domingo, 12 de mayo de 2024

La siniestra casa amarilla en los Alpes austríacos donde una doctora experimentó cruelmente con niños

Evy Mages

FUENTE DE LA IMAGEN,CORTESÍA DE EVY MAGES

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Evy Mages cargó por décadas con memorias que no se atrevía a revelar, ni siquiera a sí misma.

"Lo busqué en Google, y apareció el nombre de la instalación. ¡No lo podía creer! 

"Tenía recuerdos de los que nunca había hablado y, de repente, ahí estaban. Todo explotó dentro de mí, salí corriendo de la casa... ¡quería gritarlo desde las cimas de las montañas!".

En una rápida búsqueda en internet, un fantasma del pasado reapareció en la vida de Evy Mages.

Era la imagen de una casa de color amarillo pálido a la sombra de los Alpes austriacos nevados en lo alto de las laderas del valle del río Inn.

Ahora es un edificio de apartamentos, pero sus paredes guardaron un terrible secreto que se le ocultó al mundo y a niños como Evy, quienes vivieron entre ellas hace años.

Evy es una galardonada fotoperiodista austriaca y vive en Estados Unidos.

Pero pasó la mayor parte de su vida manteniendo un capítulo oscuro de su propia historia encerrado en su mente, demasiado doloroso para dejarlo salir a la superficie.

Ni siquiera se lo contó al terapeuta que dice le salvó la vida.

Sin embargo, con esa búsqueda en internet hace unos años, empezó a enfrentarlo.

Es por eso que solo ahora, a sus 59 años, es capaz de relatar lo que le ocurrió.

Aunque aún con dificultad y nerviosismo pues, a pesar de que ya se siente bien y está feliz, no ha hablado mucho de eso públicamente y es desestabilizador para ella recordar su angustiosa infancia.

Sus primeros años, incluso antes del episodio de esa casa amarilla, fueron turbulentos, solitarios, difíciles.

Cuando nació en Austria a mediados de los años 60, su mamá no estaba casada y, como en muchos lugares en la época, eso era una mancha tanto para las madres como para los hijos.

Evy fue puesta bajo el cuidado de familias de acogida, orfanatos e instalaciones para niños.

Su periplo le dejó pocas memorias amables de Austria, así que cuando se mudó a EE.UU. juró no volver nunca más ni pronunciar una palabra de alemán, en un intento de evitar que los recuerdos difíciles resurgieran.

En vano: la seguían acechando en lo profundo.

Girasoles

Girasoles

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Girasoles, una hermosa manera de borrar algo horroroso. 

"Le tengo miedo en la oscuridad, así que mantengo las luces encendidas a todas horas, y tengo una aversión al amarillo".

Ese color es un recordatorio constante de su experiencia.

"Para mí es un reto hacer las paces con el amarillo. Trato de recordarme a mí misma que es un color del Sol, de las flores y de la luz".

Evy compra girasoles con regularidad, para tratar de reescribir el pasado y librarse de la fobia.

Su esfuerzo se vio eclipsado un día de 2021 cuando hizo un descubrimiento monstruoso.

Kinderbeobachtungsstation

Había estado charlando con su hija Lily y una amiga, quienes le preguntaron sobre su niñez.

"En general, era bastante abierta y cándida sobre mi pasado, pero la parte de haber estado en un hospital psiquiátrico era un secreto, porque era muy tenebroso e inidentificable".

Pero ese día, cuando se quedó sola, buscó una dirección en Innsbruck que recordaba, y se encontró con una palabra que no había visto antes.

"Kinderbeobachtungsstation, el nombre de la instalación. Significa 'Estación de observación de niños'.

"Seguí leyendo: 'La doctora Maria Nowak-Vogl...', y pensé: 'Sí, creo que es ella. Creo que ese es el lugar'".

Kinderbeobachtungsstation era un nombre nuevo para Evy; pero la persona que lo dirigía lentamente comenzó a resurgir en su mente.

Y encontró más, mucho más.

Había informes detallados de otras personas que habían estado allí. Relatos que tocaron la fibra sensible de su propio trauma.

Evy los leyó con incredulidad.

Siempre pensó que el lugar al que la habían enviado había sido un centro terapéutico para niños con problemas, pero se empezó a dar cuenta de que su propósito era mucho más siniestro.

"Todo empezó a tener sentido. Fue realmente extraordinario tener confirmación de que ese lugar completamente horrible existía".

Y no solo existía, sino que las razones de su existencia eran muy distintas a las que había pensado por décadas.

No la llevaron ahí para cuidarla, sino para que fuera sujeto de un masivo experimento.

"Mi pasado me confrontó de una manera muy profunda, e inmediatamente acepté el desafío.

"Tras décadas y décadas de sentir vergüenza, quería darle la vuelta a la tortilla.

"Una vez que te enfrentas a este tipo de información, no puedes ignorarla: debes lidiar con ella, o ella lidia contigo".

Una noche oscura

Ahora quería saber en qué consistía ese experimento en el que había participado en aquella casa de Innsbruck.

¿Qué le habían hecho?

Evy decidió retroceder en el tiempo y averiguarlo.

Evy sentada 

Evy sentada

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Evy, cuando tenía 6 o 7 años, en la terraza del hostal en Kleinwalsertal donde vivía con su madre adoptiva Anni. 

Cuando empezó todo, vivía con una familia adoptiva en un hostal que la madre, Anni, regentaba.

"Yo no le gustaba a Anni y asumía el rol de persona sufrida que tenía que lidiar con una criatura difícil.

"El sacerdote me sacaba de la escuela con regularidad para regañarme por ser tan necia y hacerle pasar un mal rato a mi madre".

La habían acogido desde que tenía unos 3 o 4 años y "desde que tengo uso de razón, ella me acusaba de dañar cosas en su casa".

Rutinariamente, Anni la culpaba de haber roto platos o rayado paredes que ella no había tocado, y la golpeaba hasta que confesara, para luego castigarla encerrándola en el ático por horas.

O le impedía usar el baño hasta que no aguantaba, lo que llevaba a otro castigo.

"No tenía a dónde ir ni a quién acudir. Ni siquiera a los de los servicios de bienestar infantil, a quienes nunca les dije lo mal que estaban las cosas porque Anni me dijo que la alternativa sería mucho peor".

Así vivió, bajo amenazas, humillaciones y abusos, hasta que una noche a finales de diciembre de 1973, con solo 8 años, sin previo aviso, Evy fue llevada a la Casa Amarilla de Innsbruck.

"En medio de la noche, alguien vino y me sacó de mi cama y me transfirió a un automóvil.

"Estaba oscuro, hacía frío, y tenía mucho miedo.

"Nadie habló, y viajamos durante mucho tiempo.

"No recuerdo quién estaba en el carro, pero sí recuerdo que Anni estaba allí cuando llegamos a Innsbruck.

"Me dieron ropa institucional, esta ropa interior tipo bombacho grande y luego una falda envolvente.

"Recuerdo el interior de la casa, madera por todas partes en las paredes, había una gran pecera en el pasillo.

"En el 2º piso, había una habitación grande con un ventanal, camas apiladas con unas tarjetas de metal, y cada tarjeta tenía un color para identificar a cada niños: mi color era amarillo.

"No recuerdo exactamente cuándo me di cuenta de que era un hospital psiquiátrico. Solo recuerdo a los adultos con batas blancas.

"Había un fuerte olor a pegamento y un altavoz sobre la puerta durante el día que hacía muchos sonidos estridentes, muchos timbres y alarmas".

Evy vestida de blanco y con una cruz 

Evy vestida de blanco y con una cruz

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Evy a los 8 años, después de su Primera Comunión. Más tarde ese año, la enviaron a la Casa Amarilla. 

Confundida y atemorizada, empezó a cumplir las reglas del lugar.

"No nos dejaban hablar. Y el lenguaje que se permitía era abreviado.

"Teníamos que pedir permiso antes de hacer cualquier cosa. Entonces, por ejemplo, tendríamos que decir 'por favor, cepillo de dientes' o cuando comíamos, te sentabas a la mesa y decías 'por favor, cuchara' antes de ir por un utensilio".

"Y tenías que comerte todo lo que había en tu plato.

"Cualquier cosa que dejaras, te la servían en la próxima comida, así estuviera podrida, hasta que te la comieras".

La doctora

Casi todos los elementos sádicos que gobernaban la vida de Evy y de los niños pequeños eran una creación de la psiquiatra que dirigía el centro: la doctora Maria Nowak-Vogl.

