jueves, 26 de diciembre de 2024

"Quería probar que los seres humanos son capaces de algo más grande que la guerra, los prejuicios y el odio": Abraham Maslow, el hombre que revolucionó la psicología

Abraham Maslow

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Abraham Maslow tuvo una visión cuando conducía su automóvil.

Vio a unas personas, sentadas alrededor de una mesa, que hablaban sobre “la naturaleza humana y el odio, la guerra y la paz, y la hermandad”.

Sucedió después del ataque a Pearl Harbor, en 1941, cuando Japón bombardeó la base naval estadounidense en Hawái.

“Yo era demasiado mayor para entrar en el ejército. Fue en ese momento que me di cuenta de que el resto de mi vida debía dedicarse a descubrir una psicología para la mesa de la paz. Ese momento cambió toda mi vida”.

De repente, el psicólogo estadounidense sintió que “debía intentar salvar al mundo y evitar las guerras horribles”.

“Quería demostrar que los humanos son capaces de algo más grande que la guerra, los prejuicios y el odio”.

Esa visión se la contó, en 1968, a Mary Harrington Hall de la revista Psychology Today.

Dos años después, a los 62 años, Maslow moriría tras sufrir un ataque cardiaco.

Su legado, aseguran los estudiosos de su obra, no solo ha perdurado, sino que en tiempos convulsos es una fuente de esperanza.

El innovador

Maslow nació en 1908 en Nueva York. Sus padres, judíos, tuvieron que huir de Rusia y emigraron a Estados Unidos.

“Con la infancia que tuve, es un milagro que no sea un psicótico. Era el pequeño niño judío en un vecindario no judío”, contó en la entrevista con Psychology Today.

Numerosas personas en Wall Street, Nueva York
Numerosas personas en Wall Street, Nueva York

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Maslow vivió la Gran Depresión, la crisis económica que desató el desplome de la bolsa de Nueva York, el 29 de octubre de 1929. 

Decía que había crecido sin amigos, en bibliotecas, entre libros, y encontró en la psicología su pasión.

Desarrolló su carrera en ese campo, le intrigaba entender cómo alguien capaz de ser un ángel, podía ser un asesino.

Para Edward Hoffman, autor de “Abraham Maslow: Vida y enseñanzas del creador de la psicología humanista”, Maslow estuvo adelantado a su época.

“En muchos sentidos, sigue adelantado a nuestro tiempo”, le indica a BBC Mundo el profesor de psicología de la Universidad Yeshiva.

Y es que sus ideas fueron novedosas.

Aunque es más conocido por su teoría sobre la jerarquía de las necesidades, de la cual surgió la famosa pirámide de Maslow, hay aspectos de su trabajo que “realmente fueron revolucionarios”, le dice a BBC Mundo Margie Lachman, profesora de la Universidad Brandeis, en Massachusetts.

Allí, precisamente, Maslow fundó el departamento de Psicología.

Otro camino

Maslow siguió una dirección diferente a las corrientes que existían en psicología, principalmente la psicoanalítica (de Sigmund Freud) y la conductual.

Freud tenía “una visión muy pesimista de la naturaleza humana”, dice Hoffman.

El enfoque freudiano nos habla del peso de los impulsos inconscientes, incontrolables, en nuestras vidas, mientras que desde la tradición conductual se refuerza la idea de que respondemos a factores externos.

Recordemos que muchos de los estudios de los conductistas se hicieron con animales en laboratorios. 

 B.F. Skinner en un laboratorio con una paloma.

B.F. Skinner en un laboratorio con una paloma

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El psicólogo estadounidense Burrhus Frederic Skinner fue uno de los representantes del conductismo, corriente conductual o psicología del comportamiento. 

“La psicología en el tiempo de Maslow era muy determinista”, le indica a BBC Mundo David Baker, director emérito del Centro Cummings para la historia de la psicología y profesor emérito de psicología de la Universidad de Akron, en Estados Unidos.

“Te comportas como resultado de todas las fuerzas que te afectan y no hay mucho que puedas hacer al respecto”.

Pero “la originalidad” de Maslow fue ver “cosas que no estaban ahí”.

“Y eso fue algo bastante increíble en la psicología estadounidense del siglo XX”.

“Maslow vivió dos guerras mundiales, tiempos de migración masiva, opresión terrible, pobreza aplastante, pero logró trascender eso y ver algo más”.

Y lo que vio fue el potencial humano.

“Ante el conflicto, el odio, la violencia, hizo una evaluación realista y dijo: ‘Hay algo más. Hay cosas que todos están pasando por alto, tanto la psicología como la sociedad, y es que podemos ser mejores personas’”.

“Fue un punto de vista optimista, una nueva dirección”.

Maslow apostó por un enfoque humanista, que, señala Lachman, hizo énfasis en la capacidad de las personas para “hacer cosas buenas en el mundo”.

"Creía que los seres humanos son, por naturaleza, buenos y bien intencionados".

Toda la vida

A diferencia de las otras corrientes, Maslow afirmó que las personas actuaban en función de sus necesidades y motivaciones y que tenían el potencial de crecer y desarrollarse a lo largo de toda la vida.

“Y es que teóricos anteriores, especialmente Freud y algunos de sus contemporáneos, pensaban que el desarrollo (de la personalidad) básicamente terminaba cuando se llegaba a la adolescencia”, dice Lachman.

Sigmund Freud
Sigmund Freud

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Pie de foto,
Sigmund Freud fue el fundador del psicoanális. 

La académica aclara que, aunque algunos psicoanalistas como Carl Jung o Erik Erikson también creían en el desarrollo en el transcurso de la vida, Maslow realmente enfatizó “la importancia de pensar en el potencial para crecer a lo largo de la vida”.

Además, señala la experta, mientras algunos de los primeros teóricos se centraron más en individuos con, por ejemplo, neurosis o problemas psicológicos, lo cual fue muy importante, Maslow se interesó en “las personas a las que les iba bien”.

Y que al irles mejor, al darse cuenta de su creatividad, de su potencial, promovían no solo su propio crecimiento, sino que eso les permitía “hacer bien en el mundo”.

Centrarse en personas saludables como una manera de entender el comportamiento y optimizar el bienestar, fue un cambio muy significativo en la disciplina.

“Maslow defendió el valor de enfocarse en lo que está bien en la persona en lugar de concentrarse en lo que está mal”, escribió la profesora en un artículo de la Universidad Brandeis.

