viernes, 20 de octubre de 2023

¿Por qué la guerra?: las cartas que se intercambiaron Einstein y Freud hace 90 años

Einstein y Freud

Albert Einstein, el padre de la física moderna, y Sigmund Freud, padre del psicoanálisis, se conocieron en la casa del hijo de este último en Berlín en 1927.

"Él es alegre, confiado y amable, y entiende tanto de psicología como yo de física, así que tuvimos una charla muy placentera", comentó el psicólogo.

Fue la única vez que se vieron en persona, pero mantuvieron una amistad epistolar, ocasionalmente ensombrecida por la amargura de Freud.

"El afortunado [Einstein] lo ha pasado mucho mejor que yo. Ha contado con el apoyo de una larga serie de predecesores desde Newton en adelante, mientras que yo he tenido que abrirme paso solo a zancadas a través de una jungla enmarañada", le escribió a princesa María Bonaparte.

También resentía su "juventud y la energía que le permiten apoyar tantas causas con tanto vigor"

Él mismo le confesó a Einstein "la envidia que no tengo miedo de poseer", excusándose en el hecho de que, como físico, Einstein gozaba del estatus de autoridad en su campo, mientras que él, como psicólogo, tenía que aceptar que hasta los ignorantes se atrevieran a opinar sobre su obra.

Uno de esos ignorantes era el mismo Einstein, quien -cuando se lo solicitaron- se había negado a apoyar la candidatura al premio Nobel que Freud tanto anhelaba. "A pesar de mi admiración por los ingeniosos logros de Freud, dudo en intervenir en este caso. No pude convencerme de la validez de la teoría de Freud", respondió el legendario físico en 1928.

La opinión de Einstein sobre el psicoanálisis mejoraría más tarde, y se lo comunicó a Freud cuando lo felicitó por sus 80 años.

"Realmente debo decirle cuánto me alegró enterarme de su cambio de parecer -le escribió Freud-. Por supuesto, siempre supe que usted me 'admiraba' sólo por cortesía y valoraba muy poco cualquiera de mis doctrinas".

La tarea

La impresión de Freud parecía desatinada a la luz del entusiasmo con el que Einstein lo había escogido unos años antes como su corresponsal cuando el Instituto para la Cooperación Intelectual invitó al renombrado físico a un intercambio interdisciplinario de ideas sobre política y paz con un pensador de su elección.

Mural del mundialmente artista callejero brasileño Eduardo Kobra basado en una foto de Albert Einstein de 1933.

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Mural del mundialmente artista callejero brasileño Eduardo Kobra basado en una foto de Albert Einstein de 1933.

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Einstein no albergaba ningún resentimiento (Mural del brasileño Eduardo Kobra basado en una foto de 1933).

"Admiro mucho su pasión por averiguar la verdad, una pasión que ha llegado a dominar todo lo demás en su forma de pensar", le escribió Einstein a Freud en 1931.

La tarea que tendrían era entender lo incomprensible: por qué la guerra.

¿Por qué la tarea?

Con las heridas de la Primera Guerra Mundial aún abiertas y el fuerte declive de las economías de todo el mundo, las tensiones sociales se habían agudizado y el totalitarismo echó raíces.

La amenaza a la paz mundial era palpable.

Jamás imaginaron lo que estaba a punto de suceder. (Afiche de la campaña electorral de Hitler, 1932)

Es por eso que la Liga de las Naciones recurrió a uno de los científicos más influyentes del mundo y pacifista perpetuo para pedirle que explorara cómo se podría lograr la paz mundial y éste, a su vez, invitó a uno de los más grandes estudiosos de la vida interior de los seres humanos.

Sus cartas fueron publicadas en marzo de 1933 en París, en francés, inglés y alemán simultáneamente.

En Alemania, el Partido Nacionalsocialista prohibió su divulgación; estremecedoramente, Adolfo Hitler, quien eventualmente desterraría tanto a Einstein como a Freud, ya había ascendido al poder.

Líderes sin poder

En su carta, fechada el 29 de abril de 1931, Einstein empezó refiriéndose a la "profunda devoción" de Freud "por el gran objetivo de la liberación interna y externa del hombre de los males de la guerra".

Mural con Freud atendiendo a una paciente en pared de México.

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Mural con Freud atendiendo a una paciente en pared de México.

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Para Einstein, los conocimientos de Freud eran valiosos en la búsqueda de una solución. (Mural en México)

"Esta fue la profunda esperanza de todos aquellos que han sido reverenciados como líderes morales y espirituales más allá de los límites de su propio tiempo y país, desde Jesús hasta Goethe y Kant".

