El austriaco Erwin Schrödinger (Viena, 1887-1961) visitó la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, en Santander, para ilustrar a los estudiantes españoles sobre las teorías que transformaron el mundo de la física. La nueva mecánica ondulatoria, se llamaba el curso que impartió. Era el verano de 1934, el año anterior había recibido el premio Nobel.
En el recuento de los logros de la Segunda República, la renovación del sistema educativo ocupa un lugar central. Los vientos de la Institución Libre de Enseñanza no sólo transformaron los colegios del país entero, sino que llevaron también la cultura al Palacio de la Magdalena.
En 1933, el poeta Pedro Salinas fue el encargado de animar este centro de encuentro de los mejores estudiantes de las facultades españolas con profesores que traían en sus equipajes la nueva ciencia europea. En su segundo año de vida, el tema vertebrador de las conferencias fue el siglo XX, del que ya había transcurrido un tercio. Y puesto que 1900 había comenzado con la hipótesis cuántica de Max Planck y, poco tiempo después, Albert Einstein había formulado las leyes de la relatividad, la física y las matemáticas tenían que tener un papel protagonista en el Palacio.
En seis conferencias, el entonces investigador de Oxford comenzó explicando cómo el descubrimiento, en apariencia inocente, de que la energía de un sistema no puede aumentar o disminuir de forma arbitraria cambió radicalmente la concepción de la naturaleza. Con intención de resolver algunas de las cuestiones que los primeros trabajos de Max Planck y Niels Bohr dejaban sin respuesta, Schrödinger introdujo una herramienta matemática, la función de onda, cuyas propiedades desgranó en "La Magdalena".
El "gato de Schrödinger" es un experimento mental ideado por el físico austriaco en 1935 para poner de manifiesto las paradojas de la mecánica cuántica. Imaginemos una caja cerrada opaca que contiene un gato, una botella de gas venenoso y un átomo, cuya desintegración produce la ruptura de la bombona y la muerte del gato. Si la probabilidad de que el átomo se desintegre en un determinado periodo de tiempo es del 50%, mientras no se abra la caja, el gato estará vivo y muerto al mismo tiempo. Sólo al destaparla, el observador modifica la realidad y el gato estará vivo o muerto.
Michael Turner, "solía decir que la física cuántica es la responsable del 80% del PIB de EEUU". En ella, aseguró, se encuentra "el origen de los transistores y de la propia electrónica".
Sin embargo, la frase del físico estadounidense Richard Feynman ("creo que puedo decir, sin temor a equivocarme, que nadie entiende la mecánica cuántica") sigue siendo hoy válida. (Seguir leyendo)
En la foto, de la conferencia Solvay de 1927, los 30 científicos más famosos de entonces, 17 de los 29 consiguieron el Premio Nobel. Marie Curie por partida doble; de Física y de Química.
viernes, 28 de agosto de 2009
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