domingo, 24 de agosto de 2025

_- Paulina Porizkova, la supermodelo que de niña fue el rostro de una causa política y ahora sorprende apareciendo sin filtro

Vogue, 1 de diciembre de 1989 - La modelo y actriz Paulina Porizkova lució un jersey sin mangas de cachemira y seda verde menta de Calvin Klein; pulseras de oro de Tiffany & Co., Labial de Estée Lauder. Peinado de Christiaan. Maquillaje de Sonia Kashuk.

Fuente de la imagen,Getty Images

Pie de foto,_- La supermodelo posó para innumerables revistas y desfiló en las pasarelas más prestigiosas del mundo

El rostro de Paulina ha ejercido poder tanto cuando era solo una niña de 4 años como en su vida posterior.

En la década de 1980, era una de las supermodelos mejor pagadas del mundo.

Adorada por las cámaras, fue portada de revistas como Vogue, imagen de marcas globales y protagonista de uno de los contratos publicitarios más lucrativos de los años 80.

Todo eso mientras desfilaba por las pasarelas de los epicentros del mundo de la moda.

Sin embargo, su vida no es un cuento de hadas.

Detrás de su imagen impecable, se esconde una historia de abandono, exclusión, abuso y, finalmente, redención.

Tras años de ser vista pero quizás no escuchada, comenzó a escribir y hablar muy abiertamente sobre la misoginia en el mundo de la moda y la presión estética sobre las mujeres mayores.

Sin padres, pero con fotógrafos

Paulina nació en Checoslovaquia en 1965, en medio de una Europa dividida por la Guerra Fría.

Su vida dio un giro drástico a los 3 años, cuando sus padres huyeron del país durante la invasión soviética de 1968, dejándola atrás con sus abuelos.

Prometieron volver por ella, pero las fronteras se cerraron.

En Suecia, sus padres iniciaron una campaña desesperada para recuperarla, incluyendo una huelga de hambre frente a la embajada checoslovaca en Estocolmo.

La prensa sueca se interesó en el caso, y los medios empezaron a enviar fotógrafos regularmente a la casa de su abuela en Prostějov.

Tanques soviéticos rodeados por la multitud frente al Museo Nacional en la Plaza de Wenceslao de Praga. Agosto de 1968.

Tanques soviéticos rodeados por la multitud frente al Museo Nacional en la Plaza de Wenceslao de Praga. Agosto de 1968.

Fuente de la imagen,Getty Images

Pie de foto,

La invasión de Checoslovaquia por el Pacto de Varsovia, conocida también como operación Danubio, fue una guerra no declarada en la que tropas de cinco países socialistas que tuvo lugar en la noche del 20 al 21 de agosto de 1968. "Me hacían posar con un osito de peluche y cara triste, sin que yo entendiera por qué. Yo solo pensaba: si lo hago rápido, puedo volver a jugar. Fue como el modelaje, años después.

"Nunca pensé que fuera raro hasta que un día mi mejor amiga me preguntó si quería jugar el domingo por la tarde y yo le respondí que ese era el día en el que venían los fotógrafos.

"Respondió: '¿De qué hablas?'. Estaba completamente desconcertada, y fue entonces cuando me di cuenta de que me sucedía solo a mí".

Sin saberlo, era en un símbolo mediático del sufrimiento infantil bajo el comunismo, algo que ella no tenía edad para entender.

Reencuentro y pérdida

Paulina vivió con sus abuelos, a los que amaba, y cuando tenía 7 años, su madre logró volver, embarazada de su hermano menor.

Intentó sacar a Paulina del país clandestinamente, pero fue arrestada y puesta bajo arresto domiciliario.

El reencuentro no fue lo que la niña imaginaba.

"Yo había idealizado a mis padres. Recordaba a mi madre como una mujer hermosa, pero la mujer embarazada que apareció no era lo que esperaba. No olía a hogar. No era como mi abuela.

"Se suponía que debía incorporarla a en la familia, pero yo no la conocía y era incómodo y extraño.

"Me sentía un poco dividida entre odiarme por no quererla de inmediato y odiarla por su intrusión".

Finalmente, en 1973, le dieron permiso a su madre de salir de Checoslovaquia con sus hijos.

Paulina tenía 8 años, y no sabía que dejaría a su abuela atrás.

"Me dijeron que íbamos a Suecia a ver a papá, y estaba súper emocionada, pero pensé que podría volver en las vacaciones".

Recuerda vívidamente haber llegado a la frontera en un auto prestado, y caminar "por un largo camino".

La carretera para cruzar a Austria estaba vigilada, y flanqueada por campos minados.

"Mi madre me dijo que no tuviera miedo, pero que caminara justo detrás de ella.

"Yo iba llena de esperanza. No sabía que ese era el momento en que dejaría atrás mi infancia, mi amor propio y mi mundo. Solo ahora lo veo con claridad".

Retrato del primer ministro de Suecia Olof Palme en 1973

Retrato del primer ministro de Suecia Olof Palme en 1973

Fuente de la imagen,Getty Images


Pie de foto,
La familia Pořizková pudo reencontrarse tras siete años gracias a la intensa presión política internacional dirigida por el primer ministro de Suecia Olof Palme.

Cruzaron la frontera y finalmente, la familia estuvo toda junta.

Pero pronto sucedió algo inesperado, una noche en Viena.

"Estábamos en una habitación de hotel; mi hermano y yo estábamos acostados en catres al borde de la cama de nuestros padres. Pensaron que estábamos dormidos, pero yo no lo estaba.

"Escuché a mi padre explicarle paciente y tranquilamente a mi madre que había conocido a alguien más mientras ella estaba atrapada en Checoslovaquia, y que ya no quería seguir casado.

"Recuerdo a mi madre llorando en silencio y diciendo: '¿Cómo me lanzas esto ahora? ¿Por qué no dijiste algo antes? ¿Qué se supone que debo hacer?'.

"Y me acuerdo que mi padre dijo que aún no estaba realmente listo para tener hijos, y lo recuerdo específicamente porque pensé: '¿no es demasiado tarde?'".

"La niña comunista"

Poco después, la familia se trasladó a Suecia.

Tras años estar presente en la prensa como una niña ausente, su llegada fue noticia y su rostro apareció en todos los medios.

Pero lejos de ellos, la bienvenida no fue cálida.

En su nuevo país, Paulina fue reconocida como "esa niña de los periódicos". En la escuela, el mote de "la comunista apestosa" marcó el inicio de años de exclusión y maltrato.

"Al principio eran comentarios, pero luego me pegaban, me empujaban, me maltrataban".

Paulina creyó que la clave para ser aceptada, y evitar el acoso y violencia, era cambiar su imagen.

Para lograrlo, necesitaba dinero.

