Congreso Nacional Indio abogar por el autogobierno, preferiblemente dentro del Imperio Británico, pero fuera de él si fuese la voluntad popular. Asimismo rehusó la participación de la población india en el régimen de representación local que fijó la reforma Montagu-Chelmsford, con las que los británicos trataron de reconducir la situación. El partido de Gandhi no se presentó a los comicios y el secretario de Estado británico para India, Edwin Samuel Montagu, dimitió. La situación política volvió a enquistarse.

Tras la masacre de Amritsar, el activista llamó a la desobediencia civil generalizada y el boicot a las empresas de la metrópoli. En diciembre de 1921, el Congreso Nacional Indio designó a Gandhi autoridad suprema y el filósofo y poeta bengalí Rabindranath Tagore –premio Nobel de Literatura en 1913– lo bautizó como Mahatma (alma grande). El 10 de marzo de 1922 fue arrestado en Bombay y el 18 condenado por sedición a seis años de cárcel. Fue excarcelado dos años después y en 1928, cumplida su condena, lideró una nueva protesta de resistencia pacífica contra las autoridades británicas contra el impuesto de la sal, cuyo monopolio estaba en manos del Gobierno colonial. Un nuevo paso hacia la independencia india.

Con esta sucinta información de Reuters informó La Vanguardia de la condena a Gandhi (tercera columna)

Opinión del periodista Enrique Fajardo (Fabián Vidal) sobre la condena a Gandhi en La Vanguardia del 24 de marzo de 1922

EL DISCURSO
“La no violencia es el primer precepto de mi fe.Y es el último precepto de mi fe. Pese a ello, tenía que tomar una decisión; o bien me sometía a un sistema que en mi opinión había causado un daño irreparable a mi país o bien me arriesgaba a que la furia de mi pueblo se desatara cuando entendiera la verdad que salía de mis labios. Sé que mi pueblo ha enloquecido en algunas ocasiones. Lo siento muchísimo; y por ello estoy aquí, para someterme no a un castigo menor, sino a un castigo en toda regla. No pido clemencia, no apelo a ninguna circunstancia atenuante.

”Así pues, estoy aquí para prestarme a cumplir la pena más alta que pueda serme infligida por lo que según la ley es un delito deliberado y por lo que a mí me parece el deber civil supremo. Lo único que puede hacer, señoría, es, como diré a continuación en mi declaración, o bien dimitir de su cargo o infligirme la pena más dura si cree que el sistema y la ley que usted contribuye a aplicar es buena para el pueblo. No espero que se produzca esa clase de conversión. Sin embargo, puede que cuando haya acabado con mi declaración, usted se haya hecho una idea de lo que arde en mi pecho y que ha dado alas al más loco riesgo que un hombre en su sano juicio puede correr.

”Pocos son los habitantes de la ciudad conscientes de cómo las multitudes prácticamente desahuciadas por la hambruna de India se están consumiendo hasta la inexistencia. Pocos son conscientes de que su miserable bienestar es fruto de la comisión que reciben a cambio del trabajo realizado para el explotador extranjero, que los beneficios y la comisión se obtienen de las masas. Pocos se dan cuenta de que el Gobierno establecido por ley en la India británica sigue en vigencia gracias a esa explotación de las masas. No hay sofistería ni malabarismo con las cifras que sirva de explicación convincente para la obviedad, para los esqueletos que se ven a simple vista en muchas aldeas. No me cabe ninguna duda de que tanto Inglaterra como los habitantes de las ciudades indias tendrán que responder, si es que hay un Dios en las alturas, por este crimen contra la humanidad que tal vez no tenga precedentes en la historia.

La no violencia es el primer precepto de mi fe. Pese a ello, o bien me sometía a un sistema que había causado un daño irreparable a mi país o bien me arriesgaba a que la furia de mi pueblo se desatara”

Mahatma Gandhi
”En este país, la misma ley se ha puesto al servicio del explotador extranjero. Mi experiencia en casos políticos en India me lleva a la conclusión de que en nueve de cada diez ocasiones los condenados eran totalmente inocentes. Su delito fue amar a su país. En los tribunales de India, en noventa y nueve casos de cada cien, a los indios se les ha negado la justicia en favor de los europeos.No se trata de una visión exagerada. Ésta ha sido la experiencia de casi todos los indios que han tenido algo que ver con esos casos. En mi opinión, la aplicación de la ley se ha prostituido por tanto de forma consciente o inconsciente en beneficio del explotador.

