lunes, 13 de noviembre de 2023

Sahra Wagenknecht lanza su nuevo partido. Dossier

Sahra Wagenknecht Matteo Bortolon Loren Balhorn Heinz Bierbaum 31/10/2023


Petra Kühling (Antenne-Thüringen): Echemos un vistazo a Turingia y concretamente a la situación del Partido de Izquierda (Die Linke), que es de donde usted procede. En Turingia tiene más éxito que en la mayoría de los demás estados federados e incluso aporta al primer ministro Bodo Ramelow. ¿Tiene que temer ahora aún más perder su puesto si se presenta la alianza Sahra Wagenknecht?

Sahra Wagenknecht: Bueno, die Linke no es en absoluto nuestro adversario político, pero especialmente en Turingia se da desde hace años la situación de que es casi imposible formar gobierno. Y por supuesto esperamos que cuando nos presentemos a las elecciones en Turingia, contribuyamos a la formación de un gobierno razonable con mayoría. Pero como he dicho, todo eso está aún en el aire, no hemos hecho más que empezar. Una cosa es segura: sólo nos presentaremos a las elecciones si realmente contamos con muy buenos colaboradores, que luego puedan desempeñar también de forma competente el trabajo parlamentario.

Petra Kühling: Acaba de decir: "Sólo si te presentas en Turingia". Entonces, ¿eso aún no se ha decidido?

Sahra Wagenknecht: Bueno, en primer lugar, sólo es seguro que nos presentaremos a las elecciones europeas. Pero, por supuesto, nuestro objetivo es presentarnos a las elecciones estatales de Turingia, Sajonia y Brandemburgo, porque la gente lo espera. Así que, en Europa, sin duda podremos mover una o dos cosas, pero por supuesto se trata sobre todo de cambiar las condiciones de vida de la gente aquí en el país, para lo cual las elecciones estatales son muy, muy importantes, y también percibo por la respuesta que recibo, que también hay mucha, mucha gente de Turingia que me escribe y que está deseando y que por supuesto ahora también está esperando que también puedan votar a Alianza Sahra Wagenknecht en Turingia, así que ya hay una gran presión de expectación. Pero, por supuesto, cuando el partido se ponga en marcha, primero tenemos que empezar a crear asociaciones regionales. Y como ya he dicho, en unas elecciones estatales hay que contar con un equipo muy bueno. Ya tenemos socios interesantes en Turingia, así que tengo bastante confianza, pero por supuesto la decisión aún no es definitiva.

Petra Kühling: Usted dice que ya está manteniendo conversaciones. Probablemente no haga falta que pregunte nombres, pero ahora, por supuesto, hemos preguntado a die Linke de Turingia, que por su parte dice que no teme ninguna migración a su alianza. ¿Cómo sería un equipo así, por echar un vistazo entre bastidores? ¿Hay otras personas de Turingia que no procedan de la política, o hay candidatos de otros estados federados?

Sahra Wagenknecht: Bueno, supongo que también habrá gente de la izquierda de Turingia y en realidad de toda la República Federal que nos apoyará. Pero, por supuesto, no será lo único. Hay muchos, incluso fuera de la base de die Linke, que se han dirigido a nosotros y quieren apoyarnos. Eso también lo deseamos expresamente. Queremos ser un partido elegido tanto por los que están luchando de verdad ahora, algunos de los cuales tienen que vivir con este salario mínimo realmente ridículo, con el que no se puede vivir.

Pero también queremos ser elegidos por los artesanos, por las pequeñas y medianas empresas, porque también están siendo perjudicadas masivamente por la política de la coalición del "semáforo" (SPD-socialdemócratas, Grünen-verdes y el FDP-liberales). Muchas de ellas tienen temores existenciales, por ejemplo, si su negocio sobrevivirá o cómo podrán hacer frente a los elevados costes de la energía. En este sentido, me complace que haya partidarios y personas de este espectro que digan que el nuevo proyecto es lo que necesitamos ahora.

Petra Kühling: En su opinión, ¿qué tamaño tiene que tener una alianza o una asociación nacional? ¿Cuánta gente hace falta para decir: ahora somos lo bastante fuertes como para presentarnos a unas elecciones así?

Sahra Wagenknecht: Bueno, poco a poco iremos creciendo en número de miembros. Siempre es un problema de los partidos jóvenes que, por un lado, atraen a mucha gente que honestamente quiere implicarse, pero por otro, también atraen a gente que cree que sólo conseguirán una plataforma y que entonces serán más bien destructivos. Por eso, ser miembro de pleno derecho no significa que vayamos a aceptar a miles de personas en muy poco tiempo, aunque ya estamos recibiendo muchas consultas.

Para todos los que quieran participar, habrá por supuesto una forma de apoyarnos. Especialmente durante la campaña electoral, lo necesitamos con mucha urgencia y creo que sin duda será posible. Más importante es la cuestión de si contamos con el personal adecuado para formar un grupo parlamentario competente que pueda cubrir los distintos ámbitos. Potencialmente, no se tratará sólo de un papel de oposición en Turingia. Eso ya se verá. Necesitamos personas competentes que también tengan cierta experiencia administrativa. Estamos manteniendo conversaciones al respecto, pero por supuesto todo sigue abierto por el momento.

Petra Kühling: Cuando hablamos con la gente de la calle, cosa que hacemos con regularidad, todos se plantean una pregunta: ¿a quién pueden votar? Su partido -según las encuestas- es muy popular también en Turingia, pero también he oído que muchos turingios piensan que votarán directamente a Sarah Wagenknecht. ¿Es una opción que usted se presente como candidata principal?

Sahra Wagenknecht: No. Sería atractivo, porque me gusta mucho, mucho Turingia, y soy nativa de Turingia. Siempre me ha gustado Weimar, me gusta Erfurt y crecí en Jena. Así que sería, digamos, una buena idea para mí personalmente, pero por supuesto no puede funcionar, porque tengo que estar presente en todo el país. Pero sí que estaré en la campaña electoral en Turingia, y me aseguraré de que todos los que se presenten por nosotros, si nos presentamos, representen, por supuesto, ideas que sean al menos en esencia las mismas que las que yo defiendo. Así que si la gente vota a Alianza Sahra Wagenknecht, también obtendrá un programa y un personal que realmente lo defiendan. Eso puedo prometérselo.

Petra Kühling: Acaba de decir que incluso después de unas elecciones estatales, el partido no tiene que permanecer en la oposición. Pero eso significaría que tendrían que presentarse con una personalidad que pudiera competir con Bodo Ramelow. Al fin y al cabo, sigue teniendo la prima de primer ministro.

Sahra Wagenknecht: Bueno, creo que lo discutiremos cuando esté claro cómo nos vamos a presentar, si nos vamos a presentar, con quién nos vamos a presentar y, como he dicho, me gustaría que trabajáramos juntos con die Linke, por supuesto, y todas estas son preguntas que tendrán que responderse en el futuro.

Petra Kühling: Usted ha dicho varias veces que quiere a la gente que, en este momento, por supuesto, no sabe qué votar debido a la política de la coalición del "semáforo". Usted quiere ofrecer una alternativa de la razón, también en contraste con la AfD, que está recogiendo muchas personas desesperadas en este momento. ¿Cuál es exactamente su grupo objetivo?

