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lunes, 30 de julio de 2018

El PP agita el miedo a la llegada de “millones” de inmigrantes Casado promete “defender” a las fuerzas de seguridad “de las propias autoridades”

El nuevo PP de Pablo Casado, como otros líderes de la derecha de Europa y EE UU, abraza “la defensa de las fronteras” como una de sus banderas y parte de la “oposición contundente” que ha ordenado hacer contra el Gobierno de Pedro Sánchez. Casado alerta del “efecto llamada” y acusa a los socialistas de “demagogos” en materia migratoria. “No es posible que haya papeles para todos y que España pueda absorber millones de africanos”, declaró este domingo, al tiempo que prometió “defender” a las fuerzas de seguridad “de las propias autoridades”.

Las acusaciones de Casado contrastan con los datos oficiales de la llegada de inmigrantes irregulares a España. Según el Ministerio de Interior, los extranjeros sin papeles llegados por vía marítima a nuestro país desde que comenzó 2018 son 17.605, cuando en 2017, con el Gobierno de Mariano Rajoy, fueron 21.971. Por vía terrestre, es decir a través de Ceuta y Melilla, entraron el año pasado 3.280 personas, mientras en lo que va de 2018 han llegado 3.292.

Pese a los datos, el líder del PP ha sostenido que “la izquierda no tiene el monopolio de los buenos sentimientos". "Nosotros somos solidarios con quien lo necesita”, dijo Casado, a modo de introducción, antes de hacer un discurso contrario a las políticas de acogida y de mano dura para frenar lo que llama “el efecto llamada”. Con esta narrativa, el nuevo presidente del PP se suma a la línea dura planteada por numerosos líderes de la derecha europea.

Ada Colau ✔

@AdaColau Seamos sinceros y responsables: Europa se fundó para defender la vida y decir nunca más al racismo ni el fascismo ¿somos o no somos demócratas? ¿Y europeos? Normalizar declaraciones como las d Casado o Salvini es el 1er paso hacia la destrucción de Europa y de la misma democracia Pablo Casado Blanco ✔

@pablocasado_ No es posible que haya papeles para todos, ni es sostenible un estado de bienestar que pueda absorber a los millones de africanos que quieren venir a Europa y tenemos que decirlo, aunque sea políticamente incorrecto. Seamos sinceros y responsables con esta cuestión. https://twitter.com/PPopular/status/1023569128366452736 …


“Lo que los españoles están buscando es que haya un partido que diga claramente que no es posible que haya papeles para todos y que España absorba a millones de africanos que quieren venir a Europa”, insistió Casado durante un acto de partido en Ávila. El tono recordaba al de José María Aznar, el presidente del Gobierno que endureció la ley de extranjería con tres reformas en ocho años, auspiciadas por el mismo concepto: “el efecto llamada”.

Casado envolvió su discurso en la misma filosofía de defensa de las ideas “sin complejos” que repitió durante la campaña de primarias hasta ser elegido nuevo presidente del PP. “Tenemos que decirlo, aunque no sea políticamente correcto. En materia de inmigración hay que ser responsables y sinceros, no populistas. Es un tema que está preocupando a la gente”. El secretario general de VOX, Javier Ortega Smith, partido cuyos votos pretende recuperar Casado, aseguró este domingo que lo que ocurre con la inmigración no es “una crisis humanitaria”, sino una “invasión programada por organizaciones criminales y gobiernos extranjeros cómplices”.

El presidente de los populares culpó al presidente de Gobierno de provocar ese “efecto llamada”, como han sugerido otros políticos europeos. “Mientras Sánchez estaba en Valencia recibiendo a un barco, en Almería y en Algeciras estaban llegando 1.500 inmigrantes”, dijo. “Hay un millón de inmigrantes esperando en las costas libias planteándose una nueva ruta a través de España” y “estudios de ONG que dicen que hay 50 millones de inmigrantes africanos recabando dinero para poder hacer estas rutas en las que las mafias les cobran de 2.000 a 4.000 euros dejándoles en ataúdes flotantes”, añadió.

Defensor de la policía

Casado dedicó buena parte de su intervención a erigirse en defensor de las fuerzas de seguridad del Estado. “El PP no va a consentir ataques a policías y va a apoyar sin complejos ni fisuras a la Policía y la Guardia Civil”, dijo, antes de anunciar que se desplazaría a Ceuta para “abrazar” a los agentes y “darles las gracias por defender las fronteras de España y los derechos y libertades de los españoles”.