La motivación

En 1954, Maslow publicó el libro “Motivación y personalidad”, en el que planteó su teoría de la jerarquía de las necesidades, que ya había explorado, en 1943, en el ensayo "Una teoría para la motivación humana".

El psicólogo explicó que cuando nuestras necesidades más básicas -fisiológicas y de seguridad- están satisfechas, desarrollamos otras necesidades y deseos que, al estar motivados, buscamos cubrir, como el aprecio y el reconocimiento.

En su trabajo original sobre la jerarquía de las necesidades, Maslow no incluyó pirámides ni triángulos. Sin embargo, otros investigadores llevaron a que su teoría se ilustrara en forma de pirámide.

Pirámide de las necesidades humanas de Maslow

Pirámide de las necesidades humanas de Maslow

En la cúspide está la autorrealización, algo que él sabía era muy difícil de lograr.

 “Todos tenemos la capacidad de conseguirla, pero tenemos que ser capaces de trascender nuestra situación y esforzarnos por alcanzar nuestro potencial”, indica Baker.

Para Maslow se trataba de un proceso continuo, que dura toda la vida, en el que era importante generar situaciones que fuesen meaningful, significativas para nosotros.

“En su visión optimista, si alcanzamos la autorrealización, seremos más felices y, por ende, haremos más cosas buenas en el mundo”.

Pero a Maslow realmente no le preocupaba el tema de la felicidad, su interés estaba enfocado en el crecimiento personal y en su conexión con nuestra capacidad para hacer buenas cosas.

Hoffman nos habla de la eupsiquia, un término que Maslow acuñó para describir “la mejor sociedad posible”, una orientada en potenciar el crecimiento de sus miembros.

“Maslow era realista, sabía que ningún ser humano puede ser perfecto, que todos tenemos defectos”, sin embargo vio la posibilidad de esa sociedad ideal, la eupsiquia.

“Es un concepto muy importante porque creo que los jóvenes, en parte por la obsesión con las redes sociales, con internet, están atrapados en el momento. Pero Maslow era el pensador del largo plazo, de lo que los seres humanos son capaces de lograr a largo plazo”.

El legado

Maslow siempre estuvo abierto a la investigación científica, sin embargo hay quienes cuestionan que no ofreció evidencia empírica para sustentar su teoría.

De hecho, hubo científicos que criticaron que en sus últimos años se convirtió más en un filósofo.

Madre e hija conversando
Madre e hija conversando

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La psicología positiva, que busca ayudar a las personas a llevar una vida plena, es una de las disciplinas que más ha crecido en las últimas décadas.

Pero lo cierto es que dejó un importante legado en su disciplina.

“Muchos de los esfuerzos más recientes en psicología se han basado en el trabajo de Maslow: él sentó las bases de lo que llamamos la psicología positiva”, señala Lachman.

Ese movimiento se centra en cómo las personas pueden vivir una vida positiva y encontrar un propósito.

“Y, al usar su propia creatividad y sabiduría, pueden ayudar a otras personas y marcar una diferencia en el mundo”.

El mensaje

En ese proceso continuo de crecimiento que Maslow planteaba hay un punto de partida:

“Mirar dentro de nosotros y descubrir qué nos da una sensación de alegría, incluso en momentos pequeños. ¿Qué comidas nos gustan? ¿De qué temas nos gusta hablar? ¿Qué música nos hace sentir con más energía o felices? El punto de partida debe venir de comprendernos y conocernos a nosotros mismos”, indica Hoffman.

Para Baker, gran parte del legado de Maslow es “ver lo que está ahí y también lo que no está”.

“Todavía hay bondad, decencia, gente que se esfuerza por hacer lo correcto y eso es fácil de olvidar, como también es fácil sentirse abrumado por las noticias negativas, de odio, de violencia”.

“Pero era lo mismo en el tiempo de Maslow, la gente sentía el mismo nivel de miedo, desesperanza, ansiedad, depresión, pero ahí está su legado: ver más allá de eso y decir que hay algo mejor”.

“Siempre he sentido que es un mensaje de esperanza”.

miércoles, 25 de diciembre de 2024

Fracaso moral de la humanidad frente a los niños de Gaza. El 96% de los niños de Gaza teme una muerte inminente y la mitad quiere morir.

Fuentes: Common Dreams [Imagen: una niña palestina en estado de shock tras un bombardeo israelí de una escuela de la UNRWA en el campo de refugiados de Nuseirat. Foto: Salama Nabeel Eaid Younes]




«El fracaso del mundo para proteger a los niños de Gaza es un fracaso moral a escala monumental», dice uno de los defensores de derechos humanos.

En medio de un implacable ataque israelí que ha causado una destrucción física y psicológica monumental en Gaza, un informe publicado esta semana reveló que casi todos los niños en el asediado enclave palestino creen que su muerte es inminente y casi la mitad de ellos quieren morir.

El Centro de Capacitación Comunitaria para la Gestión de Crisis, con sede en Gaza, apoyado por War Child Alliance, encuestó a más de 500 niños palestinos en Gaza en junio pasado y descubrió que el 96% de ellos teme una muerte inminente, el 92% no acepta la realidad, el 79% sufre pesadillas, el 77% evita hablar de eventos traumáticos, el 73% muestra signos de agresión, el 49% desea morir a causa de la guerra y muchos más “muestran signos de retraimiento y ansiedad severa, junto con una sensación generalizada de desesperanza”.

“Este informe deja al descubierto que Gaza es uno de los lugares más horrorosos del mundo para los niños”, afirmó la directora ejecutiva de War Child UK, Helen Pattinson, en un comunicado. “Además de la destrucción de hospitales, escuelas y hogares, se ha dejado un rastro de destrucción psicológica que han causado heridas invisibles, pero no por ello menos destructivas, en niños que no tienen ninguna responsabilidad por esta guerra”.

El ataque israelí de 434 días contra Gaza —que es objeto de un denuncia por genocidio ante la Corte Internacional de Justicia— ha dejado decenas de miles de niños muertos, mutilados, desaparecidos o huérfanos, y cientos de miles más desplazados por la fuerza, hambrientos o enfermos. Los médicos y otras personas, incluidos voluntarios de los Estados Unidos, han documentado muchos casos en los que han llegado a la conclusión de que los francotiradores israelíes y otras tropas han disparado deliberadamente a los niños en la cabeza y el pecho.