Sahra Wagenknecht: Realmente hay mucha gente. Lo he notado desde hace meses, porque también se me acercan por la calle o personas que me escriben, que simplemente ya no saben qué votar. No les convence ninguno de los partidos, tienen la sensación de que los" semáforos", y esto es cierto, llevan a cabo una política muy, muy desordenada, miope e incompetente. Pero también se dan cuenta de que la CDU no es una alternativa convincente, y al final llegan a la conclusión: Si voto a la AfD, al menos podré señalar al Gobierno lo descontento que estoy.

Es comprensible que queramos atraer a estas personas, pero también a otras que ahora podrían votar por el mal menor. Hay gente que vota a la CDU simplemente porque quiere deshacerse de los "semáforos" y no porque Merz les convenza. Mucha gente ya ni siquiera acude a las urnas, así que, por supuesto, eso también es un votante potencial. También me alegraría que pudiéramos motivar más a estas personas para que acudan realmente a las urnas y voten, de modo que algo cambie en el país.

Petra Kühling: Hasta cierto punto, sin embargo, también está claro en las encuestas que algunos de los actuales votantes de AfD optarían sin duda por su alianza. Bodo Ramelow dijo en la ZDF: Si hubiera querido presentarse contra Höcke y la AfD, podría haberse presentado con él. ¿Qué le parece?

Sahra Wagenknecht: Sí, me sorprendió un poco, porque en círculos de die Linke de Turingia estaba claro, no por Bodo Ramelow personalmente, sino por otros, que pensaban que yo debía dejar la izquierda. Creo que los turingios también fueron excluidos del partido. No lo sé exactamente, pero creo que sí. Así que es un poco tarde, pero como he dicho, si nos presentamos en Turingia, seguro que estaremos representados en el próximo parlamento estatal, al igual que el Partido de die Linke, y creo que deberíamos tratarnos con justicia.

Petra Kühling: ¿Eso significa que La Izquierda sería un posible socio de coalición?

Sahra Wagenknecht: Es demasiado pronto para pensar en posibles coaliciones y opciones. Ahora tenemos la tarea de ponernos de acuerdo en los Länder y espero de verdad que consigamos confeccionar una buena lista para poder presentarnos y luego tendremos que hablar de todo lo demás después de las elecciones. Ahora es demasiado pronto.

Petra Kühling: Ahora me gustaría preguntar brevemente sobre el contenido, ya hemos oído una serie de cosas que deben cambiar políticamente. Por ejemplo, cuestionar la OTAN. ¿Tiene usted también cuestiones concretas de política estatal en las que ya pueda decir claramente lo que hay que cambiar en Turingia, por ejemplo?

Sahra Wagenknecht: Turingia es también un Estado federal que vive en gran medida del hecho de que también hay asentamientos industriales. Es el caso de Alemania en su conjunto, pero especialmente de los estados del este, entre ellos Turingia. Muchos alemanes del Este experimentaron lo que significa el hundimiento de la industria tras la reunificación. Cuando se produce la desindustrialización, arrastra a regiones enteras, y mientras tanto hay bastantes nuevos asentamientos en Turingia. También hubo empresas que sobrevivieron a la Wende (el proceso que llevó al cambió de régimen en la Alemania del Este o República Democrática de Alemania). Creo que mucha gente en Turingia está preocupada por la estabilidad de la estructura industrial. Es una cuestión muy importante. Una segunda cuestión, sobre todo en el Este, son los salarios. Hay mucha gente en el Este que sigue trabajando con el salario mínimo. Eso es realmente impensable, porque no se puede vivir con eso. Lo decimos claramente: el salario mínimo de 14 euros es imprescindible. Es lo mínimo para llegar a fin de mes.

La cuestión de las pensiones es también algo que preocupa a mucha gente en Turingia. Si trabajas durante muchos años y sin embargo te ves en una situación realmente humillante en la vejez, que ya no puedes permitirte muchas cosas o tienes que ser mantenido por tus hijos. Eso no debe ocurrir. Esto está mucho mejor regulado en otros países europeos. En Austria, un pensionista tiene de media 800 euros más al mes. Todas estas cosas no son específicas de Turingia, pero, por supuesto, todas ellas son cuestiones que desempeñan un papel importante en la campaña electoral.

Por supuesto, las personas sobre el terreno que participarán en nuestra campaña también aportarán una serie de impulsos sobre todas las cuestiones concretas de política estatal.

Petra Kühling: En cuanto a los salarios y las condiciones de trabajo, los políticos de die Linke de Turingia probablemente me habrían dado la misma respuesta ahora.

Sahra Wagenknecht: No todo lo que dice die Linke está mal, sólo porque la dirección del partido tome ahora un rumbo diferente. Llevo años participando en la Izquierda porque ha abordado muchas cuestiones que también me parecen importantes. Lo que ocurre es que en los últimos años la izquierda ha cambiado mucho en la política nacional. Creo que Turingia es un poco la excepción con Bodo Ramelow, pero en la línea general ha habido otras prioridades. Y como he dicho, si estamos de acuerdo, eso no es precisamente malo.

Petra Kühling: Algunos han dicho que usted está dando el golpe de gracia a die Linke. ¿Qué opina al respecto?

Sahra Wagenknecht: No, no estoy dando el golpe de gracia a nadie y no quiero contribuir en modo alguno a que die Linke se debilite aún más. El problema es simplemente que, con el cambio de rumbo de los últimos años, die Linke se ha quedado cada vez más fuera de juego. Ha quedado claro que no hay suficiente potencial de votantes para las prioridades políticas de la actual dirección del partido. Esto es, por supuesto, un problema. Nos hemos ido debilitando en casi todos los estados federados, con cierta excepción de Turingia, pero en todos los demás estados federados. En Hesse nos han echado del último estado de Alemania occidental. También en Alemania oriental, en Sajonia y Brandeburgo, tenemos unos resultados muy, muy débiles. Die Linke solía tener un enorme potencial allí. La gente fue expulsada y ése es, por supuesto, el problema central que les ha llevado a la a su propia desaparición. No quiero hacer daño, pero por supuesto quiero poder defender las políticas que represento sin que me digan constantemente que voy en contra de la línea de die Linke. Eso ya no era compatible, y por eso tuvimos que separarnos en algún momento.

Petra Kühling: Antes ha dicho que viene muy a menudo a Turingia. Usted también nació en Jena. ¿Hasta qué punto se puede decir que sigue sintiéndose como en casa aquí? ¿Sigue sintiéndose como en casa?

Sahra Wagenknecht: Puedo decir que siempre que vengo a Turingia, de alguna manera me siento como en casa. Quiero decir que uno no olvida el lugar donde creció. El paisaje, la gente, la lengua... todo. Me resulta muy, muy familiar. Weimar, por ejemplo. Trabajé en la Casa Goethe como alumna. Precisamente porque también me gusta leer a los clásicos alemanes, incluido Goethe.

Me gusta venir a Turingia y así es. Disfruto más de los eventos en Turingia que quizás de los eventos en algún lugar en el que nunca he estado y en el que no me siento tan a gusto.

Fuente: Antenne-Thüringen, 26 de octubre de 2023

Alemania: la izquierda estalla. Sahra Wagenknecht líder del nuevo partido 

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domingo, 12 de noviembre de 2023

“Skimpflation”, la otra forma de inflación que está pasando inadvertida para clientes y usuarios

Caja de pago en un supermercado

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Cada vez más los clientes pagan y empacan ellos mismos sus compras.