"Era una doctora entrenada por los nazis y tenía esa ideología.

"Pero en Austria la veneraban. Era considerada una experta en psiquiatría infanto-adolescente y tenía estrechos vínculos con el sistema de bienestar austriaco, por lo que había un suministro interminable de niños".

Nowak-Vogl tenía la última palabra sobre lo que sucedía en la Casa Amarilla. Elaboró una lista de reglas que todos los niños tenían que seguir, así como instrucciones para sus empleados.

"Es muy larga y absurda. Se adentra en las minucias de cosas como que tenían que revisar nuestra ropa interior 'con los ojos y la nariz' en busca de evidencia de nuestros hábitos de baño.

"Era un entorno muy intrusivo. Te vigilaban, te investigaban. Te obligaban a contarles hasta tus sueños".

Los niños vivían aterrados: no se toleraba ningún asomo de resistencia.

Evy recuerda vívidamente un momento perturbador en el que, sin querer, violó las reglas.

Les habían dicho que hicieran una fila para recibir algo dulce, y cuando se lo dieron, vio que estaba "lleno de hormigas y me asusté".

"Debo haber gritado y me levantaron los adultos con batas, me sacaron afuera, y me pusieron una inyección".

Eso sucedía a menudo, pero a Evy y a los otros niños no les dijeron por qué o para qué eran, ni, al parecer, a ninguno de los padres o tutores.

Evy lo asumió como otro castigo, pero cuando comenzó su investigación hace unos años, descubrió algo impactante.

Los "tratamientos"

Nowak-Fogl le administraba fuertes sedantes a los niños, incluyendo Rohypnol, y también una extraña hormona llamada epifisan.

Epifisan es un extracto derivado de las glándulas pineales del ganado que los veterinarios utilizaban para suprimir el período de celo en yeguas y vacas.

Aunque nadie sabía qué efectos tenía en humanos, Nowak-Vogl lo probó para suprimir los sentimientos sexuales en los niños, y desalentar la masturbación.

"Estaba obsesionada con el sexo y sexualizaba a los niños. Éramos sus objetos de prueba. Nos trataba como animales. Nos drogó con medicinas poderosas".

Mano poniéndole una inyección a una niña 

Mano poniéndole una inyección a una niña

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A los niños les ponían inyecciones a menudo, pero nadie sabía por qué. Cuanto más Evy descubría sobre Nowak-Vogl, más contrariada se sentía.

Se enteró de que el enfoque del médico para tratar a los niños parecía estar influenciado por la visión nazi de que los supuestos defectos de los niños "problemáticos" bajo su cargo tenían una base genética.

Eso, sumado a una cepa muy conservadora del catolicismo austriaco de la época, significaba un peligro para niños como Evy.

"Por ser hija de una madre soltera, definitivamente encajaba en el molde de sus creencias de que los niños como yo éramos menos.

"Ella tenía acceso a los niños vulnerables, a aquellos que realmente necesitaban apoyo: éramos los indeseados, los parias de la sociedad".

Para Nowak-Vogl, los niños zurdos o tartamudos, los que se orinaban en la cama o se masturbaban, habían nacido mal.

Creía que esos "niños defectuosos" necesitaban ser corregidos en lugar de cuidados, para proteger a la sociedad austriaca.

Y asumió como su misión personal remodelarlos para convertirlos en individuos productivos, obedientes y sexualmente "normales".

Mano con foto pequeña

Mano con foto pequeña

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Evy sosteniendo una foto que estaba grapada en su expediente en la Kinderbeobachtungsstation. "Las noches eran las más aterradoras.

"Nos acostábamos con la manta bajo las axilas y nuestros brazos encima para que no nos tocáramos.

"Los colchones tenían una alarma incorporada que les avisaba cuando alguien mojaba la cama.

"Personas con batas blancas venían a llevarte y darte una ducha helada como castigo, y luego tenías que pararte en la esquina del pasillo, donde la única luz provenía de esa pecera.

"Daba miedo irse a dormir".

Luego venía la humillación pública.

"Al día siguiente, los niños tenían que pararse alrededor de la cama del niño que había tenido un accidente y humillar y reírse de él".

De las cenizas

Lo que Evy averiguó sobre ese lugar era realmente horrible, pero le ayudó a poner sus recuerdos en su contexto adecuado.

"Fue absolutamente impactante descubrir que afectó a más de 3.650 niños".

En 2013, una comisión de expertos bajo los auspicios de la Universidad Médica de Innsbruck emitió un informe condenatorio sobre el centro, afirmando que Nowak-Vogl había perpetrado abusos sistemáticos con el pretexto de tratar con niños "difíciles".

Describió la Kinderbeobachtungsstation como una combinación de “hogar de acogida, prisión y clínica de pruebas” donde internaban niños, la mayoría de entre 7 y 15 años, por varios meses.

La Casa Amarilla funcionó durante 33 años, desde 1954 hasta 1987.

Incluso después de que su proyecto se cerrara, Nowak-Vogl continuó dando conferencias en universidades y recibió una medalla de la Iglesia católica antes de su muerte en 1998.

No es de extrañar que los niños bajo su control nunca hayan cuestionado las prácticas.

"Yo pensé que había sido mi culpa que me recluyeran en Innsbruck. Creo que muchos niños tienden a hacer eso".

Evy nunca supo por qué la llevaron allá ni por qué en algún momento la enviaron inesperadamente de vuelta a vivir con Anni, su madre adoptiva, para su horror.

"Fue aterrador. Esa misma noche, en la mesa de la cena, Anni se inclinó y señaló un pequeño rayón en la silla y dijo 'oh, ¿cómo pasó eso?', y mi corazón se hundió. Sabía lo que eso significaba: todo había empezado de nuevo".

Evy tuvo que soportar vivir con Anni hasta que tuvo la edad suficiente para abandonar Austria y empezar una nueva vida.

Con la ayuda de amigos y a través de un trabajo en un crucero en el Caribe, llegó a Nueva York.

"Me encantó. Fue el primer lugar en el que sentí que no te juzgan, que todo el mundo tiene una historia".

Evy con sus hijos

Evy con sus hijos

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Evy con sus hijos en uno de los viajes que hizo a Austria para desenterrar su pasado. 

Había logrado escapar y tenía nuevos horizontes. Pero el abuso siempre estaba ahí, en el fondo.

Tenía tremendas dificultades para dormir, y desarrolló un transtorno alimenticio que le costó costó mucho superar.

"El simple hecho de aprender a comer fue realmente una gran lucha. Tras estar en la Kinderbeobachtungsstation, nunca iba a buscar la ayuda de un psicólogo por mi desconfianza hacia los médicos y la psiquiatría en general.

"Sólo cuando tenía casi 30 años pude ir a terapia".

"Valiente"

No obstante, primero en Nueva York y luego en Washington, se labró una exitosa carrera como fotógrafa, se enamoró, se casó, tuvo tres hijos y varios gatos.

En 2021, cuando descubrió la verdad sobre la Casa Amarilla, Evy estaba rodeada de lo que nunca había tenido: una familia.

Todos sus hijos la acompañaron cuando regresó a Austria en busca de respuestas a los horrores de su pasado.

Se enteraron de que había una comisión oficial que investigaba lo que sucedió en la Casa Amarilla y Evy presentó una declaración.

"Un día, mientras revisaba mi correo electrónico, vi una nota de un funcionario tirolés. Era una carta oficial de disculpa, y decía: 'Lo que te pasó nunca debería haber sucedido. Solo puedo prometerte que aprenderé de tu historia'.

"Fue muy significativo. Sentí como si hubiera un reconocimiento oficial de lo que nos pasó a muchos de nosotros, de que ahora se consideraba realmente erróneo e indescriptible lo que no hace mucho era completamente aceptable".

En uno de sus viajes, Evy fue a ver a Anni.

"Fue sorprendentemente amable. Creí que la vería por 10 segundos y luego me echaría. Estaba lista para enfrentarme a algo realmente aterrador. Pero me encontré con una anciana feliz de verme y conocer a mi hijo".

Cuando Anni se disculpó con ella (tras decir que ambas habían sufrido), lloró y Evy la consoló.

"No le deseo el mal. Simplemente no perdono a los abusadores de niños".

Tras su vorágine, Evy dice que se siente distinta que hace un par de años.

"El proceso de desenterrar todo esto realmente me cambió. Duermo bien, tengo más confianza, estoy en una situación mucho mejor".