“El daño causado a los niños de Gaza va más allá de las estadísticas. Detrás de cada número hay un nombre, una vida y un futuro que se está extinguiendo antes de que pueda siquiera comenzar”, dijo Iain Overton, director ejecutivo del grupo británico Action on Armed Violence, en respuesta al nuevo informe.

“El fracaso del mundo a la hora de proteger a los niños de Gaza es un fracaso moral de escala monumental”, añadió. “Debemos actuar con decisión y compasión para garantizar que se escuchen las voces de estos niños y se proteja su futuro”.

En octubre, la organización benéfica Oxfam Internacional, con sede en el Reino Unido, afirmó que el año de ataques israelíes contra Gaza ha sido el año de conflicto más mortífero para las mujeres y los niños en cualquier parte del mundo en las últimas dos décadas. Hace un año, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia calificó a Gaza como “el lugar más peligroso del mundo para ser un niño”. A principios de este año, el Secretario General de la ONU, António Guterres, añadió por primera vez a Israel a su llamada “Lista de la vergüenza” de países que matan y hieren a niños durante las guerras y otros conflictos armados.

“La comunidad internacional debe actuar ahora, antes de que la catástrofe de salud mental infantil que estamos presenciando se convierta en un trauma multigeneracional, cuyas consecuencias la región tendrá que afrontar durante décadas”, subrayó Pattinson. “Un alto el fuego debe ser el primer paso inmediato para permitir que War Child y otras agencias respondan de manera efectiva al intenso daño psicológico que están sufriendo los niños”.

Al referirse a la complicidad de aliados como Estados Unidos, Alemania y Gran Bretaña, que proporcionan armas y cobertura diplomática a Israel , el parlamentario progresista del Reino Unido Jeremy Corbyn escribió en las redes sociales en respuesta al nuevo informe: “Todos y cada uno de los proveedores de armas a Israel tienen sangre en sus manos, y el mundo nunca los perdonará”.

* Artículo publicado en Common Dreams.

Fuente de la traducción al castellano:



martes, 24 de diciembre de 2024

_- La fábula del colibrí


_- Vivimos en un mundo con gravísimos problemas.

Voy a referirme de manera casi telegráfica a los diez que considero más graves y apremiantes. Diré luego por qué este ejercicio de inmersión en la gravedad de lo que está sucediendo cada día en el mundo. Ejercicio que tiene más sentido, si cabe, en estas fechas de Navidad.

1. Uno de los más terribles son las guerras que se desencadenan de forma irracional y se perpetúan de manera indecente generando odio, muerte, destrucción y terroríficos problemas psicológicos.

2. Otro problema que nos acucia es la violencia machista. Cada día, de forma cruel y dramática, aparecen las víctimas que mueren a manos de sus parejas. Por no hablar de las mujeres enterradas en vida, discriminadas, violadas, humilladas…

3. La pobreza crece de manera imparable. Los ricos se siguen enriqueciendo y los pobres son cada vez más desgraciados en su miseria… Qué decir de la pobreza infantil, que castiga a los más inocentes con un sufrimiento insoportable.

4. La desigualdad ha aumentado en casi todo el mundo aunque con una velocidad diferente en cada zona. Uno de los datos más importantes que destaca el informe elaborado por World Inequality Lab, es que el 1% de la población con mayores ingresos recibió el doble de ingresos que el 50% más pobre, mientras que la clase media se contrajo.

5. El hambre afecta a millones de personas en todo el mundo. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), más de 800 millones de personas en el mundo pasan hambre y más de 150 millones de niños menores de cinco años sufren de malnutrición crónica. La FAO también señala que el hambre es un factor importante en la mortalidad infantil, ya que más de la mitad de todas las muertes infantiles en el mundo se deben a enfermedades relacionadas con la malnutrición

6. La erosión de los recursos humanos va convirtiendo el planeta en un lugar donde muchos viven con dificultades y penurias. Pensemos en la escasez del agua como un problema que padecen millones de personas.

7. La contaminación es otro problema acuciante. Nos asedia el calentamiento global: se trata de la elevación de la temperatura media de la tierra y de los océanos, debida a la emisión de gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono a la atmósfera. Por lo tanto, la contaminación del aire guarda una relación directa con el fenómeno del calentamiento global.

8. Cómo no pensar en todos los problemas que afectan a la infancia en el mundo: el trabajo infantil, los niños soldados, las niñas obligadas a casarse de forma injusta y cruel, el tráfico de órganos…

9. Hay también desastres naturales que se suceden de forma casi incesante y que causan muerte y desolación. Aquí hemos vivido en poco tiempo la erupción de un volcán en la isla de La Palma y una terrible dana en la comunidad de Valencia…

10. Finalmente quiero referirme al avance del fascismo en el mundo, a la extensión y profundización de las concepciones, actitudes y prácticas basadas en el neoliberalismo. A mi juicio, esas características contradicen las que deberían asumir los ciudadanos de una sociedad justa, solidaria y sensible.

No son estos los únicos problemas que nos afectan. Es probable, por otra parte, que algún lector o lectora hubiera elegido otros. Lo que pretendo con esta relación es formular la pregunta siguiente: ¿y qué podemos hacer ante la magnitud de estos problemas?, ¿qué debe hacer cada persona para frenar estos males y construir un mundo mejor?

Es probable que nos sintamos completamente insignificantes para hacer frente a la magnitud de cada uno de estos gravísimos males. Se podría derivar de esta sensación de impotencia un desaliento inmovilizador. ¿Qué puede hacer un profesor en el aula, una madre en la familia, un ciudadano en su trabajo, un enfermo en el hospital, un concejal en el Ayuntamiento, una dependienta en El Corte Inglés, un policía nacional en su coche patrulla, un joven estudiante en su escuela o en su universidad…?

Para contestar a la pregunta quiero utilizar la fábula del colibrí. Conozco una versión de esta fábula que se cuenta en la cultura guaraní (Paraguay, Sudamérica) y que quiero compartir con mis lectores y lectoras en estos tiempos de tantos incendios y de tantos temores.

Cuenta la fábula que un día hubo un enorme incendio en la selva. Todos los animales huían despavoridos, pues era un fuego terrible.

De pronto, el jaguar vio pasar sobre su cabeza al colibrí… en dirección contraria, es decir, hacia el fuego.

Le extrañó sobremanera, pero no quiso detenerse. Había que huir a toda de velocidad. Al poco tiempo, lo vio pasar de nuevo, esta vez en su misma dirección.