"Estoy convencido de que casi todos los grandes hombres que, por sus logros, son reconocidos como líderes (...) comparten los mismos ideales. Pero tienen poca influencia en el curso de los acontecimientos políticos. Casi parecería que el dominio mismo de la actividad humana más crucial para el destino de las naciones está ineludiblemente en manos de gobernantes políticos totalmente irresponsables".

Continuó argumentando que la única forma positiva de avanzar es a través del establecimiento de "una asociación libre de hombres cuyo trabajo y logros previos ofrezcan una garantía de su capacidad e integridad".

Reconoció que, "en vista de las imperfecciones de la naturaleza humana", esa asociación no estaría libre de todos los defectos que a menudo llevan a la degeneración.

"A pesar de esos peligros, ¿no deberíamos hacer al menos un intento de formarla? ¡Me parece nada menos que un deber imperativo!"

Urgente y absorbente

El verano siguiente, el 30 de julio de 1932, Einstein le escribió nuevamente a Freud invitándolo oficialmente a participar en el intercambio del Instituto para la Cooperación Intelectual sobre "este urgente y absorbente problema".

"¡No más guerra!". Cartel del Partido Laborista Noruego, 1930.

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"¡No más guerra!". Cartel del Partido Laborista Noruego, 1930.

"Este es el problema: ¿Hay alguna forma de liberar a la humanidad de la amenaza de la guerra?

"Es de conocimiento común que, con el avance de la ciencia moderna, este tema ha llegado a significar un asunto de vida o muerte para la Civilización tal como la conocemos; sin embargo, a pesar del celo desplegado, todo intento de solución ha terminado en un lamentable fracaso".

Le explicó que quienes se ocupan profesional y prácticamente a abordar el problema estaban "conscientes de su impotencia para enfrentarlo" y por eso deseaban "conocer los puntos de vista de los hombres que, absortos en la búsqueda de la ciencia, puede ver los problemas del mundo en la perspectiva que brinda la distancia".

En su caso, dijo Einstein, el tema que normalmente ocupaba sus pensamientos, la física, "no permite vislumbrar los lugares oscuros de la voluntad y el sentimiento humanos", de manera que no podía hacer mucho más que aclarar la cuestión y "despejar el terreno de las soluciones más obvias" para que Freud pudiera alumbrarlo con "su amplio conocimiento de la vida instintiva del hombre".

Utopía

En la carta, presentó sus propias ideas sobre lo que podría implicar una solución: aquel organismo legislativo y judicial internacional, que resolvería todos los conflictos por consentimiento mutuo, al que había aludido en la misiva anterior.

Primera Asamblea General de la Liga de las Naciones, con representantes de 41 Estados, noviembre 15 de 1920.

Primera Asamblea General de la Liga de las Naciones, con representantes de 41 Estados, noviembre 15 de 1920.

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La Liga de las Naciones ya existía, pero no tenía el poder necesario.


Por supuesto, reconoció que tal utopía enfrentaría fuertes obstáculos.

"En la actualidad estamos lejos de poseer una organización supranacional competente para dictar veredictos de autoridad incontestable y obligar a la sumisión absoluta a la ejecución de sus veredictos.

"Por lo tanto, llego a mi primer axioma: la búsqueda de la seguridad internacional implica la entrega incondicional por parte de cada nación, en cierta medida, de su libertad de acción, es decir, de su soberanía, y es claro más allá de toda duda que ningún otro camino puede conducir a tal seguridad.

"El anhelo de poder que caracteriza a la clase gobernante en todas las naciones es hostil a cualquier limitación de la soberanía nacional".

Pero hay algo más: "Esta sed de poder político a menudo es apoyada por las actividades de otro grupo, cuyas aspiraciones están en líneas económicas puramente mercenarias".

"Pienso especialmente en ese grupo pequeño pero decidido, activo en todas las naciones, compuesto de individuos que, indiferentes a las consideraciones y restricciones sociales, consideran la guerra, la fabricación y venta de armas, simplemente como una ocasión para promover sus intereses personales y ampliar su autoridad".

Einstein con una multitud de inmigrantes en un mural del The Roosevelt Public School, Roosevelt, New Jersey.

Einstein con una multitud de inmigrantes en un mural del The Roosevelt Public School, Roosevelt, New Jersey.

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El nazismo haría de Einstein un inmigrante más en EE.UU. (Mural del artista Ben Shahn)

Einstein también formuló una serie de preguntas para enmarcar la discusión:

"¿Cómo es posible que esta pequeña camarilla [la clase gobernante] doblegue la voluntad de la mayoría, que puede perder y sufrir por una guerra, al servicio de sus ambiciones?"