Los productos en las estanterías de los supermercados son cada vez más pequeños, pero lo clientes pagan el mismo precio.

Es una práctica conocida como "shrinkflation", un tipo de inflación que a menudo pasa desapercibida.

Pero además de reducir el tamaño de los productos, las empresas también están disminuyendo la calidad y disponibilidad de sus servicios, al tiempo que mantienen los precios estables.

“Skimpflation es cuando las empresas escatiman en la calidad de un producto o servicio", dice Scott A. Wolla, responsable de educación económica del Banco de la Reserva Federal de St. Louis.

A medida que los precios de las materias primas aumentan con la inflación, las compañías ahorran gastando menos en servicios o materiales para seguir siendo rentables y estos recortes se transmiten al cliente, aunque el precio que pagan sea el mismo.

En términos generales, la skimpflation es un problema importante que enfrenta el consumidor y que puede manifestarse en cambios laborales, como menos trabajadores para ayudar en las tiendas; degradar la calidad de las ofertas o eliminar niveles de servicio.

También ocurre cuando cambian ingredientes de alta calidad por otros de menor calidad en la fabricación.

Y aunque los cambios a veces son significativos, a menudo no nos damos cuenta, tal y como pasa con la reducción de tamaños de los productos.

Entrada a uno de los parques de Disney
Entrada a uno de los parques de Disney

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Menos servicios por el mismo precio: esa es la skimpflation que sufrieron los visitantes de los parques de Disney.

En 2021, los consumidores criticaron a Disney por reducir lo que ofrecía en cada nivel de precio de sus entradas.

Durante el proceso de recuperación tras la pandemia de covid-19, la compañía no reinició sus servicios de tranvía hacia y desde los estacionamientos, lo que obligó a los visitantes a caminar casi una milla para entrar y salir de los parques.

Después de recibir una fuerte reacción de los visitantes enojados, Disney comenzó lentamente a restablecer el servicio.

Varias industrias están aplicando estos cambios que afectan a los consumidores, pero la mayoría no se dan cuenta rápidamente de la tendencia.

Difícil reconocer la calidad

Esto se debe a que es más complicado verlo en tiempo real.

"A veces es difícil para los consumidores reconocer la calidad", dice Joseph V. Balagtas, profesor asociado de economía agrícola en la Universidad Purdue, Estados Unidos.

Wolla está de acuerdo. "Esto es más difícil que la shrinkflation (algo así como reduflación, una mezcla de reducción con inflación), donde un consumidor puede simplemente ver el precio por unidad, digamos dólares por gramo o litro".

Es mucho más fácil leer una etiqueta y ver que la bebida que tiene en la mano es más pequeña, que saber que su cafetería local dejó de usar ingredientes orgánicos.

En las tiendas de comestibles, explica Balagtas, ahora es normal que los clientes empaqueten sus propios artículos en la caja en lugar de que un dependiente lo haga por ellos.

El número de estaciones de autopago ha aumentado en todo el mundo, con menos trabajadores disponibles para ayudar a los clientes a pagar, un cambio que algunos consumidores interpretan como una degradación del servicio.

Un café 
Un café

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¿Sabrías decir si el café que bebes en una cafetería procede de comercio justo?


Los pasillos de las tiendas de comestibles también están plagados de skimpflation. Junto con la reducción del tamaño y la cantidad de productos, los fabricantes de alimentos la están aplicando a la calidad de los productos para reducir costos.

A menudo, esto incluye cambiar ingredientes caros y de primera calidad por otros más baratos y de menor calidad, manteniendo los mismos precios, o incluso incrementándolos.

Para ahorrar dinero, por ejemplo, Balagtas dice que algunos fabricantes de helados han reducido parte de la costosa grasa láctea de sus productos, reemplazándola con "otros ingredientes, que incluyen agua y otros componentes de la leche, pero también edulcorantes", dice Balagtas.

Por otra parte, si el servicio de restaurante también parece más lento, no es un fenómeno aislado.

Una camarera toma nota de un pedido 

Una camarera toma nota de un pedido

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Menos camareros por mesa también es skimpflation ya que el cliente obtiene peor servicio.

La escasez de mano de obra y el agotamiento generalizado entre los trabajadores en el sector servicios se tradujeron en que la falta de personal haya llevado a un servicio más lento para los comensales.

En otras partes del sector de la hospitalidad, los hoteles mantienen estables los precios de las habitaciones, pero solo ofrecen servicios de limpieza si el cliente los solicita.

Y a medida que estas estrategias se generalizan en un entorno de inflación se vuelven más evidentes, especialmente en los alimentos, dice Balagtas.

Comprar precios

Aunque las empresas pueden ser sensibles a la reacción de los consumidores, el experto cree que la mayoría de las multinacionales han anticipado alguna respuesta negativa y han tomado la decisión de que los beneficios superan los costos.

Por ahora, en una economía de skimpflation, los consumidores tienen que ser particularmente ingeniosos y conocedores para obtener el máximo valor de los bienes y servicios.

Tanto Balagtas como Wolla recomiendan comparar precios para detectar a las empresas que llevan a cabo estas prácticas.

Dos yogures de diferente tamaño

Dos yogures de diferente tamaño

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En la "shrinkflation", la empresa reduce el producto. En la "skimpflation", la compañía ofrece peor servicio por el mismo precio.

Sin embargo, no todas las esperanzas de una mejor calidad y servicio están perdidas.

La competencia, especialmente en industrias donde los estándares más altos son más observables y esenciales, significa que "existirá un mercado para la calidad", dice Balagtas.

Simplemente, algunas empresas optarán por ofrecer mayor calidad que sus competidores para destacar.

Sin embargo, es posible que los consumidores aún tengan que hacer una concesión: las opciones de mayor calidad pueden tener precios más altos.

Así que en lo que respecta a los efectos de la inflación, los golpes siguen llegando.

LOS ÁRBOLES Y EL BOSQUE COLUMNA. El negacionismo de los horrores de la colonización niega las injusticias del pasado... pero también del presente.

Cazador aborigen en Australia.
Cazador aborigen en Australia.GRANT FAINT (GETTY IMAGES
Un referéndum en Australia para dar nuevos derechos políticos a los aborígenes provoca una campaña de desinformación contra los primeros pobladores de la isla-continente

El viaje del Homo sapiens a Australia hace como mínimo 50.000 años se mantiene como uno de los grandes misterios de la humanidad. ¿Por qué nuestros antepasados llegaron antes a la inmensa isla continente que a Europa, que está mucho más cerca de África? ¿Cómo navegaron en mar abierto? ¿Qué tipo de embarcaciones utilizaron? Bill Bryson resumió así ese irresoluble problema en su tronchante libro de viajes En las antípodas (RBA): “Uno de los acontecimientos más trascendentales en la historia de la humanidad tuvo lugar en una época que solo podemos imaginar y con medios que son difíciles de creer. Me refiero, evidentemente, a la aparición del hombre en Australia”.

No sabemos cómo lo hicieron, pero la arqueología demuestra que llegaron, se multiplicaron y poblaron un territorio inabarcable. Ese es el primer gran misterio. El segundo gran misterio es por qué otros humanos no volvieron a Australia durante miles y miles de años, hasta que el capitán inglés James Cook alcanzó sus costas en 1770. Entonces los habitantes originarios de Australia, los aborígenes, la cultura continuada más antigua de la humanidad, sufrieron un cataclismo, un exterminio físico y cultural. Nunca recuperaron sus derechos y siguen luchando todavía por ellos.