Casado aprovechó su defensa de la labor de los cuerpos de seguridad para reivindicar la polémica ley de seguridad ciudadana aprobada por el Gobierno de Rajoy y conocida como ley mordaza. “Para eso estaba la ley. No solo para evitar que a policías indefensos y sin casco les estuvieran dando ladrillazos mientras un locutor que ahora dirige un partido político como Podemos decía que se emocionaba en su programa de televisión; sino también para que nuestros agentes de la Guardia Civil y Policía no sean atacados con cal viva, humillados y encima vilipendiados por las propias autoridades que debían defenderles. No vamos a consentirlo”.

DESFILE DE VISITAS POLÍTICAS A CEUTA

“Ayer Pablo Casado anunció que visitará Ceuta el miércoles para apoyar a la policía y la Guardia Civil. Pocas horas después, el ministro del Interior y Albert Rivera han informado que también visitarán la cuidad autónoma. Está claro que el PP vuelve a liderar la iniciativa política”, tuiteó este domingo el partido a última hora de la tarde.

Dos horas antes, el líder de Ciudadanos también había hecho su anuncio: “Mañana [por el lunes] estaré en Ceuta escuchando y apoyando a los agentes de la policía nacional y guardia civil que hacen cumplir la ley en nuestra frontera”.

La inmigración se ha convertido en una de las principales fuentes de munición contra el Gobierno de Pedro Sánchez para los partidos de centro derecha.

El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, visitó el sábado Algeciras para conocer la situación sobre el terreno y “respaldar y agradecer” la labor de las fuerzas de seguridad. También Sánchez alabó su “profesionalidad, humanidad y respeto a la ley incluso en las circunstancias más difíciles”.

https://elpais.com/politica/2018/07/29/actualidad/1532879940_875696.html

lunes, 7 de noviembre de 2016

Xenofobia y Europa. Entrevista a Montserrat Galcerán, filósofa, catedrática y concejal en el Ayuntamiento de Madrid "Parece que desde Europa sólo viéramos una parte de la historia".

La tradición cultural xenófoba del continente europeo

Filósofa y catedrática de la Complutense, en la actualidad concejal del Ayuntamiento de Madrid, Montserrat Galcerán (Barcelona 1964) ha publicado recientemente La bárbara Europa, un libro que ayuda a pensar desde el sur –a través de las teorías postcoloniales y descoloniales– en el papel del continente europeo en la explotación y la violencia ejercida sobre las antiguas colonias.

¿Cómo conectas episodios como lo que ha ocurrido en torno al CIE a tu investigación?
Si no conoces esa historia, te puedes creer el discurso habitual eurocéntrico de Europa como país de los derechos humanos, país de la paz, que ha llevado su civilización al resto del mundo y ha protegido a la gente y les ha ayudado a desarrollarse. Pero claro, cuando empiezas a estudiar estas cuestiones, te das cuenta de que hay detrás una concepción no solamente eurocéntrica, sino despreciativa del otro. Porque el otro, en ese caso los migrantes o las personas que están ahí detenidas, no es tratado como un ser humano a tu mismo nivel y, por tanto, con los mismos derechos y dignidad que te corresponden a ti, sino como personas, muchas veces entre comillas, casi entre el salvajismo y la humanidad, que no se merecen un trato igualitario y con todos los derechos porque no saben responder a las normas de civilización, porque no tienen una historia tan ilustre, porque no sé qué. Entonces ya no solamente los poderes públicos sino una parte de la población se permite esos juicios xenófobos sin ninguna mala conciencia, porque forma parte del discurso tradicional sobre Europa: que Europa tiene una historia mucho mejor, que la civilización nació en Grecia y que, por tanto tiene, todo el derecho a extenderse por el mundo como si el mundo estuviera deshabitado.

Me llamó la atención en el texto de Hobsbawm sobre el imperialismo un momento en el que cita que los ingleses consideran –incluso parte de la Segunda Internacional– el derecho de los europeos a emigrar hacia otras tierras como si estuvieran deshabitadas, como si nadie viviera allí. Todas estas tierras son habitadas por personas, por culturas, por civilizaciones que tienen su propia historia y que nosotros desconocemos en su mayoría. Hay un desprecio hacia el otro, una ignorancia culta. No tenemos por qué saber nada de estas personas. Nos da igual. Es como si no fueran seres humanos con toda su dignidad, derechos y exigencias. Como si no sintieran, como si no sufrieran, como si no tuvieran una experiencia detrás. Muchas de estas personas, por el contrario, tienen una experiencia de vida mucho más rica que las nuestras. Tienen estudios, tienen títulos que, por supuesto, no se les reconoce, que no se les deja ejercer.