"¿Es posible controlar la evolución mental del hombre para hacerla a prueba de las psicosis del odio y la destructividad?"

"No estoy pensando de ninguna manera sólo en las llamadas masas incultas.

"La experiencia demuestra que es más bien la llamada "intelligentsia" la más propensa a ceder a estas desastrosas sugestiones colectivas, ya que el intelectual no tiene contacto directo con la vida en bruto, sino que la encuentra en su forma más fácil y sintética: en la página impresa".

Terminó señalándole a Freud que su contribución "bien podría abrir el camino a nuevos y fructíferos modos de acción".
Firma de Albert Einstein
 Firma de Albert Einstein

La incómoda verdad

Unas semanas más tarde, el 12 de septiembre de 1932, Leon Steinig, director de la Liga de Naciones, le comunicó a Einstein que Freud había aceptado cooperar aunque le advertía que lo que tenía que decir podría ser demasiado pesimista para el gusto de la gente, pues no endulzaría la incómoda verdad:

 íciles de tragar. Ahora que soy viejo, ciertamente no quiero engañarlos".

Einstein le aseguró a Freud que lo que buscaba era una respuesta psicológicamente efectiva, no una optimista.

Acordados los términos, el psicoanalista procedió a plasmar sus pensamientos en su carta ese mismo septiembre.

En su carta, Freud empezó expresando su sorpresa frente a la pregunta que Einstein, un físico, le planteó a él, un psicólogo.

"Quedé estupefacto al pensar en mi (de nuestra, casi escribí) incompetencia; pues me pareció un asunto de política práctica, el estudio adecuado del estadista".

"Pero luego me di cuenta de que usted no planteaba la cuestión en su calidad de científico o físico, sino como amante de sus semejantes... Y, a continuación, me recordé a mí mismo que no estaba llamado a formular propuestas prácticas sino, más bien, a explicar el punto de vista de un psicólogo sobre la cuestión de prevenir las guerras".

Freud


A su edad, dijo Freud, no estaba para endulzar la realidad.
Freud

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Aclarado el asunto, Freud pasó a describir su teoría de la trayectoria evolutiva de la violencia, que determina "lo que debe pertenecer a uno u otro o cuál es la voluntad que debía respetarse".

Un hito es la intervención del arma, que marca "el momento en que la supremacía intelectual comienza a sustituir a la fuerza bruta".

"La fuerza bruta es vencida por la unión; el poderío aliado de las unidades dispersas hace valer su derecho contra el gigante aislado. Así podemos definir 'derecho' (es decir, ley) como el poder de una comunidad.

"Sin embargo, tampoco es más que violencia, rápida para atacar a cualquier individuo que se interponga en su camino, y emplea los mismos métodos, persigue los mismos fines, con una sola diferencia: es la violencia comunitaria, no individual, la que se sale con la suya".

Control central

Eventualmente, Freud trajo su teoría de regreso al presente.

Carta para Einstein escrita por Freud.

Carta para Einstein escrita por Freud.

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Carta para Einstein escrita por Freud.

"Hay una forma segura de poner fin a la guerra y es el establecimiento, de común acuerdo, de un control central que tendrá la última palabra en todo conflicto de intereses. Para ello se necesitan dos cosas: primero, la creación de tal tribunal supremo de la judicatura; en segundo lugar, su inversión con fuerza ejecutiva adecuada".

Sin embargo, no es suficiente una sin la otra.

"En nuestros tiempos, buscamos en vano alguna noción unificadora cuya autoridad sea incuestionable.

"Está abundantemente claro que las ideas nacionalistas, primordiales hoy en día en todos los países, operan en una dirección muy opuesta. […] Por lo tanto, parecería que cualquier esfuerzo por reemplazar la fuerza bruta por el poder de un ideal está, en las condiciones actuales, condenado al fracaso".

Sin embargo, en un pasaje menos pesimista de su escrito, señaló

"En el aspecto psicológico, dos de los fenómenos más importantes de la cultura son, en primer lugar, un fortalecimiento del intelecto, que tiende a dominar nuestra vida instintiva, y, en segundo lugar, una introversión del impulso agresivo, con todos sus consiguientes beneficios y peligros".

"Ahora bien, la guerra va más enfáticamente en contra de la disposición psíquica que nos impone el crecimiento de la cultura; por lo tanto, estamos obligados a resentir la guerra, a encontrarla completamente intolerable".