Pudo observar este ir y venir repetidas veces, hasta que decidió preguntar al pajarillo, pues su comportamiento le parecía estrafalario:

¿Qué haces, colibrí?, le preguntó.
Voy al lago, respondió el ave, tomo agua con el pico y la echo en el fuego para apagar el incendio. El jaguar se sonrió. —¿Estás loco?, le dijo. ¿Crees que vas a conseguir apagarlo con tu pequeño pico?

—No, yo sé que solo no puedo, pero esta selva es mi hogar… Me alimenta, me da cobijo a mí y a mi familia, y le estoy agradecido, por eso la ayudo a crecer polinizando sus flores. Yo soy parte de este bosque y él es parte de mí. Yo sé que solo no puedo apagarlo, pero tengo que hacer mi parte.

Eso es ridículo, dijo el jaguar.
—Bueno, repitió el colibrí. Yo hago mi parte, yo hago todo lo que puedo…

Y tras decir esto, se marchó a por más agua al lago.

En otra versión de la leyenda, se añade lo siguiente: “En este momento, los espíritus de la selva que escucharon al colibrí, se sintieron conmovidos por la pequeña ave y su devoción hacia el bosque y pidieron a dios que enviara lluvia y se hizo el milagro, cayó una lluvia tan generosa que terminó con el incendio”.Las abuelas guaranís contaban esta historia a sus nietos concluyendo: “¿Quieres atraer milagros a tu vida? … Haz tu parte”.

Creo que la moraleja se desprende de la fábula de forma inexorable. ¿Quieres acabar con la guerra con el hambre, con la violencia machista, con la contaminación… haz tu parte, haz todo lo que esté en tu mano.

No cabe duda de que, ante el terrible incendio, se puede reaccionar como el jaguar que huye de la quema a toda velocidad, sin importarle lo que suceda o como el colibrí que hace todo lo que está en su mano hacer en tiempo de crisis y que, en tiempos de normalidad, poliniza según sus posibilidades. Se puede ser un colibrí o se puede ser un jaguar.

Cuando nuestros pequeños esfuerzos cotidianos pueden parecer que no ayudan a resolver los retos y problemas a los que nos enfrentamos como sociedad y personas, y que nuestro esfuerzo se diluye, siempre es bueno acordarse de la fábula del colibrí.

La respuesta del pájaro tiene dos dimensiones complementarias. Una se refiere a la eficacia real para la solución del problema. Es evidente, en ese sentido, que la aportación del colibrí es insuficiente e insignificante para conseguir la solución definitiva y, ni siquiera, para mitigar la gravedad del problema. La otra se refiere a la satisfacción respecto al deber cumplido.

Esta fábula, como suele suceder con todas las metáforas, ilumina una parte de la realidad y deja otras en la sombra. Es evidente que la gota de agua que cae desde el pico del colibrí no ayuda a solucionar el incendio. Y más si se tiene en cuenta que en ella solo interviene un colibrí, no bandadas de número incontable. Quiero decir que no sucede lo mismo en la intervención de cada persona en la solución de los problemas. Un solo profesor en un aula, puede ejercer una influencia insignificante en la solución de los problemas, pero todos los docentes del mundo trabajando en las aulas, pueden contribuir a que se produzcan cambios significativos.

Por eso creo que hay que añadir este factor optimista al análisis de la fábula del colibrí. Hacer todo lo que está en nuestra mano puede satisfacer nuestra conciencia, pero es preciso añadir que si todos hacemos lo que está en nuestra mano la solución podría alcanzare.

Aplico de forma especial este optimismo al trabajo de los docentes en las aulas. Suscribo con entusiasmo y plena convicción el pensamiento de Paulo Freire: la educación no cambia el mundo, cambia a las personas que cambiarán el mundo.

El Adarve. Miguel Ángel Santos Guerra.

lunes, 23 de diciembre de 2024

Las 6 técnicas japonesas que pueden motivarte y mejorar tu productividad

Un hombre con mochila a sus espaldas y una computadora en una mano hace un gesto de satisfacción y alegría con la cara y el otro brazo.

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Pie de foto,Los japoneses tienen un montón de técnicas que nos pueden ayudar a superar la pereza y encontrar una motivación.


Piensa: ¿cuántas veces demoraste en arrancar con esa tarea pendiente? O en, por fin, apuntarte a ese curso que te encanta. 

En ocasiones, la pereza, el miedo a no hacerlo perfecto o la desidia nos apartan de hacer un montón de actividades, o las retrasamos tanto que al final perdemos un valioso tiempo en el que podríamos estar disfrutando. 

Hay muchos motivos que nos pueden llevar a esto. Pero también soluciones. 

 Para ello, los japoneses tienen un montón de técnicas que nos pueden ayudar a superar la pereza y encontrar una motivación. Aquí te las contamos.

1. Ikigai

Sin traducción directa del japonés, este término representa la idea de la felicidad de vivir. Es, esencialmente, la razón por la que te levantas cada mañana.

Para quienes en Occidente están más familiarizados con el concepto, se le asocia frecuentemente con un diagrama de Venn con cuatro cualidades que se superponen: lo que amas, para lo que eres bueno, lo que necesitas y por lo que te pueden pagar.

Ken Mogi, neurocientífico y autor de "Awakening Your Ikigai", dice que el ikigai es un concepto antiguo y familiar para los japoneses, que puede traducirse simplemente como "una razón para levantarse por la mañana" o, más poéticamente, "despertarse con alegría".

Y la psicóloga japonesa Michiko Kumano (2017) ha dicho que el ikigai es un estado de bienestar que surge de la devoción a las actividades que uno disfruta, lo que también trae consigo una sensación de plenitud.

En pocas palabras: busca algo que te motive cada día, que sea una razón para moverte. Puede ser desde tener un pequeño espacio con plantas, cuidar una mascota a aprender cada día algo nuevo.

2. Kaizen

La filosofía de Kaizen se basa en realizar pequeños cambios y mejoras constantes en todas las áreas de la vida.

Esto va contra el pensamiento de querer manejar con destreza algo desde el primer día. Algo que, además de imposible, genera mucha frustración y puede hacer que abandonemos aquello que nos proponemos hacer.

El modo de aplicar esto es establecerse pequeñas metas diarias, fijarte en las pequeñas mejoras. El secreto es comprometerte a dar al menos un paso que te acerque a esto.

Una persona anota en cosas en una libreta, apoyada sobre una mesa donde hay una taza de café y un teléfono celular. Fuente de la imagen,Getty Images Pie de foto,

Proponerte pequeñas metas diarias y observar estos logros puede ser un modo de motivarte. Estos pequeños pasos te ayudarán a vencer la inercia y crear un impulso constante hacia la productividad. Y también encontrar los detalles a mejorar poco a poco.