”La mayor desgracia es que los ingleses y sus socios indios de la Administración del país no saben que están involucrados en el delito que he intentado describir. Me siento satisfecho de que muchos funcionarios ingleses e indios crean sinceramente que aplican uno de los sistemas mejor ideados del mundo y que India avanza a un ritmo constante aunque lento. No saben que un sistema sutil aunque efectivo de terrorismo y un despliegue organizado de fuerza, por una parte, y la privación de todo poder de represalia o de autodefensa, por otra, han mutilado al pueblo y los ha hecho incurrir en el hábito de la simulación. Este horrible hábito se ha sumado a la ignorancia y al autoengaño de los administradores.

”El artículo 124-A en virtud del cual felizmente se me acusa sea tal vez el rey de los artículos políticos del Código Penal indio ideado para suprimir la libertad del ciudadano. El afecto no puede ser manipulado ni regulado por la ley. Si uno no siente afecto por una persona o cosa, debería ser libre para transmitir la total expresión de su desafecto siempre que no contemple ni fomente la violencia ni incite a ella. No obstante, el artículo en virtud del cual se nos acusa al señor Banker y a mí establece que el mero fomento del desafecto constituye un delito. He estudiado algunos casos juzgados por este artículo y sé que algunos de los más apreciados patriotas indios han sido condenados en virtud del mismo. Por lo tanto, considero un privilegio que se me acuse del mismo delito. He intentado por todos los medios comunicarles de la forma más breve posible la razón de mis desafectos.

Lo único que pueden hacer, señoría, es o bien dimitir de su cargo si siente que la justicia que debe administrar es un mal y que en realidad soy inocente, o bien infligirme la pena más severa”

Mahatma Gandhi

”No siento animadversión personal por ningún administrador en concreto ni mucho menos puedo sentir desafecto por su majestad el rey. Sin embargo, considero una virtud sentir desafecto por un Gobierno que en su totalidad ha hecho más daño a India que cualquier sistema anterior. India es menos valerosa bajo el mandato británico de lo que había sido jamás. Con esta creencia, considero un pecado sentir afecto por el sistema. Y ha sido un precioso privilegio para mí poder escribir lo que he escrito en los diversos artículos presentados como pruebas en mi contra.

”En realidad creo que he prestado un servicio a India y a Inglaterra al demostrar que la desobediencia es la forma de abandonar el estado antinatural en el que ambas naciones viven. En mi modesta opinión, la desobediencia al mal es un deber tanto como lo es la obediencia al bien. No obstante, en el pasado, la desobediencia ha sido expresada, con deliberación, en forma de violencia contra el perpetrador del mal. Mi cometido es el de demostrar a mis compatriotas que la desobediencia violenta sólo multiplica el mal y, puesto que el mal sólo puede sobrevivir gracias a la violencia, negarse a apoyar al mal requiere el abandono incondicional de la violencia.

”La no violencia implica la sumisión voluntaria al castigo por la desobediencia al mal. Por tanto, estoy aquí para dar la bienvenida y someterme de buen grado al cumplimiento de la pena más alta que pueda serme infligida por lo que según la ley es un delito deliberado y por lo que a mí me parece el deber civil supremo. Lo único que pueden hacer, señoría y señores asesores, es o bien dimitir de su cargo y así distanciarse del mal si sienten que la justicia que deben administrar es un mal y que en realidad soy inocente, o bien infligirme la pena más severa si creen que el sistema y la ley que consienten en administrar es buena para las personas de este país y que mi actividad es, por tanto, perjudicial para el bien común.

https://www.lavanguardia.com/historiayvida/20191206/472018308412/gandhi-india-independencia-discurso-no-violencia-desobediencia-civil.html

miércoles, 30 de enero de 2019

_- No violencia

_- Nota de edición: Tal día como hoy [30.01] de 1948 Gandhi murió asesinado. Einstein escribió que había sido el único estadista que representaba en la esfera de la política aquella concepción superior de las relaciones humanas a que debemos aspirar con todas nuestras fuerzas.