Pinturas parietales en el abrigo de Gwion Gwion, en Kimberly. AUSCAPE (UNIVERSAL IMAGES GROUP VIA GETTY) MÁS INFORMACIÓN

Aborígenes australianos: la cultura más antigua de la tierra se rebela contra su suerte

El 14 de octubre se va a celebrar en Australia un referéndum que enmendaría la Constitución, para conceder a las llamadas Primeras Naciones una opinión sobre las decisiones legislativas y gubernamentales que les afectan. No parece algo demasiado revolucionario: en Finlandia, por ejemplo, existe una legislación muy parecida para los sami. Sin embargo, los sondeos indican que, salvo sorpresas, ganará el no porque los aborígenes están sufriendo una campaña de desinformación terrorífica. No es nada nuevo: hasta 1971 los primeros habitantes de Australia no tenían derechos políticos —ni siquiera aparecían en el censo— y sus hijos eran sistemáticamente arrancados de sus familias para ser educados en colegios blancos —lo que se ha llamado Las generaciones robadas—. Actualmente representan el 3,8% de la población australiana, pero los porcentajes de encarcelamiento, alcoholismo y pobreza son devastadores.

Los británicos no solo trajeron mala comida a las antípodas, como bromea Bryson, sino una colonización aniquiladora. Su objetivo era único en la historia de la humanidad: no pretendían ocupar Australia, sino convertirla en una gigantesca prisión. Robert Hughes explica en La costa fatídica (Edhasa, uno de los grandes libros de historia sobre Australia, desgraciadamente agotado en castellano) que “aquel litoral sería testigo de un nuevo experimento colonial, inédito hasta entonces. Un continente inexplorado se convertiría en cárcel. El espacio que lo rodeaba, el aire mismo, el mar, todo el transparente laberinto del sur del Pacífico, se convertirían en un muro de 22.000 kilómetros de espesor”.

Aquel plan, más o menos equivalente a establecer en la actualidad una prisión en la Luna, pasaba por el exterminio de los aborígenes. “Los australianos estaban divididos en tribus”, escribe Hughes sobre su situación cuando llegaron los ingleses con su cordero con menta y su tormenta de destrucción. “No tenían noción de la propiedad privada, pero sí una clara conciencia del territorio, pues estaban ligados a sus tierras ancestrales por el totemismo”. La isla continente estaba unida por mapas invisibles en forma de canciones, que se transmitían de una generación a otra durante milenios —lo que Bruce Chatwin llamó Los trazos de la canción en su célebre libro de viajes— y que todavía se conservan: por eso se considera que los aborígenes son la cultura más antigua de la humanidad. El hilo que une sus tradiciones con el pasado está todavía vivo (lo que no quiere decir que a la vez no esté en constante evolución).

Aborígenes pescando en una fotografía sin datar.

ILBUSCA (GETTY IMAGES) 

El exterminio fue lento, porque Australia es inmensa, pero implacable. Los últimos aborígenes no contactados emergieron del desierto de Gibson en 1984, dos siglos después de la llegada de Cook: eran los supervivientes de una aniquilación sistemática y cruel. “La idea de considerarlos infrahumanos se prolongó hasta bien entrado el siglo XX”, escribe Bryson. “Donde los aborígenes sobrevivieron, se les trató de la forma más despiadada”, prosigue. Muchas series y películas muestran la marginación en la que siguen varados en la actualidad, desde la policiaca Mystery Road (disponible en DVD) hasta la política Total Control (Filmin) o Redfern now, sobre uno de los guetos de Sídney en los que siguen confinados. Sweet Country (Filmin), un excelente wéstern australiano, transcurre, en cambio, en el momento cumbre del exterminio.

Cada vez más historiadores están revisando la historia de Occidente teniendo en cuenta los horrores de la colonización, como la esclavitud, el sometimiento, explotación o exterminio de las poblaciones indígenas (normalmente las tres cosas a la vez). Es algo que indigna a la derecha, en Estados Unidos, pero también aquí, véase Malinche, el musical de Nacho Cano, que convierte la conquista de América en cuento de hadas. El negacionismo se debe a que no se denuncian solo injusticias del pasado, sino del presente, como demuestra la tormenta de mentiras y odio que se ha desatado contra los aborígenes solo porque tratan de recuperar una mínima parte de unos derechos que les robaron hace 200 años. Como dice un personaje de la novela El fantasma de las palabras de Louise Erdrich (Siruela), una escritora estadounidense de origen ojibwe, “un pueblo que se ve a sí mismo principalmente como víctima está condenado”. Y ni los aborígenes, ni los pueblos nativos americanos, están dispuestos a ser condenados otra vez.


sábado, 11 de noviembre de 2023

3 claves para entender el polémico acuerdo del PSOE con los independentistas catalanes para lograr la investidura de Pedro Sánchez en España

El presidente español, Pedro Sánchez.

Pie de fEl presidente español, Pedro Sánche

España está más cerca de saber quién gobernará el país los próximos cuatro años, pero lo hace sumida en un ambiente de tensión política y social.

Tras semanas de intensas negociaciones, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), liderado por el actual presidente en funciones Pedro Sánchez, logró un polémico acuerdo con el partido independentista catalán Junts per Catalunya.

Esto es clave para que Sánchez sume los apoyos necesarios en el Parlamento para ser investido nuevamente como presidente del gobierno de España.

Y es que en las elecciones del pasado mes de julio, ninguno de los candidatos logró la mayoría de votos necesaria para formar gobierno por sí mismo.

Al contrario de lo que sucede en la mayoría de los países de América Latina, España se rige por un sistema parlamentario.

Es decir, en las elecciones generales no se elige directamente al presidente, sino a un Parlamento. Y son sus miembros los que votan la formación de un Ejecutivo.

Se requiere un voto favorable de una mayoría absoluta de 176 de los 350 diputados para ser investido presidente en un primer intento, o mayoría simple, es decir más síes que noes, en un segundo.

El Partido Popular (centro-derecha) de Alberto Nuñez Feijóo ganó las elecciones al ser el más votado y obtener 137 diputados, pero no logró la investidura ni en primera ni en segunda votación por la falta de apoyos de otros partidos.

Ahora es el turno de Sánchez, que cuenta con 122 diputados.

El líder socialista buscar repetir el llamado “bloque de investidura”, la heterogénea relación de grupos de izquierda y nacionalistas e independentistas que facilitaron su ascenso al poder en 2020.

Sánchez ya se había asegurado el apoyo, entre otros, del grupo de izquierda Sumar, de independentistas vascos y de los independentistas catalanes de ERC.

Pero para obtener los votos definitivos le faltaba un acuerdo con Junts per Catalunya, que finalmente se anunció este jueves y que causó una gran polémica, por contemplar una amnistía para los condenados por el proceso independentista catalán, que culminó en 2017 con una declaración de independencia unilateral ilegal.

El pacto se dio a conocer tras días de tensión en la calle y protestas frente a las sedes del Partido Socialista, principalmente en Madrid, que se repitieron este jueves.

Pedro Sánchez el día de las elecciones.

Pedro Sánchez el día de las elecciones.