La humanización
Gustav Stresemann, ministro de Exteriores de Alemania, firmando el pacto Briand-Kellogg, renunciando a la guerra de agresión y prohibiendo el uso de la guerra como instrumento de política nacional excepto en asuntos de legítima defensa en 1928.

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Gustav Stresemann, ministro de Exteriores de Alemania, firmando el pacto Briand-Kellogg, renunciando a la guerra de agresión y prohibiendo el uso de la guerra como instrumento de política nacional excepto en asuntos de legítima defensa en 1928.

A pesar de que "no estaba llamado a formular propuestas prácticas", propuso un modelo.

A diferencia de Einstein, Freud era un elitista que pensaba que el papel de la "intelligentsia" era imponer la dictadura de la razón: "Se debe tener más cuidado que hasta ahora en educar a un estrato superior de la hombres con mentes independientes, no abiertos a la intimidación y ansiosos en la búsqueda de la verdad, cuya misión sería darle dirección a las masas dependientes".

Su idea era la humanización a través de la educación y lo que él llamó "identificación" con "cualquier cosa que lleve a los hombres a compartir intereses importantes", creando así una "comunidad de sentimientos". Esos medios, concedió, podían conducir a la paz.No obstante, Freud concluyó con ambivalencia y mucho escepticismo sobre la eliminación de los instintos violentos y la guerra. "El resultado de estas observaciones, en relación con el tema que nos ocupa, es que no hay probabilidad de que podamos suprimir las tendencias agresivas de la humanidad".

¿Cuánto tiempo?
Postal de la Conferencia Internacional de Desarme en Ginebra 1932
Postal de la Conferencia Internacional de Desarme en Ginebra 1932

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Postal de la Unión Mundial de la Mujer que decía: "Ser o no ser. Desarme o Desastre. Esa es la pregunta. ¿Están conscientes de eso?"

Al final, Freud dejó una pregunta cuyo eco es doloroso dado lo ocurrido durante los 90 años desde las dos luminarias escribieron sus ideas:

"¿Cuánto tiempo tenemos que esperar antes de que el resto de los hombres se vuelvan pacifistas?

"Imposible de decir, y sin embargo tal vez nuestra esperanza de que estos dos factores —la concepción cultural y el temor justificado de las repercusiones de una conflagración futura— puedan servir para poner fin a la guerra en un futuro cercano, no es quimérica.

"Por cuáles caminos o desvíos sucedería, es imposible adivinarlo.

"Mientras tanto, podemos confiar en que todo lo que contribuye al desarrollo cultural está trabajando también contra la guerra.

"Con el saludo más cordial y, si este exposé le resulta decepcionante, mi sincera disculpa, suyo...

Firma de Sigmund Freud
Firma de Sigmund Freud
  
*Puedes leer una de las cartas de Albert Einstein y la de Sigmund Freud (ligeramente abreviadas) en el sitio web de la UNESCO

4 aspectos fascinantes de la vida de Pitágoras (más allá de las matemáticas)

Pitágoras

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Uno de los primeros testimonios que existen sobre Pitágoras, escrito en el siglo III a.C., no habla de matemáticas, sino de habas.

Según Hermipo de Esmirna, un antiguo biógrafo griego, Pitágoras (570 a.C - 490 a.C) estaba siendo perseguido por un grupo de soldados cuando se encontró ante un cultivo de habas.

Pero en vez de pasar por encima de las plantas y dañar las habas, Pitágoras prefirió entregarse y terminó siendo asesinado por los soldados.

Puede que sea difícil creer que el mismo Pitágoras que conocimos en la secundaria -el de los números irracionales y el del famoso teorema a2+b2=c2-, hubiera preferido salvar un cultivo de habas que su propia vida, pero las anécdotas de la antigüedad revelan que este matemático pudo ser uno de los personajes más peculiares de su época.

El profesor de la Universidad de Zürich, Christoph Riedweg, autor del libro “Pitágoras: su vida, sus enseñanzas y su influencia”, le dice a BBC Mundo que quizás la mejor manera para definir a este precursor del pensamiento occidental es como un “carismático polímata”, dada la diversidad de materias que abarcó.

Aunque sea difícil saber con certeza quién era Pitágoras, los pocos textos sobre él que sobreviven más de dos milenios después de su existencia -algunos escritos por contemporáneos suyos, otros escritos casi 150 años después de su muerte- dan testimonio de uno de los personajes más interesantes de la antigüedad.

