Desde el 1 de enero de 2008 se han destruido 1.267.200 empleos de menores de 31 años. Varios expertos y jóvenes que han sido despedidos analizan las diversas opciones para salir del bache y qué hacer mientras dura.
"Paradoja surrealista". Así define Fátima Vasco, de 30 años, el hecho de ser una orientadora laboral en paro. Busca empleo desde julio, cuando la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de la localidad malagueña de Estepona cancelaron "por motivos económicos" el Servicio Integral para el Empleo en el que trabajaba.
Diplomada en Educación Social y licenciada en Pedagogía, envía currículos mientras piensa qué hacer ahora. "Puede que un máster, unas oposiciones, montar una academia, irme con cualquier cosa a Malta o Londres por el inglés...".
No es fácil decidir, sobre todo sabiendo que el 16,4% de los universitarios de entre 25 y 29 años está también en paro, el doble que en 2008, según la última EPA. Y sin embargo, el primer despido es, a juicio de todos los expertos consultados, un buen momento para replantearse el futuro. Rafael Saiz, coach especializado en alto rendimiento, recomienda empezar por preguntarse '¿qué quiero hacer?', por consultar a familia y amigos "para qué vales" y por decidir si quieres ser "empleado, autoempleado o empresario". "Con el finiquito puedes pensar en montar tu empresa", recuerda Saiz a un país tradicionalmente poco emprendedor en el que hay casi tantos funcionarios como empresarios y autónomos.
Pero esta generación parece distinta. Según un estudio de Metroscopia para la Fundación Bertelsmann de 2009, a más de la mitad de los jóvenes le gustaría constituir su negocio. Pero la mayoría lo que quiere es un trabajo que se ajuste a su currículo, una aspiración difícil de alcanzar teniendo en cuenta que un 44% de los jóvenes licenciados desempeña un oficio inferior a su capacidad, según la OCDE. Aunque varios especialistas aconsejan apurar al máximo antes de rebajar el listón, César Castel, director de Operaciones de Adecco Professional, pide a los jóvenes lo contrario, que sean "realistas e intenten cuadrar su interés a la demanda del mercado".
Carlos Alemany, director de la empresa de cazatalentos Korn/Ferry en España, recomienda soñar y ser prácticos: "Hay que tener un plan A y un B por si el primero falla, y es normal que pase". Cuando el A y el B fallan, muchos ven como única salida seguir estudiando. "Es el momento de invertir en formación", subraya Rodrigo Barahona, director de Selección de la consultora Tea-Cegos, que añade que debe ser "lo más concreta, corta y operativa posible". Alemany también apuesta por "un máster, a ser posible en el extranjero". En la formación "no vale la enlatada, sino la que te diferencie".
Eso hizo Ricardo Coloma, consultor de 29 años, que se marchó a la Universidad de Berkeley (California) tras quedarse en paro en junio. "Fui el último en llegar y el primero en salir", explica sobre su despido de una de las cuatro grandes consultoras. Acaba de volver con un curso de contabilidad financiera americana y espera que este "valor añadido incline la balanza" a su favor. Beatriz Zotes, bilbaína de 30 años, también ha optado por ampliar sus estudios. Licenciada en un campo "de hombres", Ingeniería, no duda de que perdió su trabajo por ser mujer. "Anuncié que me casaba y el jefe me dijo que en breve estaría embarazada. Supe que me iban a echar porque, para ellos, yo ya no era Beatriz sino un útero", se lamenta. Como lo veía venir, poco antes de acabar en la calle se matriculó en un "máster por la UNED". A finales de septiembre terminan las prácticas de su posgrado. "Y entonces, ¿qué?", se angustia.
En los estudios, la estrella son los idiomas. "Si antes abría puertas hablar inglés, hoy las cierra todas no hablarlo", enfatiza Barahona. "Es absolutamente necesario dominar otros idiomas", subraya Saiz, que apunta al inglés y a "lenguas potenciales" como árabe o chino. Los expertos también aconsejan perder el miedo y los complejos a salir fuera, donde según Alemany "los españoles son muy valorados por su creatividad y capacidad de improvisación". En este sentido, Sandalio Gómez, catedrático de Recursos Humanos del IESE, recuerda que un "mundo global requiere una mentalidad global" y pide a los jóvenes que dejen de buscar en España para hacerlo "en el mundo". "No es una maldición como lo era en los cincuenta irse a Alemania, sino una experiencia enriquecedora". Pero Gómez advierte del peligro de una huida masiva de cerebros. "Y una vez que se han ido, cómo los recuperas".
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