¿Se han cambiado los métodos de control que se ejercían antes, son formas más asépticas que funcionan en la misma línea ideológica de cómo funcionaban anteriormente?
No creo que sea más suave. Si comparamos un CIE con Soto del Real –prisión en esta localidad madrileña–, estoy segura que en Soto del Real las condiciones de los presos son mucho mejores que las condiciones de los retenidos en el CIE.

El otro día una persona comentó, a raíz de la protesta de Aluche, que como concepto el CIE se parece más a un campo de concentración que a una cárcel.

Claro. Estoy segura de que los derechos que pueden tener presos económicos como Francisco Correa o como Bárcenas son mejores que los de las personas que están en el CIE. A nivel de trato, los propios guardias dudo que puedan tener las mismas consideraciones que puedan tener con esos otros presos. Hay un racismo interiorizado, de que son personas que no se merecen un trato con respeto porque no pertenecen a lo que podríamos llamar la humanidad con mayúsculas. Tengo problemas con la definición porque entiendo que todas las personas, que todos los seres humanos, tienen esa capacidad para verse como personas capaces de resistencia y acción, y por tanto no podemos usar ese término sin más, pero estoy segura de que muchos policías tienen esa actitud.

¿No hemos rebajado el grado de violencia hacia lo que consideramos los otros, los subalternos?
Piensa que, además, son personas que no han cometido ningún delito. Son faltas administrativas, no tendrían que estar ahí. Simplemente les faltan una serie de papeles administrativos. No tiene sentido que tengas una institución carcelaria en la cual retengas a un montón de personas por una falta administrativa. Una falta administrativa se merece una multa, como mucho. Imagínate a a cualquier ciudadano español que fuera llevado a una cárcel por una falta administrativa. Es desproporcionado. Y sin embargo una gran parte de la población no lo ve como una desproporción. Creo que detrás está esta concepción colonial de que las personas de las antiguas colonias, de los países del tercer mundo, que además son en algunos casos más pobres, con ciertas dificultades, son personas necesitadas en cierta medida de este tipo de trato, que merecen un trato que para nosotros lo consideraríamos desproporcionado e intolerable.

¿Hay una falta de conocimiento de lo que es África en este caso que se une a esa xenofobia?
Al principio del libro, cuando hablo de la ignorancia, voy en esa línea. En un curso hice una prueba que consistió en preguntar a diferentes estudiantes sobre intelectuales, artistas y personas de prestigio de tradiciones no europeas. Todo el mundo menciona los clásicos: Buda, Confucio, y poco más. Hay una ignorancia que en nuestra propia tradición no admitiríamos porque nos parecería inconcebible que alguien no sepa quién es Da Vinci, por poner un caso. Respecto a otras tradiciones parece de lo más normal que no sepamos nada de todo eso. Es muy difícil a la hora de conectar con personas que vienen de tradiciones muy distintas a la nuestra y de las que no sabemos nada, y, por definición pensamos, que son de menor enjundia, de menor importancia. Es fácil tratarlos como personas inferiores o subalternas que no tienen las mismas capacidades que las que pueda tener cualquier europeo. Ése era uno de los objetivos, poner en cuestión este tipo de concepto.

Otro era poner de manifiesto la falsedad de que esas ideas eurocéntricas pertenecen únicamente a la derecha. Otra cuestión que resaltas es la lección que los movimientos de liberación toman de los años 20, 30 y 40 en Europa.

Hay historias bonitas. La historia, por ejemplo, de Frantz Fanon cuando se suma como voluntario para ir a la guerra, para liberar el continente, defender la libertad, y por ser negro le meten en la cocina y no le dejan hablar con los otros. Esa contradicción entre el discurso oficial de los derechos humanos, de la paz, de la libertad, que forma parte del discurso europeo y, por otra parte, la realidad que siente una persona, una persona negra, japonesa o china. Ho Chi Minh cuenta la misma historia. Él venía de Vietnam, de la colonia francesa, llega a París y entonces todo ese discurso tropieza con una realidad en la cual a él no se le reconocen esos principios, sino que se da por hecho que ni tiene por qué ser libre, ni es igual, ni es fraterno ni es nada. Esa experiencia de la diferencia entre lo que es el discurso oficial europeo y lo que es la práctica de ese discurso, no sólo en las colonias sino cuando se les llama, además, a defender esa patria con esos valores y que, sin embargo, les niega como sujetos de esa práctica.

