martes, 11 de junio de 2024

_- El falso debate sobre las ‘nuevas’ metodologías y los malos resultados escolares.

_- Los centros y el profesorado tienen responsabilidad, pero es injusto que sean señalados por la opinión pública como culpables del mal rendimiento en una sociedad quebrada por la inequidad y la injusticia social.

En la película Mad City (1997), de Costa-Gavras, la noticia empieza a ser noticia cuando el periodista interpretado por Dustin Hoffman se acerca de forma despiadada a la vida y sufrimiento de un desesperado vigilante de seguridad que secuestra a un grupo de niños rehenes en el museo donde trabajaba.

El filme, una ácida crítica contra la voracidad de los medios de comunicación, retrata una sociedad rendida a los influjos del “cuarto poder”. Su código deontológico queda a expensas de la creación de estados de opinión, las audiencias y las exigencias del mercado. Todo con tal de vender.

Un sector de la prensa educativa lleva de un tiempo a esta parte perdido en los callejones de esta ciudad enloquecida. Ante ello, las únicas salidas que encuentra están alejadas del rigor y la transparencia: se busca el impacto sensacionalista para hacer de una versión de la realidad un hecho generalizable que se replica en redes y WhatsApp.

Los avances en la democratización de la información y el periodismo de datos se tendrían que haber convertido en piezas claves para combatir los discursos de las fake news, también en el tratamiento informativo del sistema educativo; sin embargo, la competencia voraz para lograr el clickbait e incrementar beneficios pone todo más difícil. Se crea, así, un efecto distorsionador de pánico social que provoca la radicalización de una especie de batalla cultural en educación, además del nacimiento de posiciones reaccionarias.

Uno de los focos periodísticos que atrae una sobrecarga de titulares negativos (los que, recordemos, logran más visualizaciones y determinan nuestra percepción del mundo) se centra en la falsa relación entre cambio metodológico y malos resultados escolares. Esta corriente de opinión es potente en regiones como, por ejemplo, Catalunya, donde incluso hay movilizaciones de familias contra los llamados “experimentos educativos” aplicados en la escuela. ¿Dónde se están buscando los culpables?

Ya el Informe TALIS de 2018 derrumbaba la falsa premisa del presunto dirigismo metodológico o la imposición del enfoque a la hora de desarrollar las clases: según este Informe, el 95% del profesorado de España en Secundaria se siente libre a la hora de elegir sus metodologías de enseñanza. Las cifras de Primaria son muy similares. Estoy seguro de que si hiciéramos una encuesta hoy los resultados serían parecidos.

Por lo tanto, es imposible establecer causalidad entre el uso de enfoques novedosos en el diseño de las sesiones didácticas y la caída de resultados que, por ejemplo, observamos en PISA 2022. Nadie con un mínimo de conocimiento estadístico determinaría esta relación directa que además parte de una premisa falsa.

Que la última reforma educativa oriente hacia la realización de un enfoque por proyectos para facilitar la contextualización del aprendizaje no puede convertirse en germen de disputa. Primero, porque no debiera resultar descabellada la realización de planteamientos didácticos que supongan retos para el alumnado y despierten curiosidad por aprender. Todos, en cierto modo, lo hacemos: relacionar conocimiento con experiencia no es novedoso. Y segundo porque, al menos en Secundaria, que es donde aumentan los repetidores y las dificultades de aprendizaje, las metodologías activas son menos frecuentes. La tarea en casa, el libro de texto, el examen y la recuperación siguen siendo “el pico y la pala” de todo estudiante, como hace treinta años.

Philippe Perrenoud (2007) advierte que la variable de organización del trabajo es difícilmente modificable si no se integra en la dimensión de las habilidades didácticas antes. Reconozcamos, en ese sentido, el sentido que actualmente tiene el máster de formación del profesorado, el tipo de prácticas que se reproducen y cómo este es el marco general en el que un docente “aprende” a ser docente. Aunque hay excepciones, la formación inicial se encuentra enclavada en temarios en gran parte teóricos, alejados de la realidad de colegios e institutos y con escaso afán reflexivo. La teoría es necesaria, pero debe ser una teoría de ida y vuelta, y esta reciprocidad no se está produciendo.

TALIS 2018 sí arrojaba estadísticas preocupantes cuando, por ejemplo, nos adelantaba las dificultades que tiene el docente para adaptar su práctica a la complejidad relacionada con la diversidad. Por eso, a pesar del empeño de un sector de la opinión pública en desviar el foco hacia las formas de organización o los métodos, el asunto es mucho más complejo. Cualquier investigación seria demuestra que las dificultades sociales y contextuales se presentan como uno de los grandes escollos que condicionan la labor del profesorado y, por lo tanto, el rendimiento.

No son tan relevantes, por ello, una presunta renovación metodológica o un cambio radical en la estructura interna de los centros, que no se ha llegado a producir en la mayoría de casos. Un ejemplo claro es la resistencia al aprendizaje competencial; otro, la minoritaria distribución por ámbitos en lugar de materias. Serán más importantes las actuaciones que directamente se hacen sobre las escuelas afectadas por la segregación y sobre aquellas que se vacían por condicionantes sistémicos donde nunca se ha actuado.

Sin embargo, afanosos por construir realidades informativas donde no hay verdades demostrables, el alarmismo mediático escarba en la fragilidad de una audiencia que vuelve a sucumbir ante lo emocional. Se prefiere desviar el foco hacia lo que ocurre dentro de los centros. Allí se planta la semilla del desastre por culpa de una “innovación vacía” al parecer habitual, pero lo cierto es que muchos profesionales permanecen alerta para identificarla y reorientar sus prácticas hacia el rigor.

Seguimos como sociedad embelesada ante el poder mediático de determinados discursos. Mostramos una preocupante incapacidad de movilización para delatar la quiebra estructural en familias y entornos, que demuestra las dimensiones multifactoriales a las que nunca nos acercamos por miedo a quemarnos. Se ha estudiado hasta la saciedad el desarraigo que los jóvenes empiezan a sentir hacia la institución escolar, que lastra la labor de un cuerpo docente impotente por mucho que haga. Pero seguimos empeñados en poner el foco solo en el proceso de aprendizaje, por lo que, cuando se falla, siempre se mirará hacia lo que ocurre dentro de las aulas, y no fuera.

Los centros y el profesorado tienen responsabilidad, pero es injusto que sean señalados por la opinión pública como culpables del mal rendimiento, en una sociedad quebrada por la inequidad y la injusticia social. Sabemos cómo y quién se excluye en el sistema, pero se continúa permitiendo la normalización de factores de segregación que impactan en los más débiles. Estos factores se perpetúan cuando no se indaga desde las políticas educativas en los efectos de la desigualdad en la elección de centros, o en cómo se construye la guetificación educativa. Pero el problema es la excesiva innovación.

El falso debate sobre las nuevas metodologías y los malos resultados escolares enmascara, en definitiva, el problema de la desigualdad de condiciones. Si todo se arreglara con exigir más, aumentar el tiempo de las explicaciones en una pizarra o mandar más deberes para casa, bastaría con realizar cualquier análisis simple que evite una radiografía longitudinal del sistema: aquella que demuestra que las verdaderas carencias que hay detrás son de inversión pública, configuración de mapas escolares y tipo de apoyo que recibe el alumnado con dificultades. Y es ahí hacia donde hay que reorientar el debate social, con toda la responsabilidad que ello conlleva.

Albano de Alonso Paz es profesor de Lengua Castellana y Literatura y Cruz al Mérito Civil por su labor en el campo de la enseñanza. Divulga sobre educación a través de su blog www.albanoalonso.info.

lunes, 10 de junio de 2024

_- Sicilia mágica: lugares que debes visitar en tu viaje a esta isla de Italia. Es la isla de mayor tamaño del Mediterráneo, también una de las que más historia y patrimonio cultural atesora. Palacios renacentistas, ciudades que son una obra maestra del barroco más clásico y pueblecitos en las montañas son algunas de las pistas para quienes quieran sacarle el máximo partido a su viaje. Y no olvides que en Siracusa vivió el gran sabio Arquímedes.

Qué ver en Sicilia
_- Un grupo de turistas en la plaza Pretoria en la ciudad de Palermo.
La isla de mayor tamaño y más poblada del Mediterráneo es también una de las más hermosas y de las que más historia y patrimonio cultural atesora. En Sicilia los antiguos griegos construyeron templos impresionantes que hoy pueden visitarse en bastante buen estado; los romanos legaron uno de los restos de sus villas más esplendorosas; y los normandos, castillos e iglesias medievales.

Árabes, bizantinos, la Corona de Aragón y el rey español Carlos III se sucedieron en el dominio de la isla, que también ofrece al viajero palacios renacentistas, ciudades que son una obra maestra del barroco más clásico y pueblecitos en las montañas de donde partieron hacia Nueva York los emigrantes que se convirtieron en los capos más legendarios de la mafia. Unas playas bañadas por aguas cristalinas y una gastronomía exquisita se añaden a una oferta “que no se puede rechazar”, que diría Vito Corleone.