Esta técnica se remonta al periodo de posguerra en Japón y, por ejemplo, en la página web de la conocida empress Toyota reconocen este sistema como uno de sus principios básicos del sistema de producción.

La traducción al español es, a grandes rasgos, mejora continua. “Kai” significa “cambio” y “zen” significa “para mejor”. Es una filosofía que ayuda a garantizar la máxima calidad, la eliminación de desperdicios y mejoras en la eficiencia, tanto en equipos como en procedimientos de trabajo.

3. Técnica Pomodoro

Cuando una tarea se nos hace complicada de hacer, bien porque nos es pesada o porque requiere concentración, esta técnica puede servirnos.

Si bien la técnica la inventó el italiano Francesco Cirillo a finales de la década de 1980, es algo muy usado en Japón para aumentar la productividad y llevar de un modo más ameno las tareas diarias. Se conoce como” pomodoro", en referencia a unos aparatos con forma de tomate para contar los minutos.

Matthew Bernacki, profesor asociado de la Facultad de Educación de la Universidad de Carolina del Norte (UNC), en Estados Unidos cuenta a la BBC que esta técnica, por bloques, es buena para no sufrir distracciones.

Por ejemplo, marca 25 minutos en el reloj y, en ese periodo, dedícate exclusivamente a estudiar un contenido o a hacer una tarea, ya sea intelectual o física, y desconectándote de todas las distracciones.

Tanto para estudiar como para hacer alguna tarea en la computadora o, incluso, ordenar la casa, la técnica pomodoro puede ayudarnos a concentrarnos y hacerlo más liviano.

Después, tienes cinco minutos para recompensar a tu cerebro con alguna distracción, por ejemplo, tomando un tentempié o consultando tus mensajes. Y luego vuelves para otro bloque de 25 minutos de estudio.

Esta técnica ayuda no sólo a evitar la pérdida de tiempo con distracciones, sino también a mantener el cerebro motivado con la perspectiva de una "recompensa".

4. Hara Hachi Bu

“No pongas en la panza -Hara- más del 80 % de lo que querrías comer (Hachi Bu)".

Eso es lo que, más o menos, significa esta técnica que, básicamente consiste en que no te hinches de comer hasta llenarte.

Y, ¿qué tiene esto que ver con la productividad y la pereza? Solo piensa en cómo te sientes después de una comida copiosa, en la que quedaste lleno. Con ganas de una siesta, ¿cierto?

La solución sería esta técnica, que tiene su origen en la ciudad de Okinawa, donde la gente usa este consejo como una forma de controlar sus hábitos alimenticios.

La técnica shoshin se trata de tomar cada cosa que hagamos con una actitud abierta, sin prejuicios, dejando a un lado la experiencia.

La psicóloga Susan Albers, PsyD, dice que este enfoque es útil porque te indica que dejes de comer cuando te sientas apenas lleno.

Cuando mires tu plato, explican desde la Cleaveland Clinic, decide qué cantidad te haría sentir lleno y luego calcula cómo sería el 80 % de esa cantidad. Quizás sean dos tercios de la comida de tu plato. Intenta sentirte satisfecho y no tener hambre, en lugar de sentirte lleno.

5. Shoshin

Este concepto proviene del budismo zen y significa “mente de principiante”.

Esta idea proviene del monje Shunryū Suzuki, quien escribió: “En la mente del principiante hay muchas posibilidades. Pero en la del experto hay pocas”.

Esta técnica se trata de tomar cada cosa que hagamos con una actitud abierta, sin prejuicios o preconcepciones independientemente del nivel de experiencia que ya tengamos en ese tema. Exactamente igual que como haría un principiante.

Esto, por un lado, permite que aceptemos que no sabemos todo. Varios estudios científicos han demostrado que esta postura de modestia es muy beneficiosa para la persona que la adopta, según reporta Forbes India.

¿Por qué? Porque el acercarse a algo con curiosidad y con la mente abierta también nos lleva a perseverar en algo, ser innovador y atrevernos.

6. Wabi Sabi

El término wabi-sabi no solo es intraducible, sino que es considerado indefinible en la cultura japonesa.

Es un término que se originó en el taoísmo durante la dinastía Song en China (960 -1279) y luego se transmitió al budismo zen.

Inicialmente se vio como una forma de apreciación austera y restringida. Hoy, el término encapsula una aceptación más relajada de lo transitorio, la naturaleza y la melancolía, que da cabida a lo imperfecto y lo incompleto en todo, desde la arquitectura hasta la cerámica y los arreglos florales.

“Mientras nos esforzamos por crear cosas perfectas y luego luchamos por preservarlas, negamos su propósito y nos perdemos de la alegría que viene con el cambio y el crecimiento”, escribe Lily Crossley-Baxter en un artículo de BBC Mundo.

Y, a la hora de centrarnos en la productividad o en hacer alguna tarea o hobbie, se basa en abrazar la imperfección en vez de estresarnos con los detalles. O, en otras palabras: “lo perfecto es enemigo de lo bueno”.

Porque mientras nos empeñamos en que algo quede perfecto, fijándonos en cada pequeña minucia, posiblemente estamos perdiendo un tiempo precioso.

domingo, 22 de diciembre de 2024

_- Los ultraliberales se retratan apoyando a Donald Trump

_- La composición del voto que ha recibido Donald Trump en las últimas elecciones presidenciales de Estados Unidos es una buena muestra de que el mundo de nuestros días ha perdido la cabeza o, como decía Eduardo Galeano, de que está patas arriba.

Un estudio reciente muestra que casi la tercera parte de sus votantes (31%) son «conservadores acérrimos», defienden el tradicionalismo moral y que ser cristiano es un componente muy o bastante importante para ser un verdadero estadounidense. Otro 20% de sus votantes está formado por lo que podría traducirse como «conservacionistas» de lo americano. Es el grupo más propenso a decir que la religión es “muy importante” y que su identidad cristiana también lo es para ellos personalmente. Prácticamente el mismo porcentaje (19%) son «anti-élites» y finalmente, aunque siendo el segundo porcentaje más elevado, se encontrarían los defensores del mercado y el libre comercio (25%).