Trabajó en todo lo que pudo: cuidaba niños, vendía periódicos y hasta condones en una tabaquería. Todo para comprarse lo necesario para parecer una más del montón.

El primer día de clases después de esas vacaciones, relata, se vistió con sus jeans de moda y una camiseta amarilla con cerezas; tenía un nuevo corte de pelo, y se maquilló con brillo de labios y una sombra azul brillante.

"Fue tan increíble trabajar tan duro y conseguir exactamente lo que quería. Fue mágico.

"Entré a clase con la esperanza de que por fin encajaría. Pero nadie me miró".

Todo era como antes, sintió: ella no existía a menos de que la estuvieran maltratando.

Pasarela de Prêt-à-Porter de Halston Sportswear Otoño 1980 Modelo Paulina Porizkova

Pasarela de Prêt-à-Porter de Halston Sportswear Otoño 1980Modelo Paulina Porizkova

Fuente de la imagen,Getty Images


Pie de foto,
Ni ella ni sus atormentadoras anticipaban lo que sucedería unos pocos años más tarde. Aquí, a los 15 años, Paulina desfila en la pasarela de Prêt-à-Porter de Halston.

"Pero luego las tres chicas que me habían estado acosando físicamente durante los últimos dos años me alcanzaron en un baño, y una de ellas me dijo: '¡Bonita ropa!'.

"Pensé: '¡Funcionó!' y por un momento sentí un brote de alegría, pero me agarraron y metieron mi cabeza en un inodoro y bajaron el agua.

"Es una sensación físicamente horrenda. El agua corre por tu nariz, y sientes que te vas a ahogar. Pero, con mucho, la peor parte fue que se me rompió el corazón.

"Entendí que no había nada que pudiera hacer para ser parte de lo que tanto quería ser parte".

La foto que lo cambió todo

Paulina se sentía fuera de lugar en la escuela, en casa y en Suecia.

Sin embargo, otra foto estaba a punto de cambiarlo todo.

Una de sus amigas soñaba con ser maquilladora.

Cuando jugaban juntas, ella le pedía la dejara maquillarla y posara frente a la cámara. Las imágenes eran creativas. Y se divertían.

"Ella era realmente una gran maquilladora. Envió algunas fotos a una agente de modelos en la ciudad, diciendo: 'Me encantaría ser maquilladora o tal vez en fotógrafa de moda. ¿Cómo hago?'.

Pero la respuesta fue otra: "¿Quién es la chica? ¿Qué tan alta es? ¿Y cuántos años tiene?".

La cazatalentos llevó a Paulina a conocer a un agente, el ahora desacreditado John Casablancas, fundador de la enorme agencia de modelos Elite Model Management y desarrollador del concepto de supermodelo.

Paulina, no obstante, no tenía idea de quién era.

"Conocí a John durante quizás 10 minutos. Me miró muy rápido y dijo que tenía una piel hermosa, y '¿te gustaría ir a París?'.

"Tenía 14 años y medio y pasé de tener la cabeza metida en un inodoro a ¿quieres ir a París para ser modelo?".

Lo hizo. París sería su gran oportunidad. Pero no todo fue color de rosa.

El precio de la belleza

Vogue, mayo de 1988 - La modelo Paulina Porizkova, con una chaqueta de cuero y pulseras de Paloma Picasso para Tiffany & Co. Peinado de Frederic para Bruno Dessange. Maquillaje de Robert Snow para Bumble & Bumble.

Vogue, mayo de 1988 - La modelo Paulina Porizkova, con una chaqueta de cuero y pulseras de Paloma Picasso para Tiffany & Co. Peinado de Frederic para Bruno Dessange. Maquillaje de Robert Snow para Bumble & Bumble.

Fuente de la imagen,Getty Images


Pie de foto,.
Lo que no mostraban las fotos era el acoso y violencia sexual normalizados en la industria de la moda. Después de una serie de encuentros relámpago, Paulina se mudó sola a la ciudad en el centro de la moda.

Desde que se había ido de Checoslovaquia, lejos de los brazos amorosos de su abuela, se había sentido perdida y luchaba por recuperar un sentido de pertenencia.

París era un mundo completamente nuevo, una nueva oportunidad, que prometía glamour laboral y jet set.

Aunque pronto se convertiría en una supermodelo, la cámara que antes había documentado su dolor, ahora la iba a silenciar.

Lo que encontró fue una misoginia arraigada, y se estrelló de frente con ella desde muy temprano.

"En mi cuarto trabajo, un fotógrafo se acercó por detrás y puso algo en mi hombro. Yo me estaba maquillando frente a un espejo y no podía ver de qué se trataba pero todos reían, así que yo también me reí.

"No entendí qué era hasta que se alejó y se subió la bragueta y me di cuenta que era su pene.

"Tenía 15 años, así que asimilé eso, al igual que asimilé todo lo demás en mi vida, pensando: 'Así que esto es parte de mi trabajo'.

"Y no me equivoqué. Era una parte muy importante de mi trabajo".

Paulina vivió incontables episodios de acoso y violencia sexual, normalizados en una industria dominada por hombres.

"Lo tomábamos como un cumplido. Si un fotógrafo famoso no te tocaba, te sentías fea".

No fue hasta un día que, viendo un programa sobre acoso laboral, entendió que aquello no era parte del trabajo, sino abuso.

"Para entonces ya tenía unos 46 años".

Un amor, una pérdida

Las citas de trabajo continuaron llegando y, aunque todavía era una adolescente, Paulina ganaba más dinero que sus padres juntos.

En 1983, se mudó a Nueva York y luego, en 1984, apareció en la portada de la edición de trajes de baño de la revista Sports Illustrated.

Esa foto atrajo la atención del mundo.

El músico estadounidense Ric Ocasek (izq.) y la supermodelo checa Paulina Porizkova (der.) posan para una foto en la fiesta de estreno de la película "Cry-Baby" de John Waters, el 3 de abril de 1990 en la ciudad de Nueva York.

Fuente de la imagen,Getty Images

 
Pie de foto,
El músico estadounidense Ric Ocasek (izq.) y la supermodelo checa Paulina Porizkova (der.) posan para una foto en la fiesta de estreno de la película "Cry-Baby" de John Waters, el 3 de abril de 1990 en la ciudad de Nueva York.

Paulina se enamoró perdidamente de un músico que vio en televisión: Ric Ocasek. Una noche de ese mismo año, Paulina estaba en casa viendo MTV, y la hipnotizaron los ojos aguamarina de un elegante cantante que apareció en pantalla.

Unos meses después, la contrataron para un papel en un video musical de una banda estadounidense de rock llamada The Cars.

Cuando fue a una cena para conocerlos, llegó ese cantante de ojos azules del que se había enamorado: Ric Ocasek era el líder de la banda.

Pronto comenzaron a salir.