En una de sus visitas a Austria, Evy se apoderó de un archivo con documentos de su tiempo en la Casa Amarilla.

En uno de ellos, alguno de esos adultos en batas blancas había hecho una evaluación de ella.

Decía: "La menor es lo suficientemente valiente como para afirmarse en la vida".

sábado, 11 de mayo de 2024

La famosa carta de Einstein en la que dice que Dios es producto de la "debilidad humana" se subastó por US$2,9 millones

La carta de Einstein

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Pie de foto,La carta, de dos páginas y escrita en alemán, está fechada 3 de enero de 1954.

Una de las cartas más famosas de Albert Einstein se vendió en US$2,9 millones, arrasando el precio previsto en la subasta que se celebró en Christie's este martes, en Nueva York.

Antes de que cayera el martillo, la misiva firmada que el físico envió desde Princeton, Estados Unidos, al filósofo judío alemán Eric Gutkind tenía un precio estimado en entre 1 y 1,5 millones de dólares.

El lote estaba compuesto además por el libro de Gutkind "Escoger la vida: la llamada bíblica a la rebelión", que el autor envió a Einstein, el sobre original y una foto del filósofo.

Con la célebre "Carta de Dios", Einstein fusiona sus pensamientos sobre la religión, su identidad judía y su propia búsqueda del sentido de la vida, al tiempo que refuta los argumentos que Gutkind desarrolla en la obra.


La carta, de dos páginas y escrita en alemán, está fechada 3 de enero de 1954. Einstein tenía entonces 75 años y moriría en Estados Unidos un año después.

Dios y la Biblia

Aunque la carta empieza de forma muy diplomática, no deja lugar a dudas sobre la crítica que hace al libro. "La palabra Dios no es para mí más que la expresión y el producto de la debilidad humana", escribía el físico de su puño y letra.

Con un lenguaje llano y sin florituras, Einstein califica la religión judía de "encarnación supersticiosa" como lo son todas las religiones y la Biblia "una colección de leyendas "venerables pero bastante primitivas".

Albert Einstein

Albert Einstein

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El pensamiento de Einstein sobre la religión estuvo muy influenciado por la obra del filósofo Baruch Spinoza. "Ninguna interpretación, sin importar cuán sutil sea, cambiará mi punto de vista sobre esto".

"Y el pueblo judío al que pertenezco gustosamente, y en cuya forma de pensar me siento profundamente anclado, no tiene para mí ningún tipo de dignidad diferente a la del resto pueblos. Según mi experiencia, en realidad no son mejores que otros grupos humanos", decía el científico.

De acuerdo en lo esencial

"Escoger la vida" fue el tercer libro de Gutkind. En él presentaba la Biblia como un llamado a la lucha, y al judaísmo e Israel como entes incorruptibles. Y aunque Einstein critica abiertamente esto, en su carta señala las cosas que ambos sí tenían en común.

"Ahora que he expresado de forma abierta nuestras diferencias en lo que respecta a las convicciones intelectuales, todavía tengo claro que estamos muy cerca en lo esencial, es decir, en nuestras evaluaciones del comportamiento humano", escribe Einstein.

"Creo que nos entenderíamos muy bien si conversáramos sobre cosas concretas", concluye.

Aunque provenía de una familia judía, el pensamiento de Einstein hacia la religión se moldearía para siempre durante su estadía en Zurich, cuando los libros del filósofo Baruch Spinoza cayeron en sus manos.

El dios de Spinoza era un dios amorfo e impersonal responsable del orden del universo y la impresionante belleza de la naturaleza. Esta línea de pensamiento, que incluye un fuerte sentido del determinismo, resonó profundamente en el científico.

Subasta de la "Carta de Dios"
Subasta de la "Carta de Dios"

FUENTE DE LA IMAGEN,REUTERS

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La "Carta de Dios" logró venderse en el doble de los US$1,5 millones anticipados.

La "vida feliz"

No es la primera vez que una carta de Einstein es subastada.

El año pasado, una nota escrita a una estudiante de química italiana que había rehusado reunirse con él alcanzó US$6.100.

Se vendió junto con otra serie de cartas de Einstein, incluyendo una nota de 1928 que alcanzó US$103.000, en la que planteaba sus ideas para la tercera etapa de su teoría de la relatividad.

En 2017, una nota en la que ofrecía consejos sobre cómo vivir feliz se vendió en US$1,56 millones, en Jerusalén.

Consiste de una sola frase que lee: "Una vida calmada y humilde traerá más felicidad que la búsqueda del éxito y la constante inquietud que viene con eso".

II Guerra Mundial: la heroicidad del pueblo soviético

Fuentes: Rebelión
El 9 de mayo de 1945 soldados soviéticos izaban en el Reichstag alemán la bandera de la Unión Soviética como colofón a la derrota del fascismo hitleriano en Europa.




Desde el 22 de junio de 1941 la Alemania nazi lanzó la invasión contra la URSS y hasta el día final de la guerra murieron 27 millones de soviéticos, otros 20 millones resultaron heridos y dos millones desaparecidos.

Fueron enormes las pérdidas materiales; la destrucción total de 80 000 ciudades y poblados; cientos de miles de kilómetros de carreteras, vías férreas, puentes e instalaciones económicas.

Por esa épica resistencia dentro y más allá de sus territorios que duró casi cuatro años, el mundo reconoce que la hoy extinta Unión Soviética fue el principal actor que salvó a Europa y al mundo del fascismo alemán.

Cuando este 9 de mayo se realice otro desfile militar por la tradicional Plaza Roja de Moscú, los pueblos y países del planeta felicitarán al heroico pueblo soviético por haber librado a la Humanidad del monstruoso nazismo.

En los últimos años Estados Unidos, Reino Unido y otras naciones europeas han tratado de tergiversar esa historia al intentar darle el papel principal en esa conflagración a Occidente pero la historia no se puede negar con propaganda mal intencionada. De difundir la verdadera historia se han encargado numerosos estudiosos del orbe, así como los actuales dirigentes de Rusia y en especial el presidente Vladimir Putin.

La II Guerra Mundial se inició el 1ro de septiembre de 1939 cuando Alemania invadió Polonia, en la primavera de 1940 invadió Europa occidental y para 1941 controlaba enormes recursos de casi todo el viejo continente.

Con la integración de 190 divisiones con más de cinco millones de soldados; 400 200 tanques, cerca de 50 000 cañones y piezas de artillería y casi 5 000 aviones, el 22 de junio de 1941 Hitler lanzó la operación “Barba Roja” para adueñarse de toda la Unión Soviética.

Hitler había calculado que con los golpes de sus ejércitos por el sur, el centro y el norte, en dirección a las ciudades de Kiev, Moscú y Leningrado la operación solo duraría alrededor de 10 semanas y provocarían la rendición de los soviéticos antes de que comenzara el fuerte invierno.

Tamaña equivocación. En los primeros tres meses los hitlerianos obtuvieron éxitos operativos al ocupar extensos territorios, incluidos Bielorrusia y la mayoría de Ucrania, cercaron Leningrado y llegaron a las cercanías de Moscú.

Pero la victoria del Ejército Rojo en la batalla de Moscú que duró del 30 de septiembre de 1941 al 20 de abril de 1942 destruyó el mito de la invencibilidad alemana y los planes de guerra relámpago, al tiempo que fortaleció el espíritu de lucha de los soviéticos y de los otros pueblos y países que enfrentaban al fascismo.

Hechos épicos sucedieron como el cerco y la batalla de Leningrado que duró del 8 de septiembre de 1941 al 27 de enero de 1944 (29 meses o sea 872 días) durante los cuales los alemanes bombardearon constantemente la ciudad y la bloquearon para que no pudiera abastecerse. La derrota y retirada de los alemanes tras la operación soviética de Leningrado-Novgorod dejaron más de un millón de muertos, muchos de ellos civiles debido al hambre padecida.

La batalla de Stalingrado (actual Volgogrado) se cuenta entre las más violentas entre el Ejército Rojo y la Wehrmacht (Fuerzas Armadas) de la Alemania nazi que tuvo lugar entre el 23 de agosto de 1942 y el 2 de febrero de 1943. Las bajas estimadas se elevaron a más de dos millones de personas entre soldados de ambos bandos y civiles soviéticos. Se le considera la batalla más sangrienta de la historia de la humanidad.