En resumen, casi la mitad de las personas que han votado a Trump se consideran cristianas, portadoras de altos valores morales y creen que esto es lo que caracteriza o debe tener un buen americano. A pesar de ello, han votado a un candidato que ha sido condenado en firme por cometer 34 delitos, entre otros, falsificación de documentos o pagar a una actriz porno con la que tuvo relaciones sexuales estando casado para que guardase silencio. Un candidato que, para definir a su primera esposa, Marla Maples, no se le ocurrió otra cosa que decir: «Un diez en tetas y un cero en cerebro». De moral intachable.

Por otro lado, una quinta parte de los votantes de Trump son anti-élites, a pesar de que su principal apoyo ha sido el hombre más rico del mundo o que financiaba su campaña con cenas organizadas por millonarios en las que había que pagar hasta 250.000 dólares para poder asistir.

Sin embargo, los apoyos más surrealistas son los de ese 25% de sus votantes que se consideran defensores de la economía de libre mercado y del libre comercio. Digo que son los más surrealistas porque, en ese caso, no hay que incluir tan sólo a gente de la calle que pudiera pensarse que no esté bien informada. En ese grupo están -votando si viven en Estados Unidos o reconociendo a Trump como su líder- miles de economistas de prestigio mediático y personajes relevantes de todo el mundo que proclaman su fe liberal como si fuera una verdad científica.

Es ciertamente surrealista comprobar que los ultra-mega-hiper-liberales como Milei de todo el planeta se hayan encandilado con Trump. O, mejor que surrealista, una auténtica confesión de parte. Un verdadero autorretrato.

Quienes dicen defender las virtudes de la competencia, del mercado libre y el librecambismo en el comercio internacional votan y ensalzan como líder a quien ya ha demostrado ser, en sus anteriores cuatro años de mandato presidencial, un gobernante hiperintervencionista, destructor del libre comercio y firme partidario de utilizar la política fiscal, aunque para distribuir a favor de sus grupos de interés y saltándose a la torera cualquier principio que suponga promover la igualdad de oportunidades que garantiza el efectivo ejercicio de la libertad. El mismo que ahora vuelve a asegurar que subirá los aranceles para proteger a unos cuantos negocios (a costa de una inevitable subida de precios y de pérdida de ineficiencia general) en cuanto comience a gobernar.

Los ultraliberales que preconizan la disminución del Estado y la deuda pública han votado, apoyan y arropan como su líder, dentro y fuera de Estados Unidos, a quien ha sido el mayor fabricante de deuda pública de los últimos tiempos: durante su mandato de 2016 a 2020 aprobó 8,8 billones de dólares de nuevo endeudamiento bruto y redujo el déficit en 443.000 millones de dólares; a diferencia de lo ocurrido con Biden, quien aumentó la deuda en 2,6 millones menos (8,2 6,2 millones) y logró una reducción del déficit 4,2 veces mayor (1,9 billones).

El apoyo a un intervencionista como Trump, a quien utiliza sin descanso los resortes del Estado para beneficiar a unos pocos, por quienes se autoproclaman defensores acérrimos de la libertad, la competencia de mercado, el libre comercio y enemigos del Estado es la mejor prueba que pueda encontrarse del fraude intelectual, del cinismo y la miseria moral que esconde su ideología.

Detrás de Trump, Milei y de quienes defienden sus mismas ideas anti-Estado sólo hay una enorme y cada vez más patente falsedad. No buscan realmente lo que dicen, sino favorecer a la parte ya de por sí más favorecida de la sociedad. Los ingresos del 95% por ciento de la población se mantuvieron, en promedio, prácticamente constantes de 2016 a 2019, en el primer mandato de Trump, mientras que los del 5% más rico aumentaron un 17%. Esa es la realidad del «liberalismo» que pregonan. El editor de economía de Financial Times, Martin Wolf, la denomina «plutopopulismo», el populismo de los ricos; en realidad, de los muy, muy ricos, para quedarse con la riqueza de todos los demás.

Lo preocupante es que han acumulado mucho poder y que será muy costoso y complicado lograr que la gente salga del engaño y descubra la realidad.

sábado, 21 de diciembre de 2024

El nazi que despertó a Francia.


Se cumplen 30 años del juicio del Carnicero de Lyon | Internacional
Klaus Barbie, con uniforme del ejército alemán, en 1944.
































El juicio a Klaus Barbie, celebrado hace 30 años, obligó al país galo a cambiar su visión sobre la parte más terrible de su pasado, la Ocupación.

A veces los países eligen cuándo se enfrentan a los momentos más terribles de su historia. Sin embargo, otras veces el pasado estalla de golpe. Eso fue lo que ocurrió durante el juicio al alemán Klaus Barbie, el jefe de la Gestapo en Lyon, celebrado hace ahora 30 años y que terminó, el 4 de julio de 1987, con su condena a cadena perpetua por crímenes contra la humanidad. La expulsión de este antiguo oficial de las SS desde Bolivia en 1983 y su proceso cuatro años más tarde obligaron a los franceses a recordar que la II Guerra Mundial no fue el momento idealizado y fundacional que habían dibujado desde el regreso del general De Gaulle. El de Barbie fue el último gran proceso contra un criminal nazi y, seguramente, el más importante desde el juicio de Adolf Eichmann en Jerusalén en 1960. Pero su importancia radica sobre todo en su efecto sobre la sociedad.

Tras la guerra, el Carnicero de Lyon fue reclutado por los servicios secretos estadounidenses, que más tarde le ayudaron a huir a Bolivia Los franceses se vieron obligados a recordar que el jefe de la Resistencia en el interior, Jean Moulin, fue capturado por los nazis, sin duda, pero porque había sido traicionado por un compañero; también quedó claro que los ocupantes no actuaron solos, sino apoyados por una milicia formada por los ocupados; y que algunos ciudadanos sufrieron de manera atroz durante la Ocupación, mientras que otros muchos simplemente esperaron a que pasase la tormenta mirando hacia otro lado, sin comprometerse con ninguno de los dos bandos.

El juicio a Barbie también recordó otra verdad profundamente incómoda: que durante la incipiente Guerra Fría, el antiguo nazi fue fichado por los servicios secretos estadounidenses, porque les vendió que era un militar capaz de perseguir la infiltración comunista. Washington le ayudó luego a huir a Bolivia, donde trabajó al servicio de varias dictaduras. Sobre este tema dirigió Kevin MacDonald, el realizador de El último rey de Escocia, un documental, My Enemy’s Enemy (El enemigo de mi enemigo), que puede verse en Filmin. La presencia ante la corte del viejo nazi sacó a la luz que las líneas que separan lo bueno de lo malo en la memoria de los países y en las relaciones internacionales son siempre mucho más difusas y cambiantes de lo que queremos creer. El hecho de que el mismo país que ayudó a liberar a Francia con el desembarco en Normandía colaborase después con el torturador y asesino del héroe ejemplar de la 

La resistencia contra los nazis demuestra la complejidad de la posguerra europea.