"Era todo lo que había estado buscando.

"Finalmente había conocido a alguien que parecía adorarme por completo, que no quería compartirme con nadie, que estaba algo obsesionado conmigo.

"Era increíblemente celoso pero muy talentoso. ¡Y tan guapo y tan sexy! Fue un romance súper apasionado al principio".

Pero Ric estaba casado.

"Recuerdo que pensé que obviamente no era un matrimonio feliz, así que iba a dejar a su esposa.

"No pensé mucho más en eso hasta que meses después me dijo que también tenía hijos. Eso fue un balde de agua fría. Pero hasta entonces, fue un torbellino, como un romance de película".

A pesar de que él era muy dominante, para Paulina era su refugio, su hogar.

"Se parecía mucho a mi padre: talentoso, alto y muy concentrado en lo que amaba. También se parecía mucho a mi abuela: amaba con esta cualidad apasionada, posesiva y obsesiva.

"Era como si hubiera ganado el premio gordo: tenía todo lo que conocía como seguridad en un solo hombre".

Un hombre mucho mayor que ella, a quien ella complacía en todo. Él dictaba desde la ropa que usaba hasta cuáles amigos frecuentaba y cuáles trabajos aceptaba.

"Él tenía 41 años y yo 19, así que pensé que lo sabía todo, y que para tener una gran relación amorosa, tenía que hacer lo que él decía.

"No se sentía como control y ni que era tóxico.

"Tuve que renunciar a ciertas cosas pero no se sentía en lo más mínimo así.

"Hasta que crecí".

Paulina con Estée Lauder

Fuente de la imagen,Getty Images

 

Pie de foto,

Paulina con Estée Lauder, la fundadora, junto a su marido Joseph Lauder, de la empresa de cosméticos Estée Lauder Companies, de la cual la modelo fue su rostro desde 1988 hasta 1995. En 1988, Paulina obtuvo el contrato de modelaje más grande hasta la fecha: como el rostro de Estée Lauder, ganaría US$6 millones al año.

"Ric estaba encantado pues me sacaba del juego del modelaje: solo iba a ser la sofisticada reina de hielo de Estée Lauder, algo que él aprobaba. Y para mí también fue maravilloso porque quería hacer películas y otras cosas".

En 1989, Ric y Paulina se casaron y tuvieron dos hijos. Pero a medida que pasaban las décadas, su relación cambió, pues ella había cambiado.

"Las cosas comenzaron a empeorar tras unos 25 años de relación.

"Yo había cuidado un hogar, a mis hijos, a mis hijastros, a sus padres. Había actuado en películas, escrito una novela y un libro para niños.

"Ya era una mujer, no la chica que era cuando nos conocimos, admirándolo con estrellas en los ojos, y él como el gran protector y mi príncipe.

"Y él se sentía disminuido.

"La dinámica cambió, y él no supo cómo manejarlo de otra manera que no fuera ignorarme".

Tras de casi 30 años de matrimonio, Paulina y Ric se separaron y comenzaron un proceso de divorcio.

Pero se quedaron en la misma casa.

Ric fue diagnosticado con cáncer de pulmón, y ella lo cuidó hasta el día de su muerte en 2019.

Descubriría poco después que quien había sido su compañero de vida (y había manejado su dinero) la había excluido de su testamento.

Una voz inesperada

Antes de la muerte de Ric, cuando la relación se estaba deteriorando y él la estaba excluyendo, Paulina decidió volver al modelaje.

"Quería recuperar un poco de mi vida".

Pero se chocó con un rechazo diferente: el edadismo.

"Tuve una reunión con mi agente de modelos y empecé a decirle: 'No es que quiera resucitar mi carrera de modelo...', y ella se echó a reír y dijo: '¡No es que puedas resucitar tu carrera de modelo!'".

La razón no era sorprendente: "Las mujeres mayores no son vistas como socialmente atractivas", señala.

"A medida que comienzas a envejecer, comienzas a avergonzarte por no lucir como solías hacerlo".

En vez de dejarse intimidar, Paulina empezó a hablar.

Denunció la discriminación por edad, la invisibilización de las mujeres mayores y la hipocresía de la industria que la había glorificado para luego desecharla.

Aprovechó las redes sociales para mostrar arrugas, lágrimas, cicatrices, pensamientos y emociones, y compartió no solo su rostro, sino su historia. 

 Paulina Porizkova habla en el escenario durante el New York Times Well Festival 2025 en Duggal Greenhouse el 7 de mayo de 2025 en la ciudad de Nueva York.

Paulina Porizkova habla en el escenario durante el New York Times Well Festival 2025 en Duggal Greenhouse el 7 de mayo de 2025 en la ciudad de Nueva York.

Fuente de la imagen,Getty Images

Pie de foto,
"A medida que las mujeres nos acercamos a la mediana edad, empezamos a volvernos invisibles (...). Pero es entonces cuando realmente empezamos a vivir la vida para nosotras mismas", afirmó Paulina en el New York Times Well Festival 2025. En 2022 publicó "Sin filtro", una serie de ensayos en los que desmintió la fachada de su glamoroso matrimonio.

"Fui la esposa afortunada de un matrimonio excepcionalmente feliz entre famosos que había superado todas las adversidades, cuando la verdad era que, para cuando cumplí 50 años, mi esposo llevaba muchos años sin tocarme", reveló.

Además, exploró las complejidades de ser mujer.

"La mujer ideal no era una mujer. Era una niña".

Y retornó a la escena pública, a las revistas y a las pasarelas, pero esta vez en sus términos: fiel a quien es y quiere ser.

"Resulta que lo que no te mata no necesariamente te hace más fuerte. Eso es una falacia. Pero lo que no te mata te hace comprender tu fuerza", apunta.

Una fuerza que no pasó desapercibida por la compañía que la catapultó como supermodelo: Estée Lauder la invitó a volver a trabajar con ellos.

Según el presidente global de la marca, Justin Boxford, Paulina fue contratada "no como una modelo portavoz, sino como un modelo a seguir".

"Ella está cambiando el debate sobre el envejecimiento y queremos ser el altavoz que ayude a difundir su mensaje".

Entre tanto, Paulina sigue sorprendiendo en Instagram al publicar fotos así como es ahora, como una en bikini cuando cumplió 60 años, que se vuelven virales y aparecen en numerosos artículos.

"Te dicen que tienes dos opciones: avergonzarte de envejecer o disimularlo con cirugía. Yo propongo una tercera: perder la vergüenza". 


sábado, 23 de agosto de 2025

_- Salsa de tomate, la receta más famosa creada por Marcella Hazan

_- Ingredientes 
Rinde: 4 porciones 

2 tazas de tomates, además de su jugo (por ejemplo, una lata de 800 g de tomates San Marzano enteros y pelados) 
5 cucharadas de mantequilla 
1 cebolla, pelada y cortada por la mitad 
Sal 

 Preparación 

Paso 1 
En una cacerola, combine los tomates, su jugo, la mantequilla y las mitades de cebolla. Añada una o dos pizcas de sal. 
 