Italia más allá de su deliciosa cocina y cultura: 15 experiencias para disfrutar de su naturaleza

Palermo

La caótica capital siciliana es una ciudad muy agradable, con un centro histórico adecuado para recorrer a pie y en el que, entre decenas de antiguos palacios de fachadas que no les vendría mal una manita, brotan monumentos que no hay que perderse: la Fontana Pretoria, en la plaza del mismo nombre, fue adquirida en el siglo XVI y la desnudez de sus ninfas escandalizó al clero y a los burgueses palermitanos; la catedral, erigida en el año 1185, muestra una fusión única de estilo árabe —fue mezquita durante la dominación sarracena— y normando con elementos renacentistas añadidos en los siglos posteriores. Junto a la cripta, el tesoro guarda joyas que pertenecieron a Catalina de Aragón y a otra reina normanda. El Palacio de los Normandos, un castillo medieval, es la sede actual del Parlamento de Sicilia y los mosaicos persas que forman palmeras, leopardos y pavos reales en la estancia donde dormía el rey Roger II son de una belleza extraordinaria —varios días a la semana el palacio se puede visitar—
 
El pórtico de la catedral de Palermo, en Sicilia.El pórtico de la catedral de Palermo, en Sicilia.

Y los cinéfilos tienen que visitar obligatoriamente el espléndido Teatro Massimo, construido en estilo neoclásico a finales del siglo XIX y sede de la Ópera, en cuyas escaleras cae asesinada la hija del capo que encarna Al Pacino en una de las escenas finales de El Padrino III.

Pizza y baño en Mondello

La enorme playa de Mondello.La enorme playa de Mondello.

A unos 12 kilómetros al norte del centro de Palermo —se llega cómodamente en un autobús urbano—, la playa de Mondello es ideal para un baño en un mar que hasta bien entrado el otoño mantiene una buena temperatura. Y también para almorzar una pizza bien hecha en una de las numerosas pizzerías asentadas en el paseo marítimo, como Sebastian.

La catedral de Monreale

Interior de la catedral de Monreale.

Interior de la catedral de Monreale. 

A solo ocho kilómetros al suroeste de la capital de la isla, la catedral de Monreale está considerada como el mejor ejemplo de una arquitectura que incorpora elementos normandos, árabes, bizantinos y clásicos, a medida que los sucesivos invasores se apoderaban de Sicilia. Sus partes más antiguas datan del siglo XII y su interior está decorado con mosaicos bizantinos que ocupan más de 6.000 metros cuadrados en muros, arcadas e, incluso, columnas de su afamado claustro románico de Santa Maria la Nuova.

El Valle de los Templos

A las afueras de la encantadora y pequeña ciudad de Agrigento, sobre la costa sur de la isla, la colonia helena de Akragas fue una de las más importantes de la Magna Grecia y, hacia el siglo V antes de Cristo, se erigieron varios templos de estilo dórico de los que cinco han resistido el paso del tiempo en diferentes estados de conservación. Del más impresionante, el Templo de la Concordia, se puede decir que se ha mantenido casi intacto hasta la actualidad y su fachada oeste, en la que seis columnas sostienen el arquitrabe y el tímpano, es el símbolo de la lista de los patrimonios mundiales de la Unesco —la zona arqueológica de Agrigento está protegida por este organismo desde 1997—. El Valle de los Templos, que en realidad se erigen sobre un risco, es la mayor atracción para un viajero en Sicilia.
 
El 'Ícaro caído', obra del artista Igor Mitoraj, se exhibe frente al Templo de la Concordia en el Valle de los Templos, en Agrigento, Italia. El Valle de los Templos incluye las ruinas de siete templos, las murallas de la ciudad, el ágora, el foro romano, la necrópolis y los santuarios rupestres.El 'Ícaro caído', obra del artista Igor Mitoraj, se exhibe frente al Templo de la Concordia en el Valle de los Templos, en Agrigento, Italia. El Valle de los Templos incluye las ruinas de siete templos, las murallas de la ciudad, el ágora, el foro romano, la necrópolis y los santuarios

Y los cinéfilos tienen que visitar obligatoriamente el espléndido Teatro Massimo, construido en estilo neoclásico a finales del siglo XIX y sede de la Ópera, en cuyas escaleras cae asesinada la hija del capo que encarna Al Pacino en una de las escenas finales de El Padrino III.
 
Vistas en Cefalú.
 Vistas en Cefalú. 

Este pueblecito sobre la costa norte siciliana es uno de los principales centros turísticos de la isla, sobre todo en verano, debido a su buena playa, la belleza de su centro histórico medieval —con una atractiva Piazza del Duomo, la Catedral normanda, el antiguo Lavadero o el Palazzo Maria—, la iglesia barroca del Purgatorio y la Rocca, esa colina que domina la ciudad donde quedan los muros de la ciudadela árabe con sus añadidos normandos y un templo romano de la diosa Diana del siglo IV.

De nuevo, los cinéfilos tendrán la oportunidad de identificar la explanada —si miran desde la playa hacia donde termina la fila de casas costeras— donde se instalaba el cine de verano, cuyas proyecciones, a veces, se interrumpían por la lluvia, en el filme Cinema Paradiso (1989). En los restaurantes de Cefalú se pueden probar algunos de los mejores platos de spaghetti frutti di mare de Italia (y del mundo).

Siracusa

El Teatro Greco, en el centro de Siracusa.El Teatro Greco, en el centro de Siracusa.

Siracusa es una de las primeras colonias griegas establecidas en Sicilia; la fundación de esta ciudad en la costa oriental de la isla se remonta al siglo VII antes de Cristo y fue consagrada a la diosa Artemisa. El barrio histórico de Ortigia conserva joyas como la catedral barroca, edificada sobre un templo griego cuyas columnas dóricas del siglo V antes de nuestra era aún se pueden admirar en el interior de la iglesia y en la propia fachada, o la Fontana Aretusa, un manantial en cuyas aguas retornó a la tierra la ninfa cuando escapó de la Arcadia y que ya eran el principal recurso hídrico de la ciudad helena. Los restos del Teatro Greco y otros de la época romana aparecen por doquier en el centro de Siracusa.

Hay varias playas a las afueras, pero en la misma ciudad hay plataformas de roca estupendas para pegarse un chapuzón. Y a solo 30 kilómetros al sur de Siracusa, no hay que perderse el mejor exponente del barroco siciliano en los fastuosos palacios e iglesias de la localidad de Noto, patrimonio mundial de la Unesco, lo cual no es mucho decir en Sicilia.
 
Un ingenioso mosaico en la Villa Romana del Casale.Un ingenioso mosaico en la Villa Romana del Casale.

Villa Romana del Casale 

En pleno centro de la isla, muy cerca del pueblo Piazza Armerina, espera la Villa Romana del Casale. Esta mansión del siglo III es el principal monumento de la época romana que puede admirarse —¡y mucho!— en Sicilia. Al haber permanecido enterrada hasta los años cincuenta del pasado siglo, cuando se descubrió, su estado es excelente y el viajero quedará maravillado por la belleza de los mosaicos que adornan prácticamente toda la planta del edificio, una superficie de unos 3.500 metros cuadrados.

Taormina

Una de las plazas que podremos encontrar en Taormina.

Una de las plazas que podremos encontrar en Taormina.

Esta es otra antigua colonia griega fundada siete siglos antes de nuestra era. Las playas de la hermosa Taormina, en la costa oriental de Sicilia y bañada por el mar Jónico, son un destino turístico desde el siglo XIX. Entre los monumentos que han sobrevivido a su rico pasado se cuentan el castillo Sarraceno, sobre una colina a las afueras; el antiguo Teatro Griego, en muy buen estado y con vistas al mar y al volcán Etna que cortan la respiración; el Palazzo Corvaja, en una fortaleza medieval normanda; y varios palacios y fuentes barrocas e iglesias góticas diseminados por el centro histórico. Sin olvidar una interesante necrópolis que data de la dominación árabe. La atracción de Taormina a los turistas más chic se ha reflejado en la desternillante segunda temporada de la serie White Lotus.

Corleone

Un rincón de Corleone,  a 60 kilómetros al sur de Palermo.

Un rincón de Corleone, a 60 kilómetros al sur de Palermo.
 
Los mitómanos y estudiosos de la Cosa Nostra siciliana no se perderán la visita a este pueblo, a 60 kilómetros al sur de Palermo, asentado en un valle a 500 metros de altitud. En Corleone nacieron los jefes de las más crueles familias mafiosas como Totò Riina, Il capo dei capi, o Bernardo Provenzano. Y también es la villa donde el novelista Mario Puzo y el director Francis Ford Coppola situaron el origen de Vito Corleone, el Padrino.

Antes del regreso a casa, al borde de la autopista A29 que conduce al aeropuerto Falcone-Borsellino, una sencilla columna recuerda al juez y héroe antimafia Giovanni Falcone, su esposa y dos escoltas en el lugar donde fueron asesinados por la explosión de una bomba en 1992. Seis meses más tarde, su colega y amigo Paolo Borsellino caería también asesinado por la mafia.

domingo, 9 de junio de 2024

Branko Milanovic, el economista político de la desigualdad global.

