jueves, 10 de septiembre de 2015

Croacia. Escandalosa celebración de la limpieza étnica, "Operación Oluja".

Las celebraciones de la Operación Oluja en Croacia o cómo un Estado miembro de la Unión Europea festeja una limpieza étnica ante la total indiferencia general de la «comunidad occidental» (1).

Hace unas semanas, el pasado 5 de agosto, Croacia celebró, como todos los años desde 1995, el Día de la Victoria y de la Gratitud de la Patria (2), así como el Día de la Defensa Croata (3). Además, para marcar el vigésimo aniversario de la Operación Oluja («tempestad» en serbio-croata), se organizó un desfile militar el 4 de agosto en Zagreb que las poblaciones serbias condenaron con dureza.Es importante recordar que en esta ocasión Croacia celebra también uno de los mayores crímenes cometidos en las guerras que desgarraron la antigua Yugoslavia en los años 90.

La Operación Oluja, la mayor limpieza étnica en Europa desde 1945
Durante aquella operación, que se desarrolló del 4 al 7 de agosto de 1995 y permitió a Croacia recuperar un territorio de 10.400 km2 (el 18 % del país) que se encontraban hasta entonces bajo el control de la RSK, alrededor de 220.000 serbios fueron expulsados de Krajina (4) por el ejército croata. Al mismo tiempo casi 2.000 serbios, entre ellos 1.200 civiles –hombres, mujeres y niños- fueron asesinados. El ejército croata, aconsejado por antiguos oficiales del ejército estadounidense y apoyado técnicamente por las redes de inteligencia de la OTAN, movilizó al menos a 130.000 hombres para llevar a cabo una operación que representa la mayor limpieza étnica en Europa desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

Por otra parte, si nos referimos a los datos del censo de 1991 (5), más de un tercio de la población serbia que vivía entonces en Croacia fue expulsado a lo largo de cuatro días terribles marcados, además, por la destrucción de propiedades inmobiliarias serbias (casas, iglesias, cementerios, hospitales, escuelas…) por medio de bombardeos de artillería. Las colonias de refugiados debieron sufrir durante su huida los sobrevuelos amenazadores de la aviación croata.

La Operación Oluja se inscribía en el proyecto del presidente croata de la época Franjo Tudman, dirigido a crear una Croacia étnicamente pura, que se puso en marcha desde su llegada al poder por medio de las primeras modificaciones constitucionales que ceñían el estatuto de ciudadanos solo a los croatas mientras las minorías étnicas y religiosas presentes en el país veían reducidos sus derechos. Las transcripciones de las instrucciones dadas por el presidente croata a su Estado Mayor en la reunión preparatoria de la operación Oluja, el 31 de julio de 1995 en Broni, hablan por sí mismas: «Hay que infligir tal golpe a los serbios que prácticamente desaparezcan» (6). Es importante señalar que el proyecto de Tudman marcaba un resurgimiento de la política racista llevada a cabo por los ustachis (7) en la Segunda Guerra Mundial.

Debido a numerosos obstáculos a su retorno, especialmente en lo que se refiere a la restitución de sus bienes inmobiliarios pero también de sus derechos de ciudadanos de la República de Croacia, solo una ínfima parte de los refugiados serbios regresó a Krajina después del conflicto. También las difíciles condiciones de vida, debidas a las diversas violaciones del derecho de las minorías (especialmente casos de discriminación en la administración croata), a las maniobras de intimidación (por ejemplo con la destrucción sistemática de los carteles bilingües, en escritura latina y cirílica, en la ciudad de Vukovar, donde los serbios representaban más de un tercio de la población) (8), así como las agresiones físicas de las que son víctimas episódicamente las poblaciones serbias de Croacia, no hacen más que animar a estos últimos a abandonar el país (9). En las condiciones actuales, como señalan los representantes de los serbios de Croacia, esta tendencia no parece fácil de revertir. Máxime cuando la reconciliación entre las poblaciones serbias y croatas, necesaria para su convivencia en el mismo país, está frenada por el omnipresente sentimiento de injusticia de los serbios, en particular en lo que concierne a la Operación Oluja.

Porque aunque los principales responsables militares de esa operación -Ante Gotovina, Mladen Markač e Ivan Čermak– fueron juzgados por el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (TPIY), que emitió una orden de arresto contra ellos en 2011, resultaron absueltos (10). Al respecto hay que recordar el regreso triunfal de Gotovina y Markač a Croacia, recibidos como héroes tras su absolución definitiva en 2012, que sentó muy mal a la población serbia.

Celebraciones con gran pompa y tufo a fascismo ustachi
El desfile militar del 4 de agosto, transmitido íntegramente por las cadenas nacionales, se desarrolló, naturalmente, en presencia de los más altos personajes del Estado croata –la presidenta Kolinda Grabar Kitarović, el primer ministro Zoran Milanović y el presidente del Parlamento- pero también de los generales que comandaron la Operación Oluja como Ante Gotovina y Mladen Markač (11). También estaban presentes en la tribuna oficial dos antiguos presidentes croatas –Stjepan Mesić e Ivo Josipović– así como 42 delegaciones extranjeras: embajadores, agregados militares y altos dignatarios militares, entre ellos dos generales estadounidenses, el ministro de Defensa de Bosnia-Herzegovina, los jefes de Estado Mayor de Albania y Bosnia así como otros altos oficiales militares de China, Polonia, Macedonia, Lituania… A este respecto, hay que señalar que no asistió al desfile ningún representante de la Federación Rusa.

Ante los oficiales croatas y extranjeros desfilaron 3.000 personas, principalmente los miembros del ejército croata, pero también la policía y los servicios de protección y rescate. Y además 450 veteranos. Los miles de espectadores presentes en las calles de Zagreb, agitando las banderas de Croacia, también pudieron admirar el desfile de más de 300 vehículos civiles y militares y de una treintena de aviones y helicópteros. Por otra parte, aunque Zagreb había invitado a participar en este desfile a todos los miembros de la OTAN, de la que Croacia forma parte desde 2009, no estuvo presente ningún contingente de la Alianza Atlántica. Sin embargo se vieron banderas de algunos países miembros –Reino Unido, Polonia, Albania y los tres Estados Bálticos- enarboladas por las unidades croatas y particularmente aplaudidas a su paso ante la tribuna oficial, especialmente por la presidenta croata (12). Esta última, en el discurso de apertura del desfile, declaró que Oluja fue una operación militar «impecable, legítima y brillante» que permitió «liberar una región de Croacia ocupada». Y añadió que esa acción permitió fijar las modalidades de una «paz estable». La presidenta croata también ordenó a sus conciudadanos que se mostrasen «orgullosos y dignos de ese suceso».

Las celebraciones del 5 de agosto que se desarrollaron principalmente en la ciudad de Knin, en presencia en particular de la presidenta y el primer ministro de Croacia, estuvieron marcadas por la inauguración de una estatua de Franjo Tuđman en el antiguo baluarte de la república serbia de Krajina. Ese monumento, que simboliza el cumplimiento del proyecto racista del primer presidente de la Croacia posyugoslava, naturalmente será muy poco apreciado por los 3.500 serbios que viven todavía en esta ciudad que antaño fue mayoritariamente serbia (el 80% en 1991) y donde en la actualidad tres cuartas partes de la población es serbia. Más anecdótico, pero altamente ilustrativo del grado del odio antiserbio que reina en una parte de la población croata, el concierto de Marko Perković «Thompson», cantante conocido por sus posiciones ultranacionalistas, estuvo marcado por el alarde de símbolos ustachis y llamamientos al asesinato de los serbios, ya proferidos durante la inauguración de la estatua de Tuđman. Hay que señalar que «Thompson» había dado el tono empezando su recital con el famoso saludo ustachi «Za dom spremni!» literalmente «¡Por la patria estamos dispuestos!», que se considera equivalente al «Sieg Heil» nazi y fue coreado por las varias decenas de miles de espectadores presentes en el estadio de fútbol de Knin –todo con la más absoluta impunidad y sin que la clase política croata se conmoviera particularmente. Más comprometido todavía para esta última, fue la presencia en el concierto de algunos miembros del HDZ (Hrvatska Demokratska Zajednica, Unión Democrática Croata) (13), partido nacionalista fundado en 1989 por Tuđman y del cual Kolinda Grabar Kitarović fue la candidata ganadora en las últimas elecciones presidenciales. También se pudo ver entre otros, en la zona VIP, al actual presidente del HDZ, Tomislav Karamarko, así como al esposo de la presidenta croata.

Finalmente es importante señalar que algunos actores de la sociedad civil croata, en particular periodistas, artistas y las ONG, no dudaron en criticar el hecho de celebrar el vigésimo aniversario de la Operación Oluja con un desfile militar. Hay que señalar también la valiente iniciativa del director de teatro croata Oliver Frljić, quien organizó en la ciudad de Rijeka, en colaboración con el Consejo Nacional Serbio (organismo que coordina la minoría serbia de Croacia), una representación teatral dirigida a «combatir la glorificación de la guerra» que sufrió insultos e incluso amenazas físicas por parte de individuos próximos a los medios ultranacionalistas locales.

A pesar de ese último elemento que viene a salvar un poco el honor de la sociedad croata, los diferentes hechos relatados justificaron la actitud más que negativa de las autoridades serbias frente a esas celebraciones.

Reacciones de Serbia: victoria diplomática (a medias) y conmemoración de las víctimas serbias

Desde el anuncio de la celebración de un desfile militar en Zagreb, Serbia mostró su oposición. También, por medio de su ministro de Asuntos Exteriores Ivica Dačić, en Belgrado, lanzó una advertencia a los países de la OTAN señalando que su participación en ese desfile se consideraría «un gesto antiserbio». El rechazo de la invitación croata por parte de los países de la OTAN fue una victoria para la diplomacia serbia (14) incluso aunque fue incompleta porque, como hemos señalado, algunos países tuvieron que asistir, por diversas razones (15) a que su bandera fuera ondeada durante el desfile.

Sin embargo la diplomacia serbia también ha mostrado sus limitaciones, ya que no ha conseguido que la comunidad internacional condene las celebraciones de la Operación Oluja. Además, aunque algunos políticos serbios apelaron al Parlamento Europeo, como el en caso del genocidio de Srebrenica, para adopte una resolución condenando esa operación de limpieza étnica, sus esfuerzos fueron vanos, tanto más que esa institución se encontraba en ese momento en vacaciones parlamentarias.

Además de esos enfoques diplomáticos más o menos fructíferos, las autoridades serbias decidieron organizar una ceremonia de conmemoración de las víctimas de la Operación Oluja el mismo día del desfile militar en Zagreb. Esa ceremonia, dirigida por el primer ministro serbio Aleksandar Vučić y el presidente de la República de Bosnia-Herzegovina Milorad Dodik, se celebró en la ciudad de Sremska Rača, situada en la frontera bosnia-serbia. Ante miles de personas, en un ambiente de recogimiento, ambos dirigentes arrojaron ramos a las aguas del Sava desde lo alto del puente por el que los primeros refugiados serbios huyeron de Croacia cruzándolo para llegar a Serbia.

Hay que señalar que al contrario que sus homólogos occidentales, el embajador de la Federación Rusa en Serbia asistió a la ceremonia. Así, algo menos de un mes después del veto ruso al Consejo de Seguridad de la ONU sobre la resolución británica concerniente a la masacre de Srebrenica, Moscú demuestra, una vez más, que es la única aliada de las poblaciones serbias y reafirma su intención de desempeñar un papel importante en el escenario balcánico. Recordemos a este respecto que esta táctica de posicionarse como defensor de los pueblos ortodoxos de los Balcanes (16) es una constante de la geopolítica rusa en esa región. Dicho esto, si está claro que la presencia de Alexander Tchépourine fue muy apreciada por la mayoría de los serbios, mayormente rusófilos, no es seguro que el Gobierno residente en Belgrado, cada vez más bajo influencia occidental según algunos analistas, haya apreciado este nuevo gesto de apoyo de Moscú.