Fueron muchas las batallas del Ejército Rojo y su pueblo contra las hordas nazis que no pueden quedar en el olvido como la de Kursk. La batalla de Kursk fue un gran enfrentamiento armado que se libró entre julio y agosto de 1943 en la región homónima de la Unión Soviética durante la cual se enfrentaron el mayor numero de tanques y blindados de toda la guerra. O la heroicidad de los 28 hombres del general Iván Panfilov (solo sobrevivieron 6) que antes de morir en las cercanías de Moscú, destruyeron 18 tanques de los 54 que integraban la 11 división Panzer del ejército nazi.

Este 9 de mayo, en la Plaza Roja de Moscú volvieron a desfilar las tropas rusas en memoria de aquellos que cayeron por la liberación de la Patria y como recordatorio para que las fuerzas fascistas no vuelvan a resurgir.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

viernes, 10 de mayo de 2024

Ken Loach vuelve con una última película. Entrevista

A sus 87 años, Ed Rampell de Jacobin se reunió con el legendario director Ken Loach para hablar de su última película, El viejo roble (The Old Oak), de la influencia de la Nueva Ola Checa en sus películas y de por qué el cine de Hollywood es antitético a la experiencia de la clase trabajadora.

Desde que en 1966 la obra televisiva de la BBC Cathy Come Home desencadenara cambios en las leyes inglesas sobre los sin techo, Ken Loach, hijo de un electricista, ha hecho películas sobre personajes normales y corrientes. En ellas se enfrenta a sistemas capitalistas injustos y crueles -desde la clase obrera británica a la guerra de la Contra en Nicaragua, pasando por las rebeliones irlandesas, la campaña de organización sindical "Justicia para los conserjes" de Los Ángeles o las acciones encubiertas en Belfast-, además de documentales como En conversación con Jeremy Corbyn, líder izquierdista del Partido Laborista, de 2016.

El viejo roble es la última película del incondicional socialista sobre los problemas de la gente corriente. Tras una larga y distinguida carrera en la dramatización y documentación de los desdichados de la tierra, El viejo roble es también el último largometraje de Loach, que cumplirá ochenta y ocho años el próximo mes de junio. Loach ha sido galardonado con dos Palmas de Oro en el Festival de Cannes, tres Premios César y tres Premios BAFTA, pero en 1977 rechazó la medalla de Oficial de la Orden del Imperio Británico. El historiador del cine David Thomson escribe: "Por su dedicación y seriedad, es una figura ejemplar". Ken Loach fue entrevistado a través de Zoom en West Country, Inglaterra.

ED RAMPELL: Háblenos de El viejo roble y de lo que le llevó a dirigir esa historia.

KEN LOACH: Habíamos hecho dos películas en el noreste [de Inglaterra]. Una [I, Daniel Blake, 2016] sobre la forma en que a las personas vulnerables se les niega la ayuda económica a la que tienen derecho por parte de un Estado que ve la pobreza como una forma de disciplinar a la clase trabajadora. La segunda película [Sorry We Missed You, 2019] trataba sobre la inseguridad laboral, la economía gig. No tienes seguridad laboral, te ven como un contratista independiente, cuando en realidad eres un empleado - pero no tienes los derechos de un empleado, de hecho, no tienes ningún derecho en el trabajo. Se trataba de las consecuencias de esta situación para la vida familiar.

Lo especial de la zona es que está muy definida, tiene un carácter muy fuerte, una cultura obrera muy fuerte. Se basa en las antiguas industrias, como la construcción naval, el acero y la minería del carbón. Y todas han desaparecido; todas han cerrado. Los pueblos son ejemplos visuales muy claros de lo que ocurre: las consecuencias del neoliberalismo. Nada debe interponerse en el camino de las empresas privadas para obtener el mayor beneficio posible. Así que no puedes tolerar sindicatos fuertes, por ejemplo. No puedes tolerar organizaciones fuertes. No se puede tolerar la resistencia de los trabajadores y sus demandas de mejores salarios, porque eso se interpone en el camino de los beneficios, de la competencia.

Hemos tenido gobiernos neoliberales desde los años 80. Ambos partidos son ahora partidos neoliberales, tanto el Partido Conservador como lo que se supone que es el Partido Laborista, que de hecho es también un partido de derechas. Es un poco como los republicanos y los demócratas. Se turnan para aplicar básicamente las mismas políticas económicas. Ves las mismas consecuencias.

El pozo, las casas que lo rodean, la iglesia, el bienestar de los mineros, el bar, la escuela, el médico, y luego el campo... cuando el pozo se cierra, todo se cierra con él, aparte de la gente que todavía queda, y que está abandonada. Queríamos contar esa historia, pero necesitábamos un catalizador que la revelara. Y Paul [Laverty] escuchó la historia de la llegada de refugiados sirios de la guerra de Siria. Los enviaron allí porque no estaban a la vista. La prensa de derechas no se estaría quejando de ellos todo el tiempo; están fuera de la vista, nadie va allí... no tienen ninguna razón para hacerlo. Llegan, han sufrido el trauma de la guerra, no tienen más que una maleta y lo que llevan puesto. La población local tiene muy poco. ¿Pueden convivir las dos comunidades?

Muchos de ellos están amargados y enfadados por lo que le ha pasado a su pueblo, que era una comunidad próspera y fuerte. Ahora está vacío. Junto a eso está la vieja tradición de los mineros, que es la solidaridad, el internacionalismo. Cuando hubo la gran huelga [de 1984], fueron a otros países y gente de otros países vino a los suyos, y les alojaron. Una gran hospitalidad. ¿Qué ha sido de eso? ¿Sigue viva esa tradición? ¿O está dominada por la amargura, la ira y el resentimiento? ¿Cuál de esas dos tendencias ganará? Y los sirios, no hablan el idioma, no tienen nada. Entonces, ¿pueden vivir juntos? ¿O al final ganará el resentimiento?

[Hollywood] es una cultura tan diferente, una forma tan diferente de ver el cine. Es difícil pensar que, como forma de acercarse al medio, hay algo intrínsecamente hostil en expresar la cultura de la clase trabajadora. Hollywood trata de crear gente famosa en las películas, el star system. Se trata de crear fama, gente a la que admirar y adorar. Eso va en contra de la credibilidad, porque estás viendo una gran actuación, pero tienes en mente las actuaciones anteriores de la estrella. Así que, obviamente, se han hecho grandes películas, aparentemente sobre situaciones de la clase trabajadora. Pero la esencia del cine de Hollywood es antitética a la experiencia real de la clase trabajadora.

ED RAMPELL: En cuanto al reparto de El viejo roble, usted ha dicho que "los sirios de la película deberían ser los que se han establecido en la zona". Casi todos los sirios de El viejo roble son actores no profesionales. También lo son algunos de los lugareños ingleses. ¿Qué inspiró este enfoque?

KEN LOACH: Proviene principalmente de estar con la gente: Observar a la gente, participar en las mismas organizaciones, reuniones, campañas, preocuparse por las mismas cosas, estar a su lado y estar en los piquetes. Escucharles, sobre todo escucharles. Y recordar la historia de tu propia familia. Mi padre procedía de una gran familia minera. Aunque trabajaba en una fábrica, todos los miembros de su familia eran mineros. De ahí viene. Tienes que sentirte parte de esa cultura, o muy cerca de ella. El cine puede llevarte a otro ámbito social. No somos antropólogos que van a examinar otra especie. En realidad formamos parte de ella, dentro de lo que cabe. Me siento muy cercano a ella.

En cuanto al cine, los neorrealistas italianos lo que hicieron fue decir que las historias de la clase trabajadora son temas legítimos para las películas. Dijeron que está bien ir al cine y esperar ver historias de la clase obrera. Eso es muy importante.

Pero las películas que más me impactaron fueron las de la Nueva Ola checa de Miloš Forman, Jiří Menzel y otros directores por el estilo. Se deleitaban con la comedia humana, las conexiones, las relaciones, la interacción y simplemente el disfrute de la compañía de la gente. Dieron un enorme disfrute a las películas. Ese sentido de la cámara como observador. La forma en que estaban rodadas, cómo usaban las luces, simplemente su cálida humanidad era muy especial. Así que estas películas son con las que estoy más conectado.

ED RAMPELL: Usted aborda uno de los grandes temas candentes en Estados Unidos y Europa en estos momentos: los refugiados y los inmigrantes, que es el núcleo de El viejo roble.