En el capítulo sobre el movimiento afroamericano cuento sobre la vuelta de un batallón de afroamericanos del ejército norteamericano y da comienzo lo que se llama el renacimiento de Harlem. Es todo un batallón que viene de luchar en la primera guerra mundial, que han tenido muchos problemas para incorporarse a la guerra porque los líderes negros de la época decían que no se debía ir. Se llegó a un acuerdo pero, claro, no hay oficiales –son blancos, no negros–. Hay una pelea fuerte durante toda la guerra y, cuando vuelven, vuelven con el orgullo de haber defendido la patria, haber participado en la guerra, pero llegan y no se les reconocen los derechos civiles. Ese contraste, esa discrepancia entre el discurso oficial y la realidad en la metrópoli forma parte de todos estos movimientos de derechos civiles, de los movimientos de liberación nacional. Es un discurso que, en cierta medida, podríamos decir que contrasta la propia tradición europea con lo que es la realidad de su práctica. No solamente en los países coloniales sino también en las propias metrópolis frente a las personas que provienen de esas zonas. Eso nos enfrenta a los europeos con esa tradición. Una primera reacción de los europeos cuando nos enfrentamos a ese tipo de cosas es pensar que eso no tiene nada que ver con nosotros, porque el colonialismo ya ha pasado, ya ha terminado. Pero luego te lo encuentras en el CIE, te lo encuentras en el Mediterráneo, con toda la gente que está muriendo. Te lo encuentras con el Frontex, te lo encuentras con la guerra en Siria y te lo vas encontrando continuamente. Es un discurso que sigue manteniendo vigencia.

Por parte de las personas que vienen de las antiguas colonias es muy fácil de detectar: siguen haciendo lo mismo que llevan haciendo desde hace 500 años. Han variado un poco las formas, pero sigue siendo lo mismo. Para nosotras sí que es un reto. No podemos pasar página tan rápidamente diciendo que es algo de hace 500 o 200 años, porque lo seguimos teniendo ahí delante. Y a veces cuesta visibilizarlo. Porque se enmascara con otras cosas.

¿Podría acabarse con el fin del capitalismo?
Para mí, una parte de la finalidad de los estudios descoloniales y postcoloniales es hacer visible esa perspectiva, porque desde Europa tendemos a pensar que el capitalismo empieza con la industrialización y con la explotación obrera, por tanto, en el siglo XIX, y la tradición obrera privilegia esa línea. Es el movimiento obrero el que resiste frente al capitalismo y el que de, alguna forma, parte de nuestra tradición de izquierda, pero creo que es importante ver cómo antes de ese capitalismo industrial hay una especie de precapitalismo mercantil en el cual se genera esa acumulación originaria que es la que permite luego el auge industrial, y que además es coetánea con él. No es que la anterior desaparezca. El mundo industrial de la metrópoli y el mundo colonial van en pack, forman las dos caras de un mismo sistema.

Desde Europa solemos ver la cara industrial obrera, pero desde la colonia se ve más todo lo que es la extracción de materias primas, el tema de las tierras, el tema de la violencia sobre las mujeres, el tema del trabajo infantil, la esclavitud. Para mí eso fue también muy importante. Entender la esclavitud como la entienden ellos, no como un fenómeno extraño en un sistema basado en el trabajo libre y en el salario. Porque sin la esclavitud, las plantaciones de las colonias no se habrían podido mantener. Pero pensemos que las plantaciones de las colonias eran justamente las que producían todo el algodón que se llevaba a las grandes fábricas textiles que dieron nacimiento al movimiento obrero del siglo XIX. Me parece como si desde Europa sólo viéramos una parte de la historia. Olvidar la otra parte también puede explicar determinados fracasos de esa misma tradición.