Además de la ceremonia de Sremska Rača, las autoridades serbias también decidieron instaurar el 5 de agosto como día de la memoria de los serbios asesinados y desplazados en la operación Oluja, que será también un día de luto nacional y aparece como una respuesta directa a las celebraciones croatas. A este respecto, Aleksandar Vučić expresó su decepción frente al rechazo de las embajadas occidentales a poner su bandera a media asta durante esa jornada de luto, considerando que ese gesto era irrespetuoso frente a la decisión del Gobierno serbio, pero también del protocolo diplomático.

Finalmente, en un alarde de honestidad intelectual, es importante señalar que algunos altos dirigentes políticos serbios no mostraron la contención legítimamente esperada en un día de luto nacional. Así, en un discurso pronunciado en Belgrado, el presidente serbio Tomislav Nikolić estableció abusivamente una continuidad entre el NDH de Ante Pavelić y la Croacia contemporánea, añadiendo que los croatas son fascistas por naturaleza. Una retórica retomada complacientemente por algunos medios locales, reconocidos próximos del primer ministro serbio y que no dudaron, por ejemplo, de calificar al presidente croata de «ustachi». Por otra parte, esa jornada estuvo marcada por las protestas ante la embajada de Croacia en Serbia, donde se reunieron 300 miembros del SRS ( Srpska Radikalna Stranka, Partido Radical Serbio), partido ultranacionalista fundado en 1991 por Vojislav Šešelj (17) y del que todavía es presidente. Una bandera croata fue quemada por el presidente del SRS, que salpicó su acto con declaraciones patrióticas serbias llamando a la reconquista de Krajina, lo que desencadenó la ira de las autoridades de Zagreb.

En desafío de estos últimos elementos que recuerdan la complejidad de las relaciones entre Serbia y Croacia, las tensiones entre ambos países seguramente se podrían haber mitigado si la comunidad occidental hubiera tomado posiciones claras desde el anuncio de las celebraciones.

La (no) reacción de la comunidad occidental, un silencio que dice mucho
Al contrario de lo que se podría esperar, la comunidad occidental ha optado por encerrarse en el silencio, considerando que no había que reavivar las tensiones de la región. Una posición que a primera vista podría parecer justificada en tanto que las cuestiones relativas a las guerras de los años 90 permanecen sensibles en los países procedentes de la antigua Yugoslavia. Sin embargo las celebraciones de la Operación Oluja estuvieron precedidas, unas semanas antes, de un caso típico de injerencia occidental en los asuntos de la memoria de la antigua Yugoslavia. Con ocasión del vigésimo aniversario del «genocidio» de Srebrenica, la actitud de los occidentales aparece menos sincera, por no decir puramente hipócrita. Más allá del silencio de los occidentales es la ausencia de condena de las celebraciones lo que chica, ya que resulta irónico que la comunidad occidental, a pesar de su compromiso en la defensa de los derechos humanos, acepte sin la menor protesta que uno de sus miembros, Croacia, que forma parte de la Unión Europea y de la OTAN, celebre con gran pompa una operación de limpieza étnica, por añadidura la más importante de Europa desde 1945. Por lo tanto se puede considerar legítimamente que la actitud de los occidentales muestra una vez más su hipocresía, flagrante en el episodio de la resolución británica sobre Srebrenica,como recordamos en un artículo anterior, (18) pero que aquí llega a cumbres enfermizas.

Porque, en el caso de las celebraciones de la Operación Oluja, la falta de reacción de los occidentales constituye una minimización, incluso una negación pura y simple, de los crímenes de los que fueron víctimas los serbios de Croacia, una actitud que no ha evolucionado desde los años 90, como lo demostraron Edward S. Herman y David Peterson en un artículo reciente (19). Para tener una idea del grado de cinismo que reinaba ya en la época de la Operación Oluja en la comunidad occidental, basta con recordar las declaraciones de Peter Galbraight, embajador de Estados Unidos en Croacia de 1993 a 1998: según el diplomático estadounidense no hubo limpieza étnica en Krajina porque esa práctica era una especialidad exclusivamente serbia. Además del comportamiento arbitrario, siempre presente, de los dirigentes políticos occidentales,el tratamiento mediático de esos acontecimientos en Occidente revela también esa visión sesgada según la cual existen víctimas buenas y malas. Y los serbios, por supuesto, entran en la segunda categoría. A ese respecto, el estudio realizado por Herman y Peterson sobre la cobertura mediática que dedicaron al «genocidio» de Srebrenica y a la Operación Oluja (en los aniversarios de 2000, 2005 y 2010) es reveladora: demuestra con claridad la existencia de un fenómeno de memoria selectiva en los medios occidentales y, de forma todavía más flagrante, en los medios estadounidenses (20). El vigésimo aniversario de ambos sucesos no ha cambiado la regla, las víctimas bosnias del «genocidio» de Srebrenica se han beneficiado de una amplia cobertura mediática que contrasta claramente con la casi-ausencia de mención de las víctimas serbias de la Operación Oluja en los medios occidentales, a pesar de algunas excepciones notables, en particular en Francia (21).

La ausencia de condena de las celebraciones de la Operación Oluja por parte de los occidentales, aparte del hipócrita argumento de no reavivar las tensiones en la región, está motivada sobre todo por la voluntad política de no cuestionar el relato desarrollado en la época de los hechos y que permanece, veinte años después, en la directriz de la comunidad occidental. Porque una revisión de ese relato de los acontecimientos, según la cual los serbios son los únicos agresores y por lo tanto no pueden gozar del estatuto de víctimas, seguramente expondría a los occidentales a un análisis crítico de su papel, no solo en la Operación Oluja, sino también, y este es el mayor peligro, en todo el conjunto de las guerras yugoslavas. El mantenimiento del relato actual, bien sea en el caso del «genocidio» de Srebrenica o en el de la Operación Oluja, sigue siendo necesario para la comunidad occidental en términos de credibilidad política, máxime cuando el proceso de europeización y «atlantización» de los Balcanes occidentales se basa en ese relato de los sucesos.

Sin embargo, mientras en la actualidad Belgrado negocia su entrada en la Unión Europea, lo que le obliga a tomar ciertas medidas de política exterior impopulares para la población serbia (normalización de las relaciones con Kosovo, disolución progresiva de los lazos con la República Serbia de Bosnia-Herzegovina, alejamiento forzoso de Rusia…), el hecho de que Bruselas ni ningún otro país europeo hayan expresado la menor crítica en cuanto a la celebración de la limpieza étnica de los serbios por parte de Croacia, que por añadidura es el último estado que se integró en la Unión Europea, no hace más que acentuar la progresión del euroescepticismo en Serbia. Los famosos principios de respeto de la memoria de las víctimas y la reconciliación de los pueblos, constantemente repetidos por los diplomáticos occidentales en los medios serbios, en el caso de las celebraciones de la Operación Oluja se enfrentan a un terrible desmentido. Un desmentido tanto más cruel en cuanto que esos principios justificaron, un mes antes, la presión de los europeos y los estadounidenses sobre las autoridades serbias para que estas aceptasen la resolución británica sobre la masacre de Srebrenica y para que Aleksandar Vučić asistiera a la conmemoración de esa tragedia en Donji Potočari, de donde fue expulsado, recordemos, a pedradas. Así, la táctica de los occidentales aparece de doble filo puesto que al intentar favorecer o cuidar a sus aliados bosnios y croatas, al mismo tiempo se enfrenta a las poblaciones serbias y alimenta su sentimiento legítimo de injusticia. Peor todavía, los últimos acontecimientos no hacen más que reavivar la animosidad de los serbios frente a los croatas. Pero acaso ahí, como en el caso de la resolución sobre Srebrenica, el despertar de las tensiones interétnicas sea precisamente el objetivo del enfoque occidental. Incluso si es cierto que el terreno es propicio a ese tipo de escalada.

¿Hacia una congelación de las relaciones entre Croacia y Serbia?
En una perspectiva más amplia, este episodio marca un nuevo incremento de las tensiones políticas que permanecen entre Zagreb y Belgrado desde el final de la guerra de 1995 y que se acentuaron a principios de 2015.

Así, en enero, el primer discurso de Kolinda Grabar Kitarović tras su victoria electoral estuvo a punto de provocar un incidente diplomático al mencionar, sin querer o queriendo, la provincia autónoma de la República Serbia de Voïvodineentre los países de la región donde ella defendería a las poblaciones croatas; esa mención fue interpretada por Belgrado como un cuestionamiento de la integridad territorial de Serbia. Por otra parte, además de la espinosa cuestión del regreso de los refugiados serbios a Croacia y la difícil situación de las poblaciones serbias que viven en ese país, las relaciones entre los dos países se vieron empañadas últimamente por una batalla judicial (22), a propósito de los crímenes cometidos por ambas partes durante la guerra, que ha finalizado en febrero. La Corte Penal Internacional sentenció que ni Serbia ni Croacia cometieron genocidios durante el conflicto que los enfrentó. Teniendo en cuenta la actitud, como mínimo negativa, de los tribunales internacionales frente a Serbia, en testimonio de la conducta arbitraria del TPIY, esa sentencia aparece más como una victoria serbia que como un «empate» judicial, lo que no deja de enfurecer a la parte croata. También hay que señalar que Croacia aprovecha su estatuto de miembro de la Unión Europea, adquirido en 2013, para presionar a Serbia en algunos asuntos, sopesando la posibilidad de los croatas de ralentizar la integración serbia en la UE. A este respecto las últimas evoluciones del diferendo territorial que enfrenta a los dos países desde hace 13 años a propósito del trazado de sus fronteras a lo largo del Danubio, presentan un ejemplo bastante edificante. Así, en el mes de marzo Croacia decidió recurrir a un arbitraje internacional para arreglar definitivamente ese diferendo y hacer valer sus reivindicaciones sobre 10.000 hectáreas de territorio serbio (23). También en este proceso, que necesita el acuerdo de Belgrado para ser lanzado, Zagreb no ha dudado en blandir la carta de las negociaciones de su adhesión a Europa para doblegar a la parte serbia.

Finalmente, en el período anterior las celebraciones de la Operación Oluja, diversas declaraciones de dirigentes políticos croatas en cuanto a la situación de los serbios de Croacia, consideradas «satisfactorias» según se dice, también contribuyeron al clima de tensión entre ambos países cuyo paroxismo, lo vimos, llegó a principios del mes de agosto (24).

Actualmente, como considera Mate Granić, asesor de la presidencia croata y antiguo ministro de Asuntos Exteriores de Croacia, las relaciones de los dos países no son buenas aunque la visita del presidente serbio antes de los últimos acontecimientos ya no está de actualidad. Por lo tanto el ambiente podría ser espeso en la cumbre dedicada a los Balcanes occidentales, que se celebrará en Viena el próximo 27 de agosto.Apostamos a que Angela Merkel, cuyo Gobierno estuvo en el origen de esta iniciativa regional, sabrá encontrar argumentos para reconciliar, o al menos conducir a ambos países a dejar al margen sus diferencias durante esta importante reunión. En todo caso la canciller alemana seguramente podrá contar con el primer ministro serbio para limar las asperezas, ya que este último siempre está dispuesto a justificar el nuevo estatuto de Serbia como «factor de paz y estabilidad en los Balcanes».