***
Cuando vemos una hoja de papel en blanco, no podemos decir cuál de sus caras es el anverso y cuál es el reverso.
Lo mismo ocurre con la no violencia y la verdad.
No existe la una sin la otra.
Si uno es capaz de emplear la violencia para alcanzar sus fines, ¿por qué va a dudar en recurrir a la mentira, de palabra o de obra?
Sin brahmacharya no es posible vivir en la verdad y en la no violencia.
Brahmacharya significa dominio de los órganos sensoriales en los pensamientos, las palabras y las obras.
Quien vive con continencia en lo físico, pero es impuro en su corazón, no puede considerarse un verdadero brahmachari.
Sólo hay un camino para alcanzar la independencia a través de la no violencia: si morimos, vivimos;
si matamos, jamás viviremos.
Quien no posee una paciencia sin límites no puede practicar la no violencia.
Se ha convocado para hoy una huelga general para conseguir el indulto de los que han sido condenados a morir en la horca.
Si cumplimos de manera sensata y razonable lo programado, habremos dado un gran paso adelante en el camino de la no violencia.
¡Cuán necesaria es la no violencia para soportar pacientemente a quien que no comprende ni siquiera las cosas más pequeñas…!
La no violencia se ve sometida a prueba cuando se encuentra frente a la violencia.
¿Qué debemos hacer cuando una mala persona entra en nuestra vida y nos arrebata cuanto tenemos?
¿Cuál es la solución no violenta?
La respuesta sencilla es: permitirle amablemente que siga su camino.
Cuando la Administración pública es tan perversa que se hace insoportable, hay que ser capaz de sacrificar la libertad personal para oponerle una resistencia no violenta.
La conducta violenta es limitada y puede fracasar.
La no violencia no conoce fronteras y jamás fracasa.
La violencia es el arma del débil; la no violencia lo es del fuerte.
Capitular ante la violencia es un signo de falta de hombría.
La no violencia perfecta se caracteriza por una falta total de odio.
La no violencia sirve al bien de todos, y no sólo al bien del mayor número posible.
Quien ensalza la no violencia tiene que estar dispuesto a sacrificar su vida para garantizar el bien de todos.
Es preciso renunciar a la violencia, pues el bien que aparentemente puede producir es puramente ficticio, mientras que el daño que ocasiona es duradero.
Lo que pretende suscitar la compasión del adversario nada tiene que ver con la no violencia.
La crueldad de uno es la medida de la bondad de otro.
El vicio florece en la oscuridad y se desvanece a la luz del día.
La no violencia y la verdad brillan por sí mismas. De lo contrario, no son auténticas.

Pensamientos de Mohandas Gandhi recogidos en la compilación titulada Palabras a un amigo

Fuente: https://www.elviejotopo.com/topoexpress/no-violencia/

viernes, 11 de mayo de 2018

El ‘síndrome del emperador’, cuando tu hijo es un tirano. Francesc Miralles.

Dedicar poco tiempo a su atención y conceder caprichos son el abono para que un niño manifieste el llamado “síndrome del emperador”

EL NÚMERO DE CASOS no deja de aumentar. Cada vez a edades más tempranas: se llama “síndrome del emperador”, y define a los niños y adolescentes que abusan de sus padres sin la menor conciencia. La madre suele ser la primera y principal víctima del pequeño tirano, que luego extenderá el maltrato a otros miembros de la familia, a no ser que se ponga remedio, según explica el psicólogo José Antonio Ramadán. Muy sonada fue la sentencia que dictó el año pasado el Juzgado de lo Penal número 2 de A Coruña que absolvía a una madre acusada por su propio hijo de 11 años de maltrato por un bofetón. Pero ¿cuáles son las causas de este mal que convierte la vida familiar en un infierno?

Según los expertos, hay diferentes factores que pueden coronar a un emperador en casa:

Poca dedicación de los padres. El problema tiene su origen muchas veces en unos progenitores ausentes que, para paliar su sentimiento de culpabilidad por el tiempo que no pasan con el niño, le conceden todos los caprichos. Con ello transmiten al pequeño el mensaje de que, pese a su soledad afectiva, es el centro del universo y los adultos están allí para satisfacer todas sus exigencias.