Es un poco análogo de lo que pasa con la crítica feminista. La crítica feminista dice que como sólo se focaliza la producción y no todos los procesos de reproducción que hacen posible que la producción funcione, te olvidas de toda esta parte que está en la base. Entonces, cualquier transformación a nivel productivo o a nivel de la producción siempre va a chocar con toda esta imposibilidad porque no la has visto. En este caso pasa lo mismo, como no ves todos los procesos que no son muchas veces ni siquiera capitalistas, aunque estén rentabilizados de manera capitalista, que lo permiten –extracción de materias primas, tráfico de personas, toma de tierras, etcétera– , parece que el objetivo de la revolución obrera puede resolver un problema que es solamente la mitad del problema. Evidentemente, la otra mitad es conflictiva, porque a nivel político las relaciones entre los movimientos de liberación y el movimiento obrero clásico son complejas. Todo eso tenemos que verlo, es como si planteásemos un objetivo que se queda a mitad de camino.

Hay una analogía entre los tiempos que nos están tocando vivir con los años 20 del siglo pasado. ¿Por qué da la sensación de que no hemos aprendido nada?
Creo que el mecanismo educativo juega un papel muy importante. Es decir, toda la tradición europea es tan consistente y tan fuerte en el sentido de privilegiar la superioridad europea que hace muy difícil desmontar ese discurso y, por otra parte, hace muy fácil a partir de ese prejuicio considerar a los otros como migrantes que vienen a quitarte el dinero, que vienen a quitarte la riqueza, que vienen a quitarte el bienestar. Porque está tan imbuido el imaginario europeo de ese derecho a conquistar la tierra que es incluso defendido por nuestros grandes teóricos y nuestros grandes filósofos. Por eso me parece importante entrar en la cuestión teórica. Un gran filósofo como Kant da por hecho el derecho de ocupar la tierra del primero que llega y que la tierra no está ocupada por alguien antes, algo que es un error garrafal. A lo mejor la tierra no es de nadie en el sentido de propiedad privada capitalista, pero sí es un territorio de uso para un montón de poblaciones que viven de ese territorio. Sin embargo, esa idea en el imaginario europeo es predominante. La de que los migrantes van a una tierra que no es de nadie, la toman y la ponen en uso, y además la civilizan, enseñan a las poblaciones que no sabían. Ese imaginario es una especie de coraza para poder entender que lo que has hecho es expropiar a unas personas de unos bienes de uso que usaban, mejor o peor, pero usaban y que, de alguna manera, es un boomerang que vuelve. Porque estas personas a las que has quitado las tierras, los sistemas de vida que tenían, vuelven a la metrópoli. Se les pide que se queden en su tierra, pero en su tierra ¿qué es lo que hay ahora? grandes compañías internacionales que les están quitando aquello de lo cual vivían. Independientemente de que haya habido un aumento demográfico, etc. Creo que eso, las poblaciones europeas, por lo general, no lo saben.

Ni siquiera en la época de bienestar se explicó cuál era el motivo de que hubiese personas dispuestas a migrar para ser mano de obra aquí. El sistema educativo tiene una gran responsabilidad en ese tipo de cosas. Traduce o imbuye una concepción que es demasiado parcial y, en el fondo, xenófoba. En los colegios e institutos, como la población está más mezclada, a lo mejor tienen que tener más cuidado, pero aún así creo que sigue habiendo muchos sesgos de este tipo. No es comprensible que en una universidad, por ejemplo como la mía, en la Facultad de Filosofía, no demos nada de filosofías que no sean europeas. Nada de nada. La filosofía nació en Grecia y adelante. Esa hegemonía cultural es traducida muchas veces como que somos hegemónicos culturalmente porque somos mejores que las otras tradiciones, en vez de entender que la propia hegemonía cultural es resultado de una hegemonía geopolítica. Porque tienes esa hegemonía geopolítica y militar en último término tienes una hegemonía cultural, pero no porque tu cultura sea mejor que cualquier otra cultura en el mundo. Esa hegemonía no es discutida a nivel de todas las universidades del mundo, a nivel del sistema educativo, y eso genera una manera de ver el mundo que se basa en esa supuesta superioridad e inferioridad.

¿Cómo podemos desmontar ese modelo?
Son pequeños pasos, pero tener una actitud crítica frente a ese modelo dominante es básico. Como mínimo, empezar a ponerlo en cuestión, no darlo por asumido. Incidir en la educación me parece básico. También incidir en la cultura, romper esa ignorancia preventiva. Es un caldo de cultivo para posiciones de política del miedo, que en cierta medida traduce una especie de mala conciencia soterrada: nos odian en el resto del mundo porque somos tan guays que nos envidian. En vez de eso hay que entender que sí hay odio hacía los europeos en muchas partes del mundo, es verdad: animadversión, resentimiento, desconfianza... Qué duda cabe. Porque la tradición europea es brutal, ha sido brutal con todo el colonialismo.