Epílogo: el primer ministro serbio propone homenajear a todas las víctimas de las guerras yugoslavas
En esta óptica, Aleksandar Vučić anunció su intención de proponer a los dirigentes de los países que tomaron parte en los conflictos de los años 90 la instauración de un día común de conmemoración de todas las víctimas de esas guerras sin distinción de nacionalidades. Aunque la propuesta oficial se hará en la cumbre de Viena, el primer ministro croata Zoran Milanović y el primer ministro kosovar Hashim Thaçi, así como el miembro bosnio de la presidencia de Bosnia-Herzegovina Bakir Izetbegović, ya han rechazado esa iniciativa. Por el contrario el presidente de la república serbia de Bosnia Milorad Dodiky su homólogo montenegrino Filip Vujanovićcelebraron la sugerencia de Aleksandar Vučić. Incluso aunque no hay que perder de vista la dimensión política de esta propuesta, que el primer ministro serbio busca claramente desde hace algunos meses atraerse las simpatías de los occidentales, semejante iniciativa merece celebrarse en cuanto que la reconciliación de los pueblos de la antigua Yugoslavia es necesaria.

Pero como señalan algunos responsables serbios, para eso es necesario que los demás países de la región acepten poner en cuestión el relato maniqueo de la guerra, apoyado como hemos visto por la comunidad occidental, según el cual esos estados fueron esencialmente víctimas de la agresión serbia y por lo tanto no pudieron cometer crímenes puesto que actuaron en legítima defensa. Un relato que comienza a desmoronarse en algunos de esos países a medida que el trabajo de los historiadores locales progresa, así como gracias a las revelaciones de documentos hasta ahora secretos y a testimonios de los actores de la época entre los que las lenguas se sueltan progresivamente. Esperemos, por tanto, que el principio según el cual la historia de las guerras yugoslavas está escrita por los vencedores croatas, bosnios y albaneses y sus protectores occidentales, y eso siempre en detrimento de los vencidos serbios, pronto se romperá.

Notas:
(1) Hemos decidido utilizar este término haciéndonos eco deliberadamente de la desprestigiada expresión «comunidad internacional», con el fin de hacer referencia a estados occidentales –Estados Unidos, estados miembros de la UE y otros (Australia, Canadá, Noruega…) en los que las decisiones políticas en el ámbito internacional aparecen cada vez más uniformes-. Por supuesto el líder de dicha comunidad occidental es Washington. Los estadounidenses delegan en Bruselas y Berlín la tarea de mantener el control estadounidense en el continente europeo. Hay que subrayar, por ejemplo, que la comunidad occidental aplica de manera coordinada la política de sanciones contra Rusia establecida en el contexto de la crisis ucraniana.

(2) Este día (Dan pobjede i domovinske zahvalnosti en croata) celebra la reconquista de la ciudad de Knin por el ejército croata durante la Operación Oluja, que marca el final de la República Serbia Krajina (RSK), una entidad serbia autoproclamada en el territorio croata en 1991, en el contexto de ascensión a la independencia de Croacia.

(3) Dan hrvatskih branitelja en croata. Desde 2008 el 5 de agosto también está dedicado a los militares en servicio y a los veteranos del ejército croata.

(4) Históricamente Krajina (que significa «frontera» o «confines» en serbio-croata) fue constituida en la segunda mitad del siglo XVI por el Imperio Austro-húngaro como zona de contención a lo largo de la frontera con el Imperio Otomano. Austria-Hungría hizo venir en particular, a esas fronteras militares, a las poblaciones serbias que huían de la dominación otomana, ofreciéndoles la libertad religiosa y una cierta autonomía a cambio de su contribución militar a la defensa de esa región fronteriza.

(5) El censo de 1991, que representa la última fotografía de la población de Croacia antes de la guerra, contabilizaba 581.663 serbios, es decir, el 12,2 % de la población total de país.

(6) Edward S. Herman y David Peterson, Vulliamy and Hartmann on Srebrenica: A Study in Propaganda , 26 de julio de 2015, http://mrzine.monthlyreview.org/2015/hp260715.html

(7) Los ustachis, con el tristemente célebre Ante Pavelić a la cabeza, crearon en 1941 el Estado Independiente de Croacia (Nezavisna Država Hrvatska , NDH), tras la invasión de Yugoslavia por los nazis a quienes están muy cercanos ideológicamente. Elaboraron en particular el «plan de los tres tercios», concerniente a las poblaciones serbias de Croacia, según el cual había que eliminar a un tercio de los serbios, expulsar a otro tercio del país y convertir al último tercio, a la fuerza, al cristianismo. Desde esa óptica los ustachis crearon el campo de concentración de Jasenovac, situado en la región croata de Eslavonia, donde perecieron más de 100.000 personas, la mitad serbias.

(8) A este respecto, el Consejo Municipal de Vukovar decidió recientemente, violando la ley sobre el uso de las lenguas y la escritura de las minorías nacionales, así como la constitución croata, eliminar la escritura cirílica de los carteles de la ciudad.

(9) Así, siempre según los datos de la Oficina de Estadística Croata, de 201.631 en 2001 (es decir, el 4,5% de la población de Croacia), los serbios pasaron a solo 186.633 en el último censo, que se elaboró en 2011.

(10) Čermak fue absuelto en el juicio inicial de 2011. Gotovina y Markač, condenados en primera instancia, fueron absueltos en la apelación de 2012.

(11) Ya retirados, desde el mes de abril todos ellos forman parte del órgano consultivo del Consejo de Seguridad Nacional por decisión de la presidenta croata.

(12) Es interesante señalar a este respecto que de 2011 a 2014 Kolinda Grabar Kitarović ocupa el puesto de Secretaria General Adjunta de la OTAN, encargada de la diplomacia pública.

(13) En la actualidad, en la oposición del Parlamento croata, donde cuenta con 41 escaños de 151, el HDZ es una de los principales partidos políticos de Croacia con el SDP (Socijaldemokratska partija Hrvatske, Partido Socialdemócrata de Croacia) del primer ministro Zoran Milanović. El SDP, que posee 56 escaños en el parlamento, gobierna por medio de una coalición con otros partidos de centroizquierda.

(14) A este respecto hay que recordar que algunos países, como Estados Unidos y Alemania, inicialmente aceptaron la invitación croata antes de retractarse tras las advertencias de Belgrado.

(15) Así, se podría analizar la presencia de la bandera británica como una pulla de Londres a Belgrado en respuesta al reciente fracaso de la resolución sobre Srebrenica. También se puede explicar la presencia de las banderas de Polonia y de los países bálticos por una voluntad de estos últimos de recordar su adhesión a la OTAN en un momento en que se dicen amenazados por Rusia. Finalmente, en cuanto a la presencia de la bandera albanesa, además de un gesto de solidaridad hacia Zagreb, en Albania, que se adhirió a la OTAN al mismo tiempo que Croacia, (2009) se puede ver una señal de los disensos que existen entre Tirana y Belgrado, especialmente con respecto a Kosovo.

(16) Entre los que se cuentan los serbios, los búlgaros, los griegos, los macedonios y los montenegrinos.

(17) Vojislav Šešelj, acusado por el TPIY de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, encarcelado desde 2003 en La Haya, se muestra muy activo desde que el Tribunal le autorizó, en noviembre de 2014, a regresar a Serbia para tratarse un cáncer. Esta libertad provisional desató protestas en algunos países de la región, especialmente en Croacia, donde el presidente del SRS está considerado un criminal de guerra.

(18) Disponible en el enlace siguiente: http://arretsurinfo.ch/le-massacre-de-srebrenica-retour-sur-un-nouvel-exemple-de-lhypocrisie-et-du-cynisme-des-occidentaux/

(19) Edward S. Herman y David Peterson, The “Srebrenica Massacre” Turns 20 Years Old , 5 de Agosto de 2015, disponible en: http://dissidentvoice.org/2015/08/the-srebrenica-massacre-turns-20-years-old/

(20) Id.

(21) http://www.humanite.fr/vingt-ans-apres-lexode-des-serbes-une-region-vide-580773 y http://www.lefigaro.fr/vox/monde/2015/08/05/31002-20150805ARTFIG00143-operation-tempete-quand-la-croatie-celebre-le-nettoyage-ethnique-des-serbes-de-krajina.php

(22) Croacia presentó ante la Corte Penal Internacional una demanda contra Serbia en el año 2000 por crimen de genocidio. Belgrado respondió en 2009 con una contrademanda, también por genocidio.

(23) Serbia por su parte reclama 3.000 hectáreas de territorio croata.

(24) Señalamos el intercambio de notas de protesta tras los incidentes de Knin y ante la embajada croata en Belgrado.

Fuente: http://arretsurinfo.ch/croatie-scandaleuse-celebration-du-nettoyage-ethnique-doluja/

Arrêt sur Info

Más sobre Yugoeslavia y su historia:
 https://elpais.com/diario/1992/08/23/internacional/714520813_850215.html

miércoles, 9 de septiembre de 2015

USA. Volver a la usura en una sociedad plagada de crédito

En los EE.UU., el arte de rescate de pobres
Imposible, casi, vivir en los EE.UU. sin un préstamo. Dadas las dificultades de sus clientes para pagar, los bancos aumentan las penas ... y los beneficios. Sin embargo, en algunos barrios pobres, se niegan a abrir sucursales. El pueblo debe entonces recurrir a los puestos de "prestamistas depredadores".

Maxime Robin, septiembre 2015
PANORAMA
En el mostrador de un cambiador de cheques, a lo largo de Broadway, una calle de Brooklyn central oscurecido por la vía del metro aéreo de Nueva York, Carlos Rivera solicita una estancia. "No tengo los 10 pesos" ("No tengo los $ 10"), dice al empleado detrás del vidrio. En Brooklyn, estas tiendas están en todas partes: en las Páginas Amarillas identifican 268. Son reconocibles por sus fachadas de colores y decrépita, sus luces de neón, el signo del dólar y la palabra "efectivo" en las ventanas. Además de las transferencias de efectivo, se aseguran el cobro de cheques a nombre de personas que no tienen una cuenta bancaria: la cantidad se convierte a cobrar una comisión (en torno al 2% a $ 100, más gastos diversos). También ofrecen préstamos a muy corto plazo a muy altas tasas de interés.

A nivel nacional, estos miles de puestos forman una poderosa industria financiera, multiforme, designado por los prestamistas depredadores término genérico, o "prestamistas depredadores". Un apodo debido a un modelo de negocio agresivo: nunca deja un prestatario que suele pagar la deuda contraída durante un primer préstamo por sacar uno nuevo.

Cientos de desiertos bancarios
A pesar de su gran éxito, estos prestamistas sin escrúpulos no tienen buena prensa en el país. Unidos están tratando de alguna manera de frenar sus actividades. El producto más devastador financiera que está prohibido en Nueva York, pero legal en California: el préstamo de día de pago, o "pago de préstamos" o un préstamo de ultra corto plazo (quince días como máximo) que reembolsa el día de su sueldo con gran interés. Un cliente puede obtener un préstamo para pagar $ 300 $ 346 el día que toca su sueldo.

Esta industria, que no existía hace veinte años, el año pasado generó $ 46 mil millones de ganancias. Ahora hay los Estados Unidos más "prestamistas rapaces" que McDonalds y Starbucks combinado. El Centro de Finanzas responsables (Center for Responsible (...)