El Carnicero de Lyon era un nazi de segunda fila, un sádico que disfrutaba torturando, pero no dejaba de ser un asesino a las órdenes de otros.

Su misión, como se le escucha decir en el documental en una vieja grabación, era “acabar con la Resistencia y matar”. Su notoriedad en la memoria colectiva francesa se debe a que fue el policía que capturó a Jean Moulin, el hombre enviado por De Gaulle para unificar la Resistencia en Francia, y que lo torturó hasta la muerte. 

“Hasta el proceso, se hablaba poco y mal de este periodo”, declaró recientemente a la prensa francesa Alain Jakubowicz, que entonces era un joven abogado. “Fue un acto fundador que marcó un antes y un después y que permitió los procesos contra Touvier y Papon”.

El abogado se refiere a Paul Touvier, el jefe de la milicia de Lyon, condenado a cadena perpetua después de la liberación, pero que fue amnistiado en 1971 por el presidente Georges Pompidou. Sin embargo, dado que sus crímenes eran imprescriptibles, temiendo un nuevo proceso, se esfumó, con la ayuda de algunos sectores ultraconservadores de la Iglesia católica. Fue localizado y condenado de nuevo. Cuando murió en prisión, en 1996, el diario Libération tituló: “Un odio se ha extinguido”, por su irreductible antisemitismo. 

El caso de Maurice Papon, el otro personaje al que alude el abogado, es todavía más complejo: ocupó cargos públicos entre 1931 y 1987, con Gobiernos del Frente Popular, pero también colaboracionistas y luego socialistas, hasta que fue desenmascarado por el semanario Le Canard Enchaîné, que publicó documentos que demostraban que dirigió la deportación de 1.645 judíos. Tras una batalla legal de dos décadas, fue condenado en 1998 por complicidad con crímenes contra la humanidad.

Como el del propio Barbie, que falleció de cáncer en prisión en 1991, a los 78 años, son dos casos que reflejan toda la complejidad de la historia de Francia y la enorme dificultad que tiene cualquier país para asimilar su pasado. Barbie no fue el único elemento que despertó la memoria más incómoda, aunque representó un desencadenante muy importante para el reconocimiento por parte del Estado francés de su parte de culpa en los crímenes cometidos durante el Holocausto. 

Paradójicamente, Barbie no fue juzgado por su crimen más célebre, la captura y asesinato de Jean Moulin, sino por su papel en la deportación de judíos hasta los últimos días de la Ocupación, porque se trata de crímenes contra la humanidad, que no pueden prescribir nunca. Pero su abogado, el célebre Jacques Vergès, que también acabaría defendiendo al terrorista Carlos, se ocupó de que aquel caso y las dudas sobre quién traicionó al héroe de la Francia libre sobrevolasen el proceso.

Una testigo relató en el juicio que Barbie la torturó de manera salvaje ante su madre para arrancarle información sobre sus hermanos “Lejos de su imagen de heroísmo, Vergès trató de demostrar que el grupo resistente estuvo lleno de traidores, muchos de los cuales temían todavía que la verdad fuese revelada. A causa de la idealización nacional de la lucha contra los nazis y ante el temor de que esa imagen resultase dañada, Vergès logró cambiar la atención del discurso público de la persecución de los judíos a la propia Resistencia”, escribió la historiadora Joan B. Wolf en el ensayo Harnessing The Holocaust. The Politics Of Memory In France (El uso del Holocausto. La política de la memoria en Francia).

Sin embargo, hubo un elemento que desbarató por completo la estrategia de defensa: los testigos. Ahí también, el proceso a Barbie encierra una profunda lección: la única forma de destruir, o por lo menos de dañar gravemente en su línea de flotación, a los negacionistas del Holocausto es escuchar a las víctimas, a aquellos que estuvieron allí. Han pasado más de 70 años desde el final de la II Guerra Mundial y sus voces se van extinguiendo. Por eso es más importante que nunca recordarlas.

Uno de los testimonios más impresionantes lo proporcionó Simone Lagrange, detenida junto a sus padres, cuando tenía 13 años, el mismo Día D, el 6 de junio de 1944. Su torturador no se arrepintió de nada, ni siquiera asistió a las sesiones del proceso porque no reconocía la legitimidad del tribunal, pero la voz de aquella mujer se escuchó en todo el mundo. Recordó que fue detenida junto a sus padres porque Barbie quería localizar a sus hermanos. Después de darle una paliza tremenda, con ella con la cara ensangrentada por los puñetazos, le tiró violentamente del pelo, le acercó a su madre y le dijo: “Mira lo que estás haciendo a tu hija”. Fueron deportados los tres y solo ella volvió de los campos. Su madre murió en la cámara de gas y su padre fue asesinado delante de ella. Lagrange falleció en 2016, a los 85 años, después de haber demostrado que es posible la justicia y que la memoria de las víctimas es más fuerte que cualquier mentira sobre el pasado.

viernes, 20 de diciembre de 2024

5 consejos de una filósofa para sortear con gracia los momentos incómodos

Mujer joven cubriéndose el rostro con la mano durante una fiesta

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Pie de foto,La incomodidad a menudo se confunde con la vergüenza, pero ambas son diferentes, al igual que sus
remedios

Las reuniones en épocas de Navidad y Fin de Año ofrecen muchas oportunidades para momentos incómodos.

Las discusiones políticas, por supuesto, pueden generar problemas. Cada vez que hay diferencias de opinión, distanciamientos familiares persistentes o comportamientos se desvían hacia lo inapropiado, puede surgir esa sensación de estar incómodos.

La incomodidad es lo que sucede en interacciones sociales cuando de repente te encuentras sin un guión que te guíe. Quizás la situación sea nueva o te pille desprevenido. Tal vez no sepas qué se espera de ti o no estés seguro de qué papel estás desempeñando en el drama social que te rodea.

Es una sensación que se caracteriza por sentimientos de timidez, incertidumbre e inquietud.

Como filósofa que estudia la psicología moral, quería comprender las formas en que la incomodidad social impide que las personas aborden temas difíciles y conversaciones desafiantes.