1. El primer “filósofo”
Pitágoras en La Escuela de Atenas, de Rafael Sanzio
Pitágoras en La Escuela de Atenas, de Rafael Sanzio

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En su obra "La Escuela de Atenas", el artista renacentista Rafael Sanzio plasma a Pitágoras concentrado en sus escritos. Sin embargo, ninguno de los escritos de Pitágoras ha sobrevivido.

Aunque en la actualidad el nombre de Pitágoras está relacionado con las matemáticas, hoy sabemos que, en su época, era reconocido como un estudioso de varias disciplinas.

Uno de los primeros testimonios históricos que hace referencia al polímata griego lo escribió Heráclito, un contemporáneo suyo del siglo VI a.C.: “Pitágoras, hijo de Mnesarco, practicó la investigación más que cualquier otro hombre, y haciendo una selección de estos escritos, fabricó sabiduría para sí mismo. Mucho aprendizaje, engaños elaborados”.

Este tipo de referencias a Pitágoras, en las que se le reconocen sus extensos conocimientos a la vez que se le tilda de “charlatán”, dan pistas a los historiadores que investigan al matemático, afirma Christoph Riedweg.

Por un lado, confirman que el genio griego era ya reconocido en su propia era, y lo que es más importante, parecen confirmar su existencia: “Estos primeros testimonios nos muestran cómo reaccionaban sus contemporáneos a sus enseñanzas e influencia”, dice Riedweg.

Al mismo tiempo, nos muestran que Pitágoras había recopilado información de muchas fuentes y había creado su propio pensamiento: extractos que se le adjudican al pensador griego Heráclides de Ponto aseguran que Pitágoras fue el primero en acuñar el término 'filósofo' para “resaltar su amor por el conocimiento”.

Riedweg explica que en la era presocrática de Pitágoras, Filos era un término que se usaba para exaltar la labor de un trabajador en su área específica (un filoplemos, dice, era un guerrero extremadamente hábil).

El profesor ve posible que Pitágoras hubiera acuñado el término “filósofo” para “diferenciarse a sí mismo y a sus seguidores de otros pensadores contemporáneos.”

2. Un místico y adivinador
Pitágoras rechaza unas habas
Pitágoras rechaza unas habas

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Mucho se ha especulado sobre la aversión de los pitagóricos a las habas.

Una de las críticas persistentes a Pitágoras de sus contemporáneos tenía que ver con su fama de “místico”.

“Uno de los fragmentos más antiguos que tenemos es de Jenofonte,” explica Riedweg, “quien cuenta en tono de burla una historia según la cual Pitágoras se cruzó con unas personas que golpeaban a un perro y les pidió que pararan, porque había reconocido en el animal la voz del alma de uno de sus amigos”.

Riedweg explica que estos episodios ayudan a fortalecer la imagen de Pitágoras como “líder carismático”: “Esta manera de hablar con animales es muy característica de los carismáticos en distintas culturas. Además, los que siguen a estos carismáticos están convencidos de que les ha cambiado el mundo, mientras que desde afuera, otros lo ven como un ‘timador’”.

La profesora de arte Christiane L. Joost-Gaugier señala en su libro “Midiendo el cielo: Pitágoras y su influencia en el pensamiento y el hombre”, que esta anécdota primitiva nos da luces sobre el pensamiento del personaje histórico.

“Jenofonte le atribuye tres creencias clave a Pitágoras:

1: los seres humanos tienen alma (noción que no era común en la época);
2: el alma es inmortal; y
3: en la muerte pasa de un ser a otro, proceso conocido como transmutación de almas o metempsicosis”.

Esta misma idea la usan historiadores de la antigüedad para justificar la aversión pitagórica por las habas, dice Riedweg: “Una de las cosas que decían algunos historiadores antiguos es que las almas tienen un elemento de aire, y como las habas tienen una tendencia a generar gases, podían hacer que el alma se escapara del cuerpo”.

Pitágoras y sus discipulos
Pitágoras y sus discipulos

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Los seguidores de Pitágoras seguían un estricto régimen de comportamiento y basaban todas sus ideas en los números.


Pero las referencias a las habilidades sobrenaturales de Pitágoras no paran ahí.

Aristóteles, quien vivió casi 150 años después del místico y pensador, lo consideraba un “matemático con un gran interés en los números”, que podía “predecir cuándo un oso blanco aparecería y fallecería y que podía morder y matar a una serpiente venenosa que lo hubiera mordido”.

Además aseguraba que un río lo había saludado por su nombre (¡alabado sea Pitágoras!) cuando lo iba a cruzar.

El filósofo Heráclides, por su parte, dice que “Pitágoras era capaz de recordar al menos cuatro vidas anteriores, incluida una en la que había sido un troyano llamado Euforbo que perdió su escudo en batalla con Menelao”.