Retour de l’usure dans une société gangrenée par le crédit

Aux Etats-Unis, l’art de rançonner les pauvres Impossible, ou presque, de vivre aux Etats-Unis sans contracter un emprunt. Devant les difficultés de leurs clients à rembourser, les banques augmentent les pénalités et... leurs profits. En revanche, dans certains quartiers défavorisés, elles refusent d’ouvrir des agences. Les habitants doivent alors avoir recours aux échoppes de « prêteurs rapaces ».

par Maxime Robin, septembre 2015
Au comptoir d’un check casher, le long de Broadway, une artère de Central Brooklyn assombrie par le métro aérien de New York, M. Carlos Rivera demande un sursis. « No tengo los 10 pesos » (« Je n’ai pas les 10 dollars »), lance-t-il à l’employée derrière la vitre. A Brooklyn, ces boutiques sont omniprésentes : les Pages jaunes en recensent 268. On les reconnaît à leurs façades colorées et décrépites, à leurs néons, au symbole du dollar et au mot « Cash » sur les vitrines. Outre les transferts d’argent liquide, elles assurent l’encaissement des chèques à l’ordre d’habitants qui n’ont pas de compte en banque : le montant est converti en espèces moyennant une commission (autour de 2 % pour 100 dollars, plus frais divers). Elles proposent aussi des prêts de très court terme à des taux d’intérêt très élevés.

A l’échelle nationale, ces milliers d’échoppes forment une industrie financière puissante, multiforme, désignée par le terme générique depredatory lenders, ou « prêteurs rapaces ». Un surnom dû à un modèle commercial agressif : on ne lâche jamais un emprunteur, qui rembourse souvent une dette contractée lors d’un premier emprunt en en souscrivant un nouveau.

Des centaines de déserts bancaires Malgré leur succès fulgurant, ces prêteurs sans scrupules n’ont pas bonne presse dans le pays. Les Etats essaient tant bien que mal de brider leurs activités. Le produit financier le plus ravageur est interdit dans celui de New York, mais légal en Californie : c’est le payday loan,ou « prêt sur salaire », soit un emprunt à ultracourt terme (quinze jours au plus) que l’on rembourse le jour de sa paie avec de gros intérêts. Un client peut ainsi obtenir un prêt de 300 dollars qu’il rembourse 346 dollars le jour où il touche son salaire.

Cette industrie, qui n’existait pas il y a vingt ans, a généré l’an dernier 46 milliards de dollars de profit. Il existe désormais aux Etats-Unis plus de «prêteurs rapaces» que de McDonald’s et de Starbucks réunis. Le Centre pour une finance responsable (Center for Responsible (...) Le Monde Diplomatique.

http://www.monde-diplomatique.fr/2015/09/ROBIN/53713

De cuando Vanessa Redgrave era trotskista

Durante años fue seguramente la más briosa y emblemática de los actrices comprometidas con las cusas socialistas y antiimperialistas, aunque en algunos casos ese compromiso fuese discutible y discutido, como el que le llevó a presidir tribunas con el jefe libio Gadafi... Asimismo fue candidata en diversas legislaturas, todo parte de su ligazón militante con el sector más dudoso y controvertido del trotskismo (o seudotrotskismo) británico en una fase en la que, al parecer, resulta muy difícil mantener lo que Miguel Romero, llamaba izquierdismo razonable.

Sería muy prolijo explicar el complicado curso del trotskismo británico, tanto o más dividido que el galo, y dentro del cual alcanzó una influencia notoria el liderado por Gerry Healy, del Socialist Labour League, y cuyas obsesiones políticas y personales acabarían anulando cualquier posibilidad de debate político. Al tiempo que establecía un «canon» de corrección política «auténtica» mediante una normativa filosófica, el grupo de Healy, después de mantener una estrecha relación con el lambertismo, asumió como una tarea central el «desenmascarar» las «infiltraciones» estalinistas o imperialistas en el seno de la IV Internacional, tomando como principal referente la hipótesis de que el asesinato de Trotsky contó con una colaboración desde dentro de la propia internacional, objetivo para el que dedicó toda clase de dossier y publicaciones acusando a diestro y siniestro. La campaña llegó hasta tal extremo de delirio que obligó a los primeros espadas de las diversas corrientes trotskistas a organizar un acto público en Londres, seguramente el único que congregó en un mismo lugar a Ernest Mandel y a Pierre Lambert.

Dejando de lado toda una montaña de documentación, el lector se podrá hacer una idea del alcance de esta obsesión con la imagen de unos muchachos que, durante los años 1976-1979, en plena crisis social española, aparecían voceando en las puertas de algunos metros, con el periódico de la Liga Socialista (el grupo healysta español germinado en Gran Bretaña), la «noticia» de que se habían encontrado pruebas de la complicidad de dos de los más reputados representantes de legado trotskiano norteamericano que fue determinante en el nacimiento y en el mantenimiento de la IVª Internacional, la última internacional obrera en una época del declive del internacionalismo.

Los presuntos implicados eran nada menos que Joseph Hansen, el principal dirigente de la sección después de James P. Cannon, y George Novack, filósofo (y del que Fontamara editó algunas de sus principales obras, como Democracia y revolución y Para comprender la historia), ambos envueltos en la oscura trama de un asesinato que vinculaba a Stalin con el SWP. Una mínima racionalidad, ajena a la cuestión, podría fácilmente preguntarse, de ser así, qué pintaba semejante obsesión en un espacio vital de un barrio obrero donde absolutamente nadie conocía tales nombres, y puestos a razonar, cómo era posible que durante más de medio siglo estos hombres destacaran como activistas en un medio tan claramente hostil como el norteamericano y escribieran obras marxistas traducidas a varios idiomas, para acabar sus días en la misma modestia económica que les caracterizó.

Sobre este maldito asunto, Pierre Broué contaba que cuando se abrieron los Archivos de Trotsky en Harvard, un par de estudiosos pertenecientes a la secta fueron directos a encontrar las «pruebas» que ya habían ofrecido al mundo como ciertas. Lo que encontraron fueron documentos que implicaban al mismo Trotsky. Éste había dado su permiso para «sondear» la posibilidad de una ayuda por parte del FBI, concretamente para desmontar la trama asesina de algunos de los sicarios de Stalin; el asunto no pasó de ahí, de un «tanteo», pero pudo concretarse, por ejemplo denunciando a algún sicario estalinista inmerso en la trama del asesinato. Los estalinista que después de repetir lo de hitlerotrotskismo, lo ponen también al servicio del FBI, se basan en toda esta trama.

A pesar de la influencia que llegó a alcanzar, el healysmo acabó arruinado por el peso de los delirios del propio Healy, pues el «líder» tenía problemas psíquicos y sexuales muy graves (y no precisamente inventados), y después de unas acusaciones terribles la fracción se descompuso y la mayor parte de su base militante ingresó en la sección británica.

Al menos fuera de Gran Bretaña, la mayor singularidad del grupo de Healy fue producir el esquema de la sección madre británica. Así el pequeño grupo español que se hacía llamar Liga Obrera Comunista, y que tenía como principal objetivo consolidar por ellos mismos un diario obrero que llamaban Prensa Obrera, trató de aprovechar su fama, y la trajo a Barcelona allá por 1977-1978. En una ocasión, Vanesa aterrizó en el Centro Social de La Florida, que estaba entonces en su apogeo, y ofreció una charla que naturalmente llamó la atención del autor de estas líneas que se movía por las proximidades desde mitad de los años sesenta. Fue una charla extraña ya que, seguramente adivinando presencias de críticos u hostiles, no hubo lugar para ningún debate. Vanesa repitió como una autómata estas argumentaciones sin permitir que nadie desde el público la pudiera interpelar. En estos pasos en el delirio le acompañó su primer marido Toni Richarson, el director de títulos como Tom Jones y Un sabor a miel, y uno de los cineastas más talentosos y comprometidos del “free cinema”.

Muy en consonancia con su combatividad, inusual en una star de su calibre, Vanessa fue uno de los rostros más emblemáticos de los actores movilizados contra la Guerra de Vietnam, y luego en la defensa del pueblo palestino. Éstas y otras actividades solidarias la convirtieron muy especialmente en «persona non grata» para el gobierno y la potente extrema derecha norteamericana, que trató de vetarla en diferentes proyectos, y por supuesto para los conservadores británicos. Aunque cuando actuaba como militante healysta, Vanessa parecía carecer de vida propia, lo cierto es que su trayectoria ha ido mucho más allá de la estrechez de su partido (un tema sobre el que nunca ha efectuado la menor declaración), y se ha mantenido coherente con sus compromisos hasta convertirse en la actriz comprometida más emblemática del cine moderno, y posiblemente en la trotskista más famosa.

Durante la fase de la perestroika, Vanessa fue una de las voces que trató de recuperar la historia del trotskismo en la URSS. Actualmente es una de las voces críticas más conocidas contra el corrupto new labour de Tony Blair. Otro trotskista británico célebre perteneciente al mundo del cine es el realizador Ken Loach, quien durante su etapa universitaria de los años sesenta militó en un grupo trotskista al que nunca se ha querido referir (por lo que es posible que fuese el de Healy), y que abandonó tempranamente, aunque siguió manteniendo su actitud coherente con un trotskismo en absoluto proclamatorio pero no por ello menos efectivo, e intensamente reforzado por su colaboración con guionistas como Jim Allen o Paul Laverty.

La película más emblemática conocida de esta Vanesa militante fue Isadora, obra que no en vano, le valió de nuevo el galardón de Cannes a la mejor actriz. Vanesa Redgrave hija del formidable actor Michael Redgrave quien por un tiempo fue entre los años treinta y cuarenta un militante comunista notorio. y al que el último Orwell colocaba como sospechoso de comunismo en sus notas paranoicas. Vanesa estudió en la Queensgate School y en la Central School of Speech and Drama de Londres. En 1957 dio comienzo a su carrera profesional como actriz y destacó muy pronto en el repertorio clásico inglés, sobre todo con Shakespeare. En 1961 recibió los premios Evening Standard y Variety Club a la mejor actriz y en 1965 se dio a conocer al público cinematográfico con el filme Morgan, A Suitable Case for Treatment (Morgan, un caso clínico), dirigido por K. Reisz y con el que ganó el premio de interpretación de Cannes.

La trama se anima con la presencia del fabricante Singer (Jason Robards, el inolvidable Dashiel Hammet en Julia, de Fred Zinnemann con Vanesa y Jane Fonda en un momento en que ambas aparecían como el non plus ultra del activismo entre los artistas contra la guerra imperialista en el Vietnam), y consigue un tono épico en el curso de sus actuaciones en la Rusia soviética donde vivirá una historia de “amour fou” con el célebre poeta, de origen campesino, Serguei Esenin, que no tardará en suicidarse, según algunos historiadores por discrepancias con el curso que estaba tomando la revolución. Sin duda, uno de los elementos más emotivos de la película sucede con ocasión de un recital poético de Esenin para los trabajadores, que cuando se va la luz mantienen el espectáculo con antorchas y con su entusiasmo. Este tipo de encuentros entre el pueblo y cultura señalan uno de los aspectos más creativos de la revolución usa en “los buenos tiempos”, antes del suicidio de Esenin y de Maikovski. Conviene recordar que lo que vimos los espectadores fue un “montaje” de la productora, ajeno a su director, el resultado es muy irregular. La película arranca con un poderoso aliento para desfallecer al final sin dejar claro el vanguardismo de Isadora, un personaje en el que Vanesa vuelca lo mejor de sí misma.

Y es que estamos hablando de una de las mejores actrices de todos los tiempos, de un mujer que se comprometió en una militancia que tuvo detalles enaltecedores pero también un trasfondo ultrasectario, inadmisible. Un pasaje que, por cierto, también conoció Ken Loach, pero mucho más brevemente. Un pase, un capítulo que conforma la parte mas desastrosa de un corriente política que ha superado la prueba del tiempo pero que tienen en personajes como Healy –un tipo que se creía lo que decía por que lo decía él-, de los que, lamentablemente, tenemos más ejemplos de los que a veces resulta soportable.