Falta de límites. Derivado muy a menudo de la primera causa, si los padres no dedican suficiente tiempo a la crianza delegando en terceras personas, tampoco tendrán tiempo para educar a su hijo en normas de conducta, con lo cual el rey de la casa sentirá que tiene total impunidad. El psicólogo Javier Urra asegura que ningún niño nace siendo un tirano, sino que hay progenitores que no actúan como adultos educadores, ya que “hacen todo tipo de concesiones para no tener problemas y al final lo que generan es un problema”. El juez de menores Emilio Calatayud, muy conocido por sus aleccionadoras sentencias a jóvenes conflictivos, resumía así esta complicada situación en una entrevista publicada en EL PAÍS en 2006: “Les hemos dado muchos derechos, pero no les hemos trasladado deberes. Hemos perdido el principio de autoridad. ¡Hemos querido ser amigos de nuestros hijos!”.

Ser hijo único. No tener hermanos no lleva necesariamente a convertirse en un minidictador si los padres son conscientes de su función educativa, pero puede contribuir a que el niño se sienta un monarca solitario. Es muy interesante analizar los efectos que la política china de un solo hijo ha tenido en la psicología de toda una generación. En un artículo para el rotativo británico The Independent, el periodista Steve Connor hablaba de un “ejército chino de pequeños emperadores”, fruto de la sobreprotección del único retoño por parte de padres y abuelos, que quieren darle los lujos y privilegios que a ellos les negaron. Esto, sumado al incremento de la renta per capita de las familias, ha multiplicado los “pequeños tiranos” hasta límites insospechados. Connor afirma que los niños chinos actuales son “menos altruistas y confiados, más tímidos, menos competitivos, más pesimistas y menos considerados con los demás”.

Excepto en los trastornos psiquiátricos, el síndrome del emperador es producto de una disfunción educativa que puede corregirse.
El psicólogo Vicente Garrido, autor de Los hijos tiranos, (editorial Ariel), propone tres puntos de actuación:

Fomentar el desarrollo de la inteligencia emocional y la conciencia. Para ello, los padres deben ayudar a sus hijos a reconocer sus emociones y las de los demás, incidiendo en la empatía e invitándoles a practicar actos altruistas para que vean su efecto en los demás.

Enseñarles a cultivar habilidades no violentas. En una casa en la que los adultos gritan y amenazan, difícilmente lograremos que los pequeños se comuniquen de forma sosegada. Los progenitores deben dar ejemplo y practicar con ellos el diálogo respetuoso y la escucha.

Poner barreras claras. Los padres no deben tolerar la violencia ni el engaño. Estas son líneas rojas que el pequeño debe saber que no puede cruzar, por muchas estrategias que use para ponernos a prueba.

La pedagoga Montse Domènech declara al respecto: “Los límites confieren seguridad a los niños, que se sienten perdidos si no hay unas pautas de conducta en el hogar. Los padres necesitan tomar la autoridad y no ceder a los intentos del niño por salirse con la suya”.
Domènech, autora de numerosos libros sobre niños y adolescentes, señala que muchas veces los padres claudican por miedo a que la bronca se les vaya de las manos. La solución, según apunta, pasa por explicar los límites y reforzar los aspectos positivos del pequeño. La claridad en esas barreras, el refuerzo positivo y, sobre todo, dedicarles nuestro tiempo les dará la seguridad para desarrollarse como personas autónomas y felices. 

La llegada del ‘bebé jefazo’
— El estudio de animación DreamWorks estrenó el año pasado la película El bebé jefazo. La historia narra cómo un niño de siete años es destronado por su hermano pequeño, el nuevo rey de la casa. Tim Templeton disfruta siendo el centro de atención de sus padres hasta la llegada del bebé, que se dedicará a imponer su ley.

— Esta película muestra muy bien cómo se siente un niño ante la llegada de un hermano. El mayor puede creer que le han robado el amor y el tiempo de los progenitores. Pierde parte de la autonomía conseguida y se “hace pequeño” para intentar llamar la atención, aunque sea a través de la regañina.

https://elpais.com/elpais/2018/01/29/eps/1517241117_174147.html