3. El filósofo viajero
El tempo de Luxor en Egipto 
El tempo de Luxor en Egipto

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Los historiadores de la época dicen que Pitágoras viajó por el mundo antiguo, aprendiendo de sus culturas.

Muchos historiadores de la antigüedad coinciden en que, al menos parte de los conocimientos de Pitágoras, vinieron de otras culturas de la época.

“Gracias a biografías antiguas que tenemos -como una de Porfirio- sabemos que Pitágoras viajó bastante, en particular a Egipto”, cuenta Riedweg.

“Y es que los griegos tenían una afición particular por aquellas culturas más antiguas que la suya, en particular por Egipto, porque para Grecia, Egipto siempre fue una cultura muy antigua que tenía unos estándares muy altos”, agrega el biógrafo.

Muchos de los textos antiguos en los que se hace referencia a Pitágoras, hablan de sus viajes. Por ejemplo Antífono, en el siglo IV a.C. -que serviría de fuente a Porfirio- aseguró que Pitágoras había aprendido a hablar egipcio directamente del faraón Amosis II y que había sido el “único extranjero en ser aceptado para estudiar con los sacerdotes en Tebas”.

Los historiadores de la antigüedad, además, aseguraban que ahí había sido donde Pitágoras había aprendido los secretos de la “metempsicosis” o la transmigración de las almas.

También están las referencias a los viajes que Pitágoras habría hecho a Babilonia, donde los historiadores hoy saben se usaba su famoso teorema unos 1.000 años antes de su nacimiento.

“Sabemos que se usaba en Babilonia un buen tiempo atrás”, explica Riedweg, “uno asume que entonces lo que probablemente hizo Pitágoras fue dar una justificación teórica del teorema".

También hay testimonios que dicen que Pitágoras había aprendido aritmética de los fenicios, de los magos en Persia e incluso, hay testimonios que lo relacionan con las enseñanzas de profetas judíos como Moisés.

4. Filosofía natural
Pitágoras experimenta con cuerdas
Pitágoras experimenta con cuerdas

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Los experimentos de Pitágoras se asemejan mucho a lo que hoy conocemos como el método científico.

Para la época de Pitágoras, algunos pensadores griegos se estaban alejando del concepto de los dioses y estaban empezando a explorar maneras alternativas para explicar lo que ocurría en el mundo.

“[El filósofo griego] Tales [de Mileto] ponía el agua al centro de su mundo. Él veía el agua como absolutamente esencial, como que todo está hecho de agua, y esa era la visión presocrática del mundo: hay una apariencia superficial y, debajo de ella, están las razones reales”, dice Riedweg.

“Para Pitágoras lo más básico, lo esencial, es el número”.

En uno de los pocos extractos que sobrevive de una de las primeras biografías de Pitágoras, su alumno Aristóxeno resalta lo que pudo ser la contribución más importante del genio griego al pensamiento occidental: “[Pitágoras] Rescató y promovió el estudio de los números más que cualquier otro, separándolo de una práctica netamente mercantilista, y relacionándolo todo con los números”.

Riedweg cree que esa revelación pudo llegar con sus estudios musicales, a través de los cuales descubrió la relación entre la división de una cuerda y el sonido que emite: “Yo asumiría que el descubrimiento de las proporciones básicas de la música fue uno de los descubrimientos más importantes que hizo Pitágoras”.

El descubrir la relación de la música con los números podría haberlo impulsado a buscar otras relaciones parecidas, las cuales encontró en todo, desde los astros hasta el comportamiento de las personas.

Por ejemplo, Pitágoras creía que el movimiento de los astros y sus distancias relativas concordaban con los intervalos musicales, y que estos debería producir un sonido armónico -imposible de percibir por los humanos por ser constante- conocido como “la música de las esferas”.

“Estos filósofos presocráticos realmente eran filósofos naturales”, dice Riedweg. “Era una filosofía que podías comparar con la física y la cosmología, porque estaban buscando explicar todo en el mundo, desde por qué una planta crece hasta por qué el Nilo se inundaba”, dice el profesor.

“Estos eran los filósofos que estaban tratando de descifrar las reglas que definen el mundo”.

‘La paradoja del verdadero demócrata’, un texto inédito de Juan Benet

Esta brillante reflexión sobre el ejercicio del poder apareció sin datar en una carpeta de borradores para la novela ‘En el estado’, publicada en 1977. Te voy a revelar un secreto, le dice. Esa clase de secreto que más respeto merece pues con él no se oculta ni una falta ni un provecho. Más bien un recurso que protege una actitud y que al ser descubierto al tiempo que lo sublima la desmiente. Y por eso ha sido tan celosamente guardado....

jueves, 19 de octubre de 2023

PREMIO PLANETA. Sonsoles Ónega gana el Premio Planeta 2023.