Paso 2 
Cocine a fuego medio y deje hervir a fuego lento. Cocine sin tapar durante unos 45 minutos. Remueva de vez en cuando, machacando los trozos grandes de tomate con una cuchara. Añada sal al gusto. 

 Paso 3 
Deseche la cebolla antes de mezclar la salsa con la pasta. Esta receta rinde suficiente salsa para 450 g de pasta. 

Esta es quizás la receta más famosa creada por Marcella Hazan, la autora de libros de cocina que cambió la forma en que los estadounidenses cocinan la comida italiana. También puede ser la más fácil. 

Use sus tomates enlatados favoritos y no se deje intimidar por la mantequilla. Le da a la salsa una riqueza aterciopelada incomparable. —The New York Times

viernes, 22 de agosto de 2025

_- Por qué Penélope no terminó con Ulises y otras historias que Homero no te contó de la Guerra de Troya

Animación del Caballo de Troya


La Odisea está de moda… al menos en la gran pantalla. 

El atribulado viaje de Ulises (también llamado Odiseo) a Ítaca, su isla, luego de haber peleado con los otros héroes griegos en Troya, llegó al cine el año pasado y volverá al cine el año próximo.

En 2024 Uberto Pasolini estrenó The Return (El Regreso) con Ralph Fiennes en el papel de Ulises. En 2026 Christopher Nolan, tras su Oscar en Oppenheimer, estrenará The Odyssey (La Odisea) con Matt Damon en la piel del protagonista principal.

El poema épico atribuido a Homero, el mayor poeta de la Grecia Antigua, sigue vigente casi 3.000 años después de su composición porque lo tiene todo: el viaje del héroe, los obstáculos imprevistos (dioses adversos, cíclopes, sirenas), el regreso a su patria del que debió partir…

Y, como le gusta a Hollywood, tiene un final feliz, con un rencuentro amoroso entre Ulises y Penélope, su mujer, quien lo ha esperado fielmente por 20 años tejiendo (y destejiendo) con denuedo mientras rechazaba a todos sus pretendientes.

Ulises, en los 10 años que ha batallado contra Troya y en los otros 10 que tarda en volver a Ítaca, no ha sido tan fiel. En el camino ha conocido a la ninfa Calipso y a la diosa/hechicera Circe.

Pero Homero hace ojos ciegos a estos deslices y lo lleva igual al hogar, donde lo esperan su mujer, su hijo Telémaco y hasta su perro Argos, que muere de emoción por ver a su amo.

Ilustración del reencuentro entre Ulises y Penélope.

Fuente de la imagen,Getty Images

 
Pie de foto,
Ilustración del reencuentro entre Ulises y Penélope.

Ulises se convirtió en el modelo del exiliado que quiere regresar a su tierra y Penélope en el ejemplo de la mujer que espera incondicional.

Hasta aquí todo parece perfecto -la casa, la mujer, el hijo y el perro- pero como en toda odisea no todo es lo que parece. La primera revelación que debemos hacer es que Homero no fue el único que habló de Troya, en general, y de Ulises en particular.

La segunda es que otro poeta cuenta un final mucho más trágico del héroe: en esta versión alternativa, Ulises muere en manos de un hijo que había tenido con Circe, Telégono, quien al matarlo no sabía que era su padre (cualquier similitud con Edipo -quizás- no sea coincidencia).

Si este giro trágico no fuera suficiente, hay una vuelta de guion aún más absurda: Penélope, la mujer de Ulises, se une románticamente con este hijo y asesino de su esposo, mientras que su propio hijo -Telémaco- hace lo mismo con Circe, la madre de Telégono. Y todos se vuelven eternos.

¿Por qué la saga de Ulises terminó con este final de telenovela latinoamericana, quiénes son los otros poetas que escribieron sobre Troya y qué pensaría Homero de estas versiones alternativas? Si es una odisa para ti vivir sin estas respuestas, sigue leyendo.

Homero, el más grande pero no el único

La Odisea es el segundo poema épico atribuido a Homero. El primero es La Ilíada, cuyo argumento central es el conflicto entre griegos y troyanos donde, además de Ulises, aparecen Aquiles y Agamenón, entre los aqueos (griegos), y Héctor y Paris, entre los defensores de Troya.

Pero existen algunos problemas con Homero. Para empezar no sabemos a ciencia cierta si existió. En caso de haber existido y de haber escrito La Íliada y La Odisea, no hay certeza de cuándo lo hizo (se estima que pudo haber sido entre el siglo VIII y VII antes de Cristo).

Tampoco tenemos idea de dónde nació (varias islas y ciudades se atribuyeron ser su lugar de origen como Chios, Ios y Esmirna) ni si efectivamente fue ciego como creían muchos griegos en la Antigüedad.

En su libro "Homer and his Iliad" (Homero y su Ilíada), Robin Lane Fox dice que estos mismos griegos no habrían dudado jamás de la existencia de Homero, pero el autor británico señala que ya en 1664 el clérigo francés François Hédelin comenzó a preguntarse si el nombre no fue inventado, "lo que permitió agrupar varios poemas de autoría desconocida bajo un nombre ficticio".

Busto de Homero

Busto de Homero

Fuente de la imagen,Getty Images

Pie de foto,

En la Antigua Grecia se consideraba que la habilidad para recitar de los más grandes poetas orales podía venir de su condición de ciegos. Además, en varios pasajes mitológicos Zeus premió a algunos ciegos con grandes talentos. Para Lane Fox, Homero existió, y se diferenció de todos los otros poetas griegos por muchas razones, una de ellas es que fue el primero en centrarse en un conflicto y desarrollarlo a través de un hilo narrativo:

"La trama tiene un inicio, un desarrollo y un desenlace claramente definidos. Este hecho es importante, ya que otros poemas heroicos extensos, incluyendo algunos compuestos en griego, son muy diferentes. Se componen de una sucesión de episodios que transcurren libremente uno tras otro".

Como indica Alan H. Sommerstein en el libro "The Greek Epic Cycle and its Ancient Reception" (El Ciclo Épico griego y su recepción en la Antigüedad), el mismo Aristóteles en su tratado La Poética elogió a Homero por escoger en La Ilíada no toda la historia de la guerra, sino solo una parte de ella (el conflicto entre Aquiles y Agamenón, el líder de la expedición griega).