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El partido de Sánchez no logró la victoria en las elecciones del pasado julio, pero cuenta con más apoyos parlamentarios que los conservadores.


 1. En qué consiste el acuerdo

En el texto, que se dio a conocer este jueves, tanto PSOE como Junts per Catalunya reconocen sus “profundas discrepancias”, además de “desconfianzas mutuas”, pero también ven esto como una oportunidad que tienen la “voluntad de aprovechar de forma responsable”.

El pacto contempla:
  • Creación de "un mecanismo internacional entre ambas organizaciones que tenga las funciones de acompañar, verificar y realizar seguimiento de todo el proceso de negociación y de los acuerdos a los que se llegue".
  • Una ley de amnistía para los políticos, líderes catalanes y ciudadanos implicados en el procés (proceso independentista catalán que derivó en la celebración de un reférendum de independencia declarado ilegal por la Justicia y una declaración unilateral de independencia) que “han sido objeto de decisiones o procesos judiciales”.
  • Participación de Cataluña de modo directo en las instituciones europeas y demás organismos y entidades internacionales. La investidura de Pedro Sánchez, con el voto a favor de todos los diputados de Junts.
  • La estabilidad de la legislatura de Pedro Sánchez.
Este último punto está sujeto a los avances y al cumplimiento de otros posibles acuerdos que resulten de negociaciones que ambos se comprometen a mantener sobre dos aspectos sobre los que hay mayores discrepancias.

Estos son:

  • La propuesta de Junts de un referéndum de autodeterminación sobre el futuro político de Cataluña bajo el amparo de la Constitución. 
  • La propuesta de Junts sobre una excepción fiscal para Cataluña que permita a esta comunidad autónoma quedarse con el 100% de lo recaudado en impuestos en ese territorio, entre otras medidas económicas.

Carles Puigdemont anunciando el acuerdo.

Carles Puigdemont anunciando el acuerdo.

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Puigdemont, fundador de Junts per Catalunya, habló del acuerdo desde Bélgica, donde se encuentra desde 2017.


2. Por qué es polémico

El independentismo catalán, así como su relación con el gobierno de España, es un asunto que ha estado en la agenda política del país desde hace más de una década y ha generado suspicacias y grandes tensiones.

El máximo punto de tensión en el llamado procés fue el referendo de autodeterminación de Cataluña de 2017, por el que varios líderes políticos y ciudadanos catalanes fueron condenados por la justicia española, ya que había sido previamente declarado ilegal y suspendido por el Tribunal Constitucional.

Se celebró el primero de octubre de ese año, en una jornada violenta con la intervención de fuerzas de seguridad del Estado.

El entonces gobierno catalán, encabezado por el expresidente Carles Puigdemont, consideró los resultados legítimos y declaró de modo unilateral la independencia de Cataluña. Días después, Puigdemont huyó a Bruselas para evitar ser enviado a prisión.

Con los acuerdos anunciados este jueves, las condenas contra los líderes independentistas, sus colaboradores y los ciudadanos serían anuladas, así como los procesos legales en marcha. De esta manera, Puigdemont podría regresar a España.

No obstante, eso depende de cuándo será aprobada la ley en el Congreso, pues los socialistas tienen que presentar el proyecto de ley para que los parlamentarios lo registren y se prevé que ese proceso se demore.

Además, existe la posibilidad de que la aplicación de la ley se paralice por la vía legal aun siendo aprobada por el Congreso.

Y es que la amnistía es fuente de una gran polémica en el país europeo, donde algunos líderes políticos han llegado a argumentar que se trata del fin del Estado de Derecho.

El propio Sánchez se había opuesto a una amnistía hasta las elecciones del pasado 23 de julio, antes de necesitar el apoyo de los independentistas catalanes para poder seguir siendo presidente.

Manifestantes frente a un grupo de policías antidisturbios. 

Manifestantes frente a un grupo de policías antidisturbios.

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Protestas que derivaron en violencia el pasado 7 de noviembre en contra de la ley de amnistía.


 El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, calificó al posible gobierno de Sánchez como el "gobierno de la mentira" y dijo que, antes que esto, era "más decoroso optar por la segunda opción: convocar nuevas elecciones".

La amnistía también ha generado duras críticas por parte de integrantes históricos del PSOE, como el expresidente Felipe González, quien ha reiterado que es mejor celebrar nuevas elecciones.

3. Qué puede pasar ahora

Este acuerdo con los independentistas ayuda a que Sánchez sume los apoyos necesarios en el Congreso de los Diputados para ser investido presidente.

El PSOE ya logró cerrar también un acuerdo con los nacionalistas vascos del PNV, por lo que Sánchez tiene asegurado un amplio apoyo en el Congreso.

Se espera que el 15 y 16 de noviembre se vote una nueva investidura en el Congreso.

Si no se logra la investidura de aquí al 27 de noviembre, los españoles tendrán que volver a las urnas en enero.

El probable éxito de Sánchez en esa votación, no obstante, no parece que vaya a acabar con la crispación política y social que se vive en España.

Tampoco con la inestabilidad dentro del Congreso.

Al anunciar el acuerdo, Puigdemont dijo que "a diferencia de la legislatura anterior, donde Sánchez tenía la estabilidad garantizada desde el inicio, ahora se la tendrá que ganar acuerdo a acuerdo, día a día".

En el caso concreto de la amnistía, el PSOE debe registrar la propuesta de esta ley en el Congreso español para que entre a trámite. Esto ya se anticipa como un proceso legislativo largo y complejo con mucha oposición. Después podría haber incluso una batalla judicial sobre su validez.

Desde el Partido Popular han acusado al presidente del gobierno en funciones de firmar un "cheque en blanco para el movimiento independentista".

"Esto es el culmen de la deriva (del PSOE) para mantenerse a toda costa en el poder. Es un proceso de capitulación a espaldas de los españoles", dijo el líder del PP, Núñez Feijóo.

Feijóo dijo que la reacción al pacto "ha de ser firme y serena, institucional, legal política y social y debe de ir mas allá de los márgenes de los partidos políticos" en lo que ha calificado como un "desafío a la democracia española".

Desde distintas asociaciones de jueces y fiscales en España firmaron un comunicado conjunto en el que expresaron su "profunda preocupación" por el pacto y no descartaron tomar acciones al considerar que "existe un riesgo evidente de quebrar la democracia".

Para el próximo domingo hay convocadas manifestaciones en toda España contra el pacto.

La carta que muestra que el papa Pío XII probablemente conocía el exterminio nazi de los judíos en 1942 (antes de lo que admite el Vaticano)

Pío XII

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Pío XII fue el sumo pontífice de la Iglesia católica desde 1939 hasta 1958. 

 Una carta recientemente descubierta sugiere que el papa Pío XII, durante la Segunda Guerra Mundial, recibió información detallada por parte de un jesuita alemán de confianza, según la cual hasta 6.000 judíos y polacos eran asesinados en cámaras de gas cada día en la Polonia ocupada por los alemanes.

Eso es significativo porque entra en conflicto con la posición oficial que ha mantenido la Santa Sede de que en ese momento la información con la que contaba la Iglesia sobre las atrocidades que estaban cometiendo los nazis era vaga y no estaba verificada.

La carta fue descubierta por el archivista del Vaticano Giovanni Coco y fue publicada el domingo en en el periódico italiano Corriere della Sera con la aprobación de funcionarios de la Santa Sede y con el título “Pío XII lo sabía”.