La periodista y escritora Sonsoles Ónega recibiendo el Premio Planeta.
La periodista y escritora Sonsoles Ónega recibiendo el Premio Planeta.
La galardonada, que recibirá un millón de euros, es autora de la novela ‘Las hijas de la criada’. El finalista es Alfonso Goizueta Alfaro,con la obra ‘La sangre del padre’, que se llevará 200.000 euros.

La periodista, presentadora de televisión y escritora Sonsoles Ónega (Madrid, 45 años) ha ganado el Premio Planeta 2023 con la obra Las hijas de la criada. El finalista en esta 72ª edición es Alfonso Goizueta Alfaro, con el texto La sangre del padre. El galardón se ha anunciado la noche de este domingo durante una cena de gala en la sala Oval del Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), en Barcelona, a la que asistieron más de un millar de invitados. El Premio Planeta está dotado con un millón de euros para la obra ganadora (más que el Premio Nobel) y 200.000 para la finalista.

La novela de Ónega (que se presentó bajo el pseudónimo de Gabriela Monte) cuenta la historia, durante buena parte del siglo XX, en Galicia y en Cuba, de los Valdés, una familia de empresarios conserveros gallegos, con especial hincapié en la lucha de las mujeres del clan, que fueron decisivas para la creación de su imperio comercial. Aunque “un terrible secreto marcará sus vidas para siempre”, según adelanta la editorial.

“La conservera fue una industria que no ha sido justa con las mujeres, que se dejaron las manos limpiando pescado y cerrando latas. Esta novela hace justicia con todas ellas”, afirmó la flamante ganadora. Este premio supone un nuevo hito en la saga de personajes televisivos que triunfan en el mundo literario. También lo supone para la saga Ónega: Sonsoles, estrella de las tardes de Antena 3 (Atresmedia, una empresa del Grupo Planeta), es hija del célebre periodista Fernando Ónega y hermana de la también periodista Cristina Ónega.

“Es una novela difícil que he escrito en mitad de muchos avatares, pero en la que me sentí imantada desde el principio: es la Galicia de mi infancia”, añadió la escritora. Según relató, escribió la novela durante tres años en los camerinos de dos televisiones, compaginando escritura, televisión y maternidad. “Tener hijos y una carrera profesional es durísimo”, sentenció.

El finalista sorprende por su juventud. Alfonso Goizueta Alfaro nació en Madrid en 1999, es licenciado en Historia y Relaciones Internacionales por el King’s College de Londres, y fue precoz: con solo 17 años publicó Limitando el poder (Ediciones Nobel), donde disecciona la evolución de la diplomacia europea entre 1871 y 1939. Ahora es premiado, bajo el seudónimo de Luis Parterrío, por una narración sobre la peripecia de Alejando Magno en su avance hacia Persia y su lenta conversión, batalla tras batalla, en un “tirano que arrastra a los suyos a la muerte”. “Estoy que no me lo creo”, dijo el escritor, “es mi primera novela y que sea merecedora de este premio es maravilloso”. Alejandro Magno es, para Goizueta, el primer mandatario en usar la propaganda y considera su texto como “viaje iniciático”. Ambas novelas se publicarán el 8 de noviembre.

El jurado estuvo compuesto por José Manuel Blecua, Fernando G. Delgado, Juan Eslava Galán, Pere Gimferrer, Carmen Posadas, Rosa Regás y Belén López, directora de la editorial Planeta y secretaria del jurado con voto. “Hemos notado que este año se han presentado muchas novelas históricas, y abundan también los personajes femeninos”, dijo Eslava Galán en la rueda de prensa celebrada el sábado en la Llotja de Barcelona. La ganadora del año pasado fue Luz Gabás con Lejos de Luisiana, del que la editorial afirma haber vendido unos 600.000 ejemplares. Y el año anterior, el trío de escritores hombres apodados como una mujer: Carmen Mola. La revelación del pseudónimo produjo no poco revuelo. En los últimos años, además de aumentar la cuantía del premio (en 2021 pasó de 601.000 euros al célebre millón; empezó con 40.000 pesetas), se han ido produciendo, con excepciones, premiados que tienden a una mayor comercialidad, en detrimento de autores más “literarios”.