Pepe Gutiérrez-Álvarez

martes, 8 de septiembre de 2015

Carme Ruscalleda. La gran dama de la cocina mundial. Autodidacta tenaz e innovadora, Carme Ruscalleda es la mujer con más estrellas Michelin del mundo, siete.

Carme Ruscalleda fue, en 2005, la primera cocinera española en conseguir tres estrellas Michelin. En las guías 2015 de España y Tokio ha revalidado su tesoro estelar: tres en su restaurante Sant Pau de la localidad costera barcelonesa de Sant Pol de Mar, dos en el Sant Pau de Tokio y otras dos en Moments, su espacio gastronómico en el hotel Mandarin Oriental de Barcelona. Con siete brillos, vuelve a ser este año la cocinera con más estrellas del mundo. Pero no se le suben a la cabeza. Trabajar, trabajar y trabajar es el lema de esta chef autodidacta que, como ella misma dice, lleva en su ADN el Mediterráneo.

“Me siento como todas las personas que aman su trabajo y disfrutan. No pienso en premios ni en galardones. Cuando sale el tema porque alguien me lo comenta me digo: ‘Ostras, lo que hemos conseguido…’. Pero no me quita el sueño, lo que me lo quita es poder hacer un trabajo digno, el trabajo que el cliente espera. Muchas veces hace hucha o muchos kilómetros para venir a mi restaurante, entonces lo que más me place es llenar sus expectativas, lograr que sea feliz".

Precisamente uno de sus libros de más éxito se titula Cocinar para ser feliz, y hace constar que las personas tienen un estado de ánimo en función de lo que comen. “Comida sana, fresca, sabrosa y placentera” es su receta del bienestar alimentario y vital. Otra de sus publicaciones, Recetas antiaging, resume el concepto de elaboraciones saludables y antioxidantes que practica con su hijo Raül Balam, jefe de cocina de Moments, en los menús de este restaurante. Pero las propuestas culinarias del restaurante del hotel Mandarin Oriental de Barcelona –entre las que abundan los vegetales y el pescado– coinciden con la filosofía que mantiene en todos sus fogones: “Una cocina límpida, transparente, nada grasa, nada espesa, de buena digestión y visualmente atractiva”. Los productos de su terruño, el Maresme, y de su segunda tierra, Japón, le sirven para lograr lo que quiere. Ella suele decir que “la naturaleza debe desfilar por la mesa”. La cocina del entorno, de proximidad, eso que ahora es tendencia gastronómica, la lleva practicando desde hace casi treinta años Carme Ruscalleda de una forma poética y delicada y a la vez suculenta. Su estilo es local y global a la vez. “Soy payesa”, proclama con orgullo esta cosmopolita de pueblo que ha dado clases de ciencia y cocina en la Universidad de Harvard.

De sonrisa constante y apariencia de niña traviesa (su peluquero ha dado en la clave con el look, bromea), Ruscalleda siempre imprime en sus platos una chispa festiva, juegos de ingredientes, texturas, sabores y estética, de forma que “si los comensales han tenido un día gris, noten que sale el sol en su plato”. Así, distintas verduras son dispuestas como un cuadro de Mondrian, los guisantes recién recolectados se ofrecen en una lata como “caviar vegetal” o un postre de té verde simula una teja del mismo color de una casa catalana. Una de sus propuestas de este invierno, gambas sobre torrada marinera, evoca el trozo de pan esponjoso, mojado en caldo de marisco y luego tostado, que elaboraban los pescadores y los niños esperaban con ilusión a la llegada de los barcos. “He visto a clientes llorar emocionados”, afirma entusiasmada la cocinera. Igualmente les pincha la vena sensible con un postre de olivos milenarios, inspirado en las meriendas de pan, chocolate y aceite, y en el que con olivas verdes y negras y cacao recrea un olivar. En la colección de petit fours, las golosinas de final con el café, ofrece esculturas del bestiari catalán, y para Barcelona y Tokio (“donde les cautiva Gaudí”) sirve un dragón gaudiniano con galleta de jengibre, pimienta rosa, coco, limón…

“La cocina de Carme no se sustenta en alardes artificiosos. Está impregnada de paisaje y estacionalidad, pero es una estacionalidad que trasciende porque al ofrecernos los productos más representativos de cada momento del año de una manera delicada, sensual y con un ritual oriental, casi litúrgico, nos hace observar inconscientemente el día, el año, la vida natural, asociando la experiencia de las diversas etapas de la vida a las virtudes de sus manjares”, opina su colega Fina Puigdevall, responsable de Les Cols, donde el paisaje (en su caso, de la Garrotxa gerundense) es igualmente protagonista.

Carme Ruscalleda posee numerosos galardones (Premio Nacional de Gastronomía, Creu de Sant Jordi, Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, Medalla al Mérito en el Trabajo…). Sin embargo, no es una cocinera mediática al uso ni una trotamundos de mil y un congresos. Es una hormiguita discreta que ha levantado algo grande, en su vida y su profesión, en el mismo lugar donde nació en 1952, Sant Pol de Mar. En esta villa tranquila, a 51 kilómetros al norte de Barcelona, donde el sonido de las olas se mezcla con el del tren que transita por la costa, se alza el restaurante de Ruscalleda, una coqueta casa de 1881 restaurada, con jardín y vistas al mar en la que predomina el blanco y el azul. Sant Pau es el epicentro de una vida gurmé que parece impregnar la localidad, donde las panaderías y las tiendas de alimentación hacen salivar al viandante y donde existe incluso una escuela de hostelería y turismo.

La cocinera catalana suele relajarse junto al mar de su pueblo. En la imagen, dibuja las ilustraciones que acompañan cada mes la carta de quesos de su restaurante. Desde pequeña ha sentido inquietudes artísticas. / CATERINA BARJAU En el Carrer Nou, en el corazón del pueblo donde se crio, reside la cocinera y también trabaja. Sin distancias. “Mi vida gira en 20 metros”, afirma. Y recuerda cómo “la casa familiar agrícola y comerciante” creció y cambió “desde una entrada abierta a la calle con venta directa de vino del terreno, leche de las vacas y productos de la huerta, hasta convertirse en un supermercado que fue tomando forma de charcutería delicatessen”. En esa tienda de sus padres, Ramón Ruscalleda y Núria Serra, desarrolló Carme –que había estudiado comercio por imperativo paterno– sus habilidades culinarias. Con su paisano Toni Balam, con quien se casó en 1975, empezó a elaborar platos preparados para llevar. Su idea era un sitio donde se vendieran embutidos y se pudiera comer (algo de moda ahora, con los restaurantes de chefs charcuteros), pero al final decidieron montar un espacio propio. Lo encontraron justo enfrente, una antigua casona del siglo XIX que en los años sesenta funcionó como hostal. La familia les ayudó económicamente a emprender la aventura. Y Carme y Toni se lanzaron en el verano de 1988 “con la audacia y el coraje de los autodidactas” y crearon Sant Pau: ella en los fogones y él en la sala. “El restaurante es fruto de nuestro crecimiento personal y profesional”, relata. En los primeros tiempos estaba solo abierto al mediodía y hacían cocina tradicional catalana: canelones, guisos, ensaladas, quesos, patés…

Otro ingrediente era una ilusión incombustible. “Hay que poner ambición profesional siempre. Abrimos en 1988 y la primera estrella llegó en 1991. Fue de llorar, emocionante. Hemos tenido la suerte de que han creído en nosotros. Al principio el local era como un balneario, gris perla y blanco, parecía un espacio de salud. Había un equipo humano pequeño, pero también calidad. Sant Pol de Mar es un sitio de veraneo y teníamos un cliente principalmente de Barcelona. Luego, con la estrella, empezó a venir gente de fuera. La estrella te pone en la autopista”. Y siguió en alta velocidad: en 1996 Sant Pau obtuvo la segunda estrella, y en 2005, la tercera. Ya entonces el restaurante “estaba proyectado” hacia la alta gama culinaria, formaba parte de la prestigiosa asociación internacional Relais & Châteaux, había crecido con una nueva cocina de 150 metros cuadrados y se había abierto como un escaparate al mar inspirador. Desde la cocina, el mar parece una prolongación del jardín. Allí la cocinera confiesa que ha salido un montón de veces a respirar, a desahogarse.

He visto a clientes llorar emocionados. Quiero que si han tenido un día gris, noten el sol en su plato” Ruscalleda, que participa con su marido Toni Balam (músico aficionado) en cuanta fiesta popular se tercie (y a la que han dedicado una sardana con su nombre), es una institución en Sant Pol. Los vecinos, incluidos los niños, la saludan cariñosos y se hacen fotos con ella. “Guían hasta aquí a quienes se pierden”, comenta. “Están contentos. Ahí te das cuenta de lo que has hecho. Pero no me beso. Lo que me hace seguir es el motor que contiene tanto trabajo diario. Tenemos clientes asiáticos, americanos, franceses… Nos hace mucha ilusión que estos vengan, no solo público, sino profesionales de la cocina. El francés nos ha mirado un poco desde arriba”, apunta con sonrisa pillina.

En la piña gastronómica familiar que forman los Ruscalleda-Balam, su hijo Raül (1976) ha seguido la tradición culinaria. El abuelo le puso a trabajar en la tienda porque necesitaba disciplina. De partir pollos y envolver butifarras terminó cocinando en los fogones de la madre. Fue responsable del arranque del restaurante en Tokio y ahora ejerce como jefe de cocina en Moments. Su hermana Mercè (1982) también trabajaba en el establecimiento (en la sala, al igual que su marido), pero ahora está centrada en su faceta de madre, con sus dos niñas, Mar y Tina, que conocen bien la cocina de la abuela. Esta siempre recuerda cómo a Mar le regalaron de chiquitita un tambor y, en vez de aporrearlo, movió las baquetas sobre el instrumento como si fuera una cuchara en una cacerola. La saga parece que no parará…

De 62 años y 26 al frente de su restaurante, es modelo para muchas cocineras. Cuando le preguntan cómo se puede mantener cocina y familia, recomienda trabajar sin miedo: “Hay renuncias, pero también compensaciones”. Hace falta, dice, que la pareja sea cómplice. “Para dirigir un espacio como este necesitas un círculo familiar muy bien estructurado, para que no sientas que estás castigando a alguien. Yo me sentí fuerte para atender la familia y los fogones porque me crie en una que era agricultora y comerciante, conviviendo con unas mujeres que trabajaban con una gran organización para atender a mayores y niños. Mi marido también se ha criado en una casa donde había negocio. Luego nuestros hijos se han hecho mayores conviviendo con el trabajo que conlleva un restaurante. Recordarán llorar más de una noche después de cenar para que yo me marchara con ellos a casa, y en cambio me quedaba en el restaurante porque empezaba el servicio. Mi madre bajaba a recogerlos y meterlos en la cama”.
Una de las recetas que sirven en su restaurante. “Quiero que los comensales noten que sale el sol en su plato”. / CATERINA BARJAU “Cuando una mujer decide emprender una profesión dura que reclama mucha entrega y tiempo, sabe que debe organizar su vida familiar para atenderla. La mayoría de hombres trabajan con esta organización familiar y no sienten remordimientos sociales. Las mujeres tampoco debemos sentirlos”.

Una cocinera también entregada como la vasca Elena Arzak confiesa su admiración por la chef catalana: “Para mí es un gran referente en la gastronomía mundial. Su cocina es muy interesante y original, y respeta mucho su territorio. Lleva el restaurante de una manera familiar y muy precisa. Transmite positivismo y es una mujer muy enérgica, muy capaz y muy generosa con sus trabajadores. Mi padre, Juan Mari, la admira mucho y los dos solemos conversar con ella e intercambiar opiniones”.