KEN LOACH: Los inmigrantes no tenían ningún control sobre su destino. Simplemente se les decía aquí es donde vais a vivir, aquí es donde os vais a quedar, y se les daban casas. Y les dieron casas en esa zona porque las casas son baratas. La gente se ha ido, no hay trabajo. Así que se les puso en un lugar donde no había trabajo, muy poca infraestructura, las escuelas se redujeron, las escuelas ya estaban bajo presión. Los médicos estaban bajo presión porque algunos consultorios habían cerrado. Además, a los inmigrantes que no hablaban inglés se les exigían requisitos adicionales y muy poco apoyo. A las autoridades locales se les avisó con muy poca antelación porque no hubo muchas consultas.

El otro problema es que cuando la gente no tiene nada, como los habitantes de esos pueblos, se enfada, se siente alienada, nadie se preocupa por nosotros, y de ese enfado surge la búsqueda de un chivo expiatorio, alguien a quien culpar. Es entonces cuando puede surgir el racismo. Porque aquí hay gente a la que culpar. Nuestros hijos no reciben una educación adecuada: es culpa de esos niños. No podemos entrar en el médico - es culpa de ellos, no los queremos aquí. Y entonces eso puede convertirse en racismo. Ese es el terreno fértil en el que puede crecer el racismo. Comienza con una queja justificada. No tenemos nada, no tenemos nada que compartir. Es un error que se les haya puesto aquí cuando las cosas están tan mal sin ninguna ayuda extra. Una queja justificada que se convierte en racismo.

ED RAMPELL: El Viejo Roble conduce a un gran final. ¿Ve el desfile, la marcha de los mineros, como la alternativa a ese racismo, a esa división?

KEN LOACH: Pues sí. Se trata de un desfile real que tiene lugar en esa zona [Durham]. Es la mayor manifestación del país del poder de la clase obrera. Hay doscientas mil personas, diferentes sindicatos de todo el país. Es un despliegue masivo de poder organizado de la clase obrera - ignorado por los medios de comunicación. Nunca se informa de ello, por supuesto. Pero es un gran acontecimiento [anual].

Es una pequeña coda al final de la película. El verdadero final de la película es la comprensión de T. J. de que todo el trabajo que hicieron para reunir a la gente no fue en vano, aunque ya no tengan la trastienda [del pub], o no por el momento, donde puedan comer juntos. Encontrarán otra manera. Pero la conexión que se estableció no se desperdició.

ED RAMPELL: ¿Qué significa en inglés la escritura árabe de la parte inferior de la pancarta?

KEN LOACH: Es lo mismo que las palabras en inglés de la parte superior de la pancarta: "Solidaridad" y "Resistencia".

ED RAMPELL: En la era posterior a [Margaret] Thatcher, hubo una tendencia de películas británicas que eran lo contrario del tipo de solidaridad que usted ensalza en películas como El viejo roble. Algunos ejemplos son Brassed Off (1996), The Fully Monty (1997), Billy Elliot (2000), Kinky Boots (2005) y, posiblemente, Little Voice (1998) y Calendar Girls (2003).

Estas películas planteaban la idea de que, para hacer frente a los cambios en la economía británica, en lugar de oponer resistencia militante y organizarse o participar en luchas colectivas, los trabajadores tenían que confiar en desarrollar nuevos talentos para salir adelante en la sociedad británica. ¿Qué opina de esta moda cinematográfica post-Thatcher?

KEN LOACH: Yo no criticaría otras películas. Ya es bastante difícil hacer una película sin que nadie la critique. Pero creo que el peligro es que pueden volverse sentimentales. En cierto modo, The Fully Monty trata de la humillación. Son hombres cualificados de clase trabajadora y verse reducido a quitarse la ropa por dinero es humillante. Por supuesto, hay mucha comedia y la comedia puede anegar la humillación. Pero la esencia es cómo se humilla a nuestros dignos y cualificados trabajadores. Esa es la historia que nos llegó. Por supuesto, todo el mundo disfruta con una buena carcajada, y el peligro es que las carcajadas anulen la humillación forzada por la que han pasado.

Lo importante, que la gente suele pasar por alto, es que la clase trabajadora es fuerte. Los trabajadores pueden apagar el interruptor y todo se para. No hay transporte, no hay producción, nada va a las tiendas, nada se vende, nada se distribuye. Toda la economía puede detenerse. La clase obrera tiene ese poder. Los explotadores no tienen ese poder. Sólo viven de los beneficios que extraen de los demás. A menos que seas político no ves eso; sólo ves la superficie. Pero la realidad es que si tiene que haber un cambio, vendrá de la clase trabajadora. No vendrá de los banqueros, de los superricos, de los paraísos fiscales, vendrá de la clase trabajadora. Porque ellos tienen la necesidad del cambio. Y en segundo lugar, tienen el poder de cambiar. Hasta que consigamos organizar eso, entonces vamos a perder. Pero tenemos el poder. Eso es lo que mucha gente pasa por alto.

ED RAMPELL: ¿Cómo describiría sus propias convicciones políticas?

KEN LOACH: El momento crítico para mí fue la década de 1960. Fue cuando empecé a pensar en el cine y a hacer películas sobre temas sociales. Un grupo de nosotros empezamos a pensar: ¿cuál es el denominador común de todas estas condiciones? ¿La falta de vivienda, la pobreza, la falta de opciones? ¿Por qué la gente vive con tan poco cuando la riqueza es tan abundante? En aquel momento, empezó todo un movimiento de Nueva Izquierda y uno de los lemas clave era: "Ni Washington ni Moscú". En otras palabras, nos oponemos tanto al capitalismo de Occidente como al estalinismo de Oriente. Obviamente, la historia de lo que ocurrió en Rusia fue muy importante, y la lucha con [Joseph] Stalin y [León] Trotsky fue importante, y los movimientos que surgieron a partir de ahí, los movimientos antiestalinistas.

Si surgió un principio rector, fue el conflicto de clases esencial en el corazón de todas nuestras sociedades, que es la lucha entre los que venden su trabajo y los que se benefician de él. Ese conflicto es irreconciliable. Tienen intereses directamente opuestos. Una vez que se ve eso, todo queda muy claro. Margaret Thatcher lo entendió mejor que nadie. Para que el capitalismo tenga éxito, la clase obrera tiene que pagar el precio. Debilitar a los sindicatos, recortar los salarios, cerrar las fábricas, desempleo masivo, hacer que la gente compita por los puestos de trabajo porque eso los hace más disciplinados, leyes antisindicales, derrotar a los huelguistas en las disputas. Y curiosamente, fueron el Partido Laborista y los líderes sindicales quienes se confabularon en eso porque son socialdemócratas y también creen en el capitalismo.

Para mí, un análisis político que comience con ese conflicto de clases esencial es el mapa y la brújula de la política. Muy sencillo, pero muy claro.

ED RAMPELL: ¿Cree que la alternativa es alguna forma de democracia socialista?

KEN LOACH: Pues sí. Y entonces las dos palabras serán indistinguibles. Pero, en primer lugar, hay que organizarse, tener una dirección con principios, una dirección hábil que entienda no sólo los principios, sino también las tácticas, y que pueda guiar el camino a través del pantano de sectarismo de la izquierda -ya sabes, todos los egos, las vanidades, los aspirantes a líderes- y unir a las organizaciones de la clase obrera. Es una tarea ingente, ingente, ingente, pero uno esperaría que el objeto de las circunstancias exigiera que surgiera un liderazgo. El problema es, ¿dónde está?

ED RAMPELL: Lleva treinta años colaborando con Paul Laverty, el guionista de El viejo roble. ¿Cómo es esa colaboración?

KEN LOACH: Debo decir, en primer lugar, que los personajes son de Paul, el guionista. Somos realmente una asociación de iguales. Paul empieza con una hoja en blanco. Los personajes y las historias son suyos, así que no debo atribuirme el mérito del trabajo de otro. Es brillante, un gran amigo y camarada; hemos trabajado juntos durante treinta años. El director se lleva toda la atención y a menudo se olvida a los guionistas. Tengo que reconocer el mérito de Paul, es un gran amigo y un guionista brillante.

ED RAMPELL: Se dice que El viejo roble es su último largometraje. ¿Qué va a hacer ahora? ¿Qué es lo próximo para Ken Loach?

KEN LOACH: Pues no lo sé. La vida está muy llena. Hay muchas reuniones, campañas... es un placer conocerte, a la gente le gusta hablar. Eso es bueno. Hay muchas cosas en marcha, puedo llenar mi agenda tres veces. He tenido mucha suerte. Con el paso de los años, cada vez puedes hacer menos cosas. Y también un partido de cricket y de fútbol, de vez en cuando, como espectador.