Este investigador serbio-estadounidense es una de las mejores cabezas económicas en varias décadas. Ha redefinido el debate sobre la equidad a escala planetaria.

Es el elefante más famoso de la historia. Fue hace algo más de una década, poco antes de la Navidad de 2013, cuando dos economistas del Banco Mundial —Branko Milanovic y Christoph Lakner— publicaron un paper de nombre esclarecedor: Distribución global de la renta: desde la caída del muro de Berlín hasta la Gran Recesión. Demostraban, en fin, cómo la globalización ha beneficiado a los más ricos y a las incipientes capas medias del bloque emergente, al tiempo que perjudicaba a las clases trabajadoras de Europa y Estados Unidos, golpeadas por el cierre de fábricas que hacían las maletas rumbo a Asia. Todo, absolutamente todo, en un único gráfico que se asemejaba a la silueta de un paquidermo, de la cola a la trompa. Se convertiría, poco después, en uno de los más citados de las últimas décadas.

No eran, precisamente, años en los que la desigualdad ocupara un lugar destacado en la conversación pública. Ni siquiera un lugar. Imperaba la idea, tan fukuyamesca, de que, tras aquel 9 de noviembre de 1989, el liberalismo político y económico se había impuesto definitivamente y que el mercado, per se, resolvería todos los males. Tuvo que llegar el doloroso crash de 2008, la mayor crisis financiera desde la Gran Depresión, para que el mundo despertase abruptamente de aquel sueño. “Reveló una cruda realidad a las clases medias occidentales y, sobre todo, a la estadounidense: que su capacidad de compra había dependido, en gran medida, de su capacidad de endeudamiento”, recuerda el propio Milanovic al otro lado del teléfono.

Quedaba, así, al descubierto todo lo que había dejado patente la dupla Lakner-Milanovic en su curva del elefante: que la internacionalización de las cadenas productivas había creado mucha riqueza y sacado de la pobreza a millones de personas en los países de renta media y baja —a los que también había elevado a otro estadio—, pero que también había deshilachado las antaño sociedades industriales de Occidente y avivado el auge de los populismos y de la extrema derecha. De aquellos polvos, estos lodos.

“Hasta entonces, solo se estudiaba la desigualdad interna en cada país para luego comparar los datos entre sí”, esboza también por teléfono Janet Gornick, colega del economista serbio en el Stone Center on Socio-Economic Inequality —que ella misma dirige— y con quien más estudios a cuatro manos ha escrito en los últimos tiempos. “Branko cambió por completo esa perspectiva, disolviendo las fronteras nacionales e imaginando, si se quiere, una comunidad global”. Siempre, desde una mirada independiente, progresista y heterodoxa, marca de la casa.

Aunque sin trascender aún de los ámbitos académicos, Milanovic ya llevaba décadas investigando sobre inequidad. En su tesis doctoral, hace más de tres décadas, analizaba este fenómeno en la hoy extinta Yugoslavia. Los focos, sin embargo, le llegarían mucho después, con aquel elefante que le catapultó al gran público y con otras dos obras que le han permitido trascender mucho más allá del lector nicho: Capitalismo, nada más (Taurus, 2020) y su reciente Miradas sobre la desigualdad (Taurus, 2024).

De ambas, como de sus otros tres libros publicados en los últimos 18 años —todos con la desigualdad como hilo conductor—, emana un aroma común: el afán generalista y la sutileza al combinar el rigor científico y la habilidad comunicativa, dos de los ingredientes más difíciles de mezclar en el siempre complejo cóctel del ensayo. “Es un brillante investigador práctico, con una característica mezcla de innovación y cautela”, enfatiza Gornick.

Lejos del perfil del economista best seller, Milanovic tiene dos capas: la del académico riguroso y la del escritor de libros que permean mucho más allá de la economía. “Tampoco es un publicista: detrás de cada afirmación suya que pueda resultar atractiva en lo popular o lo mediático, hay un paper lleno de cálculos o una investigación histórica que alcanza hasta la Edad Media. Hace lo que hace muy poca gente”, sostiene el historiador económico Leandro Prados de la Escosura, catedrático emérito de la Universidad Carlos III de Madrid. Como preguntarse —y responder— qué lugar ocuparía hoy Anna Karenina en la pirámide económica.

Milanovic, afincado en Estados Unidos desde hace décadas, es una de las mejores cabezas económicas en varias décadas, a la altura de los Mariana Mazzucato, Thomas Piketty, Olivier Blanchard, Daron Acemoglu, Angus Deaton, Carmen Reinhart o Barry Eichengreen. Y es, sobre todo, un tipo que se moja sobre lo que ocurre en el mundo, a diferencia de tantos académicos, tercia Prados de la Escosura. “Es capaz de opinar, comedidamente y con criterio, sobre prácticamente cualquier tema de hoy: sobre la invasión rusa de Ucrania, sobre Gaza… Es una persona tolerante, con una máxima: no intentar convencer a nadie de sus ideas; no porque no quiera, sino porque cree que es una batalla perdida”.

Nacido hace 70 años en el seno de una familia relativamente acomodada de la Yugoslavia de Tito, el economista serbio creció con algunos lujos de la burguesía roja, de los que carecían la mayoría de sus coetáneos. Su adolescencia transcurriría, en cambio, en un instituto público belga nítidamente izquierdista. Allí, en Bruselas, estaba destinado su padre, también economista, en calidad de representante de su país ante la recién fundada Comunidad Económica Europea, y allí fue donde pudo ver con sus propios ojos la brecha de renta desde el lado del privilegiado. Aprendió francés, que, como el inglés y el serbocroata, domina a la perfección. Una panoplia lingüística a la que, con los años —y las estancias académicas en ciudades como Madrid—, ha añadido un español más que decente, el ruso y hasta el polaco.

Sus años universitarios transcurrieron, sin embargo, en Belgrado, donde estudió Economía tras barajar Sociología. Allí comenzó su genuino interés por la inequidad y allí, también, empezó a convertirse en lo que es hoy: un tipo cosmopolita, de trato sencillo y curiosidad infinita. Casado y con dos hijos, dedica el resto de su tiempo a sus dos grandes aficiones: el fútbol y la historia, con predilección por el Imperio Romano y la I Guerra Mundial.

Una inclinación, esta última, entre lo personal y lo académico, que le ha granjeado un enorme respeto en ese gremio. “Lo ha leído todo y, además, se acuerda de lo que ha leído. Y, como Acemoglu o James A. Robinson, ha sido capaz de establecer una agenda de investigación para los historiadores”, sintetiza Prados de Escosura.

Tuitero desde hace años, Milanovic también permanece fiel al ya clásico género del blog, que cultiva desde hace años y al que en los últimos años ha sumado una newsletter de periodicidad variable, pero de finísimo contenido, en la que entremezcla las vivencias de su infancia y adolescencia con lo puramente académico. Ahí es donde muestra su personalidad de economista político, con la que ha roto el tristemente infranqueable muro entre lo económico y lo social. Una barrera que, como todos los grandes de este campo, el hoy profesor de la City University de Nueva York nunca entendió como suya.

Aunque tímidamente, en los últimos años su nombre ha empezado a aparecer en las quinielas de los futuros Premios Nobel de Economía. “Nada me haría más feliz, porque tiene una mente única: de economista, de filósofo, de historiador, de narrador…”, desliza Gornick. “¿Es probable, siquiera vagamente, que le concedan el Nobel? Creo que no, porque no encaja en el molde”. Un no encajar en el molde que es, paradójicamente, una de sus grandes virtudes.

Cómo prepararte mejor para un examen si solo tienes tiempo de estudiar en el último momento

Joven tomando notas en un clase

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Pie de foto,Prepararse para un examen puede ser una experiencia estresante.

Si estás en la escuela o la universidad y te ha llegado el momento de prepararte para los exámenes, es posible que te encuentres tratando de memorizar información que aprendiste hace mucho tiempo y que has olvidado por completo, o que no aprendiste en primer lugar de manera efectiva.

Desafortunadamente, tratar de absorber mucha información en poco tiempo es una forma muy ineficiente de aprender adecuadamente.

Pero, a veces, es necesario para aprobar un examen.

Por eso puedes incorporar lo que sabemos sobre cómo funciona el aprendizaje al repasar, para que sea más efectivo.

Una gran cantidad de evidencia de investigaciones sobre cómo funciona la memoria a lo largo del tiempo muestra que al principio olvidamos nueva información muy rápidamente, y después el proceso de olvido se ralentiza.

En la práctica esto significa que los tiempos de estudio muy comprimidos causan una cantidad catastrófica de olvidos.

Una mejor opción es espaciar el aprendizaje de un tema en particular de manera más gradual y durante un período más largo. Esto se denomina "efecto de memoria espaciada" o "repetición espaciada" y hace que las habilidades y los conocimientos se retengan mejor y durante más tiempo.