“Trabajar con Carme es superarse cada día. Carme te pone una lista de trabajo inmensa. Hay diez cosas, acabas una y te mete cinco más”, asegura el francés Jérôme Quilbeuf, jefe de cocina en el Sant Pau catalán y en el japonés y ya una década junto a la chef. “Yo viví el momento de las tres estrellas”, recuerda. Cuando recibieron la máxima calificación, Carme grabó un cuchillo con tres estrellas para toda la brigada. “No sabía de la tradición francesa de que no se puede regalar un cuchillo, que es como cortar tu amistad, y para no cortarla tienes que dar una moneda”. Jérôme se la dio. Su amistad sigue en pie. El nivel de exigencia y superación de Ruscalleda no le agobia. Como el resto del equipo, cree en su jefa.

La cocina de carme no se sustenta en alardes artificiosos. Está impregnada de paisaje” “Carme sabe lo que quiere. Nunca la he oído decir, aunque esté muy ocupada, ‘yo no tengo tiempo’. Siempre lo saca”, comenta Rie Yasui, jefa de sala y esposa de Quilbeuf, con quien comparte la dualidad laboral japo-española. Yasui, anfitriona perfecta que habla japonés, inglés, francés, castellano, catalán y ahora aprende ruso, resalta que con Ruscalleda “existe comunión de objetivos”. “Hay un concepto de naturaleza de la casa y si me desvío del camino, ellos me riñen”, dice entre risas la jefa.

Todo el equipo asume de forma espontánea la simbiosis Cataluña-Japón. “La filosofía es la misma, respetar la naturaleza, la pureza del producto, la temporada… Parece muy diferente, pero no. Con el tiempo se ha unido todo, estamos en la misma onda”, subrayan Quilbeuf y Yasui. La pasión nipona se incentivó cuando se abrió Sant Pau Tokio, tras el empeño de un gastroempresario japonés, Yuji Himoyama, cliente habitual. Tardaron tres años en decidirse. Al final les convenció un viaje a Tokio. Carme sintió escalofríos cuando vio el elegante local japonés, réplica del catalán, en el barrio de Nihonbashi. En medio de un jardín público, incluso el reflejo del mar inexistente parece surgir en el brillo metálico de un rascacielos enfrente.

“Lo que nos enamoró y nos dio fuerza fue entender Japón. Aquí no comprendía por qué nos pedían ir allí, por qué ese hombre (dueño de unos 40 restaurantes) nos perseguía. En una mesa japonesa lo entendí”, confiesa Ruscalleda, quien puso sus condiciones; entre ellas, que el personal tuviera vacaciones a la española. Sant Pau Tokio cumplió 10 años en 2014. A Japón viaja el matrimonio Ruscalleda-Balam una o dos veces al año, en mayo y noviembre. Mientras, hay una relación vía Skype, las dos cocinas unidas por el ciberespacio. “Japón forma ya parte de nuestra memoria gustativa y de las sensaciones que queremos encontrar en la mesa”, insiste Ruscalleda, y ese contacto directo genera fusiones. Como el dashi de romesco (el caldo eje de la cocina japonesa y una de las salsas catalanas más antiguas), que lleva alga kombu, katsuobushi (virutas de bonito), tomate asado triturado, ñoras, frutos secos, toques de mirin y soja. Otra versión del romesco orientalizada por la cocinera lleva ajo negro y trufa. Hace gelatina de agua de mar para envolver verduras. Y con el queso del mes mezcla nabo daikon.

Una caricatura de la cocinera y fotografías de familia; una de ellas, con su marido, sus padres y una de sus nietas. El influjo asiático le hizo probar las medusas mediterráneas en paella. El asunto está en nevera, pendiente de que se demuestre su uso alimenticio. Mientras, tiene un plato con las parientes de las medusas, las ortiguillas o anémonas. Lo que sí puede usar porque ya es oficialmente alimento es el plancton, promovido por Ángel León, su vecino de fogones en el Mandarin de Barcelona con BistrEau. “Estamos haciendo plánctulas, como angulas de plancton en sopa”, desvela Ruscalleda, que tiene en su haber una serie de vino comestible (salsas y guarniciones de tinto, blanco y rosado) que hizo con la enóloga de la bodega Alcorta.

Experimentadora inquieta, la cocinera ha trabajado este año la hoja tierna de los cactus con ayuda de un cocinero mexicano (su equipo es una torre de Babel de distintos países). Su idea es escaldar y marcar el cactus y, convertido en un cordón con sofrito, servirlo con un pescado de verano, el lorito o pez elegante. Dicharachera y amable con su público (“Me gusta salir a la sala, al cliente le agrada”), este disfruta de lo que ya es tradición: llevarse de recuerdo los dibujos de la cocinera de los quesos y aperitivos. Esas inquietudes artísticas que tenía desde niña las puede expresar en estas ilustraciones de cada mes.

Hay renuncias, pero también compensaciones. Para dirigir esto necesitas una familia muy bien estructurada” El año pasado expandió su intercambio con la clientela al mundo Twitter, donde muestra recetas e incluso momentos de ocio. En un tuit, con foto incluida, compartió su emoción en el reciente concierto de Joaquín Sabina en Barcelona. Hace ya tiempo le mostró su admiración con un plato, una coca “ecléctica”. Esta es la receta-partitura de la canción culinaria que compuso Ruscalleda: “La base de la coca es de hojaldre (tan frágil como la vida que el poeta canta); encima de la base extendemos una fina capa de confitura cabello de ángel (un guiño a la ambigüedad de los sexos); sobre el cabello, cuatro tiritas de pimiento del piquillo salteado con cayena (una nota picante, como sus canciones); colocamos tres rombos de sardina salada en la casa (homenaje al carácter andaluz); por encima y de forma hueca, unos hilos de puerro frito (alegoría de los perseguidos porros); y acompañan la coca, a modo de salsas, gelatina de tabaco, cremoso de fino y polvos de cacao y café (como vicios placenteros y dañinos)”.

A la cocinera no le falta el humor, lo luce hasta en las orejas. Posee una muy curiosa colección de pendientes: tomates, tenedores, cucharitas, platos… “Me los ha hecho una artista de Sant Pol de Mar. Ahora unos diseñadores de Barcelona que me mandaron una caja con huevos y un montón de alimentos: pieles de limón, guisantes… proponen combinarlos con el menú y que los clientes los lleven cuando comen. Eso es interesante para una performance o un evento, pero para un día normal… Lo veo difícil, decirle a una señora, por favor, póngase esto”, razona. Ruscalleda, como siempre, la chispa con sentido común.

Fuente: http://elpais.com/elpais/2015/01/16/eps/1421413847_281833.html?rel=rosEP

¿Por qué los refugiados acuden a los “infieles”?

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El pequeño Aylan Kurdi era parte del “enjambre” de Dave Cameron. Claro, le será un poco difícil a Dave sacudirse eso, porque Aylan no era negro ni café ni “manchado” por dictadores de la televisión adictos a la tecnología, sino –enfrentémoslo, porque de eso se trata– más bien como nuestros niños de tres años. Podría haber sido un Alan o un John... o un David. De haber sido arrojado a las costas de Hastings o de Bexhill, uno puede imaginar las demandas de los buenos ciudadanos de Sussex por una investigación pública.

Pero Dave Relaciones Públicas nos acababa de decir que Gran Bretaña no puede “recibir” más refugiados sirios. Lo siento, Aylan.

Sin embargo, a riesgo de contraer el cáncer del Daily Mail, existe una perspectiva un poco más amplia de la que necesitamos estar conscientes. Se supone que Europa y Occidente –lo que alguna vez llamamos la Cristiandad– son los chicos malos en Medio Oriente. Somos nosotros quienes bombardeamos, corrompemos e invadimos a los musulmanes de Medio Oriente. Nosotros, quienes apoyamos a los crueles dictadores de Medio Oriente (a menos que desobedezcan nuestros deseos). Somos nosotros quienes chupamos los tesoros fósiles de Medio Oriente, su petróleo y su gas natural. Somos los infieles, ¿o no?

Y cierto, millones de refugiados sirios se han asentado en miserables campamentos en los bordes de Líbano, Turquía y Jordania. Pero los cientos de miles de desposeídos que hoy se arremolinan deseando huir de sus torturadores no navegan en barcos con abolladuras hacia donde uno esperaría que fuesen: a la ummah, el corazón latente del islam, la tierra donde el profeta vivió y donde recibió la palabra de Dios que es conocida como el Corán. No, los destituidos de Medio Oriente no se dirigen a Arabia Saudita, a los ricos reinos del Golfo, para implorar ayuda de los constructores de las grandes mezquitas, los Guardianes de los Santos Lugares.

Los refugiados no arriban en tumulto a la costa de Jeddah en el Mar Rojo, demandando asilo y libertad en el reino que apoyó al talibán y del que surgió Osama bin Laden. No suplican a los guardias fronterizos sauditas que les permitan tomar el tren de Dhahran a Riad, en busca de solaz y seguridad para sus familias en brazos de un régimen cuya fe wahabita-salafista sunita ha proporcionado reclutas a pasto para el Isil. Y, podríamos añadir, esos sirios que huyen de Assad, más que de sus enemigos, tampoco se arrojan a los pies del “califato islámico” cuyos videoclips hieden a muerte y castigo, más que a piedad.

Un poco extraño, podríamos decir. Los historiadores necesitarán algún día ponderar la ironía de que, mientras cientos de miles de judíos dejaron Europa para ir a Medio Oriente, hace 70 años, cientos de miles de musulmanes escapan ahora de Medio Oriente hacia Europa. Pero de eso se trata, ¿cierto?

¿Por qué vienen acá?

No es porque crean que somos “blandengues”. No es porque quieran medrar con nuestra generosidad. Sospecho que es porque conocen lo suficiente de Europa y de nuestra historia, y de nosotros –no de nuestros políticos de hojalata o de Dave Supermercado y los ruidosos carroñeros laboristas que le gruñen a Corbyn, sino de los alemanes, franceses, italianos y suecos y, sí, los griegos e incluso los húngaros, y hasta de los británicos– para saber que somos buenas personas, gente amable. Creo que saben que, muy debajo de nuestro caparazón de cinismo y materialismo y nuestra falta de fe religiosa, la idea del humanismo está viva en Europa y que podemos ser personas decentes, buenas, consideradas y honestas.

Las implicaciones de todo esto son extraordinarias. Significa que, pese a nuestros líderes negligentes y cobardes, nuestros dementes Blairs, nuestros Daves Supermercado, nuestros tontos Milibands y nuestros deschavetados aliados de Europa oriental, somos una sociedad honorable y humana. No sólo hablo del Ángel de Alemania, sino de los voluntarios alemanes, algunos de ellos desempleados, que alimentan y reciben a los refugiados en Berlín. Me refiero a los 20 mil húngaros que marcharon en apoyo a estos afligidos extranjeros que han llegado a nuestras fronteras europeas. A los hombres y mujeres franceses que ayudan a alimentar al “enjambre” de Dave mientras se pudre en las “junglas” de Calais. Pienso en los jóvenes trabajadores de Médicos Sin Fronteras con quienes viajé a la frontera greco-macedonia, que distribuyeron agua, comida, ropa y afecto a las familias de Alepo, Idlib y Deraa –sí, y de Kandahar y Peshawar–, para quienes los refugiados eran más bien como Aylan el de tres años en su playa dorada: para esos jóvenes europeos, los refugiados eran iguales a nosotros. De hecho, “ellos” eran “nosotros”.