Ken Loach es un cineasta socialista. Entre sus obras figuran "Kes" y "Yo, Daniel Blake".

Fuente: 

jueves, 9 de mayo de 2024

En memoria de la victoria aliada sobre la Alemania nazi, la toma de Berlín.

Fuentes: Rebelión


Hace 79 años, el 8 de mayo, finalizó la Segunda Guerra Mundial. Múltiples fueron las causas y graves sus consecuencias, algunas de ellas todavía permanecen. Destrucción, sufrimiento y muerte; el 9 de Mayo se celebra el Día de Europa. 
 Tras el suicidio de Adolf Hitler, que no pudo soportar que los soviéticos estuvieran a escasos metros del Bunker, la rendición alemana estaba cantada. El Acta de rendición militar se firmó en el Cuartel General de Eisenhower, Comandante Supremo Aliado en Europa, el 7 de mayo. La rendición incondicional se produjo el 8 a las 22,43 (hora de Europa), ante el Mariscal del Ejército Rojo Gueorgui Zhúkov, poniendo fin a la Segunda Guerra Mundial en el continente europeo. El 9 de mayo de 1945 se produjo la derrota de la Alemania nazi por la Unión Soviética y los Aliados.

En la madrugada del 30 de abril de 1945, Hitler se suicidó y Berlín fue tomada por las tropas soviéticas. La guerra en el Pacifico terminó en agosto, poco después de que los Estados Unidos lanzaran las bombas atómicas en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. Murieron en el acto ciento veinte mil personas. Como consecuencia de todo, EEUU y la URSS surgieron como las superpotencias que iban a dominar el mundo. La guerra fría, el inicio de la era atómica, la descolonización, y la creación de organismos internacionales como la ONU o las Comisiones Europeas, fueron otras de sus consecuencias. Para España representó el aislamiento internacional, la represión política en el interior y la depresión económica.

El antiguo Tercer Reich fue dividido. Prusia Oriental fue repartida entre Polonia y la URSS, mientras que las regiones germanas de Pomerania y Silesia, fueron transferidas a Polonia según lo pactado por Reino Unido, Estados Unidos, la Unión Soviética y Francia en los Acuerdos de Potsdam. El resto de Alemania, excluyendo Berlín, quedaba dividido en cuatro zonas militares de ocupación. En 1949, las tres zonas ocupadas por Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia se convirtieron en la Alemania Occidental (República Federal de Alemania), y ese mismo año, la zona de ocupación soviética, Alemania Oriental se convirtió en la República Democrática Alemana.

La ciudad de Berlín, había quedado dividida en cuatro zonas, permaneciendo bajo ocupación militar, hasta el 12 de septiembre de 1990, por el Tratado sobre el Acuerdo Final Con Respecto a Alemania, firmado por las cuatro potencias y los dos gobiernos alemanes. Fue el tratado final de paz y la restauración de la plena soberanía alemana, tras acordarse el fin de la ocupación extranjera. La reunificación alemana se produjo el 3 de octubre y el país reunificado obtuvo la soberanía el 15 de marzo de 1991.

Han pasado setenta y nueve años y algunas de sus consecuencias todavía se dejan sentir o están presentes en el desarrollo de las relaciones internacionales. La Segunda Guerra Mundial ha quedado marcada como uno de los conflictos más destructivos en la historia del mundo, aunque parece que se olvidan sus consecuencias. Desde entonces el mundo no ha dejado de guerrear. Parece que la guerra es el sino de la humanidad. Estamos viendo a personas tras alambres de espino y no es Auschwitz ni Mauthausen, es Europa hoy, que impide que los que huyen de las guerras lleguen a su territorio. Tienen que terminarse estas sistuaciones por decencia y dignidad.

En la Cumbre de Milán de 1985 los Jefes de Estado y de Gobierno decidieron celebrar el 9 de mayo como el Día de Europa: La paz mundial sólo puede salvaguardarse mediante esfuerzos creadores proporcionados a los peligros que la amenazan, decía Robert Schuman, Ministro francés de Asuntos Exteriores, el 9 de mayo de 1950, en la llamada Declaración de Schuman. Se establecían los cimientos de una federación europea indispensable para el mantenimiento de la paz. Una institución europea supranacional, se encargaría de administrar las materias primas –el carbón y el acero–, que en aquella época eran la base de toda potencia militar y columna vertebral de la guerra. Europa acababa de salir de la Segunda Guerra Mundial, aquel espantoso conflicto bélico, que había dejado tras de sí ruinas humanas, materiales y morales.

El Consejo de Ministros de España acordó instaurar el 5 de mayo como «Día de Homenaje a los españoles deportados y fallecidos en Mauthausen y en otros campos y a todas las víctimas del nazismo de España». De los más de 7.500 españoles, la mayoría republicanos exiliados, 5.117 fallecieron en los campos de concentración nazis. Con la instauración de este día, el Gobierno pretendía honra la memoria de estos españoles y reconoce que representan una parte fundamental de nuestra historia democrática por su ejemplo insuperable de sacrificio y lucha por la democracia y la libertad.

Todas las fuerzas bajo el mando alemán, recibieron la orden de cesar las operaciones activas a las 23:01 horas –hora de Europa Central–, el 8 de mayo de 1945. El Jefe del Estado Mayor del Alto Mando de las fuerzas armadas alemanas, el general Alfred Jodl, firmaba el acta de rendición incondicional, que ponía fin a la Guerra y al predominio del nazismo en Europa. Quedaba odio y rencor. Tendrían que pasar setenta y nueve años para ver como esa ideología criminal vuelven a tomar auge en la Europa unida.

Naciones Unidas declaró que los días 8 y 9 de mayo, son una ocasión propicia para el recuerdo y la reconciliación y rendir homenaje a todas las víctimas de la Guerra Mundial, exhortando a los Estados Miembros a hacer todo lo posible para resolver las controversias por medios pacíficos, de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas y sin poner en peligro la paz y la seguridad mundial. Todo fue en vano. Se desató la guerra fría y los conflictos entre naciones siguieron resolviéndose por medios violentos; y las guerras son tan cotidianas, que poco sorprenden y pocas conciencias agitan.

En 1950, cinco años después de finalizar la Guerra Mundial, las naciones europeas todavía luchaban para superar sus estragos. España estaba gobernada por el fascismo ganador de la guerra del 36, por lo que los estragos siguieron hasta pasados algunos años después de la muerte del dictador. Los gobiernos europeos llegaron a la conclusión de que, poniendo en común la producción de carbón y acero. La fusión de los intereses económicos contribuiría a aumentar el nivel de vida y constituiría el primer paso hacia una Europa unida. A España, por su régimen fascista, no se le admitió formar parte de los conciertos europeos y el Estado de Bienestar no llegó a tiempo. Cuando pudimos intuirlo, las políticas neoliberales europeas hicieron que se rebajaran las expectativas.
 
La Guerra en España (1936-1939), sirvió de campo de pruebas para Alemania e Italia. Hitler, tras denunciar las cláusulas sobre desarme impuestas a Alemania por el Tratado de Versalles, organizó un nuevo ejército y puso a prueba el nuevo armamento y las nuevas tácticas guerreras. Hitler y Mussolini, entregaron (vendieron) material de guerra a Franco y enviaron tropas especializadas a combatir en suelo español contra el gobierno republicano. Las otras potencias, encabezadas por Francia y apoyada por Reino Unido, se abstuvieron de intervenir, desarrollando su política de «No intervención», porque la guerra de España venía a complicar el juego estratégico que se desencadenaba en Europa. El nazismo y el fascismo, quedaron derrotados en Europa, pero en España, todavía los estuvimos sufriendo durante mucho tiempo. Ahora han vuelto a adquirir protagonismo.

La UE lleva a cabo una política que poco se parece a los sueños que tuvieron los fundadores de la idea y es necesario un cambio. Los mitos de la vieja Europa, ya no sirven, es necesario un nuevo impulso que de la voz a la ciudadanía contra el aparato burocrático y neoliberal que copa las instituciones. La UE reduce derechos laborales y políticas sociales, para competir a la baja en un mercado globalizado, mientras recrudece su agresiva política comercial exterior. Poniendo como excusa la seguridad y la lucha contra el terrorismo, se recortan derechos y libertades, los que supuestamente los terroristas quieren destruir. Europa se presentaba como un marco natural de desarrollo político y económico y una referencia para profundizar en la democracia incipiente, para responder a los retos y necesidades por la defensa de los Derechos Humanos, el respeto a la Tierra y a la dignidad de las personas por encima de intereses políticos y económicos. Pero no han soplado los vientos hacia esas latitudes. A Europa le sangran las fronteras y le brotan las alambradas. La Unión Europea es responsable de muchos de los males y calamidades que sufren los refugiados levantando muros, instalando centros de internamiento masivo y recortando derechos y libertades a nativos y migrantes. En estos momentos sigue apoyando la política del estado genocida de Israel.