Fechada el 14 de diciembre de 1942, la epístola fue escrita por el padre Lother Koenig, un jesuita que formaba parte de la resistencia antinazi en Alemania, y estaba dirigida al secretario personal del Papa en el Vaticano, el padre Robert Leiber.

La carta hace referencia a tres campos nazis —Belzec, Auschwitz y Dachau— y sugiere que hay otras cartas entre Koenig y Leiber que o bien han desaparecido o aún no se han encontrado.

Para Coco, “la novedad e importancia de este documento deriva de que ahora tenemos la certeza de que la Iglesia católica en Alemania envió a Pío XII noticias exactas y detalladas sobre los crímenes que se estaban perpetrando contra los judíos”. Y por tanto el Vaticano “tenía información de que los campos de trabajo eran realmente fábricas de muerte”.

El historiador David Kertzer, autor de varios libros sobre el papa Pío XII y su papel en la guerra, le dijo a la BBC que lo novedoso de la carta es que “habla específicamente de los crematorios, de miles de judíos que eran arrojados a los hornos cada día”.

Y por otro lado, que fue presentada por un archivista del Vaticano.

“Me parece que muestra un esfuerzo en el Vaticano o al menos en partes del Vaticano por comenzar a aceptar esta historia”, agregó.

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Pío XII (antes de convertirse en Papa) saliendo del palacio presidencial de Berlín en 1927.

Documentos desclasificados

La carta se encontraba entre los documentos que hasta hace poco se guardaban de forma desordenada en la Secretaría de Estado del Vaticano, según Coco.

Para Suzanne Brown-Fleming, directora de Programas Académicos Internacionales en el Museo Conmemorativo del Holocausto de Estados Unidos en Washington, que estos archivos se den a conocer muestra que el Vaticano se estaba tomando en serio la declaración del papa Francisco de que "la Iglesia no tiene miedo de la historia".

Francisco ordenó que los archivos de guerra se abrieran en 2019.

“Hay tanto un deseo como un apoyo a que se evalúen cuidadosamente los documentos desde una perspectiva científica, ya sea favorable o desfavorable (para el Vaticano) lo que los documentos revelan”, añadió Brown-Fleming.

“Con la apertura de los archivos vaticanos de este periodo hace tres años, hemos desenterrado una variedad de documentos que muestran lo bien informado que estaba el Papa sobre los intentos nazis de exterminar a los judíos de Europa desde el momento en que se pusieron en marcha”, le dijo Kertzer a la BBC.

“Esta es sólo una pieza más”, concluye.

Kertzer añade que, más que lo que han revelado esos documentos, “lo que ha dañado la reputación del Vaticano es su negativa a enfrentar esta historia con ojos claros”.

La disputa sobre el legado de Pío XII


Pío XII

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En 2009, Pío XII fue declarado Venerable junto al papa Juan Pablo II.

El documento que se acaba de conocer probablemente alimentará el debate sobre el legado de Pío XII y su controversial (o controvertida?)  campaña de beatificación, que actualmente se encuentra estancada.

Sus partidarios siempre han insistido en que el pontífice trabajó de maneras concretas detrás de escena para ayudar a los judíos y que no habló para evitar que empeorara la situación de los católicos en la Europa ocupada por los nazis.

Sus detractores afirman que por lo menos le faltó valor para dar a conocer la información que tenía a pesar de las peticiones directas de las potencias aliadas que luchaban contra Alemania.

Uno de los libros de Kertzer, además, reveló una larga y secreta negociación entre Hitler y Pío XII para alcanzar un acuerdo de no agresión.

Al final, la evidencia indica que el papel de Pío XII en la Segunda Guerra Mundial es ambiguo. Aunque consideraba que el nazismo era un movimiento político pagano que maltrataba a los católicos, no fue un Papa particularmente incómodo para el Tercer Reich.

Y tampoco denunció con claridad el exterminio judío, aunque quizás tenía conocimiento de la barbarie que estaba ocurriendo.

viernes, 10 de noviembre de 2023

Angus Deaton sobre la desigualdad: «La guerra contra la pobreza se ha convertido en una guerra contra los pobres»

El premio Nobel y autor del nuevo libro «Economics in America» sostiene que los economistas deben volver a servir a la Sociedad.
 
Cuando Angus Deaton llegó a EE UU hace cuatro décadas, imaginó que tenía algo que decir sobre la desigualdad económica y cómo abordarla que los estadounidenses querrían escuchar. En cambio, las grandes mentes económicas de la época le mandaron callar.

Angus Deaton

_- Entrevista a Núria Almiron, Luis Albornoz y Ana Segovia autoras de Grupo Prisa: Media Power in Contemporary Spain La banca sostiene a El País con una deuda impagable

_- Fuentes: Diario Octubre


El Grupo Prisa es una empresa multimillonaria, con una importante proyección americana, que se ve controlada cada vez más por bancos y fondos de inversión extranjeros. Aun así, “está lejos de desvincularse del legado franquista” y no se puede entender sin tomar en cuenta “la turbulencia y las disfunciones que ha experimentado el sistema mediático español desde la recuperación de la democracia”. Esto lo afirman Luis Albornoz, Ana Segovia y Núria Almiron en Grupo Prisa: Media Power in Contemporary Spain (El poder mediático en la España contemporánea), que acaba de publicar la prestigiosa editorial londinense Routledge en una colección dedicada a “gigantes” mediáticos internacionales.

El libro, escrito para un público angloparlante no necesariamente versado en las cosas de España, narra la accidentada historia de Promotora de Informaciones, S.A., fundada en 1972 y creadora, cuatro años después, del diario El País. También analiza la profunda transformación que ha vivido Prisa en la última década y media, periodo caracterizado por el peso nefasto de una deuda impagable; la venta de ramas importantes de la empresa; varias oleadas de despidos masivos; y la marginación de los mandatarios originales –la familia Polanco y Juan Luis Cebrián– a favor de poderes financieros españoles e internacionales.

Profesores de Periodismo y Comunicación los tres, Luis Albornoz (Buenos Aires, 1967) enseña en la Carlos III, Ana Segovia (Madrid, 1972) en la Complutense y Núria Almiron (Sabadell, 1967) en la Pompeu Fabra. La entrevista se realiza por videoconferencia, a cuatro voces.

Su libro está escrito en inglés para un público extranjero. ¿Hay algo que pudiera aprender de él un lector medio de El País o una oyente habitual de la Cadena Ser?

Luis Albornoz: Ofrecemos una perspectiva novedosa, también para lectores españoles: una visión de Prisa panorámica, crítica, desde la economía política. Y si bien hay bastantes libros sobre El País, no hay casi nada escrito sobre Santillana Ediciones, aunque ha sido una parte central de la empresa. De hecho, hoy Santillana es considerada la joya de la corona por los ingresos que da. Pero esa parte de la investigación la hemos tenido que realizar a golpe de hemeroteca.

Ana Segovia: También desmenuzamos con detalle la estructura de la propiedad de Prisa desde sus comienzos. Aunque es un tema que se ha cubierto bastante en los últimos años, puede que a un lector medio español le sorprenda la mescolanza muy diversa de ideologías políticas representadas en el grupo fundador.

Ese grupo fundador ha desaparecido casi por completo del organigrama. Empresas como Prisa están cada vez más controlados por la banca y fondos de inversión internacionales.