En la cada vez más oscura y profunda división entre la gente –los electores– de Europa y sus servilmente ambiciosos e inmorales líderes (excepto Merkel, claro), existe un desafío mucho más serio para el futuro. ¿Qué ocurre cuando nos damos cuenta de que nuestros representantes no nos representan? ¿Qué ocurre cuando recordamos que Dave Relaciones Públicas inclinó la bandera británica ante el difunto rey de Arabia Saudita? ¿Siquiera –en nuestro nombre– rendirá el mismo homenaje al pequeño Aylan?
The Independent
Fuente original:
http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2015/09/03/por-que-los-refugiados-acuden-a-los-201cinfieles201d-robert-fisk-5416.html

Crisis Migratoria: Europa cosecha lo que sembró junto a EEUU

La Unión Europea (UE) está pasando por el mayor obstáculo desde que fue creada. Y es que a la progresiva desinstalación calculada del Estado de Bienestar se le está sumando ahora con gran ahínco la crisis migratoria que, al contrario, no la supieron calcular.

Claramente los beneficiados podrían resultar los eurorealistas, ya que la presente crisis en buena parte se debe al papel cómplice y sumiso que ha tenido la UE ante los intereses geopolíticos de Estados Unidos.

Hoy los europeos deberán preguntarse del por qué de la crisis, y los más apropiados para contestar dicha pregunta podrían ser los eurorealistas.

El discurso eurorealista podría tomar un nuevo impulso dirigido a su principal objetivo: terminar con la Unión Europea, que más que un instrumento para el pueblo europeo se ha convertido en un real instrumento de los intereses de EEUU, al igual que la estructura de la OTAN.

La crisis migratoria debiera ser la oportunidad para que el matrimonio UE-EEUU pueda llegar a su fin; sería inoportuno ignorar que todo esto ha sido consecuencia de una UE sujeta a los intereses de EEUU. Es cosa de repasar la actitud sumisa y colaboradora que ha tenido últimamente la UE frente a EEUU respecto al asunto Ucrania, al tema de las sanciones a Rusia, el TTIP, pero principalmente el papel jugado en la desestabilización en Medio Oriente y el Magreb.

Dicha actitud está derivando a un "tiro por la culata", porque quienes pagan las crisis por lo habitual son los pueblos, y en este caso será el pueblo europeo quien pagará; visibilizando, además, las diferencias entre la Europa del oeste y la Europa del este, por la simple razón de que los países ricos (Europa del oeste) son los que principalmente han dirigido las políticas erradas de la Unión Europea, siendo Alemania la principal responsable.

Los responsables de Europa deberían hacerse cargo de la crisis migratoria y hacer su propio mea culpa, tanto sus dirigentes como los que aplaudieron de buena gana en su momento, por ejemplo, las intervenciones militares en Libia o los que guardaron silencio.

El continente europeo debería hacer memoria y recordar el drama de la migración o los refugiados en la Segunda Guerra Mundial. No hay mucho que analizar para comprender la actual crisis.

Si se colaboró junto con EEUU y la OTAN en la desestabilización de Medio Oriente y el Magreb, lo mínimo que deberían hacer es hacerse responsables y resolver la actual crisis.

Y es de esperar, por lo demás, que no se les ocurra resolver la crisis señalando que el problema le corresponde "a todos" y quieran mandar ciertas "cuotas" a países que no han tenido nada que ver con las decisiones tomadas por grandes potencias. Por ejemplo, mandar ciertas "cuotas" a América Latina. No, el problema lo deben resolver los que provocaron la actual crisis, y, que sepamos, Europa no está en guerra y goza de recursos suficientes para hacerse cargo.

Níkolas Stolpkin

Responsabilizan a EE.UU. y la UE por crisis de refugiados

El canciller de Eslovaquia expresó que con el apoyo al conflicto armado en Siria, el bloque comunitario está creando las bases para la afluencia de refugiados.

El ministro de Relaciones Exteriores de Eslovaquia, Miroslav Lajcak, responsabilizó a la Unión Europea (UE) por las muertes de refugiados que intentan entrar al llamado viejo continente desde sus países golpeados por conflictos armados y crisis humanitarias.

Tras una reunión del Gobierno de su país para abordar formas de resolver la peor crisis de refugiados y migrantes que enfrenta la región desde la Segunda Guerra Mundial, el canciller sostuvo que la UE no pensó en las posibles consecuencias de apoyar la guerra civil en Siria.

Ayudando a los rebeldes sirios los países europeos están creando con sus propias manos las bases para la afluencia de refugiados, aseguró Lajcak, quien recordó que el bloque comunitario participa activamente en los acontecimientos en la nación árabe.

De acuerdo con el titular de Exteriores, hay países que suministran armas y entrenan a los grupos armados que quieren derrocar al Gobierno de Bashar al Assad. "En cierto modo, contribuimos a la guerra civil en Siria, por culpa de la cual los inmigrantes buscan irse a Europa".

Occidente convierte el Mediterráneo en un cementerio
Para el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan Occidente ha tenido falta de sensibilidad en el tema de los refugiados y a convertido el mar Mediterráneo en "un cementerio de migrantes".

Luego de que se difundiera en medios de prensa de todo el mundo la foto de un niño sirio ahogado en una costa turca, el jefe de Estado sostuvo que los países europeos que transformaron el Mediterráneo, cuna de una de las civilizaciones más antiguas del mundo, en una fosa, comparten la responsabilidad de todos y cada uno de los refugiados muertos".

"No son sólo los migrantes los que se ahogan en el Mediterráneo, sino también nuestra humanidad", expresó Erdogan en la apertura de una reunión de ministros de Finanzas y gobernadores de los bancos centrales de los países del G-20 en Ankara.

Este viernes el presidente ruso, Vladímir Putin se refirió a la crisis migratoria que azota a Europa, y responsabilizó a la administración estadounidense y a sus políticas en Oriente Medio.

“Europa sigue a ciegas esa política en el marco de sus compromisos de aliados y después carga con todo el peso”, sostuvo el titular del Kremlin durante el Foro Económico de Vladivostok.

EE.UU. también es culpable
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, también culpó a la administración de Estados Unidos (EE.UU.) y a sus políticas en Oriente Medio por la crisis de refugiados que enfrenta Europa.

Según el mandatario, Europa sigue a ciegas esa política en el marco de sus compromisos de aliados y después carga con todo el peso de sus consecuencias.

Durante el Foro Económico de Vladivostok, Putin refirió con perplejidad cómo algunos medios norteamericanos critican a Europa por lo que consideran una “excesiva crueldad hacia los inmigrantes”, cuando EE.UU. no cuenta con una política propia de recepción de refugiados provenientes desde países en guerra ubicados en Oriente Medio, África del norte y Asia central.

Mediterráneo, crisis migratoria

En contexto
En abril de este año, Turquía y Arabia Saudita anunciaron que mantenían conversaciones para crear una alianza militar e intervenir militarmente Siria con el objetivo de derrotar al Gobierno de Bashar al-Assad.

Asimismo, Estados Unidos actualmente lidera una coalición que realiza ataques aéreos contra Siria e Irak bajo el pretexto de combatir al autodenominado Estado Islámico.

Como consecuencia de la guerra, cerca de 50 por ciento de los sirios han tenido que abandonar sus hogares. A mediados de febrero pasado, el Centro Nacional de Antiterrorismo de Siria (NCTC), reveló que al menos unos 20 mil extranjeros procedentes de 90 países se unieron a las filas del EI, de los cuales unos 3 mil 400 provienen de países occidentales.

Fuente: http://www.telesurtv.net/news/Responsabilizan-a-EE.UU.-y-la-UE-por-crisis-de-refugiados-20150904-0015.html

Le travail mondialisé. Mais pourquoi émigrent-ils ?

par Saskia Sassen, novembre 2000
Alors que la mondialisation économique a profondément transformé les Etats et le système interétatique, peut-on continuer de penser l’immigration comme s’il s’agissait d’une dynamique indépendante des autres champs ; comme si son « traitement » relevait encore exclusivement d’une souveraineté nationale unilatérale ? Peut-on persister, dans la réflexion sur les migrations internationales, à faire l’économie d’une interrogation sur les transformations décisives qui ont affecté l’Etat, à la fois sur le plan domestique et dans ses relations internationales ?

L’idée prévaut, en Europe occidentale, en Amérique du Nord et au Japon, d’une crise du contrôle de l’immigration. Or cette vision interdit tout débat serein. La question importante, en effet, ce n’est pas l’efficacité du contrôle des Etats sur leurs frontières, dont on sait bien le caractère nécessairement imparfait, mais plutôt la nature de ce contrôle. Comment les politiques migratoires s’intègrent-elles au nouveau cours mondial, avec son intégration économique, ses accords internationaux sur les droits humains, avec l’extension aux immigrants résidents de divers droits sociaux et politiques, la multiplication des acteurs politiques, etc. ?

Si l’Etat-nation dispose toujours du pouvoir d’écrire le texte d’une politique de l’immigration, ses différentes obligations internationales font que sa politique de l’immigration, au sens conventionnel de cette expression, n’affecte qu’à la marge les réalités migratoires. Avant que d’évoquer une éventuelle crise du contrôle, il faut analyser les contraintes extérieures, toujours plus nombreuses, qu’ont acceptées les Etats, et qui déterminent leur politique migratoire — autant, sinon plus, que leurs actions sur les frontières et sur les individus.

Car les migrations internationales ne représentent pas des phénomènes autonomes. Parmi les acteurs majeurs, mais rarement identifiés comme tels, de ces migrations, relevons :

- certaines sociétés multinationales, qui, du fait de leur rôle dans l’internationalisation de la production, supplantent les petits producteurs locaux, ce qui limite les perspectives de survie de ces derniers dans l’économie traditionnelle et crée ainsi une main-d’œuvre mobile. De plus, l’installation de pôles de production tournés vers l’étranger contribue à l’établissement de liaisons entre pays demandeurs de capitaux et pays exportateurs de capitaux;

- des gouvernements qui, par leurs opérations militaires, provoquent des déplacements de populations et des flux de réfugiés et de migrants;

- les mesures d’austérité imposées par le Fonds monétaire international (FMI), qui obligent les pauvres à envisager l’émigration (domestique ou internationale) comme stratégie de survie ;

- enfin, les accords de libre-échange qui, renforçant les flux de capitaux, de services et d’informations transfrontaliers, impliquent la circulation transfrontalière de travailleurs spécialisés.

Pourquoi la réflexion des responsables politiques sur les migrations internationales paraît-elle plus courte que dans les autres domaines ? Lorsqu’il faut évaluer les conséquences économiques des transformations du commerce et de la politique internationaux, les experts et les politiques pèsent les effets de chaque décision dans nombre de champs, et recherchent un certain compromis entre ces divers aspects. Mais l’immigration n’est jamais considérée comme l’un de ces domaines: on la traite isolément des autres grands champs d’action politique, comme si on pouvait la penser de manière autonome.

Cet aveuglement explique l’inadéquation des politiques mises en place à leurs objectifs — qu’on soit d’accord ou non avec ceux-ci. Tous les participants au débat sur l’immigration ne gagneraient-ils pas à reconnaître l’existence de ces interactions entre plusieurs champs politiques, et à les intégrer dans leurs réflexions et calculs ? Lorsque, en 1988, j’ai commencé à écrire sur ce sujet, ce genre d’idée n’était pas concevable, pas même comme sujet de débat.