Pero aunque desde la Antigüedad Homero destacó como el poeta más laureado, Lane Fox nos dice que no fue el único que relató la historia de Troya y esto queda claro desde el comienzo de La Ilíada…

El Ciclo Épico

Homero comienza La Ilíada en el décimo año de la guerra sin ninguna introducción al conflicto entre griegos y troyanos ni un repaso de los nueve años anteriores, cuenta Lane Fox:

"Evidentemente, Homero sabía que se dirigía a personas familiarizadas con las historias generales de Troya y sus héroes: presenta a Agamenón llamándolo únicamente 'hijo de Atreo' y se refiere a Patroclo, el amado de Aquiles, solo como 'hijo de Menoitio' la primera vez que lo menciona".

Según Martin L West, en su libro "The Epic Cycle. A Commentary on the Lost Troy Epics" (El Ciclo Épico. Un comentario sobre las épicas perdidas de Troya), "poemas sobre la guerra de Troya quizás comenzaron a ser compuestos en el siglo XII a.C".

Otros relatos que circularon en ese período o poco después fueron la leyenda de Jason y los argonautas, así como canciones sobre las hazañas de Hércules y poemas sobre la guerra en la ciudad griega de Tebas (lo que hoy sería una suerte de Universo Marvel). Todos de forma oral.

"Lo normal es que hubiera habido, como hubo, distintos narradores, poetas, aedos, que componían sus poemas sobre esos temas míticos. Los mitos se transmiten de una manera popular. Esos poetas le dan forma métrica y los hacen memorables", le dice a BBC Mundo Carlos García Gual, catedrático emérito de Filología Griega de la Universidad Complutense de Madrid y miembro de la Real Academia Española.

Cuadro de Jean Maublanc (1582-1628), El saqueo de Troya.

Cuadro de Jean Maublanc (1582-1628), El saqueo de Troya.

Fuente de la imagen,Getty Images


Pie de foto,
Tras su caída, Troya fue saqueada por los griegos que la dejaron arrasada.

Además de La Ilíada y La Odisea, existen otros seis poemas dedicados a la Guerra de Troya: Cypria, Etiópida, La Pequeña Ilíada, Ilou Persis, Nostoi y Telegonía. Ninguno llegó completo hasta nuestros días sino fragmentados en sumarios y resúmenes elaborados mucho tiempo después de su composición.

Durante varios siglos, el material vinculado a Troya se atribuía a Homero hasta que Heródoto, el primer historiador, escribe en el siglo V a.C sus sospechas de que Cypria no había sido compuesta por este poeta "sino por alguien más".

Desde ese momento, y gradualmente, la denominación de "Ciclo Épico" se convirtió en una suerte de sinónimo del material no homérico. ¿Pero qué cuentan estos poemas que Homero no contó?

El origen de la guerra

Como dice Lane Fox, de los 10 años que dura la Guerra de Troya, Homero se enfocó solo en 50 días en La Ilíada. De los otros 10 años que tardó Ulises en volver a Ítaca, 42 días son relatados por el poeta de La Odisea.

Mucho de los hechos más importantes de la Guerra de Troya son apenas contados en La Ilìada, como la muerte de Aquiles o la derrota de esa ciudad amurallada. Aquí Homero ni siquiera menciona al Caballo de Troya, la estratagema de madera utilizada por los griegos para colarse por esas murallas.

Algunos de estos momentos son adelantados por Homero en su primer poema y otros son relatados en retrospectiva en La Odisea, porque además del hilo narrativo, el poeta habría creado -según Robin Lane Fox- los avances y los retrocesos en la trama:

"Con ingenio, utilizó dos recursos: flashbacks del pasado y anticipos del futuro. Es posible que incluso los haya inventado".

Ilustración de Zeus


Ilustración de Zeus

Fuente de la imagen



Entonces, muchos de los poemas del ciclo épico llenan los espacios que deja en blanco Homero o apenas menciona.

Cypria, por ejemplo, explora el origen del conflicto: Zeus, la mayor divinidad en el panteón de los dioses griegos, está preocupado por el peso que provoca sobre la Tierra la superpoblación y no encuentra mejor forma de resolver la cuestión que la guerra.

A esto le sigue una suerte de concurso de talentos entre tres diosas -Hera, Atenea y Afrodita- en el que el juez, el príncipe troyano Paris, favorece a esta última, quien lo recompensa con el amor de Helena.

Pero Helena ya está casada, es la mujer del rey de Esparta, Menelao, hermano de Agamenón, y esto provoca la invasión griega a Troya para recuperarla.

Este poema termina justo con los hechos inmediatamente anteriores al inicio de La Ilíada. El próximo, Etiópida, comienza justo cuando termina el poema atribuido a Homero, y se enfoca en la muerte de Aquiles por culpa de su famoso -y fallido- talón.

La Pequeña Ilíada, por su parte, cuenta las consecuencias de la muerte del principal héroe de la guerra y explica el origen y la construcción del caballo de madera, que tiene un lugar relevante en Iliou Persis, poema exclusivamente dedicado al saqueo de Troya.

Nostoi, por su parte, relata el regreso de todos los héroes griegos tras el fin de la guerra, todos menos Ulises, que es el protagonista de La Odisea y el que concibió al Caballo de Troya.

Pero, ¿cómo terminó el héroe más astuto de toda la saga muerto por su propio hijo?

Animación del combate entre Aquiles y Héctor 

Animación del combate entre Aquiles y Héctor

Fuente de la imagen,Getty Images


Pie de foto,

Además del conflicto entre Aquiles y Agamenón, La Ilíada relata la pelea entre el héroe griego y su rival troyano más famoso: Héctor.

Una odisea que termina mal

Las historias no homéricas han sido atribuidas a muchos autores y no hay certidumbre de quién las escribió. Se dice que algunos de ellos trataron de homenajear a Homero, otros de imitarlo.

Tampoco está claro si hubo una intención de rellenar los huecos en la trama de Troya que Homero ignoró o no profundizó o si, siglos después, los estudiosos que recopilaron estas historias las editaron para que cumplieran esa función.

Lo que sí sabemos es que el autor de Telegonía, el último poema del Ciclo Épico, no quiso completar datos de la trama de Ulises no incluidos en La Odisea sino continuarla donde Homero

Ilustración de 1883 que muestra a Homero matando a los pretendientes de Penélope

Fuente de la imagen,Getty Images

Pie de foto,



En La Odisea, Ulises no solo recupera a Penélope sino que mata a todos los pretendientes de su mujer. El poema, atribuido a Eugammon de Cirene, está dividido en dos partes. La primera lleva a Ulises a la tierra de los tesprotos, donde se casa con Calidice, su reina. Tras la muerte de ella, el héroe regresa a Ítaca donde un extranjero está alterando el orden de su isla.

Ese extranjero es Telégono, un hijo que Ulises tuvo con la diosa y hechicera Circe durante su accidentado regreso de Troya (La Odisea jamás menciona que ambos hayan tenido un hijo).