Núria Almiron: El interés principal de una empresa que acaba financiarizada ya no es, desde luego, el periodismo. Tiene la cabeza en otros sitios. Esto se manifiesta de formas distintas. A nivel de redacción, se ve que el afán de lucro impide dedicar los recursos necesarios para hacer un periodismo de calidad e independiente que elija sus propios temas y tenga cierto margen de confianza a la hora de cubrir fraudes financieros o bancarios. Yo publiqué un libro sobre uno de los grandes fraudes del sistema bancario español en el que estuvo implicada toda la banca pero especialmente el Banco de Santander. Al revisar la hemeroteca, me quedó muy claro que en la cobertura en El País hubo manipulaciones realizadas para minimizar el daño a la imagen del banco.

Esto ocurre en otros grupos mediáticos también, ¿no? David Jiménez y otros han contado casos de censura directa –llamadas a la redacción desde los despachos de bancos, empresas o ministerios– y patrones de autocensura internalizados. En los últimos años ha salido todo un anecdotario en ese sentido. Lo que intentan hacer ustedes, me parece, es desvelar las estructuras que ayudan a explicar esas anécdotas.

Núria Almiron: Por algo somos economistas políticos.

Luis Albornoz: David Jiménez da un retrato fantástico de lo mal que está funcionando el periodismo en España. Porque, lamentablemente, lo que ocurre con el Grupo Prisa, donde la financiarización erosiona la independencia de los medios, también se da en los otros grupos de comunicación.

¿Esa promiscuidad entre poderes políticos, económicos y mediáticos se da solo en España?

Luis Albornoz: En el libro subrayamos, en ese sentido, la importancia de la relación con la política del otro lado del Atlántico, de México hasta Argentina. No es casual que una de las primeras cosas que hace Macri, el presidente argentino, sea visitar España y que, en esa visita, se reúna con los directivos del Grupo Prisa. Su sucesor, Alberto Fernández, visitó España incluso antes de ser proclamado presidente e hizo lo propio.

El control de los grupos mediáticos en España no solo ha pasado a bancos e inversores, sino que algunos de los medios más importantes del país son propiedad de empresas extranjeras –italianas, por ejemplo–.

Núria Almiron: El control de los poderes financieros sobre los medios es algo que sucede en todas partes. Pero en España ocurre, además, otra cosa: los medios de comunicación adolecen de un déficit democrático importantísimo. Es el mismo déficit del que adolece el país entero, que parte de una transición mal hecha. El régimen fascista se mantuvo en el corazón no solo de la democracia sino en toda la estructura empresarial, incluida la del diario El País, por más progresista que pareciera. Si agregamos a esto el hecho de que El País y el Grupo Prisa tuvieron al mando durante décadas a una persona proveniente de ese origen no democrático, como lo fue Juan Luis Cebrián, no creo que el problema central sea la pérdida de control por el influjo de capital de fuera. Importa más el hilo de control con ese ideario inicial de la empresa. Es paradójico, pero el capital financiero no tiene nacionalidad o ideología, más allá del principio neoliberal de ganar el máximo de dinero a costa de lo que sea. El capital no parte de favoritismos políticos. A pesar de ello, el Grupo Prisa ha tenido claramente unas direcciones políticas que no tienen nada que ver con su capital financiarizado. A diferencia del resto de Europa, en España, todo el sistema mediático ya venía sufriendo de un déficit democrático interno.

Cuando habla de un déficit democrático, ¿se refiere al funcionamiento interno de los medios o a la forma en que estos comprenden la democracia y su función dentro de ella?

Núria Almiron: Me refiero a ambas cosas, pero sobre todo a lo segundo: a los tabúes que no se tocan, como la monarquía o la unidad de España. O para volver al tema bancario, la misma crisis del 2007-2008. Ningún medio mainstream la ve venir o la quiere ver venir. No puede ser de otra manera porque los medios, con Prisa a la cabeza en España, forman parte del sistema financiarizado que la causa. ¿Y qué ocurre después? El Estado salva a la banca –los principales actores que provocan la crisis– con el apoyo de los medios mainstream, de nuevo con Prisa a la cabeza en España. Prisa forma parte del deep state en España.

Ana Segovia: Al hilo del relevo reciente de la dirección del periódico y de lo que se prevé en la próxima junta de accionistas, sorprende que en el seno de Prisa siga habiendo dos referentes industriales muy fuertes que tienen mucho peso dentro del Consejo de Dirección, aunque sus acciones son relativamente pocas. Uno es el Grupo Santander, que con la enorme cantidad de dinero que le tiene prestado a Prisa podría controlar muchas más acciones. Y otro es el Grupo Telefónica, al que se ha recurrido cuando ha hecho falta. Se ve que, más allá de lo financiero, siguen funcionando las redes clientelares de la élite económica del país.

Luis Albornoz: Ese lector medio del que hablamos antes quizá no tenga una conciencia muy clara de lo internacionalizada que está la propiedad del Grupo Prisa. Tanto El País como la Cadena SER siguen siendo vistos como medios españoles ligados a los círculos de poder de Madrid. La gente tiene la idea de que, muerto Polanco y desplazado Cebrián, los bancos españoles se han hecho con Prisa. Pero la verdad es que el capital nacional es muy minoritario.

Aunque parece que ese capital minoritario todavía lleva la voz cantante en algunos asuntos.

Ana Segovia: Bueno, hay choques importantes. No se puede olvidar que quien consigue dar la patada a Cebrián es Joseph Oughourlian, el fundador de Amber Capital, que tiene casi el 30% de las acciones.

Núria Almiron: La verdad es que, en lo que respecta al control de una empresa, el accionariado es un valor relativo. Porque cuando debes cientos y cientos de millones de euros, como los debe Prisa todavía, el que tiene el control real es la entidad a la que debes ese dinero.

En su libro, describen el nombramiento de Gallego-Díaz en 2018 como un “un giro ideológico por razones comerciales” pensado para recuperar lectores. El relevo de estas últimas semanas, ¿obedece también a motivos comerciales, o más bien políticos?

Luis Albornoz: Gallego-Díaz fue la primera mujer en ocupar la dirección del periódico y la persona que, con mucho, menos tiempo lo ha ocupado en los más de 40 años del diario. Ella ha dicho que ha cumplido con su mandato de dos años. Eso me ha sorprendido porque no recordaba haber leído en ninguna parte que lo asumiera por solo 24 meses. Entiendo que el cambio se debe a peleas internas entre grupos de accionistas. Pero no creo que responda a un giro político-ideológico en busca de un nicho de lectores determinado ahora que la web del diario ha pasado a un modelo de pago.

La trayectoria del Grupo Prisa que pintan en el libro tiene bastante potencial dramático: cuentan un relato de ascenso y caída que daría para una buena película. De hecho, es tentador ver la historia de la empresa encarnada en una figura central como la de Cebrián. En ese marco, la ruina cabría achacarla a alguna debilidad fatal suya: la soberbia, por ejemplo, o la codicia. Explicar la historia de la empresa mediante un drama biográfico de ese tipo, ¿sería una falacia?