Como mínimo hay que conocerlo, y en vez de tener una actitud de rechazo frente a ello, hay que tener una actitud de crítica y de apertura hacia tradiciones de gente que son nuestros vecinos. Porque actualmente en las metrópolis europeas convive gente de todo el mundo. Hay cierto debate entre las posiciones multiculturales de los anglosajones, de que cada quien en su gueto haga lo que quiera y posiciones que a mí me parecen más interesantes que son transversales, de intentar crear lazos de comunicación entre sectores sociales, grupos colectivos que comparten determinadas cosas, que no comparten otras pero que de alguna manera pueden ser capaces de entenderse. Eso es más rico, más interesante. Coincidimos en determinados espacios que pueden ser parques, que pueden ser escuelas, que pueden ser administraciones, pero creemos prácticas transversales de entendimiento mutuo.

Una sociedad capitalista como la nuestra recrea constantemente esa colonialidad interior, esa colonialidad de las concepciones, imaginaria. Ve en el vecino que tienes que proviene de Ecuador, Bolivia o República Dominica un heredero de los indígenas de las colonias.

Fuente:
http://www.diagonalperiodico.net/global/32168-montserrat-galceran-parece-desde-europa-solo-vieramos-parte-la-historia.html

viernes, 25 de septiembre de 2015

Embestida de la Iglesia católica polaca más integrista contra la oleada de refugiados. "Esas hordas salvajes"

La oposición nacionalista polaca no comparte el giro del Gobierno polaco -que finalmente acepta el número de refugiados acordado con la Comisión Europea- y continúa rechazando a refugiados e inmigrantes en una campaña de odio y desprecio que adquiere una virulencia asombrosa y que horroriza a aquellos que recuerdan como hace muy poco los propios polacos pedían y recibían el trato solidario de refugiados e inmigrantes en países de Europa occidental, cuando huían de represalias comunistas o...
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lunes, 14 de septiembre de 2015

¿Es xenófobo? Andalucía impulsa una red de agentes anti-rumores que desmonta infundios


Queda fatal definirse como una persona xenófoba, es de otro siglo ser racista. Pero... ¿depende? ¿Qué grado de tolerancia se tiene respecto a las personas extranjeras y cuando se empieza a creer en los prejuicios? La psicología responde que varía según la cercanía de la situación, de lo que afecte, de lo que suponga. "Afortunadamente el ser humano ha evolucionado a querer ser lo más políticamente correcto, pero solo mientras se pueda. Las posiciones pueden cambiar en el momento en el que se ven amenazados o perjudicados por la persona extranjera, ahí es cuando salta la asunción del rumor como creencia", describe Manuel Martínez, catedrático de Psicología Social de la Universidad de Sevilla y redactor del Manual de ayuda para deconstruir rumores que forma parte la red Anti-rumores que la Consejería de Justicia de Andalucía ha lanzado para desmontar, evitar, rebatir y erradicar los prejuicios vertidos contra la población migrante.

Los rumores son frases fáciles de decir, pero difíciles de demostrar y experimentar, en cambio, pueden derivar en actitudes desvirtuadas o desproporcionadas. Albert Einstein mencionó: “Triste época la nuestra. Es más fácil desintegrar un átomo que superar un prejuicio". "Los 'moros' traen problemas porque son terroristas, las mujeres que tienen una relación con un hombre nacional lo hacen por interés, los inmigrantes quitan el trabajo, son delicuentes, no se integran, no se adaptan, abusan de los servicios sociales"... son algunos de los estereotipos recogidos por la red como destacados contra esta población.

Los escenarios son fáciles de visualizar. En un ejercicio de imaginación solo hay que intentar sentir muy de cerca a un familiar casándose con una persona subsahariana, a un latinoamericano optando al mismo puesto de trabajo, a un marroquí que ha llegado antes a urgencias, a un asiático abriendo un negocio que hace la competencia... "Se ve claro en la película Adivina quién viene esta noche, el que no es racista de verdad, solo tendrá un momento de autocrítica y lo aceptará con naturalidad, pero el que lo es, buscará justificaciones para mantener la actitud prejuiciosa", ilustra Martínez.