L’économie villageoise déstabilisée

A partir de 1992, la discussion autour de l’Alena a commencé à introduire des évaluations des effets de l’immigration, particulièrement celle des Mexicains aux Etats-Unis. Dans un rapport de recherche novateur, publié en 1990 par le bureau de l’immigration du ministère américain du travail, figure l’une des premières reconnaissances formelles de l’impact des activités extérieures des Etats-Unis sur la constitution des flux migratoires. Si secondaires qu’ils puissent paraître, ces deux cas représentent toutefois une brèche importante dans le rempart d’autonomie construit autour de la politique d’immigration.

Il est assurément plus compliqué de tenir compte de cet impact que de voir dans l’émigration une simple conséquence de la pauvreté, le résultat du choix individuel des émigrants. Or il importe de rattacher les faits migratoires aux politiques susceptibles de les avoir provoqués. Tout montre que c’est à partir des choix des pays hautement développés, importateurs de main-d’œuvre, que se construisent les liens unissant pays d’émigration et pays d’immigration, et que se créent, dans ces pays et à l’étranger, les conditions qui font de l’émigration une des options de survie pour les populations.

En premier lieu, le développement de l’agrobusiness américain et la mondialisation du marché des produits agricoles poussent nombre de pays émergents à développer une agriculture à grande échelle pour l’exportation. Celle-ci réduit les possibilités de survie des petits propriétaires, qui deviennent alors salariés dans les grandes exploitations et passent fréquemment de l’une à l’autre. Une fois engagés dans des migrations régionales (éventuellement saisonnières) pour leur travail, ces ouvriers deviennent des candidats tout trouvés à l’émigration internationale.

De même, lorsque les sociétés occidentales installèrent des manufactures et des usines de montage dans les pays à bas salaires, le recrutement de travailleurs locaux contribua à déstabiliser les économies villageoises traditionnelles, où les jeunes femmes jouaient un rôle essentiel dans la production. Les hommes suivirent donc les femmes, d’abord en ville, puis, pour certains, à l’étranger. Vers quelle destination ? Le travail dans ces entreprises occidentales implique des contacts avec les pays d’où viennent les capitaux, ce qui réduit la distance subjective entre le travailleur étranger et ces pays. Autrement dit, si je peux cueillir ici les fruits pour les ménages américains, si je puis assembler ici les composants d’un appareil électroménager, je peux le faire aussi bien aux Etats-Unis !

De plus, et en particulier dans les manufactures, la direction forme les ouvriers non seulement aux compétences requises, mais aussi à un comportement « adapté » au lieu de travail. Ce faisant, la direction accoutume ces travailleurs et les prépare à travailler en Occident. Comme on l’a vu, notamment au Mexique, en Haïti et en République dominicaine, ces ouvriers-là forment pour la plupart les gros bataillons des futurs émigrés...

L’observation, sur le terrain, des causes de l’émigration tend à prouver que les flux s’inscrivent dans le temps et l’espace, et qu’ils dépendent largement des politiques menées dans d’autres sphères. De nombreuses études universitaires dans le monde entier l’attestent : il ne s’agit ni d’invasions de masse ni de mouvements spontanés de la pauvreté vers la richesse. L’histoire nous apprend qu’en Europe, en l’absence de contrôle, à des distances de voyage raisonnables et même lorsque les situations variaient beaucoup d’un pays à l’autre, peu de gens quittaient les régions plus pauvres pour gagner d’autres plus riches (1).

Le sentiment de crise ne semble donc pas justifié. Et si les Etats exercent moins leur contrôle qu’ils ne le souhaiteraient, c’est que l’immigration obéit à d’autres dynamiques. A travers le temps et sur l’ensemble de la planète, elle comporte des flux hautement déterminés, régulés et équilibrés par des mécanismes spécifiques. Ces mouvements de population ne durent qu’un temps — souvent une vingtaine d’années — avant de se tarir.

Et il y a davantage de mouvements de retour qu’on ne le pense généralement : que l’on songe aux intellectuels et ingénieurs juifs soviétiques qui revinrent d’Israël en Russie, ou aux Mexicains qui retournèrent dans leur pays à la suite des programmes de régularisation — leurs « papiers » leur permettaient enfin de circuler librement entre les deux pays.

Régimes juridiques transnationaux
Nombre d’études de terrain en témoignent: la plupart des gens ne souhaitent guère émigrer dans un pays étranger, et beaucoup de ceux qui ont dû le faire seraient plutôt des migrants circulaires que des immigrants permanents, s’ils en avaient la liberté...

Par-delà la mondialisation de l’économie, une autre transformation majeure des relations internationales contrebalance le pouvoir des Etats en matière de contrôle de l’immigration: la montée en puissance des régimes juridiques liés aux droits humains, dans le cadre des Etats ou de conventions internationales. Voilà qui transforme en sujets des «oubliés» du droit international: peuples émergents, migrants et réfugiés, femmes. Ce nouveau statut peut provoquer de nombreuses tensions entre les divers secteurs d’un même Etat. Ainsi, dans les pays hautement développés, le pouvoir judiciaire se trouve investi d’un rôle stratégique, lorsqu’il en vient à défendre les droits des immigrants, des réfugiés et des demandeurs d’asile contre les décisions du pouvoir exécutif (2).

L’expansion du droit administratif et la judiciarisation de la vie politique impliquent aussi un abandon de l’étatisme dans chaque pays. En matière d’immigration, en Europe occidentale comme aux Etats-Unis, on a de plus en plus souvent recours aux tribunaux pour contester les décisions prises par les législateurs. Le renforcement de l’autorité de la police dans la régulation de l’immigration — qui ne cadre pas facilement avec la défense des droits individuels et de la société civile, si importants dans ces pays — n’échappera donc pas à la contestation juridique. En confinant sa politique migratoire à la seule dimension policière, l’Etat voit se multiplier les contentieux plus que s’affirmer ses capacités de régulation des flux.

Ainsi la mondialisation de l’économie et le régime international des droits humains ont-ils modifié le terrain sur lequel se jouent les relations entre Etats. Ils ont contribué à la formation ou au renforcement d’un nouveau champ d’action civique, qui va du monde du business jusqu’à celui des organisations non gouvernementales (ONG) internationales. L’immigration recoupe de plus en plus ces nouveaux mondes et se trouve partiellement imbriquée avec eux, échappant ainsi à son tour — au moins partiellement — au contrôle de l’Etat souverain.

Bien entendu, l’Etat lui-même a contribué à la réalisation du nouvel ordre économique mondial. Le capitalisme mondial a imposé ses prétentions aux Etats nationaux, qui ont réagi en produisant de nouvelles formes de légalité. Il leur a fallu inventer une nouvelle géographie économique, à la fois en termes de pratiques d’intervenants collectifs et d’infrastructure indispensable, mais aussi de travail étatique pour produire ou légitimer de nouveaux régimes légaux.

Un nombre croissant de mécanismes franchissent les frontières jusqu’à devenir transnationaux, si bien que les gouvernements peinent de plus en plus à traiter des grands problèmes de manière unilatérale. Cela n’implique pas la fin des Etats nationaux, mais plutôt le fait que « l’exclusivité et la finalité de leur compétence (3) » ont changé : plus rares sont les champs dans lesquels l’autorité et la légitimité de l’Etat peuvent fonctionner d’une façon qui exclut d’autres acteurs. Parallèlement, le système interétatique, pris au sens étroit du terme, se voit dépassé par l’institutionnalisation croissante de systèmes de pouvoir qui ne sont plus centrés sur l’Etat — particulièrement pour la finance et les affaires mondiales (4).

D’un côté, tout pousse au multilatéralisme et, de l’autre, le traitement des problèmes d’immigration demeure unilatéral : cette contradiction est surmontée par la croissance de facto (plutôt que de jure) du bilatéralisme et du multilatéralisme dans la gestion de certains aspects spécifiques des migrations internationales. Il en va ainsi en Europe occidentale, où la construction de l’union économique a imposé aux gouvernements des approches supranationales dans tous les domaines. Négociations entre l’Union européenne et les pays d’Europe centrale transformés en zone-tampon pour les demandeurs d’asile (5) ; programmes d’aide à la modernisation des polices d’Europe centrale et du Maghreb pour l’interpellation des immigrants clandestins : autant de témoignages d’un recours à l’action multilatérale, quelle que soit par ailleurs l’agitation rhétorique sur l’exercice unilatéral du pouvoir régalien national.

Phénomène unique en son genre, la construction européenne illustre la difficulté à marier les différents régimes définissant, d’un côté, la circulation des capitaux et, de l’autre, celle des migrants. La définition et la réalisation d’une politique commune ont mis en évidence l’impératif que représente, pour toute politique d’immigration, la prise en compte de l’internationalisation rapide de l’économie. Une étude des étapes de cette construction permet de préciser à quel moment les Etats doivent affronter leurs contradictions — et les résoudre autant que faire se peut (6). Plus les espaces économiques transnationaux sont formalisés, plus le cadre existant de la politique d’immigration pose problème (7) — en particulier dans les pays hautement développés, où elle se heurte à la croissance de l’intégration économique mondiale.

Mais celle-ci contourne, lorsqu’il le faut, les restrictions à la liberté de circulation imposée par celle-là. Certaines composantes de la souveraineté de l’Etat-nation se voient transférées à des entités supranationales — dont les plus importantes sont l’Union européenne et l’Organisation mondiale du commerce (OMC). Une bonne partie des instruments intellectuels dont les gouvernements disposaient et qui leur permettaient de contrôler leur population et leur territoire se trouve désormais aux mains d’institutions non étatiques. En témoignent les régimes privatisés transnationaux qui régissent le commerce transfrontalier, et la prééminence croissante de la logique du marché financier mondial sur les politiques économiques nationales.

Les nouveaux régimes spéciaux pour la circulation de la main-d’œuvre de service, mis en place dans le cadre de l’Accord général sur les tarifs douaniers et le commerce (GATT) et de l’Accord de libre-échange nord-américain (Alena), ont été découplés de toute notion de migration, même si, de fait, ils encadrent des migrations de travail temporaires. L’un et l’autre entendent favoriser la mobilité, sous la tutelle d’entités supranationales indépendantes des gouvernements, telle l’OMC (8). On peut voir ici les éléments d’une privatisation de certains aspects de la régulation du travail transfrontalier.

Et, de fait, ces deux accords internationaux majeurs sanctionnent une nouvelle fois la privatisation de ce qui est gérable et profitable. Ils concernent, en effet, les seules composantes de la politique d’immigration caractérisées par:

- une forte valeur ajoutée — c’est-à-dire des personnels dotés d’un haut niveau d’éducation ou de capital;

- la flexibilité — ces personnels ont toutes les chances d’être des migrants temporaires travaillant dans les secteurs de pointe de l’économie, donc des migrants visibles, identifiables et soumis à une régulation effective ;

- les bénéfices — compte tenu de la nouvelle conception libérale des échanges et des investissements.

A la limite, les gouvernements risquent ainsi de ne garder sous leur coupe que la gestion des éléments « à problèmes » et « à faible valeur ajoutée » de l’immigration : pauvres, travailleurs non qualifiés à bas salaire, réfugiés, familles dépendantes et, dans le cas des travailleurs qualifiés, ceux qui peuvent engendrer des tensions de nature politique. Cette sélection parmi les migrants de travail aura une forte influence sur ce que l’on va désormais ranger dans la catégorie politique des « immigrants ». Et il est aisé d’imaginer les implications de cette réduction des migrations internationales à leur compartiment le plus difficile.

Saskia Sassen
Professeure de sociologie à l’université de Columbia (New-York), auteure, notamment, de Critique de l’Etat. Territoire, autorité et droits, de l’époque médiévale à nos jours, éditions Démopolis/Le Monde diplomatique, et de La Globalisation. Une sociologie, Gallimard, Paris, 2009.