Luis Albornoz: En el libro hemos intentado evitar, precisamente, hacer la película de Cebrián. O, puestos a hacer películas, la de Polanco, porque cabría preguntarse quién sería más digno del papel protagonista. Si te circunscribes a El País es Cebrián, sin duda. Pero para el Grupo Prisa, la figura definitoria es la de Polanco. De todas formas, nosotros, como economistas políticos que somos, huimos automáticamente de un enfoque así en las figuras heroicas centrales. Por la misma razón, nos dedicamos a desmontar mitos como el de la salida del diario en el 23-F –sin ignorar el peso simbólico que tuvo, pero tampoco sin dejar de constatar cómo El País/Prisa supo capitalizar ese acontecimiento–. De modo similar, insistimos en que la expansión transatlántica de El País se inscribe en un movimiento más grande de empresas españolas hacia América. Pero claro, si hicieras una película sobre el Grupo Prisa enfocándola en Cebrián o Polanco, sería buenísima.

Núria Almiron: A ver, analicemos bien de qué estamos hablando. ¿Cuáles han sido los problemas principales de Prisa? Uno de los más importantes es la enorme deuda que se generó. ¿Cómo? Esencialmente por una fiebre compradora pero, sobre todo, por una inversión monumental en lo  audiovisual. Y esa apuesta es la de Cebrián. Es él quien apuesta por Sogecable, por Canal Plus, etcétera. Y eso es lo que lleva a la empresa a una deuda de cinco mil millones de euros. Es verdad, por tanto, que ese señor tiene un protagonismo enorme. Y no precisamente de héroe, en absoluto, sino de alguien que no está jugando con su dinero. Esto es lo que les pasa a los grandes magnates: apuestan a lo alto con el dinero de otros. Esa ambición por construir un emporio audiovisual es Cebrián puro, porque Polanco eso no lo entendía.

Ana Segovia: Para mí, Jesús Polanco sigue siendo la figura central. En 2007 y 2008 se da una tormenta perfecta. Se muere Polanco, y poco después fallece la que iba a ser su heredera –su hija Isabel–. Se produce la crisis financiera global. Y, para colmo, la apuesta por lo audiovisual no tiene los resultados esperados.

Su libro deja claro que la Gran Depresión fue un golpe de gracia, pero que la situación económica de Prisa ya era insostenible antes de que estallara la crisis mundial.

Núria Almiron: Es que la empresa estaba ya en quiebra técnica. Y ahí sigue actualmente, en una quiebra técnica de manual, por más que haya podido reducir su deuda. Si no quiebra, es porque sus deudores no quieren.

Además de capital económico, El País ha sido un gran generador de capital cultural, como referente del rigor periodístico en España, pero también por su compromiso expreso con los valores democráticos.

Luis Albornoz: Es verdad que Prisa, a través de El País, pudo generar capital muy rápidamente. Es que El País jugó sus cartas muy bien al principio. Se vio con un escenario vacío –el escenario del postfranquismo– y supo ocupar un lugar central en él. Ahora bien, lo que forja desde allí no es solo capital cultural y económico sino también político. Esto es muy importante. Porque lo que le ha permitido a Prisa sobrevivir a pesar de estar en quiebra técnica es precisamente ese capital político. En esas primeras décadas, es difícil separar esas diferentes formas de capital que genera la empresa. Quizá sea solo ahora que podemos verlas como dimensiones diferenciadas.

Ustedes citan El País o la referencia dominante, coordinado por Gérard Imbert y José Vidal Beneyto en 1986.

Luis Albornoz: Ese libro da una buena idea del momento en que El País logra construirse como un actor central de la nueva España democrática. Allí Prisa comienza ese juego especular, identificando al periódico El País con el país, es decir, con la misma España.

La historia de la empresa desde entonces, ¿cabe resumirse como un largo intento por convertir ese capital cultural y político en capital económico crudo?

Ana Segovia: Durante todos los años ochenta, la gente considera El País –y a Cebrián como su director– el adalid del periodismo en España. Pero si nos fijamos, ya en 1983 Prisa cambia sus estatutos para convertirse en una empresa que no se dedica solo a las noticias, sino que se puede dedicar a cualquier actividad económica. Y, en efecto, una vez que se liberaliza el mercado de los medios en España y se empiezan a repartir licencias de televisión y de radio, Prisa utiliza el capital simbólico que ya tiene acumulado para perseguir beneficios económicos. A partir de entonces, el objetivo periodístico lo dejan refugiado en El País o la SER. Pero el objetivo central es el de la rentabilidad.

Núria Almiron: Bien mirado, fueron pocos los años en que tuvieron solo una misión periodística.

Señalan ustedes también que Prisa muy pronto se convierte en generador activo de capital cultural por cuenta propia. Organiza encuentros para la élite política y económica; crea toda una serie de premios (que no duda en otorgar a sus propios colaboradores); y a través de Alfaguara y Babelia ayuda a definir el canon literario español y latinoamericano. Ese poder de conferir prestigio, ¿se ha erosionado en los últimos años?

Núria Almiron: Depende de dónde vivas en España. En Catalunya, El País ha vendido muy poco siempre pero ahora no vende nada. El Grupo Prisa aquí representa lo peor de la prensa española. En Madrid es distinto.

Luis Albornoz: Me parece que también en Madrid se ha erosionado. Pero en realidad ese proceso ha afectado a todas las instituciones símbolos de la Transición, desde la propia RTVE hasta la monarquía. En cuanto a Prisa, no solo se ha erosionado la institución sino también sus hombres y mujeres. Cebrián es el representante de una generación a la que se le acabó el tiempo.

¿A qué se debe?

Luis Albornoz: Es difícil decirlo. El revisionismo de los últimos años ha contribuido, pero hay otros factores. Si entrevistas a los jóvenes hoy, ves que su consumo informativo-cultural está completamente alejado del mundo Prisa que ha sido constitutivo de toda una generación.

Ana Segovia: Hay momentos puntuales, como esa portada con una supuesta foto de Hugo Chávez intubado o la salida de Ignacio Echevarría por una reseña literaria crítica. Pero también han influido la digitalización de los medios y el auge de la posverdad.

Después de vender sus empresas audiovisuales y sus editoriales literarias, Prisa ha venido apostando por lo que llaman ustedes “la joya de la corona”, que es Santillana: una empresa educativa cuyos ingresos dependen de las buenas relaciones con los gobiernos, sobre todo latinoamericanos, con los que firman contratos lucrativos. En esta vuelta al negocio seguro, cuasi monopolístico, que es el mercado educativo –recordemos que Polanco se convirtió en el productor principal de libros de texto durante el franquismo–, ¿qué función les queda dentro del grupo para medios periodísticos como El País o la Cadena SER? Desde el punto de vista de los inversores, ¿ya solo sirven como una especie de lobby al servicio de los otros negocios de la empresa? Núria Almiron: Pero esto ha sido siempre así, ¿no? Es verdad que El País antes no perdía dinero –ahora supongo que sí– pero el dinero seguro desde siempre ha sido el que generaba la editorial. Tener un medio de comunicación es lo que te permite tener influencia política.

Ana Segovia: Santillana siempre ha sido una base fundamental. No es casual que, cuando Prisa salió a bolsa, primero integrara Santillana al grupo. Eso para los accionistas generaba un valor más estable.

Luis Albornoz: Como dice Núria, El País antes daba dinero, incluso cuando se expandió internacionalmente. Ahora, que ha dejado de darlo, queda simplemente más expuesta su función de lobby, de brazo político. Si no, ¿por qué mantener algo que genera pérdidas, y más en este clima neoliberal en que vivimos?

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