Investigaciones han descubierto que recordamos mejor la información cuando dejamos un espacio de tiempo entre estudiar algo por primera vez y volver a visitarlo, en lugar de hacerlo de inmediato.

Personas en un examen

Personas en un examen

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Pie de foto,

A la hora de retener información, resulta más eficiente espaciar el aprendizaje y el repaso. 

Esto funciona incluso en períodos de tiempo cortos: un retraso de unos segundos cuando se intenta aprender una cantidad pequeña de información, como un par de palabras, por ejemplo. Y también funciona cuando el retraso entre sesiones de estudio es mucho mayor.

En el aula, espaciar la práctica podría significar revisar y practicar el material al día siguiente, o retrasar la tarea un par de semanas, en lugar de repasarla lo antes posible.

Como regla general, los psicólogos han sugerido que el mejor momento para reestudiar el material es cuando está a punto de ser olvidado: no antes, pero tampoco después.

Pero no es así como se aprenden las cosas durante el año escolar. Cuando los estudiantes llegan a la época de exámenes, han olvidado gran parte de lo que han estudiado antes.

Cómo maximizar tu tiempo

Cuando se trata de aprender realmente -ser capaz de recordar información a largo plazo y aplicarla a situaciones nuevas-, tratar de estudiar mucho en un plazo corto no funciona.

Difícilmente podamos llamarlo "aprendizaje" si la información se olvida un mes después.

Pero si necesitas aprobar un examen, estudiar en poco tiempo puede generar un aumento temporal en el rendimiento.

Es más, puedes incorporar el efecto de repetición espaciada en tu preparación para hacerla más eficiente.

Estudiantes con las manos levantadas en el aula

Estudiantes con las manos levantadas en el aula

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Pie de foto,
Algunas de las técnicas pueden aplicarse durante el momento del aprendizaje en clase. 

Es mejor espaciar la práctica del conocimiento de un tema a lo largo de las semanas, por lo que si tienes algo de tiempo antes de un examen clave, planifica tu cronograma de repaso para cubrir los temas más de una vez.

En lugar de asignar un bloque de dos horas a un tema en particular, estúdialo durante una hora esta semana y luego otra hora dentro de una semana aproximadamente.

Si no tienes tanto tiempo, vale la pena incorporar intervalos más pequeños entre las sesiones de práctica.

Si tu examen es mañana, practica los temas clave hoy por la mañana y luego nuevamente por la noche.

El aprendizaje también es más eficaz si recuperas activamente información de tu memoria, en lugar de volver a leer o subrayar tus notas.

Una buena forma de hacerlo, incorporando el efecto de memoria espaciada, es haciendo pruebas prácticas. Revisa un tema de tus apuntes o libro de texto, tómate un descanso de media hora y luego haz un examen de práctica sin la ayuda de tus libros.

Una técnica aún más sencilla es la llamada brain dump en inglés, que consiste en estudiar y tomar un descanso, y luego escribir todo lo que puedas recordar sobre el tema en una hoja de papel en blanco sin revisar tus apuntes.

Cambiar la forma en que enseñamos

Quizás sea necesario un cambio en las prácticas docentes para evitar que los alumnos tengan que estudiar material que sólo recuerdan a medias antes de los exámenes.

Pero mi investigación sugiere que los profesores tienden a estar de acuerdo con la idea de que la consolidación de un tema debería ocurrir lo antes posible, en vez de espaciar la práctica de maneras que en realidad son más efectivas.

Estudiantes miran con atención

Estudiantes miran con atención

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Pie de foto,
Los cambios que se pueden incorporar para facilitar el aprendizaje no son radicales. 

Los profesores están sobrecargados y hacen esfuerzos heroicos con el tiempo que tienen. Pero incorporar el efecto de memoria espaciada en la enseñanza no requiere necesariamente cambios radicales en la forma en que se manejan los docentes.

A menudo, es tan sencillo como hacer lo mismo en un horario diferente.

Las investigaciones han demostrado que la forma más eficaz de combinar las pruebas de práctica y el efecto de memoria espaciada es realizar estas pruebas en la clase inicial, seguidas de al menos tres oportunidades de práctica en intervalos ampliamente espaciados.

Y esto es muy factible dentro del patrón típico del año escolar.

Por ejemplo, después de la primera clase, la práctica adicional podría realizarse con una tarea después de unos días, y luego algún tipo de prueba o examen simulado después de un intervalo de tiempo adicional.

El período de repaso antes de los exámenes sería entonces la tercera oportunidad de consolidación.

Incorporar a la educación la autoevaluación efectiva y la práctica retrasada significaría menos estrés y también tener que estudiar menos material a última hora, lo cual resulta ineficiente.

La época de exámenes sería para consolidar, en lugar de volver a aprender cosas que se han olvidado.

El resultado sería una mejor retención de conocimientos y habilidades importantes a largo plazo.

Como ventaja adicional, los estudiantes también obtendrían una mejor comprensión de cómo estudiar de forma eficaz.

*Jonathan Firth es Profesor titular de Educación, Universidad de Strathclyde, Reino Unido

sábado, 8 de junio de 2024

El franquismo diseccionado. Ludovic Lamant.

Casi cincuenta años después de la muerte de Franco, una exposición ofrece en Toulouse una "anatomía" de la dictadura española, una de las más largas de Europa. Y varios libros de historiadores abogan por escribir una historia "transnacional" de la dictadura, situándola en un contexto más amplio.

El proyectil no explotó. La basílica del Pilar de Zaragoza (España), contra la que había sido disparado el 3 de agosto de 1936, se salvó. Según la propaganda franquista, fue una señal de Dios, que había elegido su bando. Años más tarde, un obrero esculpió en la concha una Virgen del Pilar, que otros transformaron después en candelabro.

Es uno de los objetos de exaltación del franquismo, junto a innumerables carteles, revistas, manuales escolares y banderas, que se exponen en Toulouse en la muestra "Anatomía del franquismo", en el Museo de la Resistencia y la Deportación, hasta septiembre.

"Hay tal contraste entre la riqueza de las investigaciones sobre la España franquista de los últimos treinta años y la crasa ignorancia en la que se encuentra Francia, que era absolutamente necesario presentar estos nuevos trabajos", explica François Godicheau, historiador de la Universidad Toulouse-Jean-Jaurès y comisario científico de un ciclo sobre la España franquista, del que forma parte la exposición.

La elección de Toulouse no es baladí, ya que la más española de las ciudades francesas fue la "capital del exilio" durante la Retirada. Pero la exposición no repasa el conocido episodio del exilio de los republicanos durante y después de la guerra. Profundiza en los pilares del régimen franquista (la Falange, el ejército y la Iglesia), describe la hambruna de los primeros años (200.000 personas murieron de hambre en los años 40) y documenta el adoctrinamiento de los más pequeños a través de la escuela.

En el piso de arriba, se disecciona la "purga sistemática de la sociedad" a través de la puesta en marcha de un sistema represivo vertiginoso (miles de republicanos condenados a muerte en las grandes ciudades tras la victoria de 1939, 300.000 funcionarios víctimas de purgas, un millón de prisioneros civiles, políticos o de guerra en enero de 1940...). Esto llevó a los comisarios de la exposición a escribir que "esta larga procesión de medidas punitivas superó con creces a las dictaduras italiana o portuguesa, e incluso a la Alemania nazi, hasta el estallido de la Segunda Guerra Mundial".

Respuesta a las falsificaciones
Entre los elementos más destacados de la exposición se encuentran los álbumes digitalizados del fotógrafo Martín Santos Yubero (que incluyen impresionantes instantáneas de la inauguración del Valle de los Caídos en 1959, la basílica de las afueras de Madrid, en presencia de Franco) y la reproducción de una obra maestra de la pintura española, Silencio, de Juana Francés (1953), que muestra el retrato de una mujer tapándose la boca con la mano, en una sociedad franquista ultrapatriarcal (el original pudo verse en el centro de una vibrante exposición en el Mnac de Barcelona el año pasado, sobre la figura humana después de la guerra).

Al final del recorrido, en una vitrina, se exponen tres objetos conmovedores: un reloj de bolsillo, un anillo y una suela de zapato fabricada con un neumático de caucho. Fueron descubiertos al abrirse en 2000 una fosa de víctimas de la represión franquista por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica.

En el verano de 2022, la publicación de una amplia entrevista al ensayista de extrema derecha Pío Moa, autor de tesis revisionistas sobre la Guerra Civil española, en una edición especial de "Le Figaro" desencadenó la ira y la movilización de numerosos especialistas de la España contemporánea en Francia. Es también en este contexto agitado del resurgimiento de la extrema derecha, incluido Vox en España, en el que entra en juego la exposición de Toulouse, con su preocupación por precisar el alcance de los conocimientos y responder a las falsificaciones.

"El asunto Moa demostró que ese desconocimiento del franquismo era fruto de la propia propaganda franquista", insiste François Godicheau. "Describir el franquismo como una dictadura paternalista, ciertamente autoritaria pero no mucho más, que además modernizó el país, es un desastre. Este tipo de discurso es hoy un punto de apoyo para Moa y otros, en el contexto de lo que la 'fachosfera' califica de batalla cultural".