Telégono ha llegado a Ítaca buscando a su padre, pero al encontrarse con Ulises lo mata con una lanza con la punta envenenada que le ha dado Circe, sin saber que se trata de su progenitor.

Luego viaja a la isla de su madre, con el cadáver de su padre, acompañado por Penélope y Telémaco, a quienes Circe concede la inmortalidad. Y al mejor estilo de un reality show de bodas en Las Vegas, la viuda de Ulises termina con el hijo de su amante y la hechizera con el hijo de Penélope.

Para García Gual, este final "indica un espíritu novelesco bastante alejado de la fiereza heroica que uno supone antigua. Hay algo de romanticismo novelesco de querer acabar esta historia de una manera tan extraña desde el punto de vista de lo que sería el heroísmo tradicional".

Aurora Luque, poeta y Doctora en Filología Clásica por la Universidad de Salamanca, añade que para cuando aparece la Telegonía, el género épico ya estaba agotado y las hazañas de los héroes han dejado de conmover.

"Ya está apareciendo la novela con sus pequeños problemas sentimentales. La novela griega es muy novelera, en el sentido más frívolo del término: amores extravagantes, hijos perdidos, amantes que se buscan y se pierden… Todo se simplifica y pierde grandeza y hondura", le dice a BBC Mundo y concluye:

"La Telegonía es, pues, tal disparate que merece una sonrisa y poco más, no así otros poemas del Ciclo Épico como las Ciprias o la Etiópida, donde aparece Pentesilea, la reina de las Amazonas, y surge un amor efímero intensísimo con Aquiles mientras intentan darse muerte".

Ruinas de Troya.Fuente de la imagen,Getty Images Pie de foto,



Aunque la antigua ciudad de Wilusa, citada por los Hititas, ha sido identificada como Troya, no hay evidencia de que esta urbe haya sido arrasada por una guerra.

Sin embargo, para Jonathan Burgess, en su libro "The Tradition of the Trojan War in Homer and the Epic Cycle" (La tradición de la Guerra de Troya en Homero y el Ciclo Épico), estos fragmentos eróticos y románticos como el de Aquiles y Pentesilea o el matrimonio multitudinario al final de la Telegonía son uno de los aspectos que han provocado las críticas a los poemas no homéricos como reflejo del mal gusto de épocas posteriores.

Pero Burgess recuerda que de estos poemas solo nos han llegado fragmentos y se pregunta qué hubiera pasado si La Ilíada o La Odisea hubiesen corrido la misma suerte:

"Se podría añadir que un resumen de los poemas homéricos podría exponerlos a las mismas acusaciones formuladas contra el Ciclo (Épico)", opina.

Y ahora solo nos queda responder otra especulación: qué hubiera pensado Homero de todo esto.

Homero y la muerte
Aunque no deja de ser especulación, hay una forma de imaginar lo que pensaría Homero de finales como el de la Telegonía y otros aspectos del Ciclo Épico: analizar qué incluyó en sus poemas y, muy especialmente, qué descartó.

Un elemento que se repite en los poemas del Ciclo Épico es la inmortalidad. Lo vemos cuando Circe se la concede a su hijo Telégono, a su nueva mujer, Penélope, y al hijo de esta con Ulises, Telémaco. Pero también en Etiópida, donde Thetis, la madre de Aquiles, le concede la vida eterna en la isla de Leuke.

En cambio, el Aquiles de Homero baja al Hades, la tierra de los muertos, como todos los héroes caídos en Troya. Allí lo encuentra Ulises, en el Canto XI, de la Odisea, y le dice que no debe añorar por la existencia perdida ahora que reina entre los muertos, a lo que Aquiles responde:

"No intentes consolarme de la muerte, noble Odiseo. Preferiría estar sobre la tierra y servir en casa de un hombre pobre, aunque no tuviera gran hacienda, que ser el soberano de todos los cadáveres".

Y no hay que olvidar que en La Odisea, el mismo Ulises rechazó la inmortalidad que le ofrecía Calipso para así poder regresar con Penélope en Ítaca.

Ilustración del remero del Hades, Caronte, El destino de todos los héroes homéricos fue el mismo, el Hades, la tierra de los muertos donde Caronte, el remero, trasladaba las almas de héroes y humanos por igual. Para la académica Margalit Finkelberg, "nada puede ser más ajeno al espíritu de los poemas homéricos que la inmortalización póstuma".

"Como resultado, el tema de la inmortalidad, omnipresente tanto en el Ciclo como en la tradición hesiódica, se transforma en Homero en el de la experiencia heroica como metáfora de la condición de la mortalidad, con todas sus contradicciones", concluye Finkelberg.

O como le dice Aurora Luque a BBC Mundo: "La homérica es una épica que cuestiona a la propia razón de ser de la épica. Lo humano -el dolor, la añoranza de la paz, la fragilidad- lo recorre todo".

Entonces, es de suponer que Homero no habría estado muy de acuerdo con un Aquiles pasando su jubilación en una isla paradisíaca o una boda donde los novios viven, literalmente, felices para siempre...


jueves, 21 de agosto de 2025

_- «Orlando Letelier debe ser neutralizado»

_- Fuentes: Rebelión



El 6 de agosto de 1976, la embajada de China en Asunción dio una recepción a la que asistieron oficiales paraguayos y diplomáticos de diferentes países. Entre ellos, el jefe de inteligencia de Alfredo Stroessner, coronel Benito Guanes, y el embajador de Estados Unidos, George Landau.

El coronel Guanes estaba al tanto del viaje del director adjunto de la CIA, Vernon Walters. En un momento, el embajador Landau tomó de un brazo a Guanes y lo condujo con discreción a un rincón de la sala.

―Recibí un llamado del general Walters ―dijo el embajador―. Parece que surgió un problema con los pasaportes de los dos chilenos que van a viajar a Washington. Nada grave, pero el Departamento de Estado ha decidido suspender sus visas. Así que van a tener que usar sus pasaportes chilenos.

El martes 24, el embajador cenó con el general Enrique Morel, agregado militar de Santiago en Washington. Uno de los asistentes, cuyo nombre aparecerá tachado en los documentos desclasificados, informó que se había reunido con Contreras el pasado mes de julio. El jefe del Servicio Nacional de Información, el coronel brasileño Joao Batista Figueiredo, le mencionó por escrito que Orlando Letelier y Juscelino Kubitschek debían ser neutralizados porque apoyaban la candidatura de Jimmy Carter, considerado un peligro para la seguridad de América del Sur.

Lo primero que hizo el estadounidense que trabajaba para la Dina, Michael Townley, fue ponerse en contacto con cinco cubanos de su lista personal: Guillermo Novo, Ignacio Novo, Virgilio Paz Romero, Dionisio Suárez y Alvin Ross Díaz. Los cinco aceptaron.