Cuando la austeridad se convierte en la única opción político-económica de unas instituciones alejadas de los intereses de la ciudadanía, la UE se vuelve un problema para las mayorías sociales, por lo que construir una Europa diferente se vuelve urgente. Fue un proyecto levantado sobre sólidos principios de democracia, solidaridad y defensa de los Derechos Humanos. Todo hay que recuperarlo.

Hoy, el fascismo y el nazismo, estas ideologías criminales vuelven a tomar auge en Europa. En España las derechas reaccionarias ocupan parte de las instituciones. No permitamos que el 9 de junio, ganen las elecciones europeas y sean mayoría en el Parlamento Europeo ni en ninguna otra institución.

_- Un superviviente japonés de la bomba atómica: “Hace 20 años era impensable una película como ‘Oppenheimer’ en EE UU”.

_- El estreno en Japón de la premiada película de Christopher Nolan sobre el desarrollo del arma nuclear logra un récord de taquilla tras una campaña publicitaria encabezada por un testigo de la explosión de Nagasaki

La película Oppenheimer ha logrado un récord de taquilla en su estreno en Japón el pasado fin de semana gracias, en parte, a una campaña publicitaria que reunió a 23 personalidades nacionales, entre ellos un célebre superviviente de la bomba atómica de Nagasaki y activista antinuclear. El doctor Masao Tomonaga, que sobrevivió a la explosión en su casa de Nagasaki cuando tenía dos años, asegura en conversación telefónica con EL PAÍS que valora positivamente la película de Christopher Nolan porque “aunque los diálogos no lo especifiquen, su mensaje antinuclear subyace a lo largo de toda la obra”.

“Hace veinte años era imposible que en Estados Unidos se hiciera una película así”, añade Masao Tomonaga, hoy investigador especializado en enfermedades de la sangre y conocido por haber identificado un tipo especial de leucemia llamado síndrome mielodisplásico en los supervivientes que tenían menos de diez años en el momento del bombardeo. “Oppenheimer da una visión correcta del choque de poderes que tiene lugar durante el desarrollo de armas de destrucción masiva”, continúa. La vio por primera vez el año pasado en Chicago, donde se encontraba con un grupo de supervivientes dando conferencias sobre el peligro de las armas nucleares en colegios y universidades estadounidenses.

En Japón la volvió a ver como invitado a las proyecciones previas al estreno programadas por la distribuidora en Hiroshima y Nagasaki, las dos ciudades atacadas por Estados Unidos con bombas atómicas al final de la Segunda Guerra, en 1945, cuyo desarrollo se cuenta en la película. La promoción de la cinta en Japón incluyó también conferencias, anuncios a página entera en los diarios con comentarios de jóvenes espectadores y un sitio web con opiniones de actores como Ken Watanabe (El último samurái) y cineastas como Takashi Yamazaki (Godzilla Minus One).

Robert Oppenheimer y su esposa, Katherine, se encuentran con ciudadanos japoneses durante su visita al país nipón en 1960.Robert Oppenheimer y su esposa, Katherine, se encuentran con ciudadanos japoneses durante su visita al país nipón en 1960.

Watanabe, que trabajó con Nolan y Cillian Murphy en Batman Begins (2005), elogia el trabajo de estos actores en Oppenheimer y explica que al ser Japón el único país atacado por las bombas atómicas se sentó a verla “preocupado”. El actor japonés considera que Nolan logró entrar en la mente de un hombre “caótico pero sincero”, creador de una bomba que “aún hoy podría terminar con este mundo”.

Yamazaki, que con Godzilla Minus One ganó este año el Oscar a los efectos especiales, sostuvo un diálogo online con Nolan en el que sugiere “una respuesta cinematográfica a Oppenheimer hecha en Japón”. “Nadie mejor que tú para dirigirla”, le dice Nolan a Yamazaki en un vídeo promocional que hasta la primera semana de abril superaba las 100.000 vistas en YouTube. Godzilla, el monstruo protagonista de una de las franquicias más longevas de la historia del cine mundial, fue creado en 1954 como metáfora del poder incontrolable de la energía atómica y del peligro de las armas nucleares. Las más de treinta secuelas del hoy clásico del cine de monstruos se caracterizan por sus espectaculares secuencias de destrucción masiva.

Las explosiones
En el filme dirigido por Yamazaki aparece una explosión causada por el aliento radiactivo del monstruo que recrea con gran realismo la devastación de las dos bombas atómicas sobre las ciudades japonesas, las primeras, y hasta ahora las únicas, lanzadas contra población civil. La ausencia de secuencias similares en Oppenheimer fue recibida con opiniones dispares por los espectadores japoneses.

Masaru Suzuki, un empleado de 35 años que vio la película en un cine del céntrico barrio de Shibuya, opina que mostrar las consecuencias de la bomba en Japón “no era necesario” y que “se deben respetar las decisiones creativas del director”. Por su parte, la socióloga japonesa Luli van der Does, profesora de la Universidad de Hiroshima, considera que “no mostrar las consecuencias humanas de la bomba reduce el miedo visceral a la explosión y hace más factible la idea de una futura guerra nuclear”.

La biografía del llamado padre de la bomba atómica, el físico Robert Oppenheimer, se estrenó en muchos países al tiempo que Barbie. La coincidencia originó el hashtag #Barbenheimer, con el que se etiquetaron una serie de polémicos memes que aunaban los dos ataques nucleares contra Japón con el universo fucsia de la muñeca de Mattel. Académicos e intelectuales condenaron los mensajes y asociaciones de víctimas de las bombas atómicas en Japón pidieron a la distribuidora norteamericana de Barbie una disculpa pública por apoyar un meme satírico de la explosión con la frase: “Será un verano que nunca olvidarás”.

En su debut nipón la obra de Nolan recaudó 2,5 millones de dólares, el máximo entre los estrenos de Hollywood en lo que va del año, por encima de Aquaman y el reino perdido (1,6 millones de dólares) y Dune: parte 2 (1.3 millones de dólares), según fuentes del sector. El estreno ha tenido lugar ocho meses después del lanzamiento mundial, el 20 de julio de 2023, fecha considerada demasiado próxima a las ceremonias anuales que cada 6 y 9 de agosto, en Hiroshima y Nagasaki, honran a las víctimas de las explosiones atómicas y actualizan el número de fallecidos por las secuelas de la radiación.

En Japón, el holocausto nuclear es un tema recurrente en numerosas obras literarias, películas, historias de manga y anime que tienen como denominador común el escenario de una ciudad calcinada por una descomunal explosión. Muchos niños japoneses conocen los horrores de la guerra nuclear cuando sus colegios organizan visitas a los museos conmemorativos de Hiroshima y Nagasaki, donde pueden apreciar restos de las explosiones atómicas, grabaciones de testimonios de los supervivientes y muchas fotografías.

El Museo Conmemorativo de la Paz de Hiroshima anunció esta semana que en los últimos 12 meses las visitas subieron a casi dos millones, un incremento interanual de más de 850.000 personas, la mayoría extranjeros y escolares japoneses. El aumento fue atribuido al interés por la ciudad que despertó la celebración allí de la cumbre del G7 en mayo de 2023.

Supervivientes irradiados
El total de muertes como consecuencia de las bombas atómicas, actualizado en los últimos aniversarios, fue de 339.227 personas en Hiroshima, y de 195.607 personas en Nagasaki. Aún siguen vivos unos 127.000 supervivientes irradiados (llamados en japonés hibakusha), con una edad promedio de 83 años.

Muchos de los miembros de este colectivo, que con sus testimonios y las cicatrices en sus cuerpos irradiados defendían el artículo 9 de la Constitución japonesa (que renuncia a participar en conflictos bélicos internacionales), residen hoy en hogares para la tercera edad, alejados de cualquier activismo. Su desaparición paulatina de los foros de opinión ha coincidido con el renacer de una política de rearme que, justificada con el expansionismo chino en el Este de Asia, fomenta el gasto en armamento inconcebibles hasta 2012, cuando el entonces primer ministro Shinzo Abe inició su llamado “pacifismo proactivo”.