Esta primera exposición, un poco apretada entre las paredes de este museo departamental (apenas tres salas), dejará paso el año que viene a una segunda parte, más centrada en la resistencia al franquismo y en el contexto internacional de la Guerra Fría. El laboratorio universitario Jean-Jaurès, coproductor del evento, también organizó en marzo una conferencia sobre el tema, con la esperanza de "descompartimentar" el franquismo. En ella participaron historiadores especializados en otros temas, como el nazismo, entre ellos Christian Ingrao y Marie-Anne Matard-Bonucci.

"¿Juzgar a Franco?"
Esta preocupación por situar la dictadura de Franco -la más larga de Europa Occidental después de la de Salazar en Portugal- dentro de una historia europea más amplia, e incluso internacional, está en el centro del importante libro de Sophie Baby sobre los problemas e impasses de la criminalización del franquismo (¿Juzgar a Franco?, La Découverte). Frente a una "trayectoria ibérica periférica", en la que "España sólo aparece como una línea de puntos en las historias generales de la historia contemporánea", la historiadora aboga por otorgar a España un lugar central "en la historia del enfrentamiento de las sociedades occidentales con la violencia de masas que las desgarró".

Sophie Baby busca entender por qué Franco "no ha sido juzgado y nunca lo será". En el debate público español, desde la izquierda y los movimientos de memoria, se suele culpar a la Transición, el periodo que va desde la muerte de Franco en 1975 hasta la victoria del Partido Socialista en las elecciones legislativas de 1982. En nombre de la reconciliación nacional, la ley de amnistía mutua de 1977 no supuso la ruptura institucional que habría permitido juzgar los crímenes del franquismo. Habría establecido un "pacto para olvidar", que las leyes de memoria aprobadas por los socialistas José Luis Rodríguez Zapatero en 2004 y Pedro Sánchez en 2022 reabrieron finalmente.

Pero la originalidad del trabajo de Sophie Baby radica en que va mucho más allá para encontrar respuestas a la pregunta que sigue siendo tan sensible en España: ¿qué puede hacer la ley ante los crímenes de Estado? Recuerda que la demanda de amnistía ya fue planteada en 1937, en plena guerra, por republicanos que veían en ella una forma de poner fin al conflicto. Se detiene en las comisiones internacionales de investigación, entre ellas la creada por el trotskista David Rousset, que dio lugar al Libro Blanco sobre el sistema penitenciario español en 1953, acompañado de testimonios que fueron la primera expresión abierta de la represión franquista.

Pero Franco se escabulló, "aprovechando el entrecruzamiento de conflictos", de la Guerra Civil española a la Segunda Guerra Mundial y luego a la Guerra Fría, jugando con una "competencia de víctimas" que le permitió "difuminar la cadena de responsabilidades". Durante los juicios de Nuremberg, a partir de 1945, Franco no fue interrogado, a pesar de su alianza con los nazis. Y aunque hubo deportados españoles en el estrado -exiliados republicanos en Francia que posteriormente habían sido hechos prisioneros en campos de concentración- su destino "nunca fue considerado en su especificidad [...], sino sólo como un apéndice de una historia europea que casi inadvertidamente les había alcanzado".

El eco de los desaparecidos en Argentina
Basándose en particular en los trabajos de Nicole Loraux sobre la Grecia antigua, el historiador demuestra que el "paradigma de la amnistía", tal como fue formulado en los primeros años del franquismo por la oposición clandestina, y contrariamente a las ideas preconcebidas, no excluía "ningún sistema de justicia". Pero esta ambición fue pronto neutralizada por un discurso sobre la necesidad de "reconciliación" del país, que triunfó durante los años de la transición, y se reforzó aún más con el fallido golpe de Estado de 1981.

El matizado libro de Sophie Baby sobre los complejos años posteriores a 1975 rechaza las fáciles oposiciones entre venganza y perdón, memoria y olvido. También da voz a la minoría que se opuso a la amnistía de la Transición: desde los partidarios de un Tribunal Internacional para los Crímenes del Franquismo, defendido por un grupo revolucionario de extrema izquierda fundado por exiliados comunistas que habían roto con el PCE español, hasta los que iniciaron, clandestinamente, la vital labor de exhumar las fosas comunes de los fusilados del franquismo.

Sophie Baby amplía decisivamente su análisis a lo que denomina "Euroamérica", el área de movimiento político que se intensificó a finales del siglo pasado por los exiliados en ambas direcciones, a uno y otro lado del Atlántico, a medida que las dictaduras llegaban al poder. Muestra hasta qué punto la dictadura argentina (1976-1983) y la práctica de las desapariciones por parte de la Junta Militar impusieron el concepto de "terrorismo de Estado" en el debate español, rompiendo de golpe las certezas sobre los beneficios de la amnistía.

La España de Felipe González, que se preparaba para ingresar en la Comunidad Económica Europea (CEE) en 1986, estuvo en la vanguardia de esta batalla por el reconocimiento del delito de desaparición forzada. Un poco más tarde, fue la detención en Londres del ex dictador chileno Pinochet en 1998, bajo la presión del juez Baltasar Garzón, la que hizo historia. Al mismo tiempo, España se convirtió también en un actor importante -y ambiguo- en la lucha antiterrorista, en respuesta a las acciones armadas de la ETA vasca.

Este gran giro en los debates sobre la justicia internacional, de la petición de amnistía a la lucha contra la impunidad, dio lugar a una "paradoja flagrante", en palabras de Sophie Baby: "Que España se hubiera convertido en el paladín de la lucha contra la impunidad, que la justicia universal para la violencia del pasado hubiera tomado forma precisamente en un momento en el que la gente se negaba obstinadamente a criminalizar el franquismo, era una anomalía que todavía no se había cuestionado demasiado". La historiadora dedica las mejores páginas de su libro a explicar esta desconcertante paradoja, que España sólo muy recientemente ha empezado a desentrañar.

No fue hasta finales de los años 90 cuando el "espíritu de consenso" acabó por romperse, bajo el efecto combinado de la conmoción provocada por la exhumación de fosas comunes por parte de asociaciones, y la aparición poco después de nuevos partidos, entre ellos Podemos en 2014, críticos a la vez con "espíritu de la Transición" y que incluso reclamaban una "segunda Transición".

Contrabandistas y traficantes
Prueba de la viveza del campo de la investigación sobre España la da el historiador Pierre Salmon, que acaba de publicar Un antifascismo de combate (éditions du Détour). Fruto de su tesis, esta obra examina los años de la Guerra Civil (1936-1939) a través del prisma de las redes de contrabando de armas procedentes de Francia. Mientras que los voluntarios armados -no menos de 14.000 personas salieron de Francia durante la guerra para luchar en España- han sido estudiados en mayor medida, el mundo del contrabando, que por su propia naturaleza era ilegal y también más restringido, ha estado menos documentado hasta ahora.

En su prefacio, el historiador Nicolas Offenstadt resume el dilema moral al que se enfrentaban los antifascistas, y que Pierre Salmon expone con todo detalle: "¿Cómo permanecer fieles al ideal de la paz, apoyando al mismo tiempo la defensa armada de las fuerzas progresistas españolas?" La cuestión era tanto más dolorosa cuanto que el bando franquista se enfrentaba a un enorme déficit material, ya que contaba con el apoyo de la Alemania nazi y de la Italia fascista en términos de armas y de hombres.

Basándose en una lectura crítica de los archivos policiales, Pierre Salmon traza la trayectoria de implicación personal en círculos anarquistas, trotskistas, socialistas y comunistas, e incluso describe las técnicas utilizadas para cruzar la frontera pirenaica. Para el lector general, el libro se vuelve adictivo cuando el historiador documenta las colaboraciones inesperadas -y a menudo infructuosas- entre estos militantes antifascistas y criminales profesionales, a menudo grandes nombres del hampa, a los que compraban armas.

El texto de Pierre Salmon también resulta fascinante cuando intenta ir más allá de los silencios de los archivos policiales sobre la implicación de las mujeres en el contrabando, señalando los "clichés virilistas" que se han pegado a la piel de los contrabandistas desde Henry de Monfreid o Arthur Rimbaud. También dedica algunas páginas a retratos inesperados de mujeres contrabandistas, lo que añade de nuevo complejidad a la realidad del antifascismo de entreguerras.

Cabe mencionar también un libro publicado el año pasado, quizá menos accesible al gran público, pero igualmente estimulante y rico en iconografía prácticamente desconocida a este lado de los Pirineos. En Compagnons de lutte. Avant-garde et critique d’art en Espagne pendant le franquisme, Paula Barreiro López, también profesora e investigadora en la Université Toulouse-Jean-Jaurès, aborda el periodo conocido como "tardofranquismo" (1957-1975), el más descuidado por la investigación hasta la fecha.