Poco antes, Townley había participado con uno de ellos en una operación que había sumado un nuevo éxito, más experiencia y confianza entre varios colaboradores de valor. El 9 de agosto, la CIA lo envió a Buenos Aires junto con el cubano Guillermo Novo. Aunque Novo se encontraba bajo libertad condicional por el atentado contra una embarcación cubana en Canadá, pudo acompañarlo a Buenos Aires para interrogar a dos diplomáticos cubanos que habían sido secuestrados por grupos paramilitares argentinos. Luego del interrogatorio, Crescencio Galañega Hernández de 26 años, y Jesús Cejas Arias de 22 años, desaparecieron para siempre. Según un testigo que no reveló su nombre, sus cuerpos fueron arrojados en los cimientos de un edificio en construcción de Buenos Aires.

Como muchos miembros de la Operación Cóndor, el 23 de agosto Townley se hizo de un pasaporte falso en Paraguay a nombre de Juan Williams Rose. Cuando fueron por las visas, el embajador George Landau puso reparos. Pero Landau recibió una visita de la mano derecha del dictador paraguayo, Stroessner, quien le informó que las visas fueron solicitadas por Pinochet para “una reunión especial” con el subdirector de la CIA, Vernon Waters, en Washington. Poco después las visas fueron asignadas a los pasaportes falsos. Por la dudas, el embajador copió los pasaportes y los envió a Vernon Waters para su autenticación. Waters respondió que no sabía quiénes eran estos agentes chilenos. Landau instó de inmediato a que se negara la entrada a Estados Unidos a los hombres a los que se les habían otorgado las visas.

El 3 de agosto de 1976, el Subsecretario de Estado, Harry Shlaudeman, le informó a Henry Kissinger sobre posibles asesinatos de figuras internacionales. En el Departamento de Estado, los funcionarios discutieron cómo debería proceder el gobierno de Estados Unidos y varios de los principales asesores recomendaron una respuesta directa y contundente a Chile contra cualquier magnicidio que pudiera desatar un escándalo internacional.

El 23 de agosto, Kissinger firmó un cable dirigido a las embajadas de Uruguay, Paraguay y Chile. Los embajadores fueron informados de los informes de la CIA sobre asesinatos planeados y dirigidos dentro y fuera del territorio de los miembros de la Operación Cóndor con instrucciones de colaborar con los colaboradores. Washington estaba al tanto de los asesinatos planeados de “figuras prominentes” y continuaba preocupado por el impacto en la opinión internacional.

Al día siguiente, el embajador de Estados Unidos en Chile, David Popper, se opuso a participar en el pedido de pasaportes de Pinochet. Popper sabía que Pinochet tomaría la medida cautelar como un insulto y que minaría la colaboración con su régimen, pero no tenía muchas alternativas. El embajador de Estados Unidos en Uruguay también dudó. Consideró que pasar en alto tal advertencia pondría en peligro su vida.

El 30 de agosto, el Subsecretario para Asuntos Interamericanos, Harry Shlaudeman, le envió un memorando a Kissinger solicitando permiso para permitir que el embajador de Estados Unidos en Uruguay, Ernest Siracusa, se reuniese con altos funcionarios de Operación Cóndor: “Debemos evitar una serie de asesinatos internacionales que podrían causar graves daños a la reputación de nuestros países”.

Pero Kissinger y la CIA no tenían ese tipo de preocupaciones.

El 28 de agosto The Nation publicó el artículo de Orlando Letelier titulado “Los Chicago Boys en Chile”. En la página 137, sus asistentes en el Institute for Policy Studies en Washington, Ronnie y Michael Moffitt, reconocieron la voz de Orlando en la letra impresa:

“Las políticas económicas están condicionadas por la situación social y política en la que se ponen en práctica y, al mismo tiempo, las modifican. Por lo tanto, las políticas económicas se introducen siempre para alterar las estructuras sociales.

Es curioso que el hombre que escribió un libro titulado Capitalismo y libertad [Milton Friedman] afirmando que sólo el liberalismo económico clásico puede sustentar una democracia política, pueda ahora divorciar tan fácilmente la economía de la política cuando las teorías económicas que defiende coinciden con una restricción absoluta de todos los derechos y de todas las libertades democráticas. Sería de esperar que si quienes restringen la empresa privada son considerados responsables de los efectos de sus medidas en la esfera política, quienes imponen una “libertad económica” sin restricciones también deberían ser considerados responsables, sobre todo cuando la imposición de esta política va inevitablemente acompañada de una represión masiva, hambre, desempleo y la permanencia de un estado policial brutal… La represión para las mayorías y la ‘libertad económica’ para pequeños grupos privilegiados son dos caras de la misma moneda”.

―Orlando es el candidato ideal para ser el próximo presidente de Chile ―dijo Ronni.

―Eso mismo me preocupa ―insistió Michael.

Su antiguo asistente, el general Augusto Pinochet, debía pensar lo mismo. La estatura política e intelectual de Letelier crecía de forma acelerada. Trabajaba en el IPS, daba clases en la American University y había logrado que el gobierno de Holanda retuviera una importante inversión del grupo minero Stevin en Chile. Acababa de recibir una oferta por un libro con un anticipo de derechos igual a lo que ganaba en un año en IPS. No existía en el exilio una figura con más reconocimiento y aceptación. También tenía el apoyo de muchos senadores en Washington; solía almorzar con Ted Kennedy, Hubert Humphrey y George McGovern. La activista feminista Angela Yvonne Davis y otras figuras de los movimientos sociales solían visitarlo en su casa de Bethesda.

Pero Letelier y los exiliados de las dictaduras fascistas de América Latina tenían una debilidad notoria: escribían artículos, daban conferencias. No ponían bombas en las embajadas, en los teatros ni en los aviones.

La Dina también tomó nota de este peligro. Orlando Letelier en Washington, Juscelino Kubitschek en Río de Janeiro y João Goulart en Corrientes fueron neutralizados antes de que terminase el año 1976. Entre muchos otros. 

Capítulo adaptado de 1976. El exilio del terror.


miércoles, 20 de agosto de 2025

Antonio Machado, el filósofo de la compasión y la esperanza

Antonio Machado
La faceta de pensador de Machado no es tan conocida como la de poeta, pero nos dejó ideas y reflexiones que forman una propuesta antidogmática, heterogénea y escéptica, que parte de un humanismo basado en la responsabilidad mutua.

Georgia Holt, la madre de Cher, decía: “Si no importa en cinco años, no importa”. Y hay cosas que 150 años después siguen siendo importantes, como el nacimiento de Antonio Machado el 26 de julio de 1875 en el paraíso del palacio de las Dueñas, en Sevilla, en una casita alquilada por su familia.