La incomodidad parece inhibir a las personas, incluso cuando sus valores morales sugieren que deberían hablar. Pero también tiene un papel positivo que desempeñar: puede alertar a las personas sobre áreas en las que sus normas sociales no funcionan o están obsoletas.

La gente suele culparse a sí misma cuando vive momentos incómodos. Pero la incomodidad es en realidad un fracaso colectivo: las personas no son incómodas, sino las situaciones. Y estas últimas se vuelven incómodas porque no tienes los recursos para navegar situaciones sociales difíciles.

Personas sentadas alrededor de una mesa almorzando al aire libre

Personas sentadas alrededor de una mesa almorzando al aire libre

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Pie de foto,
La incomodidad es un fracaso colectivo: las personas no son incómodas, sino las situaciones.

La incomodidad a menudo se confunde con la vergüenza, pero ambas son diferentes en aspectos importantes, al igual que sus remedios.

La vergüenza es una respuesta a una falla o metedura de pata personal, y la respuesta correcta es reconocer el error, asumirlo y dar vuelta a la página.

Debido a que la incomodidad es causada por una falta de orientación social, puedes tratar de anticiparla y evitarla antes de que suceda, o puedes responder tratando de desarrollar guiones sociales mejores o más claros que te ayuden a ti (y a otros) a navegar situaciones similares en el futuro.

Después de investigar y escribir un libro sobre la incomodidad (titulado “Incomodidad: una teoría”), llegué a la conclusión de que no es algo que podamos (o debamos) evitar por completo.

Pero hay algunas estrategias que las personas pueden usar para minimizar la incomodidad y lidiar con ella cuando, inevitablemente, sucede.

1. Conoce tus objetivos, conoce tus roles

Hombre discutiendo con otras personas en torno a una mesa durante la Navidad
Hombre discutiendo con otras personas en torno a una mesa durante la Navidad

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Pie de foto,
Si te preocupa qué sucederá cuando alguien comience su perorata política de todos los años, piensa en cuál quieres que sea el resultado.

La incertidumbre es el oxígeno de la incomodidad.

Antes de involucrarte en una interacción potencialmente incómoda o polémica, pregúntate: ¿qué quiero obtener de esto?

Cuando tienes claros tus objetivos para la interacción no sólo estarás en mejores condiciones de desempeñar tu papel en ella, sino que también darás señales más claras a los demás, ayudándolos a desempeñar sus papeles en el drama social que se desarrolla.

Entonces, si te preocupa qué sucederá cuando tu tío comience su perorata política de todos los años, piensa en cuál quieres que sea el resultado.

¿Quieres convencerlo de que está equivocado? Es poco probable que eso suceda. ¿Quieres que otros miembros de la familia se sientan menos incómodos? ¿Quieres que se escuchen sus propios puntos de vista?

No estoy sugiriendo que la prevención hará que las cosas vayan bien o garantizará que nadie resulte herido. Pero te ayudará a sentirte más seguro de tu capacidad para navegar hacia el resultado deseado.

2. No te enfoques solo en ti mismo

Tres mujeres en torno a una mesa
Tres mujeres en torno a una mesa

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Pie de foto,
Al concentrarnos en nosotros mismos no estamos en sintonía con las personas que nos rodean ni con las señales que envían. 

Las situaciones incómodas generan una intensa sensación de ser consciente de ti mismo.

Esto es incómodo y contraproducente. Al concentrarte en ti mismo no estás en sintonía con las personas que te rodean ni con las señales que te envían, señales que podrían ofrecerte una salida de la situación incómoda.

Así que asegúrate de prestar atención a los demás actores del drama, no sólo a tu propio malestar.

3. Planifica, coordina y sé explícito

Mujeres colocando fuentes con comida en una mesa
Mujeres colocando fuentes con comida en una mesa

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Puedes dejar algunas tareas para los invitados que, de otro modo, podrían estar incómodos sin nada que hacer.

Las personas planifican mucho en otras áreas de sus vidas, pero esperan que las interacciones sociales fluyan sin esfuerzo.

Al igual que una caminata por el bosque, a veces una conversación va mejor cuando la abordas con un mapa. Ten a mano algunos temas o preguntas de referencia.

Y no es necesario que lo hagas solo. Si te preocupa abordar un tema delicado o interactuar con un invitado particularmente irritable, coordina hacerlo junto a un amigo o familiar.

Si esperas ver a alguien con quien tienes una relación no resuelta (un familiar distanciado, un viejo amigo con quien no te portaste bien), procura hacer un trabajo de preparación previo.

Los correos electrónicos o las cartas pueden brindar a las personas la oportunidad de procesar reacciones sin ponerlas en aprietos.

Tener a mano algunas ideas puede hacer que las cosas sean menos incómodas. No tiene por qué ser algo formal.

Puedes dejar algunas tareas para los invitados que, de otro modo, podrían estar incómodos sin nada que hacer, como poner aderezo a la ensalada o colocar los cubiertos en la mesa.

4. Ríete

Arreglo de cubiertos en una mesa de Navidad
Arreglo de cubiertos en una mesa de Navidad

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Si las cosas se ponen muy desesperadas puedes tirar una cuchara de la mesa para romper el silencio.

Si a pesar de tus mejores esfuerzos la incomodidad surge, ofrece a las personas una salida: probablemente la aprovecharán.

No tiene que ser algo trascendental; podría ser una pequeña broma, un tema de charla trivial o incluso (y sólo si las cosas se ponen muy desesperadas) tirar una cuchara de la mesa para romper el silencio.

5. Considera las alternativas

Personas brindando en torno a una mesa durante la Navidad
Personas brindando en torno a una mesa durante la Navidad

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La incomodidad también tiene un aspecto positivo.

Estas estrategias pueden ayudarte a evitar la incomodidad. Pero tómate un momento para considerar si realmente quieres hacerlo. La incomodidad es el resultado de la incertidumbre social; hace que las cosas vayan más lento y frena un tanto la confianza.

En su ausencia, podrían aparecer otras emociones.

La ausencia de incertidumbre puede ser un alivio, pero también puede generar ira, tristeza y otros sentimientos que sería mejor guardar para otra ocasión.

Entonces, si las cosas se ponen incómodas, vale la pena mirar a tu alrededor para ver qué papel está desempeñando esa incomodidad y qué podría ocupar su lugar si desaparece.

 *Alexandra Plakias es profesora de filosofía en el Hamilton College de Nueva York.