Sigue la trayectoria de un colectivo de siete críticos de arte que apoyaron la protesta contra el régimen, teorizando sobre la necesidad de reinyectar la política en el arte. Barreiro López también consigue descompartimentar la lectura del franquismo documentando las redes culturales, en particular las bienales y exposiciones entre España y Sudamérica. Junto a algunas de las figuras más influyentes (Picasso, Miró, Dalí, Tàpies), da a conocer otros colectivos, también vinculados a la escena internacional, pero que la historiografía oficial había dejado al margen.

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"Anatomía del franquismo", exposición en el Museo Departamental de la Resistencia y la Deportación de Toulouse, hasta el 22 de septiembre de 2024. Entrada gratuita. Un número especial de la revista L'Histoire titulado "L'Espagne de Franco, un pays broyé" (La España de Franco, un país aplastado) acompaña la exposición.

Sophie Baby, ¿Juger Franco? Impunité, réconciliation, mémoire, La Découverte, 376 páginas, 24,50 euros. En el verano de 2023, Sophie Baby y otro historiador del franquismo, Nicolas Sesma, debatieron en un programa de Mediapart sobre la relación entre Vox, el grupo de extrema derecha español, y la historia nacional.

Pierre Salmon, Un antifascisme de combat. Armer l'Espagne révolutionnaire 1936-1939, prefacio de Nicolas Offenstadt, éditions du Détour, 256 páginas, 21,90 euros.

Paula Barreiro López, Compagnons de lutte. Avant-garde et critique d'art en Espagne pendant le franquisme, éditions de la MSH, 500 páginas, 30 euros, traducido del inglés por Phoebe Hadjimarkos Clarke.

Ludovic Lamant Después de trabajar para Reuters y Cahiers du Cinéma, estuvo en Bruselas de 2012 a 2017 cubriendo las crisis europeas para Mediapart. Continúa siguiendo la actualidad europea, estoy pendiente y la de algunos países sudamericanos (Argentina, Perú) y coprograma el espacio "documental" todos los sábados en Mediapart. Ha publicado una guía de Argentina (La Découverte, 2011), un ensayo sobre las políticas españolas nacidas del movimiento de los 'indignados' del 15-M (Squatter le pouvoir, Les mairies rebelles d'Espagne, Editions Lux, 2016) y otro sobre la arquitectura del barrio europeo de Bruselas, que revela las crisis del continente (Bruxelles chantiers, Une critique architecturale de l'Europe, Lux, 2018).
Temática: Francia Franquismo Reino de España

viernes, 7 de junio de 2024

Día D, 80 años después Europa de nuevo en guerra

Fuentes: Ganas de escribir

Hoy se celebra el 80 aniversario del Día D, el 6 de junio de 1944, cuando comenzó el desembarco de las tropas aliadas en Normandía y puede que el titular de este artículo parezca exagerado. Yo creo, sin embargo, que es un hecho. Los países que forman parte de la OTAN y algún otro más, encabezados y liderados por Estados Unidos, están ya en guerra con Rusia.

En guerra comercial es evidente que lo estamos. Según la base de datos Castellum, desde que se produjo la invasión de Ucrania se han ejecutado 18.472 sanciones que se unen a de las 2.695 anteriores, por parte de los siguientes países: Estados Unidos (4.490), Canadá (2.952), Suiza, (2.624), Unión Europea (2.005), Francia (1.948) y Reino Unido (1.800).

Una vez que la «operación militar especial», como la llamó el Kremlin, se convirtió en guerra abierta con Ucrania, la utilización de armamento de la OTAN ha sido masiva.

Según el Kiel Institute for the World Economy, desde febrero de 2022, Estados Unidos ha dedicado 69.800 millones de dólares a ayuda militar y 34.200 millones de apoyo presupuestario al gobierno de Ucrania y la Oficina de Presupuesto del Congreso cifra el total aprobado en 175.000 millones de dólares. Europa, por su parte, ha aportado 42 mil millones de euros. Entre ambos, representan el 95% de la ayuda militar recibida y, junto a otros socios de la OTAN, se alcanza el 99%, según reconoce la propia OTAN.

Se quiera o no, la realidad es que la guerra en Ucrania no la libran solamente ese país injustamente invadido y Rusia, sino también los que forman parte de esta última alianza militar.

Es cierto que la intervención militar de la OTAN en la guerra ha sido hasta ahora diluida o edulcorada por la prohibición de utilizar el armamento proporcionado a Ucrania para llevar a cabo ataques dentro del territorio ruso. Pero esto ha cambiado. Ucrania ya ha atacado objetivos militares en territorio ruso con el beneplácito explícito de Estados Unidos y de otros países que también le proporcionan armamento.

Ya no se puede disimular que estamos en guerra. El diario británico The Telegraph acaba de informar hace un par de días que la OTAN está construyendo carreteras que sirvan de corredores para que las tropas de Estados Unidos lleguen a la frontera rusa tras posibles desembarcos en puertos de Italia, Grecia, Turquía, en el sur, y Países Bajos o Noruega, por el norte. Es sabido que varios países han comenzado ya a poner en marcha el servicio militar obligatorio y los líderes europeos ni siquiera utilizan medias tintas ni disimulan cuando dicen que preparan a sus países para entrar en combate. Añádanse a ello las maniobras con decenas de miles de soldados y gran potencia de armamento realizas o previstas, y se tendrá un escenario que no es sino de guerra mucho más que latente.

Como siempre que actúa la OTAN, la operación se viste como estrategia defensiva; ahora, para responder «en caso de una invasión rusa de la OTAN». A pesar de que, a diferencia de lo que siempre había advertido que haría en Ucrania, Rusia ha señalado que nunca tendría interés alguno en ir más allá. No tendría ningún sentido.

La situación es muy peligrosa porque, lo mismo que los dirigentes europeos se equivocaron cuando decían que las sanciones acabarían con la economía rusa en unos meses, se van a equivocar de nuevo en el plano militar: no se le puede ganar una guerra a una potencia nuclear sin que se produzca una destrucción mutua. Y, para una guerra convencional de desgaste (seguramente, el objetivo de Estados Unidos para empantanar a Europa y beneficiarse del negocio de la guerra), Rusia estará siempre mucho mejor preparada que Europa, al menos a corto y medio plazo.

La Unión Europea se ha dejado caer en brazos de Estados Unidos, y esta potencia imperial ha conseguido lo que necesitaba: romper cualquier posible alianza estratégica entre Europa y Rusia, y hacer a los países europeos dependientes militar y económicamente. Es lo que necesita para que así no le pongan dificultades en su plan de enfrentamiento estratégico con China. Algo que inevitablemente se va a producir como consecuencia del declive de Estados Unidos como potencia y del auge, paralelo, de China.

Los mapas que transcribo abajo del mencionado Instituto Kiel reflejan cuáles son los países que proporcionan armamento a Ucrania. Ahí se ve claramente que no es un conflicto global, de Rusia contra el mundo, como se quiere hacer creer.

Justo ochenta años después del Día D, es Europa la que está de nuevo en guerra. Todavía de facto, a falta un detonante material y de su declaración subsiguiente como tal para que lo esté también formalmente. Una guerra desgraciada en la que Europa ha caído al cometer tres pecados de los que no sólo no se quiere hablar, sino que se persigue a quien los ponen sobre la mesa: haber contribuido a provocarla, no haberla sabido evitar y, finalmente, haberse involucrado materialmente en ella. Tres pecados que se resumen en uno capital: haber renunciado a la paz, como ideal y como práctica.

_- Cómo evitar problemas de salud por el calor extremo. La deshidratación y la insolación son más frecuentes en temporadas de calor. Así es como puedes protegerte.

_- El índice de calor alcanzó los 44 grados Celsius en Miami esta semana. En México caen monos muertos por el calor abrasador. India vive su crisis de calor más reciente.

Las temperaturas más cálidas aumentan las probabilidades de sufrir enfermedades relacionadas con el calor. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, el verano pasado aumentaron considerablemente las visitas a urgencias por afecciones relacionadas con el calor en muchas partes de Estados Unidos. Y los expertos en meteorología vuelven a pronosticar temperaturas superiores a las normales en gran parte del país este verano.

Hemos preguntado a médicos de urgencias de todo Estados Unidos qué debe saber el público sobre el calor extremo.

Las enfermedades relacionadas con el calor van de leves a potencialmente mortales

Las afecciones leves por calor incluyen sarpullidos, hinchazón de manos y pies, calambres musculares y síncope por calor, es decir, desmayos tras permanecer mucho tiempo de pie o levantarse repentinamente. Las personas con agotamiento por calor presentan síntomas más graves, como dolor de cabeza, náuseas, vómitos y mareos.

Hany Atallah, médico de urgencias y jefe médico del Hospital Memorial Jackson de Miami, afirma que el agotamiento por calor es la enfermedad relacionada con el calor más frecuente que atiende en urgencias. Los médicos suelen poder ayudar a los pacientes a refrescarse e hidratarse adecuadamente y, en pocas horas, darles el alta, afirma.

El golpe de calor, causado por la exposición a un calor extremo o un esfuerzo extenuante a altas temperaturas, es menos frecuente pero mucho más peligroso. Los signos distintivos de la también llamada insolación son una temperatura corporal central superior a 40 grados Celsius y confusión, convulsiones u otros cambios del estado mental en el contexto de una exposición al calor extremo.