Una gala entre la elegancia y el espectáculo
Entre los invitados a la populosa gala (con también populoso photocall) se encontraban figuras de la política como Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social; Miquel Iceta, ministro de Cultura y Deportes; Joan Subirats, ministro de Universidades (todos en funciones), o el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni. También numerosos personajes del mundo periodístico y televisivo; algunos escritores, no tantos.
Sonsoles Ónega La periodista y escritora Sonsoles Ónega besando el trofeo del Premio Planeta. ALEJANDRO GARCÍA (EFE)

La cena del Planeta es un curioso evento entre la elegancia y el espectáculo, con una curiosa tradición: durante el curso del ágape se va anunciando una eliminatoria entre los finalistas, como en un concurso de la tele; mientras, los asistentes pueden participar aventurando una quiniela que será premiada con un lote de libros. En grandes pantallas se van proyectando también los rostros de los ganadores del premio desde su fundación. Al final del proceso, en tercera posición de la eliminatoria, resistiendo hasta el último turno junto con los dos galardonados, quedó la obra El reencuentro; su autora participó bajo el pseudónimo de Tintaleve. Una historia sobre una guerrillera sandinista, retirada en la sierra madrileña, a cuya muerte regresa su hija para ocuparse del legado la madre, todo ello en tiempos de confinamiento pandémico.

El lugar, la Sala Oval del MNAC, es uno de los espacios para eventos más grandes de Europa, según informa el propio museo, con una bóveda majestuosa y un gran órgano alemán de la compañía E.F. Walcker inaugurado el 6 de julio de 1929 por Alfred Sittard. Necesita una restauración de tres millones de euros (lo equivalente a tres premios Planeta). En este espacio inauguró Alfonso XIII la Exposición Universal del mismo año. Resulta difícil imaginar cómo se cocina para más de un millar de personas, pero el caso es que se hace: un ejército de camareros sirvió ensalada de huerta con langostinos de Sant Carles, lomo de lubina y roll de verduras con piñones, y, de postre, chiboust de castaña a la vainilla (los nombres de los platos están resumidos por cuestión de espacio). Cava y vinos variados.

Un récord histórico
En esta edición se han presentado al Planeta 1.129 novelas, un récord en la historia del premio. Son 461 más que el año anterior, un incremento notable (del 40%) que la organización achaca a la simplificación en el proceso de presentación de las obras: este año se pudieron enviar por correo electrónico, evitando el engorro de la impresión, la encuadernación y el envío. Después del paso de varios filtros de lectores externos e internos a la editorial, se fueron decantando poco a poco los 10 textos finalistas que se presentaron al jurado. Como explicó José Creuheras, presidente del Grupo Planeta y de Atresmedia, en el encuentro del sábado, también es posible que un miembro del jurado rescate para la final algún texto que sabe que ha sido presentado, pero que no tiene por qué haber pasado los citados filtros. Puede verse como la reparación de una injusticia. O como un atajo.

Ya son 45 millones de personas las que han leído novelas galardonadas con el Premio Planeta en sus 72 ediciones, una distinción que ha ido señalando las líneas maestras de la literatura comercial en castellano: existen lectores fieles al premio cada año y este libro se convierte además en un objeto tradicional de regalo. Entre los premiados históricos se encuentran premios Nobel como Camilo José Cela o Mario Vargas Llosa, pero también una nutrida muestra de los grandes nombres de la literatura de las últimas décadas como Juan Marsé, Eduardo Mendoza, Antonio Muñoz Molina, Maruja Torres, Clara Sánchez, Terenci Moix o Manuel Vázquez Montalbán. Del primer ganador, Juan José Mira, con En la noche no hay caminos, hace 72 años, no se recuerda demasiado. Durante toda su historia, desde 1952, han sido 27.000 los escritores que han probado suerte enviando un ejemplar manuscrito. Solo unos pocos han logrado la gloria (y el dinero).

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Piketty, el último gran intelectual francés.

Mediático y con influencia en el debate público, pertenece a una estirpe de pensadores franceses que no se limitaron a interpretar el mundo, sino que pretenden transformarlo.

Es el último gran intelectual francés, el heredero de esos escritores, pensadores, historiadores o sociólogos que, además de despuntar en su especialidad, influían en el debate público. Thomas Piketty (Clichy, 52 años) es economista, pero, quien haya escuchado sus intervenciones o le haya leído, se habrá dado cuenta de que es más que un economista. A veces es historiador. Y a su manera, político. Pertenece a la estirpe de filósofos, por usar la expresión de Marx, que no se limitaban a interpretar el mundo. Pretende transformarlo ...