Machado es conocido como poeta, republicano y exiliadoSe conoce menos su faceta de pensador, pero desde la disidencia, nada académico. Como Nietzsche, creía que ante el misterio de la vida, la ambición sistémica y el esquematismo filosófico eran, en verdad, una falta de honradez.

Su huella filosófica se plasma en sus versos y en las identidades ficticias de Abel Martín y de su “alumno y biógrafo” Juan de Mairena, compiladas en Abel Martín. Cancionero de Juan de Mairena. Prosas varias y en Juan de Mairena. Sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo. Su formato es rabiosamente popular, lleno de aforismos, reflexiones y anécdotas, muchos de los cuales aparecieron primero en artículos de prensa.

Era un hombre que cada día anduvo pensando: por Sevilla, Madrid, París, por calles y campos de Soria, Baeza, Segovia, Rocafort (Valencia) o Barcelona y después, casi rendido, en Els Límits —un pueblecito de Girona, cerca de la frontera francesa— y definitivamente en Colliure, hasta el 22 de febrero de 1939, cuando murió, exiliado y huyendo de las tropas franquistas (en 1912 había fallecido Leonor Izquierdo, con quien se casó cuando ella tenía 15 años, una edad entonces legal para contraer matrimonio).

Machado no caminaba con las manos vacías. Le interesaron los griegos, Descartes, Leibnitz, Kant, Schopenhauer y Henri Bergson. Pero no se refugiaba en los libros y daba mucha importancia al pensamiento que surgía de vivencias, conversaciones o deseos.

Era un filósofo para todos los públicos. Su pensamiento era “el hijo luminoso de la admiración y el asombro de vivir y el hijo sombrío del absurdo, el terror y el espanto de vivir”, como reflexiona el filósofo José Martínez Hernández en su libro Antonio Machado, un pensador poético (Almuzara, 2019).

Fue un humanista igualitario que oyó decir a un pastor soriano que “nadie es más que nadie” y que aborreció del esfuerzo de tantos por oscurecer lo que se sabe. “Sentía desdén por lo excesivamente intelectualoide” —explica al teléfono Ana de Haro, doctora en Filosofía por la Universidad Pontificia de Comillas—. “Lo que hizo fue quitar todos los andamios para exponer la filosofía con una claridad total”.

En realidad, fue la búsqueda filosófica la que le impulsó a escribir sus primeros versos, según el filósofo Pedro Cerezo Galán, autor de Palabra en el tiempo. Poesía y filosofía en Antonio Machado (Gredos, 1975). Y su labor trascendió: el poeta y crítico José M. Valverde dijo que la importancia del pensamiento de Machado es equiparable a la de Unamuno.

Para Valentín Galván, autor de Así habló Juan de Mairena: cantares de un filósofo (Comares, 2024), Machado merece ocupar un espacio en la tradición filosófica hispánica como pensador antidogmático y desenmascarador de presuntas verdades —que invita a dudar de la propia duda—. El escritor nos descubre que el verdadero motor filosófico del ser humano es la condición de buscar al otro y, también, de querer ser otro.

Creía que si las personas son heterogéneas y múltiples, también lo ha de ser el pensar. Pero, como escribe Martínez, “al contrario que Kierkegaard, Heidegger o la filosofía existencialista, que sienten y piensan lo posible desde la angustia, vincula lo posible a la esperanza diciendo: hoy es siempre todavía”. Así, frente al principio de razón suficiente, Machado opone el principio de posibilidad permanente. Pero sin ningún tipo de candor. “A mi juicio, el gran pecado de la filosofía moderna es que nadie se atreve a ser escéptico”, advirtió.

Lo explica de otra manera la poeta Francisca Aguirre en el documental Antonio Machado. Los días azules (Laura Hojman, 2020): el sevillano andaba siempre leyendo, hablando y escribiendo para que los demás pensasen que hay territorio para vivir, para ayudar y para disfrutar.

Pescar paradojas vivas y no conceptos

Uno de los filósofos que más le interesó fue Bergson: asistió a sus clases en el Collège de France, en 1910. Para ambos, el problema de la descripción filosófica de la realidad es que tiende a ser prisionera de los conceptos —que no recogen complejidades ni matices— y, al querer reflejarla, lo que hacen es homogeneizarla, limitarla. Un ejercicio básicamente pobre, incapaz de contemplar los aspectos relacionales de dicha realidad.

En esa tesitura, Machado opta por exponer parte de su pensamiento a través del verso, dedicándose “a pescar pescados vivos” que siguen viviendo una vez fuera del agua. Por ejemplo, cuando escribe “confusa la historia y clara la pena”, revela en una frase lo que muchos fenomenólogos intentan explicar en varios libros. “Machado tiene una asombrosa capacidad de explicar a través de la paradoja” —subraya De Haro, autora de una tesis sobre el pensamiento de Bergson—. “Ve muy agudamente el problema y expone su pensamiento a través del instrumento de la poesía”.

La filósofa María Zambrano llamaba a Machado legislador poético, porque quizás lograba lo imposible, como comunicar el tiempo en vivo. Así, el sentido de la percepción de la huida del tiempo en “La tarde cayendo está / La tarde más se oscurece; y el camino que serpea / y débilmente blanquea / se enturbia y desaparece” lo podría entender un hombre de hace 3.000 años caminando por las afueras de Atenas al anochecer, y también una adolescente de hoy paseando por los campos de Almería a esa misma hora.

Para este siglo, hay que tomar nota de que Machado no se fiaba de lo que catalogaba como filosofía de mercaderes, en alusión al pragmatismo, al utilitarismo y, por extensión, al neoliberalismo. Criticaba su moral de sacrificio y rendimiento que lleva al perpetuo aplazamiento de vivir en el presente, como explica Galván, también filósofo, en conversación por correo electrónico.

Entendía que hay momentos en los que es necesario volver a pensar en cómo vivimos, y que hay que atreverse a cambiar. Decía: “¿Por qué nos asustan tanto las palabras?; si el barco necesita nueva tripulación y nuevos capitanes, ¿por qué no reclutarlos del mundo del trabajo, cuando el del capital es —por definición aceptada— el de las viejas ratas que corroen la nave?”.

Creía, como el filósofo Emmanuel Lévinas, que el colectivo humano solo sobrevivirá a través de la compasión mutua, ahondando en la relación y en la responsabilidad con respecto al otro.

Pero antes o ahora, hay cosas que no cambian. Hace casi un siglo, a él le pasaba lo que a casi todos nosotros: cada día trataba de sobrevivir a esa sensación de “no haber salido nunca, ni aun en sueños, de ese laberinto de lo que está bien y de lo que está mal, de lo que estando bien pudiera estar mejor, de lo que estando mal pudiera empeorarse”.