“El cuerpo pierde la capacidad de enfriarse”, explica Atallah. Esta afección puede provocar daños cerebrales, degradación muscular e insuficiencia renal.

“Cuando estos pacientes llegan al servicio de urgencias, hay que ponerse manos a la obra para quitarles toda la ropa, enfriarlos lo antes posible, administrarles líquidos por vía intravenosa y cualquier otro tipo de ayuda”, explica Atallah.

En casos extremos, los pacientes que sufren un golpe de calor pueden necesitar el apoyo de una máquina que se haga cargo del funcionamiento del corazón y los pulmones, dijo Jacquelyn Bowers, directora de servicios de urgencias del Sistema de Salud Ochsner-LSU del norte de Luisiana.

Buscar temperaturas bajas y tomar líquidos es esencial

Si muestras cualquier síntoma de enfermedad relacionada con el calor, lo mejor que puedes hacer es ir a un lugar fresco e hidratarte rápidamente. Esto puede ser tan sencillo como subirse a un automóvil, encender el aire acondicionado y beber un poco de líquido fresco. “Todo esto te ayudará”, dijo Atallah.

Quítate capas de ropa o cualquier prenda restrictiva. Si estás de excursión o en la playa, busca algo de sombra o métete en el agua.

“Si te sumerges en agua fría, te enfriarás más deprisa”, afirmó José Burgos, hospitalista del Centro Médico Universitario de El Paso.

Si estás en casa, date una ducha fría o un baño frío y enciende un ventilador. Echar aire sobre la piel húmeda ayudará a que el sudor se evapore y a que tu cuerpo se enfríe, dijo Ronna Campbell, médico de urgencias de la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota.

Si estás muy deshidratado y te encuentras mal, las bebidas deportivas o el agua con tabletas de sal te ayudarán a recuperar los electrolitos, como el sodio, que pierdes al sudar y que son necesarios para mantener el equilibrio de líquidos.

Cada minuto importa

Si has intentado refrescarte y beber líquidos, pero los síntomas no han mejorado en media hora o empeoran, acude a urgencias, indicó Bowers.

Los expertos también recomiendan buscar atención inmediata si tú o alguien que conoces tiene síntomas relacionados con el calor y no es capaz de salir del calor, parece desorientado o tiene convulsiones.

Si el golpe de calor no se reconoce y trata rápidamente, “puede causar un deterioro rápido, en cuestión de minutos”, dijo Bowers. “Realmente tenemos que abordarlo como la emergencia que es”.

Los niños y las personas mayores son más susceptibles

Los niños están particularmente en riesgo en el calor extremo, dijeron los médicos. Tienden a calentarse más deprisa, pero carecen de mecanismos para compensarlo porque sus sistemas son inmaduros. Por ejemplo, sudan menos, explica Campbell. Y puede que no se hidraten lo suficiente. “Se divierten y se olvidan de que tienen que tomar agua”, explica.

Las personas mayores también corren un riesgo elevado. Tienen más probabilidades de padecer enfermedades crónicas como diabetes, insuficiencia renal y cardiaca, que interfieren en la capacidad del organismo para regular la temperatura y equilibrar los líquidos, explica Burgos. Y los tratamientos para algunas de estas enfermedades, como los medicamentos para la tensión arterial que mantienen baja la frecuencia cardiaca o los diuréticos que eliminan líquidos del organismo, pueden mermar la capacidad del cuerpo para compensar el calor extremo. Las personas con depresión o demencia también pueden no darse cuenta de que tienen sed y olvidarse de beber agua, dijo Burgos.

Los pacientes con estas afecciones deben hablar con su médico de atención primaria, cardiólogo o nefrólogo sobre cómo adaptarse al calor extremo, dijo Burgos. “Tenemos que educarlos acerca de cómo lidiar con sus restricciones de líquidos y medicamentos y estar atentos a los síntomas”, dijo.

Ajusta tu rutina durante el calor extremo

Cuando suben las temperaturas, las decisiones inteligentes pueden marcar una gran diferencia, según los médicos. Si puedes, evita la actividad física al aire libre durante las horas más calurosas del día. (Consulta la previsión meteorológica local para hacer tus planes). Acude a una estación de enfriamiento o a un centro comercial, aunque solo sea durante un par de horas, si en tu casa no hay aire acondicionado

Cuando salgas o hagas ejercicio con calor, lleva ropa holgada y de colores claros, que absorberá menos calor y te ayudará a mantener el cuerpo fresco. Mantente hidratado, aunque no tengas sed. Evita el alcohol, que puede deshidratarte y mermar tu capacidad para reconocer si algo va mal.

Presta atención al tiempo. En lugares muy húmedos como el sur de Florida o Luisiana, el calor es más peligroso incluso a temperaturas más bajas. El sudor se evapora menos rápidamente de la piel, “por lo que al cuerpo le cuesta más enfriarse”, explicó Campbell.

Por el contrario, en el desierto, donde ejerce Burgos, las condiciones secas, la falta de sombra natural y la fuerte exposición directa al sol te harán sentirte “como en un horno”, afirmó. La gente puede calentarse fácilmente.

Si sabes que vas a estar en condiciones de calor extremo y realizar un trabajo o ejercicio extenuante, es importante que tengas un plan para aclimatar tu cuerpo de forma segura a lo largo del tiempo. Las investigaciones sugieren que puedes acostumbrar a tu cuerpo a la temperatura aumentando gradualmente tu actividad en un ambiente caluroso durante una o dos semanas, y tomando descansos para refrescarte e hidratarte adecuadamente.

jueves, 6 de junio de 2024

Aniversario en la vieja Europa. Cada año la prensa conmemora los hechos del 4 de junio de 1989 en Pekín y dos días después el aniversario del desembarco aliado en Normandía. Nos unimos a la iniciativa con dos textos escritos en junio de 2004 y 2005, hace veinte años, sobre ambos eventos.


Muchos creen que John Wayne y el soldado Ryan salvaron a Europa del fascismo, que Angloamérica salvó al viejo continente, poco menos que en solitario, y que el desembarco en Normandía fue la gran acción decisiva. No fue así. 

 Ni el curso de la guerra, ni la derrota del fascismo, se decidieron allá. Los principales héroes no fueron John Wayne ni el soldado Ryan, sino gente de apellido eslavo que murió por un país que ya no existe. Los escenarios realmente decisivos fueron; Moscú, Leningrado (Peterburgo), Stalingrado (Volgogrado), y Kursk.

En el frente del Este, el Tercer Reich perdió 10 millones de soldados y oficiales muertos, heridos y desaparecidos, 48.000 blindados y vehículos de asalto, 167.000 sistemas de artillería. 607 divisiones fueron destruidas. Todo ello representa el 75% de las pérdidas totales alemanas en la Segunda Guerra Mundial.

La diferencia en la escala militar es aplastante. En Normandía se registraron 10.000 muertos aliados, 4.300 de ellos británicos y canadienses y 6.000 americanos. En las grandes batallas del este, los muertos se contaban en centenares de miles. En la batalla de Moscú participaron unos 3 millones de soldados y 2.000 tanques. La URSS utilizó allí la mitad de su ejército, Alemania una tercera parte. En el Alemein, una batalla importante del otro frente, los alemanes disponían entre 60.000 y 70.000 soldados.

La escala del sufrimiento humano también es incomparable. La geopolítica de Hitler no tenía prevista la existencia de un estado ruso en Europa y en su escala racista los eslavos estaban muy abajo. La guerra en el este era a vida o muerte, muy diferente a la del oeste. Las ciudades y los pueblos eran destruidos, frecuentemente con sus habitantes. Murieron uno de cada cuatro habitantes de Bielorrusia, uno de cada tres de Leningrado, Pskov y Smolensk.

El esfuerzo angloamericano en el continente no empezó hasta que, en 1943, quedó claro que la URSS había parado el embate y que la derrota de Alemania era inevitable. Con otra actitud seguramente se hubieran evitado muchos muertos. Pero, ¿habría habido «segundo frente» si las cosas le hubieran ido bien a Hitler en el este?

Desde la firma del acuerdo británico-soviético sobre acciones militares comunes contra Alemania de julio de 1941, Stalin pedía la apertura de un «segundo frente» en Europa, es decir un desembarco aliado que aliviara la presión soportada por la URSS. La respuesta se demoró mucho.

El invierno de 1941, con los alemanes a las puertas de Moscú, fue crítico. Aquel año la URSS sufrió la mitad de las bajas militares de toda la guerra, 9 millones entre muertos, heridos y presos (dos terceras partes de los 27,6 millones de muertos soviéticos en la guerra fueron civiles), pero sólo recibió el 2% del total de los suministros que sus compañeros de coalición le enviaron durante toda la guerra.

Los documentos desclasificados de los archivos soviéticos están llenos de declaraciones de aliados occidentales que abundaban en la inconveniencia de apresurarse. ¿Por qué no dejar que las dos fieras se devoraran entre sí?