La tarea de la red Anti-rumores, que incluye a miembros de cerca de 40 organizaciones entre asociaciones sociales y culturales, ONG, sindicatos, fundaciones, expertos y voluntarios, será dotar de argumentos sólidos y objetivos los datos definitivos para eliminar infundios. Algunos ejemplos de su trabajo de prueba se leen en la Guía para deconstruir rumores, trabajada por profesores y miembros de la red para que sirva de modelo de cómo rebatir supuestos infundados en la sociedad y que será la línea a seguir. Como muestra se aclaran los siguientes supuestos: "Han cogido a una banda de rumanos albano-kosovares. Eso es absurdo. O son rumanos o albano-kosovares. Es como si dices: han cogido a una banda de españoles colombianos" o también; "Las polacas que vinieron a recoger fresas se han quedado con los hombres de Lepe. ¡Qué exageración! Es verdad que hay unas decenas de parejas mixtas con mujeres del Este. De varios miles de mujeres que han estado viniendo en los últimos años, se han formado varias parejas ¿qué tiene eso de extraño?", se lee en la guía.

Además se habilitará una plataforma de participación ciudadana para buscar focos de discriminación, compartir experiencias y proponer buenas prácticas de relación en la comunidad, que en Andalucía es de casi 700.000 personas. De momento, se ha lanzado  se ha lanzado un cuestionario de diagnóstico de rumores en Internet  para detectar la impresión que los andaluces tienen de los inmigrantes en la comunidad. Entre otras preguntas se plantea... "¿Tienes conocimiento de actos de racismo o xenofobia en la comunidad andaluza? o ¿Podrías compartir algún rumor que hayas escuchado en relación a las personas inmigrantes y decir si estás de acuerdo con él?".

La primera fase del proyecto, que comenzó el pasado marzo, consistió en poner en contacto a especialistas, profesionales, profesores y expertos vinculados con cuestiones migratorias en Andalucía o que están relacionados con personas migrantes por su profesión. Y han comenzado a trabajar observando también iniciativas similares a las de Barcelona País Vasco u otras  regiones europeas"Se han catalogado cuatro tipos de agentes anti-rumores, que es como se les llama a las personas que están formadas para tener argumentos que den respuesta a los prejuicios. De momento están los mediadores, los comunicadores, los miembros de las organizaciones y los expertos", detalla José Castillo, director de Xul, entidad que gestiona el proyecto. "Con la información que se genere, cualquier persona podrá rebatir los rumores y convertirse en agente anti-rumores. Hay grandes posibilidades de cambio", añade Castillo. Mediante seminarios, acciones, campañas, audiovisuales, encuestas, una guía y un manual, la información se va difundiendo paulatinamente entre la sociedad.

"Es una estrategia basada en crear agentes antibulos, que identifiquen malentendidos o declaraciones interesadas que afecten de forma negativa a la población migrante que vive en Andalucía, máxime en este periodo socioeconómico", detalla Javier Vargas, director general de Políticas Migratorias de la Junta. "Tenemos que evitar situaciones de ruptura de cohesión social y desmontar objetivamente la red de infundios que se dan en la sociedad", añade Vargas, que como ejemplo apunta a que apenas un 0,6% del gasto sanitario andaluz se invierte en la población inmigrante.

Uno de los objetivos es conseguir una fuerte presencia en Internet, desde donde se trabajará para denunciar el contenido xenófobo o discriminatorio, informarse y potenciar la empatía hacia la población inmigrante. A través de los perfiles de Facebook y Twitter se podrá participar en generar contenido relacionado con esta cuestión, que forma parte de la línea de trabajo del III Plan Integral para la Inmigración de Andalucía Horizonte 2016, que contará el próximo año con una dotación inicial de 1.257 millones de euros de fondos europeos y andaluces.

La red será previsiblemente una plataforma para erradicar rumores, pero Martínez propone además para disminuir esta amenaza, crear condiciones para que se de un contacto positivo entre los migrantes y los "autóctonos". Acercarnos entre todos. "Hay que proveer información precisa sobre las personas migradas y los efectos positivos de las migraciones en la comunidad. Si logramos una relación de interdependencia entre personas autóctonas y alóctonas, frenaremos los rumores falsos, disminuirán los prejuicios y mejorarán las relaciones intergrupales", se lee en el manual. El conocimiento rompe los miedos.

Fuente: http://ccaa.elpais.com/ccaa/2015/09/01/andalucia/1441130608_706701.html?rel=vid