En la pasada cumbre del G7, el actual primer ministro japonés, Fumio Kishida, propuso un documento llamado Visión de Hiroshima, que insta a la transparencia respecto a los arsenales nucleares y destaca la importancia de la educación y la divulgación sobre el desarme y la no proliferación en la sociedad civil, en especial entre los jóvenes.

Tres mitos persistentes en educación que hacen perder tiempo y dinero a estudiantes, familias y profesorado.

La memoria no es un músculo, la lateralidad cruzada no empeora el rendimiento académico, y la dislexia no es un trastorno visual, en contra de lo que todavía cree mucha gente.

En educación, como en otros ámbitos de la vida, abundan los mitos. No tienen base científica y, aunque algunos podrían considerarse inocuos, normalmente tienen consecuencias negativas, aunque solo sea porque absorben tiempo, esfuerzo, y con frecuencia dinero que estudiantes, familias y docentes podrían dedicar a fines más útiles. ¿Es la memoria un músculo que pueda entrenarse? ¿Tiene impacto la lateralidad cruzada en el rendimiento educativo? ¿Es la dislexia un problema visual? Héctor Ruiz Martín, director del International Science Teaching Foundation, y Marta Ferrero, vicedecana de Investigación en la Facultad de Educación de la Universidad Autónoma de Madrid, son expertos en psicología cognitiva del aprendizaje, se han especializado en analizar este tipo de mitos y explican por qué la respuesta en los tres casos es que no.

La memoria
“Resulta muy intuitivo pensar que la memoria es una habilidad que podemos ejercitar de forma general y que, haciéndolo, va a ser más fuerte para recordar cualquier otra cosa. Pero por desgracia la memoria no funciona así”, afirma Ruiz, autor, entre otros libros, de Edumitos (2023). “Creerlo tiene repercusiones en educación, porque muchas veces se proponen actividades casi con la única justificación de que ayudarán a ejercitar la memoria. Por ejemplo, aprenderse de memoria un poema, o contenidos que uno no cree que sean muy útiles, pero que por lo menos, se suele decir, ayudarán a mejorar la memoria. Y ese objetivo no se va a cumplir. Está muy bien, culturalmente, saberse un poema o poder recitárselo a alguien, pero si lo haces con la idea de ejercitar la memoria, no va a tener ese efecto”.

La memoria no es como un músculo, dice Ruiz. “Si quieres usar esa analogía, tendrías que pensar en ella más bien como si fueran miles de millones de músculos. Y cuando aprendes sobre algo, lo que haces es ejercitar solo el músculo relacionado con ese tema, con esa información”. La memoria es en realidad una red de significados, añade. “Y aprendemos conectando lo que ya sabemos con lo que estamos aprendiendo. De modo que todo aquello que podemos relacionar con nuestros conocimientos previos nos resulta más fácil de recordar, y lo que no, no”.

Se han realizado muchos estudios al respecto. Algunos son considerados clásicos, como el publicado en 1980 por Anders Ericsson, en el que se entrenó a un estudiante corriente para recordar números. En lugar de los siete u ocho dígitos que como mucho normalmente pueden recordarse, el alumno llegó ser capaz de memorizar 79. Lo hizo apoyándose en una técnica consistente en aprenderse un montón de números, como teléfonos, códigos postales o marcas de atletismo a los que podía darles un sentido. “Cuando le daban números al azar, él no recordaba 79 números, sino siete u ocho combinaciones de esos números. Pero cuando en vez de números probaron a darle letras, comprobaron que seguía teniendo una memoria como la de cualquier otro”. Un ejemplo más cercano es el de los campeones de los mundiales de memorización que se organizan cada año: “Si te fijas, el que gana la prueba de memorizar naipes es distinto al que gana la de números, la de letras, o la de caras…” En cada prueba hay un campeón, porque han entrenado específicamente para ella.

La lateralidad cruzada
La lateralidad es la preferencia espontánea de una persona en el uso de los órganos situados en el lado derecho o izquierdo del cuerpo, como las manos o los pies. Y se habla de lateralidad cruzada cuando esta se produce de forma alterna. Por ejemplo, cuando la mano dominante es la derecha, y el pie dominante, el izquierdo. Antes de especializarse en psicopedagogía y psicología del aprendizaje, Marta Ferrero trabajó como maestra. “Poco antes de dejar las aulas para volver a la investigación, estaba de orientadora en un centro de infantil y primaria. Y aquel último año me llegaban muchos informes de niños con dificultades de aprendizaje que señalaban la lateralidad cruzada como causa, por ejemplo, de problemas lectores. De repente parecía que la lateralidad cruzada era la causante de un montón de problemas”.

Ferrero pasó después una etapa en la London School of Economics, y una de las primeras investigaciones que realizó allí se centró en la posible relación entre lateralidad cruzada y dificultades académicas. Realizó un metaanálisis, analizando los datos cuantitativos de todos los estudios que se habían publicado al respecto desde el año 1900. “El resultado fue que la lateralidad cruzada no tiene ningún impacto, ni en el rendimiento académico ni en la inteligencia”. Aquel trabajo fue muy citado, y no ha habido más revisiones sistemáticas de la literatura, por lo que podría decirse que sigue vigente. Pero una búsqueda en internet permite comprobar que en España se ofrecen numerosos tratamientos para “consolidar” la lateralidad de los niños, bajo la premisa de que así eliminarán o reducirán sus dificultades de aprendizaje. Algunas intervenciones, explica Ferrero, consisten en forzar a los niños a usar la mano derecha o en taparles el ojo izquierdo. Y hay sesiones que cuestan hasta 350 euros.

“Si un niño o niña tiene dificultades lectoras, tendremos que diseñar intervenciones centradas en la lectura. Y lo mismo en matemáticas u otras áreas, en vez de perder tiempo y recursos en restablecer la dominancia cerebral”. Además del coste de oportunidad, Ferrero advierte de que dichos programas pueden generar desafección de los chavales hacia la educación. “Porque lo normal es que cuando pase el efecto placebo, si llega a haberlo, siga con su dificultad de aprendizaje”.

La dislexia
Entre el 5% y el 10% de la población tiene dislexia, y entender bien en qué consiste es fundamental para ayudarles. Pero a pesar de los avances de las últimas décadas, entre muchas personas persiste la idea equivocada de que se trata de un trastorno perceptivo de tipo visual. “Es decir, que el problema del alumnado con dislexia es que ven las letras cambiadas de orden o del revés, cuando en realidad es un problema fonológico”, dice Héctor Ruiz. Como en otros mitos educativos, el error tiene su origen en las ideas de los pioneros de la investigación en dislexia, cuya primera intuición, a principios del siglo XX, fue que era un problema visual. Una hipótesis que el avance de la ciencia, sobre todo a partir de los años sesenta y setenta, fue descartando.

En realidad, explica Ruiz, la dislexia es un problema de procesamiento de los sonidos del habla. “Nuestro sistema de escritura es alfabético. Se basa en asociar a unos símbolos escritos, las letras, a los sonidos más básicos del habla, los fonemas. Y lo que les pasa a las personas con dislexia es que les cuesta horrores identificar, aislar y manipular esos fonemas. Si te fijas, cuando hablamos lo hacemos todo seguido, e ir identificando cómo se separan las palabras es un reto contraintuitivo. Porque no es natural que necesitemos darnos cuenta de que la lengua oral está formada por un conjunto finito de sonidos que se van repitiendo y combinando, que son los que luego, para escribir, asociamos a las letras”.

Tomarlo como un problema visual lleva a muchos chavales a perder el tiempo en terapias visuales, en lugar de invertirlo en prácticas fonológicas, “trabajar con los fonemas, identificarlos, comparar dos palabras que empiezan por el mismo fonema para identificar esa característica…”. Es el mismo error que todavía lleva a parte de la población a identificar la dislexia con el hecho de escribir letras al revés. “Eso es algo que hacen, en realidad, casi todos los niños cuando están aprendiendo a leer y escribir, y las letras todavía les resultan poco familiares. De hecho, el problema que tenemos con las letras como la b y la d y la p y la q, que son imágenes especulares, es que nuestro sistema perceptivo, nuestra memoria, no distingue de manera natural entre dos objetos simplemente por la perspectiva en que los estás viendo. Es lo mismo que te permite, cuando ves un perro en una posición en que nunca lo habías visto, identificarlo igualmente como un perro: un perro no es un animal que está mirando siempre a la derecha. Son errores normales, que hacen la mayoría de los niños, y entre los disléxicos no son más frecuentes”.