Visto desde Moscú, los angloamericanos desembarcaban en los lugares más alejados y menos relevantes para aliviar la presión sufrida por la URSS; primero en el norte de África (noviembre de 1942), luego en Sicilia (julio del 43), a continuación dos veces en Italia continental (en septiembre del 43 y en enero del 44), y sólo a menos de un año del fin de la guerra (en junio del 44) en Normandía.

Para entonces, el ejército soviético ya hacía 6 meses que había llegado a la frontera polaca de preguerra. Las democracias debían darse prisa si querían tomar alguna posición en Europa y evitar que «los rusos» volvieran a llegar a París, como habían hecho en el pasado.

Una manifiesta desconfianza presidió la alianza antifascista soviético-occidental desde sus mismos inicios. Sus motivos eran muchos y diversos. De parte occidental se acepta, por ejemplo, que el pacto germano-soviético de 1939 evidenció el parentesco entre nazismo y estalinismo. De las vergüenzas de las democracias, de su actitud ante el fascismo en vísperas de la guerra y de sus parentescos imperiales con Hitler y Mussolini, apenas se habla. Seguramente a causa de su manifiesta actualidad.

En vísperas de la Segunda Guerra Mundial, aquellos políticos democráticos de Europa y América que luego «salvarían a Europa» mantenían un idilio con Hitler y Mussolini. Estados Unidos había apoyado al dictador italiano desde su llegada al poder en 1922. Sus desmanes se comprendían, porque conjuraban la amenaza bolchevique. Las inversiones americanas en Italia y en la Alemania fascista no disminuían, sino aumentaban, en los años treinta.

«Hitler ha prestado grandes servicios no solo a Alemania, sino a toda Europa Occidental, al cerrar el paso al comunismo (…) por eso es legítimo ver en Alemania un muro de contención occidental del bolchevismo», decía en 1938 el Secretario de exteriores británico, Lord Halifax.

Sobre la base común de aquella «contemporización», Londres y Berlín podían llegar a un «entendimiento». Halifax estaba dispuesto a conceder a Alemania todo lo que pidiera; «Danzig, Austria y Checoslovaquia», con tal de que esas anexiones se llevaran a cabo, «de forma pacífica y evolutiva».

Los principios de aquella Europa se habían retratado igualmente en su actitud ante la República Española.

La idea de que los proyectos de Hitler eran asumibles, que todo el mundo podía integrarse en ellos, y que la amenaza estaba en otra parte, era común en los gobiernos de la Europa de finales de los 30. Con Neville Chamberlain como jefe de gobierno en Londres y Edouard Daladier en París, las democracias calificaban de «paz con honor» la entrega de Checoslovaquia al Reich practicada por la Conferencia de Munich.

El ministro de exteriores polaco, Jozef Beck, prometía apoyar la reclamación nazi sobre Austria y tener en cuenta los intereses del Reich ante un «eventual ataque (polaco) contra Lituania». El embajador polaco en París, Lukaszewicz, explicaba a sus colegas norteamericanos que lo que estaba en juego en Europa era una lucha entre el nazismo y el bolchevismo, en cuyo campo incluía a «agentes de Moscú» como el Presidente checoslovaco, Edvard Benes. «Alemania y Polonia pondrán a los rusos en fuga en tres meses», decía el embajador, en vísperas de que la agresión contra su propio país marcara el inicio «oficial» de la Segunda Guerra Mundial.

Para entonces, aquella guerra tenía ya ocho años de historia en el mundo. El mundo de los dominios imperiales de Asia y África, donde la guerra, el atropello, la invasión y el racismo, no contaban, mientras no colisionaran con los propios intereses.

En 1931 los japoneses se habían apoderado de un trozo de China mayor que Francia. En 1933 y 1935 habían expandido su invasión a otras tres provincias chinas, practicando su guerra química y bacteriológica con experimentos en la población civil.

En 1935 Italia invadía Abisinia, con el Mariscal Badoglio utilizando gas mostaza contra la población civil.

En julio de 1939 el gobierno británico declaraba, «reconocer por completo la situación actual en China».

Ni Londres ni Washington protestaron o se opusieron al ataque japonés contra Mongolia, retaguardia de la URSS, a partir de mayo de 1939 y que, en la batalla de Jaljyn Gol ocasionó una cifra de muertos «comparable sino superior» (Valentin Falin) a la de toda la campaña de la invasión alemana de Francia de mayo-junio de 1940.

No pasaba nada y el encargado de la «India Office», Leopold Amery, explicaba por qué con toda claridad, al defender la agresión japonesa contra China en la Cámara de los Comunes; «si condenamos lo que Japón ha hecho en China, tendremos que condenar igualmente lo que Inglaterra hizo en Egipto y la India».

En un libro escrito en una prisión británica entre abril y septiembre de 1944, coincidiendo con el desembarco de Normandía, Nehru, fundador de la nueva India explicaba así la situación: «Tras algunas de aquellas democracias había imperios en los que no había democracia alguna y donde reinaba el mismo tipo de autoritarismo (racista) que se asocia con el fascismo, así que era natural que aquellas democracias occidentales sintieran algún tipo de unión ideológica con el fascismo, por mucho que les disgustara algunas de sus expresiones más vulgares y brutales».

«La política británica había sido casi ininterrumpidamente profascista y pronazi», recapitulaba Nehru en su celda del Fuerte de Ahmadnagar, pero todo se acabó, cuando se vio que aquel «aliado natural», aquel pariente, se volvía contra los intereses occidentales.

«Se hizo cada vez más obvio que, pese al deseo de calmar a Hitler, éste se estaba convirtiendo en el poder dominante en Europa, desmontando por completo el antiguo equilibrio y amenazando los intereses vitales del Imperio Británico».

El resultado fue una alianza forjada sobre las circunstancias y la estupidez de Hitler, quien, si hubiera atacado primero a la URSS en lugar de atacar a Polonia, habría sido aplaudido por las democracias. Esta idea fue expresada al final de la guerra por el propio Hitler en un texto poco conocido.

En febrero de 1945, Martin Bormann recogió varios monólogos de Hitler que tienen valor de testamento político. Dos meses antes del final, Hitler coincidía en ellos, con la tónica de los políticos británicos y americanos de antes de la guerra, al reflexionar sobre los errores que habían conducido a la derrota.

La campaña contra Rusia era «inevitable», decía. Su problema era haberla desencadenado en un momento poco adecuado. La guerra en dos frentes había sido un error, reconocía, pero la responsabilidad última era de americanos y británicos, con quienes habría sido posible llegar a un acuerdo.

«La guerra contra América es una tragedia». «Ilógica y carente de todo fundamento». Sólo la «conspiración judía contra Alemania» la había hecho posible.

Cargada de delirios, su mirada al futuro, contenía un pronóstico del mundo bipolar que se avecinaba: «Con la derrota del Reich y la aparición de los nacionalismos asiáticos, africanos y puede que sudamericanos, sólo quedarán en el mundo dos potencias capaces de confrontarse; Estados Unidos y la Rusia soviética. Las leyes de la historia y de la geografía, las empujarán hacia una prueba de fuerza, sea militar o económica e ideológica».

El aparato de propaganda y relaciones públicas más formidable de la historia ha fabricado su leyenda sin apenas fisuras. Hollywood, la industria mediática en manos de magnates, los sistemas de alimentación oficial de esa industria y, por supuesto, el ejército de conformistas bien pagados encargado de transmitirla, han escrito la versión más conveniente. La historia es suya. Llegamos así al discurso de George Bush en la celebración del aniversario del desembarco.

Reivindicando lo único positivo que la intervención militar extranjera de Estados Unidos tiene en su haber en más de medio siglo, el Presidente vende su actual cruzada.

Obteniendo la merecida gratitud que los franceses, italianos, belgas y holandeses le deben al soldado Ryan, pretende mantener el vasallaje europeo ante la larga lista de crímenes impunes cometidos por el militarismo americano desde entonces.

El hombre que, según las encuestas, encarna la guerra y promueve la desestabilización global, para la mayoría de los europeos, habla hoy en Normandía de moral, de libertad y de principios, y recibe el tributo y el aplauso de los dirigentes de la «vieja Europa».

La generosidad y el heroísmo de los 10.000 caídos en aquellas playas francesas sirve, así, para reivindicar su «guerra contra el terrorismo», la destrucción de los frágiles rudimentos del derecho internacional y del control de armamentos, la agresión preventiva o «humanitaria», el armamentismo y la banalización del uso del arma nuclear en guerras convencionales. Es el momento de recordar quien era el máximo representante de esas mismas tendencias en el mundo de hace 60 años.

La guerra no la ganó el soldado Ryan en Normandía, pero un indigno peligroso reivindica su gloria.

(Publicado el 4 de junio de 2004)

(Referencias bibliográficas: Jawaharlal Nehru, The Discovery of India. 
Valentin Falin, Zweite Front, Die Interesen Konflikte in der Anti-Hitler Koalition. 
Hitler & Stalin, Parallel Lives, Alan Bullock.)

Fuente: Rafael Poch de Feliu